CAPÍTULO LXXX

ULTIMA ESPERANZA

(Hace más de cinco años)

Muy de mañana y aún bastante avergonzado por lo que gracias a su desordenado comportamiento hubiera tenido que vivir durante las ultimas semanas, Isao Kaio abandono la habitación del hostal en el que se estaba hospedando luego de que su ex esposa vendiera la residencia que él le hubiera dado como obsequio de bodas.

Así pues, apoyando sus aún adoloridos pasos sobre su bastón y con ese aire de ser todo un señor, se presento en la oficina del abogado de la rubia.

"¿En qué le puedo ayudar, señor Kaio?", sorprendido pregunto el sujeto al considerar que entre ellos ya no había asunto que tratar. "¿Tuvo algún problema con el banco y su dinero?"

"Ningún problema. Estoy aquí porque necesito de su ayuda. Si mi entonces esposa confió en usted para llevar a cabo el divorcio, los cambios de la empacadora y la venta de la residencia, entonces considero que debo hacer lo mismo", dijo sujetando con ambas manos su bastón.

"Me honra al pensar en mi. Dígame, ¿De qué se trata?", sentándose detrás del escritorio, empapo su pluma fuente en la negra tinta para tomar cualquier nota.

Habiéndose aclarado la garganta, el pelinegro continuo; "Pues verá, hace algunas semanas mi hija se fue de casa sin decirme a donde. Se fue porque considero que ya era hora de formar su propia familia"

"Felicidades", sonriendo y sin imaginar el infierno del que la joven había huido, contesto el hombre.

"Gracias. Por información de ella y de su madre, es que sé que se caso con un buen muchacho, humilde, pero trabajador y eso es lo que ahora importa. Sin embargo estoy preocupado por ella y mi nieto. No confió del todo en ese hombre", arrepentido de haberle disparado, en vano trataba de olvidar esa noche.

"¿Por qué no?. Debería confiar en la palabra de su ex esposa y sobre todo en la de su hija, después de todo es ella quien mejor lo conoce. Por algo lo eligió, ¿No cree?"

"No confió en él porque también soy hombre, porque sé la forma en la que podemos llegar a actuar", expreso al recordar su comportamiento libertino, del cual ya no estaba orgulloso porque gracias a el lo había perdido todo.

"Entonces, ¿Cómo es qué puedo ayudarle?"

"Mireme, fui un hombre que cayo en la más pura decadencia y es por eso que ahora estoy enfermo. Y aunque recibo tratamiento, no sé si me voy a recuperar, no sé si voy vivir lo suficiente como para volver a verlos. Es por eso que he comenzado a pensar en el futuro de mi única hija. Tengo miedo de que ese muchacho cambie y se convierta en un ser irresponsable... ya sabe, en un ser licencioso de mal vivir... es por ello que deseo hacer mi testamento. De esa forma si algo ocurre en su matrimonio, que Dios no lo quiera, entonces mi hija y mis nietos tendrán un buen patrimonio", expreso y luego recordó que habiéndola acusado de ramera, le dijo que tendría que recurrir a ello para mantener a su hijo porque él no estaba dispuesto a ayudarla. Esas eran palabras que quemaban su alma.

"¿A qué se refiere al decir sus nietos?"

"Sus hijos, por supuesto"

"Señor, ¿Podría ser mas especifico en ese aspecto?"

"Entiendo, siempre fui un hombre orgulloso que por heredero desee un hijo, más al no tenerlo dije que cedería todos mis bienes a mi primer nieto varón, pero eso ya no importa. Quiero que pasen a manos de mi hija y sus hijos, sin importar si son niños o niñas. Sin pensarlo dedique toda mi vida a trabajar para ellos. Es suyo todo lo qué poseo"

"¿Qué hay de la fabrica que le cedió su esposa?", cuestiono el abogado.

"Será para mi hija. Todo en ella esta en orden y con cero deudas. De esa forma heredera un buen negocio"

"Una cosa debe considerar y eso es que si su hija y ese sujeto siguen juntos, él tiene ciertos derechos sobre esas propiedades"

"Soy consciente de ello. En su momento el que fuera mi suegro me cedió parte de su empacadora. Es por eso que estoy dispuesto a cederle un porcentaje a mi yerno. He cometido muchos errores y también espero estarme equivocando al pensar que el se volverá malo, si de verdad es bueno estoy seguro de que sabrá administrarla"


(Presente. Mañana siguiente)

Entristecida a causa de la orden que su padre les hubiera dado, Amy se sentó cerca de la ventana mientras pensaba en la clase que estaba por iniciar.

