(Colour me – Juke Ross)

La veía dormir.

¿Cómo no hacerlo? Si la última hora había sido agónica para ambos. Verla dormir se había convertido en un deleite, puesto que su rostro sereno se iba convirtiendo poco a poco en un antídoto perfecto contra la memoria de la fracciones angustiadas de la joven sirena.

Luka estaba sentado en el borde de la cama, apartando algunos cabellos rebeldes que se agrupaban contra el rostro de su protegida, un roce tan ligero que ella no era capaz de sentirlo, un toque tan suave que, en lugar de perturbar su sueño, servía como un arrullo.

Luka observaba la expresión tranquila que Marinette había compuesto, con los ojos cerrados suavemente, los labios entreabiertos, las mejillas relajadas, las cejas inexpresivas. Su respiración era apenas un arrullo suave por encima del sonido de las olas en la distancia, se perdía como un ronroneo en medio de los gritos de las gaviotas. Y Luka había encontrado en ese gesto el refugio más sagrado, como si observar la expresión dulce y relajada que Marinette tenía al dormir fuese la promesa de que todo iría bien sin importar que ocurriera a continuación.

La expresión que la sirena tenía en esos momentos se había adueñado de aquellos pedacitos de su mente que todavía recordaban la expresión de horror que Marinette había compuesto durante sus trances, un gesto descompuesto en una mueca que denotaba lo crudas que eran las imágenes que había visto. Poco a poco aquel horror se desvanecía, dejando en su lugar el pensamiento, la vaga idea, de que él podía guiarla en sus trances.

Guardó ese pensamiento para después, puesto que ahora quería disfrutar de la calma.

Temeroso, Luka tomó entre sus dedos el borde de la cobija y descubrió las piernas de Marinette en un movimiento rápido, suspirando y agradeciendo internamente que las escamas hubiesen desaparecido para dejar la piel tersa en su lugar, el sarpullido también se había ido, así que la reacción de Marinette debía haber pasado.

El muchacho suspiró y se levantó, dispuesto a dejar a la chica sola, pero la mano de Marinette se cerró en torno a su muñeca. Ella le miraba con una sonrisa adormecida.

—¿Está todo bien? —Quiso saber ella, recorriéndose en su sitio, abriendo espacio para que Luka se recostara.

El muchacho sonrió tomando su lugar y pegando la frente a la de su protegida.

—Ahora que llegaste, todo está mejor que nunca.

—No necesito ser experta en ti para saber que algo te preocupa. —Hizo una pausa mientras Luka le acariciaba la piel de los brazos provocándole un escalofrío placentero. —Aunque no me molestaría convertirme en experta en ti.

—Estamos en eso, ¿no es así? —Sugirió el muchacho sintiendo que la felicidad se le desbordaba del pecho.

—Sí… en eso estamos. —Suspiró Marinette deslizándose de nuevo hacia la inconsciencia y perdiéndose en el cansancio.

Le dolía todo el cuerpo. Le dolía la piel, y los brazos, cada vez que respiraba sentía el ardor bajar por su garganta y subir a su nariz gracias al agua salada que había tragado por accidente. Había estado asustada al darse cuenta de que el agua del mar le había generado una reacción alérgica en la piel, pero ahora que el susto y la asfixia habían pasado, Marinette, con la certeza de que debía aprovechar al máximo cada momento de calma que les quedara, se permitió relajarse ante el arrullo que las caricias de Luka suponían en su piel.


16.-¿Cerramos el trato?

Sonrais777: Lo del ceviche suena tentador, sólo espero que Lila no sepa nadar muy rápido. Ya, definitivamente Luka va a comprender de a poco que esta Marinette sí está destinada a estar a su lado, pero todo a su tiempo. Gracias por leerme

Manu: No, la verdad es que he sacado toda esta historia de la manga, me gusta mucho escribir novelas de sirenas, tengo una a medio escribir de Avengers también, de verdad es un tema del que puedo hablar horas.

