28 Días

(28 Days)

Por Rozefire

Traducido por Inuhanya e IR-CHAN

Disclaimer: Todavía planeo chantajear a Rumiko Takahashi, o al menos sobornarla… tal vez amenazarla… tal vez secuestrarla. Pero de nuevo, probablemente soy demasiado buena para ser así de mala…

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Capítulo 6

Cinco fases

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"Fei!" Inuyasha entró en su laboratorio con una plácida mirada.

"Si has venido a decirme sobre la escasez de plumas en recepción - lo sé!" dijo ella rápidamente. "Kikyo ya se quejó."

"No es eso." Inuyasha colocó una placa de vidrio sobre sus papeles. "Encontré una cura!"

"Para qué? Un resfrío?" ella lo miró sobre sus espejuelos. "Porque probablemente necesito uno de esos para-"

"No - no prestas atención?" él volteó sus ojos impacientemente. "Sabes de esa chica que ingresó hace unos días - la que se mantiene entrando y saliendo de comas y el Dr. Hatsuyo no sabía que le pasaba?"

"La paciente del Dr. Hatsuyo?" la mujer retiró sus gafas. "Sí, sé de ella. Cómo está el vejete?"

"No lo sé, no me importa." Dijo Inuyasha rápidamente y apuntó la placa. "Echa un vistazo!"

La Dra. Fei suspiró y cansadamente haló su microscopio hacia ella y deslizó la placa bajo los lentes. Miró por la parte superior y observó tranquilamente. "Qué estoy mirando?"

"Una cura!" dijo Inuyasha. "Duh."

"Creo que mejor le das un vistazo." Ella empujó el microscopio hacia él.

Con un frunce, Inuyasha le dio una mirada. Para su desaliento… el Xycrophobin (no es una droga de verdad, así que no la tomen si resultan picados por una abeja, de acuerdo?) se había desintegrado alrededor del virus… y el virus estaba libre para destrozar todo a su paso otra vez. Él se enderezó con una mirada pensativa. "Ah…"

"Parece que sólo encontraste un tratamiento… no una cura…" la Dra. Fei golpeó su brazo suavemente. "Pero buen trabajo, la detendrá de caer en comas cada cinco minutos."

"Pero… aún morirá." Dijo Inuyasha llanamente. "Cuál es el punto de dárselo?"

"Cuál es el punto?" La Dra. Fei lo miró asombrada. "Al menos estará despierta para experimentar los últimos días de su vida… libre de dolor. Aunque tendrá que tomarlo cada veinticuatro horas para que funcione."

"Supongo…" Inuyasha suspiró.

"Mejor vas a decirle que tienes un tratamiento que lo hará más fácil. Mejor dáselo antes de que entre en coma otra vez." La Dra. Fei notó su expresión levemente culpable. "Le has dicho, no es así?"

"Um… estoy trabajando en eso…" respondió él lentamente.

"Inuyasha!" gritó ella de repente. "Esa chica tiene menos de un mes para vivir! Tiene que saber eso de lo contrario podría desperdiciarlo! Ve a decirle en este instante!"

"Pero tengo pacientes!" rugió él.

"Entonces ve a decirle cuando tengas algo de tiempo libre! Juro, Inuyasha, si desperdicias la vida de esta chica porque eres muy gallina entonces te sacaré de este hospital antes de que puedas decir 'Kikyo tiene mi pluma!' Entiendes?"

"Fei!" exclamó él. "Eso no es justo!"

"Sí lo es - y cuántas veces tengo que decirte no llamarme Fei!" respondió ella. "Llámame mamá!"

"Dios, eres tan… tan… respetuosa de las leyes!" gruñó Inuyasha y salió.

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"Cuál es el problema, Doc?"

Momentáneamente, Inuyasha miró a su paciente y se obligó a no responder. "Nada…"

"Es problema de chicas. Lo es, verdad?" el hombre asintió. "Sí, sé cuando un muchacho como tú sufre de problemas de chicas."

Inuyasha miró al anciano y no pudo contener la mofa. "Y qué sabes de chicas."

"Yo fui joven alguna vez, sabes." Le dijo el hombre. "No nací de setenta años."

"Estás seguro?"

