hi,
jeje, creo ke primero, de mi parte, una enorme disculpa! se que casi
fue un mes, pero... eh estado un tanto ocupada, nerviosa y anciosa!
ja, lo que paso es que el 29 de junio tube un examen muy importante,
un examen de admicion... y alli me tienen estudiando caso todo el mes
de junio... ahh... y este capitulo lo hice con un esfuerzo enorme,
disculpas, es que estoy demaciado nerviosa, aun no me han dado
resultados u...asi que por ello intente hacer este capitulo
bastante largo... como una especie de recompensa... jeje... lo acabo
de terminar, para ser exactos hoy a las 2:13 am jaja... un poco
desvelada aun... pero espero que les guste!
asi que aqui les
dejo mi trabajo, para que carcoman mi ultimo apise de autoestima...
jeje
bye... se portan bien!
"He decidido
buscarte en otras mujeres,
para equivocarme en la elección
y
echarte de menos aún más".
CAPITULO IV: encuentros
Y las horas pasaron pesadas, aun con aquel vestigio de aquel trauma, si eso era, una herida clavada, con daga fría, fuerte y profunda, había lastimado su pasado, ese presente y un lejano futuro… su fe, sus creencias, y asta su amor por Dios… todo estaba por debajo de suplicas, y hundido en confusión, todo estaba negro… rezaba al vació, por que ni en el divino ya creía, lloraba a la nada, por que así lo creía necesario… y las manos temblorosas abrazaban aquella arma religiosa, aun sin saber a donde llevar esa fe; manteniendo solo el recuerdo del amor por aquel objeto, un pequeño rosario en blanco, entregado desde niña, solo para recordarle que tenia un pasado, y una vida por vivir…
Y aun ahí hincada en aquel espacioso dormitorio, frente a aquel soberano, frente a aquella estatuilla de "su señor"… Por Kami, ya no sabia en que creer, estaba atada, o mejor dicho rendida, ante su anarquía… pero en aquel instante, entre las mil lagrimas caídas, un recuerdo llego, solo palabras, vacías, eternas clavadas en su memoria…"para amar a todo y a todos" … y su mirada se perdió, sujetando con mayor fuerza aquel recuerdo entre sus manos, temiendo por un segundo deshacer aquel rosario… y una sonrisa marco su rostro, que por aquel instante se demacraba en llanto, iluminando aquel corazón, un respiro de esperanza la revivió…
Si el castigo de un impuro era dejar de vivir… preferiría morir…que seguir matando…
Solo miro aquel rosario, y lo beso, eso, no era por fe, era por amor… y cerro lo ojos de nuevo, comenzando a rezar, solo que esta vez, las palabras en susurros se deslizaban, rozando con sutileza las paredes de aquella habitación…-perdóname señor, pero desde hoy ya no soy pura…-dijo quedito, aun con aquella sonrisa calma en el rostro, y una respiración calma, señal de conciliación…
.O
Y lo miraba con detenimiento¿Cómo aquel niño podía tener algo que ver con aquella sacerdotisa¿De donde podría conocerla, lo observaba comer con algo de desesperación, sentado sobre el comedor, como de vez en cuando lo miraba con una sonrisa esbozando alegría en el rostro, y aun no le cabía en la cabeza como un pequeño como este, esta involucrado con esa clase de personas, totalmente desalmadas y efímeras…
Ella… esa mujer… esa sacerdotisa¿era así, se veía tan dócil, tan frágil… tan hermosa, y agacho la cabeza, con aquel desazón en la garganta… era una sacerdotisa…
-oye…- llamo el pequeño, aun con la boca llena, atragantándose un poco, pero aun así, llamando la atención del tan extraviado hombre frente a el… y aquel joven de cabellera negra lo observo, como interrogándole el por que de su interrupción…-¿Cómo te llamas?…- pregunto el pequeño con un aire de inocencia, valla después de todo, no sabia ni siquiera como se llamaba, haciendo tratos con extraños, en fin¡no lo conocía!…
El joven de piel castaña y mirada frágil lo enfoco, y sonrió ante la vida que despedía el pequeño, daría la vida por vivir así… que irónico, ofrecer lo que piensas aprovechar… - inuyasha…- sentencio con voz fuerte pero mansa, riendo ante la sonrisa improvisa del pequeño…
-mucho gusto inuyasha¡yo me llamo shippo!…- dijo a viva voz el niño extendiendo su pequeña mano por sobre la mesa, dejando entrelazar los dedos con aquel hombre, como cerrando una ferviente amistad…
Y sonrió ante el tacto, un niño llegaba y lo hacia tropezar, que irónico, bueno esta no seria la primera vez que alguien llegara, de manera fugaz, y pusiera su vida de cabeza, la cambiara… solo para concebir la idea que todo era diferente… que ella estaba lejos de su alcance…
-¿en que piensas amigo?- pregunto seguro, si, a el también le gustaba el decorado de la mesa, pero no lo creía tan fantástico como para detenerte a mirarlo por mas de cinco minutos… su nuevo amigo estaba preocupado o… tenia una perturbadora afición por el decorado… aunque no creía posible la segunda opción, aunque si lo pensaba bien en este tiempo todo es admisible…
