CAPÍTULO LXVIII

UNA SORPRESA Y UN NOMBRE

(Dos días después)

Y entonces el tan esperado Domingo llego. Así que concluyendo que no había mejor oportunidad para visitar el templo, esa tarde lo harían en familia.

Portando el kimono de fiesta que aquella tarde Haruka le hubiera prometido, la aguamarina llevaba en los brazos a su pequeña, quien de igual modo iba envuelta en un precioso ropon.

Y mientras se llevaban a cabo aquellos servicios, Katherine mantenía cernida toda su atención en aquellos dos. Ambos eran tan jovenes, que bien hubiera podido compararlos con un par de niños. Y aunque consciente estaba de que su hija ya era toda una mujer con una familia propia, para ella siempre seguiría siendo su pequeña.

"Todo ha sido muy bello", expreso la mujer mientras abandonaban el lugar.

"Así es, madre. Y aún más porque hemos decidido venir en familia"

Y justo cuando caminaban por los jardines sus pasos se cruzaron con dos rostros conocidos.

"Buenas tardes", saludo Kenta al verlos. Por su parte y bastante indiferente, Kazuki ni siquiera movió los labios.

"Buenas tardes", respondieron el rubio y compañía.

"Y díganme, ¿Cómo ha estado su pequeña princesa?", cuestiono el hombre observando las sonrosadas mejillas de Harumi.

"Bastante bien, es notorio que en los últimos días ha crecido", la orgullosa madre señalo.

"Es verdad, ahora me gustaría presentarle a alguien. Se trata de la madre de mi esposa y su nana, quienes hace un par de días llegaron desde Europa", Haruka expreso.

Ante la presencia de aquella hermosa mujer de ojos claros, Kenta se quito el sombrero y haciendo una corta reverencia, tomo su pálida mano para besarla; "Mucho gusto, señora. Yo soy Kenta, el único medico de la ciudad"

"El placer es mio, me llamo Katherine", de forma cortes respondió la alta dama.

Kazuki al ver la actitud que el viejo había tomado hacia la madre de la chiquilla, llena de desagrado no pudo evitar pensar; "Sería todo un castigo que mi padre se fijara en esta extranjera, aunque peor sería que ella cediera a sus atenciones. ¿Qué tienen estas mujeres para hacer que los hombres se muestren interesados en ellas". Desviando la mirada hacia el otro lado de la acera, evitaría contemplar lo que ella consideraban un vergonzoso espectáculo por parte del viejo.

"Señora, estoy a su completa disposición", el medico añadió y entonces finalmente libero su mano de entre las suyas.

"Padre, me adelantare un poco para comprar lo que me pediste", para evitar ser testigo de aquello, la pelinegra intervino.

"Sí, por supuesto. Pero ve con cuidado", indiferente, Kenta siseo para con su hija. Y es que toda su atención estaba cernida en la rubia. Cosa que por supuesto a ella comenzaba a incomodarla.

Habiendo notado la mueca que se había dibujado en el rostro de su madre, Michiru decidió intervenir en un intento por escapar al descarado coqueteo del sujeto; "Haruka, nosotros también nos adelantaremos un poco. Con su permiso"

"Esta bien, no me tardo"

Por su parte Kenta volvió a hacer una reverencia hacia Katherine; "Señora, ha sido todo un placer conocerla"

"Igualmente, caballero. Con su permiso"

Así pues y con paso ligero, pero bastante seguro ellas se alejaron.

Siguiendo con la mirada a aquella belleza envuelta en su vestido de encajes, Kenta sonrió mientras jugaba con el ala de su sombrero.

"No sé porque intuyo que hay algo que quiere decirme, ¿Qué es?", el chiquillo cuestiono.

Comprobando que las mujeres ya se habían alejado lo suficiente como para escucharlo, el medico asintió con la cabeza; "Haruka, no puedo perdonarte el que no me hayas dicho que tu suegra es una mujer muy bella y ademas joven"

Sin que esa pregunta lo hubiera tomado por sorpresa, Tenou se encogió un poco de hombros; "¿No?", supo fingir bien, y es que esa información no era del tipo que hubiera podido compartir con cualquiera por lo irrelevante que resultaba. Y de haberlo hecho sin duda su esposa lo hubiera reprendido.

