CAPÍTULO LXXXVII

DERROTA

(Mañana siguiente)

Emocionada porque dentro de dos días celebrarían el cumpleaños de su madre y ella había logrado comprarle un par de obsequios, risueña la pequeña Harumi contemplaba los brillantes frutos que el huerto le ofrecía.

"Mira, Enzo. Las fresas están maduras, papá dice que cuando eso pasa significa que ya podemos comerlas", dijo para con su pequeño gatito. "Huelen deliciosas", añadió y cuidando que su madre no la descubriera, comenzó a cortar aquellas que parecían mas dulces y jugosas, luego las fue colocando dentro del cuento que de la cocina había tomado prestado.

Habiéndola observado tan concentrada en ello, intrigado Haruka se dirigió a ella; "¿Que haces?"

La niña camino hacia él he indicándole que se inclinara un poco, a su oído murmuro; "Corto las fresas para el pastel de mamá"

"¡Oh!, ya entiendo. Entonces deja que te ayude un poco", expreso él comenzando a cortar aquellas que estaban lejos del alcance de su hija. "Sabes que mamá tendrá dos celebraciones, la del día de mañana durante la cena y en la cual solo estaremos nosotros tres. Y la del Sábado en la que tendremos invitados, así que ¿Ya pensaste cuando le darás tus obsequios?"

"Sí, se los daré el Sábado durante su fiesta", contesto la pequeña.

"Me parece buena idea"

"Papi, ¿Me dejaras decorar el pastel de mañana?"

"Era justo lo que te iba a pedir", el rubio contesto.

"¿Qué hacen?", cuestiono la aguamarina al verlos tan ocupados.

"Cortamos frutos para hacer mermelada, ¿Verdad, Harumi?", su esposo mintió, ocultándole así el verdadero propósito de su cosecha.

"Así es", agrego la niña con las mejillas encendidas. "Mamá, ¿Este año la abuela nos visitara?", fue la pregunta que recordando a Katsuro, asomo a sus labios.

"Supongo que si, aunque no me ha dicho nada", replico la mujer sin imaginar que su madre ya estaba en camino.

"Ojala y si vengan", ilusionada contesto la niña.

"Esperemos y si. Estoy segura de que ella te extraña y mucho... Cuando termines recuerda lavarte las manos, no vayas a comer con ellas sucias"

"No lo haré, mamá"

"Ahora iré a preparar la comida. Recuerda no alejarte y si es que te vas a la panadería con tu padre, avísame para no preocuparme"

"Si, mami"

"¿Deseas que cocine algo en especial?", pregunto dirigiéndose hacia a su esposo, a quien beso en la mejilla.

"No", contesto correspondiendo a sus besos.

"Entonces que sea una sorpresa. No olviden lavarse las manos", dijo la aguamarina y luego dirigió sus pasos hacia el interior de su hogar.

Fue así que habiéndose quedado a solas, papá e hija respiraron aliviados.

"Mamá casi nos descubre. Es una suerte que no se haya dado cuenta de que le estamos preparando una sorpresa", riendo un poco la niña señalo.

"No me agrada que le mintamos, pero por esta vez fue necesario"

"¿Que le vas a regalar?", intrigada la chiquilla por fin pregunto.

"Es un secreto", en voz baja él replico.

Ante su respuesta, Harumi negó con la cabeza y con tono molesto exclamo; "No es justo, papá"

"¿Por qué no es justo?", sonriendo ante las expresiones de su rostro, Tenou pegunto. Y es que cuando se enojaba era como ver una pequeña versión enfadada de su esposa.

"Porque yo si te dije que iba regalarle"

"Tienes razón, pero como se trata de algo muy especial, solo puedo decirte que es algo muy bonito"

"¿De verdad?"

"Así es, se paciente. Ya luego podrás verlo", concluyo su padre.


(Prisión de Tokio)

Y entonces el milagro que tan ansioso Eiji había estado esperando, por fin ocurrió. Y no es que a su sucia celda hubieran llegado noticias de la pelinegra Saiko, sino que recibió su inesperada visita.

Fue así que luego de pasar por una extensa revisión y tener que soportar cada una de las majaderías que aquellos sujetos iban lanzando a su paso, es que finalmente se encontró con el castaño. A quien no había visto en cuatro largos años.

Ahí, sentado y con una torcida sonrisa en sus labios, el sujeto aguardaba por ella.