"Muy seguro." El hombre asintió. "Sé todo lo que hay que saber de mujeres. Fui el completo mujeriego en mis días."

"Sí… y mi nombre verdadero es Dolly." El joven doctor se bufó. "Cuántas mujeres has tenido entonces?"

"No estamos más en dobles dígitos." El hombre toco su nariz.

"Sí," Sí, eso era creíble.

"Sabes, es maravilloso cuando un hombre envejece, verdad?" dijo el paciente mientras Inuyasha envolvía una banda de presión sanguínea en su brazo. "Cuando tienes veinticinco… estás atraído a las mujeres de veinte a treinta años… cuando tienes cuarenta… las de treinta a cincuenta comienzan a verse aún mejor…"

"Estás diciendo que una vieja y arrugada ciruela pasa es más atractiva que Pamela Anderson para ti?" dijo Inuyasha mientras encendía la máquina.

"Bueno… en realidad… cuando golpeas los setenta - todas comienzan a verse muy bien." El hombre se rió ahogadamente. "Qué tal suena el sábado en la noche para ti, Dolly?"

Inuyasha retiró la banda no muy gentilmente. "No me provoques. Sabes que estoy completamente comprometido."

"Tú te lo pierdes." El anciano se encogió de hombros.

Inuyasha se ocupó en continuar el examen físico mientras otras cosas pasaban por su mente. Cómo iba a decirle a alguien que estaba muriendo. Sabía que la parte fácil iba a ser sólo decir las palabras 'estás muriendo'. Pero la parte siguiente era su reacción… cómo iba a manejar eso. Eso era por qué no le gustaba manejar pacientes moribundos… no era fácil.

Cuando terminó finalmente con el 'mujeriego' bajó a recepción, esperando detener el tiempo. No tenía nada que hacer más que ir a almorzar… y realmente no estaba muy hambriento.

"Kikyo…" preguntó él cuando llegó. "Tengo alguna emergencia que atender?"

"Otra que una reunión de emergencia con el banco?" Kikyo no se molestó en levantar la vista. "Porque cuánto has perdido con Miroku hasta ahora… tres mil yenes creo…"

"Cállate. No quiero hablar de eso." Inuyasha suspiró. "No hay personas con manos atascadas en tostadoras?"

"Hoy no."

"Personas sin dedos… piernas colgando…?" Inuyasha suspiró. "Nada…? Ni Sango?"

"Como dije, hoy no." Repitió Kikyo calmadamente.

"Personas con plumas enterradas en sus ojos?" Inuyasha suspiró fuertemente.

Kikyo apretó su puño alrededor de la pluma que estaba sosteniendo. "Tal vez la habrá en un minuto si no te largas."

Inuyasha debatió en irse o sufrir una seria lesión en el ojo… la lesión en el ojo podría esperar en tiempo… pero realmente no deseaba tener una pluma enterrada en su ojo por Kikyo… hm… mejor moverse.

Realmente no había caso en andarse con rodeos en esto, sólo tenía que terminar y manejarlo como le había sido enseñado en teoría. Ser consolador… estar ahí… no huir… intentar no crisparse… SER AMABLE!

"Puedo hacer esto…" se animó él a sí mismo mientras avanzaba hacia el pabellón de la habitación de Kagome. Cuando se vio desacelerando inconscientemente, se pateó mentalmente para moverse y apurarse de nuevo. Tenía que hacer esto, no podía posponerlo mucho más…

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"Mamá! Dejarías de preocuparte? Estoy bien!" Dijo Kagome mientras intentaba levantarse de su cama por enésima vez, pero sólo era recostada por su madre.

"El doctor dijo estricto descanso en cama para ti." Dijo su madre severamente, remetiendo las sábanas en la forma en que una madre aprendía cómo retener y aprisionar a sus hijos en sus camas.

"Eso fue el doctor anterior!" Se retorció Kagome. "El nuevo joven dijo que puedo ir de compras mañana."

"Uh-huh." Su madre cruzó sus brazos. "Cuéntame otro."

"De acuerdo… fue una mentira… pero me dejó ir a la cafetería." Intentó Kagome, pero después de recibir varias miradas serias, ella cruzó sus brazos. "Bien… me AUSENTÉ SIN PERMISO en esa."

