28 Días

(28 Days)

Por Rozefire

Traducido por Inuhanya e IR-CHAN

------

------

Capítulo 12

Un giro hacia lo peor

------

------

Miroku volteó la esquina en el laboratorio y se detuvo en corto cuando vio que Inuyasha estaba adentro. No era que Inuyasha estuviera haciendo algún trabajo… de hecho estaba arrancando páginas de su bloc y arrugándolas en pelotas para hacer malabares. Miroku miró su reloj con un frunce. "No deberías estar acostado en tu cama ahora? Deberías haberte ido hace horas."

"Estoy aquí todas las noches, Miroku. Lo sabes." Dijo Inuyasha imparcial, lanzando dos pelotas en la caneca opuesta a su mesa y arrancó tres nuevas de su libreta.

"Sí… pero usualmente estás trabajando…" En una cura para Kagome.

"Ahora no. No puedo molestarme en ir a casa. Cuál es el punto? Tengo que regresar de nuevo en seis horas."

"Oh maldición… estás deprimido?" Miroku suspiró. "Porque si lo estás - creo que necesitas tomarte unas vacaciones."

"Muérdeme."

Miroku se movió incómodo. "Escuché lo que pasó… transferiste a Kagome a Kouga." Todos sabían que Inuyasha nunca le daría voluntariamente un paciente a Kouga… tal vez a alguien más… pero nunca a Kouga. "Supongo que el consejo médico descubrió sobre-"

Él se detuvo corto cuando el bloc que Inuyasha estaba usando lo golpeó en la cara. Miroku se sonó y meneó su nariz, revisando si estaba rota. "Bien… puedo ver que no quieres hablar de eso. Así que seguiré mi camino."

Inuyasha continuó haciendo malabares hasta que se quedó sin papel y la caneca estuvo sobrecargada con pelotas. Él suspiró y golpeó sus dedos contra el escritorio, preguntándose qué demonios debía hacer ahora. Estaba cansado… pero no quería ir a casa… si algo se estaba sintiendo culpable por abandonar su búsqueda por una cura.

Tal vez debería jugar al coma para pasar el tiempo…?

------

"Aquí está el resto de la investigación de Inuyasha en la enfermedad." Aki bostezó mientras le alcanzaba a Kouga unas carpetas.

"Algún incidente registrado de ella perdiendo en control motor en sus piernas?" preguntó él.

Aki movió su cabeza, frotando sus cansados ojos mientras permanecía en su escritorio.

"Entonces este es un nuevo desarrollo." Remarcó Kouga. "Bien… envía a las chicas a revisarla durante la noche, de acuerdo?"

Aki asintió levemente hasta fruncir. "Alguna de las demás han notado que está echando para atrás."

"Echando para atrás?" Kouga le frunció.

"Sí… bueno… como, ayer parecía toda feliz… hoy regresó a la Fase Cuatro… Depresión. No comió, no habló, no salió…"

Kouga movió su cabeza. "Eso no causa depresión. Quién podría ponerse emocional por esa alcornoque?"

'Kikyo…?' Fue la silenciosa adivinanza de Aki.

"Puedes regresar a tus deberes." Le informó Kouga abruptamente.

Aki ahogó otro bostezo y dejó su sala de revisión para regresar a sus rondas. Su primera parada por supuesto fue la habitación de Kagome. Abrió la puerta tranquilamente y sonrió mientras se acercaba a la cama. "Estás bien, Kagome?"

El inexpresivo rostro de Kagome permaneció mirando directo al frente hacia la pared opuesta. Había estado postrada en la cama durante el último día ahora que no podía usar sus piernas. No había dicho una palabra desde entonces.

"Necesitas algo?" preguntó Aki.

Kagome no respondió… casi como si no hubiese escuchado nada. Aki no dejó mostrar su preocupación y sólo sonrió plácidamente mientras se dirigía de nuevo hacia la puerta. "Usa el botón para llamar si quieres algo, siempre hay alguien por el corredor si los necesitas."

Kagome aún no respondió.

Aki cerró tranquilamente la puerta tras ella y fue a revisar uno de los más recientes pacientes de Miroku. Sango.