"Cuando me dijeron que alguien había venido a buscarme, jamas pensé que se tratara de ti. Incluso llegue a imaginar que Isao estaba aquí"

Asqueada ante el insoportable hedor y la suciedad, la pelinegra se cubrió la nariz con su fino pañuelo. "No te emociones, que esta será la única vez que me veas en este lugar"

"¿Hay noticias sobre ese imbécil?"

"No hay nada, ese hombre desapareció luego de ponerte en este agujero. La empacadora sigue funcionando, así que supongo que desde algún sitio él esta trabajando"

"Entiendo... ¿Tienes cigarrillos?", pregunto el hombre tratando de tomar su bolso.

Alejándolo de su alcance, la mujer del interior saco una cajetilla y un encendedor. "Se conforme. No hay más"

Con presura Eiji lo tomo y habiéndolo encendido y llevando a sus labios, rió con burla. "No cabe duda de que las amenazas suelen surtir efecto. Basto con que lo hiciera en mis cartas y hoy tengo la fortuna de verte. A partir de hoy he de hacerlo más seguido"

"No lo creas así, querido", contesto ella y luego encendió un cigarrillo.

"Ya han pasado cuatro años. Cuatro años en los que poco me has escrito. No sabes cuanto te extrañe", tomando su mano entre las suyas, se reincorporo un poco para besarle.

"¿Qué haces?", asqueada ante su aspecto, la mujer lo rechazo.

"Son cuatro años en los que no he visto a una mujer... cuatro años en los que...", trato de decir, sin embargo Saiko rápidamente interrumpido.

"¿Y qué pensaste?, si hago que la estúpida de Saiko venga, seguramente accederá a mis peticiones. Pues no, querido. Estas muy equivocado si piensas que habrás de ponerme una mano encima"

"Estas en una prisión, no soy el único en esta situación, aunque debo decir que no estoy tan desesperado como otros tipos que han optado por... así que si tú lo decidieras, harías un muy buen negocio"

Habiendo entendido para que quería verla, Saiko negó con la cabeza y luego rió de forma escandalosa; "Por supuesto que no. No sé que estabas pensando cuando lo consideraste"

"¿Por qué no?... siempre has sido un ramera y siempre lo vas a ser. Tus opciones son nulas"

"Estar aquí si que te ha vuelto estúpido. Es algo a lo que no estoy dispuesta. El que sea una ramera no significa que vaya por ahí vendiéndome pon tan poco como un cigarrillo y mucho menos en un lugar como este"

"No sabía que las prostitutas tuvieran ética alguna", burlón expreso y luego exhalo una abundante bocanada de humo. "Piénsalo bien, también te estoy hablando de los altos mandos, no solo de los pobres imbéciles como yo. Podrías hasta conseguir que me liberen antes de tiempo"

"Que tú seas un ladrón que no respeta lo que hace, no significa que tenga que ser una regla a seguir"

"Esta bien, lo que al final decidas es muy tu problema", dijo y luego escupió hacia el suelo.

"¿Para que querías verme?"

"Quería verte porque la vida en este lugar puede llegar a ser más cara que allá afuera. Así que seré claro, necesito dinero. Mi dinero", fijando su mirada en la de ella, señalo.

"¿Dinero?"

"Sí, dinero. No el tuyo, sino el mio. Lo que me corresponde", exigió.

"Me imagine que algo así me pedirías", abriendo su bolso, del interior la mujer extrajo un poco. "Se conforme porque es todo lo que traje conmigo. En esta semana te haré llegar mas"

Tomándolos y contándolos sin mucho animo, Eiji fijo su mirada en la de ella; "Ojala y así sea porque no quiero tener que recordarte que en muchas cosas fuiste mi cómplice. No solo en el asunto de Isao, sino en otras. Sabes que una acusación de mi parte y entonces me harás compañía"

Ante sus amenazas, Saiko rió de forma escandalosa, así como si estuviera en su salón; "Ni siquiera te atrevas a pensarlo, querido. Porque si tú me señalas, ¿Quien hará lo posible por sacarte de este sitio?. Nunca fuiste nada, siempre estuviste a la sombra de Isao y ahora estas a la mía"

En ese punto el sujeto torció los labios, sabía que ella tenía razón, mas no se la daría y mucho menos de forma abierta; "Pues no veo que hagas lo suficiente por liberarme. Aunque aún me quedan cartas que jugar"

"¿Que cartas?"

