CAPÍTULO LXXVI
LLUVIA Y OGROS
Y al igual que con los Tenou y los Graham había sucedido con los Aino.
En esos cinco años Takeo había crecido y se había convertido en un joven, quien en sus ratos libres y luego de la escuela trabajaba en la panadería no solo con el fin de ayudar a su hermana con los gastos que había en casa, sino también para ahorrar lo necesario porque dentro de poco y como en el caso de Haruka, se mudaría a Tokio para continuar con sus estudios y así ingresar a la facultad de medicina. Katherine, confiando en él había prometido ayudarle en su propósito.
Por su parte, habiendo deducido de forma bastante prematura y equivocada que jamas le llegaría su hora, como alguna vez se lo expreso a la aguamarina, es que dentro de un par de meses la joven Mina contraería matrimonio con un buen sujeto que por oficio tenía el de zapatero. Eso era algo que a Takeo lo reconfortaba y tranquilizaba porque sabía que cuando llegara el momento de marcharse ella no se quedaría sola.
"Solo unos cuantos meses más, hermana, entonces tú hermano tendrá que irse a la capital", emocionado como siempre, el chiquillo una vez más expreso.
"Y eso me alegra mucho, Takeo. Debes cuidarte y sobre todo no meterte en problemas. Sabes que la capital es todo un mundo desconocido. Ademas no puedes ni debes defraudar a Haruka ni a la señora Katherine"
"Sabes qué no tienes que preocuparte, ¿O es qué acaso alguna vez te he dado dificultades?. Ademas sabes que he empeñado mi palabra con ellos, es por ello que jamás haría algo como para que duden de mi. No es de hombres traicionar sus convicciones ni su honor"
Mina sonrió y acariciándole las aún lampiñas mejillas, expreso; "Jamas, siempre has sido muy bueno. Es solo que a veces se me olvida que dentro de poco te convertirás en un hombre". Recordando el momento en el qué lo encontró en el camino, dejo que libres las lagrimas rodaran por sus mejillas. "Hablas como todo un caballero"
"Por favor no llores. Sabes que estaré bien", dijo y luego le limpio el rostro. "No creas que no me duele alejarme de ti y de los demás, pero si lo hago es por bien"
"Eso lo sé. Mas aun así la sola idea me sigue pareciendo dolorosa"
"Mejor alégrate por tu hermano y piensa que nuestra separación valdrá la pena porque algún día regresare convertido en un medico. Entonces juntos nos reiremos de estos días"
"Eso es cierto", tratando de reconfortarse y para no preocuparlo, asintió.
De pronto alguien llamo a la puerta, interrumpiendo así su conversación.
"No tengo dudas de que es él", contento Takeo dijo y abriendo, observo a aquel pelinegro, quien dentro de poco formaría parte de su familia. "Armand, buenas tardes"
"Buenas tardes", sonrojado y sin saber que más decir, el hombre se quedo ahí, jugando con su sombrero.
El pelinegro sonrió y asintió; "No hay necesidad de qué lo digas. Pasa, te esperábamos para cenar"
"Eres muy amable", contesto él siguiendo sus pasos.
Fue así que ante la presencia de su adorado prometido, el rostro de la rubia volvió a iluminarse y a sus rosados y carnosos labios asomo una sonrisa.
"¡Armand, qué gusto que vinieras!", envolviéndole entre sus brazos, deposito un beso en sus labios.
"Sabes que cuento las horas para volver a verte", expreso él refugiandola contra su pecho.
(Casa de los Tenou)
Tumbada sobre la cama, Harumi se divertía con un par de muñecas. Más allá y como su nana se lo hubiera enseñado a hacer, paciente Michiru se ocupaba en planchar un par de camisas.
"¿Terminaste tus deberes?", cuestiono la aguamarina al verla jugando tan despreocupada.
"Sí", fue la corta respuesta que la niña ofreció.
"Entonces cuando termine esto iré a revisarlos y si no los has hecho, no habrá postre", pensando que quizás su hija le estaba mintiendo, la mujer sentencio.
La rubia por su parte continuo con su juego, hasta que observando la fotografía que estaba sobre el buro, se quedo pensando un momento hasta que finalmente volvió a hablar; "En esta fotografía, ¿Por qué yo no estoy?"
"¿En cual?", cuestiono la mujer sin desviar la mirada de lo qué hacía. Y es que un descuido y la tela podría arruinarse.
