CAPÍTULO LXXIX

SUEÑOS MARCHITOS

(Una semana después)

Durante el transcurso de los últimos días las cosas habían seguido su cotidianidad y sin que hasta el momento algo hubiese perturbado la paz en la que todo se desenvolvía.

Era así que cada tarde hacía las seis en punto, la joven Michiru tomaba la pizarra que Haruka hubiera mandado construir para que impartiera sus improvisadas clases, las cuales se llevaban a cabo en el espacio libre que había junto al colorido jardín, donde había decidido hacerlo porque consideraba que era mejor acompañar la enseñanza tomando de fondo aquella bella naturaleza, que hacerlo en medio de aburridos muros cuyas tonalidades no motivaban la imaginación.

Ademas en esos días algo muy especial había acontecido, y es que habiéndose dado cuenta de que la esposa del panadero llevaba a cabo aquella labor sin siquiera cobrar un solo centavo, es que dos niñas más se habían unido a Amy y su madre. Cosa que a la aguamarina emociono porque de alguna forma la educación podía llegar a cambiar sus vidas.

Por su parte y sin descuidar sus estudios, la pequeña Harumi ayudaba en la panadería sin que su madre se hubiera dado cuenta de que por ello recibía un pequeño salario que destinaría para la compra de su obsequio. Luego y sin que tampoco se diera cuenta, junto al rubio planeaba como sería su fiesta de cumpleaños la cual y próximamente se llevaría a cabo.

Así pues y habiendo concluido la clase del día, la pequeña Harumi, Amy y sus dos nuevas amigas jugaban en torno a los preciosos jardines de la residencia Tenou.

"¿Saben?, mamá dice que antes de que yo naciera mi papá sembró todas estas frutas y verduras", expreso señalándolas.

"¿De verdad?", pregunto aquella chiquilla de cabellos negros y cuyo nombre era Suki.

"Sí, luego junto a mi mamá sembró todas estas flores. Ademas dicen que en la luna hay muchas rosas porque un rey se las llevo como regalo a la princesa que ahí vive"

Intrigada por esas hermosas palabras, Amy clavo la inquieta mirada en el ancho cielo; "Es una historia muy linda"

"Papá y mamá dicen que la princesa de la luna es muy bonita"

"Para poder verla necesitaríamos una escalera muy alta", añadió la castaña Aiko, quien era su otra compañera.

Habiendo cerrado la panadería, Haruka cruzo la calle rumbo a su hogar, observando que contentas las cuatro chiquillas se divertían.

"Papi", al verlo emocionada la rubia corrió hacia él.

"Pequeña, espero y te hayas portado bien", tomándola en sus brazos, la beso en la mejilla. "Les traje postres", añadió cuando la devolvió al suelo.

"Gracias, papi. Ven, quiero que conozcas a mis amigas", tomándolo de la mano lo guió hacia ellas.

"Hola, pequeñas. Aquí tienen pastelillos de crema de chocolate. Estoy seguro de qué es el favorito de las princesas", sonriendo se los ofreció.

"Gracias", ruborizadas contestaron y luego se sentaron a disfrutarlos.

"Tu papa es muy bueno, ¿Verdad?", cuestiono Amy antes de volver a llevar el postre a sus labios.

"Si y yo lo quiero mucho. ¿Cómo es tu papá?", respondió y luego pregunto.

"El también es muy bueno y también lo quiero mucho", avergonzada no pudo evitar mentir al decirlo. Y es que no importaba cuanto lo amara, si él nunca le mostraba siquiera un poco de cariño, además de ser un hombre malo para con su madre.

Por su parte Michiru y la madre de Amy conversaban cuando de pronto se vieron interrumpidas por una mujer de cabellos castaños, quien era la madre de Aiko.

"Buenas tardes", saludo apenada.

"Buenas tardes", respondieron ambas mujeres.

"Una vez más le agradezco lo qué hace por mi hija. Mi esposo y yo trabajamos el vidrio y la cerámica, así que le he traído este pequeño obsequio que espero y sea de su agrado" , expreso tendiéndole un bello jarrón que ella misma había decorado.

"Me alegra en algo poder ayudar a las niñas, ademas soy yo quien debe agradecerles la confianza que han depositado en mi", ruborizada contesto.

"Por favor, esto es poco para todo lo que usted hace por nosotros"

"Esta bien, es muy bonito. Muchas gracias", apenada porque no deseaba nada a cambio la aguamarina lo tomo.


(Londres)

Detrás del escritorio el rubio Albert concluía algunos de sus pendientes. Por su parte Katherine repasaba el plan de viaje que hacía meses había elaborado.

"¿Esta todo listo?", cuestiono su esposo al verla tan emocionada.