Alguien realmente debió haberle advertido a Aki que Sango hablaba rápido y podía sacar casi todo lo que quisiera de una persona…

------

"Aquí hay alguien que salió de la cama del lado equivocado." Sango saludó a Inuyasha la mañana siguiente. Lo había escuchado venir… los varios gritos furiosos lo habían delatado. Luego notó que todavía estaba con la misma ropa de ayer. "O debo decir caer de la banca de trabajo… qué te pasó?"

"No comiences conmigo, Sango." Gruñó él con rabia apenas contenida. "No estoy de humor para preguntas rápidas."

"Es por Kagome, no es cierto?"

"No."

"Kouga?"

"No!"

"Es por los dos?" Sango hizo una mueca. "Ooh… eso suena a picado."

"Lo es - espera - cállate Sango!" Espetó Inuyasha y se precipitó al lado de su cama.

"Déjame adivinar…" Dijo Sango vagamente mientras tomaba sus brazos y comenzaba a desenrollar los vendajes. "Estás muy cansado o asustado de cuidar a Kagome así que se la entregaste al Doctor Kouga?"

Inuyasha se paralizó y la miró.

"Justo una puñalada en la oscuridad." Su tono era ligero pero ella no forzó una sonrisa. Por primera vez lo miró molesta. "Tus enfermeras hablan demasiado sobre tus otros pacientes."

Los puños de Inuyasha se apretaron. "No deberían, es contra la regulación. No deberías saber el nombre de Kagome."

"Qué voy a hacer con él?" Sango volteó sus ojos. "Mi profesión me compromete a la confidencialidad. No estoy autorizada a hablar sobre mis clientes de pacientes a nadie… tampoco lo haría por ti."

La expresión de Inuyasha permaneció paciente mientras volteaba sus manos de un lado a otro para revisar sus muñecas.

"Entonces eres un cobarde, realmente eres tan frío como para deshacerte de un paciente?" preguntó Sango de repente. "Supongo que realmente no te gustan tus pacientes después de todo. Supongo que todo lo que ves cuando nos miras es un producto. Los que se van son llevados directamente para el ataúd - los que viven son embarcados tan pronto como sea posible."

"Vaya forma de demostrar lo que sabes." Respondió Inuyasha apretadamente.

"Dios… No sé por qué lo intento…" Sango resopló y movió su cabeza. "Eres tan idiota que también quiero entregarla a Kouga. Tal vez se preocupe más… y SÉ que tiene más modales."

Inuyasha 'accidentalmente' presionó muy duro en sus curadas incisiones.

"Ow!" Sango retiró su brazo. "Cuidado!"

"Oops." Dijo él nada convincente y haló sus manos. "Cómo se sienten?"

"Lista para hacer huecos en ciertas cabezas duras." Siseó Sango entre dientes. "Quieres ver?"

"Déjalo Sango. Mis pacientes no son asunto tuyo - así que cállate y concéntrate en curarte de una vez en vez de meter tu nariz en los asuntos de otras personas." Espetó Inuyasha.

"Debería darte un pedazo de mi mente…" le gruñó ella.

"Antes de que hagas eso mejor asegúrate de que tengas suficiente para desperdiciar." Él sonrió.

"Oh que gracioso…" Sango le dio una fulminante mirada. "Me encantaría continuar la batalla de inteligencia pero no pareces tener mucha munición."

"Como sea…"

"Supongo que te enorgulleces…" Provocó Sango. "Enfermando a una pobre joven."

"A quién? A ti?" Inuyasha resopló. "Apuesta que sí."

"Estoy hablando de Kagome." Espetó Sango.

Inuyasha le disparó una ilegible mirada antes de fruncir sus ojos. "De qué hablas? Kagome está bien."

Sango rió sin humor. "Oh seguro… no está enferma! El hecho de que perdió el uso de sus piernas debido a un deterioro muscular - gracias a ese virus que la matará pronto! Oh - y Kouga también ha actualizado su expectativa de vida! No tiene dos semanas… tiene tres días máximo para vivir."

Inuyasha la miró.