"Recuerdo que me dijiste que el padre de tu esposa intento asesinarte, así que supongo que ella esta disponible, ¿No?... dime la verdad, ¿Tengo aunque sea una mínima oportunidad?"

"Ninguna", contesto el rubio tratando de mantener la debida compostura, y es que la desesperación que había asomado al rostro de aquel cuerdo sujeto, bien hubiera podido arrancarle una carcajada.

Resignado, el hasta entonces emocionado hombre exhalo en señal de abatimiento; "Siempre sucede así, las mujeres más bellas no son libres... Ya será para la próxima... no te quito más tiempo, ve con tu esposa", llevándose ambas manos a los bolsillos de su pantalón, poco a poco se fue alejando.

La noche cayo, llegando así la hora de dormir. Y mientras Haruka acunaba a la pequeña en sus brazos, la aguamarina se ocupaba de arreglar las sabanas de la cama.

"¿Qué quería Kenta?", habiendo guardado aquella pregunta durante toda la cena, la joven finalmente se atrevió a hacerla, y es que intuía que su madre algo tenía que ver en ello.

"¿Eh?, no. Nada importante"

"Pues debo decir que me resulto bastante innecesaria la forma en la que miraba a mi madre. Es por ello que decidí que era mejor retirarnos cuanto antes"

"Tienes razón, Michi. A ti jamas podría mentirte... me pregunto si tenía alguna oportunidad con ella... yo solo le respondí con un rotundo no"

"Pero qué valor el de ese sujeto", Michiru exclamo y luego rió un poco. "No se puede negar que a mi madre jamas le han faltado los pretendientes"


(Mañana siguiente)

Sentándose de golpe sobre la cómoda cama, la rubia Katherine había despertado ante aquella terrible sensación.

"¡Dioses!, no de nuevo", expreso cerrando los ojos y cubriéndose el rostro. "No puedo enfermarme ahora", gimió y luego se llevo una mano al revuelto vientre.

En ese punto alguien llamo a la puerta, alejándola por un instante de sus preocupaciones; "Señora, ¿Ya despertó?", desde detrás la amable anciana cuestiono.

"Si, nana. Voy en un momento", replico ella y sin mucho animo salio de la cama para comenzar su aseo personal.

Así que no tardando mucho en ello, bajo al primer piso, donde encontró a la aguamarina y a la nana ocupándose del desayuno. Por su parte Harumi seguía durmiendo.

"Buenos días", saludo como es debido, aunque con poca fuerza en el tono de su voz.

Ante eso Michiru se volvió hacia ella, descubriendo que llevaba el rubio cabello suelto, cosa poco natural en ella, aunque eso no le restaba belleza alguna y es de reconocerse que le daba un aire aún más jovial. "¿Estas bien?", cuestiono al ver como de sus mejillas había huido el color.

"Sí, por supuesto, es solo que estoy cansada a consecuencia del viaje... Discúlpenme, pero creo que es mejor que vaya a recostarme"

Ante ese semblante, la señora Matsuko negó con la cabeza; "Señora, sabe que no puede seguir así. Esto ya lo habíamos hablado"

"¿Sucede algo que yo desconozca?", preocupada la chiquilla cuestiono.

"No es nada. Fue el viaje el que me agotó", replico la alta dama.

"Madre, por favor ya dime qué es lo que te sucede. ¿Tan malo es?"

En ese punto Katherine asintió sonriendo, luego con tono juguetón contestó; "Qué tu nana es una mal pensada que cree que estoy encinta. Eso es todo"

No esperando una respuesta como esa, solo una palabra emitieron sus carnosos labios; "¡Vaya!", contesto ruborizada.

"¿Verdad qué es algo imposible?", riendo un poco la alta mujer negó con la cabeza.

Escapando a la primera impresión, Michiru exclamo; "Por supuesto qué no, madre. Sabes que todo acto conlleva consecuencias, consecuencias que en estos casos son bastante naturales. Aún eres una mujer muy joven", replico recordando que era lo que ella le había dicho cuando decidió confesarle el que se había entregado a su amado.

"Tienes razón... Pero..."