"Kagome… no deberías desobedecer a los doctores. Ellos están aquí para ayudarte." Dijo su abuelo lentamente. "Respeta a tus mayores…"

"Lo conoces?" Kagome volteó sus ojos. "Él es como de quince años."

"Es mayor que tú." Su madre frunció. "Aún es tu mayor. Podría curarte."

"No necesito cura!" Kagome sonrió. "Estoy bien! Podría escalar en Monte Fuji sin un bastón - no necesito doctores! Estoy mejor."

El abuelo y la mamá suspiraron juntos y Kagome los miró. "Qué pasa con ustedes dos… se ven como si alguien hubiera muerto…"

La madre de Kagome hizo un pequeño sonido en su garganta y su abuelo inhaló profundamente.

Hubo un golpe en la puerta e Inuyasha entró antes de que alguien pudiera decir 'adelante'. Miró entre Kagome y su familia antes de llamar a su madre y abuelo. "Puedo hablarles a los dos?"

Ellos asintieron y lo siguieron por la puerta al corredor.

Kagome tomó la maravillosa oportunidad de tiempo a solas para vestirse apropiadamente, viendo cómo el traje sin espalda estaba poniéndola nerviosa.

Inuyasha guió a la familia de Kagome a una corta distancia lejos de la puerta para que no fueran escuchados. "No le han dicho todavía?" preguntó él directo.

"Pensamos que ya le había dado la noticia. Casi arruinamos la sorpresa cuando llegamos." Remarcó el abuelo secamente.

"Aún quieren que se lo diga?" preguntó Inuyasha, rezando secretamente por que cambiaran de opinión.

"Sí… creo que sonará más creíble viniendo de un doctor." Su madre dejó caer su mirada. "No quiero que me odie…"

"Ella no lo haría si lo hiciera." Inuyasha se encogió como si no le preocupara, pero de repente su interior se sintió tembloroso. No era una sensación a la que estuviera acostumbrado. "Escuchen… vayan por un helado o lo que sea… iré a decirle… quédense por aquí, ella podría querer hablarles después."

Las probabilidades de querer hablar con alguien después de ser informada de tan horribles noticias eran muy altas… necesitaría consuelo o algo, e Inuyasha no era el indicado para dar ese tipo de cosas. Mejor era tener a su familia cerca.

Inuyasha los observó alejarse antes de regresar a la habitación… sólo para atrapar a Kagome a punto de ponerse su pantalón. Ella gritó y cubrió su pecho con la prenda. "Nunca escuchaste de golpear!"

"Relájate - soy un doctor. No hay nada que no haya visto antes." Él movió su mano y fue a sentarse en la silla al lado de su cama.

"Discúlpame…" ella lo miró. "Te importa volverte… sólo por un segundo?"

Él estuvo por negarse… antes de darse cuenta que ella era del tipo obstinado y podría estar sentado aquí todo el día esperando que se cambiara. Tampoco quería decirle a una chica que estaba muriendo cuando estaba sin camisa… Así que con un suspiro y un gruñido le dio la espalda y esperó.

Hubo algo deslizándose y moviéndose tras él y unos momentos después Kagome dijo, "Terminé."

Inuyasha volteó y se paralizó. Ahora qué debía decir? Kagome se sentó en su cama y cruzó sus piernas mientras él parecía estar meditando. Ella esperó unos segundos antes de inclinarse a un lado y mover su mano. "Hola…? Quieres algo?"

"Uh… sí…" él levantó una mano hacia su boca, a punto de morder su garra, cuando se detuvo y obligó a bajar su mano. Ese era un hábito muy viejo… y sólo probaba lo nervioso que estaba entonces.

"Crees que puedas liberarme pronto?" preguntó Kagome de repente. "Quiero decir… me siento genial y alegre y lo que sea… y mi primera clase comienza el próximo lunes, y no quiero perderla."

"Ah…" Inuyasha asintió con una leve mueca.

"Y realmente he estado esperando esta oportunidad!" Dijo Kagome rápidamente. "Y juro, si me vuelvo abogada nunca trabajaré en una acción judicial contra ti!"