Melchari: Amo Sakura Card Captors, de hecho, por ese ánime me hice bastonera en la secundaria y me uní a las porras de la prepa, una vez hicimos un cosplay, pero ya fue hace mucho. Menos mal que te esté gustando la mitología, ha sido complicado construir esta historia por no dejar cabos sueltos, espero seguir así. Nos leemos pronto

Marianne E: Bueno, tenía que desquitar que me encantan todas las combinaciones, ¿No? Además, tú conoces toda la historia detrás de estos guiños. Jajajajaj todavía no hay actividad extraoficial, pero estoy considerando seriamente un lemon Adrigami, todavía no lo tengo decidido, pero es muuuuy probable que ocurra. No pronto, por la naturaleza de su relación, pero en algún punto de esta historia o de Confesiones. Todavía vamos tranquilos, pero comienza pronto la intensidad. Disfruta este capítulo


Una sirena peinaba el cabello de Kagami con dulzura, una sonrisa de respeto y complicidad al mismo tiempo, esa complicidad que compartes con alguien a quien cubres para escapar a media tarde, esa complicidad de quien cuela chocolates para regalártelos, la complicidad que se genera entre dos personas que quieren ser amigas, pero todo se los impide.

Ondine hizo una reverencia cuando la reina entró a la habitación de su hija portando el cayado de madera y con los ojos vendados, pero siguió cepillando el cabello de la princesa cuando Tomoe hizo un movimiento con la mano, incitándola a seguir.

—¿Pasaste una buena noche en la superficie? —Murmuró la reina con una sonrisa tranquila, estaba relajada ahora que su hija había vuelto al mar.

—Luka y Marinette fueron generosos anfitriones. —Dijo la princesa con diplomacia mientras acomodaba las manos suavemente sobre su regazo. —Esta mañana por fin he podido volver a convertirme en sirena, y no le encuentro nada de extraordinario a la superficie, se siente poca libertad al caminar en dos piernas.

—Para algunos, para otros, entrar al agua, aunque sea a surfear, implica libertad si lo pueden hacer en sus piernas. ¿De salud cómo te encuentras?

—Bien, madre. La piel ya no me arde, y la aleta volvió a su estado natural.

—Escuché que tu amiga también tuvo problemas.

—Sí, tuvo un momento de asfixia. —Murmuró la princesa, comprendiendo la indirecta de su madre para que fuera prudente. —Pero parece ser que ya está todo en orden. Esta tarde vendrá al palacio después de presentar cargos en la comisaría.

—Ah, sí. —Murmuró Tomoe sentándose en la cama de Kagami y negando con la cabeza en medio de un suspiro. —La pobre víctima…

—Luka va a resolverlo, madre. Él y Adrien están…

—¿Adrien? —Cortó Tomoe aferrándose al cayado y ladeando el rostro, enfocándose en la respuesta.

—Adrien Agreste… —Dijo Kagami lentamente, a manera de pregunta, como si temiera haber cometido un grave error al decir aquello.

—¿El hijo de Emilie?

—¿S-Sí…?

—Esa sí que es una sorpresa. —Murmuró la reina con un gesto de confusión, llevándose una mano a la barbilla y ladeando el rostro hacia el otro lado. —Interesante.

Incluso Ondine se quedó quieta, mirando a su amiga por el reflejo del espejo mientras ambas contenían el aliento.

Ambas jóvenes intercambiaron algunas miradas y gestos, como si debatieran qué era lo mejor en ese instante. Al final, Ondine negó con la cabeza y dejó el cepillo sobre la mesa, mirando a Kagami con tristeza.

—Me retiro, alteza. —Anunció Ondine dedicándole una expresión de disculpa a Kagami, recibiendo un asentimiento con la cabeza y una sonrisa amable en respuesta.

Una vez que se quedaron solas en la habitación, Kagami giró sobre su asiento y miró a su madre.

—Adrien es un buen muchacho. —Prometió con gesto apenado. —Hizo las paces con Luka y…

—Claro que es un buen muchacho. —Dijo Tomoe como si cuestionarlo fuera ridículo. —Es hijo de Emilie, claro que es un buen muchacho. —Añadió al final en un murmullo, hablando para sí misma.

—Mamá… —Murmuró Kagami con precaución, levantándose en su sitio y avanzando hacia la reina. —Quiero ayudar con la investigación que…

Tomoe levantó una mano hacia su hija, que guardó silencio obedientemente.

Tomoe pasó largos segundos en silencio, meditando aquello, considerando todas las posibilidades que se abrían ahora que su hija por fin había despertado su doble naturaleza.

—La familia Agreste tiene registro de las familias del océano desde las primeras generaciones que poblaron estas playas. —Murmuró la reina con media sonrisa, ladina y taimada. —Podría ser un buen tutor en tierra.

—Estoy segura de que lo sería.

—Pero no es un pez. —Murmuró Tomoe creando su estratagema, sabiendo la reacción que tendría en su hija la prohibición. —Investiga el caso pero no te encariñes mucho. Recuerda que tu lugar es en el agua.

—Pero madre, si Adrien puede…

—Kagami.

