Luka y Mari entraron a la playa tomados de la mano, sonriéndose el uno al otro, sin comprender qué había entre ellos, sabiendo que no podían llamarse sólo amigos, pero dejando esos pensamientos para después, puesto que justo ahora sólo había espacio para la calma. Ya tendrían tiempo para hablarlo una vez que hubiesen desayunado y repuesto fuerzas.

Bueno, al menos eso habían creído hasta que se dieron cuenta de que un grupo de personas se reunía en torno a un bulto blanco en el centro de la entrada a la playa principal del pueblo.

—¡Marinette! —Gritó Juleka al divisar a su amiga, para luego salir corriendo y lanzarse a sus brazos, llorando amargamente.

—¿Qué pasó? —Murmuró la aludida, acariciando el cabello de Juleka con dulzura y compasión mientras Luka avanzaba hasta la playa.

—¡Mira nada más! —Exclamó Adrien al ver a Luka llegar hasta ellos. —Justo a quien esperábamos. —Ironizó abriendo los brazos y encarando a la gente de la playa. —El tiburón del arrecife se digna a aparecer después de una noche de frenesí.

—¿Qué está pasando, Adrien? —Exclamó Luka con voz autoritaria, consiguiendo que los presentes retrocedieran en su lugar, asustados ante la amenaza inminente.

—Dínoslo tú. —Exigió Adrien avanzando hasta frenar a un paso de Luka. —Te fuiste temprano de la fiesta anoche, pero los hijos del océano no te vieron en su fiesta privada, y hoy, en el tercer solsticio de otoño, curiosamente faltabas tú ya apareció un cuerpo en la playa.

—¿Qué? —Musitó Luka, sin aire, pasmado.

—¡Ay, por favor, Couffaine! No te hagas el tonto.

—Adrien. —Gritó Marinette soltándose de Juleka y encarando al rubio. —¡Basta ya! Te estás poniendo en ridículo. Deja de lanzar acusaciones sin sentido.

—Para ti no tienen sentido porque no estabas aquí hace tres años, pero para los locales esto es claro.

—Esta vez no puedo contradecirlo, amiga. —Murmuró Alya encaminándose a ellos.

—Marinette, no tiene caso. —Musitó Luka, respirando profundo. —No tiene caso que me defiendas, por favor no te metas en esto, no quiero que salgas perjudicada.

—Pero Luka, yo sé...

—Sí... Pero eso no va a importar, ¿cierto?

—Luka, nosotros sabemos...

—Cada tres años surge un tiburón nuevo. —Explicó Adrien caminando entre los presentes, sin importarle haber interrumpido a la chica, alzando la voz para que todos los turistas lo escucharan. —Emerge del mar sediento de sangre a menos que los hijos del océano lo detengan. Hace tres años perdimos a mi madre y Luka fue el único sobreviviente de ese "accidente", no nos consta qué pasó. No es extraño que ahora Luka desaparezca la misma noche del solsticio y haya aparecido un muerto.

—¿Hay muertos cada tres años? —Exclamó Marinette, horrorizada ante aquello.

—No. Hace años no ocurría. —Cortó Luka furioso, haciendo un ademán con la mano para dejar claro el punto: No había nada de qué hablar.

—Los hijos del océano se encargan de que eso no ocurra. —Explicó Alya bajando la voz y la mirada, compungida por el hecho de saber que había una baja en el arrecife. —Son leyendas, pero...

—Pero hacía décadas que no había muertos en nuestras playas. —Puntualizó Adrien, furioso.

—Andrée, despeja la playa. —Ordenó Luka dando medio paso hacia un lado. —Que los turistas se retiren. Esto sólo nos concierne a locales y a...

—No te muevas de tu lugar. —Espetó Adrien, sintiendo que la ira bullía con más y más ímpetu en su interior a cada palabra. —Luka no es digno de darnos indicaciones hasta que pruebe su inocencia, para mí sigue siendo el tiburón del arrecife hasta que demuestre dónde estuvo.

—Adrien. —Llamó Luka bajando la voz y acercándose al rubio. —Aunque no confíes en mí, esto no concierne a los turistas, es algo de lo que tenemos que hacernos cargo como siempre ha sido. En secreto. Tu madre defendía el secreto de la playa y ella habría querido...

