CAPÍTULO XCVII
UNA NUEVA SORPRESA
(Hace dos años)
Intrigada por conocer más sobre el joven de cabellos negros, a quien esa mañana le había prometido ayudarle en su camino para convertirse en medico, Katherine se sentó frente a su hija.
"¿Sabes?, me gustaría mucho que me hablaras sobre Mina y Takeo. No tengo esa confianza como para sentarme a platicar con ellos sobre sus vidas"
En ese punto Michiru rió un poco; "Aún no sé como pude ser tan tonta", exclamo y luego hizo un ligero ademan, así como queriendo alejar de ella lo que acababa de recordar.
"¿A qué te refieres?", como es natural la curiosidad despertó en la alta dama.
"Madre, sabes que en ese tiempo yo estaba muy herida. Mi confianza como mujer estaba totalmente quebrantada. Y fue para mi mala suerte que en esos días llego a mis oídos un terrible rumor. Alguien se atrevió a inventar que Haruka y Mina estaban en una relación a mis espaldas"
"¿Co... corroboraste que solo se trato de un rumor?"
"Por supuesto. Ambos hablaron conmigo, fue estúpido de mi parte el caer en esas vulgares habladurías que una persona celosa inicio. Haruka es muy bueno y ella también lo es"
"¡Vaya", exclamo antes de llevar la taza de té a sus labios.
"Antes de que yo llegara, Mina era criada en una casa rica, sin embargo se vio obligada a renunciar ante los constantes acosos del hijo de su patrona. La mujer lejos de aceptar que su hijo era un vicioso, invento cosas terribles sobre ella y las demás jóvenes que ahora trabajan con nosotros. Fue entonces que Haruka la conoció y la empleo a ella y a su hermano para que le ayudaran a limpiar esta casa. Cuando abrió la panadería les dio trabajo en ella. Ya han pasado seis años y no hay queja alguna"
"Entiendo, pero... háblame sobre su familia", la mujer pidió.
"Mina me confió que es huérfana y que Takeo en realidad no es su hermano. Fue hace ya varios años que lo encontró abandonado en las calles. Él era tan pequeño que no lo recuerda"
"Jamás lo hubiera imaginado, pero ¿Por qué no lo llevo a la policía?. Quizás pudieron haber hecho algo por él"
"¿Más de lo que Mina ha hecho?, lo dudo, madre. No lo hizo porque ella bien sabía que de nada hubiera servido. Mina perdió a sus padres cuando ella era casi una niña, desde entonces ellos se tienen el uno al otro. Sin embargo nosotros los vemos como parte de nuestra pequeña familia"
Ante esas palabras Katherine se quedo aún más pensativa que antes.
(Esa noche. Tokio)
Sin imaginar que Isao Kaio había partido, Eiji y Hiroto una vez más conversaban sobre él.
"¿De verdad?", riendo un poco el sujeto pregunto al encanecido castaño.
Por su parte y a forma de respuesta, Eiji exhalo una abundante bocanada de humo mientras asentía.
"¿De verdad nunca se dio cuenta de que lo estabas robando?"
"Isao siempre fue un imbécil. De no haber sido por la ayuda de su suegro y la de su esposa, él no hubiera sido nadie. Tan imbécil era, que en dos años nunca sospecho que yo era el amante de su amante"
"Si que es un estúpido"
"Espero que pronto podamos vernos a la cara. Aún tenemos que arreglar ciertas cuentas", apretando con fuerza su puño, mascullo.
"Eso lo veo muy difícil, a menos de que escapes o te liberen antes", Hiroto señalo.
"En un principio considere escapar, pero ahora prefiero hacerlo de la forma correcta, así que planeo salir como un hombre libre"
"Eso lo veo poco posible"
En ese punto en el rostro de Eiji se dibujo una mueca de desagrado y luego se llevo la mano al pecho."Isao siempre fue un hombre que guardo secretos, y estoy seguro de que aquello no fue casualidad, sino que él fue el responsable"
Hiroto llevo el cigarrillo a sus labios y exhalando el humo, sonrió; "Pues espero y cuando seas libre no te olvides de los amigos que aquí hiciste"
"Por supuesto que no", con dificultad el castaño respondió, y es que justo cuando termino de hacerlo, un doloroso ataque de tos lo tomo por sorpresa.
Ante ello, de forma discreta Hiroto torció sus labios; "Muchas veces he escuchado esta misma tos en otros prisioneros. A este pobre diablo no le queda mucho tiempo, así que debo darme prisa antes de que sea tarde"
(Nagasaki. Mañana siguiente)
Y tal y como lo habían previsto sucedió, llevando a cabo muy de mañana el funeral del señor Isao Kaio.
"Todo esto es increíble", expreso Kenta para con Haruka.
"Lo es", asintiendo un poco replico.
