Marinette tomó una bocanada de aire, pero supo que aquello fue lo peor que podría haber hecho en toda su vida, el perfume de Luka (embriagante, seductor, seco) se apoderó de cada partícula de su ser. Sus ojos parecían brillar en la oscuridad, con tanta intensidad que cualquier podría morir calcinado a sus pies, el azul se había intensificado, se había vuelto claro como un cielo diurno y al mismo tiempo parecía un océano de hielo. Marinette no supo si fue en ese instante o si ya había quedado prendada de aquellos ojos desde antes, sólo hizo consciente por primera vez el pensamiento de que no quería dejar de ver esos ojos jamás.

Sabía que estaba en la playa, pero ¿por qué de pronto hacía tanto calor?

Luka llevaba un short de mezclilla, iba descalzo y Marinette reparó por primera vez en la pulsera que el muchacho llevaba atada en el tobillo izquierdo. Llevaba además una camisa de manga corta color azul con estampado negro, tribales simulando olas por todos lados.

Marinette se quedó sin aliento.

¿Que por qué? Luka llevaba la camisa abierta, dejando asomar el tatuaje en su pecho y las líneas finamente labradas de su abdomen, denotando todo el trabajo físico que implicaba ser un surfista de su talla en una costa tan ajetreada, la piel ligeramente bronceada asomaba de una forma discreta pero seductora, como si fuese un paraje ignoto invitándola a descubrir todos sus secretos. Luka era un adonis...

Y no era el único con todo puesto en su lugar.

Luka tragó saliva al percatarse de que la figura de Marinette estaba finamente delineada por el traje azul, sus caderas (pronunciadas y bien envueltas en el short) trazaban una curva en la que Luka habría querido derrapar en ese instante hasta dejar la marca de su presencia. El escote era revelador, y aunque ella no creía tener mucho por mostrar al mundo, una línea fina dividía su pecho de manera encantadora. Luka escrutó los hombros desnudos de la joven, enmarcados por tirantes finos que incitaban al pecado. Sólo con el primer escaneo, el muchacho ya había encontrado quince sitios donde querría dejar un chupetón y (estaba seguir) quedaría encantador en contraste a la pálida blancura de la joven. Una mancha pasional resaltando en su piel de alabastro.

El cabello lo llevaba suelto y en caireles discretos, enmarcando su rostro con tal naturalidad que él podría creer que era el estado natural de su cabello. ¿Quién diría que aquello era el resultado de haber llevado trenzado el cabello por más de una hora puesto que había decidido no aparecer?

Luka reparó en el broche que mantenía el cabello de Marinette fuera de su rostro por un costado de su cabeza, los pendientes...

El collar.

Sonrió apartando un poco el cabello y se agachó a besar ambas mejillas de la joven, pero al dar el segundo beso, hizo una pausa con la boca muy cerca del oído de ella, acariciándola con aliento suave.

—Del uno al diez: Coquetería, seis... Seducción... once.

La chica retrocedió medio paso, con una sonrisa radiante y el rostro sonrojado por la sorpresa.

—Tú tampoco estás nada mal. —Dijo sin aliento. —Pero también tenías mi atención.

—¿Por qué tenía la sensación de que huías de la fiesta? —Murmuró el muchacho cruzándose de brazos y barriendo a Marinette con la mirada, confundido, pensativo.

—Porque huía de la fiesta. —Admitió la chica bajando el rostro. —Me... dolía el estómago.

Luka bufó, divertido.

—Puedes mentirles a tus amigas todo lo que quieras, pero para mí es sencillo leerte, Marinette. Eres clara como una nota musical...

Marinette lo miró fijo a los ojos, con el desafío refulgiendo en sus pupilas.

—Entonces dime por qué vine.

En la mente de Luka, la respuesta más simple sería tomar las mejillas de Marinette y atraerla hacia sí sin pedirle más explicación. Robarle el aliento, apoderarse de sus labios como si nadie más estuviese en esa fiesta, pegar sus caderas a las de ella en un movimiento ágil para luego levantarla por las rodillas y hacerla abrazarle la cintura, llevársela lejos una noche sabiendo que, en la mañana, tendría que renunciar a ella, aunque eso le doliera en el alma.

En lugar de eso, sonrió de medio lado, metiendo una mano en el bolsillo y ladeó el rostro.

—Querías asegurarte de que ambos estaríamos aquí.