—¡Pero ella no está aquí! —Gritó el rubio tomando a Luka por las solapas y acercándolo en un movimiento violento. —Y el único sospechoso pareces ser tú. Eres la única persona que no estaba en la fiesta.

Adrien lo empujó y amenazó con retirarse.

—Ella confiaba en mí y por eso me eligió como representante de los hijos de mi generación. —Espetó Luka, dolido. —Y confió hasta el último minuto.

—Sí, hasta que la dejaste morir ahogada. —Dijo Adrien con amargura girando sobre sí mismo y encarando al pelinegro. —Si no es que la mataste tú mismo.

—Adrien. Yo no soy un asesino. —Musitó tan calmado como pudo.

Quería moler a golpes al niño Agreste. Quería arrancarle con un puñetazo la sonrisa altanera y petulante que tenía. Pero caer en su juego sólo habría sido confirmar sus sospechas.

—Adrien, deja de lanzar acusaciones así. —Suplicó Marinette cada vez más confundida.

¿Cómo el rubio podía salvar delfines a su lado y luego acusarlo de asesinato? Nadie que antepusiera una vida a la suya podía ser un asesino. Y después de lo que había ocurrido la noche anterior... No. No tenía sentido creer que de verdad Luka fuese el asesino del que Adrien hablaba.

—Es fácil defender a alguien que te muestra una cara bonita en lugar de mostrarte los demonios del arrecife. Luka es una farsa, y te matará a la primera oportunidad. Si eres la idiota que pareces ser en este instante...

Adrien se arrepintió en el momento de sus palabras. Bajo otra circunstancia, él jamás habría llamado así a su amiga, pero se había dejado llevar por la rabia.

Y no fue el único.

Fue turno de Luka para tomar a Adrien por las solapas y acercarlo a sí, con expresión de rabia, colérico.

—Vuelve a decir algo de Marinette y te juro que hago a un lado mi juramento de proteger a los locales para partirte la boca y romperte las manos.

—¡Ay! Como si no hubieses roto ya tu juramento para asesinar al turista.

—Yo no soy el asesino que dices, pero justo ahora estoy por convertirme en uno.

—¡Luka estuvo conmigo toda la noche! —Exclamó Marinette furiosa, incapaz de contenerse a sí misma, deseosa de golpear ella misma a Adrien Agreste, importándole un carajo que fuese amigo de Chloe.

—Dirías cualquier cosa por defenderlo.

—Si quieres te doy lujo de detalle de sus tatuajes y sus lunares. —Espetó la chica con una sonrisa ladina y cruzándose de brazos. —Te puedo decir todo lo que hizo muy bien. —Añadió lasciva avanzando un par de pasos hasta ellos, consiguiendo que Adrien se retorciera en su sitio.

—¡Basta!

Una voz femenina se había alzado desde la entrada de la playa, todas las miradas repararon en Anarka cuando la mujer avanzó a pasos calmados hasta ellos. Luka, bajo la mirada de su madre, apretó el agarre en las solapas de Adrien (¡Por supuesto que no se arrepentía de haber sido descubierto a punto de golpear a Adrien! Hacía tres años que le aguantaba los berrinches), pero suspiró al darse cuenta de que ahora era ridículo continuar con su pelea. Empujó a Adrien lejos de sí y murmuró.

—Entérate de una cosa, Adrien. —Murmuró Luka avanzando hacia Marinette, sosteniendo la mirada de la chica y reestableciendo con ese simple gesto, la conexión que habían entablado en la cueva de los arrecifes. —Si anoche no estuve en la lunada era porque mi linaje llamó.

—Claro. Ahora culpamos al linaje cuando surgen los instintos. —Espetó el rubio, despectivo.

—Perdóname. —Murmuró Luka tomando el rostro de Marinette entre sus manos y pegando su frente a la de ella. Ambos cerraron los ojos y ella sonrió posando dulcemente sus manos en torno a las muñecas de muchacho. —Nunca fue mi intensión involucrarte en esto.

—Lo sé, tú querías que me alejara.

—¡Ay, por favor! —Espetó Adrien, consiguiendo que Anarka se exasperara ante su actitud.

—Andrée, despeja la playa. —Ordenó la capitana, dejando claro que no toleraría más peleas de los muchachos. —Adrien, elige a los locales que nos ayudarán con esto y yo elegiré a los hijos del océano que estarán con nosotros.

