28 Días

(28 Days)

Por Rozefire

Traducido por Inuhanya e IR-CHAN

Disclaimer: aburrido… aburrido… aburrido… hacer qué? Escribir un disclaimer? Eso es como que te digan asear tu habitación…

------

------

Capítulo 5

Perdida y encontrada

------

------

"Shippo está aquí." Le informó Kikyo a Inuyasha cuando regresó a la recepción para dejar más fórmulas para que archivara.

"Y?"

"Y quiero que lo lleves contigo y lo hagas hablar." Kikyo apuntó al niño que estaba sentado en el mesón prácticamente al nivel visual con todos.

"No puedo, tengo una agenda ocupada y él no está en ella." Inuyasha señaló su tablero.

La respuesta de Kikyo fue agarrarlo precipitadamente y escribir algo entre dos de sus pacientes y regresárselo. "Si lo está – justo ahí, ves?"

"Tú escribiste eso!" Espetó Inuyasha.

"Duh!" ella volteó sus ojos y levantó el teléfono que había comenzado a timbrar. "Hola, Hospital Shikon, Hermana Kikyo hablando…?"

Inuyasha suspiró y recogió algunas de las acostumbradas formas que tenía que llenar. "Nunca has ido a rondas, mocoso?"

Shippo sólo movió su cabeza negativamente sin hablar.

"Es aburrido. Y sabes cuántas formas tengo que llenar por paciente?"

Otro movimiento de cabeza.

"Muchas." Inuyasha gruñó mientras las colocaba en orden.

Las cejas de Kikyo se levantaron ante la llamada. "Qué estoy usando? Ropa… Qué estás usando?"

Inuyasha señaló a Kikyo. "Y esto es lo que llamamos un ninfómano."

"Ninf-ó-mano…" repitió Shippo y le sonrió a Inuyasha.

"Qué, quieres una galleta por eso? Sé realista - y baja de ahí." Le dijo él al niño quien rápidamente se bajó del mesón.

Kikyo tiró el teléfono y golpeó su reloj. "Ve o estarás retrasado!"

"Vaya, quién despertó del lado equivocado de la caja de cartón esta mañana, eh?" Inuyasha esquivó otra pluma voladora y vivamente comenzó a avanzar en dirección de los pabellones de los pacientes. "Ahora escucha, cachorro, cuando yo le hable a los pacientes, tú no, de acuerdo?"

"Sí, tendré un verdadero problema con mantenerme callado." Replicó Shippo.

Grandioso, ahora tenía que revisar más pacientes – y niños pequeños nada menos! Como si el día no pudiera apestar más.

"Sólo mantente callado." Gruñó Inuyasha mientras se detenía en una de las puertas, él la abrió fatigadamente. "Esta es Kagome Higurashi y está…" él se desvaneció.

"Aquí no?" Shippo terminó por él.

"Oh mierda." Inuyasha miró alrededor y pasó su mano por su rostro con una expresión adolorida.

"Bueno, esto apesta." Comentó Shippo. "Todos tus pacientes intentan escapar a la primera oportunidad que tengan?"

"Sabes, sólo cállate y quédate aquí." Inuyasha empujó al niño en la habitación y cerró la puerta tras él antes de que pudiera escapar. Con esperanza sería demasiado bajo para alcanzar el picaporte. Eso le enseñaría por ser un sabiondo.

Ahora… tenía que ir a buscar otro paciente. Y este era más joven que el último, así que ella podría ir más lejos. Lo divertido era, sin importar lo rápido o lento, o lo viejo o joven que fuera el paciente… siempre terminaban en el mismo lugar.

"Pensé que podría encontrarte aquí." Dijo Inuyasha detrás de donde Kagome estaba sentada comiendo un sándwich. Ella saltó culpablemente y miró sobre su hombro.

"Eres tú, Gabriel?" ella fingió fascinación ante la vista de él. "Vienes a guiarme a las puertas del infierno - digo… cielo?"

