Luka y Marinette flotaban por encima del agua, medio cuerpo en la superficie observando la marea, mientras que Adrien estaba sentado sobre su tabla, procurando no alejarse demasiado de los escollos, mirando el horizonte y preguntándose cómo era posible que, estando tan cerca de la orilla, la gente no se percatara de que algo pasaba; Adrien suspiró, esperando, esperando, esperando.
Una voz, un aria trémula y distante inundó los oídos de la princesa perdida, quien levantó la mirada en dirección al océano, esperando encontrar algo que le indicara qué era esa voz que había aparecido en los linderos de su mente desde que habían salido de las catacumbas, pero, como todas las veces anteriores, no hubo respuesta a sus pensamientos.
—Ya se tardaron. —Murmuró Adrien, nervioso, sintiendo que la ansiedad trepaba por su ser, adueñándose de sus pensamientos y de lo poco de cordura que le quedaba.
—Tranquilo. —Pidió Luka, divertido, antes de subir de un salto a la tabla de Adrien y encarar al rubio. —Una reina nunca llega tarde, fuimos nosotros quienes nos adelantamos.
—Bueno, capitán de la guardia. —Llamó Marinette con ironía, observando la posición del sol. —A mí me parece que nos adelantamos casi una hora.
—Tal vez la reina esté un poquito tarde. —Concedió Luka divertido, componiendo una mueca de resignación antes de hablar otra vez. —Pero si algo hubiese ocurrido, Kagami ya me habría dicho algo, y no ha establecido contacto.
—Ajá. —Soltó Adrien con ironía. —¿Y si la razón por la que Kagami no te contacta es porque pasó algo y no puede contactarte?
—Marinette lo sabría por sus tatuajes. Te recuerdo que tiene un vínculo de luna con la princesa.
—Y todo está tranquilo en mi piel. —Prometió la aludida mostrando las muñecas.
Primero burbujas, luego Tomoe y Kagami emergieron cerca de ellos; lo que tomó a Adrien por sorpresa fue ver a las regentes del océano con piernas y no con aleta como Marinette y Luka. Pronto sus amigos se transformaron también y los cinco juntos se pusieron de pie en las rocas que sobresalían al océano, a la expectativa de lo que ocurriera a continuación.
—Alteza. —Dijo Luka agachándose en una rodilla frente a Tomoe, tomando su mano y depositando un beso casto en los nudillos de la reina. —Kimi. —Añadió desenfadado, encarando a Kagami con una sonrisa pícara.
—¡Kimi! —Exclamó la princesa, ofendida ante aquel recibimiento, sin embargo, tanto ella como Luka estallaron en carcajadas ante los gestos de Adrien y Tomoe.
Marinette suspiró con una sonrisa dulce, enternecida por el comportamiento de ambos guardianes. —Nunca van a cambiar ¿verdad?
—Alteza. —Llamó Adrien haciendo una reverencia, consiguiendo la atención de Tomoe. —Sé que fue imprudente de mi parte hacerle venir así, pero quiero rendir mis servicios ante las ciudades de coral y tomar el lugar de mi padre. Vengo... a jurarle a la corona.
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21.-La bruja del mar
Manu: No he decidido muchas cosas y creo que en esta historia se desarrolla más el Adrigami que en Confesiones, como ya tengo 4 historias en proceso, no me gustaría empezar más para no complicarme (por enésima vez), aunque la idea de los hijos es interesante, tal vez pueda someterlo a votación con mi equipo creativo. Ya veremos qué pasa.
RubyMoon . Li: A mí también se me fue de las manos lo del Lukadrien, pero qué le hacemos; lo publicado, publicado esta. De Lila, bueno. Apenas se viene lo bueno con esa bruja, veamos si puedo hacer que tu odio crezca un poquito más. Que lindo que notaste el resentimiento, obviamente se les iba a ir la cabeza a las nubes, pero Luka tiene que entender que fue por un bien mayor. Luka y Marinette tienen un camino complicado, pero sé que pueden lograrlo sin problemas. Ahora espero que eso no se me vaya de las manos también jajaja nos leemos
Marianne E: ¿Qué te digo yo a ti? Si cada guiño es una forma de agradecerte por esas historias tan bellas que nos has regalado, se que el cierre de año ha sido complicado de muchas formas, pero mientras sigamos animándonos mutuamente, sé que será más ligero. Yay!!! Tenemos una boda Y una pedida Adrigami que planear, vienen emociones fuertes. El comentario de Louis me dio una idea, pero será en otro capítulo, no puedo darle más vueltas en este o se me hará interminable y no podré actualizar pronto. Espéralo. Abrazo!!!
