CAPÍTULO LXXXIV

TIERNA AMISTAD

(Tokio. Hace veinte años)

Con el entrecejo fruncido y los labios apretados, el aún joven Isao revisaba su correspondencia, correspondencia que hacía poco más de un mes estaba apilada sobre su escritorio.

Aburrido y sin ningún interés en lo que aquellos sobres pudieran contener, el hombre le daba una rápida lectura y una vez que concluía si era de importancia o mera basura, los colocaba a un lado o los hacía trizas.

Por su parte y bastante contenta porque luego de una larga ausencia su padre había regresado, la pequeña aguamarina lo observaba con vivo interés e intenciones de acercarse y saludarle, aunque no lo hacía porque sabía que cuando él estaba ocupado, nadie debía molestarlo.

El sujeto continúo en lo suyo, hasta que notando su presencia sin siquiera dirigirle la orgullosa mirada y esperando deshacerse de ella, señalo; "¿Necesitas algo?... le pedí a tu nana que en tu habitación pusiera los obsequios que te traje, ¿Por qué en lugar de estarme viendo no vas a jugar?"

Habiendo escuchado el desplante que el pelinegro le había hecho a su pequeña, Katherine negó con la cabeza, pero lejos de reprocharle, contra su voluntad le dio la razón; "Michiru, ya escuchaste a tu padre. Él ahora está muy ocupado, quizás luego pueda darte un poco de su valioso tiempo", tomándola en sus brazos, a su esposo le dirigió una mirada de oprobio. Y es que le parecía inconcebible que luego de ausentarse de casa para irse por ahí en sus andanzas, tuviera el descaro de regresar de mal humor y creyendo que un par de obsequios podrían reemplazar las palabras de cariño para con su hija.

Sin embargo lo que más mortifico a la dama, fue el hecho de que ella misma hubiera tenido que encargarse de aquel chiquillo que hubiera llegado a su hogar alegando ser hijo de Isao, siendo que él no se ocupaba ni siquiera de su pequeña Michiru.

Isao resoplo y dejando a un lado los pendientes, se dirigió a ella; "Espera, deja que converse con mi hija"

No muy convencida de su amabilidad, la mujer libero a la niña quien contenta dirigió sus pasos hacia él. Isao la tomo en sus brazos y luego la sentó en sus rodillas.

"Papi, anoche tuve un sueño muy bonito"

"¿Sí?", no prestándole mucha atención siguió con la lectura.

"Sí. Soñé que en la luna hay una princesa a la que le gustan mucho las rosas. ¿Sabías qué en la luna hay rosas de muchos colores"

Indiferente su padre negó con la cabeza; "Deja de creer en tonterías… mejor ve a jugar. No tengo tiempo para tus infantiles historias", sin importarle si llegaba a herirla con su prepotencia, dijo y luego la libero de su agarre. "Si ves a la nana dile que me traiga una taza de café"

Ante su actitud la pequeña Michiru se guardó todas las cosas bellas que durante todo un mes había deseado decirle, así que con la mirada baja se dirigió hacia donde su madre estaba.

Katherine, observando el semblante de su hija de inmediato comprendió que muy seguramente había sido víctima de alguna majadería por parte Isao. Tomándola en sus brazos con el fin de tranquilizarla, exclamo; "Ven aquí. La nana preparara tarta para ti y luego podremos ir al parque, ¿De acuerdo?"

Dibujando en sus labios una sonrisa la chiquilla asintió, y es que si tenía a su madre, ¿Qué más daba si su padre la ignoraba?


(Presente. En algún lugar del océano)

Lejos no solo de Tokio sino también de imaginar que Isao estaba cerca de su familia, pensativa la rubia Katherine observaba el lejano horizonte. Un poco más allá y sabiendo cuál sería el castigo si desobedecían, los niños se mantenían entretenidos con un rompecabezas.

Por su parte la señora Matsuko se ocupaba en tejerle a la pequeña Harumi una bufanda. Más notando la preocupación que había asomado al semblante de su ama dejo de lado su labor y se dirigió a ella; "¿Le ocurre algo, señora?, ¿Hay algo en lo qué puedo ayudarla?"

Katherine negó con la cabeza; "Estoy bien, nana. Sin embargo para estas fechas siempre pienso en aquello que te comente hace dos años"

"Es verdad, lo había olvidado. Un año es un año y habrá que ver qué tanto ha cambiado"

"Así es, aunque tan solo se trata de una remota posibilidad. Una posibilidad que de volverse una realidad sería una enorme casualidad", lejos de molestarse, contesto sonriendo.