Y el Joven solo lo miro detenidamente, era tan niño, tan frágil, tan inocente, y aun no le cabía en la cabeza, aun no terminaba de entender, como había podido estar cerca de aquellos blasfemos, de los desalmados… pero lo que en verdad lo dejaba incrédulo, era aquella mujer… ¿su amiga?…
-dime Shippo, tu amiga, Kagome¿Cómo la conociste?…- pregunto el joven un poco temerosos, aun, siquiera de pronunciar su nombre¡por Dios, aquella mujer era un enigma¿quien era ella¿Cómo podía doblegarlo así?…
-pues…- dijo el pequeño con aires de inocencia, dando pequeños golpecitos, con su diminuta mano, en su barbilla, resaltando aquella manía cuando buscaba concentración… entrando a cercanas y lejanas remembranzas, de su aun, corta vida… - veraz amigo, yo nací en una ciudad de muy lejos, al este, cruzando el mar, vivíamos en una pequeña casita a las afueras de la ciudad, yo, mi mami y mi papi… bien, recuerdo que un día, llego un señor, muy alto y con un uniforme, muy bonito, recuerdo haberle dicho a mi mami; que cuando fuera grande tendría uno igual…- dijo el niño haciendo una pausa, y tomando un poco de jugo de naranja de aquel vaso de cristal…-bueno, mi mami me llevo a mi cuarto, me recostó en la cama, y me dijo que no saliera, que ella después vendría a darme una bendición; cuando mi mami salio de mi cuarto…
Flash back…
Y en aquel momento se sintió turbado, veía en los ojos de su dulce madre estar un tanto entristecidos, como queriendo gravar cada instante, de aquel, en su recuerdo, y no sabia por que pero aquello le punzó, en su pequeño corazón… se revolvió en cama, tumbando las sabanas, y se sentó en el lecho, pensó solo dos segundos, y decidió solo escuchar… El pequeño, ilustrado por la oscuridad, e intuido por las sombras, se levanto de aquella cama, donde su madre lo había dejado, desacatando, de manera sutil, las ordenes dadas por su progenitora, y con paso sigiloso, camino en cuclillas hasta la puerta, apoyando su escaso peso, con sus pequeñas palmas, en la madera; pegando su mejilla en el torno, y su ojo derecho en la pequeña abertura de la cerradura, solo escuchando y viendo así, la discusión sostenida por su padre y aquel honorable militar, y los ojos vidriosos de su madre, sentada en una de las sillas del comedor; aun con aquella mirada afligida, y las manos juntas en su pecho, como intentando proteger aquel espíritu… siendo herida por la conversación, por los gritos, por los insultos… estando igual que el, solo de oyente…
- ¡usted no entiende! Tengo una casa… ¡una familia que sostener!…- dijo a media voz, con el habla un tanto quebrantada por la impresión de la petición¿Cómo pedían semejante cosa?… ¡maldita guerra!; pensó aquel hombre alto y robusto, de bigote castaño, padre del pequeño…
- ¿cree, usted, acaso que eso me importa¡… ¿Qué le hace pensarlo?… no es un favor… o un encargo… ¡es una orden, usted mañana antes del amanecer, habrá, ya, salido de la ciudad en el tren que va a la base central… a ya de usted… y su familia si no lo cumple…- dijo el, soberbio y déspota, hombre de uniforme, girando en talones encarando a aquella puerta, rumbo a la salida; dando por terminado aquel tema…
- pero…- pronuncio, casi en un susurro, desvaneciendo sus esperanzas en aquel aliento… pero cortando la oración y la respiración, al ver la reacción de aquel hombre con aires de grandeza, haciéndole frente una vez mas, cargando aquella índole de una ira descomunal, con aquel porte de irritación y cólera…
- ¡escuche!… me importa muy poco sus razones, la guerra se a desatado y nuestros soldados, la gran mayoría, han muerto; necesitamos gente, sin importar si son civiles… y escúcheme bien, que le quede esto muy claro… no por usted voy a retractar esa decisión, mas le vale… por el bien de su familia… obedecerme…- anuncio con aquel semblante frió, y aquella cara de soberbia el hombre armado… pero en aquel instante, una suplencia llego a su cabeza, y por dios que este hombre a prendería a cerrar aquella boca… - … y su hijo… también, mañana, al amanecer, en el tren quinientos trece… es hora de que se convierta en hombre…- dijo con fuerte voz, con aquella faz burlona y un tono de habla jocoso… como acentuando el enorme peligro que constaba la marcha del niño a los campos de tiro… y en aquel instante solo se escucho el eco del portazo, como bullicio en toda aquella habitación…
A pesar del disturbio, el sonido de los sollozos, intentando ser controlados, de la mujer, estallo, por Dios¿su hijo iría a la guerra?… sentía como por dentro se le estuviese cortando el aire, a pesar de respirar a grandes bocanadas, para intentar controlar el llanto, la respiración y el oxigeno le eran escasos; detonantes y fervientes latidos de su corazón, golpeaban su pecho, como alertando un posible irrupción cardiaca, y en ese instante, el horror, el pánico y la desesperación gobernaron sus nervios, logrando hacerla temblar de manera involuntaria, descontrolando de manera total aquella conciencia, provocando un colapso en su estado nervioso, llorando sin control… desde aquella disputa entre gobiernos, la cuidad había cambiado de manera remota, pero esto…por Dios le estaban arrebatando a su familia con las garras… arrancándola pedazo por pedazo…