Sonrais777: poco a poco iremos develando el misterio de Adrien, seguro que consigue un puesto importante en alguna cuestión política, como hijo de Gabriel, no podemos esperar menos. Luka como capitán de la guardia es un tema, ya estamos planeando esa sorpresa con Marianne E, y creo que te va a encantar, pero tendrán que esperar al baile. Saludos
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Marinette pasó saliva en seco, estaba nerviosa, pero las miradas de autosuficiencia y confianza que Luka y Kagami le dedicaron, fueron suficientes para que ella asintiera y tomara su lugar.
Tomoe había explicado que se necesitaban tres hechiceras con experiencia para terminar de despertar la sangre dormida de un niño dormido, pero que Kagami tenía el conocimiento suficiente para llevar a cabo aquel encantamiento sin problemas; aquí la cuestión era que Tomoe quería saber (necesitaba saber) si de verdad Marinette era la princesa perdida, y un hechizo de linaje sería suficiente para comprobarlo.
En el peor de los casos, no pasaría nada, en el mejor, Tomoe había recuperado a su bebé.
—Va a doler. —Anunció Luka sombrío mientras las tres sirenas se posicionaban alrededor del rubio y se tomaban las manos. —Y mucho, más te vale que estés preparado.
—Estaba consciente del riesgo. —Murmuró Adrien con determinación, sosteniendo la mirada de Luka, como desafiándolo. —Vengo preparado para lo que sea.
El tritón asintió, ocultando su sonrisa tras un gesto estoico y una mirada refulgente. No pudo evitarlo, la mente de Luka viajó automáticamente a uno de sus últimos recuerdos felices al lado de Adrien, esa misma determinación cuando ambos muchachos habían llegado al estudio de tatuajes. Recordaba la mirada que Adrien le dedicó cuando ambos bajaron de su moto, recordaba la forma vehemente en la que el muchacho se había aferrado a su pecho mientras viajaban en la motocicleta hacia el pueblo, hacia el local de Remi.
Y definitivamente recordaba con cariño la expresión de sorpresa de Adrien al percatarse de que el lugar estaba cerrado.
—Bueno. —Había dicho Luka con una sonrisa radiante. —Eso te da un par de días más para pensar si realmente quieres hacerte un tatuaje.
¿Cómo olvidar los brazos de Adrien en torno a su cuello y sus palabras musitadas a media voz? Eres un odioso.
Luka alejó esos pensamientos con un suspiro y sonrió asintiendo para Marinette, infundiéndole valor una última vez.
—Repite después de mí. —Pidió Kagami con voz trémula, mirando de reojo a su hermana. —Y no te desconcentres, no importa qué pase.
—Lo entiendo.
Tomoe asintió una vez. Una corriente helada los envolvió y la reina comenzó a decir un rezo a media voz, una serie de palabras ininteligibles para Marinette. No. La estrella no cuestionó nada, se limitó a fungir como un enlace entre Tomoe y Kagami, esperando su turno para actuar.
De nuevo, en la distancia, el aria que había estado acosando a Marinette desde las catacumbas, susurró su canto a su oído. Pero con ella vinieron más palabras, vinieron otras certezas.
No se dio cuenta en qué momento pasó, pero Marinette ahora cantaba los rezos de Kagami y Tomoe a la par de ellas, como si hubiese conocido aquel canto de toda la vida. No cuestionó, no frenó, siguió cantando mientras sentía que la estrella en su vientre se iluminaba más y más, mientras el círculo de viento crecía alrededor de ellos.
Cerró los ojos a la expectativa de un ritual más largo y se quedó pasmada cuando todo terminó.
—¿Es todo? —Murmuró Adrien, incrédulo. —¿De verdad? ¿No que iba a doler?
Luka propinó un puñetazo en el hombro de su amigo, arrancándole un gemido y una queja.
