CAPÍTULO LXXI
UN DESENGAÑO
(Nagasaki)
Y al igual que en el caso de la rubia y la señora Matsuko, el viaje de Albert llego a su fin durante la madrugada anterior, mas esperando a que llegara la claridad del nuevo día y habiendo dejado sus pertenencias en la habitación de aquel hotel, fue así que muy de mañana el hombre caminaba por aquellas desconocidas calles, atrayendo a su paso las indiscretas miradas de quienes le rodeaban.
"Espero no haberme perdido", se dijo observando una vez más la dirección que en su ultimo telegrama Katherine le hubiera dado.
Mas allá, dentro de la residencia Tenou las cosas se desenvolvían como ya era costumbre. Mientras la aguamarina se ocupaba de alimentar a su pequeña, la rubia y la nana se ocupaban del desayuno, por su parte el rubio volvía de la panadería cuando de pronto observo a un hombre que con cierta curiosidad contemplaba su hogar.
"Buenos días. ¿Se le ofrece algo?", finalmente cuestiono cuando este estaba a punto de llamar a la puerta.
"Buenos días... ¿Es esta la residencia Tenou?", reconociendo el jardín y el huerto que en sus letras Katherine le hubiera descrito, pregunto esperando no haber errado el camino.
"Así es, yo soy el señor Tenou. ¿En qué puedo ayudarle?". Fue entonces cuando una terrible idea cruzo su cabeza y es que ¿Acaso ese hombre había sido enviado por Isao?. Sí así era, decidido estaba a hacerle frente.
"Si usted es el señor Tenou, quiere decir que es el esposo de la hija de la señora Katherine, ¿No es así?"
Ante esas palabras, Haruka titubeo; "Sí, soy yo, pero... no me ha dicho quien es usted"
El hombre se quito el sombrero y dibujando un sonrisa en sus labios, extendió su mano para que él la estrechara; "Me llamo Albert Graham y busco a Katherine"
Aún renuente, el otro correspondió a su saludo; "Si, esta en el lugar indicado... sin embargo usted comprenderá que primero debo ir y verificar esa información. Sea tan amable de esperar un momento"
"Adelante"
Desconfiado Haruka ingreso en su hogar, por su parte Albert se quedo contemplando el precioso huerto y las flores que lo adornaban hasta que volviéndose a abrir la puerta, emocionada salio la rubia a su encuentro.
"Albert, mi amor", expreso echándole los brazos al cuello y luego lo beso en los labios.
"Seguro estoy de que no esperabas esta sorpresa", correspondiendo a sus caricias, siseo.
Observando que se trataba del sujeto indicado, Tenou salio para indicarle el camino. "Lamento mucho la actitud de hace un momento, por favor pase y sea bienvenido"
"Gracias por su hospitalidad"
Fue así que ingresando en el recibidor, el nervioso sujeto observo a su alrededor. Y es que temeroso estaba de llegar a no causar una primera buena impresión para con la familia de su amada.
"Ya conociste al esposo de mi hija, ahora quiero que la conozcas a ella y a mi nieta", contenta la alta dama señalo.
"Soy la señor Tenou", orgullosa de su apellido, la aguamarina expreso.
"Mucho gusto, yo soy Albert Graham, el pretendiente de su madre", apenas dijo sus mejillas volvieron a encenderse. Acto seguido hizo una corta reverencia hacia ella.
"Y esta es mi nieta, la pequeña Harumi, ¿Verdad que esta hermosa?"
Contemplando a la niña, él sonrió; "Por supuesto que sí, se parece a la abuela"
"¿Abuela?... ¿Ahora si te parezco una vieja?", llevándose ambas manos a las caderas y fingiendo una graciosa molestia, Katherine cuestiono.
Comprendiendo que sus palabras habían sonado por demás extrañas, su amado negó con la cabeza; "No quise decir eso..., quise decir que se parece a ti"
"Lo entiendo, es solo que estaba bromeando. Quería contemplar la expresión de tu rostro", riendo un poco la mujer lo tomo por el hombro.
"¿Puedo cargarla?", cuestiono hacia el rubio y la aguamarina.
"Por supuesto"
Acunándola en sus brazos, Albert se sentó en uno de los amplios sillones; "Hacía ya tanto tiempo que no sostenía un bebé, que debo decir que es una sensación muy agradable"
Observando la forma en que su amado contemplaba a su nieta, una vez más se convenció de que no se había equivocado. Sin duda alguna llegaría a ser un buen padre.
"¿Es la primera vez que pisa Japón?", deseando saber más sobre ese hombre que para ella era un total desconocido, Michiru cuestiono.
"Sí, aunque muchas veces he estado en la India"
"Albert, mi hija es consciente de que durante muchos muchos años y aún en la ausencia del uno del otro, nos amábamos"
"Así es. En cuanto nos reencontramos, no pudimos seguir callándolo", con la mano de su amada en la suya, él expreso.
