CAPÍTULO XCIII

PEQUEÑO GRAN PASO

Las pocas horas de sueño que Haruka y Michiru habían logrado conciliar, sirvieron para aclarar un poco sus perturbados pensamientos.

Fue así que como cada mañana y a la hora tan acostumbrada el rubio regreso de la panadería para tomar los primeros alimentos del día.

"Traje pan caliente y leche", expreso colocando las cosas sobre la mesa. Caminando hacia su amada, la beso en los labios. "¿Estas bien?"

"Sí", contesto ella mientras le echaba los brazos al cuello. "Y tú, ¿Estas más tranquilo?"

"Por supuesto que si", replico fijando su enamorada mirada en la de ella.

Harumi lo escucho llegar y abandonando su habitación, presurosa se dirigió a su encuentro. "Papi", expreso contenta y luego lo abrazo.

"Buenos días", replico su padre para después inclinarse un poco y tomarla en sus brazos. "¡Dioses, estas creciendo. Pronto no podre cargarte"

Ante esas palabras la niña rió; "¿Te sientes mejor?, ¿Ya no estas triste ni cansado?"

"Estoy bastante bien, aunque creo que si me das otro beso voy a estar aún muy mejor"

"De acuerdo", la niña volvió a reír y luego beso su mejilla.

Por su parte Michiru sonrió satisfecha, y es que nada ni nadie jamás podría destruir tan precioso vinculo, ni mucho menos atentar contra su bien merecida felicidad. "Sentémonos"

"Ya escuchaste a mamá", liberándola de su agarre, contento la observo ocupar su lugar. "¿En que puedo ayudarte, Michi?"

"Trae los cubiertos", su esposa contesto mientras servia los alimentos.

Fue así que dejando atrás un poco de esa pena, ambos pronto le hicieron compañía a la niña.


(Tokio)

Pensando como es que llevaría a cabo la encomienda que la pelinegra Saiko le había dado con el fin de ayudarse mutuamente, es que Hiroto había dormido poco.

Y es que ella, contrario a lo que Eiji y el mismo Isao habían pensado, era una mujer bastante inteligente.

Fue así que no dispuesta a dejarse amedrentar por las amenazas que el castaño había hecho en su contra, es que se dio a la tarea de investigar y luego seducir a uno de los oficiales de la prisión con el fin de conocer un poco de aquellos criminales. El hombre siendo ingenuo y confiando por demás en ella, es que le había hablado de Hiroto, un estafador que bien podría ser capaz de casi cualquier cosa. Fue por ello que no era coincidencia que ella lo hubiera buscado para hacerlo cómplice de su fechoría.

"¿Que secreto guardara ese infeliz como para liberarme de prisión?", ¿Por qué esa mujer querrá deshacerse de ese pobre diablo?", incrédulo se pregunto mientras encendía uno de los caros cigarrillos que la pelinegra le había llevado. "¿En verdad debo confiar en ella?, ¿No será alguna mentira?, ¿Y si es una trampa para echar más años a mi condena?", indeciso comenzó a dar vueltas de un extremo a otro.


(En algún lugar de Japón)

Sin imaginar el drama que se vivía en casa de la aguamarina, es que la rubia, los niños y la señora Matsuko continuaban su viaje.

Así pues mientras los niños trataban de mantenerse distraídos con un rompecabezas, la señora Matsuko y Katherine lo hacían con las labores que hacia dos días habían comenzado a tejer.

"Mamá, estoy cansado, ¿Cuando es que vamos a llegar?", pregunto George.

"Solo un par de días más y entonces lo habremos hecho"

"Quiero pastel de chocolate y jugar en un lugar que no sea el tren", con tono de fastidio, Leonard añadió.

"Sean pacientes. En cuanto lleguemos les prometo que comeremos pastel de chocolate"

Ante esas palabras los dos chiquillos se vieron al rostro.

"¿Crees que Haruka estará molesto con nosotros?", fue George quien en voz baja volvió a cuestionar. Y es que la preocupación había regresado a él.

"Ese día no lo parecía", replico su hermano al recordar sus travesuras en la bodega de la panadería. "Esperemos y mamá no se lo recuerde"

Por su parte la rubia y la nana rieron de forma discreta para que ambos críos no lo notaran.

