CAPÍTULO LXXII
UNA BODA Y UN HUMILDE RECUERDO
(Londres. Hace Diez años)
Mientras el gélido blanco de la nieve tapizaba las oscuras calles, en el interior de aquella acogedora residencia nervioso y a la espera de que le dijeran que ya todo había terminado, con insistencia Albert contemplaba el reloj del fondo de la habitación.
Él, eternamente enamorado de la rubia Katherine y siendo consciente de que ella jamas regresaría y mucho menos llegaría a amarlo, hacía varios años que había contraído matrimonio con una joven de nombre Eleanor, quien hacía un par de horas había entrado en labor de parto.
Así pues y esperando que sus sufrimientos pronto terminaran, se puso de pie y entonces comenzó a dar vueltas a lo largo del pasillo que lo separaba de ella.
Observando que la puerta se había abierto y había dado paso a una de las criadas, se encamino hacia ella; "¿Ya nació?"
La mujer, desviando la mirada y deseando escapar a sus cuestionamientos, replico con pocas palabras; "Espere al medico. No tarda en venir a hablar con usted"
La puerta volvió a abrirse, dejando entre ver al sujeto, quien con el rostro desencajado lo observaba sin encontrar la forma en que debía decírselo.
"¿Ya termino?", ante su silencio, insistente volvió a preguntar.
Sin mucho animo el medico asintió levemente, luego lo tomo por el hombro; "Si, pero por favor siéntate... hay algo que debes saber"
"¿Qué sucede?, ¿A qué vienen tantos rodeos?"
"Todo se complico y por más que intente hacer algo, no lo logre. Fue algo que se fue de mis manos"
Sin haberlo entendido, o quizás tratando de negarse así mismo aquello que fatalmente había cruzado por su cabeza, Albert se reincorporo; "¿Por qué no es claro?... ¿Cómo esta mi esposa?... ¿Y mi hijo?"
Entendiendo que no tenía caso ocultarle esa dolorosa realidad, finalmente expreso; "Tu esposa tuvo una hemorragia que no pudimos detener"
No hicieron falta grandes explicaciones, bastaba el tono de su mortificada voz y el pálido de su rostro para que él lo entendiera; "Eso no puede ser verdad, esta mañana ella estaba bien", cubriéndose el rostro con ambas manos para que nadie contemplara su sufrir, se echo llorar. "¿Y mi bebé?, ¿Como esta?"
El medico negó con la cabeza; "Ni aún siquiera pudo conocer la luz de este mundo. Lo siento mucho"
Sin ningún animo, el rubio gimió; "¿Es este mi castigo por haberle mentido a mi esposa diciéndole que la amaba cuando en realidad amo a otra mujer?, si ese era el caso entonces ¿Por qué la vida me ha cobrado arrancándomelos y de esta manera?, yo soy el único culpable"
"Esto no se trata de castigos, simplemente es algo que sucedió", concluyo el hombre.
(Nagasaki. Presente)
Entre los presentes se formo un silencio en el que las miradas llenas de incertidumbre no faltaron, haciendo que el ambiente se volviera pesado he incomodo. Hasta que la aguamarina lo rompió.
"Madre, estaremos en nuestra habitación. Cualquier cosa no dudes en llamarnos", al igual que su esposo sentencio.
"Lo haré, no tienen de que preocuparse", contesto ella fijando su orgullosa mirada en la de Albert.
"Antes que nada, entiendo que mi reacción haya sido la equivocada. Es por eso que les pido un disculpa", el hombre expreso para con ellos.
"Todas las disculpas se las debe a mi madre. Con su permiso", contesto la chiquilla mientras ella y el rubio dirigían sus pasos hacia el segundo piso.
Fue así que quedándose a solas, un silencio aún más incomodo se formo entre los dos.
"En otro contexto te aseguro que mi reacción hubiera sido muy diferente"
"Eso puedo dudarlo. Así que si eso es todo lo que tenías que decir, hazme el favor de retirarte. No podemos estar dando molestias", Katherine expreso.