- amor…- llamo con fuerte y endurecida voz, el hombre, a su pensativa, esposa, tratando de mitigar el lamento de su mujer…-… quiero que te lleves al niño, en el puerto, en la salida "B", buscas a Sazuke, y le dices que eres mi esposa, y que necesitas ir a Japón esta misma noche…- anuncio el hombre, perdido en aquel mar de pensamientos, sintiendo como se le desgarraba la vida poco a poco, necesitaban huir… su familia necesitaba escapar…
Y entre aquel estado de shock, su cerebro, canalizo respuestas, preguntas, soluciones, posibilidades… salidas… y entre lejana y quebrantada voz, se dejo escuchar casi inaudible la voz de su esposo,… ir a Japón esta misma noche… zumbaba la oración en su cabeza, como taladrando oídos… rompiendo cabales… deshaciendo razones… tenia razón, le estaban arrebatando a su familia con las garras… y lo peor… no tenían otra salida… Por Dios ¿que demonios estaba pensando?… ¿Qué pasaría con el?…-… pero… ¿y tu?…- pregunto con aquella desesperación, con aquel nudo en la garganta y con expuesto el corazón…
-me buscaran a mi, mientras yo acate las ordenes, no notaran la ausencia del niño, además… no me perdonaría si algo les pasase…- dijo el hombre con el alma quebrantada, tomando el rostro de pálido y delicado de su esposa, y dejando un, pequeño pero delicado beso, en aquellos labios…- por favor llévate al niño, no te preocupes por mi, todo saldrá bien… - suspiro el hombre, convenciendo de eso a la mujer, y así mismo de ello…
Los nervios asentados hasta los talones, pero en pie, la mujer dejo un beso en la frente de su esposo, y se dirigió a uno de los cuartos, tomando un poco de ropa, cosas básicas y un tanto de dinero… en este caso, la vida estaba dando de bofetadas con guante blanco…
El pequeño, percatado de aquella alarmante situación, y con los ojos hinchados en lagrimas, se separo de inmediato de aquella puerta, regresando a aquella cama, estando de medio lado, dando la espalda a la madera, sintiendo, aun, frescas las lagrimas que recorrían sus mejillas, y como, aun, zumbaba en sus oídos el timbre de aquella voz, dura y déspota, de aquel despiadado militar¿Cómo alguien podía ser capas de desbaratar una pequeña familia?… ¿Cómo alguien podía ser tan frió, tan duro, tan cruel, tan ajeno a un ser humano?…pero era solo un niño… ¿Cómo podía comprenderlo¿Cómo podía crecer y entender?…si, no podía, era solo eso… un simple infante… incapaz de razonar, de comprender, de solucionar…si, solo un niño…
Una hora había pasado ya, desde que aquel hombre con aires de grandeza, había irrumpido en su hogar, y desde que su madre irrumpió su sueño, levantándolo de improviso y saliendo, a prisa, de casa; y ahora caminaba algo adormilado, sujetando su diminuta palma, en la mano de su madre, que caminaba un tanto desesperada, buscando entre aquel recóndito lugar, a aquel hombre… Sazuke…
El pequeño yacía, ahí, sentado, dormitando sobre una pequeña silla en un rincón de aquella habitación… entre escuchando la conversación…
- lo lamento señora, respeto mucho a su esposo, pero solo tengo una vacante en el bajel, la única manera de que usted y su hijo vayan a Japón, es que lo hagan en galeones separados, no puedo llevar a ambos, no al mismo tiempo, lo lamento, me es imposible…- dijo con mansa, débil y desconsolada voz, aquel anciano, De mirada vidriosa, y cabello cano, un poco flaco y un tanto desgastado por el, evidente, paso de los años…
- yo… lo comprendo señor Sazuke, pero, es solo un niño, no podría dejarlo solo… si algo le pasase yo…- pauso su oración, siéntenlo aquellas, imparables, ganas de llorar, recordando las palabras de su esposo… todo saldrá bien… y en ese momento el aire se hizo tan pesado, que hubiera jurado, poder perder el cocimiento por falta de oxigeno… las posibilidades, los riesgos, todas las ideas nocivas estaban juntas en su cabeza, dando vueltas, y vueltas… pero, el niño, no podía seguir en la cuidad, por su bien, tenia que irse… - ¿Cuándo saldría el primer barco?…- pregunto con la voz un tanto quebrada, aun por aquel enorme nudo, que se aglomeraba en su garganta…
- ahora mismo…- dijo el viejo, tratando de hacer mas ligera aquella situación, dejando que las palabras resbalaran mansas por su garganta… tratando de decir entre líneas, que la preocupación, no era un remedio, y mucho menos una solución…- tranquila señora, si de algo sirve, yo, personalmente, estaré al pendiente del pequeño, nada saldrá mal… en segundo bastimento saldrá mañana, en la madrugada, el niño solo estará sin usted unas cuantas horas, solo una noche… nada pasara…- dijo casi en un susurro, el anciano, convencido totalmente de sus propias palabras…