"¿Por qué mi papá tiene que ser malo?, ¿Por qué él no es como el papá de Harumi?", se pregunto al recordarlos.

Por su parte y viéndose al espejo, la pelinegra Saeko logro disimular la marca que el golpe de la noche pasada le hubiera dejado. Luego del mueble tomo los útiles de su pequeña; "¿Estas lista?"

"¿Lista?, ¿Para qué, mamá?", desanimada la niña cuestiono.

"Par ir a clases. Si no nos damos prisa llegaremos tarde"

Ante esas palabras la chiquilla se volvió hacia ella; "Pero mamá, papá dijo que no debemos volver. Si lo desobedecemos volverá a pegarnos"

"Eso sucederá solo si vuelvo a permitirlo. ¡Anda, vamos!, de lo contrario la clase iniciara sin nosotras"

"Si, mamá", contenta la peliazul siguió los pasos de su madre, tomando camino hacia el hogar de la aguamarina.

Y aunque las ausencias de aquel hombre podían llegar a ser prolongadas, esa ultima fue la excepción. Había regresado antes de lo pensado en un intento por mantener esa enfermiza "disciplina".

Empujando la puerta e ingresando en su hogar contemplo que todo estaba en orden, sin embargo faltaba lo mero importante y eso era su esposa y su hija. No, no le preocupaban en lo absoluto, pero si le molestaba su desobediencia.

"Malditas sean. Esto van a pagármelo todos. En especial esa maldita mujer y el estúpido panadero", mascullo y tomando de debajo de la cama su filosa hoz, salio a la calle.


(Residencia Tenou)

Emocionada y sin imaginar lo que estaba a punto de acontecer, la niña y su madre arribaron a tiempo.

"Amy, qué bueno que ya llegaste", contenta expreso Harumi.

"No faltaría por nada del mundo", dijo la peliazul al mismo tiempo que ocupaba su lugar.

"Buenas tardes", saludo la aguamarina.

"Buenas tardes", replico Saeko sin dirigirle mucho la mirada en un intento por ocultarle lo que le había pasado. Sin embargo sus esfuerzos fueron inútiles.

"¿Qué te sucedió?", cuestiono Michiru al notar el golpe que asomaba en su mejilla.

"No... no es nada", titubeante respondió.

"¿Estas segura de qué no es nada?"

"Sí"

"Por favor no trates de engañarme, eso no te hace ningún favor y lo único que logras es mentirte a ti misma... ¿Quien se atrevió a pegarte?", fue la pregunta obligada.

"Hace tiempo que debí dejar de cuestionarlo... es mi culpa por no obedecerlo", esforzándose por no llorar si apenas pudo decir.

"Fue tu esposo, ¿Verdad?. No deberías permitirle que lo haga, porque de lo contrario luego lo hará con tu hija", en ese punto le fue inevitable no pensar en el monstruo que Isao había sido para con ella y su madre.

"El no se atrevería", expreso tratando de alejar esa posibilidad de su cabeza.

"Entiendo si piensas que es algo que no me importa, pero debes considerar que tienes que hacer algo para que esa violencia no escale a mayores... de lo contrario llegara el momento en que te arrepientas de no haber hecho nada, pero no por ti, sino por tu hija"

Sin duda Saeko hubiera respondido, sin embargo no lo hizo porque a sus espalas una voz bastante familiar intervino.

"Te dije que no quería que vinieras", encolerizado y sosteniendo con fuera la hoz grito aquel hombre.

"¿Qué haces aquí?", observando la ira que a sus ojos asomaba y el filoso instrumento, temerosa Saeko cuestiono.

"¿Papá?"

"Será mejor que te vayas. Estas asustando a las niñas", la pelinegra señalo.

"Poco me importa... Creo que deje en claro que no quería que vinieras", de forma amenazadora se encamino hacia ellas.

"¿Quien es usted?... ¿Por qué grita?", cuestiono Michiru ante su imprudencia.