"Pues para que de verdad no se moleste con ustedes y les cocine pastelillos, deben portarse bien. Y si siguen preguntando cuando es que llegaremos, entonces le diré que no lo haga, ni que junto a Takeo los lleve al campo. También les pediré que no jueguen con ustedes", sabiendo que de esa forma los mantendría controlados durante el resto del viaje, sentencio.


(Tokio)

Totalmente convencido de llevar a cabo el plan que previamente había comenzado a trazar, es que Hiroto, sin haber hablado con nadie sobre lo que había pactado, con atención observaba a su alrededor.

Fue entonces que fijo la mirada en aquel menudo hombre cuyo castaño cabello comenzaba a volverse blanquecino.

"Ese es el sujeto... ¿Cual será su secreto y aún más importante?, ¿Por qué esa mujer querrá deshacerse de él?", de nueva cuenta fueron las preguntas obligadas. "Se cual sea la razón no voy a preguntar, al menos no ahora, sin embargo debo estar seguro antes de actuar", pensó mientras caminaba en su dirección.

Sin imaginar lo que ese hombre había comenzado a tramar en su contra, paso junto a él, ignorando así su presencia.

"¡Oye, tú!", exclamo mientras se deshacía de la molesta ceniza.

"¿Te conozco?", frunciendo el entrecejo el castaño se volvió un poco.

"No, pero ahora si. Te llamas Eiji, ¿Verdad?", Hiroto inicio el interrogatorio.

"¿Quien y por qué quiere saber?", desconfiado el menudo sujeto se mostró a la defensiva.

"Porque en estos lugares siempre es bueno hacerse de amigos y aliados para cuando volvamos a ser hombres libres, ¿No lo crees así?"

"Es cierto, tarde o temprano abandonaremos este inmundo agujero", relajando sus tensos miembros respiro un poco aliviado. "Y tú, ¿quien eres?"

"Me llamo Hiroto, estoy en el bloque de al lado. ¿Gustas un cigarrillo?", ofreciéndole uno de los que Saiko le había obsequiado, sonrió para infundirle confianza.

"Eres muy amable, gracias". Llevándolo a sus labios su nuevo amigo lo encendió, probando al instante el sabor de ese tabaco tan conocido para él. Era lógico que así fuera, y es que se trataba del favorito de la pelinegra. "Fino, muy fino", sin sospechar nada, exclamo satisfecho.

"Ahora háblame de ti, ¿Por qué estas aquí?", pidió fingiendo ese repentino interés.


(Nagasaki)

Y con la inminente llegada del atardecer, de nueva cuenta la intranquilidad regreso a aquel hogar, y es que dentro de unos minutos Isao se presentaría ante ellos para continuar su conversación.

"¿Qué has pensado?", pregunto Haruka.

"No importa que tanto me esfuerce, es inútil", expreso la aguamarina al recordar la forma en que ese sujeto la había tratado. "No puedo olvidar como llego a expresarse de nuestro bebé, tampoco puedo olvidar que te hiriera. Es por eso que no puedo otorgarle lo que tanto pide"

El rubio asintió; "Si no puedes hacer a un lado el rencor y olvidar todo lo que sucedió, entonces no puede haber un perdón genuino"

"¿Crees qué estoy haciendo mal?, ¿En verdad crees que lo merece?"

"Sabes que nadie puede juzgar lo que sientes, además decidas lo que decidas estará bien", su esposo replico.

"Por otro lado esta Harumi, que no tiene ninguna culpa salvo él, que siendo cobarde se acerco a ella para investigarnos. Aunque luego de analizarlo debo reconocer que la forma en la que él se muestra para con ella, deja claro que si esta arrepentido. Además no parece que este fingiendo su cariño"

"¿Cómo no amarla, si es tan linda?"

"Hay cosas de las que ahora no podemos hablarle. Para ella sería muy confuso enterarse de que Albert no es su verdadero abuelo, a quien quiere como tal. Además no quiero que en su corazón haya odio alguno"

"Encuentro mucha razón en tus palabras"

"¿Que hay de ti?, ¿Lo perdonas por haberte lastimado?"

