Luka caminaba en la playa con aires distraídos, silbando la canción que el océano les había obsequiado, tratando de retener la letra de aquel canto ancestral que ahora les pertenecía a ellos dos, desde ahora y hasta la eternidad.

Sabía que la música había estado en el principio y que las primeras formas de transmitir la historia siempre habían sido las canciones que trovadores cantaban para entretener a la gente, pero aquello era distinto, puesto que el océano había compuesto una canción para inmortalizar el hecho de que dos hijos del océano se habían convertido en lo que realmente debieron ser desde el principio. Y por un momento, Luka se permitió albergar la posibilidad de que esa canción no sólo les perteneciera a dos hijos del océano que vuelven al hogar, sino a dos amantes bailando bajo la luna, bajo el océano, bajo las estrellas, dos extraños que se encuentran luego de vidas de estarse buscando y persiguiendo, dos personas que vuelven al hogar y que encuentran su lugar en el mundo.

—Me duele la cabeza... —Admitió Marinette en brazos de Luka, pegando su nariz al cuello del muchacho y aspirando profundo el aroma a agua salada mezclado con algo más, sudor tal vez, perfume. Pero Luka no podía conservar el perfume, sería ridículo creer que, luego de pasar tantas horas sumergidos, el guitarrista todavía llevase los vestigios de aquel aroma. Entonces debía ser el aroma natural que su piel expedía.

—Es normal. —Murmuró Luka antes de agachar un poco la cabeza para besarle la coronilla a Marinette y seguir caminando, llevando en brazos el cuerpo frágil pero sumamente pesado de aquella sirena.

—¿Por qué yo conservo la aleta todavía? —Murmuró la chica sin fuerzas.

Luka volvió el rostro hacia la playa, hacia el recorrido que habían hecho hasta ese momento. Sus huellas marcaban un camino, pies descalzos que se hundían en la arena dejando un camino bien definido por el peso extra, sí, pero a su lado estaba una línea fina y delicada, porque a pesar de llevar a Marinette en brazos, su cola de sirena era bastante larga, y las aletas laterales y dorsales de la joven alcanzaban a rozar el suelo a pesar de llevar doblada la parte baja de su cuerpo y permitir que el muchacho la cargara al estilo nupcial.

Aquello era una imagen para portada. Luka Couffaine, con el cabello largo hasta los hombros, de un azul eléctrico más oscuro que el que él se teñía, cargando en brazos una sirena delgada, de cabello negro, de aleta rosa pastel, una sirena que se aferraba a su cuello, a su cuerpo, como si la vida le fuera en ello.

—Tu iniciación es distinta de la mía. —Murmuró el muchacho pegando su boca a la sien de la joven y reanudando su marcha.

—¿Por eso estoy más cansada?

—No. Eso se lo atribuyo a nadar bajo el mar. El agua salada es más densa.

—Nadamos lo mismo. —Se quejó la joven acomodándose mejor, acurrucándose contra el pecho del muchacho y sonriendo ante la risa discreta y el ronroneo en su pecho.

—Pero yo he vivido aquí toda mi vida. —Hizo una pausa, un silencio, silencio cómodo, cuestión que sorprendió al muchacho. Alguna vez consideró que aquella comodidad sólo la encontraría con Kagami, la gente de la tierra tenía la incesante necesidad de rellenar los silencios con palabras vacías y torpes. Pero Marinette disfrutó del silencio que compartió con aquel tritón del arrecife, por lo tanto, él también. —Casi llegamos. —Murmuró nervioso al divisar la casa al borde de la playa.


10.-Juramento bajo el mar

Marianne E: Ay, ya te dije mis temores por privado respecto a lo de planear el baile, cuando tú escribiste el vals me dejó encantada, y creo que podría hacer un guiño a eso también, pero un paso a la vez. Jajajaja no te desquites con Juleka, al fin que tú sabes la verdad tras todo eso, luego te escribo otro regalo en privado, para que no se nos infarten los lectores. Ya no te entretengo más para que leas, disfrútalo (inserta corazones aquí.

Sonrais777: Jajajajaj te juro que tu comentario me hizo el día, no sé si gay sea la palabra para decirlo, más bien pienso en el efecto Yukito de SCC, Shaoran no estaba enamorado de él, sino que sentía una atracción muy poderosa por la magia de Yue, creo que con Luka y Adrien es lo mismo. Pero no estoy segura.

Manu: Sí tengo una vena que shipea Lukadrien, definitivamente, pero no lo veo hetero, sí los shipeo com muchachos, pero así, como ya lo leíste en el capítulo anterior. Me gusta que hayas visto todos los guiños y, definitivamente, una escena de celos es algo que me veo tentada a escribir. Nos leemos pronto.


Tenía dudas respecto a estar dormida o estar despierta, puesto que las imágenes de su iniciación y su juramento se arremolinaban en los linderos de su mente, como negándose a dejarla tranquila.

Marinette y Luka habían llegado hasta la sala del trono tomados de las manos. Otros muchachos a los que la joven había visto en la playa, surfeando los días anteriores, también estaban ante el trono de Tomoe, y la legendaria reina dragón les sonreía con frialdad.