"No hay pero que valga, madre. Deberías ver al medico para que salgas de toda duda... aunque si lo prefieres Haruka puede llamar a la señora Maeko", expreso y luego se mordió los labios. "Creo entre el medico y la partera, no hay mucho de donde escoger", añadió riendo un poco al recordar la actitud coqueta de uno, y la actitud poco amigable de la otra.

"Sabes que por sobre ese hombre cualquier otra opción es mejor", contesto ella volviendo a tomar asiento en un intento porque aquella sensación de desmallo pronto se desvaneciera.

"Fue ella quien me atendió... le diré a Haruka que vaya a buscarla. Él sabe donde vive"

Saber que el esposo de su hija se enteraría de esos detalles, hicieron que sus mejillas hirvieran de pena; "Que vergüenza", gimió al imaginar lo que el chiquillo pensaría de ella.

En ese punto la puerta cedió, dando paso al rubio, quien había llegado para tomar el desayunó.

"Mi amor, qué bueno que ya llegaste", sonriendo Michiru salio a su encuentro.

"¿Sucede algo?"

"Nada de que preocuparse, pero ¿Recuerdas qué fue lo último que me dijiste de la señora Maeko?"

Riendo un poco el chiquillo un hizo un ligero ademan; "Dije que era todo un alivio saber qué jamás tendríamos que volver a solicitar sus servicios"

Michiru también rió y acto seguido negó con la cabeza; "Pues lamentó decirte que no es así y ella tendrá que venir a esta casa"

Esas palabras hicieron que la preocupación asomara al fresco rostro de su esposo; "¿Estas bien?, ¿Te duele algo?"

Su esposa asintió; "Por supuesto que estoy bien, y eso significa que pronto podremos volver a ... ya sabes", expreso y luego de forma sugerente apoyo su mano en el pecho de su amado. "Pero no quiero que venga a verme a mi, sino que tenemos la sospecha de que...", trato de decir, sin embargo Tenou la interrumpió de forma abrupta.

"¿La señora Matsuko?, ¿Será posible que a su edad...?"

Ante esa imagen, Michiru no pudo evitar reír; "No, pero creemos que mi madre... ya sabes"

Lejos de inmutarse, su esposo señalo hacia la calle; "La acabo de ver entrar a la panadería, quizás siga allí... no me tardo". Encaminando sus pasos hacia la entrada y habiendo abierto la puerta, contemplo a la partera, quien acababa de salir del local. "Buenos días, señora Maeko. ¿Lleva prisa?"

"Ninguna, ¿Qué se le ofrece?"

"Necesitamos de usted"

Ante esas palabras, la anciana frunció el entrecejo y con evidente molestia se dirigió a él; "Creo que fui bastante clara cuando le dije que la señora tenía que reposar, si hubiera sido usted el que hubiera parido, lo ultimo que desearía es ... Ay estos señores que solo piensan es ellos y no en sus esposas"

"Se equivoca, mi esposa no es su paciente... Mejor venga"

Siguiendo los pasos del rubio, la mujer ingresó en el recibidor, encontrándose así con la señora Matsuko, quien preocupada esperaba que fuera eso lo que aquejaba a su ama y no otra cosa.

"¿Es usted mi paciente?", cuestiono al ver a la nana. "¿Acaso se trata de una broma?", pensando que era más que imposible que aquella vieja estuviera encinta, frunció el entrecejo.

"¿Se está burlando de mí?", la señora Matsuko también elevo el tono de su voz.

Atónitos el rubio y la aguamarina observaron a ambas mujeres.

"Por supuesto que no, aunque supongo que todo esto lo planeo este niño, ¿No es así?"

"Observa Michi, esto es un duelo de titanes", murmuró Haruka ante la discusión que parecía iniciar. "Apuesto a que la nana le gana"

"Es cierto,... Por supuesto que no es una broma, señora Maeko... Se trata de mi madre. Ella está esperando en la habitación", seriamente la joven expreso.

"Bien, entonces sea tan amable de mostrarme el camino", pidió a lo que la joven accedió.

Así pues lo minutos comentaron a transcurrir, sumiendo en un profundo nerviosismo a los habitantes de la casona.

"Michi, ¿Crees que vas a tener un hermanito?", en tono bajo, fue la pregunta obligada por parte del chiquillo.