"Quizás sea inoportuno mencionarlo, pero aún recuerdo como llegaste herido hasta mi consultorio. En verdad estabas muy mal, y me atrevo a decir que peor que él. Es una suerte que hayas sobrevivido"
"Estuve a punto de perder una pierna por su causa, pero sin duda no se compara con lo que él perdió. Al menos encontró lo que buscaba, que era perdón y un poco de redención"
"La vida si que puede llegar a darnos increíbles sorpresas. Ahora debo ir a la clínica para ver como sigue Takeo", el hombre dijo.
Por su parte la pequeña Harumi aunque un poco triste, estaba contenta porque había tenido la fortuna de conocer a su otro abuelo.
"Ya no llores", sin entender nada, George exclamo.
"Es verdad, también nos vas a hacer llorar a nosotros", Leonard agrego conteniendo las lagrimas y sin saber quien había sido ese hombre en la vida de su madre. "Mejor vamos a jugar"
"¡Vamos!", expreso la niña, dibujando un sonrisa en su rostro.
Por su parte la rubia y la aguamarina sostenían su propia conversación.
"¿Estas bien, hija?", cuestiono la alta mujer.
"Lo estoy, madre", dibujando una corta sonrisa en sus labios, asintió.
"Me alegra que luego de tanto tiempo Isao se haya podido rencontrar a sí mismo"
"Pensaras que soy una mujer egoísta, sin embargo no puedo negarlo. Su muerte no me duele como se supone y debería. Quizás se debe a que después de todo me hice a la idea de que jamas volvería a verlo, llegue incluso a convencerme de que estaba muerto"
"No puedo juzgarte porque me pasa exactamente igual", mordiéndose los labios Katherine murmuro.
"Sin embargo estoy contenta porque al menos pudo verte una vez más para despedirse de ti"
"Es verdad. Antes de partir rumbo a Londres tengo que hacer las disposiciones necesarias para llevar su cuerpo a Tokio tal y como se lo prometí"
"¿De verdad lo harás?"
"Así es, y de ser posible me gustaría mucho que ustedes me acompañen". En ese punto la alta dama se quedo en silencio, luego indecisa por lo que estaba a punto de decir, abrió los labios; "Este era el final que durante tanto tiempo el destino le tenía deparado. Su buena acción le trajo una recompensa que él jamas imagino, y estoy muy contenta por ello"
"¿A qué te refieres, madre?", no habiendo entendido que había querido decir, Michiru cuestiono.
"Ya lo comprenderás. Ahora debemos ir a ver como esta Takeo"
(Tokio)
Y aunque Hiroto había considerado llevar a cabo esa noche su plan, por como Eiji se encontraba decidió que ya no podía esperar.
Así que siendo cuidadoso y habiendo seguido sus pasos, una vez más comprobó que nadie estuviera merodeando y entonces, por la espalda lo sorprendió.
"¿Qué... que quieres?", cuestiono al sentir el frío filo de su navaja apoyada contra su cuello.
"Cállate, quien hace aquí las preguntas soy yo y más te vale que respondas con la verdad. Ahora dime, ¿De verdad pensaste que estaba interesado en ser tu amigo?"
"¿Qué quieres?", temeroso gimió.
"¿Conoces a una mujer llamada Saiko?"
Ante esa pregunta confundido Eiji frunció el entrecejo, y es que el nombre de la pelinegra era un detalle que a nadie de la prisión le había mencionado; "Si, pero ¿Cómo es que lo sabes?"
"¿Qué no lo adivinas?, fue ella quien me envió a buscarte, y lo hizo diciéndome que tú guardas un secreto que puede liberarte de prisión"
Empalidecido Eiji hizo rechinar sus dientes; "A estas alturas ya debiste haberte dado cuenta de que no puedes confiar en ella. Al final también te va a traicionar"
"¿Cual es tu secreto?, habla o te mato", presionando su navaja contra su pálida carne, en ella provoco un ligero corte.
"Suéltame, tengo mucho dinero y puedo dártelo todo"
"El dinero lo conseguiré de ella, así que confiesa", expreso volviendo a presionar la navaja.
"Saiko no es de fiar, si fue capaz de traicionar a Isao y luego a mi, es capaz de casi cualquier cosa. Y si tú cometes el error de confiar en ella, también te hundirá. Ella como tú y yo, es una criminal"
"No soy tan estúpido como tú y el imbécil de tu amigo", con tono burlón chillo. "Así que esta es la ultima oportunidad que te doy... ¿Qué secreto guardas?", mascullo y entonces volvió a un hundir su navaja, aunque no lo suficiente como para provocarle un gran daño.
"Confesare, espero y las autoridades te crean y te liberen a cambio de el. Hace muchos años Isao tuvo un socio llamado Saburo Katsumoto. Ese tipo se largo sin concluir su negociación, dejando a ese idiota enfurecido", recordando aquellos días, pero sin imaginar lo que realmente había sucedido entre ellos, rompió a reír.
