CAPÍTULO XCI

INESPERADA CONFESIÓN

Contrario a los días pasados, que habiendo sido soleados, ese amanecer y atardecer fueron muy diferentes a los demás. Y es que no solo los cielos estaban cubiertos por las densas nubes, sino que en el ambiente había un algo que se podía respirar y que resultaba imposible descifrar.

Y aunque así se percibía, como siempre todo continuo en su cotidianidad. Incluida la clase, que había iniciado y terminado al tiempo señalado, sin embargo para la pequeña Harumi si hubo algo que fue diferente.

Así pues de rodillas sobre el sillón y a través del ventanal del recibidor, impaciente observaba hacia aquel muro. Y es que contrario a los días pasados, Katsuro no se había presentado. Pensando que quizás algún problema lo había retrasado, preocupada contemplaba el reloj, viendo como segundo a segundo el tiempo transcurría sin que hubiera noticia de él.

"¿Quieres que prepare tu postre favorito?", cuestiono su madre al percibir cierta tristeza en sus ojos.

"Si, te ayudo", contesto y luego siguió sus pasos hacia la cocina.

Dos calles más allá y sin imaginar el drama que un día antes se había vivido en casa de su hija a causa de la invitación que a la niña le había hecho, es que habiendo reunido el valor necesario por fin Isao se dirigía hacia ella.

"Sí fui valiente para haberlos lastimado, aún más valiente debo ser para pedirles perdón", pensó mientras que con fuerza se aferraba a los obsequios que llevaba para ellos. No porque buscara comprar su cariño, sino porque no quería simplemente llegar con las manos vacías.

Orgulloso y con la frente en alto se detuvo frente a la puerta, respiro profundo y luego con sus nudillos llamo.

Los segundos que siguieron sin obtener respuesta lo sumieron en un profundo nerviosismo, hasta que los pasos de alguien que se aproximaba se dejaron escuchar y entonces la puerta cedió.

Fue así que luego de poco más de cinco años, padre e hija se reencontraron. Aunque a primera vista la joven no le reconoció. Era de esperarse, porque ella lo recordaba como un hombre regordete de cabello de negro y facciones duras. Sin embargo ante ella se presento un menudo sujeto cuyo cabello comenzaba a tornarse blanco.

"Bu... buenas tardes... ¿En qué puedo ayudarlo?", sin saber porque, titubeante se dirigió a él.

"Buenas tardes", contesto Isao al mismo tiempo que hacía una ligera reverencia.

Reconociendo esa voz detrás de las canas y los pliegues de su piel, la sangre huyó de sus miembros, sumiendo a la mujer en un terrible horror. "¿Tú?", solo atino a preguntar sin ningún aliento. Por un instante había regresado a aquellos terribles días.

"Si. Soy yo", Kaio contesto dibujando una sonrisa en sus labios mientras que con todas sus fuerzas luchaba contra ese deseo de lanzarse en sus brazos y estrecharla de la forma en que nunca lo hizo.

"¿Qué... Qué haces aquí?', sin salir de su asombro y deseando que aquella terrible visión fuera el producto de una pesadilla, de forma obligada la joven pregunto.

"Yo...", el avergonzado sujeto bien pudo responder, sin embargo hubo algo que se lo impidió.

Y es que en ese momento y para interrumpir su conversación, Harumi salió y observándolo, emocionada corrió hacia él. "Katsuro, qué bueno que viniste a visitarme. Te extrañe mucho", expreso abrazándolo por las piernas.

Isao sonrió y colocándose su altura, dijo al mismo tiempo que besaba su mejilla; "Comprendí que debo dejar de huir. Mira, te traje obsequios"

Ante ese inesperado actuar por parte de la niña, Michiru frunció el entrecejo y encaminándose hacía él la apartó de su lado; "¿Qué haces con mi hija?, ¿Quien te permitió acercarte a nosotros?"

"¿Mamá?", confundida por su actuar, la chiquilla siseo.

"En verdad es una niña encantadora. Se parece a ti cuando eras pequeña", orgulloso Kaio reconoció.

"¿Así que tú eres Katsuro?... ¿Qué haces aquí?, ¿Hace cuanto nos espías?, ¿Quien te permitió llevártela?", molesta alzo la voz.