"Hay algo de lo que no estoy seguro... pero quizás no estoy equivocado", expreso recordando las noticias que había leído en aquel diario. "Si hablo con mi abogado y resulta que estoy en lo cierto, bien podría reducir mi condena"

"¿Quieres contarme?", pensando que esa información podría servirle a ella, intrigada cuestiono.

"No, no soy estúpido, querida. Así que es mejor que vayas preparando el dinero que por derecho me corresponde porque dentro de muy poco seré un hombre libre. Entonces ambos podremos tomar el camino que mejor nos convenga"

Ante esas palabras y sabiendo que tendría que concederle la mitad de la fortuna que con su ayuda había logrado hacerse a costas de Isao, Saiko torció los labios. "Esta bien. En cuanto te liberen ven a buscarme a donde siempre", poniéndose de pie, tomo sus pertenencias.

"Así me gusta. Y por favor no olvides hacerme llegar lo que te pedí"

"No te preocupes, me ha quedado bastante claro", contesto y dándole la espalda, abandono el lugar.


(Nagasaki)

Lejos de imaginar que su nombre seguía en labios de aquel par de miserables truhanes, bastante intrigado por aquella conversación que hubiera sostenido con su nieta, es que Isao Kaio había dormido poco, deseando a cada instante que el nuevo día llegara para poder presentarse ante ella y reanudarla.

Fue así que una hora antes de que la clase iniciara, el pelinegro se planto detrás de aquel muro para observar hacia la residencia Tenou. Dispuesto estaba a esperar el tiempo que fuera necesario.

Más luego de un par de horas la clase finalizo y escapando a la vigilancia de su madre, Harumi dirigió sus pasos hacia él.

"Hola, Katsuro", saludo.

"Hola, pequeña", después de besar su mejilla el sujeto la sentó en sus rodillas. "Me alegra mucho que hayas venido", expreso y luego de su bolsillo extrajo un paquete de bombones que le ofreció.

Ante eso la chiquilla negó con la cabeza; "Mamá no me deja comer golosinas"

"Ella tiene razón, no es nada sano. Pero una sola no te hará ningún daño", Isao contesto y luego abrió el paquete.

La rubia tomo uno de los bombones y luego de comerlo, expreso; "Ayer no pude despedirme de ti porque tenía que hablar con mi papá de algo muy importante"

"Entiendo... recuerdo que ayer me estabas hablando de la abuela Katherine. ¿Tú lo recuerdas?", esperando escuchar más sobre su nueva vida, cuestiono.

Por su parte y bastante contenta la niña asintió; "Sí. Me dijiste que la conocías. ¿Dónde la conociste?, ¿Cómo era?"

"Así es, fue hace muchos años y en un lugar muy lejano. Recuerdo que ese día ella estaba en los jardines de su casa y llevaba un precioso vestido de tul. Su rubio cabello caía sobre sus hombros. Sus claros ojos eran los más hermosos que hasta entonces había visto. Ella siempre ha sido una mujer muy bonita", recordando ese día relato. "En cambio yo siempre fui un sujeto de modales toscos. Un ogro que no supo darle el lugar que merecía"

"No pareces un ogro. Los ogros son feos y malos", señalo la pequeña al recordar las historias que sus padres le leían.

"¿Crees que soy bueno?", cuestiono pensativo, y es que comprendía que una persona que engaña a su familia, que hiere por la espalda y desprecia a un inocente que es su sangre, no puede ser noble.

Desconociendo cada una de esos escabrosos detalles, la rubia asintió.

Sabiendo que no merecía ese calificativo, Kaio prosiguió; "¿Crees que soy guapo?"

Ante esa pregunta Harumi negó con la cabeza; "Papá es guapo"

Isao no puedo evitar reír, recordando las infantiles comparaciones que a su edad Michiru solía hacer; "Es cierto. Para las hijas papá siempre es un príncipe... Ayer también me dijiste que tenias dos tíos que eran más pequeños que tú... Dime ¿Son los hermanitos de Takeo?"

Harumi rió al mismo tiempo que negaba con la cabeza; "No, aunque mi mamá ya es adulta, George y Leonard son sus hermanitos pequeños. Y yo soy mayor que ellos"

Ante lo que había escuchado Kaio no comprendió, aunque mejor dicho, se negó a él mismo que aquella lejana posibilidad fuera toda una realidad; "¿Hermanitos?... ¿Tu madre tiene dos hermanitos?, ¿Cómo es eso posible?"

