CAPÍTULO LXXXI

BOMBONES

(Yokohama. Hace veinte años)

A lo lejos el sonido de los barcos que se alejaban quebranto la tranquilidad del puerto y, mientras avanzaban rompiendo las embravecidas olas, atraían hacia sus mástiles a las juguetonas aves. Mas allá los campesinos araban la tierra y la sembraban con los frutos que habrían de dar el día de mañana.

Y apenas despunto el alba cuando presuroso el viejo Tanaka llamo a la rubia.

"Haruka, despierta", expreso y luego se volvió hacia el mueble del fondo. Abriendo uno de sus gastados cajones tomo una camisita y un pantalón corto que coloco a un lado de ella.

"¿Qué pasa, abuelo?, aún no amanece", dijo y sentándose sobre la cama se tallo los ojos.

"Lo sé y es mejor así. Ahora ve a lavarte en lo que preparo tu desayuno"

"Sí, pero no me has dicho a donde vamos", reincorporándose calzo sus zapatos y luego tomo sus cosas.

"Voy a llevarte a la escuela. Ayer que fui al poblado vecino hable con el profesor y accedió a admitirte"

Ante esas palabras la chiquilla sonrió; "¿A la escuela?, no abuelo. Yo quiero quedarme aquí contigo"

"Tienes que ir para que aprendas todo aquello que yo no puedo enseñarte". Entonces el viejo se coloco a su altura y la tomo por los infantiles hombros; "Y ahora escúchame bien. Todos creen que eres un niño y es por eso que por nada del mundo le puedes decir a nadie que eres una niña... guardare tu muñeca. Sabes que solo en casa puedes jugar con ella"

¿Por qué no, abuelo?", aún sin llegar a entender porque Tanaka había decidido algo así, se encogió de hombros.

"Porque con tu padre cometí un grave error. Jamas me preocupe de su educación... luego el conoció a tu madre y por culpa de esta pobreza ella murió... no quiero que pases por lo mismo. Las calles están de llenas de mujeres que para vivir tienen que hacer cosas horribles, tampoco quiero eso para ti... si alguien ahora se entera de que eres una niña vas sufrir mucho... hay cosas que por el momento no entiendes, pero en cuanto comiences a crecer te darás cuenta de que lo que estoy haciendo es por tu bien"

Sin embargo la niña entendió poco o nada de lo que su abuelo intento decirle.

"Haruka, el mundo fue hecho para algunos cuantos. Pareciera que todo lo bueno es para ellos... ¿Cómo he de explicártelo para qué lo entiendas?... verás... las cosas para todos son muy difíciles, pero más para las niñas como tú. Si vas a la escuela ya verás que todo será diferente, pero para que puedas hacerlo tenemos que mentir. Quizás ahora seas infeliz por lo que yo he decidido, pero cuando crezcas todo ira mejor. Entonces podrás decidir por ti misma si quieres continuar viviendo de esta forma o dejar de mentir, pero hasta entonces para que logres salir de esta miseria, tendrás que hacer lo que yo te digo, ¿De acuerdo?"

"Sí"

En ese punto Tanaka sonrió al notar que su nieta era un poco más alta que el día anterior; "Es cierto, pronto te convertirás en una jovencita. Entonces habrá cosas que yo no sabre explicarte, pero estoy seguro de que en la escuela lo aprenderás"


(Presente)

Cansado y adolorido a causa del viaje, Isao Kaio despertó en la habitación de aquel hostal. Y aunque había dormido toda la noche, sentía que no había descansado lo suficiente.

Así pues y fijando la oscura mirada en el techo, se quedo pensando en todo lo que había tenido que recorrer y vivir para llegar hasta ese lugar.

"Sí ellos no están aquí entonces no sé donde más buscar, si ese es el caso no me quedara otra que ir a Londres y rogarle a Katherine para que me diga donde se esconden", murmuro para sí mismo.

Haciendo a un lado la ligera sabana se reincorporo y contemplando su reflejo en el espejo, sonrió; "No sé porque, pero estoy seguro de que hoy será un buen día"


(En la panadería)

Y aún sin sospechar que Harumi recibía un salario, la aguamarina le enseñaba como es que se tenían que guardar las notas del día. Y es que el rubio y ella consideraban que desde pequeña debía aprender como es que aquello funcionaba porque algún día el negocio sería su herencia.

"Michi, tengo que ir a hacer un pedido, ¿Necesitas que te traiga algo del mercado?", cuestiono Tenou mientras se abrochaba el chaleco y comprobaba que en su bolsillo estuviera su reloj.