—¡Hey! —Espetó el rubio, mirando a Luka, ofendido.
—Tú querías que doliera.
—No es lo que dije.
—Parece ser que esta extraordinaria señorita es mucho más de lo que aparenta ser. —Halagó Tomoe sonriendo para Marinette, que hizo una reverencia a manera de agradecimiento. —Veamos si dio resultado.
Luka empujó a Adrien hacia el agua, tomándolo por sorpresa. No, no pudo evitar caer, y salió inmediatamente, dando una bocanada.
—¡Comienza a sentirse personal! —Espetó el rubio frunciendo el entrecejo para su... ¿amigo?
—Es personal. —Apuntó Luka sombrío, agachándose en cuclillas para mirar a Adrien de cerca, haciendo al rubio retroceder un poco en el agua, hundiéndose. —Sigo molesto por el hecho de que alejaste a Kagami el tiempo suficiente como para que Marinette...
—Como para que Meredith despertara su naturaleza. —Apuntó Kagami, avanzando dos pasos hacia Luka y obligándolo a levantarse. —Marinette está bien y tú también. ¿Ahora es tu turno de ser el imbécil?
—Tal vez. —Desafió Luka sosteniendo la mirada de Kagami mientras el mar se agitaba a su alrededor, ninguno de los presentes supo si era reacción a las emociones de Kagami, de Luka o de ambos, lo único que rompió aquella riña fue el grito ahogado de Adrien al percatarse de que tenía cola de tritón.
—Esto, esto, esto... —Tartamudeó el muchacho, pasmado, observando sus escamas negras y verdes, como si le fuese a encontrar una explicación lógica sólo de estar mirando.
—Parece ser que las princesas son lo que dicen ser. —Murmuró Tomoe complacida. —Muy bien. Luka, lleva a Adrien ante Wang, y que te tomen examen de las rutinas, no queremos que te atrases en tu carrera militar ¿o sí?
—Ahora menos que nunca. —Espetó Luka sin dejar de mirar a Kagami.
—En lo que nos concierne a nosotras, las princesas deberán ir conmigo para la siguiente lección en magia avanzada, por lo visto no es necesario enseñarle lo básico a la joven estrella.
—Daré todo de mí. —Prometió Marinette esperanzada.
—Sabemos que sí. —Murmuró la reina acariciando el rostro de Marinette antes de mirar a su hija y carraspear, cansada de la actitud desafiante que ella y Luka habían adoptado. —Kagami. —Llamó fastidiada, internamente divertida ante la reacción de la princesa, que dio un salto en su sitio y retrocedió hasta su madre. —Tenemos mucho que hablar, pero hagámoslo en casa.
Y aquella palabra fue más que suficiente para que Kagami disolviera su expresión de rabia y sonriera para su madre. ¿Hacía cuánto tiempo no le llamaba casa al antiguo palacio?
—Vamos a casa.
—Terminando las lecciones pueden salir a jugar si lo desean. —Añadió la reina complaciente, sonriendo para los presentes. —Pero el deber está por encima de todo lo demás. Andando.
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Lila se había ocultado en una cueva submarina, el lugar estaba sumido en la penumbra, no se distinguía nada salvo la luminiscencia de sus ojos, encendidos gracias al hechizo que estaba tratando de levantar. Tenía alrededor de dos horas tratando de hacer que alguna anguila o animal parecido se introdujera en la cueva, estaba hambrienta y cansada, pero no se conformaría con menos.
Su voz se alzó como un eco en la cueva, escalofriante y sombría, eco perfecto de las intenciones que tenía en ese momento.
Fruto de su esfuerzo, una anguila color marrón se deslizó por la cueva, con los ojos encendidos en el mismo tono de los ojos de Lila, acercándose hasta la hechicera, presa de su conjuro.
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Tomoe estaba sentada en el suelo, Marinette y Kagami se habían sentado frente a ella, muy cerca la una de la otra, prestando especial atención a las palabras de la reina. La lección había durado alrededor de una hora, y aunque Kagami había prestado atención por mera cortesía (claro que se sabía aquellas lecciones de memoria, las había estudiado por su cuenta metiéndose en las bibliotecas prohibidas para los no iniciados en sus madrugadas de insomnio), no había podido evitar reír discretamente ante las expresiones de sorpresa que su hermana había compuesto al entender más y más de la magia de sirena que la caracterizaba.
