CAPÍTULO LXXXVIII

NUEVA REALIDAD

Sonriente e inspirada, Michiru entro en el estudio y contemplando el caballete donde ya había preparado un lienzo, se sentó detrás de él. Luego uno a uno fue acomodando sus pinceles.

"¿Qué haces?", cuestionó su pequeña al verla tan concentrada dibujando sobre el blanco fondo.

"He decidido volver a pintar", contesto cuidando cada uno de sus finos trazos.

"¿Qué vas a pintar?", emocionada, fue la siguiente pregunta que formulo.

"A nosotros tres. La última pintura que hice fue cuando tú eras muy pequeña. Has cambiado mucho desde entonces"

"Sin duda será un cuadro igual de bonito que los otros"

"¿Crees que mis cuadros son bonitos?"

"Y mucho, espero un día dibujar como tú. No se lo digas a papá, pero el es muy malo dibujando", expreso en voz baja como cuidando que él no la escuchara.

"Es verdad", riendo un poco la mujer replico.

"Esta bien, mami. No te molesto más", dijo la chiquilla dirigiendo sus pasos hacia la puerta.

Michiru se volvió hacia ella al recordar por un instante aquellos oscuros días en los que triste y sumida en un terrible dolor, había renegado de su bebé, así que sonriendole, la llamo; "Ven aquí"

Lejos de esa dolorosa realidad y de conocer cual había sido su origen, Harumi se acerco a ella; "¿Qué sucede?"

La joven la abrazo y besando su mejilla, murmuro; "No eres ninguna molestia... no tienes culpa alguna, pero ¿Me perdonas?"

Sonriendo y sin saber a que se debían esas palabras, la niña devolvió el tierno beso; "No tengo nada que perdonarte, mamá", contesto riendo un poco.

"Gracias... Sí quieres puedes acompañarme para que vayas viendo como se pinta. De esa forma podrías aprender", acomodándole los cabellos que habían caído por su frente, una vez más beso su mejilla.

"No puedo porque tengo que ordenar mis juguetes"

"Entonces ve"

Harumi salio y cerrando la puerta detrás de ella, de inmediato dirigió sus pasos hacia la cocina, donde sabía y Haruka la estaría esperando.

"Papá, mamá está haciendo una pintura. Podemos comenzar a cocinar el pastel", emocionada expreso y luego lavo sus manos.

"Esta bien, pero tendré que llevarlo a cocinar a la panadería, de lo contrario ella se dará cuenta. Luego de la clase me ayudas a decorarlo, ¿De acuerdo?. De esa forma estará listo para la hora de la cena"

"Si, papá"

"¿De que sabor quieres que sea?, ¿Vainilla o chocolate?", pregunto mientras acercaba todo lo necesario.

"Chocolate"

"Pensé que dirías vainilla por ser tu sabor favorito"

"Lo es, pero prefiero el pastel de chocolate. Además mamá dijo que esos eran sus favoritos"

"Recuerdo que cuando eramos novios íbamos a comer bocadillos a la colina... también alimentábamos a las hormiguitas y a todos los insectos que ahí había", dijo mientras recordaba al campesino que los hubiera perseguido con su filosa hoz.

De pronto y sin darse cuenta la pequeña empujo hacia el suelo el recipiente que contenía la harina, lo que provoco un sonido metálico y de paso que ella se manchara de ese blanco.

Ante el golpe, la aguamarina salio del estudio y dirigió sus pasos hacia la cocina; "¿Qué sucedió?... ¿Qué hacen?", pregunto al verlos tan animados y al descubrir que el rostro de su pequeña estaba cubierto de azúcar y harina.

"No, mami. No puedes estar aquí", expreso Harumi empujándola fuera de la habitación.

"¿Por qué no?, ¿Qué secretos me esconden?", cuestionó tratando de no reír.

"Es eso, mamá. Un secreto"

"Esta bien, no insistiré", contesto la mujer. "En lo que comienza la clase estaré en el estudio trabajando en la pintura... no olviden limpiar ese desastre"

"No lo haremos", replico Haruka.

"Esta bien, no los molesto más"

Fue así que volviéndose a quedar a solas, la chiquilla respiro aliviada.

"¿Crees que mamá se dio cuenta de que me estamos cocinando un pastel?"