"Así es, en tres días zaparemos rumbo a Japón", sonriente expreso. "No sabes cuanto me emociona el volver a verlos. Hace poco fue el cumpleaños de Harumi y pronto será el de mi hija"

"Te voy a extrañar y mucho", dijo y luego se quedo pensativo. "¿Sabes?, los niños están tristes porque este año no las acompañaran, así que me pidieron que hablara contigo para que te convenciera de llevarlos. Los emociona mucho el volver a ver a su hermana y a la niña"

"Dije que no los llevaría porque de verdad estaba bastante molesta, ademas estaba avergonzada a causa del desastre que el año pasado hicieron en su hogar y en la panadería, pero la verdad es que ya todo esta listo. Tienen todo este año para portarse bien y si no lo hacen, entonces en el próximo viaje no los llevare"

"¿Cuando les dirás que si irán con ustedes?"

"Una noche antes de partir, de lo contrario volverán a las andadas", concluyo ella.


(Casa de Amy)

Sentada a la mesa, Amy se concentraba en cumplir con los deberes que la aguamarina les hubiera dejado. Del otro lado su madre se ocupaba de una costura.

"En cuanto termines serviré la cena", sonrió orgullosa ante los avances que su hija había mostrado en clase.

"Si, mami", contesto sin desviar la atención de su cuadernillo de trabajo, el cual era un obsequio que el rubio les había hecho para facilitarles el aprendizaje. Y sin bien hoy pueden considerarse costosos, por aquel entonces representaban todo un lujo.

"Y dime, ¿Te gusta ir a la escuela?", cuestiono su madre al verla tan concentrada.

"Y mucho, ademas de aprender tengo amigas", replico y luego se quedo pensando en la hermosa historia que Harumi les hubiera contado.

"¿Ocurre algo?", pregunto su madre al verla tan distraída.

"No, no es nada", dijo y luego volvió toda su atención hacia el cuadernillo.

"Dime", insistió Saeko.

"¿Es verdad que en la luna hay rosas?", intrigada la niña pregunto.

"¿Rosas en la luna?"

"Sí, Harumi me dijo que sus papás dicen que las hay porque un rey las llevo"

Sonriendo ante esa tierna idea y sabiendo que algo así quizás era imposible, mas para no destruir su tierna ilusión la mujer contesto; "Ten por seguro que así es"

"Deben ser unos jardines muy bonitos", la niña dijo y luego se acerco a la ventana para poder contemplar la luna. "Estoy segura de que la princesa desde su palacio nos mira", añadió tratando de imaginar como sería.

De pronto y sin previo aviso la puerta se abrió, dando paso a aquel alcoholizado sujeto, quien luego de una larga ausencia había vuelto a aparecerse por casa. Por su parte y empalidecida la mujer bajo la mirada.

"Apuesto a que no me esperaban", dijo penas ingreso, luego se sentó en un silla.

"Te equivocas, esta es tu casa"

"¿Segura de qué no lo pensaste, mujer?... ¿Sabes qué?, mejor date prisa y sirveme la cena", como siempre y sin siquiera poner un solo centavo para ello, ordeno.

Por el contrario Amy sonrió y caminando hacia él lo abrazo, luego beso su mejilla; "Papi, qué bueno que estas en casa"

Ante ese cariñoso gesto y lejos de corresponderle con alguna tierna palabra, el sujeto solo se limito a resoplar.

"Amy, guarda tus cosas. Ya vamos a cenar", señalo Saeko.

Obedeciendo la orden de su madre la niña guardo sus cosas, y estando tan emocionada porque su padre había regresado y quizás esta vez las cosas llegarían a ser diferentes, es que no noto que había dejado olvidado uno de sus lapices de colores, también regalo de parte de la aguamarina.

Y ese sin duda fue un grave error, porque ese diminuto detalle no paso desapercibido para el hombre.

"¿Qué es eso?", pegunto clavando su mirada en el.

"Es un lápiz de color", asustada por el tono de su voz contesto la chiquilla.

Iracundo el sujeto lo tomo, luego observo a su mujer; "No tienes dinero para comprar buena comida, ¿pero si lo tienes para comprar estupideces?"

"No es una estupidez. Mira, es un lápiz de color", contesto su hija.

"Pues lo es. Estas cosas no son nada baratas. ¿De donde lo sacaste?, ¿A quien se lo robaste?", insistente volvió a alzar la voz, luego la tomo por los menudos hombros.

"La niña no lo ha robado y yo no se los compre", contesto la pelinegra Saeko al mismo tiempo que la liberaba de su agarre.

"¿Entonces?", fue la pregunta que siguió a las anteriores.