Para Marinette fue muy extraña la imagen de aquella sirena, sentada en su trono con los ojos vendados y la corona puesta sobre la cabeza, si podía llamarle corona a los picos de coral que sobresalían sobre su peinado, seis, acomodados en distintas distancias. Luka no le había explicado del todo que la reina era "ciega" y que no solía hacer apariciones públicas mostrando sus ojos, pero no preguntó tampoco, puesto que sentía que la reina le escucharía si se dignaba a respirar... O lo que fuera que pudiese hacer bajo el agua.

Tomoe fue llamando uno a uno a todos los hijos del océano que se habían presentado ante ella, Luka y Marinette estaban por el centro, así que la chica se quedó helada cuando la reina de las sirenas los saltó y llamó al siguiente, pero se quedó un poco más tranquila al ver la expresión impasible de Luka, como si ya se lo esperara.

Cada una de las sirenas que pasó antes que ella eligió una función ante el océano, Marinette no pudo evitar pensar en aquella película en la que los protagonistas tenían que elegir una facción y servir, ¿o era un libro? Ella no tenía ni la más mínima idea de qué haría cuando la llamasen, así que cuando su nombre y el de Luka fueron pronunciados lado a lado, ella suspiró aliviada, agradeciendo el apretón que el tritón le dio antes de comenzar a nadar frente a Tomoe.

—Esta es la niña perdida. —Dijo la reina, abandonando el trono por primera vez en la noche y acercándose hasta ellos.

Luka no la soltó, cuestión que Marinette agradeció sobremanera cuando las manos de Tomoe le sostuvieron el rostro, como si la reina estuviese reconociéndola, como si quisiera grabarse sus facciones.

—Ella es. —Dijo Luka solemne cuando la mano de Tomoe vagó hasta la marca en el ombligo de Marinette, delineando las formas de su estrella con las puntas de los dedos.

—Marinette. —Murmuró Tomoe asintiendo para sí misma. —Así es como te llamaremos entonces, hija del océano. —La reina retrocedió hasta su trono y se acomodó a sus anchas, analizando la situación. —Marinette, hija de...

—De Sabine, alteza. —Murmuró la aludida agachando la cabeza en una reverencia elegante y cargada de respeto.

Tomoe sonrió de medio lado y enarcó una ceja ante aquel gesto, sabiendo que en la superficie ya no tenían esas atenciones ni costumbres, entonces aquello debía ser instintivo o sus padres eran gente sumamente educada.

—Marinette hija de Sabine, elige tu juramento.

—Alteza. —Llamó Luka avanzando un poco sin soltar la mano de Marinette, hizo una reverencia y miró a la reina. —Yo vine a presentar a esta hija del océano ante ti, así que quiero pedir el año que la luna nos obsequia. He venido a rendir mi voluntad ante la corona, pero también he sido ligado espiritualmente a esta niña perdida, así que quiero tomar juramento por los dos para poder presentar a Marinette ante la diosa luna en el siguiente solsticio.

—Luka Couffaine, ¿entiendes el sacrificio que haces al presentar a esta hija del océano ante mí?

—Lo entiendo, alteza. —Murmuró el muchacho bajando el rostro en una mueca de tristeza.

Aquello tomó a Marinette por sorpresa. ¿A qué estaba renunciando por ella?

—Luka, no... —Murmuró la joven, sin saber por qué, pero la sonrisa que el muchacho le dedicó fue más que suficiente para que ella comprendiera que él ya había tomado una decisión. —No quiero que dejes nada por mí...

El muchacho sonrió ampliamente, acariciando una mejilla de Marinette con la mano disponible antes de asentir una vez y murmurar. —Tu dejaste tu vida en la superficie, todo lo que ya conocías, con tal de seguirme esta noche.

—No es lo mismo...

—¿Sabes a lo que renuncias? —Insistió Tomoe, Marinette supo, por la monotonía en sus palabras, que se trataba de un interrogatorio de rutina, y esperó callada, paciente cuando Luka le soltó la mirada para encarar a la reina con aires solemnes y fríos.

—Lo sé.

—¿Sabes que lo que atemos esta noche, no puede desatarse nunca?

—Lo sé.

—Y aun así...

—Vengo a jurar ante la Diosa luna. —Interrumpió Luka alzando el rostro en un gesto altanero y desafiante, no como si se revelara ante la reina, sino probando que estaba listo para aquello, lo que quiera que implicase. —Estoy preparado para ese juramento.

—Si ese es el caso, entonces Luka Couffaine, hijo de Louis Couffaine, guardián del arrecife...

—¡Yo me opongo! —Gritó Kagami llegando a la sala del trono, nadando a toda velocidad para interrumpir a su madre a tiempo. —¡Yo tomaré el juramento!

El silencio inundó la sala, sirenas y tritones de todo tipo intercambiaron miradas y susurros, confundidos, preguntándose de dónde había salido la princesa a esas alturas de la noche, preguntando cómo era posible que Kagami quisiera tomar juramento precisamente en esa noche.

—Kagami... —Murmuró la reina extendiendo aquella palabra, una advertencia.

—Madre. —Llamó vehemente la princesa. —Soy la heredera de tu trono y la guía de los jóvenes, soy la embajadora de los hijos del océano y la encargada de preservar las rutas abiertas. Déjame tomar el juramento de esta niña perdida como primera acción como princesa coronada.

—Luka está ligado a ella, sus marcas lo prueban. —Soltó Tomoe levantándose y dejando claro que aquella era su decisión final.