"No nos queda de otra más que esperar el tiempo que sea necesario y ver qué es lo que sucede"

"Y ya que conversamos sobre ello, ¿Sabes?, justo ahora estaba considerando proponerle a Takeo que nos acompañe a Londres", Katherine expreso.

Ante esas palabras la señora Matsuko se sorprendió "¿Con qué objeto, señora?"

"Desde los nueve años ha trabajado en la panadería, desde entonces ha demostrado ser un joven responsable y bastante educado. Es por eso que me comprometí con él y su hermana en apoyarlo para que logre convertirse en medico. Así que también le voy a proponer esa opción, el que continué sus estudios en Londres"

"¿Usted cree que acepte?"

"Es posible que si, es posible que no. Pero sea cual sea su decisión de he cumplir con mi palabra"

"Es usted muy buena, señora", reconoció la señora Matsuko.

"Después de todo sería lo justo, nana", concluyo la rubia mujer.


(Tokio)

Recordando los buenos tiempos en los que no le hubiera faltado el vino y la buena comida a costas y en compañía de Isao, el castaño Eiji observaba a través de la única ventana que había en su celda.

Y es que luego de que el iracundo pelinegro hubiera descubierto que no solamente lo había estafado durante años, sino que también había traicionado su confianza al convertirse en amante de la pelinegra Saiko, antes de iniciar su viaje se había presentado ante la policía para que se llevara a acabo una investigación en su contra.

Fue así que luego de una larga persecución por fin fue capturado justo cuando estaba a punto de darse a la huida a bordo de un buque. Enfrentando un breve juicio en el que se le encontró culpable, recibido una condena de ocho años de la cual ya había cumplido la mitad.

Por su parte Saiko había logrado escapar con buena parte de su botín, el cual consistía no solo en las joyas que el dinero de Katherine hubiera podido comprar a lo largo de casi ocho años que duro su relación con el pelinegro, sino también con todo el dinero que a lo largo de ese tiempo habían logrado robarle.

Kaio, lejos de mortificarse en demandas y persecuciones que no le devolverían nada de lo robado, ni mucho menos su valioso tiempo, había decidido dejar que se marchara "en paz". Y es que prefería que la vida tarde o temprano se lo terminara cobrando así como había sido su caso.

Así pues, Eiji llevo un cigarrillo más a sus labios. Esperaba tener noticias de Saiko, de quien hacía un mes no recibía carta alguna.

"¿Qué fue del sujeto que te puso en este agujero?", cuestiono su compañero.

"No lo sé, pero espero y se haya muerto como el maldito perro que siempre fue", dijo dibujando en su rostro una mueca burlona.

"¿Te interesa volver a verlo?"

"Por supuesto que si. Tengo cierta información que de entregarle a la policía bien podría ponerlo en esta misma celda... bien podría hacer un trato con las autoridades a cambio de reducir mi condena", el castaño señalo.

Interesado, su compañero torció los labios; "¿Quieres contarme?"

"No soy un imbécil como para confiarte esa información y que con ella busques beneficio alguno, pero llegado el momento será mi oportunidad de vengarme de Isao", Eiji señalo.


(Nagasaki. Panadería)

Con atención Haruka leía la correspondencia que durante la mañana hubiera llegado y entre la cual estaba una carta de Fiódor Nikoláyevich, el alegre marinero que hubiera conocido en las calles de Tokio.

En ella el regordete sujeto le contaba las aventuras que había vivido durante su ultimo viaje en compañía de su simpática esposa Olya, su hijo Matvey y su pequeña princesa de casi dos años

"¿Buenas noticias?", cuestiono Michiru al verlo tan contento.

"Así es, Michi. Aunque me resulta extraño que habiendo nacido en lugares tan lejanos y siendo tan distintos en nuestras costumbres, nos hayamos conocido y a través de la distancia hayamos logrado mantener nuestra amistad"

Sonriéndole, la aguamarina señalo; "Parece extraño, sin embargo al final no lo es tanto. Fue el destino el qué quiso que se conocieran por un porque. Y quién sabe, quizás Harumi y los hijos de ese sujeto continúen la tradición que ustedes iniciaron"

En ese punto una idea cruzó la juguetona imaginación de Haruka; "Tienes razón... Quizás en un futuro los Tenou y los Fiódorovich podríamos terminar siendo una sola familia"

Ante sus palabras Michiru río un poco; "Todo es posible, aunque es mejor dejarlo al destino"

"Por supuesto que sí, Michi", el rubio contesto y luego tomo la siguiente carta. "¡Vaya!, también ha llegado correspondencia de parte de Lita", contento señaló.