"Supongo que si sabe que es lo que estamos haciendo. Pero no creo que se haya dado cuenta de que la sorpresa es para ella. Continuemos"


(Esa tarde)

Y entonces la hora acordada llego, así que sabiendo que su madre estaba ocupada en el estudio y un poco más tarde tendría que ayudarle a su padre en la decoración del pastel, Harumi disponía de solo unos cuantos minutos para reunirse con Katsuro, quien detrás del muro ya estaba esperando por ella.

Así que habiendo tomado con ella las fotografías que le había prometido, dirigió sus pasos hacia el punto indicado.

"Hola", saludo la niña luego de besar la mejilla del sujeto.

"Hola", contesto él correspondiendo a su cariño, luego la sentó sobre sus rodillas. "¿Trajiste lo que te pedí?"

"Si, aquí están", expreso y luego se las entrego.

Contento Isao las tomo y haciendo un poco de silencio, respiro profundo antes de encarar esa nueva realidad. Mas sabiendo que no podía hacer nada para cambiarla, entonces en la primera pudo contemplar aquel maravilloso día de campo en que contentos hubieran disfrutado del maravilloso clima sobre la colina.

"Supongo que eres tú el bebé que tu papá sostiene en sus brazos, ¿Verdad?"

"Sí", ruborizada contesto. "Aquí esta la abuela Matsuko, mi mamá y el tío Takeo... La abuela Katherine se ve muy bonita, ¿Verdad?"

"Demasiado. Los años y los excesos me han devorado, en cambio por ella el tiempo no pasa", expreso sonriendo. Luego tomo otra y en ella contemplo a un par de chiquillos junto a su caballo de madera; "Supongo que estos niños tan guapos son tus tíos, ¿Verdad?"

"Sí.. él es George y él es Leonard", respectivamente los señalo.

Lejos de guardar algún tipo de rencor, Isao sonrió contento por su rubia; "Y pensar que pudieron ser nuestros hijos... aunque supongo que fue lo mejor ante un padre como yo", murmuro imaginando por un breve instante como hubiera sido esa vida. "Maldito orgullo que no me dejo ver mas allá de mi puro egoísmo", afligido pensó.

Tomando la siguiente imagen, en ella pudo ver un hombre de mediana edad quien sobre sus hombros sostenía a la pequeña Harumi. Comprendiendo que muy seguramente él era el nuevo esposo de Katherine, sonrió débilmente al verlo ser un verdadero abuelo para Harumi. Ese extraño ocupaba un lugar que hacía ya tanto tiempo él mismo por egoísta y orgulloso, había despreciado.

"¿Quien... quien es este sujeto?", pregunto conociendo la respuesta, aunque deseaba saber más de él.

"Es el abuelo Albert", replico la chiquilla.

"¿Abuelo?", sabiendo que ese era un título que él no se merecía ni aún por ser el padre de su madre, Isao bajo la mirada. "¿Es bueno contigo?, ¿Te quiere?"

"Si y yo lo quiero mucho porque es el único abuelo que tengo"

Sabiendo que la pequeña jamás lo amaría como a él, cosa que aceptaba luego de todo el mal que le hubiera deseado aún estando en el vientre de su madre, afligido asintió un poco; "¿Es bueno con la abuela?"

"Sí"

"Entiendo. Debo reconocer que es un tipo con mucha suerte". No deseando preocupar a su pequeña con su llanto, ahogo en su pecho el dolor y continuo contemplando las imágenes, hasta que se topo con la ultima.

"Esta fotografía es de cuando mis papás se casaron", dijo Harumi señalándola.

Titubeante Isao la contemplo a detallé y entonces por fin rompió a llorar.

Y es que en esa bella fotografía observo a ese precioso par de chiquillos envueltos en trajes de boda. En ella, muy contentos habían pasado al pie de los jardines para inmortalizar ese momento tan especial e irrepetible.