"Felicitaciones, Doctor. Has conseguido evitar que otro paciente muera contigo." La mirada de Sango casi era lívida, aunque no conozca a Kagome. "Pero supongo que está dirigiéndose hacia ese ataúd desde el principio…"

"Quién te dijo todo esto?"

"Una de las enfermeras. Anoche."

"Cuál?"

"Como si fuera a decirte eso." Sango flexionó sus dedos enojada, algo que sólo había podido hacer recientemente. "Todo lo que necesitas saber es que es tu culpa."

Inuyasha movió su cabeza. "No sabes nada. Cómo puede ser mi culpa - hice todo lo que pude por ella!"

"Y un poco más también, lo sé!" espetó Sango. "Pero luego actúas todo frío y calloso con ella y la entregas a otro doctor sin explicar por qué! La pobre chica probablemente piensa que la odias - probablemente piensa que va a morir sola, no amada y paralizada!"

Inuyasha abrió su boca para desquitarse pero Sango fue muy rápida. "Eso es tu culpa! Ve a verla ahora mismo y discúlpate!"

"Un momento - soy tu doctor! No puedes decirme qué hacer!"

"VE!" gritó Sango y señaló la puerta.

"No!" Inuyasha mantuvo su posición. "Oblígame!"

"O juro que te arrepentirás!" Siseó Sango tan peligrosamente que Inuyasha reconsideró su decisión.

Después de unos momentos de silencio Sango habló. "Lo estás reconsiderando?"

"Estoy reconsiderando, reconsiderando." Él apretó sus puños. "Bien… Iré DESPUÉS de que vea a mis otros pacientes."

Sango se echó hacia atrás molesta mientras lo veía salir. Cuando se fue estalló en una amplia sonrisa. "Novato…"

Kagome era más inteligente de lo que le daban crédito…

------

El Sr. Takeo fue el siguiente paciente en sus rondas, pero infortunadamente… Tenía que compartir al ciego con Miroku. Alguien que Inuyasha no deseaba ver o hablar en ese momento.

"Viste a Kagome recientemente?" preguntó Miroku distraídamente cuando Inuyasha llegó a la sala de revisión.

"Debería verla?" respondió Inuyasha con malicia apenas contenida. "Pensé que me dijiste que no estaba autorizado?"

"Uh…" Miroku se vio perplejo. "No… puedes verla… por qué no estarías autorizado?"

Palabras descaradas viniendo del hombre que había hablado de Inuyasha y Kagome.

"Hola? Puedo recibir tratamiento en algún momento de hoy?" El viejo Sr. Takeo preguntó desde donde estaba tomando su café.

Inuyasha le disparó una mirada. "Sabe lo que estoy haciendo? Estoy dándole el dedo."

Miroku volteó sus ojos cuando obviamente Inuyasha no estaba haciendo tal cosa, e hizo un gesto de dinero al otro doctor que le mereció otra mirada.

"No engañes a un anciano." El Sr. Takeo reprimió a Inuyasha con un dedo mientras bajaba su café en la mesa de revisión. "No estás dándome un dedo."

"Estás seguro que eres ciego?" Inuyasha le levantó una ceja.

"Está bien… sólo estoy pretendiendo."

Inuyasha murmuró algo que sonó sospechosamente como 'loco'.

"Oye - no estoy loco! Sólo soy un hombre cuerdo viviendo en el cuerpo de un loco." Asintió el Sr. Takeo convincentemente.

"Bien entonces…" Miroku miró a Inuyasha. "Vas a tomar su presión sanguínea o lo hago yo?"

"No lo sé, Miroku." Dijo Inuyasha con su espalda volteada. "Usualmente te gusta tomar mi presión, así que por qué no lo haces?"

Miroku lo miró. "Sólo estoy suponiendo… pero estás molesto conmigo por alguna razón?"

"Qué te hace decir eso?" Inuyasha volteó con enervante calma.

"Sólo está suponiendo." Respondió el Sr. Takeo por Miroku.

Inuyasha le disparó a Takeo una fría mirada mientras Miroku captaba. "Oh… crees que fui YO quien le dijo a los directores médicos sobre Kagome!"