En ese punto Tenou la estrecho entre sus brazos; "En todo este asunto yo también tengo responsabilidad. Debí ser valiente y no esconderme. Debí hablar con él desde el momento en que te propuse ser mi esposa"

"Por favor no digas eso. Si nos escondimos fue precisamente para mantenernos a salvo de su ira"

"Si, si puedo perdonarlo por haberme herido, pero no puedo perdonarle que contigo se haya vuelto una bestia. No puedo perdonarle que no te haya protegido"

"Si tú eres capaz de perdonarle lo que te hizo, entonces yo lo haré", expreso y luego se quedo en silencio mientras se perdía en su verde mirada.

"¿Ocurre algo?", su esposo cuestiono al ver la forma en la que ella lo contemplaba.

Michiru sonrió y luego le acomodo el cabello que caía por su frente; "¿Qué sería de mi sin ti?, ¿Cómo pude considerar renunciar a nuestro cariño?, eres muy bueno"

"Tú lo eres más", contesto y luego deposito un corto beso en sus labios.

"Ahora dime, ¿Estas de acuerdo con que Harumi lo reconozca como su abuelo?", recordando la idea que él había tenido la noche anterior, ella pregunto.

"Solo si tú quieres"

La aguamarina se quedo en silencio para meditarlo un poco, luego expreso; "Estoy segura de que tu padre era un hombre muy bueno como para darle a ese sujeto el honor de que lo llames así. Por eso mismo pienso que si no es necesario decirle a Harumi que eres su hijo, entonces no lo haremos. Si por el contrario hace preguntas, recurriremos a esa mentira. Y si es que él llega a oponerse, no me quedara de otra que pedirle que se retire. Antes que su felicidad, esta la felicidad y el bienestar de nuestra pequeña"

"Cualquiera que sea tu decisión sabes que yo estaré ahí para apoyarte... ¡Dioses!, tu clase esta a punto de iniciar"

"Es verdad. Debo ir a preparar mis materiales"

Por su parte y bastante emocionado porque su hija y el rubio le habían permitido volver a ver a la niña, es que Isao con paso rápido se dirigía hacia su hogar.

"Aunque Harumi no sepa que en realidad soy su abuelo, me alegra que de alguna forma ella me quiera", pensó satisfecho ante su gentil trato. "Ah, ¿Qué pensaría Katherine si supiera que los he encontrado? y sobre todo, ¿Qué pensaría del hecho de que mi hija ha dicho que puede llegar a perdonarme?. Y aunque soy consiente de que jamás podre recuperar todo lo que perdí, ¿Ella también será capaz de disculparme?"

Fue así que luego de avanzar unas cuantas calles más, finalmente arribo. Descubriendo que lo había hecho antes de que la clase terminara.

Satisfecho porque jamás tendría que volver a ocultarse detrás de aquel muro y sin importarle si su fino traje llegaba a ensuciarse, se sentó sobre el fresco pasto. Por su parte y sin inmutarse ante su presencia, Michiru continuo concentrada en su noble labor.

Cerniendo toda su atención en ella, una vez más Isao la contemplaba tratando de reconocer en ella a aquella niña que de cuando en cuando sentaba en sus rodillas, sin embargo sus esfuerzos resultaban en vano, de esa tierna infancia ya no quedaba nada.

"Es inútil, ella jamás volverá a ser esa niña. Por indiferente me perdí de los momentos más bellos. Me perdí de cada etapa de su vida y ahora que la veo, comprendo que aunque es mi hija poco la conozco"

"Hola", habiendo notado su presencia, desde la corta distancia y de forma discreta la niña lo saludo.

"Hola", replico él desde su lugar.

El tiempo continuo su inevitable avance y con ello la clase por fin concluyo.

"¡Katsuro!, qué bueno que viniste", expreso la rubia dirigiendo sus pasos hacia él.

"Por nada del mundo podía faltar", contesto al mismo tiempo que le acariciaba las encendidas mejillas.

"Me alegra mucho que no te fueras a Tokio"

"No podía hacerlo sin antes arreglar unos cuantos asuntos"

A pocos pasos de ellos y expectantes, el rubio y la aguamarina los contemplaban a detalle, intercambiando así unas cuantas palabras que él no alcanzo a escuchar.

"Buenas tardes", titubeante saludo.

"Buenas tardes", replicaron los dos mientras se acercaban a ellos.

Así que habiéndolo conversado con su esposa, Haruka respiro profundo. "Harumi, ¿Podrías venir un momento?", inclinándose a su altura pidió con tono serió. Por su parte Michiru fijo su frío mirar en Isao.