Y el silencio se alzó en la habitación como un cuchillo afilado en la mantequilla caliente.

—Sí madre.

.

Luka y Adrien estaban en la calle, esperando que Marinette saliera de la comisaría. La joven había insistido en hacer aquello sola, necesitaba probarse a sí misma que podía lidiar con aquel nivel de estrés. Si iba a convertirse en una embajadora del océano, debía probar ser digna.

Luka sonreía con autosuficiencia para Adrien, que le dedicaba miradas constantes a la calle que desembocaba al océano.

(The other side – The greatest Showman)

—Gabriel tiene registro de todos los hijos del océano nacidos en estas tierras. —Dijo Luka ensanchando su sonrisa y mirando a Adrien como si fuese un bocadillo. —Y de los tiburones del arrecife.

—¿Qué estás diciendo, Couffaine?

—Estoy diciendo que ayer vi al tiburón del arrecife. Lo perseguí por la playa hasta perderlo, pero vi un par de cosas que podrían darnos un norte.

—Sí, pero sabes que mi padre es celoso con esos registros.

Luka sonrió ante la siguiente mirada que Adrien le dedicó al océano y comenzó a caminar alrededor de su amigo.

—Pero nadie está hablando de los registros todavía.

—Todavía. —Repitió Adrien receloso, reparando en la forma posesiva en la que Luka parecía estarlo sitiando. —Sé para donde vas, Luka. No voy a hablar con mi padre para que nos deje entrar a su biblioteca, de todos modos no querría que…

—¿Ni a cambio de que abogue por ti? —Interrumpió el muchacho con un gesto de autosuficiencia, parando el parloteo del rubio. —Tomoe toma en cuenta mi opinión por ser hijo de quien soy, además de los regalos que la Luna me dio y que he usado para el bien del arrecife. Ahora estoy bajo la tutela de Fu en persona. Mi palabra tiene peso.

—¿Y por qué debería importarme el favor de la reina? —Inquirió Adrien fingiendo indiferencia, pero algo en su voz, un momento de duda, le hizo saber a Luka que ya tenía a Adrien justo donde lo necesitaba.

—Tienes razón, un hijo de la playa no tendría por qué preocuparse por los asuntos del océano. —Dijo Luka dejando de dar vueltas en torno a Adrien y metiendo las manos en los bolsillos, dándole la espalda a su amigo componiendo una sonrisa radiante. —A menos que una hija del océano necesite un guía en los asuntos de los hombres.

—¿Kagami? —Murmuró Adrien sin aire. —Ella te tiene a ti. Y tiene a Marinette.

—Cierto, pero Marinette no es local, y yo me paso la mitad de la vida atendiendo al océano, no tengo idea de los árboles genealógicos ni mucho menos. Tú por otro lado…

—No, Luka, no me vas a chantajear con esto.

—Ni siquiera sabes qué es lo que estoy pidiendo. —Dijo girando medio cuerpo y sonriendo para Adrien. —Pero ¿sabes qué? Tienes razón. No me hagas caso. De todos modos me estoy haciendo castillos en las nubes, no tengo oportunidad de descubrir si conocemos al tiburón de esta generación sólo con los registros. Además, pronto Tomoe buscará un buen partido para Kagami, para que ella no tenga que afrontar sola la toma del trono, y la veremos cada vez menos.

—Marido. —Murmuró Adrien pasmado, como si aquello no fuera una opción.

—En fin. Tenía que probar.

—Muy bien, ¿Qué es todo eso del marido y del guía? ¿Y qué tiene Kagami que ver con todo esto?

Luka volvió el rostro y bufó antes de encarar a Adrien con una mirada centelleante.

—Le gustas a Kagami, y me doy cuenta de que no te es indiferente. Que ella tenga una doble naturaleza sólo quiere decir que tiene que pasar tiempo en la superficie, al menos por un tiempo.

—Sé cómo funciona. Fue la primera leyenda que aprendí, las sirenas que tenían que pasar un año en la superficie.

—No, una cosa es la penalización de un año y otra cosa es la doble naturaleza. Marinette, Kagami, incluso yo. Sirena y humano al mismo tiempo, no se es más de uno que del otro y necesitamos agua y tierra para sobrevivir, pero una vez que el cuerpo se adapta, podemos estar en cualquiera de los dos lados por tiempo indefinido.

—Se adapta, ¿eso fue lo que le pasó a Mari esta mañana?

—Es una reacción alérgica. Por así decirlo.

—Kagami…

—Tuvo una reacción en la piel.

