CAPÍTULO LXIX
DOLOR DE CONSCIENCIA
Justo como lo habían planeado la noche anterior, muy de mañana la anciana Matsuko y la rubia Katherine se presentaron en la panadería para aprender ese delicioso arte.
Y apenas ingresaron, la alta dama saludo a la hermosa rubia que estaba detrás del mostrador. "Buenos días"
"Buenos días", replico la otra sin reconocerla como uno de los habituales clientes.
"Todo se ve tan maravilloso, y ni hablar de ese dulce aroma", emocionada señalo.
"Lo es, señora"
"De verdad espero poder aprender a cocinar así de delicioso"
El rubio, quien estaba ocupado en la otra habitación apenas escucho su voz, salio a su encuentro.
"Pues bien, sean bienvenidas a mi humilde establecimiento. En un principio era pequeño, pero gracias a las buenas ventas pudimos ampliarla", orgulloso de lo que había logrado, Haruka expreso para con ambas mujeres. Y luego de haberlas presentado con los trabajadores y de haberles mostrado como funcionaba todo, ocuparon una de las mesas del fondo.
"Señora, recuerde que no debe extralimitarse", señalo la anciana.
"Lo sé, nana. No tienes de que preocuparte. Si es que llego a sentirme mal lo dejare por el momento"
"Y díganme, ¿Qué les gustaría aprender primero?", fue la obligada pregunta por parte de Tenou.
"Esos deliciosos panesillos rellenos de crema de chocolate", emocionada señalo la madre de su amada.
"¡Vaya!, yo hubiera preferido que iniciáramos por lo más sencillo. Sin embargo es preferible que sea como usted quiere, porque aprendiendo lo difícil, no tendrá ningún problema en cocinar casi cualquier cosa"
Así que habiéndoles indicado las cantidades necesarias de cada ingrediente, comenzaron la preparación.
Siendo consciente de que sabía muy poco sobre aquel joven, por no decir que nada, Kathrerine aprovecharía la ocasión para tratar de conocerlo más a fondo; "Y dígame, ¿Quien le enseño este arte?"
"Mi abuelo"
"¿Era panadero?"
Haruka negó con la cabeza; "No, pero cuando hacía frió y para calentar nuestra choza, lo preparaba en el horno qué el mismo había construido", trayendo a la memoria aquellos lejanos recuerdos, contesto, luego en sus labios dibujo una sonrisa. "Conforme fui creciendo fui poniendo más atención al proceso, hasta que él decidió que era momento de que aprendiera a hacerlo por mi mismo"
"Recuerdo que en alguna ocasión nos dijo que usted había sido pescador"
"Aprendí muchos oficios... yo hubiera preferido ser marinero, de esos que llevan un bonito uniforme, sin embargo a mi abuelo no le agrado la idea y tuve que conformarme con ser pescador... aunque tampoco le agradaba porque mi padre lo fue y desgraciadamente murió durante una tormenta... pensaba que podía ocurrirme lo mismo"
"Lamento haberle recordado cosas que le resultan tristes", avergonzada la alta mujer bajo la mirada.
"No tiene porque, de eso hace ya mucho tiempo. Luego conseguí empleo en una panadería. La dueña me enseño a decorar los panesillos. Aunque en verano también trabajaba en la cosecha", expreso sonriendo al recordar a aquella mujer, quien no perdía oportunidad alguna para mostrarse coqueta ante él.
"Puedo ver que tuvo una infancia muy difícil"
"Fue demasiado dura... tenía pocos amigos y poco tiempo para jugar... pero ahora que soy adulto debo agradecerlo porque de alguna forma eso forjo mi carácter he hizo de mi lo que soy. Desde niño entendí que si quería conseguir algo, por pequeño que fuera, debía trabajar para pagarlo. Ese pensamiento me salvo de muchos problemas, porque a otros niños de la aldea les era fácil tomar lo que no era suyo... hoy tengo todo esto porque crecí para ser auto suficiente"
"Poca gente piensa así desde pequeño. Eso habla de una madurez muy temprana", Katherine reconoció.
"En la escuela hubo quien se burlo de mi por haber sido hijo de un campesino, pero a mi eso no me molesto. No estaba ahí para agradarle a nadie. Estaba ahí para concluir mis estudios... luego, luego conocí a mi Michiru y aunque de forma humilde, pude darle todo esto. Además no quiero que a mi hija le falte nada. Quiero que ella si disfrute de su infancia", al decirlo sonrió lleno de alegría.