Harumi la tomo y caminando hacia ella se la mostró; "En esta. Solo están papá y tú"
Michiru dejo a un lado las prendas, luego la contemplo al mismo tiempo que sonrojada sonreía; "Porque esta foto es de cuando papá y yo nos casamos... y tú si estas en ella... es solo qué eras demasiado pequeña"
"¿Dónde?", sin haber entendido, desanimada la chiquilla continuo con las preguntas.
Comprendiendo que no tan fácilmente podría escapar al interrogatorio al que la niña la estaba sometiendo, señalo su bien disimulado vientre; "Aquí, dentro de mamá"
"Es extraño", confundida Harumi rió un poco.
"Sí, lo es, pero ¿Quieres ver el kimono que mamá utilizo ese día?... o mejor dicho ¿Quieres probártelo?", deseando que aceptara y así dejara de hacer preguntas cuyas respuestas cada vez le resultarían más difíciles de encontrar, dirigió sus pasos hacia el armario.
Emocionada la rubia volvió subir a la cama.
Tomando con cuidado la fina prenda para no mancharla ni arrugarla, la joven madre sonrió al recordar ese día que por acciones mal intencionadas de terceras personas, creyó que jamás llegaría.
"¿Mami?", su hija la llamo al verla perdida en sus propios pensamientos.
"¡Oh, disculpa!", dijo y luego camino hacia ella para que lo viera de cerca. "Papá lo mando confeccionar para que ese día yo lo usara. Fue una hermosa sorpresa que tenía para mi"
"Es muy bonito", la niña expreso al contemplar los bellos bordados que lo adornaban.
"Lo es. ¿Te gusta?", pregunto la aguamarina y luego la vistió con el.
"Y mucho", fue la tan obvia respuesta.
"Es tuyo, pero aún eres muy pequeña como para usarlo. Ya podrás hacerlo cuando te conviertas en una mujer muy hermosa como la abuela", contenta e imaginado como llegaría a ser, la aguamarina señalo.
"¿Para el día que me case?", cuestiono la niña.
"Si así lo quieres entonces podrás usarlo ese día tan especial"
"Sí, si quiero", emocionada contesto.
"Esta bien, hasta entonces yo lo guardare, ¿De acuerdo?"
"Sí"
En ese instante Haruka ingreso a la habitación, contemplando a ambas mujeres.
"¿Qué hacen?", cuestiono imaginando qué era lo que conversaban.
"Le mostraba a Harumi el kimono que use el día de nuestra boda", dejando que el suspiro que había nacido en su pecho escapara, señalo.
"Mamá me lo regalo para cuando me case con un príncipe como tú", abrazándolo por el cuello, la chiquilla deposito un beso en su mejilla.
Ante esa combinación de palabras e imaginando ese día, un sudor frío perlo la frente del joven; "¿Casarte?... bueno sí, pero ahora no pienses en eso. Falta mucho tiempo para que eso ocurra"
Por su parte Michiru rió un poco; "Con solo imaginarlo hasta tus mejillas se empalidecieron. No seas un papá celoso"
"Es que aún no quiero pensar que algún día mi princesa se va a ir de casa", dijo y luego beso la mejilla de su aún bebé.
"Es cierto... pero dejemos de lado esa conversación. Es hora de su baño y luego vamos cenar. Harumi, ve por tu ropa"
"Sí, mami", dijo y luego abandono la habitación.
Fue así que la noche llego y luego de la cena la inminente hora de dormir se aproximo.
Haruka camino hacia la ventana, observando las nubes que de a poco comenzaban a amontonarse sobre la ciudad.
"¿Quieres que la cierre?, cuestiono a su amada, quien se ocupaba de acomodar las frescas y recién lavadas sabanas.
"Sí, no me gustaría que a mitad de la noche la tormenta nos sorprendiera"
Y un vez que cerraron la ventana y acomodaron las almohadas, se recostaron el uno al lado del otro, escuchando con atención el sonido de la lluvia que caía sobre el techo.
"Vas a decir que es algo tonto de mi parte, pero si a nosotros nos asusta una simple tormenta que sabemos y no nos hará ningún mal, solo imagina como debió ser para los primeros seres que poblaron este mundo", fue Michiru quien primero hablo luego de un corto silencio.
"No es algo tonto, Michi. Y no sé porque de la nada también pensé en ellos", girando sobre su costado izquierdo, la observo a los ojos. "Si nosotros hubiéramos nacido en ese entonces, ¿Habrías vivido conmigo dentro de una caverna?"