Marinette, confundida por lo que estaba pasando, levantó la mirada hacia Luka en espera de una explicación, y se quedó pasmada al percatarse de que había una emoción extraña en sus ojos. Una mezcla entre sorpresa y esperanza. Como si no pudieran confundirla más. Así que esperó.

—El vínculo que Luka y Marinette tienen no lo puedo disolver. —Anunció la princesa asintiendo solemne. —Pero puedo tomar el juramento de Marinette, es mi derecho divino.

—Kagami, el día de hoy también es importante para ti. —Soltó la reina ofuscada.

—Madre, hoy cumplo veinte años, la edad para iniciarme como sacerdotisa del templo mayor y embajadora de la voluntad de la diosa, por lo tanto, hoy puedo tomar a mi primer aprendiz y que me rindan juramento. Ha terminado mi iniciación. —Sentenció quitándose la capa que llevaba a los hombros y dejando a la vista un tatuaje, el pez koi seguía en su nuca, pero se habían sumado, por toda su espalda, doce círculos trazando las fases de la luna, una luna nueva en la base de la espalda, una luna llena rozando la boca del pez koi.

El silencio que llenó la sala fue tal, que Marinette pudo escuchar la respiración entrecortada de Luka, el muchacho tenía los ojos abiertos, expectantes, estaba ansioso.

—Madre. —Llamó de nuevo Kagami, nadando hasta posarse frente a la reina y agacharse en una reverencia, tomándole una mano. —Quiero que mi primera acción como princesa coronada sea convertirme en guía espiritual de una hija perdida del océano. No importa quién sea ella; un día ocuparé tu trono y seré yo quien reciba a los niños perdidos, quiero tomar esta primera misión en el nombre de la luna. Por favor.

Tomoe suspiró, organizando sus ideas, dedicando a su hija un segundo de incertidumbre mientras que los murmullos se iban agotando en la sala. La reina no necesitó pasear su mirada por la sala para percatarse de que todos observaban el tatuaje en la espalda de la princesa, la misma Kagami no quería ni respirar, temiendo cometer algún error que hiciera que su madre la corriera de lugar sin permitirle tomar el juramento de Marinette.

—¿Y la niña perdida quiere que tomes su juramento? —Soltó Tomoe alzando el rostro en dirección a Marinette.

La joven pelinegra se quedó pasmada ante aquello. ¿Ella? ¿Podía elegir?

Pero ella quería que Luka fuese su guía, ella quería que el muchacho de cabellos largos y ojos amables fuese la persona que la acompañara en esta travesía, en esta aventura que comenzaba y que parecía estar llena de sorpresas y de baches. ¿Por qué ella elegiría a una completa extraña como guía? No le importaba que Luka la conociera bien, no le importaba que el muchacho pusiera toda su fe en Kagami, ella quería a Luka como guía. Así que le dedicó una mirada larga al muchacho, esperando encontrar en sus ojos la respuesta que necesitaba.

Luka la miraba con los ojos abiertos de par en par, tenía incluso la boca entreabierta, estaba pasmado ante el giro que había tomado aquello, y había algo en su expresión que hizo a Marinette comprender que le hacía feliz la intromisión de Kagami. Así que hizo a un lado sus pensamientos, sus emociones y miró a la reina.

—Tomaré a Kagami como guía. —Dijo Marinette determinada, mirando a la reina con el mismo aire desafiante que Luka había llevado minutos atrás; y al darse cuenta de cómo le había hablado a la máxima autoridad del océano, Marinette hizo una reverencia torpe y añadió. —Majestad... Tomaré a la princesa Kagami como guía, majestad.

Las miradas que se habían posado sobre la niña perdida se movieron hacia la reina, quien sonreía complacida.

—Que así sea. —Dijo antes de volver a ocupar su lugar tras el trono y extender una mano hacia Luka.

El muchacho miró a Marinette a manera de disculpa, la joven no necesito más explicación y soltó a Luka, retrocediendo un poco.

—Luka, hijo de la luna, ¿cuál es tu deseo, entonces?

—Quiero jurar ante la guardia del arrecife. —Soltó el aludido con aires solemnes.

—Muy bien. —Murmuró Tomoe ensanchando la sonrisa, aplaudió dos veces y cuatro guardias de acercaron hasta ellos, dos frente a Luka, dos frené a Marinette. —Guíenlos hacia el lugar en el que los van a preparar, llévenlo ante el guía de las tortugas, y a esta joven extraordinaria…

—Madre… —Llamó Kagami con voz trémula, como si temiera conseguir con aquello que Tomoe se echara de espaldas con todo cuanto había concedido.

—Muy bien. —Espetó la reina Dragón, haciendo una mueca para dejarle claro a Kagami que pensaba todo lo contrario.

—¡Gracias madre! —Exclamó la princesa antes de tomar la mano de Marinette y comenzar a tirar de ella.

La peli negra le dedicó una mirada a Luka, quien se alejaba también volviendo el rostro, buscando sus ojos.

Por un instante ambos sintieron como si los estuvieran separando a la fuerza, como si el vínculo doliera, y una sensación física, sus respectivos tatuajes calentándose como si se rehusaran a ser separados.

—Volverás a verlo pronto. Lo prometo. —Murmuró Kagami haciendo más presión sobre la mano de Marinette y nadando con mayor velocidad. —Tenemos que prepararlos a ambos.