—Anarka... —Llamó Adrien con un dejo de respeto en la voz antes desconocido para Marinette, que cada vez comprendía menos de todo aquello. ¿De verdad aborrecía tanto a Luka y respetaba tanto a su madre? —Luka debía estar en la lunada con ustedes anoche para ayudar a proteger. Que aparecieran tiburones en la entrada de la bahía y luego un muerto esté aquí...

—Luka no estuvo en la lunada porque tuvo que asistir otra iniciación. —Puntualizó Anarka, dando el tema por zanjado. —El océano ha reclamado a varios de sus hijos. ¡Andrée! —Espetó la capitana, consiguiendo que el muchacho saltara en su sitio antes de comenzar a correr a los turistas.

—Vámonos... —Pidió Juleka empujando a sus amigos, consiguiendo que Nino le dedicara una mirada de descontento.

—Nos vas a explicar qué está pasando, ¿Verdad Juls? —Soltó Kim confundido.

La joven dedicó una mirada a su madre, quien negó una vez con la cabeza. Juleka entendió la indirecta y asintió varias veces murmurando: —Yes mama...

—¡Mama! —Exclamó Nino mientras Chloe comenzaba a empujarlo con ganas. —Siempre es "Sí capitana", si la llamas mamá tiene que ser algo serio.

—¡Y estoy segura de que Jule nos contará lo que necesitemos saber! —Espetó Alya exasperada, rodando los ojos y golpeándole a Nino el borde de la gorra antes de volver a empujar.

—Alya... —Llamó Adrien bajando el rostro. —Quédate, serás parte de mi escolta.

—Adrien, te quiero mucho y lo sabes. —Soltó la chica cruzándose de brazos. —Pero, así como te quiero, quiero a Luka.

—Y precisamente por eso pido que te quedes, porque tú siempre sabes ponerme en mi lugar cuando lo necesito.

La chica asintió soltando los hombros de Nino y dedicándole una mirada de disculpa.

—Los hijos de la playa me convocan. —Bromeó ella con media sonrisa.

—Lo entiendo. —Dijo Nino tomándole una mano a la chica y sonriendo para infundirle valor. —Yo, bueno, nosotros, estaremos en el pueblo, escríbeme cuando estés libre y tal vez podamos salir a tomar algo en la tarde.

—Me encantaría. —Murmuró ella antes de besarle la mejilla al moreno y volver al lado de sus amigos.

Una vez que los turistas fueron sacados y sólo se quedaron las personas seleccionadas, Adrien encaró a Anarka.

—Explícame por favor por qué esta turista dice que pasó la noche con Luka y tú me dices que estuvo cumpliendo con su deber divino, porque no entiendo nada.

Luka suspiró quitándose la playera y dándole la espalda a los presentes, mostrando el tatuaje. La mantarraya seguía ahí, pero justo en medio de los omóplatos había una serie de espacios vacíos de tinta, las grecas y los tribales estaban interrumpidos y formaban una estrella de mar con ellos.

—Marinette es una niña perdida.


6.-Tiburón del arrecife

Manu: Perdón, Lila sí tiene cabida en mis historias, pero sólo la concibo como una villana, no puedo verla de otro modo, tratar de escribir algo dulce o candente con ella y Adrien en el mismo tema me costaría montón y, honestamente, no es algo que quiera intentar. De los otros lemons, no lo sé, normalmente meto escenas sensuales cuando veo que la historia da para ello, ponerlos sin que sea importante o le dé sentido a la historia quebranta mi ritmo. Lo siento.

Sonrais777: ¡Ay! ¡Gracias! Ahora sí que me esfuerzo mucho para que queden bien redactadas, me alegra saber que voy por buen camino

Melchari: ¡Gracias! Lamento haber tardado tanto con las actualizaciones de las Confesiones, pero quería dejar esto con buen ritmo antes de seguir allá, sobre todo para que los conflictos se vuelvan distintos a pesar de estar reciclando personajes. Espero seguir llenando las expectativas, gracias por leer.