"Sin duda debió ser un día hermoso... Tus papás se ven muy guapos", gimió contemplando a la aguamarina. "Por imbécil me perdí este día tan especial. Debí acompañarla en su alegría y sin embargo por estúpido es que le di la espalda cuando más me necesitaba, ¿Cómo pude acusarla de algo que no fue su culpa?, todo es responsabilidad mía y de ese malnacido hijo de puta", aunque hacía ya poco más de cinco años había cobrado su venganza, la ira seguía en él. "Cómo quisiera poder echar el tiempo atrás, entonces orgulloso yo mismo te entregaría a ese muchacho sin tener que condicionarte nada. Maldita sea la hora en que escupí tanto odio hacia ustedes tres", pensó recordando la mañana en que Katherine le dijo que él había regresado para cumplir su promesa, y como él lo había llamado estúpido y a su hija la había llamado ramera. "¡Dios mío, ¿Qué hice?", nervioso se llevo la mano al rostro.

"¿Sabes?, mamá me regalo su kimono blanco para cuando sea adulta y me case"

Kaio asintió; "Sin duda te veras igual de bonita que ella. Espero vivir el tiempo necesario para ese día estar presente sin tener que ocultarme"

"Ella dice que yo estaba en esta foto... aquí", dijo y luego señalo su bien disimulado vientre.

Satisfecho acaricio el rubio cabello de su nieta; "Es una niña muy buena. No, no es hija de ese maldito hijo de perra. Pos sus venas no pude estar corriendo la sangre de ese monstruo. Y eso me alegra mucho", pensó como si de alguna manera si los hijos fueran responsables de las malas decisiones de sus "padres"

"Tengo una idea, ¿Por qué no vienes conmigo para que conozcas a mis papás?", emocionada Harumi señalo y luego lo tomo por la mano para hacerlo avanzar.

"No, no puedo", pálido dijo él.

"¿Por qué no?, si les dices que conoces a la abuela Katherine, ellos querrán hablar contigo"

"No... No", temeroso negó con la cabeza.

"Entonces ven el sábado a la fiesta de mama", dijo la pequeña.

"¿Qué que fiesta?", cuestionó.

"El Sábado celebraremos su cumpleaños"

"¿Su cumpleaños?". Era cierto, desconocía tanto de su propia y única hija, que ni siquiera sabía la fecha exacta de su nacimiento. Mucho menos sabía cuántos estaba por cumplir.

"Por favor ven a nuestra casa. Ellos estarán muy contentos de conocerte", suplicante la niña pidió.

"¿Crees que debo asistir?, ¿Crees que querrán recibirme en su casa?"

"Si"

"Esta bien, lo haré", no muy convencido contesto.

"Te estaré esperando"

En ese punto el pequeño Enzo camino hacia Isao, frotándose contra su pierna sana; "Y este gatito, ¿Es tuyo?"

"Si, y se llama Enzo", contesto Harumi tomándolo en su manos.

"Es muy bonito"

"Gracias... Ahora tengo que irme porque papá y yo estamos preparando una sorpresa para mamá"

"Esta bien. Ve"

"Por favor no olvides que el sábado es su fiesta"

"No lo haré", contesto mientras la observaba regresar a la panadería.


(Esa noche)

Siguiendo el plan que previamente habían trazado, presuroso Haruka ingreso en la panadería para tomar el pastel que hubiera cocinado junto a su hija. Por su parte la pequeña Harumi mantenía ocupada a su madre.

"Ya es hora de que salgas de la tina", expreso preparando su ropa para ayudarla a vestirse.

"No, un minuto más"

"Lo mismo dijiste hace cinco", contesto ella fingiendo estar molesta.

"De verdad, solo un minuto más... O al menos hasta que papá regrese", suplico esperando que el rubio ya hubiera regresado con el pastel.

En ese punto la aguamarina escucho la puerta cerrarse, señal inequívoca de que él había vuelto. "Ahí está, papá ya esta en casa. Es hora de vestirse"

"Esta bien", contesto la niña.

Mientras tanto en la cocina Haruka se ocupaba de poner la mesa y el pastel.

"Sin duda se pondrá muy contenta", sonrió al mismo tiempo que colocaba las velas y las encendía.

Pasados un par de minutos presura Harumi bajo y observando que ya todo estaba listo, sonrió para él; "Quedó muy bonito. ¿Crees que a ella le guste?", cuestiono un poco insegura.

"Ten por seguro que si. Y más le gustará cuando sepa que tú lo cocinaste y decoraste". Aún y cuando la presentación del bocadillo no era perfecta, lo que más valía era el hecho de que la chiquilla había lo preparado con mucho cariño para ella.

De pronto los pasos de la mujer se dejaron escuchar, haciendo que ambos se volvieran hacia la escalera.