.

Marinette se quedó pasmada al darse cuenta de que ahora estaba en la habitación de Kagami, sentada frente a un espejo enorme adornado con conchas y caracoles.

—Se supone que deberían llevarte a una sala de preparación, pero creo que esta noche debes vestir la ropa de una princesa, y no lo digo en sentido figurado. —Dijo Kagami fríamente, demasiado nerviosa de estar en la misma habitación que Marinette, preguntándose si sería realmente su hermana perdida.

Marinette levantó la mirada hacia la chica y sonrió enternecida ante la mueca que la princesa compuso, mueca que pretendía ser una sonrisa pero que salió forzada y dura.

—Gracias, Kagami.

—¿Cuál es tu color favorito? —Y otra mueca.

—Ahm… —Murmuró Marinette comenzando a sentirse incómoda ante la gesticulación excesiva que Kagami ponía al final de sus preguntas. —El rosa, creo. —Y ese hubiese sido un gran momento para que su discurso se detuviera, pero la chica, presa del nerviosismo y de la inseguridad, añadió en un discurso que comenzó a sonar más y más acelerado conforme la joven fue avanzando con sus palabras. —Aunque el azul también es un buen color. Pero el rojo es muy bonito cuando lo combinas con negro. Y el rosa y el gris van muy bien juntos, pero el gris también va lindo con el naranja y... —Marinette se palmeó la frente, ofuscada ante su torpeza.

—Así que eres indecisa. —Murmuró Kagami sin darse cuenta, y temiendo haber ofendido a Marinette, compuso otra mueca y murmuró. —Estoy algo nerviosa. ¿Sueles usar aretes? —Y otra mueca.

Marinette suspiró pensando en que aquella velada sería realmente larga si las cosas seguían por ese rumbo.

¿Qué demonios intentaba Kagami con tantos gestos?

—Escucha. —Dijo la princesa dando un suspiró largo ante la evidente incomodidad de Marinette, soltando los hombros al hablar. —Eres importante para Luka, y lo quiero lo suficiente como para tratar de darte una oportunidad y conocerte sin que él me lo pida, pero no conozco a muchas personas ni sirenas que no me traten con respeto y devoción porque saben quién soy. Tú no me has hecho una sola reverencia y…

—¡Dios! He sido una grosera. —Soltó Marinette levantándose a toda prisa y doblándose sobre la cintura. —Yo…

—¡No, para! —Exclamó Kagami agitando los brazos y nadando hasta Marinette, con la intensión de hacerla enderezarse, pero sin atreverse a tocarla.

Ambas retrocedieron pasmadas ante la cercanía de la otra, con los ojos bien abiertos y expresiones de sorpresa en el rostro, pasaron algunos segundos (largos e incómodos) hasta que ambas soltaron una carcajada y relajarse.

—No quieres protocolo. —Dedujo Marinette aún entre risas.

—¡No! Estoy harta de que la gente me trate como porcelana.

—Entones tengo que decirlo. —Soltó la chica componiendo una mueca de disculpa. —No te ofendas, pero ¿qué es ese gesto raro que haces cada que me preguntas algo? Es extraño.

—Trato de sonreír… —Murmuró la joven torciendo el gesto y encogiendo un hombro. —Madre siempre dice que una sonrisa ayuda a romper el hielo con los extraños.

—¿Y ella sonríe mucho? —Soltó Marinette, genuinamente sorprendida.

Aquello tomó a Kagami por sorpresa. ¿Tomoe, sonreír a menudo?

—No… —Murmuró la princesa, confundida.

—Entonces tú actúa natural conmigo. —Pidió Marinette tomándole las manos a Kagami, sonriendo con ganas. —Si me quieres sonreír o si quieres permanecer serena, ambas están bien para mí, siempre que sean honestas. Genuinas.

Sí que sonrió. Su boca se extendió en una sonrisa enorme y auténtica, Kagami ni siquiera se dio cuenta de que estaba sonriendo de oreja a oreja hasta que la misma sonrisa de Marinette también se ensanchó y la chica le lanzó los brazos alrededor del cuello, apresándola con dulzura y consiguiendo que se quedara helada por la sorpresa.

—Necesito una amiga en medio de todo este caos. —Admitió Marinette, sintiendo que podía ser honesta con Kagami. —Y Luka te quiere tanto que creo que puedo confiar ciegamente en ti.

—Puedes hacerlo. —Exclamó Kagami reaccionando al fin, cerrando sus brazos en torno a la espalda de Marinette y apresándola con fuerzas. —También yo necesito una amiga.

.

Luka estaba frente al guardián de las tortugas, el hombre más longevo de la guardia real, el que se encargaba de dirigir a los tritones a los lugares oportunos cuando elegían ser guardianes del arrecife. Aquel tritón del arrecife, a diferencia de la mayoría, tenía brazos y piernas, sí, pero mientras que sus manos eran humanas, sus pies eran aletas como las de las tortugas marinas, él tenía su propio caparazón y un sombrero circular al estilo chino. Tenía una pinta interesante según Luka, el muchacho esperó paciente al ver que aquel hombre parecía estar cuidando de una especie de jardín, moviéndose entre las plantas y haciendo algunos arreglos en sus plantas.

