CAPÍTULO LXXXVI

NUEVAS PALABRAS

(Panadería)

Consultando su reloj de bolsillo, el rubio descubrió que estaba a punto de marcar el medió día. Así que haciendo a un lado los pendientes que tan ocupado lo mantenían frente al escritorio, tomo su saco.

"Tengo que salir un momento, ¿Hay algo qué necesites?", tal y como lo había planeado, se dirigió hacia su esposa con el fin de llevar a su hija a comprar su obsequió de cumpleaños. Aunque para hacerlo ella tenía que permitirle ir con él.

"No, nada", contesto la mujer correspondiendo al beso que él había depositado en su mejilla.

Sonriendo ante esa amorosa imagen, la niña se dirigió hacia ellos; "¿Puedo ir con papá?", pregunto esperando que le concediera su permiso.

"Si papá quiere que lo acompañes, prometes portarte bien y no soltar su mano, entonces puedes hacerlo", acomodándole los rebeldes cabellos que habían escapado de su peinado, Michiru señalo.

"Por mi esta bien", encogiéndose de hombros y con tono despreocupado Haruka señalo.

"Entonces puedes ir... Espera, ¿Terminaste tus deberes?", fue la pregunta obligada.

"Si, mamá"

"De acuerdo, recuerda no soltar su mamo ni hablar con extraños"

"No nos tardamos", contesto Tenou y luego tomo la mano de su pequeña.

"Por favor no vayas a comprarle golosinas", pensando que era él quien con ellas la consentía cuando se ausentaban, pidió.

"No te preocupes, no lo haré. Vamos o se nos hará tarde", esperando no levantar sospechas dirigieron sus pasos hacia la calle.

Observándolos a través del claro escaparate, la aguamarina sonrió ante esa bella imagen. Y es que Harumi era tan pequeña en comparación con Haruka, que por un momento vio demasiado lejano el día en que ella fuera tan alta como él.

Por su parte y muy contentos porque habían logrado escapar, papá e hija conversaban.

"¿Ya pensaste bien qué es lo que le vas a regalar?", fue la obligada pregunta.

"Un guardapelo y chocolates"

"Sin duda ella se pondrá muy contenta, pero ahora yo quiero pedirte un favor. Y quiero que lo mantengas en secreto", en voz baja su padre pidió.

"¿Qué es?", como es natural, intrigada cuestiono su pequeña.

"Qué me ayudes a cocinar su pastel, ¿Sí?"

"Sí"

Fue así que avanzando un par de calles más, finalmente llegaron a aquella tienda, que era la misma en la que Haruka hubiera adquirido el precioso shiromuku para su esposa.

"Buenas tardes", saludo la vendedora apenas los vio ingresar.

"Buenas tardes", correspondieron ellos de forma gentil.

"¿Hay algo en lo que pueda ayudarles?"

La rubia asintió, luego en tono bajo hablo; "Pronto va a ser el cumpleaños de mamá y quiero comprar para ella un guardapelo... pero es un secreto porque quiero que sea una sorpresa"

"Entiendo. Espera, voy a traer todos los que tengo", expreso la mujer hablándole en el mismo tono que ella y luego camino hacia una de las cajoneras.

"¿Sabes?, en esta tienda compre los trajes para nuestra boda", recordando ese día tan especial, Haruka señaló.

"¿De verdad?", deseando escuchar más sobre el hermoso kimono blanco que su madre le hubiera obsequiado para cuando ella fuera adulta, pregunto.

"Sí. Y al igual que tú obsequio para ella, también fue una sorpresa. Aquí también compramos toda tu ropa de bebé. Así que ten por seguro que encontraras lo que buscas"

Luego de esperar un par de minutos la propietaria del lugar regreso con lo que la niña buscaba.

"Aquí tienes, pequeña"

Emocionada ante tan magnificas piezas, la chiquilla exclamo, "Mira papá, son muy bonitos"

"Es cierto. Siéntete libre de escoger el que desees"

"Quiero este", contesto Harumi tomando uno que era de plata.

"Si lo deseas puede ser grabado", señalo la mujer.

"¿Grabado?", desconociendo que significaba esa palabra, fue natural que se volviera hacia su padre y cuestionara.

"Significa que si quieres que tu obsequio lleve un mensaje especial para mamá, entonces pueden escribirlo en la parte trasera", Haruka explico de forma sencilla para que entendiera.

"Si, si quiero", más emocionada que antes, contesto la chiquilla.

"¿Y qué te gustaría que dijera?"

"Qué la quiero mucho", fue la obvia respuesta.

Así que habiendo pagado y quedando de acuerdo con que Haruka pasaría a recogerlo por la tarde, ambos abandonaron la tienda.