"¿Ha pensado en retomarlos?, ¿Concluir una carrera?", fueron las preguntas obligadas.
"Ahora me sería muy difícil, pero quizás en un futuro me decida a concluir la preparatoria"
"Pensara que soy una entrometida, sin embargo podría decirse que nos conocemos muy poco"
Haruka asintió satisfecho; "Por supuesto qué no y muy por el contrario entiendo sus preocupaciones. Yo en su lugar haría lo mismo para conocer al esposo de mi hija"
"Gracias por ser tan comprensivo"
"Nada que agradecer... Esto ya está listo, es hora de ponerlos a cocer", Haruka señaló y llevando una bandeja, camino hacia el horno.
Katherine hizo lo mismo, cosa ante la cuál la señora Matsuko negó con la cabeza. "Señora, deme eso. Sabe que no debe cargar nada pesado", quitándosela de las manos, reprendió y luego siguió los pasos del joven.
"Estoy bien, nana. No tienes de que preocuparte"
En ese punto un rostro bastante familiar ingresó en el lugar. Ese no podía ser otro mas que Takeo, el hermano de Mina, quien como cada mañana luego de la escuela, se presentaba en la panadería para ayudar y así ganar su propio dinero.
Así que notando la presencia de aquella alta y rubia mujer de ojos claros, con los dedos se aliño el negro cabello. "Buenas tardes", saludo acercándose un poco en un intento por saber quien era.
"Buenas tardes", contesto ella.
"Yo soy Takeo, el hermano de Mina y también trabajo para Haruka... ¿Cómo te llamas?"
"Me llamo Katherine", contestó la educada dama. "¿De verdad trabajas aquí?"
"Tienes un nombre muy bonito. Si, después de la escuela vengo a trabajar en lo que puedo. Además hago recados entre la casa y la panadería", con las mejillas totalmente encendidas, contesto.
"¿Sabes cocinar pan?", sorprendida la rubia no pudo evitar cuestionar. "Aún eres muy pequeño"
"No soy tan pequeño como parezco, pronto voy a cumplir nueve. Haruka me enseño y también me ayudo para que pudiera ir a la escuela. La señorita Michiru también es muy buena conmigo. Ella me enseño a leer, a sumar y a restar"
"¿De verdad...?", contenta por lo qué acababa de escuchar, la rubia intento preguntar, sin embargo se vieron interrumpidos por la aguamarina, quien acababa de llegar en compañía de Harumi.
"¡Vaya!, Takeo. Veo que ya conociste a mi madre", señalo sonriendo.
Ante esas palabras la juguetona curiosidad de chiquillo despertó; "¿Es usted la madre de la señorita Michiru?"
"Así es, es mi hija y estoy aquí para aprender a cocinar pan"
Aún más sonrojado que antes, Takeo asintió mientras pensaba; "Ya entiendo porque la señorita Michiru y Harumi son tan bonitas"
(Lejos de ahí)
Diferente al viaje que su ex esposa hubiera comenzado para reunirse con su familia, el de Isao continuaba y, aunque hasta el momento no los había podido encontrar, la desilusión que llegaba a embargarlo no hacía que su animo decayera porque cada vez que obtenía un "no" por respuesta, para sus adentros pensaba que estaba más cerca de encontrarlos.
Así que habiendo llegado a un nuevo destino, aquella tarde apenas descendió de la diligencia, dirigió sus pasos hacia el centro de aquella ciudad en búsqueda de una habitación para pasar la noche. Y una vez que pago por ella, continuo su marcha hacia la única panadería que había.
Ingresando en ella, contemplo que era muy diferente a las que previamente había visitado. Y es que esta en particular era bastante humilde.
"¿Será posible que huyendo de mi hayan decidido ocultarse en esta ciudad?", se pregunto mientras observaba las casi vacías y sucias vitrinas.
Observándolo desde detrás del mostrador, la anciana que atendía le hablo; "Buenas tardes, ¿Qué se le ofrece?"