La joven sonrío y entonces le echo ambas manos al cuello; "Sabes que no hay necesidad de que me lo preguntes. Conoces la respuesta"
"Es cierto, he sido un tonto"
"¿Sabes?, ahora he recordado aquella noche en tu habitación. Desee que no dejara de llover porque de esa forma podría quedarme para siempre a tu lado", hundiendo sus dedos en su suave cabello, lo atrajo hacia ella para besarle en los labios.
Sabiendo hacia donde los conduciría el inicio de aquellas tiernas caricias, el rubio deslizo sus traviesas manos por la enardecida piel de su esposa, luego comenzó a despojarla de sus interiores, ante lo cual la aguamarina no se opuso.
"¡Anda!, tómame como aquella noche", agitada siseo a su oído.
Tan concentrados estaban el uno en el otro, que no notaron que la lluvia se había convertido en frío granizo. Y ni aún siquiera prestaron atención al rugido del trueno que con furia batía el cielo hasta que de pronto...
"Mami", en medio de la oscuridad quebrantada por el relámpago la niña murmuro.
Ante su inesperada presencia, la joven empujo a Haruka; "¡Dioses, Harumi!. Me asustaste", expreso volviendo a vestirse y esperando que no hubiera visto demasiado.
"¡Ah!, mi mano", gimió el rubio ante el golpe que se dio en los nudillos.
Adormilada la chiquilla se tallo los ojos; "Tengo mucho miedo, ¿Puedo dormir aquí?"
"Por supuesto que sí", adolorido replico Haruka.
"Lo siento, mi amor. Sabes que no fue mi intención", Michiru murmuro ante la interrupción y el golpe que sin querer le había dado.
"Esta bien, Michi... Ven aquí, no tengas miedo", dijo él respectivamente.
Harumi subió a la cama y arropándose en medio de los dos, entonces pidió; "Léeme una historia"
"Es tarde, mi amor. Será mejor que duermas", su madre señalo.
"Por favor", suplicante volvió a pedir.
"Esta bien, Michi. ¿De qué quieres que trate tu historia?"
"De princesas"
"¿Y ogros?", cuestiono el rubio.
"No, son feos"
"Eso es verdad. Hace mucho tiempo conocí a uno", esperando que su esposa no lo reprendiera por tan acertada comparación, la observo esperando adivinar en su rostro si ella deseaba que continuara.
"¿De verdad?", siendo natural, las palabras de su papá despertaron su curiosidad.
Por su parte Michiru sonrió y asintió, dándole a entender que podía seguir con esa historia nada alejada de su realidad.
"Sí. Ese ogro en un principio era un príncipe bueno, quien luego de navegar durante mucho tiempo llego a una isla donde vivía una hermosa reina de cabellos rubios y ojos claros..."
"¿La reina se parecía a la abuela?", no cabía duda, pareciera que la niña había entendido más de lo que ambos adultos hubieran deseado.
"Ah... bueno... no sé...", sin saber si debía continuar, el rubio se quedo sin palabras.
"Sí, se precia a la abuela", Michiru señalo y luego rió un poco.
"Pues bien, el príncipe y la reina tuvieron un hija, pero el príncipe entonces se volvió malo porque... porque si, y se convirtió en un ogro muy feo, demasiado feo que asustaba a la reina y a la pequeña princesa. Y como estaba celoso de que ellas fueran muy bonitas, las encerró en su castillo"
"¿Era muy malo?"
"Demasiado malo", dijo Michiru y luego le acomodo los cabellos que habían resbalado por su frente. La chiquilla por su parte parecía haberse olvidado de la terrible tormenta.
"La niña y la mujer no estaban solas, con ellas vivía una un anciana que era una hada, y un día por petición de la reina pudo liberar a la princesa. Entonces cada vez que el ogro se iba del castillo, el hada y la princesa paseaban por el bosque. Una noche que la princesa salio, conoció a un príncipe muy guapo...", Tenou expreso y entonces su hija lo interrumpió.
"No, papi. Los príncipes en esta historia son malos y feos"
"No, este si es bueno", riendo un poco la aguamarina corrigió.