Confiando en que aquello que estaba por decirle lo pondría feliz y daría fin a la discusión, la niña dijo; "La mamá de Harumi me los obsequio"

"¿La mamá de Harumi?... no sé quien demonios sea y tampoco me importa, pero ¿Por qué alguien ha de obsequiarte algo?"

"Porque es mi maestra"

"¿Tu maestra?... ¿Qué se supone que te enseña?", riendo el hombre pregunto

"Nos enseña a mamá y a mi a contar y a escribir", fue la natural respuesta.

Ante eso el sujeto negó con la cabeza y luego rió con mayor fuerza; "Eso si qué es tonto. Tú madre es tan vieja que dudo que aprenda algo"

"No, papi. No es tonto"

"Lo es porque yo lo digo. Yo tengo la razón"

"No te molestes, lo qué la niña dice es verdad. Su maestra es la dueña de la panadería, ella ha sido muy amable al aceptar enseñarle a algunas niñas a contar y a leer"

"¿Así?... ¿Y se puede saber quien decidió que necesitamos de su ayuda?"

"Yo", valiente su esposa replico.

"¿Con qué objeto?"

"Qué la niña aprenda. No quiero que viva en la ignorancia con la que nosotros crecimos"

"¿Y pretendes que una extraña le enseñe?"

"Es muy buena y sabe muchas cosas. Él papá de Harumi también es muy bueno, nos reglo cuadernillos de trabajo"

"Pues eso si que es extraño. Nadie da algo sin recibir nada"

"Yo me he ofrecido a cocer, pero ella no acepta nada a cambio"

"Ella no, pero...", en ese punto la observo de una forma sugerente.

"¿Qué quieres decir?"

"¿Crees que soy tonto?", golpeando la mesa él pregunto.

"No sé a que te refieres"

"Si que sabes fingir... no dudo que el panadero te haya echado mano, porque eso de aceptar que su esposa se ocupe de una mocosa que no conoce, no me lo creo. Mucho menos me creo que no pidió nada a cambio de ese cuaderno"

"¿Cómo te atreves a insinuar semejante monstruosidad?, me es ofensivo". Titubeante dio un paso hacia atrás al ver que se aproximaba hacia ella.

"Papi, por favor no lastimes a mamá. Los papás de Harumi son muy buenos", tomándolo por la camisa, la niña trato de detenerlo.

"Haste a un lado", gruño y luego sin ningún esfuerzo la empujo.

"No la lastimes... lastimame a mi, pero no a la niña", chillo la mujer.

"Eso es justo lo que voy a hacer", riendo un poco expreso.

"No, papá. No lastimes a mamá"

"Te dije que no me molestes", dijo y luego volvió a empujarla. Luego se volvió hacia su esposa para abofetearla.

"Eres despreciable. Eres un monstruo"

"Y supongo que el panadero es bueno contigo, ¿No?. Estoy seguro de que lo prefieres a él porque no es un fracasado alcohólico como yo, ¿Verdad?"

"No sabes lo que dices, estas equivocado", contesto ella al mismo tiempo que en sus brazos envolvía a su hija para protegerla.

Cansado el hombre camino hacia la puerta y contemplando a la niña, mascullo; "Y tú mejor olvídate de esa ridiculez de ir a la escuela"

"Yo quiero ir... quiero estudiar para poder curar gente", la niña expreso.

Ante esa combinación de palabras el hombre rió de forma bastante burlona; "¿Quieres ser medico?... eso jamas sucederá. En primera porque eres pobre e ignorante, en segundo porque no hay utilidad alguna en que las mujeres estudien"

"Pero la mamá de Harumi dijo..."

"Lo qué esa estúpida mujer haya dicho me tiene sin cuidado. No volverás a ese lugar ni mañana ni nunca", habiendo sentenciado abandono el lugar.

"¿Mami?", llorando la niña se refugio en ella.

"Ya no llores, todo estará bien", expreso para reconfortarla.


(Residencia Tenou)

Por el contrario, el ambiente que se respiraba en aquella casa era muy diferente.

Risueña ante la suave sensación de las burbujas, Harumi se divertía dentro de la tina.

"Pequeña, ya es hora de qué salgas. De lo contrario tu piel se arrugara y se verá graciosa", dijo Michiru esperando de pie junto ella para envolverla en una toalla y secarla.

"Por favor un minuto más, mami", pidió esperando que se lo concediera.

"Será mejor que escuches a mamá, de lo contrario terminaras convirtiéndote en una pequeña sirena", bromeo el rubio cuando iba de camino a la habitación.

"¿Es eso posible?", pregunto la niña al mismo tiempo que observaba sus piernas.

"No, pero podrías resfriarte y si eso sucede tendrás que quedarte en cama y no podrías asistir a clases ni podrás ayudar a papá en la panadería, ¿Verdad qué no quieres que eso suceda?"