Albert camino hacia ella y arrodillándose, tomo sus manos entre las suyas para besarlas. "No me permitiste explicarte"
"Solo necesite la expresión de tu rostro para entender que pensamientos guardabas. Además si mal no recuerdo fuiste tú quien me pidió que te dejara en paz. De ti no necesito nada más"
"Entiendo que estés molesta. Y te pido perdón por ello... yo no tenía intenciones de decírtelo porque aún me resulta doloroso siquiera recordarlo, sin embargo debo hacer frente a mi terrible error... sabes que ahora menos que nunca quiero perderte"
Indiferente la rubia lo contemplaba.
"Quiero que sepas que lo que estas a punto de escuchar no es un justificación... Comprendiendo que jamas regresarías y que si lo hacías jamas llegarías a amarme, es que en un intento por olvidarte tome por esposa a un mujer a la que le mentí muchas veces al decirle que la amaba... Aquella noche que nos encontramos te dije que perdí a mi esposa y a mi hijo al mismo tiempo, pero no supiste de qué forma... ella murió dándolo a luz... mi bebé ni siquiera tuvo oportunidad de conocer este mundo", afligido finalmente confeso su dolor.
Ante esas terribles palabras, el rostro de la dama se empalideció y a su pecho falto el aire; "No... no lo sabia, jamas lo hubiera imaginado"
"Durante años los llore y me culpe porque pensé que se trataba de un castigo por mi mentira. Si, la quise, más aún así no deja de ser una falta de mi parte. Es por ello que me encerré en mi silencio hasta que en mi vida volviste a aparecer. No quería que lo supieras y mucho menos así... pero por favor no creas que no me emociona saber que voy a tener un hijo contigo, es solo que tengo tanto miedo de perderte a ti también", dejando que el llanto le nublara la mirada, expreso.
Entendiendo el dolor que debía estar consumiéndolo, Katherine se inclino un poco para qué el se apoyara en ella y se reincorporara; "Ahora entiendo a que se debía tu silencio. Respeto que hayas decidido callarlo... pero el que tu esposa y tu hijo hayan muerto no significa que a mi y a nuestro bebé vaya a sucedernos mismo"
"Eso es algo que entiendo, sin embargo no me arranca el miedo a perderte"
"Tengo una hija que ya es adulto. Cuando nació no hubo complicación alguna... el único problema al que me enfrente, es que no fue lo que Isao esperaba", entristecida no pudo evitar recordar ese preciso instante.
Albert sonrió y depositando un beso en sus labios, negó con la cabeza; "A mi no me importa el resultado, sea cual sea sabes que lo amare", expreso y luego beso sus manos. "Pero, ¿Y si tengo un problema?, podría ser que mi semilla sea mala y eso haya provocado..."
Katherine silencio sus labios presionando sus dedos contra ellos, luego lo abrazo en un intento por consolarlo; "No lo es, de eso tienes que tener confianza. Ya veras que todo estará bien y entonces recordaremos este mal entendido sin que vuelva a lastimarnos"
"Entonces dime, ¿Perdonaras a este estúpido imbécil?... ¿Aún luego de este trago tan amargo aceptas ser mi esposa?"
"Te perdono y si, acepto ser tu esposa. Sin embargo debes saber que otra falta no la tolerare"
Y mientras aquella conversación se llevaba a cabo, el rubio y la aguamarina aguardaban por cualquier noticia.
"¿Crees que todo estará bien?", impaciente Haruka cuestiono.
"Supongo que si, todo esta muy callado... si algo fuera mal ten por seguro que ya nos hubiéramos dado cuenta", contesto su amada.
"¿Crees conveniente que vaya a investigar?"
"No lo sé... podríamos llegar a ser un tanto inoportunos", replico ella y luego le acomodo el cabello a Harumi, quien dormía sin preocupación alguna.
"No importa, la incertidumbre me quema y creo que es mejor que vaya y eche un rápido vistazo", poniéndose de pie, Tenou salio de la habitación y quedándose a prudente distancia, entonces contemplo aquella magnifica escena.
Ahí y sentados en el cómodo sillón, ambos rubios sonreían como si nada hubiera acontecido. Eso tranquilizo el animo del chiquillo, así que relajando sus miembros, regreso al lado de su esposa.