"Sí, su mamá es la abuela Katherine"

En ese punto un sudor frió y un escalofrió convulsiono los miembros del pelinegro. Y es que jamás pensó que llegaría a escuchar algo semejante; "¿Qué... ¿Qué dijiste?", titubeante pregunto.

"Qué George y Leonard son hijos de la abuela Katherine"

Negándose a él mismo que aquello fuera real, titubeante murmuro; "Si es que ella en verdad tiene dos hijos pequeños... eso significa que..."

"Y es muy gracioso porque ambos son muy parecidos. Mamá dice que es porque nacieron el mismo día", riendo un poco la rubia agrego.

Aceptando esa realidad y sin poder controlar el dolor que en su pecho se había anidado, Kaio dejo que las lagrimas asomaran a sus ojos; "Soy un estúpido. Llegue demasiado tarde"

"¿Por qué lloras?", pregunto Harumi tomando su rostro entre sus manitas.

"No, no es nada. Estoy bien", expreso tratando de enmarcar en sus labios una sonrisa.

"¿Dije algo malo?", preocupada la niña cuestiono.

"Por supuesto que no. Es solo que tenía que llorar", expreso limpiándose las húmedas mejillas. "¿Y como son tus tíos pequeños?", tratando en alejar de él la tristeza, siguió cuestionando.

"Son muy traviesos. Papá siempre cocina pastelillos para nosotros y los Domingos nos lleva al parque a pasear"

"¡Vaya!. No sabes cuanto me gustaría poder volver a ver la abuela, aunque solo sea para pedirle que me perdone y despedirme de ella", comprendiendo que muy difícilmente llegaría a recuperarla, siseo. Aunque muy dentro de él aún quedaba una pequeña esperanza. "¿Y...?", por un instante deseo saber como era el hombre con el que su amada había reconstruido su vida, sin embargo prefirió callarse. No tenía derecho a preguntar algo que no le concernía, pero no porque le fuera indiferente, sino porque comprendía que él mismo a través de los años y con cada una de sus acciones la había empujado a buscar esa felicidad que a su lado jamas encontró. Algo que era totalmente comprensible.

"Mamá guarda fotos de ellos, si tú quieres el día de mañana puedo traerlas"

Ante esas palabras y deseando verla aunque fuera de esa forma, emocionado Isao asintió; "¿Harías eso por mi?"

"Si, la abuela a veces nos las envía con sus cartas"

"Por favor, deseo mucho volver a verla", él, quien aún sin conocerle la hubiera despreciado por considerarla su vergüenza y sin haberse detenido a pensar en el dolor de su hija, suplicante tomo las manos de su nieta entre las suyas.

"Pero por favor ya no llores. No quiero verte triste"

"Te prometo que no lo haré. Por favor no olvides las fotografías", liberándola de su agarre dijo.

"No lo haré. Adiós", la niña se despidió y entonces dirigió sus pasos hacia su hogar.

Por su parte, con los hombros caídos, el rostro bañado en lagrimas y sin mucho animo, Isao emprendió el camino hacia el hostal en el que se hospedaba.

"Ella siempre tuvo la razón, siempre he sido un perdedor y un cobarde. La señale como culpable de algo que no tenía importancia. Maldita sea la hora en que por primera vez me atreví a engañar y humillar a mi esposa. Debí ser bueno con ella y quien sabe, quizás hubiéramos tenido esa hermosa familia que al lado de otro hombre logro formar... Maldita sea la hora en que el desgraciado de Saburo apareció en nuestras vidas", mascullo con enojo.


Notas de autor;

Michelle; Harumi entiende poco del mundo de los adultos. Cada una de sus palabras es inocente.

Kaiohmaru; No es fácil ver a Isao como victima, él es responsable de lo que le sucede. Harumi es una pequeña Michiru. Hasta celosa se puso de esa mujer.

Michelle; Él pudo haber hecho feliz a su familia, sin embargo se encargo de destruir todo lo bueno que poseía. Ahora la única que lo quiere es su nieta.

Kyoky; Bienvenida de nuevo :). Isao sabía bien que algo así podía suceder, por eso no se separaba de ella. No le queda de otra que aceptar que perdió todo.