"Especias y arroz", contesto.

"Esta bien", expreso y luego le hizo una ligera seña a Harumi, quien de inmediato entendió de qué se trataba.

"Papi, ¿Puedo ir contigo?", cuestiono la pequeña.

"Sabes que sí, pero solo si mamá quiere", expreso esperando que dijera si porque de esa forma ellos podrían conversar sobre aquello que juntos estaban planeando.

"Esta bien, puedes ir, pero conoces las reglas. No debes soltar la mano de papá, ni alejarte, ni conversar con extraños, ¿De acuerdo?", dijo su madre al mismo tiempo que le acomodaba los rebeldes cabellos.

"Sí, mami. Te lo prometo"

"Entonces vayan", satisfecha ella expreso.

Fue así que tomados de la mano ambos abandonaron la panadería.

"¿A dónde quieres que vayamos?", intrigado pregunto el rubio.

"Quiero ver los escaparates para buscar el regalo de mamá"

"¿Ya sebes qué quieres regalarle?", fue la pregunta que siguió a la anterior.

"Aún no", contesto la niña. "¿Tú ya sabes que le vas a comprar?"

"Te diré, pero es un secreto, ¿Si?"

"Sí"

"Algo que tendrá un significado muy especial para nosotros tres", contento el replico.

"Sin duda se pondrá muy contenta"

"Confió en que así será... veamos esos aparadores". Así pues el rubio la tomo en sus brazos para que pudiera contemplar lo que ahí ofrecían.

Emocionada la chiquilla observo a través de ellos. "Son cosas muy bonitas"

"Ten por seguro que le regales lo que le regales, a ella le gustara y mucho", Tenou señalo.

Indecisa la niña negó con la cabeza; "Será mejor que sigamos buscando"

"Esta bien, vamos a comprar las cosas que mamá pidió. Si pregunta a donde más fuimos le diremos que al banco, ¿De acuerdo?"

"Sí, papi"

Fue así que sin soltar su mano, los dos continuaron su camino hacia el mercado.

Habiendo disfrutado de un buen desayuno que termino por devolverle un poco de las perdidas fuerzas, Isao Kaio se sentó sobre a la acera y quitándose el sombrero con el intento refrescar el acalorado rostro. Y mientras lo hacía, con especial atención observaba a las personas que encerradas en su propio mundo le rodeaban.

Más allá y sin imaginar que a pocos pasos de él se encontraba el hombre que hubiera intentado no solo asesinarlo, sino también separarlo de su amada, Haruka realizaba su compra.

En ese punto y para tomar el panecillo que llevaba en su bolsillo Harumi soltó la mano de papá. Fue entonces cuando ella observo a aquel menudo hombre que sentado sobre la acera sostenía su sombrero a forma de abanico.

Atraída por esa imagen y haciendo ningún caso a las recomendaciones que su madre hubiera hecho, la rubia se alejo de su padre sin que él se diera cuenta y avanzando hacía el pelinegro, sonrió para él.

"Hola", expreso.

Isao levanto la mirada, fijándola en la niña que le hablaba. "Hola", contesto sonriendole. "Muy seguramente mi nieto tendrá su edad", pensó embelesado ante el verde de su infantil mirada. Sin embargo en ella hubo algo que llamo aún más su atención, y eso fue su pequeña nariz y su rubio cabello, herencia de la abuela Katherine. "¿Cómo te llamas?", cuestiono.

"Mamá dice que no debo hablar con extraños"

"Y tú mamá tiene razón. Me llamo... Katsuro, ¿Lo ves?, ya no soy un desconocido", expreso y para darle confianza de su bolsillo tomo un paquete de bombones que le ofreció. "Son para ti"

Haciendo caso a las palabras de su madre, la niña negó con la cabeza.

"¿Sabes?, tengo una hija muy bonita y estos son sus dulces favoritos. Estoy seguro de que te gustaran y mucho"

Convencida de su amabilidad, la niña los tomo y luego de su bolsillo saco el dulce panecillo que ahí guardaba; "Es para ti"

"Gracias", Isao contesto tomándolo y mientras pensaba en su propia hija. Y es que hasta el momento ninguna niña se la había recordado como ella. Así que sin poder evitarlo volvió a sonreír y luego le acaricio el cabello. "Eres muy bonita"

"Mi papá me espera, adiós"

"Adiós", dijo Isao viendo como se alejaba. Fue entonces que contemplo el postre y desenvolviendolo le dio un mordisco. Ante el sabor que este le ofreció, un lejano recuerdo regreso a él, y ese fue el de aquellos panecillos que hubiera disfrutado en Tokio.