"Pues espero de todo corazón que sea eso y no otra cosa"

De pronto la puerta de la habitación cedió, luego vieron a la señora Maeko descender por la escalera; "He concluido con mi trabajo, con su permiso", de forma solemne exclamo.

"La acompaño a la puerta", guardando la compostura y evitando reír a consecuencia de la pelea entre ella y la señora Matsuko, Haruka se ofreció y llevando la mano al bolsillo de su pantalón, extrajo un par de monedadas.

"No es necesario. La señora ya me pago. Qué tengan un buen día", ignorando a la nana, exclamo.

El silencio que siguió en los próximos minutos los estremeció, hundiéndolos en una preocupación mayor, hasta que por las escaleras se vio venir a la alta dama en cuyo sonrojado rostro se adivinaba la pena no solo por la revisión, sino también por la actitud de la partera y aún más por el diagnostico.

Así pues la mujer permaneció en silencio y sentándose a la mesa, oculto sus encendidas mejillas con sus manos y dejando que un minuto transcurriera, finalmente abrió los labios; "Creo que entre el medico y esa anciana no hubiera habido mucha diferencia, ¿Verdad?"

"Así parece, puede llegar a ser bastante indiscreta, pero... ¿Qué sucedió?... ¿Te encuentras bien?", su hija cuestiono. Temía que el diagnostico no hubiera sido para nada favorable.

Katherine asintió un poco; "Todo esta bien. No hay de que preocuparse. Ahora debo reconocer que tengo que darles la razón", expreso al mismo tiempo que en sus labios dibujaba una agradable sonrisa.

Titubeante, la aguamarina siseo; "¿Eso significa lo que estamos pensando?"

"Así es. Después de tantos años, te vas a convertir en una hermana mayor"

"Qué alegría tan grande, madre. No puedo esperar a conocerlo, o conocerla"

"Lo sabía, señora, pero sin embargo usted no quiso escucharme. Ahora tendrá que cuidarse mucho", emocionada, la anciana recomendó.

"Lo sé. Ahora mismo me estoy preguntando de que forma debo informárselo, si escribiéndole un telegrama, o esperar a que nos reencontremos", pensativa la mujer la expreso.

"Madre, has lo que tu corazón te dicte y tú misma creas más conveniente", Michiru opino.

"Él dijo que estaría al pendiente de cualquier noticia, y aunque me emociona mucho decirle que juntos vamos a tener un hijo, pienso que sorpresas como estas no van en papel. Ademas prefiero esperar a que volvamos a encontrarnos. Quiero contemplar su rostro cuando lo sepa", imaginando las dulces palabras que saldrían de los labios de su amado, Katherine sonrió satisfecha.

"El señor Albert la adora, tenga por seguro que en cuanto lo sepa no demorara ni un instante en proponerle matrimonio"

"¿Así lo crees, nana?"

"Si, señora. Eso téngalo por seguro"

"Es cierto, aunque si eso no ocurre no me importa. Albert no tiene que proponerme matrimonio para hacerme saber que me ama, porque eso es algo que siento", contenta ella concluyo.


(Esa noche)

Para festejar la buena noticia, en la residencia Tenou se preparo un buen banquete, en el cual no podían faltar los exquisitos bocadillos que Haruka hubiera preparado especialmente para la madre de su amada.

"Son de su agrado", pregunto él.

"Por supuesto. ¿Sabe?, por mucho que he buscado en Londres, hasta el momento no he logrado encontrar panecillos que siquiera se le parezcan un poco. Estos son magníficos he inigualables"

"Entonces dígame, ¿Le gustaría aprender a cocinarlos?"

Ante esa pregunta, la rubia se maravillo; "¿Me esta ofreciendo enseñarme a hacerlo?"

"Si usted quiere aprender el arte, por supuesto que sí. Aprendiendo el proceso y las cantidades exactas de cada receta, no tendrá ningún problema. Incluso podría cocinarlos en su propia casa"

"Es fácil hacerlo, madre. Con ayuda de Haruka pude cocinar un pastel, que aunque su decoración no me quedo perfecta, su sabor era delicioso", Michiru señalo.

"Entonces no se hable más. Mañana mismo lo haremos, ¿Verdad, nana?"