Pasaron largos minutos, cuestión que hizo a Luka suspirar, tal vez aquel maestro ni se había percatado de su presencia, así que el muchacho tomó impulso para aclararse la garganta, pero justo antes de emitir sonido alguno, aquel tritón del arrecife giró el rostro con una sonrisa pícara y le hizo un gesto a Luka para que se acercara.

—Mi nombre es Wang Fu. Veo que tú eres el hijo de Louis... —Murmuró el hombre delineando sus escasos bigotes con los dedos índice y pulgar. —Te pareces mucho a él cuando era joven.

—Maestro... —Murmuró un ser pequeño nadando hasta la altura del rostro de aquel tritón.

Al principio, Luka creyó que se trataba de alguna tortuga marina, pero se sorprendió muchísimo al percatarse de que, aquel ser (pez o lo que fuera), tenía rasgos bastante humanos.

—Wayzz, te presento al hijo de Louis Couffaine. Esta noche viene a jurar.

—Es un honor conocer al hijo del mejor consejero que éste arrecife ha tenido.

Fu se aclaró la garganta, con el entrecejo fruncido, consiguiendo que Wayzz soltara una risita discreta, delatando que acababa de gastarle una broma.

—Al segundo mejor. —Aclaró el pequeño antes de sonreír para Luka y mirarle de pies a cabeza. —Se parece hasta en las escamas. —Comentó maravillado Wayzz antes de mirar a su maestro. —¿A dónde lo vas a mandar?

—Si los rumores de que la princesa tomará una aprendiz esta noche, creo que tengo el sitio perfecto para él.

.

—Pensaba... —Murmuró Kagami cepillando el cabello de Marinette mientras ella sonreía para el reflejo de ambas.

Marinette siempre soñó con tener alguna hermana con la que hacer mancuerna, tal vez no para pelear con sus padres, pero sí para ser cómplices en todo tipo de cosas, charlar de chicos, jugar a las muñecas o peinarse el cabello. Kagami era lo más cercano a su idea de una hermana mayor, porque, aunque Chloe siempre la había protegido mucho, seguía siendo una reina mandona y divertida, Juleka era más una hermana menor, Rose podía entrar en calidad de fan. No su fan, pero sí fan de la vida en sí misma.

—En mi juramento. —Murmuró Marinette dedicándole una mirada larga a Kagami a través del reflejo y asintiendo.

La princesa le había explicado toda la división política del arrecife, le había explicado el significado de cada animal que se marcaba en la piel de las sirenas de ese lado del mundo, le explicó que las estrellas no eran muy comunes, que podían pasar generaciones enteras antes de que naciera una nueva portadora de la estrella y que siempre habían sido mujeres.

Marinette podía elegir entre todas las opciones disponibles.

—Pensaba en que soy princesa del arrecife, y que, si tomo tu juramento esta noche, podríamos iniciarte en el templo de la diosa luna.

—No entiendo mucho todo eso, ¿es su deidad?

—Es más un decir. —Admitió Kagami. —Como sacerdotisa del templo mayor, mi deber es adquirir todo el conocimiento de las leyendas de mi pueblo, conocer las divisiones de las clases, vamos, soy como la bibliotecaria del lugar. La que lo sabe todo. Las fechas, los solsticios, las fiestas, las divisiones, los deberes de la gente.

—Suena importante.

—Sí, y generalmente se necesita una mano derecha.

—¿Generalmente?

Una pausa, Kagami hizo una pausa mientras trenzaba dos mechones delgadísimos de Marinette, apenas suficientes para mantener el cabello lejos de su rostro y hacerle una diadema con las trenzas, sujetas a los costados de su cabeza, pero dejando que su fleco cayera libremente.

—Es que yo ya memoricé toda la información disponible. —Admitió al fin, consiguiendo que Marinette abriera la boca, pasmada.

—Demasiada información.

—Sí... Tampoco me dejaban salir mucho del palacio. Así que agradecí mucho cuando recibí el don de poder hablar con mi pueblo a través del océano.

—¿Puedes hablar con cualquiera?

—No. —Admitió Kagami considerando llenar el cabello de Marinette con adornos, perlas, flores pequeñas, aprovechando las curvas naturales que permanecían aún bajo el agua. —Sólo con los que tengan ese don. Luka es uno de ellos. Y Emilie lo tenía.

—Ya veo. —Marinette guardó silencio unos segundos más mientras Kagami nadaba hasta una especie de ropero en la pared, cambiando de opinión respecto al cabello de Marinette. —Luka es un muchacho solitario, pero siempre que habla de ti lo hace con mucho cariño.

—Siempre fue bueno contar con un amigo. —Admitió Kagami sonriendo, volviendo al lado de Marinette y encarándola. —¿Entonces? ¿Qué juramento te gustaría hacer?

—Quiero jurar a la diosa igual que tú. —Dijo Marinette sonriendo ampliamente. —Prestar mi voz para ser la mediadora entre la tierra y el mar. Crecí en tierra firme, nadie mejor que yo conoce la superficie y te puedo mostrar mi mundo, y tú mostrarme el tuyo, así seremos las embajadoras perfectas.

—Muy bien, entonces...