"Supongo que tú eres la estúpida mujer que le esta metiendo esas tontas ideas a mi esposa y a mi hija, ¿No?", dirigiendo sus pasos hacia ella la empujo hacia el suelo.

"Mami", Harumi grito a verla caer.

Esa deplorable acción no paso desapercibida para Haruka, quien a través del escaparate de su tienda alcanzo a atestiguarlo. Así que sin pensarlo corrió en su dirección y lanzándose sobre él, ambos rodaron sobre el suelo. Y fue para fortuna de los dos que la hoz cayo de su mano sin haberlos herido.

"¿Se puede saber cual es tu problema?. ¿Quien eres?, ¿Por qué empujas a mi esposa?", tomándolo por la camisa Tenou lo abofeteo.

"¡Dioses, Haruka!", preocupada de que ese sujeto llegara a lastimarlo, en vano Michiru intento apartarlo de él.

"Ya basta, por favor vete", gimió Saeko.

Ignorando las palabras de sus esposas y el llanto de las asustadas niñas, ambos continuaron la discusión.

"¿A si que tú eres el hijo de perra que trata de robarme lo que es mio?, ¿Qué que quiero?, quiero que le digas a tu estúpida esposa que no moleste a la mi con sus tontas ideas", aún confundido por el primer golpe, lo tomo por la camisa y luego le devolvió la bofetada.

"Por favor suéltalo y vete a casa", Saeko pidió.

"Haruka, ya basta. No pelees", una vez más su esposa suplico.

"Voy a matarte por verme la cara", chillo el otro.

"Tus amenazas no me asustan. Hace años enfrente al mismísimo demonio, así que ¿Crees que a ti te tengo miedo?... los hombres como tú siempre terminan mal", el rubio replico con una media sonrisa en sus labios y luego lo golpeo.

"Haruka. No sigas por favor"

Observando lo qué en la cercana distancia acontecía, Tekeo arrojo sus libros al suelo y luego se fue sobre el hombre para liberar al rubio.

"Suelta a Haruka", ordeno pateándolo en el brazo.

"¿Qué haces?... no eres más que un estúpido mocoso", dijo el sujeto soltando a Tenou y luego tomo al pelinegro por la camisa. Y justo cuando estaba por golpearlo, alguien a sus espaldas lo detuvo.

"Alto, Mizuno", dijo un anciano.

"Tú no te metas, maldito viejo", enfurecido resoplo.

"Si intervengo es porque te conozco", expreso el hombre sin soltar la mano de su nieto, quien era un niño si apenas un poco mayor que las niñas.

"Ya te dije, no te metas o también tendré que darte lo tuyo"

"No eres mas valiente por pegarle a tu esposa y luego tratar de pegarle a un viejo. Vete, deja de dar problemas y lastima. Solo te humillas"

"No te importa", molesto Mizuno resoplo.

"Tú no eras así, ¿Qué te hizo cambiar?, ¿Por qué te volviste un hombre huraño?", el anciano pregunto.

"Si ahora estoy molesto es porque esta estúpida mujer les esta metiendo en la cabeza tontas ideas a mi esposa y a mi hija", Mizuno chillo.

"Mi esposa no es una estúpida", grito Tenou con intenciones de reanudar la pelea.

"El único estúpido aquí eres tú", grito Takeo.

"Haruka, ya basta", expreso su esposa mirándole a los ojos. Suplicándole de una forma silenciosa que lo olvidara. "Ignóralo, Takeo. No vale la pena discutir con ese sujeto"

"Con la educación nada se gana. Somos pobres y así debemos morir. No quiero que se burlen de mi por no poder controlar a mi mujer"

"Ser ignorante tampoco te ha dado mucho", contesto el viejo. "El único culpable de tu vergüenza eres tú. Si bebieras menos y pensaras más entonces te darías cuenta"

"¿Qué ganare?"

"Eres tonto. Eres ignorante porque en ese entonces nadie se preocupo por ti, pero ahora tienes la oportunidad de preocuparte por tu hija y cambiar en algo su vida. Nadie obliga a esta mujer a enseñarle a los niños lo que sabe, muy por el contrario es un gran favor que es difícil de pagar. Agradecido deberías estar con ellos por preocuparse por tu hija"

Ante esas palabras Mizuno no contesto y luego agacho la mirada.