Satisfecha porque el dinero que tenía ahorrado era suficiente, continuaron el camino.

"¿Sabes?, cuando conocí a tu madre ella me obsequio un pañuelo, un par de días después yo le regale uno que estaba bordado", recordando que Lita le había dicho que la aguamarina le había obsequiado su pañuelo en señal de que él le atraía, sonrió.

"¿Cómo era?", esperando escuchar el mensaje que le había dedicado, pregunto.

"Estaba bordado con flores como las que hay en el parque en primavera. Ademas estaba bordado con sus iniciales"

"¿Iniciales?"

"Si, la primer letra de su nombre y la primer letra de su apellido de soltera", contesto recordando que para entregárselo había tenido que presentarse en la residencia Kaio, dónde conoció a la rubia Katherine. "En casa de la abuela había un piano, y sin que me dieran permiso me senté a tocarlo", riendo un poco añadió.

"¿Te regaño la abuela?"

"Por supuesto que no, le agrado mucho mi interpretación"

"¿Y el abuelo Albert?", desconociendo muchos detalles, la niña cuestionó. Y es que en su inocencia pensaba que él era el padre de su madre.

"¿El abuelo Albert?... Él no estaba en casa", sabiendo que le sería difícil entender el mundo de los adultos, además de que ese era un tema del qué no se hablaba, contesto.

"Ahora vamos a comprar los chocolates"

Ante su petición el rubio negó con la cabeza; "Le prometí a tu madre que no te compraría dulces"

"Pero no son para mi, son para ella"

"Eso lo cambia todo, vamos"

Así que ingresando en aquella otra tienda, la pequeña de inmediato observo los deliciosos dulces que reposaban detrás de las limpias vitrinas.

"¿Cuales te gustaría regalarle?"

"Aún no lo sé", contesto la niña buscando con la mirada aquellos que pudieran agradarle.

En ese punto una joven mujer, quien al parecer era la propietaria del lugar, se dirigió al rubio.

"¿Hay algo en lo que pueda ayudarle?", enmarcando en sus labios una sonrisa, pregunto.

"Estamos bien", contesto esperando a que su hija se decidiera.

"Si me permite hacerle una observación, le recomiendo los chocolates suizos. Están hechos a base de puro cacao. Los hay dulces y también amargos"

"Lo tomare en cuenta. Gracias", fue la corta respuesta que ofreció.

No muy conforme con esa seca conversación, la mujer insistió; "Pruebe este", dijo y luego tomo uno de la vitrina para ofrecérselo. "Contiene whisky". Si, no podía negar que el verde de esos ojos había despertado cierto interés en ella.

Aceptándolo, el rubio lo llevo a sus labios; "Esta delicioso"

Confiada, la joven tomo otro que también le ofreció; "Y este, ¿Qué le parece?"

Ante su sabor, Tenou asintió; "También es delicioso... Mucho más que el otro", dispuesto a adquirir esos, reconoció.

"Lo es", contesto la dama llevando uno a sus labios. "Y son mis favoritos porque son afrodisíacos... ¿Sabía que pueden despertarlo sentidos y enamorar a las personas que los comen?"

Aunque las formas de la mujer eran sutiles, en ese punto Haruka comprendió a que quería llegar. Mas no pudiendo evitar sonrojarse, negó con la cabeza; "Ah... ¡Vaya!... No, no lo sabía"

"Siéntete libre de tomar los que desees", contesto ella de una forma más personal y llevando otro a sus labios.

"¿Qué es afrodiquiaco?", interrumpiendo su coqueteo, fue la pregunta que la chiquilla lanzo, haciendo que su padre se volviera aún más ruborizado que antes.

Nervioso ante su interrogante, él replico de forma convincente; "Significa qué son chocolates hechos en África"

"¡Oh!. Hoy he aprendido tres palabras nuevas", orgullosa señalo.

"Es un niña encantadora", un poco disgustada ante su intromisión, expreso la mujer al contemplarla.

"Gracias. Se parece a su mamá", dijo el rubio como haciendo hincapié en que al tener una hija, también tenía una esposa.

Y aunque Harumi no había entendido mucho sobre la conversación de los adultos, de una cosa si pudo darse cuenta. Así que negando con la cabeza, tomo a su padre por el pantalón; "Mamá dijo que no podíamos comer golosinas", expreso un poco moleta, pero no porque su padre hubiera desobedecido, sino porque de cierta forma estaba celosa. "Tenemos que irnos, se nos hará tarde"

"No lo he olvidado. ¿Ya sabes qué chocolates le vas a comprar?", esperando escapar a la mirada de la mujer y al enojo de su pequeña, Tenou pregunto.