Enmarcando en sus labios una sonrisa que enmascara el hecho de que estaba cansado, el pelinegro se volvió hacia ella; "Sí. Verá, estoy buscando a un joven alto y rubio, de algunos veinte años de edad. Su esposa es igual de joven, una aguamarina de nombre Michiru. Ella esta en los últimos meses de embarazo, aunque por estas fecha muy seguramente su bebé ya nació"
Por su parte, la anciana habiendo observado los finos zapatos que llevaba y el caro traje que envolvía su cuerpo, hicieron que lo viera con cierta desconfianza; "Es usted un oficial del ejercito, ¿Le deben dinero?, ¿Por qué vino a buscarlos a mi negocio?"
"No soy oficial ni me deben dinero. La joven que busco es mi hija y si he venido a su negocio, es porque según sé su esposo es panadero... Y si es que están aquí, hace no mucho tiempo que llegaron de Tokio"
En silencio la mujer se quedo meditando sus respuestas, hasta que alzando la voz, llamo a alguien; "Naoki... ven aquí"
Habiéndola escuchado, un joven hombre apareció a su encuentro; "¿Qué ocurre, abuela?"
"Este simpático caballero viene desde Tokio buscando a un rubio y a una aguamarina", expreso con tono sereno.
"Si, ¿Y qué con eso?", no habiendo entendido, el chiquillo se encogió de hombros.
"Qué según la descripción que me ha dando, podría tratarse de tu amigo el que trabaja aquí y de su esposa... ellos tienen un bebé que nació hace poco y además vinieron de lejos"
"¿Por qué los busca?. Ellos son buenos vecinos y a nadie le hacen ningún mal", cuestiono el joven frunciendo el entrecejo. "¿Tiene problemas con ellos?"
"Le aseguró que ninguno. La joven es mi hija y he venido por ellos para llevarlos a casa", Isao replico de forma solemne.
Pensativo el chiquillo se encogió de hombros; "Si ese es el caso esta bien, venga conmigo. Lo llevare a dónde viven"
Habiendo escuchado toda esa combinación de palabras, el corazón de Isao se estremeció. "Gracias. Es usted muy amable"
Así que siguiendo los pasos de aquel joven, el pelinegro mantuvo toda su esperanza de que ese fuera el final de su viaje.
"Ellos llegaron hace poco, el rubio trabaja en la panadería con nosotros mientras su esposa atiende un puesto de verduras en el mercado"
"¿Mi hija trabajando... y en el mercado?", frunciendo el entrecejo ante esa idea, Isao pensó con cierta molestia. Y es que ¿cómo Michiru, una joven educada podía dedicarse a eso?, que aunque no era un trabajo vergonzoso, a él le resultaba muy poca cosa para una Kaio.
"Sí, hace poco tuvieron un bebé"
Emocionado porque pronto conocería a su nieto, volvió a sonreír; "¿Y qué fue?... oh, es cierto, eso no importa"
"Un niño. Pobre bebé, se parece a su papá", riendo un poco el mozo bromeó. "Es en esa casa", señaló y llegando hasta una humilde puerta la cuál ya estaba carcomida por la humedad, llamo.
El silencio que siguió hizo que el señor Kaio se pusiera aún más nervioso de lo que ya estaba.
De pronto la puerta cedió un poco, dejando entrever a un escuálido rubio de menos de veinte años.
"Qué bueno que estas en casa. Este hombre te está buscando a ti y a tu esposa"
Sin siquiera conocer el rostro del hombre que su hija amaba, Isao trato de echar un vistazo dentro de la casa en un intento por ver a su Michiru. "¿Me... Me reconoce...?", temeroso de su reacción por haberle disparado por la espalda, se atrevió a cuestionar.
"No, no sé quién es usted", fue la respuesta por parte de aquel joven.
Ante la expresión de extrañeza que se dibujo en el rostro de ambos, el otro chiquillo intervino. "¿Es este el caballero que busca?"
"No... no lo sé... ¿Sería tan amable de llamar a su esposa?", él pelinegro pidió.
Ante esa petición, el mozo negó con la cabeza; "¿Por qué quiere verla?"
"¿Ocurre algo?", de pronto una voz femenina pregunto a sus espaldas.
Tampoco habiéndola reconocido, Isao se volvió haca ella y entonces contempló a una andrajoza mujer de cabellos azules, quien en sus brazos llevaba un bebe. Fue cuando comprendió que de nuevo había fallado.