—Bueno, basta por hoy. —Exclamó la reina cerrando el libro que sostenía en sus piernas.
—¿Qué? —Exclamaron ambas princesas, levantándose en su lugar y encaminándose hacia la reina, reclamando al unísono, cada una con su alegata, tomando a Tomoe por sorpresa. Durante varios segundos, la reina no comprendió ni una sola palabra de todo lo que aquellas jóvenes decían, así que, tras darles unos segundos con la esperanza de que frenaran, carraspeó frustrada y alzó las manos.
—¡Princesas insurreccionistas! —Espetó Tomoe enderezándose y consiguiendo que ambas jóvenes retrocedieran hasta sus sitios, bajando la cabeza apenadas por su desplante.
No, la reina no pudo suprimir la carcajada ante las expresiones de ambas chicas.
Marinette sonrió con dulzura al ver a la reina reír, pero Kagami se quedó pasmada en su sitio al ver la forma jovial en la que su madre había echado el cuerpo hacia atrás, con el gesto contraído en una sonrisa mientras sostenía su estómago, sintiendo que, por el esfuerzo, tanto el vientre como las mejillas comenzaban a doler.
Ni Marinette ni Tomoe se percataron de la expresión de Kagami, que poco a poco fue suavizándose para dejar de lado el pasmo y componer una sonrisa débil, todavía dudando que aquello fuera real. Necesitaba escuchar esa risa un poco más, necesitaba ver a su madre riendo a carcajadas otro poco para que aquello se volviera cierto.
Aún en medio del océano, una lágrima se deslizó por la mejilla de Kagami mientras la princesa asentía para sí misma, permitiendo que la sonrisa se ampliara en su rostro. Se limpió la mejilla y rio discretamente antes de mirar a su madre.
—Al menos podrías darnos otra lección esta tarde ¿no? —Murmuró la princesa oriental, llamando la atención de Marinette y haciéndola asentir frenética.
Tomoe suspiró resignada, con media sonrisa.
—Muy bien. Podemos hacer una lección de historia.
—¿Nos vas a hablar de la bruja del mar? —Quiso saber Kagami, sorprendida.
—Ya va siendo tiempo de que comience a prepararlas para lo que se avecina. —Afirmó Tomoe sombría, sin embargo, relajó su expresión y sonrió volviendo el rostro hacia la ventana. —Pero primero lo primero. ¿Por qué no pides un bocadillo?
Kagami hizo una reverencia, asintiendo levemente. —Pediré algo ligero para todos.
—Kagami. —Llamó la reina como si le reprendiera. —Como si no supiera cuánto comes a escondidas de mí. Pide algo en forma, para nuestra invitada.
—Yo...
—Onegaii, chibi kingyo.*
Kagami tragó saliva y asintió una vez, sonriendo ampliamente ante aquello.
—Postres... —Anunció con voz contenida. —Mari merece probar los mejores postres del palacio. —Dijo antes de salir disparada hacia el comedor.
(Eyelids – PVRIS)
Marinette miró a la reina y se quedó muy quieta cuando vio a la sirena quitándose la venda de los ojos. Hasta ese momento, nunca había visto a aquella sirena sin las protecciones, nunca le había visto los ojos expuestos, así que, por respeto, bajó la mirada.
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Lila tomó una sexta anguila entre sus manos y le mordió la cabeza, ganándose una descarga eléctrica que no duró más de unos cuantos segundos, puesto que la bruja del mar decapitó con sus dientes aquel animal, aquella descarga fue suficiente para iluminar aquella caverna, las facciones de la bruja deformadas, los restos de aquellos animales yaciendo a su alrededor, todo lo que la bruja no había consumido dejado como carroña en aquel lugar de oscuridad.
Una séptima anguila se acercó a ella, nadando a su alrededor, acariciándole la piel con sus escamas, danzando en su entorno como si acudiera gustosa hacia su propia muerte. Lila tenía los ojos brillando en un tono carmesí, siendo aquello el único factor que iluminaba levemente la caverna. No era como que la bruja necesitara luz, sus ojos se habían adaptado a la oscuridad tras haber pasado años en la cárcel de cristal, pero era lindo estar de nuevo cerca de la luz solar.