Haruka a través del claro cristal contemplo la discusión que su esposa mantenía con ese extraño. Ante ello la sangre huyó de sus miembros; "¿A caso es ese mal nacido?... No, eso es imposible", expreso y entonces presuroso se dirigió hacía ellos. "¿Quién eres?", cuestiono mientras cruzaba la acera.

"No has respondido mis preguntas, ¿Qué haces aquí?", la aguamarina insistió con tono severo, y es que hacía ya tanto tiempo que le había perdido el miedo y el respeto.

"Buenas tardes, caballero", saludo Isao haciendo una corta reverencia ante el rubio.

"¿Quién eres?", cuestionó molesto. "¿Por qué molesta a mi familia?. Retírese antes de que llame a la autoridad"

"Lamento haberme presentado de esta forma, pero es que no encontré otra", el hombre respondió.

"¿Michiru?", temiendo que se tratara de ese infame sujeto, de quien solo conocía su nombre, Tenou se dirigió a ella.

"No... es ese hombre que se dice ser mi... el hombre que aquella noche murió para mi", respondió ella con desagrado.

Ante esas palabras Isao bajo la cabeza.

"¿Sé puede saber cual es el propósito de su visita?, ¿Cómo es que nos encontró?"

Por su parte y desde el otro lado de la acera, Mina observo la discusión.

Habiendo notado su presencia, la aguamarina tomo la mano de su pequeña. "Ven. Por favor quédate con Mina mientras nosotros hablamos con el señor, ¿De acuerdo?"

"Sí, mamá. ¿Sabías que Katsuro conoce a la abuela?"

"Lo sé", indiferente contesto.

Controlando toda la rabia que sentía hacía ese hombre, no por lo que a él le hubiera hecho, sino por haber sido un desgraciado con su amada, Haruka no apartaba la mirada de él.

"Hable, no sea cobarde", ordeno.

"¿Qué haces aquí?", furiosa cuestionó su hija.

"Yo..."

"Será mejor que hablemos en otro lado", notando que habían atraído la mirada de los que por ahí pasaban, Haruka señalo el camino.

Avergonzado Isao ingreso en el recibidor, momento justo en el que contemplo el precioso presente que tres días antes y con motivo de la celebración, le había enviado a su hija. "¿Te gustaron las flores?", cuestiono señalándolas.

"¿Fuiste tú?", comprendiendo que su esposo no había fingido cuando ella creyó que él las había enviado, frunció el entrecejo.

"Así es, fui yo", contesto orgulloso. "También fui yo quien envió los útiles, dime ¿Fueron del agrado de tus alumnos?"

Por su parte Michiru no respondió.

Comprendiendo que no debía ser fácil asimilar cada uno de los acontecimientos, con la mirada el señor Kaio recorrió el salón, luego hizo lo mismo con las fotografías y pinturas que decoraban sus muros.

Ante su silencio y la expresión de su rostro, la joven hablo; "¿Qué sucede?, ¿Te sorprende que ninguna de tus profecías se hayan cumplido?, porque si mal no recuerdo dijiste que al lado del hombre que amo estaba condenada a vivir en la miseria. ¿Te sorprende que no me haya convertido en una ramera como muchas veces dijiste que sucedería?... ¿Te sorprende que sea feliz?"

Esas palabras con dolor resonaron en Isao. Así que deteniéndose se volvió hacia ella; "No sabes cuanto me arrepiento de ello. Porque sabía que está sería la reacción más lógica, es que muchas veces camine por está calle sin detenerme"

"¿Y es por eso que usaste a mi hija?. Qué vil y cobarde de tu parte usar a una niña para lograr tus propósitos. Por lo que veo no has cambiado", lejos de experimentar miedo, la joven respondió.

"Sabe que hizo mal al acercarse a la niña", Tenou señalo.

"Lo sé y entiendo que estén enfadados conmigo"

"¿Y qué esperabas?, ¿Qué luego de todo el dolor que nos causaste estuviéramos felices de volver a verte?, ¿Qué es lo que buscas?, porque sabes bien que aquí no tienes nada"

"¿Cómo nos encontró?"

"En su momento debí prestar más atención a cada palabra. Así que sabiendo que usted tenía por oficio el de panadero, es que a mí suerte fui recorriendo todo Japón en su búsqueda, hasta que llegue a este lugar. Fueron cinco años de vagar y constante fracaso"

"¿Se supone que debo sentir lástima por ello?. Al contrario, me parece poco lo que hayas pasado. Porque no se compara en nada con lo que nosotros sufrimos por tu culpa", su hija expreso.