"Continua hablando", el mal encarado hombre ordeno.
"Tiempo después volvieron a encontrarse y Saburo se atrevió a humillarlo. Fue luego de unos días que la policía lo encontró muerto cerca de su residencia. Me alegro, el muy mal nacido y deforme se lo merecía por lo que me hizo", recordando como hacía muchos años el pelinegro le había arrancado un pulgar, rió de forma burlona.
"¿Qué más?. Habla, no tengo tu maldito tiempo"
"La policía dijo que Saburo murió por haberse resistido a un robo, pero yo estoy convencido de que él fue quien ...", a punto de mencionar a su ex amigo como el presunto responsable, aquel dolor punzante regreso para apoderarse de su pecho.
"¿Qué mas?", cuestiono Hiroto mientras que el castaño se derrumbaba en sus brazos. "Habla, maldita sea. ¿Fue Isao quien lo asesino?"
Si fuerza el hombre cayo sobre sus rodillas al mismo tiempo que se llevaba las manos a la garganta en un intento por poder respirar.
"¿Qué más?, ¿Fue Isao?, ¿Cómo puedo destruir a Saiko?", invalido por el nerviosismo, lo tomo por la camisa, viendo como poco a poco los miembros del castaño perdían fuerza.
Sin embargo no importaría que tanto se esforzara por hacerlo reaccionar. Eiji, quien había pasado los últimos cuatro años en prisión, hacía tiempo que había enfermado y justamente murió sin terminar de confesar el crimen de su alguna vez amigo.
"¿Qué sucede?", un guardia que pasaba por ahí contemplo aquella escena y viendo al hombre sin vida y a Hiroto con una navaja en sus manos, tomo su arma.
"¡Demonios!", sabiéndose descubierto mascullo. Abalanzándose sobre él, se aferro a su navaja con la firme intención de herirlo.
"Alto", el oficial, quien no era otro mas que el nuevo amante de la pelinegra, ordeno y entonces acciono su arma sin darse cuenta de que el prisionero en su carne había hundido el brillante filo.
Fue así que el secreto que radicaba en sospechas bien infundadas y que durante muchos años el castaño había guardado, no le sirvió a ninguno de los dos, teniendo como único resultado la muerte de aquellos tres hombres, quienes lo único que tenían en común era el haber servido a Saiko. Una infame mujer cuyo único testigo y cómplice de sus crímenes, había sido el castaño.
(Nagasaki)
Triste porque no había podido asistir al funeral de su salvador, a través de la ventana y desde la cama Takeo observaba lo que afuera pasaba.
"Ya escuchaste al medico. En cuanto regrese podrás irte a casa", señalo Mina mientras se ocupaba en guardar sus cosas.
"¿Sabes?... anoche soñé con mi madre. Aunque te cueste creerlo, de forma muy vaga aún la recuerdo", dijo y luego en sus labios dibujo una corta sonrisa.
"¿De verdad?"
"Así es, hacía ya tanto tiempo que no lo hacía... gracias por acompañarme, hermana", expreso contento.
"No tienes que agradecerlo, eres mi hermano pequeño. Cuando puedas estar de pie entonces te llevare al cementerio para que puedas mostrar tus respetos"
"Lo haré en cuanto pueda. Por ahora necesito hablar con Haruka, no quiero perder mi empleo", preocupado exclamo.
"Por eso no tienes que mortificarte. Ya lo hablo conmigo y por ahora debes ocupar tus fuerzas en recuperarte. Ademas puedes aprovechar el tiempo que estarás en cama para preparar tu examen de admisión a la preparatoria"
"Es verdad, ahora más que nunca deseo convertirme en médico"
"Y lo lograras, ya lo verás", Mina dijo y acto seguido le acomodo el cabello.
En ese punto la puerta se abrió, dando paso a Kenta.
"¿Cómo te sientes?"
"Adolorido, pero bien", expreso tratando de no esforzarse.
"Entonces ya te puedes ir a casa, pero siempre y cuando sigas mis recomendaciones"
"Por supuesto que lo haré"
"Te prescribiré algunos analgésicos. Recuerda mantener una buena higiene en tus heridas", dijo tomando su recetario. "En tres días volveré a revisarte"
"Disculpe, pero... ¿A cuanto ascienden mis gastos médicos?", el chiquillo temeroso pregunto.
"Por eso no tienes que preocuparte, la señora Katherine ya se ocupo de ello. Ahora te dejo para que puedas vestirte", expreso y luego abandono la habitación.
"¿La señora Katherine?... Mina, creo que tendré que posponer mi viaje a Tokio para trabajar más y poder pagarle. Ella es muy buena y en verdad no quiero abusar de ello"
"No, Takeo. Tú tienes que irte. Yo me encargare de hacerlo"
Pensativo el joven tomo el pantalón que estaba su lado.