Lita, la joven repostera que hubiera empleado a Haruka y el joven Furuhata, el dueño de la izakaya que durante sus primeros días en la ciudad le hubiera dado refugio, hacía ya tres años que habían contraído matrimonio. Dando como resultado el nacimiento de su primera pequeña a quién habían llamado Akiko.

Así pues y deseando que en su misiva solo hubiera buenas noticias, Haruka sonrió ante aquellas palabras en las que le decía que ella y su familia estaban bien, ademas de describirle que tanto había cambiado la ciudad.

"Buenas tardes", hacia la misma hora contento llego Takeo.

"Buenas tardes. Qué bueno que llegaste, me gustaría que conversáramos un poco", el rubio pidió y luego con un ademán le indicó que tomara asiento.

Ante la seriedad de su rostro y la que encontró en el tono de voz, el joven titubeo; "Dime", temiendo haberse equivocado en algún pedido se sentó frente a él.

"¿Recuerdas qué hace un par de semanas me pediste una carta de recomendación para que cuando llegaras a Tokio pudieras encontrar un buen trabajo?. Entonces yo te dije que podía recomendarte con una buena amiga que tenía una panadería en la que quizás podría emplearte"

"Sí, por supuesto que lo recuerdo. Supongo que me negó el trabajo, ¿Verdad?", adelantándose a los hechos entristecido bajo la mirada.

"Todo lo contrario, en cuanto llegues a Tokio deberás presentarte en su panadería. Además del trabajo podrás quedarte en la habitación que yo ocupe. No es mucho, pero te ahorrara el alquiler"

"Muchas gracias, Haruka", contento el chiquillo sonrió. "Te juro que no voy a defraudarte a ti ni mucho menos a tu amiga"

"Porque sé que no lo harás es que confío en ti y en tu palabra. Aunque considero que no deberías trabajar y concentrarte solo en tus estudios, ¿Crees poder con ambas responsabilidades?"

"Por supuesto que si. Además quiero trabajar porque no deseo ser una carga para ti, ni para mi hermana ni para la señora Katherine, que ha sido muy amable al ofrecerme su apoyo"

"No lo eres. Pero debes saber que si sientes que no puedes con ambas cosas a la vez, debes concentrarte solo en lo más importante. La medicina es una carrera que requiere de muchos sacrificios"

"Lo haré, Haruka. Te doy mi palabra", expreso seguro de si mismo.

"De acuerdo", contesto el otro tendiéndole la mano para que la estrechara en señal de que habían hecho un trato.


(Esa tarde)

Y hacia la misma hora y aún lejos de tener el valor como para presentarse ante su hija y hacerle frente a sus errores, oculto detrás de un muro Isao observaba que pasaba a su alrededor. Además esperaba poder volver a conversar con su nieta, lo cual le parecía cobarde de su parte, sin embargo pensaba que por el momento era lo mejor porque de esa forma podría conocer un poco más de su entorno.

Así pues, desde la distancia contemplaba a su hija, quien contenta se dirigía a aquellos niños quienes cernían toda su atención en ella.

"Hace ya tanto tiempo que no escucho el sonido de su voz. Me gustaría mucho volver a hacerlo aunque fuera por un breve instante", pensó y luego poso la mirada en la pequeña Harumi.

Los minutos siguieron transcurriendo, llegando así el final de la clase y con ello uno a uno los chiquillos se fueron retirando.

La rubia por su parte se quedó jugando en torno a los jardines, hasta que observando que detrás de aquel muro estaba el simpático hombre del bastón, agitó su mano en el aire a forma de saludo. Isao ante su gesto respondió con el mismo ademán.

Aprovechando que la aguamarina había ingresado en la residencia para guardar sus útiles, la chiquilla escapó de su vigilancia para acudir al encuentro del sujeto.

"Hola, Katsuro", saludo la niña.

"Hola, pequeña. Me alegra mucho que hayas recordado mi nombre", Kaio replico pensando que mentirle en cuanto a su identidad había sido lo mejor. Luego se arrodillo a su altura y beso su mejilla.

"Qué bueno que dejaste de llorar", contenta expreso la niña, luego apoyo sus manitas en sus mejillas sin afeitar.

"Es porque hoy estoy muy contento. Además porque has decidido saludarme", dijo mientras le acomodaba el cabello que caía por su infantil frente.

"¿De verdad?"

"Así es. Acompáñame", sentándose en un escalón, coloco a su nieta sobre sus rodillas así como pocas veces lo hizo con la aguamarina.

Desconociendo los peligros que en las calles abundaban y más para los niños, fue que haciendo caso omiso a las recomendaciones de su madre Harumi no se opuso.