"No es divertido." Dijo él bruscamente, teniendo una sensación de déjà vu con esto. Él lo deshizo y se sentó opuesto a ella. Aún estaba usando su pijama de hospital que se ataba en la espalda y todavía tenía su aguja intravenosa en su mano, así que al menos no se había rebelado completamente. "Qué estás haciendo levantada? Pensé que te dije quedarte en cama."

"No lo hiciste." Kagome mordió su sándwich lentamente. "Sólo te he hablado como… por sesenta segundos - durante el cual insultaste mi cabello, ropa y, me dijiste que mi doctor se había retirado así que tú estarías de reemplazo. No has sido exactamente el portador de buenas noticias para mi, sabes."

"Debes tener amnesia." Inuyasha se encogió de hombros. "Definitivamente te dije quedarte en cama."

"Estás seguro que eres un doctor?" Kagome se inclinó, frunciendo sus ojos críticamente. "Cuántos años tienes exactamente?"

"Es de mala educación preguntarle eso a alguien."

"También es de mala educación comentar sobre la apariencia de las personas." Ella sonrió cortamente. "Y qué es el cabello? Lo decoloras de ese color o es 'todo natural'."

Grandioso… ahora ella también estaba citándolo.

"Para tu información - es 'todo natural'." Él hizo marcas de citación con sus manos.

"De acuerdo…" dijo ella lentamente. "Esto es un poco extraño… y qué más? Realmente eres de cincuenta años? Es por eso que eres un doctor? Y te hiciste cirugía plástica para aferrarte desesperadamente a tu decadente juventud?"

"Quién dice que está muriendo?" Inuyasha se sentó bruscamente. "Mi rostro también es todo natural."

"Y también tienes extensiones de cabello - es por eso que te hicieron vivir como una mujer por un año antes de la operación final?"

Él no podía creer que alguien estuviera insultándolo aquí - una prueba considerada imposible de acuerdo a Miroku. "Escucha, niña-"

"Entonces cuántos años tienes… realmente?" Interrumpió Kagome con una sonrisa. "No estoy siendo maleducada, lo juro. Sólo estoy interesada."

Él la observó cuidadosamente por un momento antes de responder. "Veinte."

Kagome frunció con una incrédula sonrisa. "Sí verdad, y yo soy un Pavo de Navidad."

"Entonces mejor saca el relleno de ajo."

"No seriamente, cuántos años tienes?"

"Te lo dije." Él se encogió. "Es difícil de creer?"

"Sí! Considerando que toma seis años en la escuela de medicina para obtener una calificación y luego tienes que obtener recomendaciones y luego tienes que encontrar trabajo en un hospital lo cual no es exactamente un paseo en el parque. Tendrías que tener dieciocho para entrar en la escuela de medicina en primer lugar… así que al menos debes tener veinticuatro."

"Está bien - sabes demasiado." Dijo él cortamente. "Eso es muy inteligente para ti, sabes."

Kagome sonrió plácidamente. "Entonces realmente tienes cincuenta, no es así? Actúas así."

La paciencia estaba agotándose otra vez, "Cómo sabes toda esa basura?"

"Porque pensé en ser doctor por un tiempo." Kagome se encogió de mala gana. "Destelló mi interés, y cuando estaba buscando una Escuela de Medicina para asistir, me topé con una universidad que dictaba leyes."

"Quieres decir… ahora asistes a la escuela de leyes?"

"Sí."

Rápidamente Inuyasha hizo una señal de la cruz en su pecho. Kagome frunció. "Qué pasa con eso?"

"Abogados…" Inuyasha tembló. "Hacen que mi piel hormiguee."

Kagome se confundió por un momento antes de captarlo. "Entiendo… Pregunta uno del examen del doctor: Cómo es que no has sido demandado por mala práctica? Supongo que sales muy demandado."

"No, en realidad." Inuyasha cruzó sus brazos.