"¿Crees que a mamá le gusten los chocolates de África?", inocente cuestiono.

"¡Harum!", sintiendo como sus mejillas hervían de pena, Haruka la llamo entre dientes.

Cansada de esa infantil actitud, la vendedora rodó los ojos.

Sin embargo la niña rápidamente se olvido de ellos cuando observo una caja de bombones, los cuales eran los mismos que Isao le obsequiaba.

Así que recordando que Katsuro, como él se hacía llamar para no levantar sospechas, le había dicho que eran los favoritos de su hija y sin saber que se refería a su madre, contenta expreso; "Esos, quiero esos", emocionada los señalo.

"Esta bien... ¿Podría envolverlos?", pidió el rubio.

Desanimada, la joven asintió; "Si, por supuesto"

"Y también me llevo los que tienen whisky... y ponga algunos de los otros", añadió sin pronunciar aquella palabra esperando así que su hija la olvidara.


(Esa tarde)

Oculto detrás del muro, Isao Kaio observaba como la clase del día se desenvolvía. Así que esperando que los útiles que había enviado fueran del agrado de su hija y sus alumnos, sonreía imaginando que era lo que les estaba enseñando.

Y fue luego de un tres cuartos de hora que esta finalizó.

Esperando a que su nieta notará su presencia, Isao se reincorporo.

"Buenas tardes", sonriendo saludo Mizuno, quien de forma cariñosa caminaba tomado del brazo de Saeko y su pequeña.

"Buenas tardes", correspondió el pelinegro.

Mizuno al igual que él, había dejado de ser un alcohólico irresponsable, aunque con una marcada diferencia de tiempo. Y es que Mizuno no se había hundido en su decadencia a la espera de que alguna desgracia lo hiciera recapacitar.

Por su parte y habiéndose quedado a solas, Harumi observo que del otro lado de la acera y oculto donde siempre, estaba Katsuro.

"Hola", expreso cuando se encontró frente a él.

"Hola", replico su abuelo luego de besar su tierna mejilla. "¿De qué trato la clase de hoy?"

"Hoy hicimos un repaso de lo aprendido", emocionada exclamó.

"Estoy seguro de que fue muy interesante. ¿Sabes?, antes de que me dijeras que tu mamá era maestra, no sé porque imagine que esos niños eran tus hermanitos", Isao dijo atrapando de forma juguetona su nariz entre sus dedos.

"No, no tengo hermanitos"

"Quizás en el futuro los tengas"

"No, eso no pasara. Escuche a mamá decirle a la abuela Katherine que después de mi no podría tener más bebes", entristecida contesto bajando la mirada.

Era cierto, la niña lo había escuchado de su madre cuando Katherine, habiéndole preguntado a su hija cuando es que tendrían a su próximo bebé, ella había decidido responderle de esa forma para así evitar que en un futuro siguiera preguntando. Y es que no importaba cuanto confiara en ella, el secreto de Haruka también era suyo y habría de guardarlo para siempre.

Ante esa respuesta por un breve instante Isao frunció el entrecejo, sin embargo su expresión rápidamente cambio al escuchar el nombre de su ex esposa.

Fue así que sus mejillas se colorearon, sus ojos brillaron y una amplia sonrisa se dibujo en su rostro. Era verdad, tan emocionado estaba por haber encontrado a su hija y por haber conocido a su nieta, que se había olvidado de ella, de la única mujer a la que verdaderamente había amado. "¿Sabes cómo está la abuela?"

Harumi volvió a negar con la cabeza; "No, pero ella vive muy lejos, tan lejos que cada año nos visita. Tiene que venir en un barco muy grande"

"Es cierto. Lo había olvidado. Soy un viejo tonto", contento Isao sonrió tratando de contener su llanto.

"¿Sabes?, papá dice que cuando yo sea grande como mi mamá, me voy a parecer a la abuela", orgullosa la chiquilla señalo.

"Y tu papá tiene razón, aunque pienso que vas a ser más bonita que ella", sentándola en sus rodillas y deseando escuchar más sobre su rubia, exclamó.

"¿Conoces a la abuela?", sorprendida no pudo evitar preguntar.

"Así es, fue hace mucho tiempo y en otra ciudad", contesto volviendo a acariciarle el rostro. "Tienes sus ojos, su cabello y esa naricita tan pequeña"

"Es muy bonita, ¿Verdad?"

"Demasiado muy bonita", dijo y entonces sonrió al recordar la primera vez que en sus claros ojos se vio reflejado. Equivocado en ese entonces no pensó que por estúpido algún día llegaría a perderla.