"No, no son ellos", herido bajo la mirada. Y es que esa imagen que la chiquilla le había ofrecido, hizo que su buen animo por fin se rompiera. El solo pensar que quizás su hija y su nieto estuvieran pasando cualquier privación, lo sumió en un profundo abismo de tristeza. Entonces recordó cada una de las terribles palabras que enfurecido le hubiera escupido, deseándole en ellas una vida llena de miseria al lado del panadero.
"¿Se encuentra bien?", cuestiono el rubio al ver como el color huía de sus mejillas. "Mujer, por favor traerle un vaso de agua"
"Si, no es nada", expreso el pelinegro apoyándose contra el muro al mismo tiempo que se aflojaba el nudo de la corbata.
"Aquí tiene, bébalo con calma", la peliazul ofreció.
"Muchas gracias, es usted muy amable", dijo antes de darle un buen trago.
"¿Esta más tranquilo?"
"Si, ha sido el terrible calor lo que me ha debilitado". Llevando la mano al bolsillo de su pantalón, de el extrajo una moneda de plata la cuál le entrego a la mujer; "Por favor, tómela. En algo les podrá servir"
"Es usted muy amable, ¿Cómo podemos pagarle?", sorprendido por la amabilidad de ese extraño, el rubio pregunto.
Isao lo miro a los ojos y entonces lleno de seriedad contestó; "Haciéndome dos favores"
"¿Cuáles son?", pregunto la chiquilla.
Él pelinegro observo al hombre y entonces pidió; "Siendo un buen esposo y un buen padre, y por favor no la vayas a gastar en ningún vicio... Y tú, mujer, reza por mí para que pueda encontrar a mis hijos". Sin decir nada más, Isao aferró su mano a su bastón para continuar su marcha.
"¿Quién es?", cuestionaron ambos ante su gentil gesto.
"Según dijo viene de Tokio buscando a su hija... Solo él sabe que penas lo embargan, pero basta con ver lo que hay en su mirada como para darse cuenta de que carga con un gran dolor... Ya lo escuchaste, sé bueno con tu esposa y con tú hijo, de lo contrario podrías terminar peor que él"
Avanzando con dificultad, Isao de cuando en cuando se limpiaba el llanto que acudía a nublarle la oscura mirada; "No soy digno de su perdón, más aún así debo encontrarlos para que mi alma y mi conciencia estén tranquilas... Katherine dijo que ese joven es muy bueno, ¡Dios mío!, sabes que nunca te he pedido nada para mi, pero por favor no permitas que él cambié y se convierta en lo que yo fui para mí esposa y mi hija... y si es que eso llega a pasar y mi hija y mi nieto pasan privación alguna, no permitas que ella se convierta en aquello de lo que injustamente yo la acuse"
(Residencia Tenou. Esa noche)
Lejos de imaginar el tormento que Isao vivía y habiendo arropado a su pequeña en la cuna, Michiru camino hacia la ventana para abrirla un poco y permitir que el endulzado viento inundara la habitación. Y es que no podía negarse que la noche era perfecta. Así que comprobando que Harumi no tuviera frío, dirigió sus pasos hacia el tocador y sentándose frente a él, contemplo su reflejo.
"¡Qué noche tan hermosa!", dijo y entonces comenzó a cepillar su sedoso cabello. Luego de forma sutil perfumo su manos y su cuello.
Por su parte Haruka se ocupaba de revisar que las puertas y las ventanas estuvieran bien cerradas. Y una vez que concluyo, regreso al lado de su esposa; "Todo esta en orden"
"Esta bien", contesto ella y luego dirigió sus pasos hacia él, abrazándolo por la espalda. "Y dime, ¿Qué tal estuvo la clase?"
"Ambas aprenden rápido"
"Me alegra mucho", expreso deslizando sus manos dentro de aquella fina camisa.
Ante la combinación de deliciosos aromas y el roce de sus dedos, Haruka se volvió hacia ella para aprisionarla entre sus brazos; "Adoro ese perfume"
"¿Te gusto?", pregunto ella con un tono ligeramente coqueto.
Tenou sonrió al mismo tiempo que fijaba su mirar en el de ella; "¿Cómo no vas a gustarme, si estas hermosa y ademas hueles delicioso?", expreso dirigiendo su nariz hacia el cuello de su amada.
"Pensé que hablabas del aroma del huerto y de la noche"
"Sabes que prefiero tu perfume", Haruka exclamo mientras besaba su escote.