Lanzó la cola de aquel animal lejos de ella y recibió entre sus manos a su siguiente víctima, acariciándola, cambiándola de una mano a la siguiente, observando a detalle el color de aquel animal.
—¿Sabes por qué debían ser anguilas? —Murmuró divertida, sosteniendo aquel cuerpo frente a ella, observando sus ojos con una sonrisa zalamera. —Sus propiedades eléctricas me vendrán bien en este ciclo. Perdí casi toda mi magia. Antes se basaba en el agua, y dirás ¿por qué renunciar a ello? —La anguila se escurrió entre sus manos, bailando, trenzándose, enredándose en torno a los brazos de la bruja del mar como una serpiente hipnotizada. —El agua rodea todo, sería tonto renunciar a esa potestad... Pero la reina actual basa su magia en el agua, así que no puedo darme ese lujo... La... electricidad por otra parte... Eso sí me dará una ventaja considerable.
Lila se llevó la cabeza de aquella anguila a la boca y mordió con fuerzas, ganándose otra descarga y sonriendo con cierto sadismo al sentir el dolor.
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Marinette guardó silencio, los ojos de Tomoe parecían lechosos, de verdad podría pasar por ciega, pero la forma en que la reina apretó el rostro ante tanta luz, aquello tomó a la joven sirena por sorpresa.
—Cubre las ventanas ¿quieres? —Murmuró la regente con amabilidad.
Marinette nadó a toda prisa alrededor de la habitación, cerrando ventanas y corriendo cortinas, haciéndolo con apremio, ansiosa de volver a sentarse frente a la reina y aprender más.
—Eres muy hábil y aprendes rápido. —Aduló la reina con una sonrisa, complacida ante la disposición de su aprendiz. —Creo que, a estas alturas ya sabes que soy tu madre.
—Así es, alteza.
—Me gustaría iniciar por ahí. —Admitió la reina torciendo el gesto. —Acércate, Meredith...
Marinette hizo una mueca sin querer, reaccionando ante aquel nombre, pero no dijo nada.
Tomoe tomó el rostro de la princesa entre sus manos y sonrió observando a detalle cada forma y figura en las facciones de la chica.
—Marinette. —Se corrigió a sí misma cuando la joven sonrió ante el tacto cálido de su madre, recordando las palabras de Kagami, que hablaba de Tomoe como una madre cariñosa, pero lo decía como si hubiese ocurrido en otra vida. —La diosa luna no me dejará mentir, no puedo creer que estés aquí.
—Tadaimasu... —Murmuró insegura, bajando el rostro un poco.
Tomoe sonrió de oreja a oreja y soltó a Marinette antes de proceder a vendarse de nuevo los ojos.
—Okaeri nasai, chibi hoshi... —La reina mantuvo una postura erguida mientras se colocaba el vendaje, demasiado acostumbrada a proteger sus ojos como para requerir ayuda.
Aunque Marinette habría querido tener la confianza para hacerlo, para acercarse a su madre y ayudarle con los vendajes, pasear las manos por el cabello sedoso de aquella reina benevolente y sentirse útil en medio de la incertidumbre.
—Tus padres de la superficie. —Inició la reina interrumpiendo el vendado a la mitad y encarando a Marinette. —¿Cómo son?
—Bueno... Tom, mi padre es panadero, uno de los mejores panaderos de la capital, siempre compite con mi abuelo para ver quién de los dos hace el mejor pan, ama cocinar y ama a mi...
Tomoe no necesitó explicación, estuvo a punto de llamarle Madre a Sabine, así que asintió sonriendo para la joven sirena. —¿Tu madre?
—Sabine es muy dulce, y muy hermosa. Ya quisiera ser yo la mitad de bondadosa que ella es. —Admitió Marinette sonriendo apenada, agradecida del hecho de que la reina le facilitara ese contacto. —Ella siempre promueve el perdón y la aceptación de las diferencias, tiende a darle esperanzas a los que desfallecen. A la panadería va mucha gente que disfruta ir por una pieza con tal de conversar un rato con ella. Es muy distraída, pero creo que en eso nos parecemos mucho ella y yo. Ahí es donde la gente sabe que soy su hija.
