CAPÍTULO XCIV
INESPERADA COINCIDENCIA
(Mañana siguiente)
La aguamarina, no muy convencida de llevar a cabo la platica que Isao le había propuesto sostener, es que por más que se esforzara no podía deshacerse de ese sentimiento de rechazo.
Por su parte y conociendo de ante mano a que se enfrentaba, hacía el medio día el hombre se presento en la residencia Tenou.
"Buenos días", saludo mientras se quitaba el sombrero y hacía una corta reverencia.
"Buenos días", indicándole el camino el rubio correspondió.
"Abuelo, me alegra mucho que hayas venido", emocionada Harumi salio a su encuentro.
"Y a mi me alegra mucho que me quieras", Isao sonrió y acto seguido beso su mejilla.
"¿Estarás bien?", tampoco convencido y nada seguro de dejarla en su compañía, Haruka se dirigió a su esposa.
"Si, no te preocupes"
"Entonces me retiro. Cualquier cosa no dudes en llamarme, ¿De acuerdo?"
"Lo haré", dijo y luego deposito un beso en sus labios.
Por su parte Isao y la rubia sostenían su propia e interesante conversación.
"Abuelo, por favor háblame de la abuela. ¿Cómo era ella?", suplicante pidió.
Ante esa pregunta y sin saber que responder, titubeo. "Ah, bueno... era muy bonita. Así como tú"
"¿Se parecía a papá?"
"Si, por supuesto. Sus ojos eran igual de hermosos que los tuyos", esperando que no continuara con el interrogatorio, nervioso se limpio el ligero sudor que por su frente había resbalado.
"Harumi, el abuelo tiene que hablar con mamá, así que ven conmigo a la panadería, ¿Si?"
"De acuerdo, papá. Abuelo, por favor no te vayas a ir sin despedirte de mi", la chiquilla pidió y luego beso su mejilla.
"No lo haré, pequeña", contesto correspondiendo a su cariñoso gesto.
Sin decir nada y escuchando como la puerta se cerraba detrás de el rubio y la niña, Michiru se sentó frene a él.
"Dime, ¿Cómo has estado?", fue el señor Kaio quien rompió el silencio que entre los dos se había formado y que comenzaba a incomodarlo.
"Muy bien", fue la vaga respuesta por parte de su hija.
"Dime, ¿Cómo ha estado tu madre"
"Supongo que bien. Hace ya algunos meses que no recibimos sus cartas. Es muy común que varias de ellas se pierdan y al cabo de las semanas lleguen juntas"
"Supongo que en estos años no habrá cambiado mucho, ¿Verdad?", deseoso de saber más de lo que ya sabía gracias a Harumi, insistió.
"Así es. Difícilmente ella dejara de ser esa hermosa mujer"
Isao se quedo pensativo, luego en su rostro se dibujo cierto rastro de tristeza. "¿Es feliz al lado de ese hombre?"
"Si, lo es"
"Aunque sé que no tengo ningún derecho de preguntar, me gustaría saber como es él"
"Es un abogado de buena posición. Además es un buen hombre", contesto de forma simple, ocultándole con ello que Albert había sido su antiguo criado y que aún estando casada con él, su madre en ningún momento había dejado de amarlo.
"¿Es guapo?", riendo un poco Isao se atrevió a cuestionar.
"Esa es una pregunta que yo no podría responder, solo mi madre"
Ante su indiscreción el pelinegro se ruborizo y se mordió los carnosos labios. "Lo lamento. No debí entrometerme en eso... pero, ¿Qué hay de tus hermanos?, ¿Se parecen a tu madre?"
Michiru sonrió al recordarlos jugando con su pequeña; "Si. Son un par de chiquillos traviesos. Harumi lejos de llagar a verlos como tíos, los ve como sus hermanos menores"
Satisfecho Isao suspiro; "Aunque te cueste creerlo, me alegra mucho que haya logrado alcanzar la felicidad que conmigo no encontró"
"Sabes que pudo ser feliz a tu lado, sin embargo siempre diste prioridad a tus frivolidades"
"Son errores que caro pagare, pero dime, ¿Qué hay de tu esposo?, ¿Es bueno contigo?, ¿Es buen padre?"