5.-Danza ritual

Puede que este capítulo parezca un guiño a otra historia de sirenas que tengo, pero juro que no puedo dejar de ver a las personas que conocen esta magia haciendo danzas rituales. Espero les guste y que sepan que no tomará el mismo rumbo de la otra historia... creo.

Marianne E: He sobrevivido a la picadura de araña (inserta un corazón aquí), y contra todo pronóstico, ya estoy lista para actualizar esto y para trabajar en Confesiones, espero hoy poder darles una actualización, aunque no prometo nada. No importa lo del review de la entrega anterior, de verdad, tanto fangirleo también cuenta como review, gracias por comentar la historia jajajaja, me encanta tu entusiasmo, lo juro. ¿Preparada para el último respiro antes de la tormenta? Porque después de esto, todo se va al carajo jajajaja. Bueno, dale chance, Adrien cree que Luka es el culpable de la muerte de su madre, ya en el siguiente capítulo lo explico mejor, lo prometo. De lo de ser tan cruel, bueno, vine a darles una oportunidad. De lo de Kagami ¡Dude! Estoy teniendo temas con eso jajajajaja, me encanta lo del rollo "magia de sirena" pero no sé hasta dónde llevarlo, que no se me olvide explicar qué pasó en la bahía con Luka y Kagami en esta cosa de los tiburones. Me encantan tus teorías, sobre todo porque no te alejas tanto del cuadro. !Abrazo!

Sonrais777: Prometo habrá pronto una actualización de Confesiones, ya la estoy trabajando, pero no podía dejar de escribir esto o se me olvidarían las ideas. Gracias por seguir ambas historias.

Manu: Hola, tus reviews son muy largos y me tardan en aparecer, no he tenido chance de leerlos completos porque en el correo sólo muestran una parte. Voy a seguir trabajando estas dos historias sin salirme de la línea original, que ya la tenemos bastante desarrollada entre Marianne y yo, e insisto, no prometo nada. No puedo escribir tus historias (son buenas, eso sí) pero se salen mucho de lo que estamos planeando. De todos modos agradezco mucho las sugerencias y que sigas leyendo la historia. Ten lindo día.


(Not afraid anymore – Halsey)

Sentía las manos de Luka paseando por los bordes de su cadera, la piel de su pecho le rozaba la parte alta de la espalda, donde iba desnuda por el escote del traje de baño. Todo su cuerpo se pegaba al muchacho como si le necesitara, como si el contacto físico la atara a la realidad y, al mismo tiempo, la mantuviese sumida en el estado de éxtasis más puro jamás inducido.

Ella misma se desconocía, su cuerpo se bamboleaba de un lado al otro, rozando el de Luka sin ningún reparo, sin ningún pudor. Era como si la música se hubiese apoderado de ella y lo único que le permitía era la coherencia suficiente para seguir danzando de un lado al otro, permitiendo que las manos de Luka fuesen la guía.

Sus manos...

And touch me like you never...

El muchacho paseó las yemas de los dedos por su cintura, abrazándola más cerca de sí mismo mientras bajaban al ritmo de la música, y luego volvían a subir.

Luka le tomó las muñecas a la chica y levantó sus manos por encima de la cabeza de ambos, respirándole en el oído, jadeante ante la manera en que Marinette había pegado su cuerpo al de él, Marinette giró un poco el rostro con los ojos cerrados y el aliento de Luka le golpeó la comisura de la boca. Y ambos requirieron de toda su fuerza de voluntad para no consumar en un beso todo el deseo que sentían por el otro en aquella cadencia sensual en la que se habían metido sin saber cómo. Ni querer dejarlo tampoco.

No eran la única pareja que se movía de aquella manera en la pista, varios pares de cuerpos más se tambaleaban de un lado al otro, con los sentidos inhibidos por el exceso de alcohol en sus sistemas, pero Marinette y Luka estaban cuerdos como nunca, y se deseaban con locura y frenesí, al grado de sentir que la ropa sobraba en ese momento.

Varios pares de cuerpos más los rodeaban como una marea, formando olas a su alrededor mientras la música se iba metiendo más y más en sus sistemas, protegiéndolos de las miradas de los curiosos, para la gente no sería raro ver a dos más entregarse al desenfreno de una noche de alcohol y fiesta. O al menos no habría llamado la atención si no se tratase de Luka Couffaine, a quien no muchas personas habían visto interactuar de aquella forma en vía pública, puesto que el muchacho no solía coquetear ni salir con nadie.