-…gracias…- dejo precipitarse las palabras en su boca, mirando de reojo, al pequeño crió, que con aquellos aires de simplicidad, se había quedado profundamente dormido, entrando aquel mundo de sueños, solo en aquella silla…
.O
Las horas había pasado, quizás unas cinco o seis, la verdad, la cuanta la había perdido ya, al igual que el sueño, aquel anciano, se había esforzado tanto en hacerlo parar de llorar, pero al fin y al cabo lo había convencido… no te preocupes hijo, veras a tu madre muy pronto… y seguía recostado en el piso de madera, con la noche encima, y con los ojos un tanto húmedos por las ganas de sollozar… pero debía ser fuerte, al menos hasta ver a su madre de vuelta…
Allí estaba, aquel gran país, aquella tierra "segura", a donde lo habían, designado a huir, el barco había encallado, en aquel enorme puerto¿Qué horas eran? No lo sabia, el sol ni siquiera había tocado el cielo, aun quedaban lo indicios de aquella noche, y seguía allí, asombrado por la inmensidad de espacio en aquel lugar, y solo en aquel entonces se dio cuanta que aquel longevo hombre, lo había llamado…
-…hijo, no te apartes, este es un lugar muy grande, es muy fácil perderse…- fueron las instrucciones dadas por aquel hombre, mientras daba pasos firmes por todo el muelle, buscando a alguien en especial…
.O
Una larga conversación se dio, quizás una media hora o mas, en realidad la noción de tiempo era escasa, o más bien dicho nula, contar minutos en esta situación, era redundante, innecesario… inútil…
Hasta que aquel hombre, salio junto con otro un poco mas alto, bastante robusto y con una mirada dura, aquellos ojos negros ocre, cabello largo, un tanto castaño… pero sin duda aquel hombre era intimidador, bueno al menos lo era aquella arma que traía en mano, aquella cuchilla, junto con esa mueca de fastidio, eran suficientes detonadores para sus pequeños nervios…
-… tranquilo Shippo, el es Nihon, el se ara cargo de ti, mientras yo traigo a tu madre…- dijo aquel viejo de cabello cano, mientras daba una conciliadora sonrisa al pequeño niño…-… tranquilo pequeño, todo saldrá bien…- se empeño en decir el hombre¿Por qué todo mundo confiaba así?…todo saldrá bien… palabras de su padre, de su madre y de este hombre… en verdad ¿todo saldría bien, admiraba esa manera de confiar en aquellas personas, pero, el aun tenia miedo…miedo de que aquella conciliadoras palabras fuesen erróneas…
.O
Y la despedida en mano de aquel anciano se dejo ver, por la popa de aquel buque, al igual que aquella aurora, la vista de aquel amanecer, a pesar de que el tiempo distante de su familia, era "críticamente" demasiado, deseaba aquella libertad… esta libertad…
Aquel hombre, aquel tal Nihon, lo miraba, de reojo, desde lo alto de su postura, con aquel temple duro, observándolo con desden, con un desagrado e irritación, al parecer estar a cargo de el no, era del todo, de su agrado, ni siquiera una compañía deseable, o siquiera agradable… simplemente, tenia aquello, que la gente llamaba… "sangre pesada"… y por Jesús que así era, con la simple mirada le helaba el cuerpo, como dejando entendido, que cada movimiento seria reprobatorio… o en el caso de aquella daga, que aun tenia en su mano… fatal…
-… escucha niño, yo no soy tu madre, tu padre y mucho menos tu niñera…- exclamo, con cierto grado de desprecio y enfado, al dejar de ver aquel bajel en el horizonte, indicando con ello, que aquel favor pedido por el anciano, empezaba ahora, irritando aun mas, su carácter…-… así que cosa que hagas o dejes de hacer, me da exactamente lo mismo…- dijo inclinando un poco la postura, como para encarar mejor al infante, dejando en claro aquellas palabras, haciendo caso omiso, al rostro de pequeño, un tanto, asustado…- lo único que tienes que hacer, para que, al menos uno de lo dos este pasivo, es quedarte aquí sentado, hasta que llegue Sazuke…- expreso el tipo, regresando a aquel porte, de hombre alto y con la columna recta, mirando al niño desde lo alto de su compostura, de reojo, dando una sonrisa algo retorcida, ante el evidente temor, que expresaban lo ojos del pequeño…- y si no te gusta… ultimadamente… puedes hacer lo que te venga en gana… a mi me importas un comino…- expreso aquello, como si se dirigiese a una pared, sin la mas mínima aceptación de una respuesta, y mucho menos una contra…
Y el pequeño, solo obedeció las absolutas, déspotas y autócratas órdenes de aquel tipo, y solo se sentó allí… a esperar… mirando de vez en cuando a aquel hombre, sentado, sobre una silla, inclinada hacia tras, con ambos brazos en su nuca, ojos cerrados… simulando un reconfortante descanso, sin importarle en lo mas mínimo lo que pasase a su alrededor…