Cuando estaba teniendo una conversación con una chica como esta era fácil olvidar que era una paciente… y una paciente moribunda. De repente se le ocurrió qué era lo que se supone debía estar haciendo en ese momento, y no era coquetear… no, no… no coquetear… sólo hablar…

"Vamos, tienes que regresar a tu habitación antes de que las enfermeras descubran que te fuiste y quieran que yo pague por eso." Él se levantó.

"Oh bien, olvidé que ustedes los doctores se asustan de las enfermeras por aquí." Ella tosió detrás de su mano que sonó sospechosamente como un 'Wuss'.

"No asustado… sólo cauteloso…" él enderezó sus hombros. "Molestas a una enfermera y renuncian. Enfermeras que renuncian significa menos enfermeras. Menos enfermeras significa más trabajo para los doctores."

"Miedoso." Kagome se encogió. "Pareces el tipo de intimidar una enfermera."

"Como dije, intimida a una enfermera y luego resultas mordido por abogados chupasangre como tú. Pero puedes robarles cosas… eso está permitido." Él sonrió plácidamente. "Ahora vamos."

"Pero todavía no he terminado mi sándwich!" protestó ella.

"Y? No deberías estar comiendo! Te dije no hacerlo." Él la vio abrir su boca para protestar otra vez. "NO - SÉ que definitivamente te dije no comer."

"Por unas horas!" Kagome se movió por la banca, lejos de él. "Estaba hambrienta y han pasado doce horas desde que desperté!"

"Debiste haberlo consultado conmigo!"

"Bueno, no estabas visitándome! Pensé que habías sido golpeado por una cama fugitiva o algo - No lo sabría." Kagome sostuvo su sándwich más cerca. "Además, las únicas visitas que tenía eran enfermeras y se mantenían entrando cada cinco minutos durante la noche para ver que estuviera bien. Ves estas bolsas?"

"Son difíciles de perder."

"Las tengo porque absolutamente no dormí anoche." Kagome se bufó. "Tienes suerte de que no huyera en medio de la noche para echarme un sueñito."

"Como sea, regresarás a la cama. No me gusta que andes vagando por ahí - especialmente cuando tengo cosas importantes que hacer aquí." Él cruzó sus brazos. "No tengo tiempo para estar persiguiendo pacientes continuamente."

"Un momento." Ella metió lo último de su sándwich en su boca y le dio dos pulgares arriba para mostrar que estaba lista mientras masticaba.

Él movió levemente su cabeza y volteó sus ojos. "Entonces muévete."

Kagome se levantó, sin molestarse en apurarse por él y lo siguió al elevador. Entraron y las puertas se cerraron. Kagome miró alrededor. "Vaya, esta cosa es enorme…"

"Tiene que serlo." Él se encogió de hombros. "Para permitirle entrada a las camas."

"Oh sí…" Kagome asintió, recordando las cosas que había leído en libros y visto en dramas médicos en la T.V. Ella miró su apariencia en el espejo opuesto y puso una cara. Lucía más pálida de lo normal y su cabello inusualmente plano y menos abultado. Aunque… lucía aceptable.

"Te gusta lo que ves?" Inuyasha sonrió mientras ella examinaba su reflejo.

"Luzco muy bonita en este traje sin forma!" Chilló Kagome antes de darle una plana mirada. "Cuándo voy a tener mi ropa normal?"

"Cuando dejes de entrar y salir de los comas." Respondió él mientras las puertas se abrían.

Ella lo siguió hasta que alcanzaron su habitación y abrieron la puerta. "Ups - pensé que esta era mi habitación." Dijo ella cuando vio un pequeño niño sentado en su cama.

"No, lo es." Inuyasha la empujó adentro. "Shippo - quita tu trasero de esa cama y sal de aquí!"

"Te tomaste tu dulce tiempo!" gruñó Shippo.

"Pasaré más tarde, de acuerdo?" Le dijo Inuyasha antes de arrastrar a Shippo con él.

Kagome suspiró y se sentó en la cama para colgar sus piernas por un costado. "Ellos siempre dicen eso… pero nunca te visitan…"

------

"Qué estás haciendo?"