Una pausa larga se alzó entre ellos como un muro frío. No había necesidad de decir más, recordaba la piel irritada de la joven peli negra, recordaba cuánto le había dolido verla así.

—Muy bien. —Dijo Adrien avanzando hacia Luka. —Supongamos que accedo a ayudarte. Digamos que hablo con mi padre para pedir los registros. ¿Qué exactamente es lo que estás pidiendo?

—Lo que estoy pidiendo es que nos dejen buscar en el registro de los tatuajes de los nacidos com hijos del océano, vi las marcas en la piel de este hombre y creo que podemos encontrar información al respecto.

—Ajá, y si convenzo a mi padre ¿qué gano yo?

—Kagami despertó su doble naturaleza en esta luna llena, por lo tanto, ella necesita una guía entre los hijos de la playa, Emilie fue mi guía en su momento y ahora la reina buscará a alguien que pueda ser guardián y amigo de su hija sin poner en peligro los intereses de la corona. Eres el heredero de la casa Agreste, el hijo de Emilie, el currículum es perfecto.

—Sí, pero tendría que hablar con mi padre para que nos dejara entrar a una biblioteca a la que no entraba ni mi madre, entonces las probabilidades están en contra de todo a todo. No tendría argumentos para conseguir el permiso de estar ahí. Menos de meter a alguien más.

—Oh vamos. —Soltó Luka divertido. Dio un paso hacia Adrien y tomó el cuello de su camiseta, acariciando la tela y acariciándole la piel mientras hablaba con voz pausada y aterciopelada. —Puedes llegar a ser muy convincente cuando te lo propones.

Adrien tragó saliva y sostuvo la mirada de Luka, cediendo.

—El convincente eres tú. —Acusó el rubio antes de retroceder un paso y sonreír para Luka, quien se guardó las manos en los bolsillos asintiendo una vez. —Muy bien, hablaré con mi padre para que nos deje entrar a las bibliotecas esta tarde.

—Entonces, solicitaré una audiencia con la reina para mañana a primera hora.

—¿Mañana?

—Esta tarde tienen la visita de los senadores de oeste. —Explicó Luka mirando en dirección al océano, sintiendo la brisa suave que acariciaba sus cabellos. —Las ciudades de cuarzo están interesadas en lo que ha estado ocurriendo con nuestras playas, les preocupa que otros arrecifes tengan tiburones por las fiestas. Aunque se supone que anoche ocurrió el último asesinato, todos quieren tomar medidas "por si acaso".

—Entiendo.

—Entonces. —Exclamó Luka con una sonrisa taimada, mirando a Adrien mientras le ofrecía una mano. —¿Tenemos un trato?

—Sí. —Soltó el rubio antes de tomar la mano de Luka con tanta fuerza sonó con estridencia, un golpe seco antes de agitar con fuerza la mano del tritón del arrecife.

.

Marinette se había quedado de ver con Kagami en los escollos, pero al final, Kagami había enviado al guía de su madre, Longg, a recogerla y llevarla hasta su presencia.

Por un momento, Marinette pensó que estaba en presencia de una especie de pez globo o serpiente marina, pero cuando el kwami sonrió e hizo una reverencia elegante antes de hablar, Marinette soltó un grito agudo e hizo por salir a la superficie, preguntándose por qué no era capaz de nadar más rápido.

Longg la alcanzó en la superficie, flotando ligeramente por encima del agua y dándole un momento para que se repusiera del susto. Marinette estaba aferrada de la roca más alejada de los escollos, respirando agitadamente por la dificultad del susto.

—Mil disculpas, joven sirena. —Murmuró Longg haciendo una reverencia y sonriendo apenado. —No tenía idea de que no conocía nuestra existencia.

—¿Eres un pez?

—Soy algo mucho más antiguo que todos los peces del océano. Nos llaman kwamis, somos los guías de las sirenas que atienden a los deseos de la luna, les enseñamos a usar su magia y a controlar sus habilidades.

—¿Todas las sirenas tienen un kwami? —Murmuró Marinette sumergiéndose, siguiendo a Longg hacia la ciudad de coral. Ahora que el susto inicial había pasado, la curiosidad por conocer todo sobre aquella criatura se había apoderado de ella, así que ahora las miradas que le dedicaba estaban cargadas de interrogantes

—No. Los kwamis somos muy pocos como para poder acompañar a todas las sirenas del arrecife, pero habemos algunos guías que somos asignados a los que serán maestros de los demás.