"¿Qué sucede?", impaciente cuestiono.
"No tenemos de que preocuparnos. Por lo que he visto, entre ellos todo esta más que bien"
"¿Habrán resuelto sus diferencias?"
"Ten por seguro que si"
De pronto escucharon los pasos de alguien que se aproximaba, luego ese alguien llamo a la puerta. "¿Duermen?", era la voz de la rubia.
Tenou camino hacia ella y atendiendo, contemplo a la emocionada mujer; "¿Esta todo en orden?"
Complacida Katherine asintió; "Sí, por supuesto... Albert desea mucho hablar con ustedes... ademas necesitamos disculparnos por las molestias que les hemos dado"
Así que dejando a su pequeña bajo el cuidado de la señora Matsuko, ambos acudieron a su encuentro. Por su parte y bastante empapado, nervioso el rubio aguardaba.
"Antes de cualquier otra cosa le traeré ropa limpia para que se cambie, de lo contrario podría refriarse", Haruka dijo y ausentándose un breve instante, regreso.
Así pues y luego de que Albert se hubiera vestido y habiendo regresado al recibidor, se sentaron para hablar.
"Quiero disculparme por haberme comportado de esta manera. No era mi intención ser un problema"
"Entiendo, pero ¿Qué es eso que quiere decirnos?", aún un tanto indiferente Michiru cuestiono.
"Hemos hablado y hemos resuelto lo que sucedió... debí ser mas cuidadoso en mis modos y haberle explicado a Katherine que era lo que pasaba. Por fortuna ella ha escuchado... ahora hay una pregunta que me gustaría hacerles"
"¿De qué se trata?"
"Le he pedido matrimonio y ella ha aceptado, así que ¿Me concederían su mano?"
"Si mi madre ya lo ha decidido, nosotros no tenemos porque oponernos", contesto la joven mientras trataba de imaginar que diría Isao.
"Lo hemos conversado y hemos fijado fecha para dentro de un par de días. No queremos pos ponerlo más", emocionada Katherine expreso.
"Así es, y de ser posible mañana mismo me casaría con ella"
"Si es así eso significa que lo harían en este lugar, ¿Verdad?"
"Así es"
Emocionada, Michiru no pudo ocultar mas esa mueca de felicidad; "Entonces no hay tiempo que perder, en cuanto amanezca iniciaremos con todos los preparativos"
"A mi me hubiera gustado mucha una ceremonia religiosa, sin embrago entiendo que no será posible", Albert expreso pensando en Isao, quien aunque había sido un ser despreciable para con la mujer que amaba, eso no significaba que llegara a desearle algún mal.
"Lo importante es que su unión civil se lleve a cabo", contesto la joven.
"Gracias por volver a confiar en mi", Albert sonrió volviendo a sostener la mano de la rubia entre las suyas.
(Dos días después)
Habiendo concluido que su unión no necesitaba de grandes pretensiones porque lo mero importante era el significado de la misma, aquella fresca tarde ya todo estaba dispuesto para llevarla a cabo.
Así que creyendo conveniente que esta debería llevarse a cabo en la casa Tenou, solo esperaban a que los pocos invitados y el mismo juez arribaran.
"¿Nerviosa?", cuestiono la chiquilla para con su madre, quien hacía los últimos arreglos a su precioso tocado.
"Por supuesto, la primera vez solo tenía miedo", expreso y luego negó con la cabeza. "Sabes que no quise decir eso. Por ti cometería el mismo error una y otra vez"
"No tienes porque disculparte, madre. Entiendo a la perfección el significado de tus palabras"
"Cuando el señor Albert la vea, pensara que esta soñando", recordando el infierno que su ama había vivido al lado de aquel demonio con piel de hombre, la señora Matsuko dijo tratando de contener el llanto.
"Así es, nana. Se siente como si fuera un sueño, pero es tan real"
De pronto alguien llamo a la puerta, distrayendo a las tres mujeres.
"Soy yo, ¿Puedo pasar?", Haruka cuestiono desde detrás.