Estado aun con vida, solo de milagro, puesto que se sentía morir de aburrimiento… se puso de pie, estirando un poco las piernas, y desperezando un tanto el cuerpo… camino de un lado a otro, sin alejarse mucho de la bahía, aun mirando aquel hombre descansar… la cuidad daba comienzo a unos cuantos metros de ahí… solo daría una mirada, solo un poco de curiosear, y seria todo, regresaría al puerto, antes de que aquel tipo se diera cuanta, siquiera de su ausencia…
Y se encamino, por aquellas calles, mirado admirado a la gente pasar, algunas un tanto curiosas por aquel niño, otras simplemente omisas, pero al fin y al cabo… gente
Llevaba caminando, ya un buen rato, buscando entre las calles algo que llamase su completa atención, y de entre aquel fugas pensamiento, vio aquel lugar… aquel templo, enorme, blanco, como si de nieve se tratara… aceptando que para aquella época el frió era descomunal… y se acerco a paso quieto, calmo; admirando en toda su extensión aquel gigantesco lugar, una iglesia quizás, un aposento… la casa de Dios…
Y las palabras huecas, en aquel entonces, ahora sonaban colmas, tan lógicas y reverendas, que solo resonaban en su cabeza, alertando de menear indolente su subconsciente… duerme pequeño, que dios y yo, estaremos pendientes de ti… había dicho su progenitora, varias noches atrás, cuando aun dormía placido, sin siquiera pensar en que esta locura llegase a pasar… Dios como amaba aquella madre suya, era su mundo, sin siquiera saberlo, ahora tenia en cuenta que todo lo que era y lo que llegaría ser, seria por aquella mujer… Dios como la extrañaba…
Sin pensarlo mas, dio, abriendo paso decidido, asta las enormes puertas de ébano, que indicaban la entrada a aquel tabernáculo… desde su corta estatura, seguía allí, admirado siquiera la altura de aquellas puertas, enormes, y tan pesadas, que aunque las empujara con ímpetu, estas parecían negarse a ser movidas… dibujo una mueca de tribulación en su rostro, y con bajos golpecitos en su barbilla, dejo correr pensamientos en su cabeza… ¿aquellos lugares cerraban?… no que el recordase, en realidad según lo que su madre le había dicho, las puertas de las iglesias, siempre permanecían abiertas… que toda persona con aqueja en su corazón era bien recibida por las manos de Dios, que no había mejores oídos, ni palabras que la de una persona devota… entonces¿Por qué las puertas de aquel santuario permanecían cerradas?…
Y camino rodeando, aquel lugar, llegando hasta una recóndita parte del santuario, como la parte trasera de la gigantesca pared de ese aposento… y con los pies y aquellas diminutas manos, comenzó a subir aquella barda, decidido a hablar con un sacerdote, su madre se lo había dicho, y seguiría su consejo…
Llegando asta la cumbre de aquella enorme muralla, sentándose solo un poco en la cima, para tomar un respiro, y observar, desde lo alto de aquel lugar, lo grandísima que era aquella pared… y como había subido aquel lugar, comenzó a abajarlo de nuevo, solo que esta ves por la parte interior de aquel seto… dando un pequeño salto al ver que la altura ya no era critica, al menos no para lastimarse con seriedad… y se jiro, solo para darse cuenta que no estaba del todo solo, estaba allí, frente a el, un hombre, alto, bastante fornido, aunque sus vestimentas no hallan sido las adecuadas para reafirmarlo, cabello algo ondulado, castaño, matizado en un oscuro… vestimentas un tanto extrañas, una especie de "vestido" que llegaba un poco mas debajo de sus rodillas, en negro… y por Dios sus ojos, aquellas perlas rojizas, su barbilla tensa, y una mueca de ira incontenible… si, esa seria una descripción completa del hombre con que se había topado… y e aquel instante, se sintió asfixiado, retenido por el pequeño cuello, con una fuerza enorme, sintiendo una presión en su yugular, de manera exorbita, percibiendo de pronto, que sus pies ya no tocaban el suelo… aquel hombre lo estaba levantando, con la fuerza de un brazo, por el cuello, hasta la altura de su rostro… y entre mas lo miraba desfallecido a los ojos, mas fuerte sentía el agarre, las lagrimas comenzaban a salir, por la evidente falta de oxigeno, y por el terror que le estaba ocasionando aquella situación, sentía como su sangre, que en aquel momento corría frenética por sus venas, estaba siendo retenida en su rostro¡le estaba cortando la circulación!… lo estaba asfixiando, aquel hombre lo iba a matar… ¿pero por que?… y como detonantes, las palabras se dieron solas…