"Por eso estoy aquí... ¿Puedo?", cuestiono señalando el sillón.

"Adelante", Haruka contesto y luego sirvió unos tragos. Todos lo necesitaban.

Isao tomo asiento y luego de respirar profundo, reinicio la conversación; "Muy tarde comprendí que me equivoque. Luego de que tu madre se fuera de mi lado, entendí que el tiempo se me esfumo tratando de odiarla, porque aunque tú no lo creas, nunca deje de amarla"

"¿Cómo es eso posible, si tú no puedes querer a nadie que no sea tu mismo?", la joven le recordó.


(Tokio)

Recostado sobre su incomoda cama, como hasta entonces aquel mal encarado sujeto veía pasar las horas sin que noticia buena o mala llegara a su celda. Sin embargo aquel día sería la excepción.

"Hiroto, tienes visita", anuncio un oficial mientras abría la pesada reja.

Ante esas palabras que jamás creyó escuchar, el prisionero, quien era un ladrón y estafador, torció los labios; "¿Qué has dicho?"

"Qué tienes visita. ¿Prefieres no recibirla?"

"¿Quien es?, si ni siquiera tengo abogado", fue la pregunta obligada.

El oficial sonrió de forma sugestiva; "¡Vaya que eres un tipo con suerte!, ya quisiera yo que una mujer así viniera a verme"

"¿Una mujer?", Hiroto cuestiono, cambiando al instante la dura expresión de su rostro.

"Así es, te esta esperando. Y yo en tu lugar antes de ir a verla, me lavaría más que el rostro y las manos", el oficial expreso y luego rió un poco.

Confundido Hiroto lo hizo con presura, luego se volvió hacia él; "Si me estas mintiendo, no sabes lo que te espera"

"Ve, que el tiempo se termina", respondió.

Fue así que escoltado y nervioso el hombre camino por el corredor y, llegando hasta aquella habitación, descubrió que el oficial no le había mentido.

Ahí y de pie frente a él, estaba la peligra Saiko, quien le había llevado un vino y una buena comida.

"¿Por qué no entras?", cuestiono ella mientras que de forma coqueta le ofrecía una copa.

"¿Quien eres?", sin moverse del umbral de la puerta, pregunto.

"¿Vas venir o prefieres que todo esto se lo de a otro preso?"

El hombre trago saliva y cerrando la puerta detrás de él se sentó frente a ella. Aquel que lo conociera llegaría a concluir que la sola presencia de la mujer de alguna forma lo había dominado. "¿Te conozco?"

"No, pero ahora si", dijo ella y acto seguido lo beso en los labios.


(Nagasaki)

El silencio se apodero de hasta el ultimo rincón de la residencia Tenou, el cual tan solo era quebrantado por el ligero eco del tic tac del reloj. Hasta que de nueva cuenta Kaio reanudo la conversación.

"Entiendo que estés molesta conmigo, pero créeme si te digo que en ese momento me jure cambiar. Hoy soy mejor que ayer y mañana seré mejor que hoy", orgulloso de él mismo expreso.

"¿Por qué?"

"Porque descubrí que lo más valioso que siempre tuve y tendré será mi familia", dijo y luego bajo la mirada.

"No, no me entendiste. ¿Por qué no te diste cuenta antes?"

"Porque no quería parecer débil. No quería que vieran en mi a un cobarde, a un enclenque", fue su vaga contestación.

"¿En verdad crees que si hubieras sido fiel y con ello le hubieras mostrado un poco de amor a mi madre, te habrías vuelto menos hombre?, porque si esa es tu escusa, me resulta inútil. El cariño a nadie hace débil"

"No hay día que no me arrepienta de ese pasado. Y es por eso que estoy aquí, para rogar que me perdonen. No quiero estar solo"

"¿Y quien dice que no puedes esperar otros veintiséis años así?. Si todo este tiempo pudiste vivir siendo un mezquino, no veo porque no puedas continuar como hasta ahora"

"Hija, por favor escúchame", Isao se reincorporo con intenciones de abrazarla, sin embargo ella no se lo permitió.

"Cuando yo te pedí que me escucharas me gritaste, así que ¿Por qué he de hacerlo?"