Sin embargo no hay que confundirse, si bien Isao Kaio durante la mayor parte de su vida había sido un alcohólico, mujeriego y cobarde que se hubiera atrevido a someter a su esposa, no significaba que fuera un ser despreciable y monstruoso como Saburo Katsumoto.

"Traje bombones para ti", sacando de su bolsillo un paquete de aquellos dulces, lo abrió para que la chiquilla los tomara.

"Gracias, eres muy amable", contesto la niña y acto seguido los llevo a sus labios.

El hombre volvió a sonreír, contemplando a su nieta como nunca antes en su vida hubiera contemplado a alguien. Y es que él siempre había considerado que era imposible llegar a amar a una persona sin siquiera conocerle, sin embargo el cariño que había nacido en él hacia aquella pequeña, era un algo que no había experimentado ni aún siquiera por su hija.

"¿Quienes son esos niños que estaban en el jardín de tu casa?", intrigado por saber más de ellos, cuestionó.

"Son mis amigos. ¿Sabes?, hace algunas semanas mi mamá comenzó a enseñarnos a leer y a escribir", orgullosa de ello expreso.

"¿De verdad?"

"Si, mamá dice que las niñas no podemos ir a la escuela y es por eso que ella nos enseña. También le enseña a Nao, él es un niño, pero aprende juntó a nosotras"

"Entiendo. Debo decir que tu mamá es muy buena", orgulloso de la labor que su hija estaba llevando a cabo, reconoció.

"Yo quería ir a una escuela de verdad, así como el tío Takeo"

¿Tienes un tío?. Es hermano de tu papá, ¿Verdad?", interesado en todas las personas que rodeaban a su familia, siguió preguntando.

"No, mi papá nació sin papás. Takeo es hermano de Mina y trabaja en la panadería, yo los quiero como si fuera mis tíos de verdad. Él pronto va a mudarse a Tokio para ser médico"

Recordando al joven del gakuran que le había entregado el pastel, Isao concluyo que muy seguramente estaba hablando de él.

"¿Sabías que papá y mamá sembraron todas esas flores que hay en nuestro jardín?", emocionada la niña cambio la conversación.

"No, no lo sabía. ¿Quieres contarme?"

"Cuando papá era niño trabajaba en el campo, sembraba hortalizas porque lo enseño su abuelo. Así que antes de que yo naciera sembró muchas frutas en el huerto"

Atrapando de forma juguetona su pequeña nariz entre sus dedos, Isao sonrió; "Y supongo que tú mamá sembró todas esas rosas, ¿Verdad?"

"Si, fue antes de que yo naciera. ¿Quieres que te cuente una historia?", hablo a su oído para que nadie más la escuchara.

"Puedes contarme todo lo que desees"

"Papá y mamá dicen que en la luna hay muchas rosas porque un rey se las llevó a la princesa que ahí vive"

Ante esas palabras, Isao asintió satisfecho; "Si lo sabía, porque esa es una historia que mi hija siendo niña me contó"

"¿De verdad?", no habiendo comprendido que estaban hablando de la misma persona, la chiquilla cuestionó.

"Así es. Ella decía que las rosas son las flores favoritas de la princesa de la luna"

"¿Dónde está tu hija?, ¿Es una niña?", pregunto intrigada. "Quiero conocerla para que mamá le enseñe lo que a nosotras"

Sin duda Isao hubiera respondido a cada una de sus preguntas, sin embargo se vio interrumpido.

"Harumi, ¿Dónde estás?", en la corta distancia la aguamarina la llamo.

Ante el sonido de su voz Kaio sonrió satisfecho, luego libero a la niña de su agarré. "Ve, tu mamá te está buscando. Por favor no le digas a nadie que me viste, es un secreto, ¿si?"

"Si, adiós", dijo la chiquilla y luego con paso presuroso se dirigió hacía su madre, quien contenta la recibió en sus brazos.

"¿Dónde estabas?, sabes qué no debes alejarte del jardín", la joven le recordó.

"Lo sé, mami", replico la niña.

Desde el lugar en el que se ocultaba, con un nudo obstruyendole la garganta el pelinegro las observo alejarse.


Notas de autor;

Michelle; Isao no se va a rendir, aunque vemos que es cobarde porque primero se acerco a su nieta en un intento por conocer mejor a su familia.

Kaiomaru; Harumi creció en un ambiente sano, ella no sabe de dolor ni de odio.

Isavellcota; Michiru le teme a ese sujeto en todos los aspectos, y con justa razón. Ese sujeto ni aun con su hija hubiera sido bueno.