Ante esas preguntas, incrédula la joven negó un poco con la cabeza, así que sonriendo fijo su mirada en la de él; "Después de que él te permitiera acercarte a su hija, cosa a la que sabes y no tienes ningún derecho, además de decir que puede llegar a perdonarte, ¿Dudas de su bondad?, ¿Sigues sin poder creer que es un hombre muy bueno?"
"No, no es eso. Es que eres mi hija y me preocupa tu bienestar y el de mi nieta", titubeante murmuro.
"Es extraño que ahora te interese, porque si mal no recuerdo a ti nunca te interesaron las hijas de los demás, por ejemplo mi madre. Ella también tenía un padre que se preocupaba por ella y tú nunca te detuviste a pensar si la estabas lastimando"
"Es diferente. Eres mi hija y debo protegerte"
No teniendo caso el volver a recordarle que en parte él había sido el causante de su desgracia, la mujer asintió y con tono relajado procedió a responder; "Haruka es muy bueno. La prueba de ello es que regreso para cumplir su promesa y me acepto aún sabiendo lo que me había ocurrido. Es un buen esposo y padre, me ama y lo amo. No tiene vicios y jamas discutimos"
"En verdad no te equivocaste al elegir a ese hombre"
"Es una lastima que no te hayas dado cuenta antes. Aquella noche sin conocerme él arriesgo su vida para protegerme de aquel par de sujetos. Me acompaño a casa y tú lejos de agradecerles sus nobles y desinteresados gestos, te atreviste a humillarlo"
"Admito que solía juzgar a las personas por lo que poseían", habiendo dicho se mordió los labios.
"Haruka posee más de lo que tú mismo imaginas, sin embargo el valor que tú buscabas radicaba solo en lo material. Si, él es un hombre humilde que creció en una aldea en la que era un pescador, sin embargo su abuelo lo educo como pocos saben. Hizo todo lo posible para que él estudiara. A su muerte le heredo todo lo que poseía para que pudiera hacerlo, sin embargo en el momento que tú lo heriste, ese futuro se trunco al tener que huir de tu ira"
En ese punto Isao trago saliva y su rostro se empalideció.
"Cuando llego a este sitio compro esta casa para nosotros y logro abrir la panadería... ¿Lo ves?, te equivocaste al decir que era un muerto de hambre que solo me ofrecería miseria. Tú codicia te cegó sin ver que él podía lograr todo lo que se proponía. Ahora dime, si lo hubieras sabido... si hubieras prestado más atención a mis palabras, ¿Habrías aceptado lo nuestro?"
Callado el sujeto permaneció durante un instante. "Lamento tanto haberme cerrado"
"Que bueno que por ti mismo te has convencido de que siempre hable con la verdad. Ademas él en esta ciudad es un hombre muy admirado y respetado. Algo que no puede comprarse, sino ganarse. Cosa que muchos hombres que se presumen caballeros, jamás podrán tener"
Dando un trago a su taza de café, apenado el hombre fijo la mirada en la fotografía del día de su boda; "No sabes cuanto me hubiera gustado estar presente en ese día tan especial para ti"
"Pudiste hacerlo, sin embargo es algo a lo que renunciaste"
"Créeme si te digo que si pudiera echar el tiempo atrás, yo mismo te llevaría del brazo para que te unieras a tu esposo"
"Sabes que eso no es más que un imposible"
"Y me pesa mucho que así sea", avergonzado replico.
(Cerca de ahí)
Poco a poco la negra y pesada maquina detuvo su andar, haciendo que sus ocupantes observaran a través de la ventanilla.
"Mamá, hemos llegado a un anden", expreso George al contemplar que más allá se alzaba una nueva ciudad.
"¿Ya llegamos?", Leonard cuestiono.
Katherine hubiera podido responder su pregunta, sin embargo en ese punto un oficial hablo a a través del pasillo con fuertes voces.
"Saga, hemos llegado a Saga"
"¿Estamos perdidos?", preocupado Leonard se volvió para con la alta rubia.