"En todos estos años no ha habido momento en el que no me he arrepentido de mi indiferencia, porque aunque te cueste creerlo, siempre te ame"

"Tus acciones siempre me dijeron lo contrario. Odiabas a mi madre por no haber cumplido tu estúpido capricho, me odiaste porque no fui lo que esperabas. Sin embargo creo que esas solo fueron escusas porque si mal no recuerdo, a todos tus hijos les diste la espalda", expreso siendo consciente de esa doble vida que Katherine se esforzó por ocultarle.

"Admito que fui un estúpido, ahora ruego porque puedan perdonarme", desarmado bajo la mirada.

"Qué fácil te resulto hacernos daño y luego presentarte como si no hubiera sucedido nada, y aún peor, tratar de aspirar a algo que claramente no mereces", dejando que las lagrimas resbalaran por sus mejillas, la aguamarina negó con la cabeza.

"Pido perdón por lo que aquella noche le hice, por haberlo lastimado de esa forma tan cobarde", dijo para con el rubio.

"Puedo disculparlo. Sin embargo hay cosas que no se perdonan, señor", Haruka contesto.

En ese punto y habiendo entendido a que se refería, Isao se apoyo en sus rodillas, tomando las manos de la joven entre las suyas; "Te pido perdón por no haberte escuchado, por haberte envido a su casa, por haberte gritado y por haberte pegado"

La mujer escapo a su agarre y alzando la voz, contesto; "Jamás podre porque no fuiste capaz de respetar mis deseos e hiciste de mi una presa. Porque cuando más te necesitaba lo único que hiciste fue acusarme de ramera. Porque me golpeaste sin importarte si llegabas a lastimar a esa niña a la que ahora llamas nieta y dices amar... ¿Ya olvidaste que dijiste que si era una mujer llegaría a ser una perdida como yo?"

Ante esas palabras Haruka rechino los dientes; "Qué ser tan despreciable. ¿Qué mal le hizo mi bebé?"

Isao bajo la mirada y entonces dejo que libres las lagrimas resbalaran por su mejillas.

"Tú jamás podrás experimentar el asco, el dolor y la vergüenza a la que ese sujeto me condeno. Tú no sabes todo lo que sufrí, porque yo me culpaba de lo que me había pasado. Con ello condene a mi esposo a mi amargura... porque no sabes el terror y la impotencia que me embargaba cada vez que él deseaba estar conmigo. Pero como él es bueno y me ama fue paciente. Ahora dime, ¿Qué culpa tenía él?"

"Por favor Michi, ya no llores", refugiandola en sus brazos el rubio la sostuvo. "Señor, será mejor que se vaya. Lo único que su presencia ha causado, es que esas heridas se volvieran a abrir"

"No, no se puede ir sin que tengamos cuentas claras. ¿Ya olvidaste que nos perseguiste en la estación con el fin de separarme de él y de mi bebé... además no sabes el miedo en que vivimos. Cada día que termina para nosotros es una bendición el que ese cerdo no nos haya buscado y encontrado para tratar de lastimarnos"

Ante esas palabras enérgico Isao levanto la mirada; "Por Saburo no tienen que volver a preocuparse, hace mucho yo mismo me encargue de él", valiente confeso su crimen.

Al escucharlo Haruka frunció el entrecejo. "¿Qué... qué ha dicho?... ¿Usted?"

"Qué no debes seguir sintiendo miedo de ese monstruo. Hace más de cinco años que el esta muerto. No pude seguir tolerando el que te haya lastimado, así que para evitar que volviera hacerlo con ustedes o con alguien más, lo aparte del camino"

Ante esas palabras, la joven hundió el rostro en el pecho de su amado, y es que esas palabras trajeron paz a su corazón.


Notas de autor;

Michelle; En verdad su mundo se derrumbo, lo bueno es que ella regreso bien.

Kaiohmaru; Lo único que ha hecho Isao desde que llego, fue abrir heridas. Tomando con él a Harumi logro que Michi pensara lo peor. Él "ya es bueno" y no hubiera sido capaz de llevársela lejos de ellos.

Isavellcota; Cuando todo parece estar en orden hay algo que perturba esa paz. Mina, Haruka y todos ellos son como un gran familia, es bonito que se apoyen así.

Kyoky; En lugar de hacer un bien hizo un mal, lo bueno es que del susto no paso. Ahora imagina ese otro Isao y que en lugar de niña fuera un niño, de seguro y se lo lleva par hacerlo como él