"Um… Kagome…"

"A menos que hayas sido un bastardo con uno de tus pacientes. Molestado a alguien… matado a alguien deliberadamente… o realizado mala práctica-"

"Kagome! No vas a ir a la Universidad." Espetó él de repente.

"Qué?" frunció ella.

"- Todavía." Añadió él rápidamente, no queriendo derribarla a las llamas tan pronto. "Hay un problema… con tu virus…"

La boca de Kagome se abrió por un momento como si quisiera decir algo, la cerró antes y esperó que continuara.

"El virus está atacando tu cuerpo… agresivamente…"

"Eso no es bueno…" supuso ella.

Inuyasha se inclinó hacia adelante para descansar sus antebrazos contra sus rodillas. "No, no lo es. Porque al paso que está trabajando estarás muerta en menos de un mes."

Kagome hizo una mueca levemente como si hubiera sido abofeteada y lo miró en completo silencio. La habitación prácticamente era a prueba de ruido para que ningún sonido de afuera pudiera escucharse… y el silencio total en la habitación se estaba volviendo casi insoportable. Lentamente su mirada cayó al piso, pero no hizo esfuerzo por hablar.

"Afortunadamente hay una droga con la que puedo tratarte… es experimental, pero si tomas una dosis diaria entonces no entrarás más en comas." Continuó Inuyasha. "También hay un proceso de tratar con la muerte con la que necesitarás familiarizarte… Sé que es un shock, pero no te queda mucho tiempo, así que tendrás que hacer la mayoría en el tiempo que tienes."

"Basta…" Kagome levantó sus manos. "Deja de hablar."

Inuyasha se calló.

Kagome se sentó en silencio antes de mirarlo con shock y temor. "Estoy muriendo?"

"Sí…" dijo Inuyasha lentamente. "Si quieres puedo llamar a tu familia para-"

"No." dijo Kagome rápidamente. "Yo… creo que necesito… tiempo… para pensar en esto…"

"Quieres estar sola-"

"Sí." Dijo Kagome cortamente, sin mirarlo.

"Bien…" Dijo Inuyasha suavemente y dejó la habitación sin otra palabra. Él cerró la puerta tranquilamente y se volteó para quedar cara a cara con la madre de Kagome.

"Le dijiste?" preguntó ella rápidamente.

"Sí…"

"Cómo está - puedo verla ahora-"

"No - denle un minuto." Inuyasha la alejó una corta distancia. "Necesito hablar con ustedes de algo."

La Sra. Higurashi se movió ansiosamente, más como si quisiera hablarle a su hija que a su doctor. "Sí?"

"Hay cinco fases para aceptar la muerte - lo cual aplica para ambos, la persona muriendo y la familia de esa persona." Dijo Inuyasha firmemente. "Usualmente va en el mismo orden… Negación, Rabia, Negociación, Depresión… y finalmente Aceptación. Es posible que Kagome alcance la fase final para el final del mes…"

"Sí…" La Sra. Higurashi miró lentamente hacia la pared opuesta.

"Tiene que estar ahí para ella - pero también tiene que entender que ella va a estar furiosa y puede que descargue su rabia con usted. Puede parecer que la odia, pero no debe dejar que cause rupturas en este punto. Ella no tiene mucho tiempo así que es vital que se sienta segura y consolada por su familia." Explicó Inuyasha. Él lo había leído y estudiado todo antes… pero esta era la primera vez que lo había puesto en práctica.

La madre de Kagome comenzó otra vez. "Qué tan pronto aceptará esto-"

Un fuerte estrépito dentro de la habitación de Kagome cortó su oración e Inuyasha se había ido de su lado para abrir la puerta. "Kagome!"

"Jódete! Y todo tu estúpido equipo!" gritó Kagome mientras empujaba el monitor del corazón. "Por todo lo que vale ya podría estar muerta!"

Millones de yenes se habían ido en ese equipo y él hizo una mueca cuando el monitor se despedazó en el piso, pero lo enfrentó. No era una pérdida personal. "Kagome, creo que debes sentarte por un momento y-"

"Y hablar!" Kagome se volteó hacia él, pateando la cama furiosamente. "Eso es todo lo que tú haces, no es así? TÚ HABLAS! No haces nada para ayudarme! Deberías estar allá afuera encontrando una cura! Pero sólo estás diciéndome tranquilizarme! NO me calmaré!"