"Por supuesto que no. Esta es la ultima estación. Llegaremos a Nagasaki poco después de la madrugada", observando su reloj emocionada señalo.
Ante esas palabras ambos chiquillos sonrieron.
"Qué bueno", expresaron uniendo sus voces en una sola.
(Nagasaki)
Deseando conocer un poco más al esposo de su hija, es que Isao también le había pedido sostener una conversación con él, y aunque en un principio el rubio se había mostrado renuente, al final acepto porque también deseaba conocer a ese sujeto, no porque le interesara, sino porque le preocupaba la seguridad de su esposa y la de Harumi.
"Me alegra mucho que decidiera reunirse conmigo", dijo Isao y luego llevo la fresca y ligera bebida a sus labios.
"Ya era hora de que nos viéramos las caras", renuente él contesto.
En ese punto el pelinegro negó con la cabeza y acto seguido soltó una corta risa; "Si esta conversación la hubiéramos sostenido hace seis años, sin duda hubiera sido en una sucia taberna o en casa de Saiko"
"¿Perdón?, ¿Quien es esa mujer?", no habiendo entendido lo ultimo, el rubio frunció el entrecejo.
"¡Ah, bueno!... me refiero a que en lugar de haberlo invitarlo a tomar una copa, lo hubiera invitado al burdel de una vieja conocida", señalo como queriendo olvidar aquellos días.
"Señor Kaio, ¿Hubiera sido capaz de llevar al futuro esposo de su hija y padre de su nieta a casa de una de sus amantes?"
"El Isao que usted conoció si lo hubiera hecho. Y lo hubiera hecho alegando que después de todo somos hombres y no hay nada de malo en ello. Hoy comprendo que todo ese tiempo mi pensamiento estuvo errado"
"Yo jamas podría hacerle eso a mi hija, sería como darle permiso a un mal nacido de verle la cara cada vez que se le antoje. Además de poco hubiera servido su invitación, señor. Porque ni cuando era joven solía pararme por esos lugares, mucho menos ahora que tengo una esposa"
"Lamento mucho la indiscreción cometida, así que ruego y pueda perdonarme"
"No lo culpo, son los inmorales tiempos en los que vivimos. Se ha normalizado tanto esa licenciosa forma de vivir, que los médicos en lugar de erradicar el mal que cada día se propaga, aconsejan como cuidarse de cada vicio"
"A través de los años he conocido a muchos hombres con diferente forma de pensar, la mayoría de ellos son ineptos, viciosos, mujeriegos, pero pocos como usted, ¿Quien lo educo así?"
"Mi abuelo. Aprendí todo lo bueno que él pudo enseñarme"
"Y supongo que él lo aprendió de su padre. Sin duda una familia de hombres cabales, ¿No es así?"
"Si, mi abuelo decía que lo más preciado para un hombre es su mujer porque de ella nacerán los hijos. Sin las mujeres nosotros estaríamos perdidos y nuestros apellidos no servirían de nada"
De nueva cuenta Isao se quedo sin palabras, y es que debía darle la razón.
"Señor, entiendo que me equivoque. En lugar de esconderme debí darle la cara y expresarle cuales eran mi deseos para con su hija. Tenía planeado hacerlo en cuanto ingresara a la universidad. Cuando concluyera mis estudios entonces la habría tomado como mi esposa. Sin embargo usted no me dejo otra opción que tomarla conmigo y escapar"
"Soy un infeliz. Confieso que cuando Michiru me dijo que usted regresaría, me burle de su ingenuidad. Sin embargo ahora debo agradecerle porque si usted no lo hubiera hecho o la hubiera repudiado, no sé que hubiera sido de ella"
"Señor Kaio, soy un hombre de palabra. No hubiera podido renunciar a ella ni darle la espalda sabiendo que llevaba a mi hija en las entrañas"
"No cabe duda, no se equivoco cuando me dijo que usted era bueno"
"No sé si soy bueno, solo sé que actúo de la forma correcta"
"Con ello debo agradecerle que me haya permitido estar cerca de mi nieta aún y cuando tuvimos que recurrir a esa ingeniosa mentira"
"Si no era de esa forma tampoco hubiera podido ser de otra"
"Lamento tanto haberlo herido. Lamento tanto haberlo juzgado sin razón alguna"
"Será mejor que lo olvidemos, recordarlo no beneficia a nadie"
El tiempo siguió su curso, hasta que comprendiendo que muy seguramente su hija estaría preocupada por su esposo, o peor aún, pensando que él sería capaz de lastimarlo, es que decidió dejar inconclusa aquella conversación.