"Trabajo."

"Qué estás haciendo ahora?"

"Trabajo." Dijo de nuevo Inuyasha inexpresivo.

"Y ahora qué?"

"Trabajo."

"Qué estás haciendo?"

Inuyasha suspiró. "Haciendo pruebas en la sangre de Kagome."

"Qué estás haciendo?"

"Descuartizando a niños pequeños y cortándolos con una cuchilla para distribuirlos a los países del tercer mundo que están MUY hambrientos…" Inuyasha le dirigió una mirada a Shippo. "Nunca te callas?"

"Seguro!" Shippo pretendió cerrar sus labios. "Ves, me estoy callando ahora mismo. No escucharás una salida de mí! Puedo estar callado cuando quiero. Ves?"

Inuyasha apretó su mentón y continuó dejando caer pequeñas cantidades de sangre de Kagome en placas de vidrio y añadiendo químicos. Él repitió esto por lo que parecía la septuagésima octava vez y le dio a Shippo una mirada antes de deslizar la sangre bajo el lente de un microscopio.

Con un suspiro él miró por la parte superior y entrecerró los ojos mientras esperaba a que algo pasara. Podía ver el virus y podía ver la solución química que había añadido… no estaba pasando nada. Sólo estaban nadando por ahí como si estuvieran nadando en los baños.

"Esto es ABURRIDO!" Gritó Shippo de repente.

Inuyasha tiró un puño sobre la mesa, a punto de gritar, cuando se dio cuenta que Miroku estaba trabajando al otro lado de la mesa, el portalápices listo y esperando a su lado. Inuyasha cambió ese frunce y golpeó sus dedos contra la mesa. "Shippo… querido niño?"

"Podemos hacer algo más? Has estado sentado sobre tu trasero por una hora y estoy aburrido!"

No había nada comparado a cómo se sentía la espalda de Inuyasha entonces. Estaba intentando encontrar algún tipo de tratamiento que curara el virus de Kagome… pero hasta ahora no se veía muy prometedor. Había intentado cada químico en el laboratorio y aún no había señal de una cura.

"Ve a jugar entonces." Le dijo Inuyasha a Shippo con una pizca de molestia.

"Con qué?"

"No lo sé… cianuro?" Inuyasha se encogió mientras movía distraídamente una botella de Xycrophobin alistándola para el uso. "Es eso o un perdigón…"

"No veo ninguno." Shippo cayó al piso y comenzó a rodar de un lado a otro. Bueno parecía mantenerlo entretenido así que Inuyasha lo dejó.

Miroku levantó la mirada de donde estaba haciendo un crucigrama. "No deberías estar usando guantes?"

"Sí." Inuyasha se encogió, ignorando su implícita advertencia.

"No quieres adquirir ese asqueroso virus, verdad?"

"Depende… tal vez me daría incentivo para encontrar una cura si lo tuviera." Respondió Inuyasha, ahora comenzando a botar la botella de mano en mano. "No has visto a Sango todavía?"

"Ella no vino para su cita." Dijo Miroku, antes de chasquear de repente sus dedos. "Eso me recuerda - ella dijo que le gritaste al menos dos veces durante su consulta - eso significa…" él movió el medio lleno pote con un ruido metálico.

"Tienes que estar bromeando…" gruñó Inuyasha.

"Doscientos yenes, por favor."

Inuyasha gruñó y sacó dos monedas. "Esto mejor que vaya a los gatitos ahogados o huérfanos o lo que sea…"

"Seguro…" Miroku no estaba preocupado en uno o el otro, significaba que este dinero estaba saliendo directo del bolsillo de Inuyasha al de Miroku.

Inuyasha comenzó a preparar otra placa con una pequeña gota de sangre de Kagome cuando Shippo comenzó a molestarlo otra vez. "Y entonces él despertó… de un coma de seis años… para descubrir… que no había envejecido un día."