"El año pasado me trajo muchos vestidos y juguetes. Dijo que con ellos parecía un princesa. Jugamos a que ella era un hada. Ademas la abuela Matsuko tejió un suéter para mi"

Al escuchar ese nombre, Isao se quedo boquiabierto; "¿Aún vive esa anciana?". Luego recordó como es que durante aquellos días en los que triste y en medio de ese infierno, hasta a ella la había echado de menos.

"Es muy buena. Ella cuido de mamá cuando nació. También me cuido a mi cuando nací"

"Sí, lo es", trayendo a su memoria el instante en que la conoció y la llevo a su casa para que cuidara de su ex esposa, sonrió.

En ese punto el rostro de la chiquilla se ilumino y entonces risueña exclamo; "¿Sabes?, hay algo que es muy gracioso, y eso es que el tío Takeo es adulto, pero Leonard y Gerorge son pequeños"

Sin haberla entendido, Isao no se quedaría con la duda; "¿Y quienes son ellos?"

"Son mis tíos, pero yo los quiero como si fueran mis hermanos pequeños", riendo un poco señalo.

"¿Tíos?", frunciendo el entrecejo su abuelo cuestiono.

"Si... Papá ya regreso, tengo que volver", expreso observando al rubio, quien había ido a recoger el guardapelo. "Adiós", agrego escapando a su agarré.

"Espera", deseando saber más sobre su familia, Isao en vano trato de retenerla.

Olvidándose de él, la pequeña acudió al encuentro de su padre, quien con un ligero ademan le indico que lo esperara en su habitación.

Impaciente la niña se sentó sobre su cama. Pasados unos minutos y luego de haber tomado una ducha, Haruka se le unió y cerrando la puerta detrás de él, sonrió al mismo tiempo que le mostraba el guardapelo. "Aquí lo tienes"

"Estoy segura de que a mamá le gustara mucho"

"Y se sentirá muy orgullosa de ti cuando sepa que tú lo compraste, lo seleccionaste y pensaste las palabras que en él le dedicas"

"Papi, ¿Seguirás dándome trabajo en la panadería?"

"Sí, pero con dos condiciones. La primera es que no puedes descuidar tus estudios y la otra es que que debes portarte bien y obedecer a mamá, ¿De acuerdo?", señalo y luego le tendió la mano para que la estrechara, cerrando así el trato.

"De acuerdo"

"¿Quieres que yo guarde tu obsequio junto a los bombones?"

"Sí, no quiero que mamá los vea antes de tiempo", contesto y luego se lo devolvió.

"Bien", el rubio lo guardo en el bolsillo de su camisa y dirigiéndose hacia el pasillo, observo a su esposa. "¿Estas ocupada?", murmuro envolviéndola en sus brazos.

"Bastante, ¿A qué viene la pregunta?", ante el ligero toque de sus manos, rió un poco.

"Deseaba que me acompañaras"

"¿Se puede saber a donde?", cuestiono agitada ante el roce de sus labios en su cuello. "Qué delicioso, hueles a chocolate"

"¿No te gusta?", fue la pregunta que siguió y luego volvió a besarla.

"Me encanta... ¡Dioses, mi amor!", gimió ante sus juguetonas manos. "Aquí no"

Tenou sonrió y liberándola de su agarre, murmuro a su oído; "Entonces tenemos una cita"

"¿En el parque?", cuestiono la aguamarina fingiendo un poco.

"Sabes donde"

"Ahí estaré", contesto su esposa rozando su mano de forma coqueta. "Harumi, la cena pronto estará lista. Es hora del baño... hoy debes ir a dormir temprano", expreso elevando el tono de su voz para que su hija pudiera escuchar.

Ante esas palabras Haruka sonrió satisfecho.


Notas de autor;

Recuerden que ya vamos hacia el final.

Michelle; Isao anda haciendo con Harumi lo que no hizo con su hija. Es bonito que tenga sus atenciones para con ella y que con ella no se guarde su cariño como lo hizo con Michiru. Sin embargo eso no lo excusa de sus errores.

Kiohmaru; Si da penita, pero luego nos acordamos del daño que hizo y su castigo se queda corto. Aunque si es doloroso, pero justificable que su familia lo considere ya muerto.

Isavellcota; En cinco años aprendió su lección, pero tuvieron que pasar quince para que se diera cuenta de que sus errores lo llevarían muy lejos. Él pensaba que si él no era feliz, nadie debía serlo. Ahora todo es al revés.

UnbreakAbleWarrior; Su buen actuar llega demasiado tarde. Pero ahora que desea saber de su ex esposa, menos se alejara.