Guardaron silencio un rato, Marinette pensando en las palabras del kwami, Longg disfrutando del camino y haciendo un análisis profundo de la joven a la que guiaba. Tomoe le había pedido que observase a la joven y le diera una opinión completa al respecto, aunque la estrella que Marinette tenía en la piel era precisamente la de la princesa perdida, no podía darse el lujo de creer tan pronto en que aquello puesto que Lila Rossi casi había logrado engañara alguna vez, años atrás.

El palacio se distinguía al fondo, Marinette sonrió maravillada y comenzó a nadar con mayor velocidad, ansiosa por volver a pasear por las calles que constituían aquella ciudad. Longg sonrió divertido, apretando el paso y dirigiéndose hacia el palacio mientras Marinette miraba en todas direcciones, maravillada ante las formaciones iluminadas por plantas fosforescentes, a los peces que paseaban distraídos y ajenos a las sirenas y tritones de todo tipo. Aletas, tentáculos, caparazones, llenos de colorido que le daban vida al arrecife.

Longg guio a Marinette hasta una ventana por la que entraron a la habitación del trono. Tomoe estaba reunida con tres personas, de las que Marinette reconoció al maestro Fu. Pero los otros dos rostros eran nuevos.

Kagami estaba sentada cerca de ellos, con expresión de aburrimiento mal disimulada. Aunque la joven mantenía erguida la espalda y la mirada fija en los presentes, hizo un gesto, apretando la mandíbula con mucha fuerza y sus ojos, de por sí rasgados, se entrecerraron ligeramente. Marinette no tuvo que esforzarse mucho para adivinar que aquello se trataba de un bostezo disfrazado. Sonrió y agitó una mano tímidamente para llamar la atención de su amiga mientras Longg nadaba hacia ella a toda velocidad.

—Madre. —Dijo la joven sirena aprovechando una pausa que habían hecho los presentes. —Ha llegado mi aprendiz. Iré a las bibliotecas del ala este de la ciudad.

—¿Del ala este? —Comentó Tomoe volviendo el rostro un poco, con expresión de confusión. —En el palacio tienes todo lo que necesitas para enseñarle historia a tu joven aprendiz.

—Quisiera empezar enseñándole el lenguaje. —Dijo la princesa haciendo una reverencia poco profunda, con una sonrisa dulce.

¿Lenguaje? Marinette había demostrado ser perfectamente capaz de leer la lengua de las sirenas. Entonces ¿por qué Kagami decía que quería llevarla a aprender el lenguaje? Y entonces Marinette vio que su amiga tenía los dedos cruzados por detrás de la espalda, de manera que sólo ella podía verlo.

—Muy bien. —Dijo Tomoe volviendo la atención al frente. —Lleva a Longg contigo.

—¿Cómo? —Murmuró Kagami sin aliento.

—Alteza. Con todo respeto. —Murmuró Fu llamando la atención de la reina, dedicándole a Kagami un guiño discreto. —Wayzz también se encuentra el día de hoy con nosotros, y Nooroo ha viajado de muy lejos para estar presente en la junta. No creo que deban perder detalle puesto que tenemos un par de decisiones importantes qué tomar respecto a los kwamis.

—Es verdad, Tomoe-Sama. —Murmuró Longg sonriendo con cautela, haciendo una reverencia y flotando hasta su hombro. —Hay tres kwamis que quieren hablar con usted para solicitar una autorización en su ciudad y en su playa.

—Deberías llevar entonces una escolta. —Dijo la reina con aires distraídos. —Alguna tortuga de palacio que...

—Luka nos verá en la entrada de la ciudad. —Cortó Kagami con la mirada perdida y una mano levantada sobre su cabeza, como si estuviera recibiendo algo. —Dice que terminó con sus pendientes en la playa y que tiene que hablar contigo de un asunto de los embajadores. Menciona la casa Agreste.

Tomoe volvió el rostro hacia su hija. No podía escuchar la voz de Luka a través del agua, pero sí podía sentir el vínculo de su hija con aquella raya del arrecife, era extraño, pero era capaz de sentir la magia que giraba en torno a aquel vínculo, magia que se había ido profundizando, aunque el vínculo no cambiaba.

Tomoe había tomado tiempo para entender que la razón por la que aquello parecía inerte era por el cariño que se habían tomado aquellos dos muchachos, ya demasiado lejos del bien y del mal, como solían decir, como para enamorarse el uno del otro.

—Entiendo, lo recibiré al atardecer.

—Sí, madre.

—Longg. —Llamó la reina volviendo la atención al kwami. —Respecto a los kwamis...

—Sass, Tikki y Plagg estarán aquí antes del atardecer. —Prometió el dragón con una sonrisa radiante.