No muy convencida de ello, Michiru observo a su madre, quien asintió ante su petición.
"¿Qué sucede?", cuestiono la mujer apenas abrió.
"Todo esta listo. Sin embargo hay algo de lo que quiero conversar con tu madre"
"¿De qué se trata?", no entendiendo a que se podía deber tanta solemnidad, pregunto.
Por su parte la anciana se puso de pie; "Será mejor que los deje a solas"
"No es necesario. Usted vio crecer a Michiu y estoy seguro que es un asunto que también le atañe. Y aunque podríamos hablar luego de la boda, siento que es mejor hacerlo ahora porque después de todo su prometido..."
"Entiendo y estoy de acuerdo con usted. En lo que respecta a Michiru es algo en lo que él no puede opinar, ni aún siquiera su padre tiene derecho a hacerlo"
"Así es... entiendo que quizás ante sus ojos hicimos las cosas de forma apresurada, y es por eso que quería decirle que en un futuro próximo Michi y yo hemos de volvernos a casar, esta vez por su religión"
Ante esas palabras Katherine sonrió y asintió; "Me alegra mucho que lo considere, pero para llevarlo a cabo usted debe desearlo, no verlo como un requisito"
"Lo deseo, señora. Amo a su hija y la respeto a usted. Es por eso que deseo mucho su bendición para hacerlo"
"Desde aquella noche que usted regreso, yo se las otorgue todas", satisfecha contesto.
"Gracias"
Mientras tanto en el primer piso Albert ansioso esperaba. Ademas Mina y Takeo ya habían arribado.
"¿Cómo te llamas?", luego de observarlo a detalle, finalmente el pelinegro cuestiono al rubio.
"Takeo, no deberías ser mal educado", reprendió su hermana.
El chiquillo negó con la cabeza; "No soy impertinente, mucho menos mal educado. Es solo que si este caballero se va convertir en el abuelo de Harumi, es natural que como su tío también me preocupe por la señora Katherine"
"¿Tío de Harumi?", un tanto confundido Albert pregunto.
"Porque quiero a Haruka como si fuera mi hermano mayor, es que me he convertido en el tío de Harumi"
Avergonzada, Mina intervino; "Señor, por favor discúlpelo. Takeo, ya cállate"
Ante esa actitud protectora y esas palabras que jamas creyó escuchar de parte de un niño de su edad, el sujeto lejos de considerarlo inoportuno, asintió convencido de lo que le decía; "Muy por el contrario, debo reconocer su valentía. Ademas me llena de mucha alegría saber que hay tanta gente que se preocupa por ella y que ademas la ama. Por eso te prometo que seré un buen esposo y abuelo"
"Gracias, sus palabras me tranquilizan", concluyo el sonrojado y celoso chiquillo.
Entonces los pasos que provenían desde la escalera llamaron la atención de los presentes. Fue cuando Albert contemplo a su amada.
"¿Estas bien?", pregunto la rubia al observarlo sin palabras.
Ante su pregunta el hombre solo atino a asentir.
"¿Entonces porque te has quedado tan callado?... si es que te has arrepentido, aún estas a tiempo de huir", bromeando un poco la alta rubia dejo escapar una ligera risa.
"Si, me he arrepentido mucho, pero de no haberlo hecho antes", expreso y luego le ofreció su brazo para que en el se apoyara.
En ese punto alguien llamo a la puerta y una vez que se abrió, ingreso el juez.
"¿Esta todo listo?", cuestiono al mismo tiempo que de su portafolio tomaba los papeles correspondientes.
"Hoy más que nunca", contesto la feliz pareja.
"Entonces iniciemos"
Fue así que embargados por toda esa emoción contenida durante más de veinte años, ambos rubios finalmente fueron unidos en matrimonio, dejando atrás cualquier recuerdo en el que solo hubiera dolor.
(Lejos de ahí)
Y mientras que ellos compartían la alegría de una nueva vida, la hasta entonces inútil búsqueda Isao continuaba.
Habiendo fracasado una vez más, se sentó sobre la acera, observando a toda esa gente que despreocupada caminaba a su lado.