Porque varios pares de ojos se habían detenido en ellos un segundo más de la cuenta al percatarse de quién se trataba, como si quisieran descubrir que en realidad estaba pasando.

Marinette abrió los ojos y encaró a Luka al tiempo en que él le tomaba las caderas y la pegaba a su cuerpo antes de meter una pierna entre sus rodillas y volver a bajar al ritmo de la música, con las frentes pegadas y las miradas sostenidas a pesar del esfuerzo, ambos jadeantes, con los ojos llenos de anhelo, de deseo, con expresiones exigiendo por más.

.

La brisa salina acariciaba su piel.

La joven pelinegra estaba recargada contra el barandal que daba a la playa, una terraza construida para tomar el aire y el sol en el día, el escondite perfecto para escaparse de los bastos pares de ojos que la habían estado mirando cuando salió de la pista de baile tomando la mano de Luka Couffaine.

Marinette agradeció el respiro sobremanera. Sobre todo, porque pudo recuperar un poco de la claridad que había perdido en el aire viciado de la fiesta, sumergida en el frenesí colectivo y las ventajas del anonimato.

No era del todo anónima, no estando en compañía de la raya del arrecife. Pero tampoco era que le importase mucho, en unos días más estaría de regreso en su hogar y ella podría olvidarse de los cuchicheos y chismes...

¿Por qué le dolía tanto el pensamiento de alejarse?

No era que le doliera desprenderse de Luka solamente, claro que esa idea dolía muchísimo, pero también el simple pensamiento de tener que dejar la costa, los arrecifes, la vida de la playa. Sintió un agujero en su pecho ante la posibilidad de que todo eso terminaría en algún momento, y (aunque sólo llevaban dos días en Les Cavaliers), la idea de dejar aquel lugar la hizo sentir ansiedad del tiempo que les quedaba en ese lugar, como si estuviese segura de que no había nada que pudiera hacer para disfrutar lo suficiente del tiempo ahí.

—Hola.

Su voz la sacó de sus cavilaciones, funcionando como un analgésico, como anestesia para su dolor físico. Marinette sonrió cuando Luka llegó a su lado y le ofreció un vaso de vidrio.

—No es whisky. —Prometió el joven con una sonrisa ladeada.

—Qué lástima. —Soltó a manera de broma, tratando de disolver las últimas esquirlas de dolor que se aferraban a su pecho. —En fin, supongo que me mantendré sobria esta noche.

—No parecías sobria hace unos minutos, en la pista de baile.

—Tampoco tú. —Defendió la chica antes de darle un traguito a su vaso y sonreír al sabor del refresco de manzana. —Fue irreal. —Admitió con voz trémula.

Desde que se habían dado esa descarga eléctrica en la playa, cada momento al lado de Luka se sentía como la decisión correcta, y al menos todo el primer día, Marinette se la había pasado pensando, tratando de comprender de qué iba aquel pensamiento, tratando de entender a qué se refería su confundido corazón con ese pensamiento. La decisión correcta.

Adrien era un muchacho amable, dulce, muy bondadoso y había demostrado ser abnegado con los suyos. Entendía el dolor y el resentimiento, aunque no lo comprendiera del todo, estaba segura de que podría hacer algo para ayudar a sus amigos, pero sabía que no podía tratar de convencer a Adrien de nada. Estar a su lado implicaría luchar constantemente contra los sentimientos equivocados, y ella no era una luchadora, al menos no en ese sentido. Cuando Chloe le había preguntado que cuál de los dos le gustaba, la respuesta era sencilla: Ambos. Y al mismo tiempo era complicada. Porque le gustaba la compañía de Adrien, sabía que el muchacho tenía un corazón noble y no hacía otra cosa más que ayudar a los suyos.

Luka también era bondadoso, pero se la había pasado diciendo que era peligroso que estuviesen juntos, que ella estaría a salvo en la playa, que estaría más segura si no lo eligiera a él.

Y ahí estaba su corazón, diciéndole que había algo místico en torno al joven, algo que le hacía imposible renunciar a él.

—Fue mágico. —Dijo al fin la chica a media voz, sonriendo para Luka, tratando de darle a entender que no había sido sólo una danza, puesto que se habían conocido el uno al otro más de lo que habrían estado dispuestos a mostrar con palabras. —Como agua adaptándose a su entorno.