"Ciertamente veo por qué pasaste TU examen de cirujano."

"Inuyasha - juro que no dije nada!" Dijo Miroku rápidamente. "Te dije que no diría nada y no lo hice!"

"Buen intento Miroku - pero eras el único que lo sabía! Quién más le habría contado al consejo médico!" gruñó Inuyasha.

"No lo sé - pero ciertamente no fui yo." Miroku se infló y cruzó sus brazos. "Como si fuera la única persona quien te vio hacerte muy amigo de Kagome."

"Esto es mejor que los culebrones…" murmuró Takeo.

"Y si no fuiste tú entonces quién?"

"No sé… Aki… Kouga… Kikyo…" Miroku se encogió de hombros. "Ellos podrían saber de eso."

Inuyasha apretó sus puños furioso.

"Entonces descubre el pastel." El Sr. Takeo frotó sus manos. "Esto suena como un picante romance si me preguntan-"

"Nadie está preguntándote nada." Gruñó Inuyasha.

"Kagome es una enfermera? Tu novia? O mejor aún… un paciente?"

Inuyasha miró un momento antes de alcanzar en silencio y golpear una bandeja vacía al lado de su taza de café, haciendo saltar la taza. "Cuidado, Sr. Takeo! Café caliente está salpicando por todos lados!"

El Sr. Takeo no reaccionó. "No engañes a un anciano, muchacho."

Miroku suspiró. "Sr. Takeo, tiene un bigote en su mejilla."

"Oh…" el anciano se volteó para frotarla. La compasión no estaba ahí para comenzar.

Inuyasha cruzó sus brazos y miró a Miroku mientras tanto. "Pero supongo que has escuchado de Sango sobre Kagome… retrocediendo… verdad?"

Miroku asintió. "Aki me dijo esta mañana."

Aparentemente Aki parecía estar diciéndole muchas cosas a la gente.

"Creo que debes ir a verla…" dijo Miroku gentilmente. "Realmente no ha pasado mucho…"

Inuyasha frunció levemente, mirando su mano que descansaba en la mesa.

El Sr. Takeo volteó. "Se fue?"

Miroku movió su cabeza. "Todavía está ahí."

"Y qué voy a decirle?" preguntó Inuyasha de repente. "No es como si pueda confrontarla… va a morir pronto…"

Miroku se encogió. "Dile que te preocupas… que no la odias… aún si no te preocupas por ella no tienes que decirle. Al menos debe morir feliz…"

Inuyasha permaneció en silencio, pensando en eso.

"Puedes ir a verla ahora… me encargaré del Sr. Takeo." Ofreció Miroku.

Después de un breve momento de titubeo, Inuyasha volteó y salió. Miroku regresó al Sr. Takeo quien señaló su mejilla. "Todavía está ahí?" Miroku sonrió y movió su cabeza. "También tiene uno en la otra mejilla."

------

Sorpresa, sorpresa… Kagome no estaba en su habitación cuando Inuyasha llegó. Por un momento se rompió la cabeza ya que realmente no podía haber salido caminando… antes de darse cuenta que una silla de ruedas debe haber estado por ahí. Notó algo en la cama y avanzó para levantar la nota.

"Tengo que ir a encontrarme…" leyó él, antes de voltearla y mirar el revés. "Si regreso antes de que regrese, por favor dime esperar….?"

Tal vez Kagome finalmente lo perdió.

Mejor ir a revisar el primero.

Mientras se dirigía por el corredor se preguntó vagamente lo que iba a decirle. Estaba acostumbrado a verla actuar complacida y feliz ahora… qué iba a decir para sacarla de la depresión. Giró una esquina y llegó a un rechinante alto.

"No estarás riendo cuando pase una vara por tus ruedas!"

Dos manchas lo pasaron y su cabello voló suavemente hacia un lado. Le tomó un momento para darse cuenta de lo que estaba pasando.

Kagome y Sango estaban teniendo una carrera de sillas de ruedas por el corredor principal con animados espectadores en cada extremo. Él miró al par que fueron rápidas alcanzando la línea de llegada (un rollo de vendaje blanco).