"Entiendo"
"Es por eso que... quería preguntarles si encuentran algún impedimento en nuestra relación"
"Ninguno", expreso Michiru. "Lo único que voy a pedirle, es que jamas lastime a mi madre. Ella no puede ni debe pasar por ningún dolor"
"Eso de ninguna manera. Puedo jurarselo. No es de caballeros hacer llorar a una dama", de forma solemne el rubio se llevo una mano al pecho.
Así pues y luego de la sobremesa que siguió a la comida y en medio de una agradable conversación, la tarde los sorprendió sin que se dieran cuenta.
"Ha llegado la hora de que nos retiremos, deseo mostrarle a Albert la ciudad", la rubia expreso. "Además debo enviar a alguien por mi equipaje para llevarlo al hotel"
Esas fueron palabras que sin duda tomaron por sorpresa a la chiquilla; "¿Se van?, ¿Por qué?"
"Será mejor que regrese al hotel con Albert"
"De ninguna manera, madre. La casa es amplia y estoy segura de que Haruka no tendrá ningún inconveniente en aceptar que..."
"Lo sé, sin embargo él no desea ser inoportuno, ademas tenemos cosas que conversar... ya sabes... ¿Nana, vienes con nosotros?"
"Si la niña lo acepta, será mejor que por esta noche me quede aquí", contesto la anciana.
"Por supuesto que si, nana. Pero madre, sabes que si deciden otra cosa no duden en regresar"
(Esa noche. En el parque)
Habiendo disfrutado de una buena cena, ambos rubios habían decidido pasear por el parque para conocer un poco más de aquella agradable ciudad. Ademas necesitaban conversar sobre ciertos asuntos de suma importancia para su futuro.
El viento de primavera arrastraba las nubes que del Norte provenían, anunciando con su grisáceo color que alguna ligera tormenta se avecinaba. Más eso poco le importaba a aquellos dos, quienes tomados del brazo disfrutaban de la mutua compañía.
"Me alegra mucho que hayas venido"
"No podía estar un minuto más sin ti", el sujeto contesto y luego la rodeo entre sus brazos. "Ha sido tan grande nuestra ausencia, que bien puedo jurar que te encuentro totalmente diferente"
"¿Por ejemplo qué?", cuestiono su amada esperando el momento preciso para darle tan magnifica sorpresa.
Albert fijo su mirada en la suya y entonces contesto; "Tus ojos no son los mismos. A ellos asoma un brillo que jamas había contemplado, ademas tus mejillas están mas sonrojadas que de costumbre... ¿Sé puede saber a que se debe?"
"¿Acaso no lo imaginas?", deseando que por si solo lo descubriera, dejaría que en su felicidad lo adivinara.
"Puedo concluir que se debe a muchas cosas, por ejemplo a que estas más que feliz por haberte reunido con tu familia y por haber conocido a tu nieta"
"No tienes que ser modesto. Sabes que en esta felicidad también estas tú", acomodándole el cabello que caía por su frente, contesto.
El rubio asintió satisfecho; "Deseaba mucho que este momento llegara, ¿Sabes por qué?"
"Porque esta ausencia no podía prolongarse más"
"Eso es algo que a partir de esta noche no tendrá que volvernos a preocupar. Desde que salimos de Dublin, hay algo que quiero preguntarte, y si es que espere hasta ahora, no fue porque soy un cobarde, sino porque tenía que hacerlo como dicta la costumbre"
"¿Qué es?"
En ese punto Albert tomo su mano y entonces, en su dedo deslizo aquella preciosa sortija; "¿Te quieres casar conmigo?"
Ante esa pregunta, el rostro de la mujer se encendió; "Sabes que si, acepto toda una vida a tu lado"
Estrechándola entre sus brazos, el hombre deposito un beso en sus carnosos labios; "En el barco iba a pedírtelo, pero por tonto perdí la sortija que tenía reservada para tal propósito, te mentí al decirte que había perdido mi fistol... es por eso que espere hasta hoy"
"Sabes que esos superfluos detalles a mi no me interesan, sabes que pudiste habérmelo pedido"
"Entiendo... si no te lo pedí en casa de tu hija, fue porque quería que este fuera un momento de nosotros dos. Mañana me presentare ante ellos para que me concedan su permiso", ilusionado señalo.
"Esto no es cosa de dos, más bien yo diría que es de tres", contesto ella echándole ambas manos al cuello.
"¿De tres?", sin haber comprendido que había querido decirle, se encogió de hombros.
"Hace mucho que dejamos de ser aquellos chiquillos que a todo temían. Somos adultos y creo que bastante irresponsables", totalmente nerviosa expreso.