—Lo sé. —Respondió Luka en medio de un susurro mientras acariciaba el rostro de Marinette para despejar sus mejillas, percatándose de que, a pesar del clima, ella estaba helada. —¿Te sientes bien?

—No. Sí. —Apretó el gesto y sonrió desviando el rostro, de nuevo mirando hacia el mar. —Es que pienso muchas cosas que no comprendo.

—Como qué...

—No entiendo por qué me quieres alejar. —Dijo ella aferrándose al barandal, buscando algo de soporte para terminar su oración. —Y menos después de lo que pasó hace rato.

—No quiero alejarte. —Admitió el muchacho poniendo las manos en los hombros de Marinette y deslizándolas hasta sus manos, entrelazando los dedos con los de ella y pegándose a su cuerpo. Depositó un beso en su sien antes de continuar. —Pero es peligroso si te quedas a mi lado, porque corremos el riesgo de enamorarnos, y yo no puedo ofrecerte nada estable.

—Eso es cruel. —Murmuró la chica componiendo una sonrisa, luchando contra las ganas de llorar que se habían aglomerado en su garganta. —Primero dices que soy una chica maravillosa y luego dices que no quieres nada conmigo.

—Hey. —Llamó Luka girando a Marinette por los hombros y tomándole el rostro. —No dije que no quisiera nada conmigo. Dije que yo no puedo ofrecerte nada. Porque me quedaré en esta playa el resto de mi vida, cumpliendo mi deber como un hijo del océano tanto tiempo como me lo permitan, y entonces no podré seguirte a donde vayas. Y jamás permitiría que tú me siguieras. No sabiendo que tu vida está en riesgo si lo haces.

—Y eso es más cruel, todavía. Hacerme albergar esperanzas...

—Si pudiera renunciar a ti, lo haría. —Murmuró Luka abrazando a Marinette con fuerza, permitiendo que ella se aferrase a su cintura. —Si pudiera arrancar los sentimientos que surgen cuando te veo, los quitaría para siempre de ambos, y así no te haría daño. Pero no puedo, y quiero ser egoísta y pedirte que te quedes, pero eso implica tantas cosas.

—Tiene que ver con las leyendas de esta costa ¿no es así? —Murmuró Marinette sombría mientras se aferraba con más fuerzas a Luka, tratando de memorizarse el perfume de aquel desconocido que había ganado terreno en su corazón.

¿De verdad sólo habían pasado dos días?

—Ya casi es media noche. —Anunció Luka viendo la posición de la luna.

—Y te conviertes en calabaza. —Añadió Marinette con ironía, buscando el rostro de Luka con una sonrisa en la boca.

No pudo evitarlo, Marinette levantó ambas manos y las enterró en el cabello del muchacho, acariciando los mechones suaves y decolorados que el joven tenía. Era curioso, casi podría creer que cambiaban de color con su estado de ánimo, al igual que sus ojos.

—Los hijos del océano tienen una reunión esta noche, así que debo ir. —Admitió el muchacho a su pesar. —Te llevaría si me lo permitieran, pero todo ha sido tan repentino.

—Descuida, yo entiendo. —Mintió ella recargando la frente entre las clavículas de Luka y suspirando después. —El deber llama. Aun así, ha sido divertido pasar esta noche contigo.

—Oye. —Llamó Luka tomando el rostro de Marinette con una sonrisa divertida. —Hablaré con Kagami esta noche, tal vez ella me pueda ayudar a convencer a su madre para llevarte a la post luna, es un espectáculo que vale la pena ver.

—Por favor no. —Murmuró Marinette acongojada, consiguiendo que Luka compusiera una expresión de sorpresa. —No quiero ser una intrusa en tus tierras.

—No lo eres. —Prometió el muchacho sonriendo con ternura. —El océano te ha marcado como una niña perdida, nunca serías una intrusa.

—¿Niña perdida? —Murmuró confundida ante las palabras del muchacho.

Luka besó la frente de Marinette tratando de distraerla, y entonces, olvidándose de sus pensamientos previos, Marinette lo escuchó.

Muchas voces femeninas entrelazadas cantando una A que se prolongó un momento.

Volvió a escuchar las voces y esta vez no pudo ignorarlo. Se soltó de Luka en un gesto amable y miró hacia el mar, con los ojos encendidos en un azul profundo que hizo que Luka sonriera con una emoción hinchándose en su pecho.

Esperanza.

(War of hearts – Ruelle)

Las voces volvieron a elevarse y esta vez, Marinette escuchó tambores también.