"¿Que pasa, papi?", sin imaginar lo que estaba a punto de escuchar, cuestiono la niña.

"Mamá y yo queremos hablar contigo de algo muy importante"

"¿Qué es?", encogiéndose de hombros sonrió un poco.

En ese punto Haruka se apoyo en sus rodillas y tomándola por los hombros, señalo; "Qué mamá y yo pensamos que es mejor que a ese señor dejes de llamarlo Katsuro"

"Pero así se llama", fue la contestación.

"Lo sabemos, pero a partir de ahora debes llamarlo abuelo", el rubio por fin pidió.

"¿Abuelo?", confundida la niña cambio la risueña expresión de su rostro.

Ante esa simple palabra que para él significaba un todo, Kaio sonrió y es que ¿Acaso con ello le otorgaban su tan ansiado perdón?

"Pero papá, yo ya tengo uno", riendo un poco la niña exclamo.

"Así es. Solo que este señor es tu otro abuelo", su papá añadió.

"¿De verdad?"

"Así es", agrego Michiru esperando que no hiciera más preguntas.

No entendiendo nada, Harumi se quedo pensativa. "Pero papá, tú dijiste que mi abuelo se perdió en el mar"

En ese punto Isao comprendido que en su inocencia, la niña pensaba que él era el padre de su padre. Así que aceptando que para ella no sería nada fácil entender el confuso mundo de los adultos y dispuesto a seguir con la mentira, asintió. Y es que prefería ser recordado de esa forma, que ser ignorado por su nieta.

Titubeante Haruka sonrió. Ya no le quedaba de otra que aceptar que se trataba de su progenitor. "Así es... antes de que yo naciera mi padre se perdió en el mar, sin embargo luego de tanto tiempo pudo regresar para conocerte"

"¿Por qué no vas y lo saludas?", agrego la aguamarina aceptando que ese sujeto ocupara el lugar de ese buen hombre al que Haruka no había conocido.

Satisfecho porque le habían permitido ser llamado de esa forma, Isao extendió los brazos para con la inocente chiquilla; "Así es, pequeña. Soy tu otro abuelo"

Harumi dibujo una sonrisa en sus labios y volviéndose se dirigió a él; "Me da mucho gusto conocerte, abuelo"

Ante esa palabra tan simple de pronunciar, que tanto deseo escuchar de sus tiernos labios y que creyó llegaría a ser un imposible, el hombre sonrió mientras que con fuerza la estrechaba contra su pecho; "A mi también", gimió dejado que el llanto libre fluyera por su rostro.

"¿Por qué no me lo habías dicho?", cuestiono ella tomando sus mejillas entre sus manitas.

"Porque él no lo sabía", Haruka fue quien respondió.

"Así es. No sabía que era tu abuelo... ¿Verdad que tú si me perdonas?"

"Esta bien, te perdono", riendo un poco beso su mejilla.

Observando la forma en que ese sujeto sostenía a su hija, Michiru negó con la cabeza; "Todo esto es increíble, no merece su cariño. Incluso él bien lo sabe"

"Quizás, sin embargo considero que hoy has dado un pequeño gran paso, Michi"

"Es cierto, quizás llegue el momento en que si pueda perdonarlo, sin embargo no va a ser pronto", concluyo la mujer.

Contento Isao sonrió para ellos y luego murmuro un; "Gracias"


Notas de autor;

Michelle; Si Isao no hubiera cambiado, de seguro hubiera llegado para separarlos y poco le importaría su nieta. Es una suerte que lo haya hecho por el bien de todos, incluso por él mismo.

Kaiohmaru; Ese hombre no puede defenderse porque sabe bien que es responsable de todo. No alzo la voz porque tampoco puede hacerlo, él no tiene ningún voto en el hogar de su hija. Ese otro Isao si hubiera llegado a la violencia.

Isavellcota; Al dolor hay que sumarle el miedo, recordemos que Isao juro hacer lo posible por separarlos. Y aunque él ya no pude hacer nada para lograrlo, para Michiru si fue una gran impresión.

UnbreakAbleWarrior; Gracias :)

Kyoky; No creo que sea posible que Isao tenga un acercamiento más profundo. En primera porque Michiru no del todo le va dar esa confianza, en segunda porque él mismo sabe que no lo merece.