Kagami le mostró una caja donde venía una pieza exquisita de joyería. Marinette creyó primero que aquello era un collar, hecho con cadena y pedrería en cuyo centro se encontraba una estrella de mar color rosa, adornada con ramificaciones de metal simulando ser corales que crecían hacia afuera, adornados con perlas y conchas a los lados, mismos que formaban varias flores unidas una a la siguiente, una cadena de flores que se iban haciendo pequeñas conforme se alejaban de la estrella y se acercaban a la parte de cadenas sueltas, enlazadas cada tres flores como adornos flojos que colgaban lejos. Debajo de la estrella colgaba una gota violeta, algún cristal submarino desconocido para Marinette.

—¿Te gusta? —Murmuró Kagami conteniendo el aliento.

—Es precioso.

—Entonces es perfecto. —Comentó la princesa tomando la pieza y parándose atrás de Marinette.

Resultó ser una corona, la estrella iba en la parte posterior de la cabeza y el resto se sostenía como una diadema, misma que Kagami no tardó en acomodar en torno al cabello de Marinette, deslizando sus manos con ligereza y determinación en torno a los bucles naturales y quebradizos de su hermana.

Se sorprendió muchísimo ante aquel pensamiento, considerando seriamente alejarlo y resguardarse de él, todavía no debía hacerse ilusiones.

—Esto irá precioso contigo esta noche. —Murmuró Kagami volviendo a su armario. —Pero primero debes memorizar el juramento, como sea te lo susurraré de ser necesario.

.

El salón del trono había sido adornado con banderines de color violeta claro, rojo, dorado, naranja y azul, Kagami había sido llamada a sentarse al lado de su madre para esperar a todas las sirenas que le jurarían a la diosa.

Los tritones que se convertirían en guardianes ya estaban colocados a un costado, formados de acuerdo al rango que adquirían esa noche. Luka encabezaba la fila, el muchacho llevaba una hombrera de metal adornada como aleta dorsal, ajustada a él con una correa que rodeaba su pecho por debajo del otro brazo, el torso lo llevaba desnudo, pero en los antebrazos llevaba protectores de cuero oscuro, guanteletes de metal, una espada ceñida a la cintura y algunas placas de metal cubriendo sus caderas, como media armadura hecha a la medida. Le habían hecho partido a un lado de la cabeza, así que varios mechones de cabello enmarcaban su rostro de forma casual pero seductora, del lado izquierdo llevaba todo el cabello recogido en varias trenzas dando la impresión de que le habían rapado un costado de la cabeza, al final de las trenzas tenía un broche con forma de estrella de mar color azul eléctrico que iba perfecto con su cabello y con su aleta. Casi podría haber jurado que esa estrella era una réplica idéntica de la de Marinette, pero había preferido guardar la pregunta para otro momento.

La música sonó anunciando la llegada de las sirenas que jurarían a la diosa, Luka se enderezó en su sitio, tratando de ver a Marinette en medio del cortejo. La joven iba al final.

Kagami había hecho un maquillaje muy sencillo, delineando sus ojos para hacerlos lucir más grandes. La chica llevaba una especie de sujetador dorado que daba tonalidades rosas, el mismo rosa de su aleta. Estaba adornado con perlas y flores, y una red delgada de color negro colgaba cubriendo su vientre, un adorno con tres picos de los que colgaban estrellas hechas de coral. Llevaba una cola de red adornando sus caderas, envolviéndola delicadamente, cubriéndola con más perlas y más flores. Lucía como una princesa. Así que Luka tragó saliva con dificultad cuando Marinette le dedicó una sonrisa.

Él ya había prestado juramento. Lo había hecho ante Fu y ante todos los guardianes del arrecife, por eso le habían entregado ya su uniforme de gala, pronto le tomarían medidas para vestirlo como todo un centinela, pero primero debía iniciar su entrenamiento. Medio día en la playa, medio día en el mar igual que Marinette.

(War of hearts (acoustic) - Ruelle)

Ella fue la última en jurar.

Durante todo el tiempo que duró aquel acto protocolario, Luka no pudo despegar su mirada de la joven sirena de cabello negro y rostro de ángel, no pudo quitar los ojos de la forma dulce en que la chica, educada y atenta, observó cada juramento, no pudo evitar la sonrisa dulce que surgió en sus labios al verla repetir algunos de los versos de las otras chicas, como si tratase de memorizar las palabras para no equivocarse.

Contuvo el aliento cuando Tomoe la llamó al frente, y aunque Marinette hizo una reverencia ante la reina, se enderezó y luego fue hasta Kagami, donde se colocó "arrodillada" sobre su aleta para jurar.

—Mi voz —inició con voz trémula, pero ganando confianza conforme avanzó —, mi aleta, mi vida y mi alma pertenecen al océano. Y es mi deseo y me regocijo en entregar mi vida a la diosa luna; toma mi vida y moldéala a las necesidades de mi pueblo, puesto que yo seré su escucha. Seré un puente entre tu mundo y mi mundo, para que océano y playa, para que tierra y agua permanezcan en equilibrio y en armonía. Las manos de mi pueblo nunca estarán vacías puesto que yo seré el agua que les abrace, sus bocas nunca estarán secas puesto que yo seré las palabras que los defiendan, sus vidas nunca carecerán de sentido, puesto que pasaré hasta el último aliento sirviendo al espíritu del océano.