—¿Lo escuchas? —Murmuró ella, confundida, maravillada con el sonido de la música, como si aquello fuese un canto celestial y místico.

—No. —Admitió Luka despejando el rostro de Marinette y admirando la expresión que la joven tenía, memorizando ese momento para siempre. —Esta sinfonía te pertenece a ti. No es a mí a quien convocan esta noche.

—No entiendo lo que dicen... pero es como si...

—Como si te llamaran. —Completó Luka ante la pausa larga que había hecho la joven, con la mirada perdida en el oleaje.

—Sí. —Murmuró sin aliento.

—Sé de dónde te llaman. —Murmuró el muchacho poniendo las manos en los hombros de la chica, antes de besar la piel desnuda, sintiendo un alivio tremendo al percatarse de un brillo iridiscente, casi inexistente contra la espalda baja de la joven.

Comprendiendo que había una esperanza para ellos.

—Llévame... —Suplicó ella girando el rostro, anhelante, desesperada.

.

La entrada de las cuevas estaba cerca de una pendiente en la punta, llegar habría sido complicado para alguien en sus cinco sentidos, las piedras estaban resbalosas por la marea recién subida (marea que, por cierto, parecía remitir al paso de ambos muchachos, como si se apartara para dejar pasar a los hijos del océano que reclamaban su terreno), no había muchas superficies de las que pudieras sostenerte bien, y si las había, no eran visibles en la oscuridad.

Marinette había estado en la punta. ¿Cómo era posible que no hubiese visto esa cueva antes?

Había agua, dentro de la cueva había agua suficiente para cubrir a Marinette hasta las rodillas, el lugar parecía más un arrecife de corales, lleno de peces de colores, de estrellas, de erizos, llena de vida y de vegetación. El lugar entero parecía brillar en la oscuridad, como si miles de lámparas hubiesen sido colocadas entre la roca, al fondo del agua. Y al mismo tiempo todo el techo estaba cubierto de luces pequeñas, parecía un cielo despejado.

Luka la había llevado caminando hasta la punta (Marinette había pasado casi todo el tiempo con los pies sumergidos en el agua), pero al llegar a las rocas, ella había tomado la delantera. Sus pies y manos encontraban lugar entre las formaciones irregulares, como si conociera el sitio mejor que la palma de su mano. Su mirada iba fija al frente durante el recorrido, en ningún momento tuvo que bajar los ojos para comprobar su ruta, y al llegar a los riscos, ella no se detuvo, al contrario, aumentó su velocidad, deslizándose en el muro como si caminara por una avenida a plena tarde.

Dentro de la cueva se movió por el arrecife con pasos seguros, todas las criaturas a su paso se apartaron para dejarle un camino despejado hasta que ella llegó al borde de la roca. Al fondo había un túnel bien iluminado que desembocaba en otra cámara subacuática.

Luka escuchó entonces la música.

I can't help but love you
Even though I try not to
I can't help but want you
I know that I'd die without you

Era como si el océano secundara sus sentimientos, como si le dijera que iba por el camino correcto, como una señal para aferrarse a la posibilidad de permanecer al lado de la chica.

—Lo escucho... —Dijo el muchacho sin aliento, avanzando a pasos lentos hasta situarse al lado de Marinette y encarar la entrada a la caverna.

Dios. La última vez que había estado ahí, Emilie seguía con ellos y él y Adrien tenían la vida por delante. Habría creído que volver sería doloroso.

Pero no lo fue.

Los dedos de Marinette se entrelazaron en torno a los suyos, esta vez fue el turno de ella para convertirse en un analgésico para el muchacho. Pero no fue anestesia en lo que Marinette se convirtió, sino en la cura para todos sus males, como un borrador que se lleva los restos del grafito en una hoja, dejándola blanca de nuevo.

No hubo necesidad de intercambiar palabras. Ambos saltaron al agua, aferrándose a la mano del otro.

.

El tiempo se volvió algo efímero. No estaba seguro de dónde era arriba y dónde abajo. Sabía que salir a la caverna tomaba unos treinta segundos nadando a esa velocidad, pero el camino parecía más y más largo. Aun así, no faltaba el aire.

Luka estaba fascinado al ver a Marinette nadar, sus piernas pegadas, su patada perfecta, las caderas fuertes, subiendo y bajando por el agua, la mano disponible haciendo movimientos como ondas, parecía una sirena.