"¿Cuanto más tendré que recorrer?", se pregunto mientras que en su agenda tachaba un lugar más. "Pareciera que cada uno de mis esfuerzos están condenados al fracaso. Y si así es, no tengo derecho a molestarme, fue mi egoísmo el que los empujo a huir de mi", fue entonces cuando por primera vez aquella idea cruzo su cabeza; "No, no puede ser posible... aunque no dudo que Katherine haya decidido alejarlos aún más de mi llevándoselos con ella. Quizás debería ir a Londres a buscarlos... si, eso haré", apoyándose en su bastón se reincorporo, más justo cuando lo hizo, observo como un carruaje que transportaba patatas se atasco en medio de aquel pesado fango.
El conductor del mismo descendió para empujarlo y así poder liberarlo, más cada uno de sus esfuerzos resultaban más inútiles que los anteriores.
Ante esa imagen que en otro tiempo le hubiera resultado totalmente indiferente, Isao se encamino hacia él y apoyando sus bien cuidadas manos en el, comenzó a ayudarle sin importarle que sus finos zapatos y sus pantalones se impregnaran de toda aquella suciedad.
Sorprendido por la acción de aquel caballero, el campesino se quedo contemplando.
Ante su curiosa mirada posada sobre él, el pelinegro exclamo; "Si quiere que lo saquemos tendrá que ayudarme"
"Sí, por supuesto", murmuro el hombre y ante la fuerza de los dos, lograron hacerlo.
"Debería tener más cuidado, sabe que la rueda podría romperse"
"Gracias por su ayuda, señor. No tengo con que pagarle, pero por favor siéntase libre de tomar de mis patatas, es lo único que puedo ofrecerle"
"No es necesario, yo solo quería ayudar"
"Insisto, señor. Ha sido el trabajo de los dos y de alguna forma tengo que pagarle", el campesino exclamo y tomando dos, las coloco dentro de los bolsillos de aquel fino frack, cosa que a Isao sorprendió, pero no porque hubiera terminado de ensuciarle el caro traje.
Fue así que el campesino se marcho con su pesada carga, dejando atrás a un pensativo hombre.
Kaio llevo las manos a sus bolsillos y tomando las dos patatas, no pudo evitar sonreír ante el lejano recuerdo que la acción del hombre le había traído a la memoria.
"Por orgulloso es que olvide mis orígenes. Por pensar que en el dinero había encontrado la felicidad, es que olvide los esfuerzos que de niño tuve que pasar para poder siquiera mal comer. He vuelto a saber que se siente ganarse la vida. Maldita sea la hora en que menosprecie a ese hombre por resultarme poca cosa para mi hija... aunque mis acciones bien pueden resultar hipócritas por no haber ayudado a los que quería... sea como sea debo continuar buscándolos y pensar la forma en la que he de cocinar mis patatas", sin imaginar que cada vez estaba más lejos de recuperar a la mujer que amaba, en esa su soledad continuo su camino.
Notas de autor;
Así es, ese era el temor de Albert, aunque la vida no puede ensañarse con él al volverlo a dejar sin su esposa y su hijo. Si, ya estoy mejor. Gracias por tus buenos deseos.
Michelle; Albert jamas la hubiera herido, fue su miedo el que lo hizo actuar de esa forma. Y si es que él llegara a lastimarla, ella no dudara en abandonarlo.
Kaiohmaru; No era su intención lastimarla, sin embargo no midió el daño que su primera reacción iba a causar. No se le culpa, lo que le sucedió fue horrible. Y si, Haruka y también Michiru sin dudarlo se le hubieran ido encima. Cansados están ya de tanto abuso.
UnbrekAbleWarrior; Imagínate que se convierte en otro Isao, esa sin duda ya sería maldición.
Osaka; Eres de los pocos que hacen esa observación, el contagio entra por los ojos. De nada sirven las mascarillas si la vista esta descubierta. Igualmente, disfruta tus vacaciones.
Kyoky-chan; Otro Isao en su vida sería terrible. Lo bueno es que lograron resolver tan terrible mal entendido.