Marianne E: Aquí una nueva entrega. Sí, justo a esto me refería cuando hablaba de incrementar la rivalidad entre ambos muchachos, creo que va siendo momento de ir revelando un poco más y más la historia de ellos dos. Todavía no decido si es el regalo que te hice en whats el otro día o si voy a manejar algo más ligero, ya veremos para qué se presta la historia (Aunque teniendo en cuenta que en las playas son más open mind, puedo permitirme jugar un poco con eso) Pues a ver qué sale... ¡Que sea lo que Poseidón quiera! Jajajajaja


—Yo creía que eran leyendas... —Murmuró Juleka antes de dar un sorbo a su bebida, estaba cansada de las miradas de incredulidad que sus amigos le dedicaban en esos momentos, y habría querido contar con el apoyo de Alya, ella siempre sabía qué decir en los momentos correctos, era la ecuánime, la prudente. Juleka se consideraba torpe e inoportuna, creía que en cualquier momento cometería un error y soltaría la lengua. —Con el tiempo comprendí que se trataba de los ciclos del mar.

—¿Ciclos del mar? —Soltó Chloe, dejando en claro que no creía una palabra.

—Sí. Cada tres años se altera la ruta de los tiburones, y terminan entrando al arrecife en el solsticio de otoño. —Bueno, aquello prácticamente era una verdad, o al menos no era una mentira como tal. —Los hijos del océano que tienen deberes con la playa saben lidiar con esas cuestiones, y han entrenado a algunos hijos de la playa para que les ayuden.

—Sí, Adrien se ve conocedor de esos temas. —Cortó Kim sin darse cuenta de que había interrumpido a su amiga. —Pero se le nota a leguas que odia a tu hermano. ¿Por qué?

—Adrien lo culpa por la muerte de Emilie... —Explicó Chloe bajando la mirada.

—Chicos, tienen que entender que mi hermano no es ningún asesino.

—Lo sabemos. —Aseguró Nino tomando una mano de Juleka, al mismo tiempo en que Rose tomaba la otra. —Creemos en ustedes.

—Hace tres años, Emilie estaba en el Liberty, haciendo de embajadora en la lunada de otoño. Había tormenta, el barco casi se voltea, nadie sabe de dónde vino la tempestad, sólo supimos que ella y Luka cayeron al agua cuando estaban haciendo que los tiburones remitieran. Hace seis años pasó algo parecido, pero...

Juleka hizo una pausa larga, dejando claro que no sabía cómo continuar con aquello.

Rose suspiró encarando a sus amigos. —Hace seis años falleció el padre de Jule y Luka, precisamente salvando el solsticio.

.

Luka entró al agua, la marea se había detenido, el mar dejó de moverse y el muchacho avanzó hasta que sus rodillas se sumergieron por completo. A su alrededor, el agua comenzó a brillar, al menos en la parte en que hacía contacto con la piel del muchacho, recordándole a Marinette las fotos de playas que tenían plancton fotoluminiscente.

Luka tenía los ojos cerrados cuando el tatuaje pareció moverse un poco, como si la raya en su espalda tuviese vida propia.

—Tsurugi... —Murmuró Luka con los hombros tensos. —Te necesito en el borde de la playa.

Silencio.

El silencio se alzó entre los presentes, consiguiendo que el ambiente se pusiera más y más tenso.

Marinette trató de suprimir un escalofrío, pero fue inútil, había algo extraño ocurriendo y su piel lo sentía. La joven agradeció profundamente cuando Anarka le pasó un brazo sobre los hombros y la atrajo hacia sí con aires protectores y maternales.

—¿Cómo que comprometida? —Soltó Luka abriendo los ojos, dando un paso hacia el océano, pero frenando en su sitio, como si hubiese escuchado algo más.

Sí, Luka estaba teniendo una conversación en ese momento, de alguna manera escuchaba a su amiga a través del agua del mar. Escuchaba atento a las palabras que parecían proyectarse en su mente a través del contacto con el océano.

—¿Tomoe está bien?

Adrien y Anarka dieron un paso al frente al escuchar aquello, pero frenaron en su sitio al ver a Luka alzar una mano hacia el costado, como si pretendiera detenerlos sin tocarles.

Marinette vio su oportunidad para regresar el favor y tomó una mano de Anarka, infundiéndole valor para esperar.

En la playa sólo quedaban Andrée, Ethan, Erik, Alya y Adrien como representantes de los locales, y todos tenían la misma expresión de sorpresa, como si el nombre de Tomoe fuese un gatillo universal.

—Ella está bien... —Dijo Luka volviendo el rostro. —Sólo un rasguño en el borde de la aleta. ¡Dios! Tu madre es de acero. —Dijo al mar, soltando los hombros. —De verdad necesito verte, y que la veas, es urgente.