Sí bien había recorrido todo Japón, probando así todo el pan que a su paso había encontrado, al paladar el sabor de ese en especial le fue inconfundible. Así que reincorporándose con intenciones de preguntarle a aquella chiquilla donde es que sus padres lo habían adquirido, observo que se iba en compañía de un alto rubio.

"Espera... espera, niña", grito en un intento por detenerlos, sin embargo la cogerá de su pie y el gentío le impidió avanzar. Fue así que resignado los miro perderse.


(Londres)

Emocionados porque su padre había convencido a su madre de llevarlos en su viaje, los dos chiquillos observaban como poco a poco la pesada embarcación los apartaba del puerto.

"Bien, he cumplido con mi promesa", dijo la rubia cruzando los brazos sobre su pecho.

"Si, mamá", apenados expresaron.

"Entonces ahora todo depende de ustedes. Si dentro de un año quieren estar en este mismo barco, ¿Qué es lo que deben hacer?"

"Portarnos bien", George replico.

"Exacto, y no solo en casa, también deben hacerlo en casa de su hermana. No quiero que vuelvan a hacer destrozos ni ahí ni en la panadería. ¿De acuerdo?"

"Te lo prometemos, mamá", exclamaron uniendo sus voces en una sola.

"Esta bien, pueden ir a jugar", ordeno relajando las duras expresiones de su rostro.

"Tenga por seguro que han aprendido la lección, señora", sonriendo la señora Matsuko expreso.

"De verdad espero que así sea, nana", no muy convencida de ello Katherine exclamo.

Por su parte los chiquillos se sentaron sobre el suelo a jugar con sus coloridas canicas.

"Ya escuchaste a mamá, tenemos que portarnos bien o de lo contrario no volverá a traernos"

"Si, ahora seamos pacientes. Ojala y Haruka no este enojado con nosotros y quiera cocinarnos pasteles", ansioso contesto Leonard.


(Residencia Tenou)

Mientras tanto y aún sin saber que Isao estaba en la ciudad tratando de encontrarlos, a través de la ventana de su estudio Haruka contemplaba a los cinco chiquillos, quienes en torno a los jardines se divertían luego de que la clase hubiera concluido.

Posando la mirada en Nao, el nuevo alumno de la aguamarina, sonrió al pensar en si mismo. Y es que al igual que en su caso, había sido su abuelo quien se había preocupado por su educación y su futuro. Cosa por la que le estaría eternamente agradecido, no solo por lo qué había logrado, sino porque en su andar había conocido a su esposa.

"Quizás en realidad ese niño es una niña", murmuro pensando en esa remota posibilidad.

"Enzo, no muerdas los frutos de papá", riendo Harumi expreso al ver a su gatito bebé, como ella solía llamarlo, arañando las plantas.

Eso atrajo la mirada de Haruka, quien satisfecho la poso sobre ella. Y es que la niña reía llena de inocencia, inundando el ambiente con su alegría.

"Sin duda mi hija es muy feliz", expreso y de pronto su semblante cambio al mismo tiempo que el llanto amenazo con comenzar a brotar. Y es que un terrible pensamiento que termino por despertar un profundo dolor en su pecho se había apoderado de él.

Michiru ingreso llevándole un poco de té, descubriendo que su esposo estaba llorando.

"¿Sucede algo?", preocupada pregunto al verlo en ese estado.

"No es nada, Michi", expreso y luego con la manga de la camisa se limpio el rostro. "Estoy bien", añadió con la voz quebrada.

"¿Qué sucede?, hacía ya tantos años que no te veía llorar", dijo al recordar el llanto que lo embargo la noche que él regreso por ella.

"Tienes razón, a ti jamás podría mentirte... es solo que vi a Harumi y...", en ese punto ya no pudo continuar.

"¿Y?", cuestiono su esposa, luego lo abrazo. "¿Qué sucede?"

Rompiendo en un llanto abierto el rubio con todas sus fuerzas se aferro a ella; "Tengo miedo, mucho miedo", entre sollozos gimió.

"¿A qué?", pregunto ella sintiendo el dolor que lo aguijoneaba.

"A él", expreso.

Entendiendo que era lo que trataba de decirle, la mujer asintió; "Yo también lo tengo. Tengo miedo de que un día decida buscarnos, nos encuentre e intente arrancarla de nuestro lado... que intente reclamarla como suya es una de mis pesadillas", dijo y ante esa remota posibilidad y el recuerdo de lo sucedido, también comenzó a llorar.