"No... no entiendo"
"¿Sabes?, luego de que abandonáramos Bombay, estuve enferma durante varios días"
"¿De qué?, ¿Por qué no me lo hiciste saber en alguno de tus telegramas?", preocupado pregunto.
"Si no lo hice, fue porque lo qué tengo que decirte no puede ser expresado en papel. Es necesario hacerlo con palabras"
"Entonces"
"Llegue a este lugar totalmente recuperada, pero después de un par de días volví a recaer en lo que pensé y era un enfermedad... Mi amor, ¿Qué no has entendido que voy a darte un hijo?"
Ante esas palabras, el hasta entonces idílico mundo del rubio se perturbo, provocando que sus piernas temblaran; "¿Qué... qué es lo que has dicho?", lejos de que su rostro asomara cualquier rastro de felicidad, cuestiono.
"Lo que escuchaste, vamos a tener un hijo", contesto la desconcertada dama.
El rubio negó con la cabeza, luego escapo a sus brazos; "Eso es imposible... no"
"¿Qué sucede?", preocupada la mujer tomo su mano.
"Qué no puedes estar embarazada, no... me niego a aceptarlo", chillo liberándose de su ligero agarre.
Observando el extraño nerviosismo que se había apoderado de él, Katherine en vano trataría de tranquilizarlo. "¿Estas bien?"
"No, no lo estoy", con la frente cubierta por un frió sudor, Albert se sentó en una de las bancas y entonces se cubrió el rostro con ambas manos.
"¿Quieres decirme a que se debe esta actitud?... quizás pueda ayudarte"
"No... no puedes ayudarme. Vete... ahora quiero estar solo", presa del miedo ordeno.
Era cierto, no hacían falta grandes explicaciones como para que Katherine no hubiera entendido qué era lo que le pasaba, así que dándole la espalda, dijo; "Se hará como tú digas... me queda claro que no eres la persona que decías ser... No vuelvas a buscarme"
"Ka... Katherine, no es lo que tú piensas... te debo una explicación"
"No me debes nada... te devuelvo tu sortija, eres libre de tu compromiso", deshaciéndose de ella y colocandola a su alcance, expreso.
Así sin, sin volverse siquiera para verlo por vez última y sumida en su dolor, acompañada por la ligera tormenta inicio el recorrido que la devolvería a casa de su hija.
Y mientras sus pasos avanzaban, de su cabeza no podía sacar tan terribles pensamientos; "Primero fue Isao y ahora Albert. ¿Por qué la vida se empeña en desilusionarme de esta manera?, ¿Es una especie de castigo?, ¿Mis hijos están condenados a ser despreciados por sus padres?"
(Residencia Tenou)
Sin imaginar lo que en la calle acontecía, ahí todo seguía su cotidianidad.
"Hoy ha sido un día lleno de sorpresas", dijo la chiquilla mientras que en aquel cómodo sillón se ocupaba de su pequeña.
"Es un buen hombre, niña. No tenga duda alguna de que su madre será muy feliz a su lado"
"Espero de todo corazón que así sea. Lo merece", contestó y luego observó a su bebé, quien se había quedado profundamente dormida.
De pronto y en medio de la tormenta alguien llamo a su puerta, haciendo que los presentes se sorprendieran.
"¿Quien podrá ser a estas horas y con esta lluvia?", desconcertada la joven se pregunto.
"Yo abro", Haruka expreso y caminando hacia la entrada lo hizo, dando paso a la empapada dama, quien apenas lo vio se echo a llorar sobre su hombro.
"¿Se encuentra bien?", sin poder imaginar a qué se podía deber esa actitud, Tenou no supo qué más decir.
"Lo siento", liberándolo de su agarre, Katherine ingresó en el recibidor.
"¿Madre?, ¿Qué ha sucedido?"
Ahogada en sus lágrimas y como si se tratara de una chiquilla, se refugio en los brazos de su hija.
"Estas empapada... tenemos que secarte. Vamos a la habitación... Mi amor, ¿Podrías ocuparte de Harumi?"
"Si, por supuesto", desconcertado él contestó y luego la tomo de sus brazos para acunarla.
"Gracias, ahora iré a ver qué es lo que sucedió"
Sin imaginar que era aquello que había alterado a la madre de su amada, Haruka se sentó en el sofá, observando así a detalle la figura de su bebé; "¿Qué le habrá sucedido a la abuela?"
Mientras tanto la nana y Michiru se ocupaban de ayudarla a cambiar de ropa.
"Todos los hombres son iguales y Albert no es la excepción", murmuro en voz baja y sin desviar la mirada del suelo.
"Madre, ¿Qué es lo que ha sucedido?, ¿Por qué saliste con esta tormenta?"
"Estaba en el parque con Albert y entonces...", sin poder contener su llanto, se cubrió el rostro con ambas manos.