- ¡maldito pecador, como te atreves a irrumpir en este templo…- dijo desquiciado aquel hombre, ejerciendo una presión descomunal por sobre el cerviz del pequeño, comenzando a cortar un poco de piel en aquella zona…- ¡tu impuro, infeliz desgraciado, hijo del demonio!…- grito y ofendió con fiereza, mostrando por aquella ira, sus afilados colmillos, creando un pavor instantáneo en aquel infante, que permanecía casi inconciente, aun colgando de la mano de aquel sacerdote…- ¡pagaras con tu muerte esta intromisión!…-dijo esta vez, comentando a recoger aun tanto sus dedos, comenzando a clavar con fiereza aquella uñas, encarnando la piel del pequeño… que para aquellas circunstancias estaba casi desfallecido, muerto, del pánico, del dolor, de la impresión…
Y solo en aquel instante, ante su estado de subconciencia, sintió un peso, presintió como su cuerpo bajo unos centímetros, casi imperceptibles en aquella situación… y solo como acto reflejo, abrió, solo un poco, con esfuerzo los ojos, entre viendo a alguien, que paresia estar aferrado al braza de aquel hombre, y en aquel ápice de cordura, sintió como aquel agarre comenzaba a ser menos intenso, pero aun así lo suficiente como para mantenerlo quieto… y miro perplejo aquella situación… era una mujer, y estaba llorando, prendada del brazo de aquel, efímero, hombre… rogando ¿por el? Y escuchaba, un tanto aturdido, aun, por la presión del agarre, que ejercía aun aquel sacerdote, sobre su yugular…
- señor… apiádese de el, es solo un niño… el no nació queriendo ser impuro… por favor…- dijo aquella mujer, de mirada castaña, vidriosa… sosteniéndose del brazo de aquel tipo, como tratando de hacer un poco menos nocivo aquel agarre…- déjelo vivir… yo me encargare de sacarlo del templo… pero por nuestro Señor… déjelo vivir…- dijo aquella sacerdotisa de cabello azabache, cayendo de improviso al suelo, hincada, postrándose ante la voluntad de aquel miserable…
Y de pronto, sintió el fuerte golpe, del asfalto sobre su cara… aquel hombre lo había dejado caer… le punzaba a horrores el cuello, pero eso ahora o importaba, esta vivo aun… y desde aquel lugar en el suelo, presencio un acto tan cobarde, tan protervo… que sintió una ira correr desmesurada por sus venas… vio la mano de aquel mísero hombre, elevarse un tanto mostrando su dorso al aire, plantando, en la mejilla femenina, una potente bofetada… semejante fue su magnitud, que aquella hermosa mujer, callo tendida al suelo junto a el… el cabello negro mestizo, cubriendo parte de su rostro, pero dejando en claro lo roja que estaba la piel blanca en su mejilla, a tal grado que pensó verla sangrar… con los ojos cerrados y las lagrimas filtrarse por sus ojos cerrados, humedeciendo un poco aquel piso…
-… lo sacas inmediatamente de aquí hermana…-dijo dando la espalda a la joven, que aun yacía allí, en el suelo, tendida por la fuerte bofetada recibida…- y que sea la ultima vez, kagome, que defiendes a un impuro… la siguiente no te lo perdonare…-dijo con desprecio, sin encarar al cuerpo femenino, aun tumbado, pero conciente…
Y la vio abrir los ojos, un tanto vidriosos, por los ruegos dados… pero lo que no podía creer, era aquella sonrisa, que sin mas, decoraba su rostro… se veía tan linda, tan buena… en verdad aquella mujer lo había salvado… la vio ponerse de pie, e hincarse de nuevo junto a el, tocando, de la manera mas delicada, conocida, su cuello, provocando una mueca de dolor en el… y solo la vio sonreír, de nuevo… se puso de pie, sintiéndose un poco mareado, pero estable… y la miro de nuevo… y de sus labios solo logro salir, un susurro… gracias…
- debes salir de aquí… ¿Cómo se te pudo haber ocurrido entrar?…-pregunto ligera, con voz delicada la mujer, un poco preocupada por el pequeño…- aquí no estas seguro…- dijo la joven, tomando al niño y llevándolo hasta aquellas enormes puertas de madera, abriéndolas con un simple rose del dorso de su blanca mano… dejando perplejo al pequeño…-por favor, no vuelvas… por tu bien, la próxima vez, quizás no tengamos tanta suerte…- dijo tomando las manos del pequeño entre las suyas, y sonriendo de manera plena, al verlo también de su parte sonreír… saliendo lagrimas pesadas, derramadas por las majillas del infante, sintiéndose desconsolado… y solo en aquel instante… solo…- tranquilo pequeño…- dijo aquella sacerdotisa acariciando en cabello del niño, dando una pequeña sonrisa, ante el dolor de la criatura…- estés en donde estés, Dios y yo… cuidaremos de ti…- susurro la mujer, estrechando al pequeño en un abrazo, sintiendo por aquel segundo, el dolor incontenible, del pequeño corazón…
Y solo le quedo obedecer, correr desmesurado, alejándose de aquel lugar, tal y como llego, perdiéndose entre las multitudes de aquella gran ciudad, adentrándose de nuevo a las calles de aquel urbe… solo esperando a que aquella mujer cumpliese su promesa…
Fin flash back…