"Si, señora. Más debe recordar que no debe extralimitarse"

"No te preocupes"

Así que habiendo disfrutado de la cena y luego de un poco de sobremesa en la que no falto la buena conversación, llegó la inminente hora de dormir.

Así pues, la anciana se ocupaba de arreglar el lecho de la rubia.

"Así está bien, nana. Tú también debes descansar"

"Su cama debe estar perfecta, no quiero que luego el señor Albert me regañe por no haberla cuidado a usted y a su bebé"

"No lo hará", ella contestó y luego se quedó pensando un momento. "¿Qué pensaría Isao si supiera que de nuevo voy a ser madre?"

"Sin duda alguna le daría un ataque"

"Siempre escupió cosas horribles porque no pude darle un hijo varón, incluso llego a maldecirme, pero eso poco importa ya", dijo mientras cepillaba sus rubios cabellos.

"No fue su culpa y lo sabe. Fue la mismísima vida la no quiso que le diera un hijo porque sin duda se hubiera parecido a él y no hablo de lo físico, sino de los modos"

"Es verdad, siempre he pensado que si se lo hubiera dado, hubiera sido otro Isao... o peor aún, un ser despreciable como Saburo Katsumoto. Un ser capaz de herir a una chiquilla así como él lo hizo con mi pequeña"

Haruka, quien iba de camino hacia la habitación que la rubia ocupaba para entregarle una lámpara, sin querer alcanzo a escuchar un poco de aquella conversación. Mas fingiendo que no lo había hecho, llamo a la puerta.

"¿Si?", fue la nana quien atendió.

"He traído una lámpara más para usted", expreso entregándosela.

"Gracias, es usted muy amable"

"Nada que agradecer, señora. Buenas noches", Tenou contestó y dirigiendo sus pasos hacia el pasillo, la expresión de su rostro cambio y luego apretó el puño. "Él hijo de perra que hirió a mi Michi se llama Saburo Katsumoto. Hubiera preferido no saberlo porque ahora mismo soy capaz de ir a buscarlo para...", pensó sintiendo como la ira le llenaba el pecho

"¿Ocurre algo, mi amor?", a sus espaldas cuestiono su esposa llevando en los brazos a su pequeña hija.

Ante esa imagen y haciendo aun lado cualquier pensamiento de fatalidad, Tenou asintió y su expresión cambio por una muy diferente; "Si, Michi. Todo está bien, es solo que estoy muy cansado"

"Entonces vamos a dormir, recuerda que el día de mañana tendrás dos alumnas en tu panadería"

"Si, vamos", contesto él tomando la mano de la mujer. "Es cierto, no vale la pena convertirme en un monstruo como ese cerdo y arriesgarme a perder a mi familia. Qué la vida se encargue de devolverle todo el daño que ha hecho", pensó y cerrando la puerta detrás de él, sin ninguna preocupación dormiría al lado de su esposa y su bebé, quienes eran lo que más amaba.

Lo que Haruka no sabía, es que Isao ya se había encargado de vengar el dolor de su hija al cobrarle a ese sujeto cada una de sus ofensas...


Notas de autor;

Isavellcota; Así es, llegaron en el momento indicado. Aunque después de tantos años, con su nieta Katherine volverá a aprender a ser madre.

Kaiohmaru; Aunque parece que Isao tiene muchos herederos, la verdad es que no. Orgulloso quería que su heredero naciera de su esposa. Michuru será un apoyo para Katherine y Katherine será un gran apoyo para su hija.

Michelle; Por supuesto que la analogía que has hecho es muy bella. Ya hubiera sido mucho castigo que Katherine e Isao se hubieran encontrado.

UnbreakAbleWarrior; Gracias a ti por leerme.

Jaz; Gracias por leerme y por tus comentarios, me alegra mucho que esta historia sea de tu agrado y aún más que la publicación de aquel capitulo haya coincidido con tu cumpleaños.

Kyoky-chan; No te preocupes, te respondo los dos xd. Eso de darle un hermano a Michiru lo tenía planeado desde hace mucho. Michiru será una orgullosa hermana mayor, y si que puede llegar a ser gracioso que Harumi sea mayor que su tío o tía. La señora Matsuko con un pretendiente es algo que jamas hubiéramos imaginado. Aún menos que se enfrentara de una forma graciosa a la señora Maeko.