Marinette tomó una bocanada y se enderezó, tomando las manos de Kagami antes de iniciar a hablar al unísono. —Toma mi vida en tus manos y lázala a tu espíritu, porque tú serás mi guía y yo seré tu alumna, porque yo seré el océano y la tempestad, pero también seré la calma. Laza mi espíritu al tuyo para que compartamos por igual el deseo de servir al mar, para que mi amor, para que mi pasión, para que mi vida alimente a la tuya cuando sientas que no puedes más. —La estrella en la espalda de Marinette, así como el Koi de Kagami emitieron un leve fulgor dorado, del mismo tono de la vestimenta de ambas.

Luka reparó en el hecho de que Kagami llevaba una corona similar a la de Marinette, pero hecha de caracoles, ambas vestían el mismo color, pero los diseños eran distintos, y aun así lucían tan iguales, como hermanas.

Luka sintió un baldazo de agua helada al ver los ojos de ambas chicas, lechosos, presas del hechizo que recitaban en voz alta. Él mismo sintió su estrella en la espalda arder.

—No me pidas que me aleje puesto que mi vida es la tuya. A donde vayas iré, hasta que el juramento ya no tenga vigencia, porque mi vida es tu vida y mi mundo es tu mundo. Lo que tú aprendas, lo aprenderé también yo, tus sufrimientos serán los míos y yo seré tu consuelo.

Una corriente de agua las envolvió un momento. El mar parecía haber guardado silencio y al mismo tiempo había una melodía suspendida entre ellos. Ambas princesas levantaron el rostro al sentir el movimiento a su alrededor y suspiraron, recuperando el aliento. En medio de la luna llena de Kagami se había dibujado una estrella, mientras que alrededor de la estrella del ombligo de Marinette había ahora una luna creciente.

Ambas chicas soltaron una risita antes de abrazarse la una a la otra, la gente aplaudió, pero ellas ignoraron las palabras que las otras sirenas, voceras de la luna, les dedicaron para felicitarles, se quedaron suspendidas en ese momento hasta que la voz de Fu se alzó sobre todas las demás.

—Una niña perdida que debe pasar tiempo en tierra no puede estar sola.

—Maestro Fu. —Llamó Tomoe sonriendo dulcemente, avanzando hasta el consejero y extendiendo una mano, como si lo invitase a hablar.

—Soy viejo, y puede que eso me haya hecho temeroso. Pero con la presencia latente de un tiburón en la superficie, sugiero tomar medidas.

—¿Qué medidas sugiere?

—La princesa Kagami está segura en el mar, ningún tiburón puede acercarse a ella, gracias a la luna. Pero la joven que acaba de jurar para ella podría correr peligro en la playa. Yo sugiero un segundo juramento esta noche.

—Estoy segura de que tienes al elemento correcto para esta tarea, Wang. —Murmuró Tomoe sonriendo para su viejo amigo. —Algún guerrero preparado para esta odisea.

—Tengo al mejor guerrero de todos, estoy seguro de que dará el ancho.

Tomoe aplaudió dos veces, un par de tritones se acercaron cargando una mesa redonda y pequeña, misma que pusieron al centro de la sala mientras Kagami murmuraba al oído de Marinette, empujándola levemente hacia la mesa.

—Pon las dos manos y espera, harás un nuevo juramento, no hay palabras determinadas para ello, así que no hay nada que puedas memorizar en ocho segundos. —Dijo rápidamente ladeando la cabeza de un lado a otro, como si sopesara posibilidades. —Eres buena con las palabras, sé tú misma y fluye.

—¿Algún consejo? —Murmuró Marinette poniendo las manos y mirando a Kagami de reojo.

—Sí... —Murmuró pensativa. —Por favor no te pelees con tu guardián, pasarán mucho tiempo juntos antes de que te declaren segura.

—Gracias. —Soltó Marinette acongojada mientras Kagami se retiraba.

El maestro Fu paseó entre los tritones de la guardia, desfilando frente a los más longevos y mirando a todos los presentes.

—Cada vez que aparece una estrella en el océano —inició el maestro mirando a todos los presentes —, quiere decir que es momento de cambiar otra vez, de ajustarnos a la vida que sigue evolucionando, de hacer lo que se necesite para poder estar en paz con la vida de tierra firme.

"Cada estrella que nace, tiene un guardián designado desde el momento de su nacimiento hasta el momento de su muerte. Normalmente no tomamos juramento a los guardianes, puesto que las estrellas nacen en tiempos de paz, pero en este momento, tenemos muchas cosas entre manos y debemos preocuparnos por proteger a nuestra gente.

"Por lo tanto, he elegido al tritón más capacitado para cumplir este trabajo, el mejor entre los mejores, el único que hará esto con todo su corazón y toda su alma.

Varios tritones de la guardia real se removieron en sus lugares, seguros de que serían elegidos entre los demás. Marinette suspiró preparándose mentalmente para lo que viniera (segura de que le tocaría lidiar con algún pelmazo sobrevaluado y sin escrúpulos que se pasaría la vida entera parándose el cuello al haber sido seleccionado guardián de la estrella), ni siquiera le dedicó una mirada a Fu, que nadaba entre los presentes con una sonrisa radiante, observándolos a todos con curiosidad y jocosidad.

—Soy el consejero más longevo que ha tenido este palacio, así que lo que yo decida esta noche, es irrefutable. Pero no quiere decir que influya en otras decisiones que los hijos del océano puedan tomar, la belleza de este juramento radica en la libertad de elegir.