Marinette no tuvo que adivinar que se trataba de ella, que, con quien quiera que Luka estuviese hablando en ese momento, estaba comentando que necesitaba mostrarle a Marinette.

—Tranquila, querida. —Pidió Anarka despejando el rostro de Marinette y sonriendo dulcemente. —Todo está bien.

Los ojos de Anarka y los de Luka eran muy parecidos, sobre todo en lo sobrenatural, parecían dos perlas refulgentes sumergidas en el fondo de un océano de hielo, así que Marinette supo que todo estaría bien, podía confiar en ellos y en su instinto.

—De acuerdo. —Dijo Luka al fina, asintiendo para sí mismo. —Una hora y estaré en la punta.

Luka salió del agua, llevándose una mano a la nuca y componiendo una expresión de pesar.

—Sea lo que sea que pretendas hacer —espetó Adrien desafiante —, yo voy con ustedes. No voy a permitir que la mates también a ella.

Luka suspiró ignorando a Adrien. Encaró a su madre y señaló a Marinette con un movimiento de la cabeza.

—La princesa del océano quiere ver a la niña perdida.

—Entiendo. —Murmuró Anarka asintiendo una vez. —Que se ponga ropa que deje la marca a la vista. —Hizo una pausa para poder poner en orden todos sus pensamientos y miró a su hijo con ojo crítico. —Tomoe...

—Ella está bien. —Prometió Luka con una sonrisa. —La princesa dice que su madre metió la aleta para poner a un tiburón en su lugar, pero no lograron identificar al responsable, fue un rasguño nada más, y Tomoe ya se encuentra sentada en su trono, poniendo orden a su pueblo.

—Bien. —Murmuró Anarka para sí misma antes de mirar a Marinette. —Ve a cambiarte, que Alya te acompañe, te esperamos aquí en media hora. Tienen media hora. —Añadió con voz firme mirando a los lugareños. —Averigüen todo lo que puedan en ese tiempo, y luego entregaremos el cuerpo a las autoridades, no podemos tener esto aquí mucho tiempo.

—Vamos chica. —Soltó Alya abrazando a Marinette y arrastrándola hacia la entrada. —No quiero estar aquí cuando descubran el cuerpo, deja que Luka y Adrien se encarguen de eso.

—Se van a matar.

—No, estarán bien. —Soltó despreocupada la morena al ver de reojo a Adrien bajando la mirada y componiendo un mohín a la par que se cruzaba de brazos. —Ya le quedó claro que tu novio no es culpable de asesinato.

—¡Novio! —Exclamó Marinette consiguiendo que Luka soltara una risa por lo bajo.

.

—No entiendo nada. —Soltó Kim ofuscado, todos tenían la misma cara de confusión y Juleka ya no sabía cómo arreglar lo que había hecho.

—Dices que son leyendas. —Comentó Chloe confundida. —Pero Adrien no dejaba de llamar tiburón a Luka, y el muchacho no se defendió. ¿Qué es todo ese rollo del tiburón del arrecife?

—Es... una especie de apodo. —Murmuró la joven entre dientes, insegura de querer dar más información al respecto, dudando si sería prudente dar detalles. —Le llaman tiburón del arrecife a los asesinos de hijos del océano. Mi padre enfrentó al que creían que era el tiburón de su generación, fue cuando su barco naufragó, él y mi madre cayeron al agua, pero no sabemos qué pasó. Sólo sabemos que la capitana trató de salvar a mi padre y el mar la arrojó de vuelta a la playa. Lo perdimos esa noche. Desde que Emilie desapareció en el mar, Adrien se empeñó en llamar a Luka tiburón.

—No lo entiendo. —Admitió Kim con el entrecejo fruncido. —Es como un asesino serial entones.

—Sí y no. —Dijo Juleka insegura. —Lo demás está en el archivo municipal, los mitos y leyendas de esta playa son muchas y ahí le daban significados sobrenaturales. Son leyendas, pero más o menos explican lo qué pasa.

Nino puso un billete sobre la mesa y se puso de pie mirando a Kim, que sonrió divertido haciendo lo mismo. Rose le dedicó una mirada cautelosa a Juleka, como si temiera herir sus sentimientos con su curiosidad, pero al final, la misma Juleka fue quien se puso de pie asintiendo. Al menos así no sería ella la que les contara los mitos que (ella sabía bien eran ciertos) envolvían aquella playa.