"Ya es hora de cenar, vayan a lavarse las manos", expreso y entonces contemplo la sorpresa que tenían para ella. "¿Y ese pastel?", cuestionó.

"Feliz cumpleaños, mami", Harumi dijo y entonces corrió hacia ella para abrazarla. "Es para ti"

"¡Vaya!, muchas gracias", contesto estrechándola entre sus brazos.

"Harumi lo cocino y lo decoro para ti. Fue ella quien selecciono las fresas del huerto"

"Ahora lo entiendo todo. Por supuesto que me gusta y mucho", contenta beso la mejilla de su hija, a su esposo lo beso en los labios. "Jamás imagine que era lo que estaban planeado"

"Mira, mamá, también hice un dibujo para ti", señalo mostrándoselo. "Somos nosotros y el gatito... No es un dibujo tan bonito como los que haces, pero... ¿Te gusta?"

"Por supuesto que si, es muy hermoso. Voy a colocarlo en el recibidor", ante las inesperadas acciones de su pequeña, se limpio las lagrimas que habían resbalado por su rostro. "Gracias por todo", emocionada añadió.

"No tienes nada que agradecer, Michi. Lo hicimos con mucho cariño", dijo él antes de besarla.

Pensativa Harumi se quedó un momento, luego hizo aquella pregunta; Mami, ¿Cuántos años tienes?"

Ante ese cuestionamiento Michiru rió un poco; "Demasiados, pronto seré una anciana"

"Eso no es verdad, eres muy joven y bonita", contesto la niña.

"Tengo muchos años... que son poco más de veintitantos", no deseando dar un número exacto porque después de todo ¿A qué mujer le gusta revelar ese detalle?, expreso volviendo a reír un poco. "Si lo digo papá va a pensar que soy demasiado vieja y entonces ya no me querrá"

"Por supuesto que eso no sucederá, mi amor", dijo Tenou y luego por detrás la envolvió en sus brazos.

"¿Seguro?", contesto ella volviéndose hacia él para echarle los brazos al cuello y besarlo en los labios. "¿Te gustan mis canas?", pregunto en referencia a aquellas que en su cabello habían nacido durante esos días de terrible amargura.

"No me importan los años que tengas ni las canas, para mí siempre serás aquella chiquilla que conocí en la panadería de Tokio", dijo contemplándose en sus húmedas pupilas. "Amo todo de ti"

Ante esas palabras la joven se refugio en su pecho, abrazándome con todas sus fuerzas; "Te amo. Por favor nunca me sueltes"

"Jamás lo haré, no estamos ni a la mitad de nuestro camino", murmuró a su oído antes de besarla.

Un poco confundida Harumi observo sus manos; "Si son muchos años, no tengo suficientes dedos para contarlos... ¡oh,! tengo los de los pies", dijo decalzandose para hacer sus cuentas.

"Michi, ¿Por qué no pides un deseo?", Haruka sugirió.

"Por supuesto que lo haré", su amada dijo observando las destellantes flamas de las velas. Así que cerrando los ojos las apagó y luego sonrió.

"¿Que pediste?, mami", emocionada pregunto su hija.

"Qué papá, tú y yo siempre seamos muy felices", expreso y luego le acomodo los cabellos que caían por su frente. "Y qué juntos pasemos muchos, pero muchos cumpleaños, aunque me vuelva una abuela"

"Te quiero", dijo Harumi volviéndola a abrazar.

"Y yo a ti. Jamás lo olvides", contesto ella abrazando a su familia.


Notas de autor;

Michelle; Isao se concentro tanto en buscarlos, que se olvido de que Katherine podría rehacer su vida. Al menos lo entiende y esta feliz por ella.

Kaiohmaru; Pobre Haruka, imagina a mamá e hija celosas xD. Si Katherine no hubiera reorganizado su vida, muy difícilmente regresaría con él.

Isavellcota; Si da pena Isao. Él siempre fue débil, solo que se escudaba en el daño que hacía a los demás, eso lo hacía verse fuerte.

Kyoky; Espero y ya estés mejor. Como bien dices, Eiji y Saiko son dos escorias, sin embargo no tienen la culpa de las malas decisiones de Isao. Ellos solo se aprovecharon de él, cosa que hasta se merecía por no valorar a su familia.