"Mamá tiene razón. Ese principie si era bueno y entonces se enamoro de la princesa, aunque él todavía no lo sabía. La princesa tenía miedo de que el ogro regresara y no la encontrara en el castillo, así que el príncipe la llevo y entonces descubrieron que el ogro ya había llegado. Porque su hija lo desobedeció, se enojo con ella, pero no demasiado. Fue así que a partir de ese día el hada ayudaba a escapar a la princesa para que pudiera verse con el príncipe, de quien ya estaba enamorada. Él tenía miedo de quererla porque pensaba que ella se iría de su lado. El hada también tenía miedo porque pensaba que el príncipe se iba a convertir en un ogro así como su amo, pero eso no paso"
"¿Y la reina no tenía miedo del príncipe?"
"No, la reina si dejo que ambos príncipes se hicieran novios", la aguamarina respondió.
"¿Y se daban besos?"
"Y muchos", dijo el rubio y luego se quedo en silencio, recordando más que simples besos.
Ante la traviesa mueca que se dibujo en su rostro, la aguamarina lo reprendió; "¡Haruka!"
"Se escondían para que el ogro no los viera mientras ellos planeaban huir lejos de él, pero entonces lo descubrió y volvió a encerrar a la princesa. El príncipe se fue lejos y entonces construyo un castillo para cuando se casara con ella. El ogro siendo malo, le dijo a su hija que él príncipe jamas regresaría. Eso la puso muy triste. Hasta que una noche él volvió y pudo rescatarla sin que el monstruo se diera cuenta"
"¿Dónde estaba?"
"Dormido, muy dormido", dijo Michiru al recordarlo.
"Así es, la reina y el hada los dejaron escapar y entonces pudieron casarse y ser felices y hora es momento de dormir"
"No, papi. ¿Qué paso después?", pregunto Harumi.
"Nació otra princesa", replico el rubio mientras acomodaba su almohada.
"¿Qué paso con el ogro y la reina?"
"La reina y el hada también pudieron huir. La reina se caso con un rey que no es un ogro y el ogro... el ogro se quedo solo", concluyo su madre.
En ese punto y a pesar de que la historia tenía un final feliz, la chiquilla comenzó a llorar.
"¿Qué pasa?, ¿Por qué lloras?", preocupada cuestiono la desconcertada madre.
La rubia se abrazo a su papá, luego le beso la mejilla; "¿Verdad que tú no te vas a convertir en un ogro como el de la historia?"
"Por supuesto que no. Yo si soy un príncipe bueno", exclamo él y luego la beso en la frente.
Ante esa imagen la joven madre sonrió; "Así es, papá es un príncipe bueno", contesto mientras aquel pensamiento inundaba su cabeza. "Si ese ogro me hubiera forzado a pasar mi vida junto ese monstruo, hubiera preferido terminar con mi existencia. No hubiera podido vivir encadenada a un demonio que muy seguramente no solo sería una bestia conmigo, sino también con esta niña, así como fue el caso de mi madre. Hubiera estado condenada a que esa historia se repitiera una y otra vez. No hubiera podido vivir con el dolor de ver a mi hija sufriendo tal y como yo lo hice. Mucho menos hubiera soportado verla encadenada a un sujeto como él, o ... no, eso no va a suceder", empalidecida negó con la cabeza ante tan terrible idea.
"Buenas noches", dijo la niña envolviéndose en las mantas y sacando a la mujer de sus pensamientos.
"Buenas noches. Descansa", dijo ella y luego le beso le frente. "Te amo", añadió para con su amado.
"Y yo a ti", replico él acariciándole las mejillas.
Notas de autor;
Me gusta escribir sobre su vida familiar. Aunque es un capitulo sencillo, tiene momentos que debemos apreciar por todo lo que vivieron.
Michelle; A todos ellos les ha ido bien. En cambio quien sabe que será de la vida de Isao. Lo tenía todo y prefirió desperdiciar la buena vida que pudo disfrutar.
Kaiohmaru; Katherine tiene la vida que jamas pensó llegar a tener. Ella consideraba que por siempre sería infeliz. Y si Haruka y Michiru no se hubieran conocido, seguirían viviendo ese infierno al lado de ese hombre.
Isavellcota; La vida que Katherine lleva al lado de su amado es totalmente diferente a lo que hubiera vivido con Isao, porque si hubieran tenido hijos varones, sin duda serían como él. En cambio Albert sabrá educar a sus hijos de la forma correcta.
UnbreakAbleWarrior; Las palabras que alguna vez dijo Michiru no pueden ser jugadas, el dolor era demasiado, lo que de verdad cuenta es que recapacito y en ella solo hay cariño hacia su pequeña.