"Señora, tiene que tranquilizarse. Sabe que en su estado no lo hace ningún bien el que este tan nerviosa"
"Lo sé, nana... y es por eso que no volveré a llorar y mucho menos por un hombre"
"¿Qué sucedió con ese sujeto?... ¿Te hirió?"
"No sé que he hecho mal como para que primero Isao me haya odiado tanto y ahora Albert. A ninguno de los dos les he dado alegría alguna... ¿Por qué los dos terminan odiando a mis hijos"
Al escuchar esas dolorosas palabras, molesta la aguamarina negó con la cabeza; "¿Se atrevió a despreciarte a ti y al bebé?... pero que sujeto tan desagradable"
"Así es, pero si lloro es por mi orgullo herido, no por él. No entiendo cómo primero pudo pedirme matrimonio y luego decir que no podíamos tener un hijo"
"Y tan educado que parecía, no cabe duda de que es todo un vulgar pelado", irritada la joven exclamo.
"Más vale, señora. A tiempo se ha dado cuenta de qué no es lo que aparentaba ser"
"Así es, Nana, y es por eso que ya lo he decidido. Nos quedaremos a vivir en Japón, no voy a regresar a Londres y aquí de he criar a mi hijo. Poco me importa que me señalen por no hacerlo al lado de un hombre", decidida a todo expreso.
Por su parte el rubio deseaba saber qué era lo que sucedía, así que encaminándose hacia aquella habitación, esperaría que su esposa se lo dijera. Después de un par de minutos la puerta se abrió, dando paso a la aguamarina.
"Deje a Harumi en su cuna, pero por favor dime, ¿Qué sucede, Michi?... ¿Ella está bien?"
"Lo estará... Ese Albert resulto ser peor qué... se ha atrevió a rechazar al bebé"
"Maldito imbécil. Un hombre que no ama a su hijo, es incapaz de amar a cualquiera", molesto mascullo.
De pronto alguien a llamo a su hogar.
"Y ahora, ¿Quién podrá ser?", deseando que no hubiera más sorpresas desagradables, la chiquilla frunció el entrecejo.
"Ve con tu madre. Yo atiendo". Tenou camino hacia la puerta y abriendo, se encontró con el rubio, quien estaba aún más empapado que Katherine.
"¿Se le ofrece algo?", fue la pregunta obligada. "¿No cree que ya hizo mucho daño por esta noche?"
Avergonzado el hombre asintió; "Entiendo que mi presencia no sea grata, sin embargo necesito hablar con ella. Por favor, déjeme pasar"
Por su parte Haruka no se movió ni dijo nada.
"¿Quiere que me ponga de rodillas y suplique por esa oportunidad?"
Pensando que quizás en su defensa tenía algo que decir, cosa que en su tiempo Isao no le permitió a él, Tenou asintió levemente; "Lo dejaré pasar, pero solo podrá hablar con la señora si ella así lo desea"
Un poco más tranquila y de pie ante la escalera, Katherine exclamó; "Dispuesta estoy a darle una sola oportunidad para explicarse"
"Pase... Michi, dejemos que hablen... Pero si la situación se vuelve problemática, no dudaré en llamar a la autoridad, ¿Entendido?", esperando evitar hacerlo, Tenou sentencio.
"Le prometo que no será necesario", deseando que su amada pudiera entender a qué se había debido su reacción, fijo su enamorada mirada en la de ella...
Notas de autor;
Gracias a todos por sus buenos deseos. Qué bueno que no fue necesario posponer este capitulo.
Isavellcota; La pregunta es, ¿Quien no coquetearía con Katherine? XD. Haruka no lo hace porque no puede y no debe, pero si ha reconocido que es muy hermosa. El más descarado en hacerlo fue Katsumoto.
Kaiohmaru; Ese Albert tenía que regarla y precisamente cerca de la familia de Katherine. Queda ver si ella lo perdona o no.
Michelle; Como dice la gente, Albert "mostró el cobre". Sea cual sea el problema, el bebé no tiene ninguna culpa. Lo bonito es que Katherine ya no es aquella tonta y hará algo por su felicidad y la de su hijo.
Panter white; Muchas gracias por leerme y por tus buenos deseos.
UnbreAbleWarrior; Así es, sin salud no hay nada. Gracias :D
Osaka; Tengo el esquema completo y si, me pego como una gripe, pero una gripe de esas que no te dejan hacer mucho. No me sabia a nada la comida, tenia poco olfato y a veces percibía un olor fétido. De vez en cuando me regresa un ligero dolor de cabeza y cuando camino mucho siento un ligero mareo. Cuídense porque si con vacunas se siente horrible, no quiero maginar como puede irle a alguien que no se ha vacunado :(. Gracias por las recomendaciones :D