.

Marinette entró a la playa con aires tímidos, de nuevo llevaba un traje de baño de una sola pieza, la diferencia radicaba en el hecho de que era de espalda descubierta en su totalidad, se ataba a media espalda y por el cuello, tipo halter, y tenía un agujero en forma de gota a la altura del ombligo. La chica se había quedado pasmada al mirarse en el espejo y percatarse de que, alrededor de su ombligo, se había dibujado en tinta negra una estrella idéntica a la del tatuaje de Luka.

Honestamente aquello la había tomado por sorpresa, sabía que algo había cambiado la noche anterior, sabía que su nado en las cavernas de arrecifes no era un sueño, sabía que no se había imaginado todo aquello, pero qué sorpresa se había llevado al percatarse de que un tatuaje parecía haber aparecido en su piel.

Se había dado una ducha y había restregado las líneas con fuerzas, con la esperanza de que aquello fuera una mala pasada por parte de su mente.

Pues no lo era. Tenía una estrella perfecta en torno al ombligo.

Luka se quedó pasmado al verla ahí, de pie, con un pareo violeta atado en torno a la cintura, todo el traje de baño tenía curvas blancas dibujadas, simulando escamas, además de tener el color degradado que iba desde violeta en la base del traje, hasta azul en los hombros.

Si, Marinette, con la trenza colgando a un costado de su cabeza, con la mirada tímida, con su jugueteo con los mechones de cabello que le iban sueltos alrededor del rostro, parecía una sirena recién salida de una película.

Pero no fue Luka quien habló en ese momento, el joven se había quedado pasmado ante la imagen de su amiga; si de por sí no se consideraba bueno con las palabras, su mente había decidido tomarse una pausa larga esa mañana.

Adrien sonrió de medio lado, terminando de cubrir de nuevo el cuerpo de la playa con la lona para ocultarlo de la vista de las chicas.

—Para ser una niña perdida, estás radiante.

—Y tú para ser un muchacho "maravilloso" te has estado comportando como un imbécil.

—Que sea maravilloso no quiere decir que no pueda ser imbécil. —Soltó Luka divertido, recuperando el habla y avanzando hasta Marinette para tomarle una mano y hacerla girar sobre sí misma. —Qué increíble. —Murmuró Luka con auténtica fascinación. —La marca se hizo adelante y atrás.

—¿También la tengo en la espalda? —Soltó Marinette horrorizada.

—Yo creo que luce sexy. —Dijo Alya divertida ante el sonrojo de su amiga.

—Ya está aquí la niña perdida. —Dijo Adrien impaciente. —¿Ahora qué?

—Ahora nada. —Dijo Anarka sonriendo de oreja a oreja, con voz potente y expresión arrogante. —Los niños de la playa de quedan en la playa. Luka, lleva a Marinette ante la princesa del océano y vuelvan en una hora.

—Dos. —Interrumpió Luka cruzándose de brazos y sosteniendo la mirada a su madre. —No sé cuánto dure el interrogatorio de su alteza. Sabes que se pone críptica cundo se trata de asuntos de la playa.

—Tonterías, adorará a Marinette. Pero por si las dudas, si en dos horas no estás pisando la playa, iré a buscarte en el Liberty.

—Ambos sabemos que ya no surcas el Mar, vieja loba. —Espetó divertido Luka antes de apresar con fuerzas a su madre entre sus brazos, sabiendo cuan difícil era para ella dejarle entrar a su hijo mayor al mar abierto.

—No quiero perderte a ti también.

—No lo harás. —Prometió el muchacho sonriendo, Anarka jamás vería esa sonrisa, pero fue capaz de sentir la calma que Luka pretendía transmitirle.

—No hagas tus trucos de playa conmigo. —Pidió la mujer con la voz quebradiza.

—¿De qué hablas? Eres inmune a mí… O Colette te habría caído bien.

—¡Oh! —Exclamó Anarka empujando a su hijo antes de darle un golpe en el brazo y mirarle con reproche. —Eres un rencoroso.

—Nos vamos. —Anunció Luka al fin, encaminándose al mar con Marinette siguiéndole de cerca. —Dos horas y estaremos comiendo juntos. Ya verás.

Al final, Luka entrelazó sus dedos con los de Marinette y comenzó a guiarla hacia la punta.