Marinette hizo una pausa mirándose las manos, delineando la argolla con aires soñadores.
—Están muy enamorados. —Murmuró Tomoe viendo en su mente la imagen de aquella pareja, sonriendo para Marinette. —Y son muy apuestos.
—¿Cómo lo sabe?
—Ay, Mere... Marinette. Ya se irán revelando para ti tus dones espirituales, otros además de la catatonia. Yo puedo ver más allá de lo que los ojos vislumbran. Puedo ver a través de alma de los seres vivos cuando ellos me lo permiten, puedo ver claramente a tus padres bailando un vals en medio de la cocina mientras esperan a que salga una tanda de pan, mientras tú haces la tarea debajo de la mesa de amasado.
—Esa fue una de mis tardes favoritas. —Admitió la princesa.
—Es un poco tarde para planear el baile de navidad, pero en el baile de año nuevo te voy a presentar como la princesa perdida. Escucha. No espero que me llames madre pronto, pero quiero que sepas que te buscamos con...
—Sé esa parte, alte... —Marinette se arrepintió de iniciar aquella frase de ese modo, y sonrió para la reina. —Pasé tiempo suficiente en las catacumbas, leyendo la historia de nuestras ciudades y nuestras familias, sé cuánto pasaron buscándome y sé todo lo que Kagami sufrió por su dolor. No tengo ningún reparo en llamarle madre, pero... —Marinette sonrió ampliamente. —Es un derecho que me gustaría ganarme.
—¿Qué tienen tú y tu enamorado con ganarse su lugar?
—¿Luka? —Murmuró Marinette sonrojándose.
—De verdad te gusta el aspirante a capitán. —Bromeó Tomoe con picardía, sonriendo de medio lado. —Es... persistente.
—No sólo me gusta. —Cortó Marinette con las mejillas sonrosadas. —Es algo más.
—Luka Couffaine tiene muchos años preparándose para esa tarea; desde que era un niño pequeño se ha entrenado en cuerpo y alma para ser parte de la guardia de las tortugas, de verdad anhela unirse y ser capitán en tierra, pero el amor que te tiene también es muy poderoso. Ahora también tiene otro motivo para querer un puesto militar. ¿Será suficiente su amor?
—Créame, es bien correspondido. Y le apoyaré en todo lo que pueda.
—¿Sabes que tiene el camino muy difícil para pedir tu mano si te presentamos ante el pueblo? Aunque ya haya un compromiso ante la luna vigente.
—Lo sé. Lo leí en las catacumbas.
—Aun así, quiero preguntarlo. Ahora que sabes la verdad ¿Quieres ser presentada como princesa del océano?
—Alteza —llamó Marinette mirando a la reina con la mirada cargada de desafío —, el día del baile de año nuevo no sólo me presentarán como princesa perdida, sino que anunciaré mi compromiso con el capitán de la guardia de las tortugas.
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Lila se limpió la boca con el dorso de la mano, embarrando la sangre de sus víctimas, dejando un rastro visible en su piel.
Ahora se encontraba sentada en la caverna de los nombres, observando con detalle la estrella de la princesa perdida, preguntándose si ahora tenía la fuerza suficiente para borrarlo para siempre y arrancar su derecho divino a gobernar.
Una anguila más nadó alrededor de sus tentáculos, la bruja sonrió complacida ante su presencia y tomó aquel animal entre sus manos, paseándola de una mano a otra, jugando con ella.
—Tú incluso me agradas, sería una pena tener que asesinarte.
La bruja suspiró mirando bien a su nueva presa y luego negó con la cabeza al sentir la estática en la piel de aquel animal, como si respondiera.
—Comerte sería gula... me servirás de compañía entonces... Kiri... —Lila sonrió levantando la mirada, percatándose de que algunas luces se colaban por la cueva dándole un aspecto ígneo. —Está atardeciendo, y poco a poco recupero mi poder. —Con cuidado depositó la anguila de regreso al agua, esperando que huyera lejos ahora que estaba fuera de su hechizo, pero el animal volvió sobre sí mismo, enroscándose fielmente en torno a los tentáculos de la bruja, complaciéndola con su devoción. —Ya falta poco para que mi magia esté completa, y entonces sí que valdrá la pena un ataque.