- así, desde que estoy aquí, kagome, ha ido a verme todas las noches…- dijo el pequeño, con una mirada un tanto entristecida, dando el hecho de que aquel hombre no cumplió con su palabra, no regreso ese día, no vio a su madre, no lo cuido…- por eso te digo… ella es mi amiga… no es mala…de seguro el que la confundió fuiste tu…- reclamo el pequeño llevando un trozo de pan a su boca… masticando, mirando con detenimiento la mirada algo ida de su amigo…- es alta, al menos para mi; ya vez que soy bajito…, su piel es muy suave, y blanca, también liza…- dijo el pequeño atragantándose un tanto con el pan en la boca, presuroso, tomando de aquel baso de cristal, un poco de mas jugo…- cabello largo, muy negro, y suave… mmm… ¿que mas?… así… ojos… como café, pero un poco mas obscuros… como castaños…- susurro audible, el pequeño, con aquella sonrisa liza y amplia, recordando un sumo detalle¡si! como pudo haberlo pasado desapercibido, era la característica principal de su amiga…- como pude haberlo no tomado en cuenta… kagome es muy hermosa…-pronuncio triunfante el infante, mirando fijo a su amigo, como al parecer la vista de aquel hombre se perdía en su descripción…
- no creo haberla confundido shippo, ella es particularmente bella…- dijo sonriendo al pequeño, pero mas perdido en el semblante, creado por su necesidad, de kagome…- ¿no es así?…- miro, como aquel pequeño afirmaba con el rostro, sonriendo de antemano, observando como, aun, comía el infante… y observo por la ventana, la tarde se estaba dejando caer, arañando con destellos, mestizos, el cielo, cubriendo de aquel color rojizo, las calles de aquella ciudad… solo rió ante aquel pulcro paisaje, y pensar que toda aquella orbe era solo expuesta tras una ventana… solo expuesta en aquel cristal…- shippo, que te parece, si cuanto termines de comer ¿vamos un rato al parque?… es una linda tarde… y será inusitada la vista allí… ¿Qué te parece?- dijo el joven, aun mirando por la lucerna, indicios del final de aquel ocaso…
- ¡por supuesto!… me encantaría…- dijo el niño, dando un ultimo trago aquel baso de cristal, que asta hace un rato, lo acababa de volver a llenar… poniéndose de pie, dejando tambalear la silla, un tanto, al levantarse tan deprisa, sosteniendo entre sus dedos, jaloneando un poco, aquella camisa negra, del hombre, que solo unos minutos atrás, había hecho una invitación…
.O
Y se encontraba el pequeño, ya meciéndose, con suma velocidad, sobre aquellos columpios, dando pequeños gritos de emoción, ante las sensaciones en su estomago al dejarse caer… mirando, divertido a su amigo, que lo veía desde unos metros, sonriendo, saludando de vez en cuando con su mano, percatándose, de que el pequeño, supiera que aun seguía allí…
-shippo, ven… por favor…- llamo el joven, dando un pequeño grito a su llamado, sonriendo al ver, la manera tan audaz, como el pequeño se bajaba, dando un gran salto, cayendo en ambas piernas…- ¿no te gustaría un dulce?… mira allá, hay un vendedor… alcánzalo… y compras dos, uno para ti, y uno para mi… toma…- dijo el joven extendiendo un poco de dinero, lo suficiente como para que el pequeño comprara los caramelos…
-… ¡Si! ahora vengo…- grito el pequeño, cuando ya había emprendido la carrera, corriendo a suma velocidad, intentando alcanzar a aquel vendedor…
Y el joven solo sonrió al ver las energías de pequeño… valla que corre rápido… pensó, justo antes de respirar, exhalando el aire, sintiéndose agobiado por aquel respiro¡por dios¿Que había sido eso?… al sentir como el aire entraba, tan frió, no… tan calido en sus pulmones, se sentía tan libre, tan pura aquella respiración… que un escalofrió bajo desde su nuca hasta sus talones, cruzando por su columna haciéndolo erizar… y no pudo contener aquel suspiro, obligándolo a observar a sus espaldas, algo le decía que la razón de aquel escalofrió, no era solo aquella exhalación…
¡Por kami! ella estaba allí, la mujer culpable de sus desvelos, la autora de aquellos fervientes sueños, la dueña de aquella respiración… y de su boca, dejo deslizar aquel susurro…kagome… y la vio sonreír, como si lo hubiese escuchado, dios mió, si no hacia algo en ese instante caería arrodillado del espasmo… y no pudo mas que verla, allí parada, a solo unos pasos de el¡dios! Tanto que la había añorado noches atrás, pensando en las mil cosas que aria, que diría al verla de nuevo… para darse cuanta que lo mas que podía hacer, era verla, admirarla, y dar gracias al señor de poder respirar aquel mismo aire… la mujer mas perfecta en esencia, corazón y piel…
Aquellos labios, rojos por naturaleza; su piel tan pálida, como aquella noche que ahora pisaba; su cabello tan negro como la noche que ahora los cubría; sus ojos… las perlas mas prefundas jamás imaginadas; su cuerpo, que a pesar de aquella toga, se ceñía de manera indiferente a su hermoso cuerpo; sus piernas, sus caderas, cintura y pecho… tan frágil… como el aire que ahora le faltaba… y que dejaba correr… esta mujer lo estaba volviendo loco¡dios¿Qué le estaba haciendo?… sentía como, retumbaba en su pecho, aquel desembocado corazón, como por sus venas, paresia correr lava, en vez de sangre; pesada y espesa, caliente, ferviente, quemando hasta lo mas recóndito de su cuerpo, alertando a los sentidos, provocándolo, obligándolo a respirar agitado, como si el aire fuera escaso… y es que ¡por dios! Aquella mujer le estaba arrebatando el céfiro con su sola presencia… le estaba extirpando la vida con los dedos…