"Por supuesto que no", expreso y luego se puso de pie para que su madre la ayudara a salir de la tina.

Fue así que luego de la cena y un poco de sobremesa, la hora de dormir llego.

"Etsu, ¿Dónde estas?", pregunto la chiquilla apenas ingreso en su habitación.

"¿Etsu?", siguiendo sus pasos, extrañada pregunto la aguamarina.

"Así se llama el gatito bebé", contesto la niña al mismo tiempo que se asomaba debajo de su cama. "Ahí estas", sonriendo añadió y luego se subió a la cama para que su madre la arropara.

Ante eso Michiru rió un poco; "Pero Harumi, hace algunos días el gatito se llamaba Tora, ¿Por qué has decidido llamarlo de esa otra forma?"

"Porque ese nombre ya le aburrió", fue la tierna respuesta que ofreció.

"¿Y a ti no te ha aburrido tu nombre?, ¿No deseas cambiártelo?"

"A mi me gusta mucho como me llamo porque sé que que es por mi papá y por ti... Quiero que venga papá a contarme una historia de sirenas"

"Ahora mismo lo haré", desde el umbral de la puerta él dijo y luego se sentó a su lado. "Pues bien, las sirenas viven en el mar"

"Eso ya lo sé"

"¿Lo recuerdas, Michi?", el rubio pregunto a su amada, esperando que ella también fuera participe de su historia.

"Por supuesto, ¿Crees qué lo había olvidado?"

Ante eso, la infantil curiosidad de la rubia despertó; "¿Ustedes las vieron?"

"Así es, y eran muy bonitas. Vivían en un hermoso castillo de coral y en torno a ellos los preciosos arrecifes eran sus jardines", expreso la aguamarina dejando que la imaginación se le llenara de bellas imagines, y es que lejos estaba de pensar que aquellos eran lejanos recuerdos que habían acudido a su memoria. "Arriba vivían los ángeles que volaban por los cielos.

"¿Y eran buenos?"

"Algunos si lo eran, otros no", pensativo en ese punto Haruka se quedo. "Las sirenas eran criaturas muy bellas, brillaban a la luz del sol. Hubo un ángel y una sirena que se enamoraron y día decidieron escapar a una isla donde se ocultaron par poder disfrutar su cariño"

"¿Tuvieron bebés?", fue la natural que cuestionara.

"Así es, tuvieron bebés muy bellos", contesto la aguamarina. "Y ahora a dormir", dijo y luego le beso la frente.

"¿Qué sucedió con ellos?"

"Luego continuaremos con la historia porque papá y mamá también deben ir a descansar", dijo dirigiéndole una mirada coqueta a su amado.

"Es verdad, buenas noches", añadió él y luego le beso la mejilla.

"Buenas noches", abrazándose a su almohada la rubia cerró los ojos.

Por su parte el rubio y la aguamarina abandonaron la habitación y apenas lo hicieron, Haruka envolvió a su amada en un abrazo, luego la aprisiono contra la pared.

"¡Dioses, mi amor!", expreso ella presionando la cabeza de su esposo contra su cuello.

"¿No te gusta?"

"Y mucho... pero vamos a la habitación, no querrás que despierte y entonces quiera dormir con nosotros", dijo ella y epujandolo dentro de sus aposentos, cerraron la puerta detrás de ellos.


Notas de autor;

Michelle; Para los Tenou y los Graham todo esta en orden. No así con la familia de Amy cuyo padre parece otro Isao. Ojala y todo cambie para ellas.

Kaiohmaru; Así es, próximamente les daré detalles de su próxima reencarnación. Sí, Michi es muy buena y es buen ejemplo para esas niñas.

Isavellcota; Haruka no le habrá dado la vida, pero le ha dado todo aquello que ese sujeto jamás hubiera podido ofrecerle. En él no había cariño, en un ser así no hay nada bueno. Sin temor a equivocarme puedo decir que Saburo era peor que Isao. Solo recordemos que Eiji dijo que por un simple comentario que hizo sobre la cicatriz de su rostro, este termino arrancándole un dedo.

Michelle; Gracias. Me alegra mucho que te haya gustado.

Fatima Aveith; A través de palabras trato de hacer que aunque sea por un instante experimenten las emociones por las que los personajes están pasando. Gracias por leerme.

Kaiohmaru; Gracias :)

Kyoky; No quería escribir esta historia porque no íbamos a tener a Océano :(, si hubo un momento en el que hacer a Haruka hombre y que Océano naciera luego de Harumi, pero al final me fui por la idea original, que es esta. Sin duda todos esos niños hubieran hecho un equipo bien travieso.