Así pues cada uno inicio su camino en soledad. El rubio hacia su hogar mientras que con paso lento y pensando en todo lo que había perdido, Isao se dirigía rumbo al hostal.
Sobre el adoquinado suelo de aquellas calles, retumbaba el eco de sus finos zapatos, hasta que de pronto algo llamo su atención y detuvo su avance.
Y es que del otro lado de la acera y a pocos pasos de la lampara de gas, dos figuras que se movían con dificultad discutían de una forma que él no alcanzo a escuchar con claridad.
"Es todo lo que tengo, por favor ya no me haga daño", con dolor un chiquillo chillo mientras que en vano trataba de protegerse de aquel infame ataque.
"Ey, ¿Qué sucede?", Isao elevo la voz mientras que con paso rápido se acercaba a ellos.
"Tú no te metas", mascullo el sujeto y luego volvió a golpear a su victima.
"Déjalo, es un solo un muchacho", Kaio intervino, tomándolo por el brazo para que se detuviera.
El agresor, que no era otra cosa más que un criminal y había estado siguiendo a aquel joven con el fin de sorprenderlo y poder robarlo, se volvió hacia el pelinegro para golpearlo en el rostro.
Ante el violento golpe confundido Isao resbalo y la sangre emano de sus labios, tiñendo de rojo su fino traje.
"Supongo que tú llevas mejores cosas que este pobre diablo", el ladrón chillo y luego de la solapa del saco le arrano el fino fistol que la adornaba. Deslizando la mano dentro de sus bolsillos, lo despojo de la cartera.
Adolorido y sin poderse moverse, el joven permanecía tendido sobre el suelo.
Siendo que su fuerza ya no se comparaba con la de un hombre joven, enfurecido Isao trato de defenderse, tomando con fuerza su bastón para repeler el ataque.
"Ya tiene lo que quiere, déjelo en paz", gimió el joven quien no era otro más que Takeo, que había tenido la mala fortuna de haberse encontrado con él.
El bribón dejo a Isao y tomando de su bolsillo su filosa navaja, se volvió para con su primer victima.
Ante esa imagen y entendiendo cuales eran sus perversas intenciones, Kaio se lanzo en su contra, terminando por despertar la ira de ese infame criminal. Mala idea porque en ese instante y para no darle oportunidad, con fuerza el sujeto hundió el filo de su arma en el costado izquierdo de pelinegro.
La sangre emano, manchando con su tibieza la empedrada acera.
Confundido Isao cayo sobre sus rodillas mientras observaba como su atacante se perdía entre las sombras que la calle le ofrecía.
Escuchando como en la lejanía el sonido del tren que arribaba quebrantaba el silencio de la noche y lejos de imaginar que en él llegaba la mujer que amaba, satisfecho el hombre sonrió y luego cerró los ojos.
Con la poca fuerza que quedaba en sus lastimados miembros, Takeo se arrastro hacia el lugar donde ese desconocido había quedado tendido. "Señor, señor, ¿Puede oírme?, en vano trato de hacer despertar a su salvador.
Notas de autor;
Michelle; Sin duda no será nada bueno. De Saiko se puede esperar cualquier cosa, menos que haya bondad en ella.
Kaioharu; Así es, cuando todo parece estar en orden aparece algo o alguien que quebranta toda alegría.
Isavellcota; Nada ganan con seguir odiando a Isao. Sin embargo es difícil llegar a perdonar todo lo que les hizo, aunque vemos que Harumi logro un acercamiento entre ellos.
Kyoky; Si no lo alejaron, cosa que merecía, es por Harumi. Solo por ella están haciendo ese esfuerzo. Katherine acaba de llegar y vaya que se va a encontrar con toda un "novela"