- veo que el ya no me nenecita… ahora estas tu aquí…- la escucho susurrar, con aquella sonrisa, girando, como su estuviese dispuesta a marcharse… y solo en aquel instante sintió de nuevo la sensibilidad en su cuerpo, lo suficiente, como para detergerla en acto reflejo…
-…espera…- es todo lo que pudo decir, tocando el hombro femenino con su mano, deteniéndola, intentando, con ello, solo verla, sentirla un poco más…-… no, no es así… vales mucho para el, no puedes irte así como así… no puedes dejarlo… el no lo soportaría…- ni el tampoco y lo sabia, con solo tocarla, sentía como una presión en su cuerpo lo invadía, provocando espasmos en el, tratando de controlar su respirar y su palpitar, temiendo, de ser tan fuertes, que ella los escuchase…
Y la observo girarse, quedando muy cercas de el, y de pronto el aire fue tan escaso… que temió morir de asfixia… Dios, debía ser pecado mirarla así, era tan hermosa… tan perfecta… que aun no podía creer que estuviese allí, aun no podía creer que ella sonriese así… que Dios lo perdonara, pero, en ese instante, aquella mujer era la única razón para respirar, pera seguir con aliento… para sentirse vivo…
Y las preguntas atacaron su cabeza, cuestionando, en ese instante al edén¿Por qué todo era tan excelso?… ¿Por qué era tan perfecta?…
- ¿por que lo salvaste?… ¿Por qué lo ayudas?…-pregunto el joven, aun mirándola, perdido en el embelezo que era tenerla allí, tenerla así…-¿Por qué no me mataste?… ¿Por qué no me matas ahora?…-dijo con un desden de dolor, aceptando lo obvio, y cuestionando un tanto al corazón… inyectando, en aquella situación… un poco de razón…
- son demasiadas preguntas para responder… ¿no lo crees?…- susurro, sonriendo un tanto, al ver los ojos del muchacho… aquel hombre estaba confundido, y tenia un por que, ella misma estaba desorientada… no sabia, si quiera, que hacia, no tenia palabras para responder… aunque… respuestas, verdad que las había…-… no tengo el derecho, para destruir lo que mi Dios formo… no tengo el juicio y mucho menos la voluntad para hacerlo… no me atrevería a lastimar a nadie… no soy capaz…-dijo acentuando cada palabra, emitiendo la verdad, pero ¡Dios! Como le dolía permitirlo… haberlo visto, y no haberlo prohibido…-… es solo que… tengo una fe distinta…-dijo placida, convenciéndose, también, a ella misma de las palabras dichas…
Y lo observo fija, como indagando en el, preguntándose si en verdad los impuros, eran tan malditos como su señor se los gritaba… solo que en este ámbito… ya lo dudaba… y lo escucho decir, susurrar con cierto dejo de intranquilidad… inuyasha… ese era su nombre… y solo sonrió… observó al cielo, tapizado en negro, vislumbrando un tanto la luna, dejando en su rostro un ápice de angustia… debía regresar…
Y la miro sentirse turbada por el caer de la noche, si ella debía marcharse… y Dios, no sabia cuanto, eso, le dolía… no pudo hacer mas que sonreír, aunque le estuviera quemando, la desesperación, su piel… por dios, sentía como aquella mujer no solo se llevaba su aire, si no también sus ganas de intentar respirar…
-… adiós kagome…- fue todo lo que su boca dejo salir… aunque sentía unas ganas, incontenibles, de gritar, no pudo mas que susurrar… parecía que el mundo se iba a caer en mil pedazos sobre el… y si no era el mundo, era su cordura la que caería así…
-… hasta luego inuyasha…- dijo la joven, dando una ultima sonrisa, como una corta despedida… o mejor dicho un pequeño aviso de que volvería…
Y hubo un eco en su cabeza… la miraba irse, pero todo lo que escuchaba, sentía y respiraba… eran aquellas palabras… hasta luego inuayasha… no era un adiós, había dejado un "hasta luego" sellando con su nombre aquella partida… y no sabia como actuar, y mucho menos que decir o hacer… ella ya se había ido… y se quedo allí parado con el aire un tanto escaso, con el corazón en mano, y las esperanzas de volverla a ver…-… dios dame fuerzas para seguir respirando sin ella…- dijo mirando la silueta alejarse un tanto por la oscuridad…-…y no morir en el intento…- dijo dándose vuelta, caminando, e intentando respirar… ordenando un poco su razón, dando en cuenta que estas no eran sensaciones, o emociones… era una condena completa… era la manera mas sensata de darse por muerto… así… sin ella… quedando solo en su garganta un susurro para ella… hasta pronto kagome…
"He
decidido quererte en silencio
para que mis palabras no amarren tu
espíritu,
he decidido buscar el suelo bajo mis pies,
mas
allá de las fronteras de tu presencia."