"¡Dioses!", siseo ella presionando su cabeza para que continuara con tan procaces caricias.
Siguiendo el rastro de perfume, su esposo llego hasta sus senos, donde hizo una pausa; "Si continuo sabes que no podre detenerme"
"De eso se trata, mi amor. No quiero que te detengas"
"¿Estas segura?"
"Completamente"
Llenos de presura mutuamente comenzaron a desvestirse y una vez que cayeron sobre el lecho y Haruka estuvo a punto de liberarla de sus interiores, su esposa lo detuvo.
"No, espera", dijo la chiquilla mientras que con una mano evitaba que su amado continuara.
"Michi, no puedes hacerme esto. No puedes encenderme de esta manera y luego dejarme así", agitado Tenou expreso.
"Lo sé", respondió ella riendo un poco.
"Entonces, ¿Que ocurre?... ¿Te sientes mal?", preocupado cuestiono.
"Para nada, sabes que lo deseo igual que tú... es solo que... ha pasado poco tiempo desde que Harumi nació y en mi hay cosas que aún no regresan a su sitio, ademas aún estoy hinchada y no sé si sea de tu agrado..."
Haruka silencio sus labios con un corto beso; "Eso a mi no me importa, te deseo y quiero estar contigo"
"Entonces no esperemos más", volviéndolo a atraer hacia ella, dejo que continuara besando su cuello. "Espero que Harumi no despierte", añadió mordiéndose los labios para no gritar ante aquellas sensaciones.
"O que tu madre y la nana lo hagan y escuchen la fiesta que aquí tenemos"
Ante esas palabras, Michiru rió un poco; "No sería la primera vez que lo hacemos a pocas habitaciones de las suyas. Pero si lo hacen no tienes porque preocuparte o avergonzarte. Esta vez es diferente porque no tenemos que ocultarnos"
"Sí Michi, pero solo imagina a la señora Matsuko ritando ¿Qué le hace a mi niña?, pervertido... niña Michiru, diga no", recordando la actitud que la mujer solía tener hacia el cuando recién lo conoció, Tenou rió un poco mientras que de forma graciosa trataba de imitar su voz. "¿Hará lo mismo cuando tu madre y ese sujeto se ven?"
"Muy seguramente si... sin embargo yo no me preocuparía por mi nana, sino por la señora Maeko", la chiquilla expreso esforzándose por no reír tan fuerte.
"Eso es peor", Haruka señalo antes de volver a besarla.
"No tenemos de que preocuparnos, estamos casados y... y... ¡Dioses!", la chiquilla gimió y luego se cubrió los labios para no hacerlo de forma escandalosa...
(Notas de autor)
Cuando conocieron a Isao, ¿Se imaginaron que terminaría así?. Su orgullo y su arrogancia quedaron de lado. No crean que le será muy fácil dar con ellos, tiene que sufrir su propia batalla contra su consciencia.
Lo que son las cosas, en el pasado mientras Isao se divertía y bebía, en casa su hija y su esposa sufrían horrores. Ahora es el revés. No encuentra descanso.
Isavellcota; Katherine y su hija merecen todo bueno al lado de sus amados. Sufrieron tanto como para tener que volver a pasar por algo malo. Ten por seguro que la señora Maeko también le dio su regañada a Katherine. Qué bueno que para coraje de Kazuki, Kenta se puso de coqueto con la mamá de Michi.
Kaiohmaru; Hasta donde se sabe, Isao solo tuvo hijos, Michiru es su única hija. Y como nunca le importaron por ser ilegítimos y porque no estaba seguro de que realmente fueran suyos, a ninguno conoció o reconoció, ahora debo decir que luego abordaremos un poco de este tema. Así es, Albert se llevaría muy bien con la familia de su amada.
Michelle; estaría bien que los dos dos se encontraran y él viera que ella es feliz, no por estar al lado de un hombre, sino porque es libre, pero es mejor así. Él debe sufrir su ausencia. Así es, él va visitando cada lugar, pero no te preocupes, aún esta lejos de llegar.
UnbreakAbleWarrior; Gracias. Ustedes me motivan a continuar.
Kyoky-chan; Estos capítulos están sencillos y alejados de todo el drama y sufrimiento pasado. Y si, que bonito que Michiru vaya a tener un hermanito, aunque por la edad resulta gracioso que Harumi sea mayor que su tío o tía.