"Soy ignorante, no lo niego ni me avergüenzo, pero tampoco me siento orgulloso de ello y es por eso que he traído a mi nieto, que es lo único que tengo para que no llegue a viejo como yo. Quiero que aprenda para que luego pueda valerse por si mismo"

Ante las palabras del anciano y esa imagen Tenou sonrió porque le habían recordado a su abuelo y a él mismo. Y es que ese hombre al igual que el viejo Tanaka lo había entendido todo. Haruka había asistido a la escuela gracias a la idea que su abuelo tuvo porque no quería que su nieta creciera en la ignorancia a la que las niñas estaban condenadas por personas como Mizuno.

Desarmado ante el discurso del anciano, Mizuno tan solo asintió y sin decir palabra alguna se dio la vuelta y luego se marcho en dirección contraria a la que vivía.

"Lo lamento tanto, no era mi intención darles problemas", apenada Saeko no supo que más decir.

"No te preocupes, lo importante es que están bien"

"Entiendo que después de esto no desee seguir impartiendo la clase. He echado todo a perder"

"Más que ahora lo haré. Pero hoy no será posible, creo que todos estamos muy nerviosos", la aguamarina contesto.

"Gracias, ahora será mejor que nos retiremos"

"Espera... ¿Estarás bien?, puedes quedarte"

"Si, no se preocupe por nosotros", expreso Saeko y tomando a su hija de la mano emprendieron la caminata a casa.

"Ojala y así sea... bien, ¿En qué estábamos?", aún confundida por todo aquello se volvió para con el anciano.

"Me llamo Kenji y este es mi nieto, se llama Nao y tiene siete años. Veo que en su clase tiene solo niñas, así que me estaba preguntando si podría hacer la excepción al enseñarle a él... ahora me es imposible enviarlo a la escuela regular, pero prometo pagarle con mi pesca"

"Por supuesto que puede unirse, ademas no es necesario pagar nada. Lo hago porque de verdad deseo ayudar"

Aún luego de lo sucedido Tenou no pudo oponerse a lo que su esposa hacía, muy por el contrario lo enorgullecía.

Así pues y sentado a la mesa, Haruka se quejo una vez más de aquel ardor. "No, Michi. Eso duele"

"Lo sé, pero aún así debo curarte", contesto no solo molesta, sino también triste.

"¿Estas bien?", pregunto no solo por el golpe que había sufrido, sino porque a su rostro asomaba algo más.

"Sí, es solo que... no debiste haberte arriesgado así", dijo dejando que la mirada se le nublara a causa del llanto.

"Eres mi esposa y no iba a permitir que te hiriera, tampoco que te insultara"

"Lo sé, mi amor. Pero fue muy arriesgado de tu parte. Expusiste tu secreto y aún más importante tu vida. Puedo soportar cualquier golpe y cualquier insulto, pero no soportaría perderte, sabes que pudo haberte matado", dijo y luego se echo a llorar en sus brazos. "Harumi también esta muy asustada"

"Lo siento, te juro que jamás volveré a pelear", expreso y luego le beso la frente. "Iré a tranquilizar a la niña"


(En algún lugar de Japón)

Cansado por haber pasado más de cinco años viajando en tren, recorriendo así todo el país, es que Isao Kaio hizo silencio y luego se concentro en observar por la ventanilla, contemplando a lo lejos las luces de la ciudad que lo aguardaba.

Y fue a lo largo de esos años que su cabello y su barba habían comenzado a encanecer, no solo porque es imposible detener el inevitable paso del tiempo, sino que también se debía a las penas y las privaciones por las que hubiera pasado. Bien podría decirse que su apariencia poco a poco se estaba tornando en la de un abuelo.

Lejos de tocar el patrimonio que un día su hija heredaría, para costear su viaje es que se había empleado en diferentes oficios, llegando así a ser no solo cargador, sino que también había limpiado pisos. Recibiendo a veces un pequeño salario, otras veces consiguiendo transporte gratis. Y aunque continuaba su búsqueda, para nada había descuidado sus negocios.

Así pues, con sus manos apoyadas en su bastón y observando a la pequeña que viajaba frente a él en compañía de sus padres, sonrió para ella.