Inuyasha miró lentamente a Shippo que aún estaba acostado en el piso con sus ojos cerrados haciendo su propia narración. Lentamente Shippo se sentó y miró alrededor como confundido. "Quién soy? Dónde estoy?"

"Oh dios mío…" La mano de Inuyasha cubrió sus ojos.

El comentario de Shippo continuó. "Un chico de quince… atrapado en el cuerpo de uno de nueve años… sin notarlo." Él se levantó y caminó hacia uno de los gabinetes de vidrio para ver su reflejo. "Esa es mi cara?"

"Oye!" Miroku se animó. "Yo solía jugar al coma también!"

Shippo volteó. "No es genial?"

Inuyasha estaba haciendo su mejor esfuerzo por ignorar a esos dos tontos y añadió el Xycrophobin a la sangre para deslizarla bajo el microscopio. Miró la reacción por un momento antes de que su ojo captara un nuevo movimiento. El Xycrophobin estaba moviéndose para absorber el virus alrededor de los glóbulos rojos… rodeándolo y atrapándolo dentro de sus propias paredes.

"Lo tengo!" gritó él de repente.

Muy de repente la placa desapareció de vista y él se sentó, parpadeando, preguntándose a dónde demonios se había ido.

"Qué tienes?" dijo Shippo, mirando la placa críticamente. "Espero que no sea contagioso…"

"Dame eso!" Inuyasha se la arrebató antes de blandirla ante Miroku. "Soy un genio o soy un genio?"

"Encontraste una cura?" Miroku se veía levemente asombrado.

"Tal vez."

"Tal vez?" repitió Miroku.

"No estoy seguro todavía, pero parece haber detenido el virus a su paso…"

Hubo un sonido de vidrio rompiéndose y ambos miraron para ver que Shippo había dejado caer dos vasos de precipitados de líquidos interesantemente coloreados en el piso. "Ups."

Inuyasha los reconoció de una vez. "Oh no!"

Los dos químicos se juntaron…

------

"Ve a casa y comienza a HABLARLE a tu madre, de acuerdo?" gruñó Inuyasha mientras continuaba intentando limpiar todo el humo negro de su rostro y cabello. "No quiero verte de regreso en este hospital a menos que sea para una vasectomía, entiendes?"

"Vasectomía… entiendo." Shippo continuó frotando su propio rostro del humo negro causado por el pequeño accidente en el laboratorio. De repente él se detuvo y pareció pensativo. "Aunque…"

"Qué?" Inuyasha le frunció.

"No recibo nada por todo mi problema?"

"No."

"Oh vamos!" Rogó Shippo. "Me quedé en el hospital todo el día y no recibo un recuerdo?"

"No."

"Qué tal tu estetoscopio?"

"No!" Inuyasha acarició su estetoscopio cariñosamente. "Esa es mi cosa de doctor - no puedes tenerlo!"

"Oh…" Shippo agitó sus puños. "Vas a darme algo o… o… o - no le hablaré a mamá!"

"Oh, hablarás!" Inuyasha levantó un amenazante puño.

"No lo haré! No es difícil mantenerse callado, sabes." Shippo frunció. "Dame chocolate!"

"No!"

"El bazo de alguien?"

"Dios, no!"

"Oh vamos!" Shippo chilló. "Tienes que darme algo o regresaré mañana."

Inuyasha se tensó.

"Me llevaré tu pluma genial de doctor." Dijo Shippo casualmente.

"Mi pluma?" Él miró su pluma y frunció. "Pero es mi favorita…"

"Bien… conserva la maldita pluma… y regresaré mañana." Shippo cruzó sus brazos.

Inuyasha mordió su labio antes de gruñir y dejarlo en las manos de Shippo. "Bien! Ahora piérdete y no regreses!"

Felizmente Shippo salió por la puerta hacia la sala de consulta al mismo tiempo en que Kikyo entraba. Ella observó salir al niño y miró acusadoramente a Inuyasha. "Tú le diste mi pluma?"

------

Continuará…

------