Haruka negó con la cabeza y luego con el dorso de la mano le limpio las lagrimas; "No Michi, eso jamás sucederá. Él nunca lo hará, de eso debes estar convencida. Nadie podrá separarte de ella porque es nuestra... pero ¿Alguna vez has considerado decirle que yo... que...?", el dolor y el llanto no le permitieron seguir.

La aguamarina se aferro a él con fuerza para que no se derrumbara; "¿Para qué?, ¿Qué utilidad hay en qué lo sepa?"

"No lo sé... ¿No es egoísta de nuestra parte ocultarle esa verdad?", gimió presa de terribles ideas.

"Hace mucho tiempo dijiste que para ella sería muy doloroso saber que un monstruo le otorgo la vida, es por eso que no encuentro necesidad de herirla. No quiero que llegue a pensar que es culpable. Considero que es mejor así", expreso ella manchandole la camisa con sus lagrimas.

"Entiendo, Michi. Es solo que me atormenta la idea de que ella se entere y sus sentimientos hacia mi cambien y entonces ella desee buscarlo... ¿Crees que mi pequeña dejaría de amarme?, ¿Crees que llegaría a odiarme?"

"Por supuesto que no. Sí, ese sujeto le dio la vida de una forma vil, en cambio tú le has dado todo para que ella sea feliz. A su lado no tendría nada bueno porque en un ser que es capaz de herir de esa manera no puede haber bondad alguna. Ella no conoce mas padre que tú. Desde mucho antes de que ella naciera tú ya la amabas y no habrá nada ni nadie que pueda robarte su cariño, mucho menos ese demonio"

"Es cierto. Soy un tonto por ponerme así, ¿Verdad?", dijo sonriendo débilmente y sin soltarse de ella. Ella era todo su apoyo.

"Por supuesto que no, mi amor. Entiendo tú miedo y tu dolor, pero deja de llorar y preocuparte por cosas que jamas sucederán. Sabes que ella te adora, jamás renunciaría a ti"

"Tienes razón, no vale la pena preocuparse por tonterías"

En ese punto Harumi ingreso y observando que por alguna razón su papá estaba llorando, camino hacia él; "¿Por qué lloras?"

"No es nada, pequeña", expreso él tomándola en sus brazos para abrazarla.

"Ya no llores, papi. Te quiero mucho", dijo la chiquilla y luego de limpiarle las lagrimas con sus manitas, beso su mejilla.

Así pues la noche cayó y luego de que Haruka y Michiru le hubieran contado una bella historia la hora de dormir llego.

"Buenas noches", expreso la aguamarina mientras la arropaba.

"Buenas noches", contesto ella abrazando su muñeca.

En silencio y con una sonrisa Haruka la observaba, hasta que acercándose a ella, beso su mejilla; "Te amo. Tú y mamá son mi todo. Eso jamas lo olvides, ¿De acuerdo?"

"También te amo, papi", expreso y luego cerró los ojos.

Fue así que satisfecho el rubio y la aguamarina se tomaron de la mano y fundiéndose en un beso, dirigieron sus pasos hacia sus aposentos.

Escuchando que la puerta de su habitación se cerraba detrás de sus pasos, la niña salio de la cama y abriendo el cajón del buro que estaba junto a su cama, tomo los finos bombones que aquel alegre sujeto le hubiera obsequiado.

"Están deliciosos... Enzo, ven y come uno", dijo para con el gatito, luego volvió a ocultarlos para que sus padres no los descubrieran.


Notas de autor;

Isavellcota; A ese sujeto poco le hubiera importado Harumi, era un ser sin sentimientos. Isao de verdad se arrepintió de todo, en su arrogancia jamas pensó que se quedaría solo.

Kaiohmaru; Gracias a su abuelo que era muy bueno, Haruka pudo conocer un mundo muy amplio que para las mujeres estaba cerrado. No solo pudo estudiar, sino que pudo sobresalir pese a todo pronostico. Tienes razón, ese hombre romantiza su pobreza y eso lo hace aún más ignorante.

Michelle; Cierto, Mizuno llego jugandole al valiente y termino perdiendo. Y es cierto, aunque no es un escuela oficial, que esos niños aprendan lo básico es importante porque en algo puede cambiar sus vidas.

Kyoky; Isao merecía todo cuanto ha pasado. ¿Alguna vez imaginaron que pasaría por todo eso?. A decir verdad lo que ha vivido en esos cinco años en nada se compara en nada a todo lo que Katherine y Michiru vivieron durante sus vidas.