"¿Cinco años?. Eso es mucho tiempo", sorprendido dijo su interlocutor.

"Así es, desde entonces y sin descanso busco a mi hija y a su familia, a quienes perdí"

"¿Tienes una hija?", pregunto la hermosa chiquilla de cabellos negros.

Orgulloso Isao asintió y luego de su bolsillo extrajo un paquete de bombones, los cuales se los ofreció. Esa era una tierna costumbre que había adoptado, y es que le gustaba imaginar que era su hija quien los aceptaba. "Así es, una hija muy bonita que ya es mujer y que tiene sus propios hijos. Estos dulces son sus favoritos", contesto.

"Disculpe mi intromisión, pero ¿Por qué?, ¿De qué manera los perdió?", intrigado por saber más, el sujeto no pudo evitar preguntar.

"Por tonto que fui, alguien se atrevió a herirla y yo lejos de protegerla y darle mi comprensión, me volví un ser despreciable para ella", recordando las terribles palabras que le hubiera escupido, por un instante se le quebró la voz. No le alcanzaría la vida para arrepentirse de cada una de sus acciones.

"Sus razones habrá tenido para hacerlo, ¿No?... es decir, yo también estaría molesto con mi hija si ella no me obedeciera"

"No, no hay razón alguna que justifique lo qué hice... pero supongo que fue porque tenía miedo. De alguna forma me rehusaba a aceptar lo que había vivido, porque son cosas por las que ninguna hija debería pasar. Fue que por mi falta de comprensión y mi sobra de orgullo que ella decidió escapar de mi lado. Luego mi esposa también se fue, y yo lejos de odiarla es que entiendo porque lo hizo"

"Si que ha sido valiente, cualquier otro se hubiera rendido a mitad de camino"

"Ese no es mi caso, tengo que seguir mi búsqueda hasta dar con ellos. Lejos de quejarme acepto que este es mi castigo. No hay otro culpable más que yo"

"Pero, ¿Ha pensado en su reacción cuando se encuentre ante ellos?", cuestiono la mujer del sujeto.

"No hay día que no lo haga, pero necesito su perdón. Sé que si ella me perdona, mi ex esposa también lo hará y entonces regresara a mi lado. Volveremos a ser una familia"

De pronto y a lo largo del angosto pasillo uno de los oficiales del tren comenzó a dar fuertes voces, anunciando así su ultimo destino; "Nagasaki, pronto llegaremos al anden"

Ante esas palabras Isao observo por la ventana, contemplando que a pocos metros se podía ver la estación y entonces, la pesada maquina se detuvo.

"Qué bueno qué hemos llegado. Ojala y aquí termine su viaje", dijo el hombre y luego tomo sus pertenencias para ser de los primeros en descender.

"Gracias", contesto él.

Fue así que apoyando sus pasos en su bastón y aferrándose a su equipaje, Isao descendió de la pesada maquina y caminando por el mismo anden por el que el que a causa de sus acciones su hija y el rubio también lo hubieran hecho, puso su ultima esperanza en ese lugar.


Notas de autor;

Tarde que temprano Isao tenía que arribar. Estamos en la recta final.

Michelle; La inocencia de Amy fue mal interpretada por su padre, pero que bonito que ese anciano lo haya avergonzado.

Kaiohmaru; Aún hoy en día se culpa a las mujeres de todo, pero sin duda en ese tiempo fue peor. Es una suerte que Haruka aún siendo una mujer que creció como un hombre (con sus libertades y todo), no se haya aferrado a esas ideas.

Isavellcota; No veo a Saburo criando a Harumi porque Michiru no hubiera aceptado casarse con él bajo ninguna circunstancia, y es que si siendo nada le hizo lo que le hizo, ahora imagina que cosas no le hubiera hecho siendo su esposa. Pero en el muy remoto caso de que eso hubiera sucedido, ella no habría permitido ningún maltrato hacia su pequeña. Ella no es Katherine como para soportar la injusticia.

Kyoky; No siempre las cosas tienen que ser perfectas en una historia, como lo son esas historias en las que todo es amor, eso las hace hasta irreales. El mundo real es duro y no siempre el final es feliz. Corrección, Harumi es su sobrina, lo cual es gracioso porque es mayor que ellos xd.