—Quítate los anillos. —Dijo Kagami con apremio, recordando que había adornado bastante a Marinette, recibiendo las joyas en sus manos y retrocediendo un paso. —Perdon, se me olvidaba esa parte.

Marinette volvió a poner las manos sobre la mesa, con los dedos ligeramente abiertos, y decidió dejar ahí clavada la mirada en todo el tiempo que restara del juramento. Sobre todo, cuando las voces comenzaron a alzarse a su alrededor, murmullos de sorpresa que crecieron conforme Fu se fue acercando a la mesa.

Marinette vio las manos del guardián. El muchacho tenía los nudillos toscos y las uñas pintadas de negro, aquello consiguió que la chica levantara la mirada, pasmada.

Soltó un jadeo por la sorpresa cuando Luka le sonrió con dulzura, cerrando sus dedos para apresar los de ella, una caricia leve y distraída, pero cargada de significados.

—Marinette Dupain-Cheng... —Murmuró el muchacho sonriendo ampliamente. —Mi vida te pertenece ahora, y sólo a ti te sirvo.

I can't help but love you
Even though I try not to
I can't help but want you
I know that I'd die without you

—Luka... —Murmuró ella, sin aliento.

—Juro por mi vida y por la luna que a partir de esta noche más importante tu vida que la mía. —Una línea plateada se dibujó en torno al dedo anular de Luka, en la mano izquierda, curvas y tribales formando un anillo. Y lentamente, el anillo comenzó a dibujarse también en la mano de Marinette.

Stay with me a little longer
I will wait for you
Shadows creep
And want grows stronger
Deeper than the truth

Ninguno de los dos muchachos se percató de los murmullos que se convirtieron en conversaciones dichas a media voz, las voces fueron elevándose conforme fue avanzando el juramento. Incluso Kagami se había quedado pasmada, tenía la boca abierta y miraba con incredulidad la escena.

No, Luka y Marinette no se dieron cuenta de nada, estaban prendidos de la mirada del otro, celeste y cobalto haciendo coalición en el fondo del mar.

—Luka Couffaine, tomo tus palabras y las acepto como mías; juro por mi vida y por la luna que jamás será más importante mi vida que la tuya puesto que estamos juntos en esto.

—Mi mundo es tu mundo ahora. —Añadió Luka inclinándose ligeramente, ninguno de los dos se había dado cuenta de que se habían ido acercando el uno al otro conforme hablaban. —Yo seré tu voz y tú serás mi música, mi musa, mi inspiración.

—Yo seré tus ojos en la oscuridad, y la luz que disuelva las tinieblas siempre que tomes mi mano. Nada te hará falta, puesto que yo te daré mi vida.

—Seré tu guardián en el peligro, y tu compañero en la alegría; seré tu guía cuando haya miedo, y te resguardaré contra mi pecho cuando haga frío.

I can't help but be wrong in the dark
Cause I'm overcome in this war of hearts
I can't help but want oceans to part
'Cause I'm overcome in this war of hearts

—Tomaré tus miedos y los haré míos, y seré el refugio que necesites cuando estés cansado, no estarás solo mientras mi corazón lata vehemente tu nombre.

—Serás mi guía.

—Seré tu aliento.

—Serás la primera estrella en mi firmamento.

—Serás de mí la fuerza.

—Seré de ti la vida.

—Y seré de ti —dijeron al unísono, consiguiendo que sirenas suspiraran con los ojos anegados ante aquel juramento —, en todo momento, la promesa de consumar este juramento.

Marinette ahogó un gemido de dolor ante el anillo, que parecía dibujarse con fuego sobre su piel, Luka compuso una mueca y pegó su frente a la de Marinette sintiendo que el dolor se apoderaba de él. ¿Cómo podía arder tanto algo tan pequeño?

Y el muchacho se quedó pasmado cuando se percató de lo que había pasado, pero sonrió ampliamente al percatarse de que Marinette miraba su mano con dulzura y ensoñación.

I can't help but love you
Even though I try not to
I can't help but want you
I know that I'd die without you

El silencio que se había apoderado del lugar se volvió abrumador para los presentes, pero Luka y Marinette estaban demasiado absortos en su mundo como para percatarse de que la gente los miraba con los ojos abiertos de par en par.

—Mari... —Murmuró Luka tomando una mejilla de la chica con una sonrisa radiante. —Se suponía que esto era un juramente de guardianes. —Soltó una risita por lo bajo cuando la chica desvió la mirada hacia su mano y sonreía con las mejillas sonrosadas.

—¿Qué más da? —Murmuró la joven mirando a Luka a los ojos. —Si ya sabes que te amo.

Y lanzó el rostro hacia el frente, robando un beso al muchacho, quien apresó la cintura de Marinette rodeando la mesa para poder abrazar a la joven sirena.

.

—Llegamos... —Murmuró Luka sacando a Marinette de sus pensamientos.

La chica abrió los ojos percatándose de que estaban en el umbral de una casa sencilla, de un piso, con una cerca de madera hecha de troncos burdos pintados de blanco. Estaban a pocos metros de la playa, pero la marea no llegaba hasta la casa, estaba bien construida, y el lugar había sido seleccionado a consciencia.

—Bienvenida a mi casa... a nuestra casa... —Murmuró antes de abrir la puerta y atravesar el umbral.