Rápidamente Inuyasha la agarró cuando iba a atacar otro equipo sobre la cama. "Basta! Tienes que calmarte!"

"No!" Kagome lanzó su peso para soltarse. "Soy la que está muriendo aquí! No tú! Suéltame!"

"No hasta que te calmes!" espetó él.

"Suéltame! Suéltame! SUÉLTAME!" gritó ella a todo pulmón y se retorció violentamente.

Ella no iba a calmarse, eso era muy obvio. Él miró hacia la puerta abierta. "KIKYO!"

Él le dio unos segundos antes de gritar otra vez. Pronto ella apareció en la puerta, conociendo la orden para el momento y tenía una inyección de morfina lista. Ella avanzó mientras otras enfermeras y Miroku se reunían en la puerta.

"Mantenla quieta!" Le dijo Kikyo a Inuyasha cortamente.

"Suéltenme! Bastardos! Todo esto es su culpa!" Kagome pateó y se sacudió, casi soltándose.

Inuyasha la sujetó otra vez, firmemente y la mantuvo con inmedible fuerza que la previno de mover sus brazos por todos lados. Rápidamente Kikyo tomó la mano de Kagome que aún tenía la aguja intravenosa y fijó la jeringa en ella. Ella le dio la dosis rápidamente antes de que Kagome pudiera soltarse con su propia fuerza nacida de la rabia.

Cuando terminó ella retrocedió y señaló la cama. "Acuéstala - cuatro puntos amarrados."

"Dejen de tratarme como una loca!" gritó Kagome mientras Inuyasha y Miroku se unían para cargarla a la cama y la sujetaban mientras cuatro enfermeras llegaban a su lado para amarrar suaves ataduras alrededor de sus muñecas y tobillos. La Sra. Higurashi permaneció en la puerta con una mano presionada en su boca y lágrimas salían de sus ojos.

Rápidamente Kagome estaba comenzando a caer en estupor, sólo murmurando suaves insultos y gruñidos cuando los sedantes comenzaron a tener efecto en ella. Cuando sus ojos se cerraron y su cabeza rodó hacia un lado, todos soltaron un suspiro de alivio.

"Supongo que es seguro decir que ha pasado a la fase dos en este momento…" Le dijo Inuyasha a Kikyo tranquilamente quien asintió. "Manténganla vigilada y díganme al minuto que despierte."

Otra vez Kikyo asintió e Inuyasha comenzó a espantar a las enfermeras. "Esto no es un culebrón - piérdanse!"

De repente la cama comenzó a sacudirse y todos miraron a Kagome para ver que su cuerpo estaba convulsionando fuertemente. Inuyasha maldijo de una. "Mierda!"

"Está reaccionando al sedante." Declaró Kikyo calmadamente, manteniendo una cabeza fría mientras se apresuraba al lado de la cama. "Dónde está el desfibrilador?"

"Ella lo destruyó." Inuyasha miró a las otras enfermeras. "Traigan uno aquí ahora! Muévanse!"

Mientras las enfermeras iban a traer una nueva máquina Inuyasha fue al lado de la cama y trató de detener a Kagome de causarse algún daño. Él le dio órdenes a Kikyo mientras iba. "Revisa su boca - no la dejes tragar su lengua! Cuál es su PS?"

"No lo sé - también lo arruinó!" Dijo Kikyo fuertemente mientras revisaba la boca de Kagome.

El desfibrilador llegó al mismo tiempo en el que Kagome dejó de convulsionar. Rápidamente Inuyasha revisó su pulso y suspiró. "Entró en coma de nuevo…"

Hubo un suspiro ante ese anuncio y Miroku cruzó sus brazos. "Toda esa carrera para nada…"

"Bueno…" Inuyasha miró alrededor el estado de la habitación e hizo una mueca. "Remplacen el equipo y mantengan esas ataduras en ella. La quiero examinada cada cinco minutos y al momento que despierte alguien tiene que ir y encontrarme. No la suelten de esas ataduras hasta que yo diga."

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Continuará…

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