"Deja que te ayude", expreso la rubia.
"No hermana, me apena mucho. Yo puedo hacerlo solo", lleno de dificultad descubrió que no sería posible.
"Takeo, si haces esfuerzos inútiles lo único que lograras es pasar más días aquí, así que por favor no insistas. Además eres mi hermano"
"Esta bien", ruborizado contesto.
"¿Se puede?", desde detrás de la puerta alguien llamo.
"Si, adelante", exclamo el chiquillo.
"Venimos para ayudarte a ir a casa"
"Gracias, Haruka. Les estaré eternamente agradecido por no abandonarme en estos momentos tan difíciles"
"Tío Takeo, tío Takeo", Harumi y los dos rubios gritaron a través del pasillo y empujando la puerta, entraron en la habitación.
"Niños, esperen", Michiru ordeno detrás de ellos sin que la obedecieran, y es que habían ni siquiera habían llamado antes de ingresar.
"¿Cómo estas?", pregunto uno de los gemelos cuando se acerco a la cama.
"Bien. Espero y pronto podamos jugar", contesto mientras Haruka le ayudaba a colocarse la camisa.
"Lo lamento. Debieron llamar a la puerta", avergonzada se disculpo la aguamarina y entonces se quedo pálida ante la imagen que el pelinegro le ofreció.
"¿Esas bien?", cuestiono Mina al ver la extraña mueca que en su rostro se dibujo.
"Si", pensativa expreso. "Harumi y niños, será mejor que vengan conmigo", dijo y tomándolos de la mano, salio de ahí.
"¿Estas bien?", pregunto la niña al ver que su madre se quedo en silencio.
"Si, es solo que...", no pudo continuar.
"Niña, será mejor que se siente, de lo contrario podría desvanecerse", recomendó la anciana Matsuko.
"No es necesario, nana"
Katherine, habiendo notado el nada natural semblante de su hija, se acerco a ella. "¿Sucede algo?", colocando la mano sobre sus hombros, pregunto. "Deberías recostarte, todo esto te ha agotado"
"Madre... pensaras que estoy loca, pero es que acabo de presenciar algo que... Harumi, ven por favor. Nana, ¿Podrías quedarte con los niños?, necesito mostrarle algo a mi madre"
"Por supuesto", contesto la mujer.
"Gracias", replico la joven y entonces las tres ingresaron en la vacía habitación que había ocupado Isao.
"¿Qué pasa?, ¿Te sientes mal?"
Michiru aseguro la puerta y entonces se volvió para con ella; "Mi... Mi padre... Alguna vez llegue a verlo sin camisa y debo decir que en su espalda tenía un lunar bastante gracioso"
"Lo recuerdo", expreso la dama asintiendo.
"Ven aquí, pequeña", la joven pidió y entonces comenzó a liberar a la rubia de sus prendas.
"Espera, mamá. Me haces cosquillas", riendo la niña se quejo.
"Lo ves, madre. Mi hija heredo de mi este lunar, que a mi vez herede de mi... padre... y... y lo acabo de ver en Takeo. ¿No te parece extraño?"
Ante esas palabras, con total seriedad Katherine negó con la cabeza y luego tomo a su hija por los hombros; "Conocí a tu padre cuando él era muy joven. Y debo reconocer que era un hombre muy guapo. Y desde que Takeo es un niño, he vito en sus ojos reflejada esa oscura mirada. Además es muy parecido a él en algunas de facciones e incluso en sus ademanes. Estar ante él es como estar ante tu padre"
En ese punto Muchiru se quedo sin aliento y a su cuerpo acudió un escalofrió que la hizo estremecer; "¿Piensas que Takeo puede ser mi hermano?"
La rubia asintió; "Hoy mas que nunca"
"Si es así eso significa que él murió... murió...", no tuvo fuerza para continuar.
"Así es, hija. Isao sin saberlo arriesgo su vida para proteger a su hijo", concluyo la alta mujer.
Notas de autor;
En mis historias hay muchas cosas que están ocultas, y es en el capitulo 70 en el que Katherine tiene esa sensación. Y en el capitulo 84 habla de ello con la señora Matsuko.
Michelle; Cn su ultima acción Isao se gano su perdón. Así es, Katherine estuvo a la altura de la situación, y es que era consciente de que podía morir.
Kaiohmaru; Isao anhelaba regresar a su antigua vida en Tokio, es triste que lo haya hecho aunque se tratara de una alucinación. Ello dejo en claro que en verdad cambio.
Isavellcota; Isao estaba confundido causa de la fiebre, los medicamentos y la perdida de sangre, tanto que por momentos perdía la noción del tiempo al grado de pensar que Katherine aún era su esposa.