Marinette señaló un punto, como un segundo corredor acuático debajo de ellos, no podrían hundirse más por su cuenta, así que Luka sonrió tomando una roca grande entre sus manos y se la ofreció a Marinette, ella entendió el punto, la sostuvo con firmeza y comenzó a nadar hacia el camino.

Iban lado a lado, mirando todo a su alrededor. Un paisaje digno de una película, visiones de otro planeta que los rodeaba mostrándoles sus maravillas, como si estuviese hecho sólo para ellos. Las luces que desfilaban a su entorno parecían salir y volver a las rocas, el estado de éxtasis era tal que Marinette podría haber jurado que las rayas y las medusas que nadaban a su alrededor eran en realidad parte ellos mismos, juraría haber visto el tatuaje de Luka desprenderse de su piel para dar una vuelta alrededor de ellos antes de volver a impregnarse en la espalda del muchacho.

A sus pies, dos rayas nadaban acariciándole la piel de las rodillas, como si bailaran con ella.

La chica soltó la roca escuchando cómo la música se intensificaba en esa zona. Giró una vez sobre sí misma, permitiendo que las rayas le acariciaran la piel del abdomen. Sonrió sintiendo el agua arremolinarse a su alrededor.

Luka le tomó las manos con delicadeza, atrayéndola hacia sí sonriendo con todos los dientes. Con cuidado le tomó la cintura y comenzó a girar en aquella cámara, como si bailaran juntos un vals en medio de las mantarrayas.

Por largos minutos, Marinette sonrió ante la situación, estaba segura de que era una ensoñación, no podía ser real aquello.

Las manos de Luka guiaron a Marinette hasta hacerla girar sobre sí misma de nuevo, ella apenas era consciente de que no podía despegar las piernas, así que cuando ambos se separaron un poco para seguir con su nado, para ella no fue extraño darse cuenta de que ambos parecían tener aleta. Una aleta, como cola de sirenas.

La chica soltó una carcajada, aquello era absurdo.

Y la música sonó con más fuerza entonces.

Marinette miró a Luka y él asintió cediéndole la guía. Entrelazaron los dedos y se lanzaron por el corredor hasta la cámara que habían buscado encontrar la primera vez.

Al emerger, Marinette se percató de que no tenía cola de sirena, pero los primeros rayos del sol ya estaban asomando a la cueva, Luka salió del agua, pero Marinette se quedó flotando un poco más, disfrutando del dolor que su cuerpo sentía, cansada por haber estado nadando tanto rato, insegura de qué había pasado.

La música hacía horas que había parado, pero Luka seguía moviéndose por todo el lugar, como si buscara algo.

Marinette sintió ardor en la parte baja de la espalda, donde mismo que había golpeado la ola el día anterior, pero no dijo nada, permitió que la frescura del agua la bañase y aliviase el dolor.

En el fondo, la joven sabía que tenía que salir del agua y grabar su nombre en la piedra, al lado del de Luka, en medio de miles de nombres más, y sabía que debía hacerlo antes de que el sol entrara a esa cámara, así que sonrió saliendo del agua y alcanzó a Luka. Tomó la piedra que él le ofrecía y miró la pared. Las letras que rezaban el nombre de su amigo estaban dibujadas en medio de una raya, así que Marinette dibujó una estrella y luego, con letras que jamás en su vida había visto, escribió su nombre dentro.

.

Estaban en la playa.

Marinette no entendía aquello. ¿Por qué estaba en la playa si acababa de grabar su nombre en la pared de una cámara subacuática?

Luka estaba recostado en la arena, con ambas manos bajo su nuca, ella estaba todavía metida en el mar, y aún tenía la sensación de que sus piernas seguían pegadas y cubiertas por algo escamoso, pero al dirigir su mirada hacia abajo, se percató de que las rodillas estaban divididas y que ella podía mover una pierna individualmente de la otra.

Salió del agua y se tumbó al lado de Luka, suspirando por el cansancio, preguntándose que acababa de pasar.

El muchacho la abrazó con dulzura, ofreciéndole su pecho como almohada antes de cantar en su oído:

I can't help but love you
Even though I try not to
I can't help but want you
I know that I'd die without you

Y Marinette estuvo segura de que, no importando qué hubiese ocurrido aquella noche, ella siempre podría confiar ciegamente en Luka, porque, destino o no, había un lazo poderoso, antiguo, casi divino, uniéndolos a partir de aquella noche.