Sango llegó primero y levantó sus manos para gritar. "Oh sí! Quién es la mejor!"

"Eso no es justo! Tú tienes una silla de ruedas eléctrica!" protestó Kagome, pero ella estaba riendo y girando en círculos.

Inuyasha había visto suficiente. "Kagome! Sango!"

Ambos jóvenes levantaron la vista y Sango sonrió tontamente. "Oh mierda… bueno… um… debo irme… nos vemos Kagome!" ella saltó de su silla y se precipitó… obviamente sus brazos se estaban sintiendo mucho mejor.

Kagome sonrió mientras se conducía hacia donde estaba Inuyasha… las ruedas temblaban inquietantes.

"Yendo por el voto de compasión?" preguntó Inuyasha tranquilamente.

"Crees que realmente me dejaría agotar por un pequeño detalle como este?" Kagome rió y lo pasó. "En realidad esto es muy genial! No tengo que caminar a ningún lado - todos mantienen las puertas abiertas y la gente actúa realmente amable cuando escuchan venir mis rechinantes ruedas."

"Kagome…"

"Eso es por qué no dejo a nadie darme nada de aceite para ellas." Kagome giró su cabeza. "No te he visto en un tiempo. Has estado extra ocupado?"

"Bastante…" Inuyasha frunció. Esto no era lo que había esperado. "Estás bien? Digo… todos estaban diciéndome que estabas triste y deprimida…"

"Oh eso!" Kagome gritó ahogada y sonrió. "Bueno escuché de una de tus enfermeras que tú y el Doctor Kouga tenían una rivalidad. Así que pensé que podría desenmascararlo si de repente me veía realmente enferma y deprimida. Quién es el mejor doctor?"

"Aún él… todos me culpan por eso." Frunció Inuyasha.

"Por qué? Sólo me entregaste a él porque estabas preocupado." Dijo Kagome simplemente.

Inuyasha la miró. "Qué?"

Kagome volteó sus ojos. "Eres tan obvio. Al principio pensé que no te agradaba… o que querías terminarlo porque iba a morir y estabas asustado - hasta que me di cuenta que no eras así. Lo terminaste porque te gustaba muchísimo. Estabas preocupado de apegarte mucho, verdad?"

Cómo demonios podía ser tan perceptiva. Ella había golpeado la uña en la cabeza y puesto en palabras lo que Inuyasha no podía resolver en su cabeza. De repente entendió sus propias razones porque Kagome las había descifrado antes que él.

"Eso…" él le movió el dedo. "Eso es muy inteligente… pero olvídalo."

"Oh en verdad?" Kagome levantó una ceja. "Entonces por qué ME entregaste a Kouga?"

Porque Kagome pronto iba a morir e Inuyasha no creía que podría manejarlo si la amaba más de lo que la amaba en ese momento…

Una extraña expresión había pasado por el rostro de Inuyasha, y Kagome miró alrededor, notando que las personas aún estaban por ahí. Ella quería una conversación privada así que se levantó con cuidado, empujando la silla de ruedas a un lado y tomó la mano de Inuyasha.

Él parecía sorprendido. "Cómo puedes-"

"Sólo por un momento - entra a mi oficina." Ella abrió la puerta de un depósito y entró, arrastrándolo adentro antes de cerrar la puerta.

Sólo entonces Inuyasha notó lo pequeños que eran esos cuartos… y estar encerrado dentro era muy… enervante.

"Bien, nadie puede escucharnos aquí a menos que nuestros enemigos tengan el lugar lleno de micrófonos." Él realmente esperaba que estuviera bromeando. "Así que puedes hablar."

"Kagome… realmente necesitamos hablar…" él respiró profundamente y cerró sus ojos, tratando de luchar con la sensación de que las paredes estaban cerrándose sobre él.

Ella volteó sus ojos. "Eso es lo que estamos haciendo."

"Siento mucho haberte entregado a Kouga… es sólo… que tuve que… alguien descubrió de la vez que te saqué… ellos le dijeron a los directivos y lo decidieron."

"Entonces no tuvo nada que ver contigo?" Kagome frunció mientras Inuyasha parecía estar muy incómodo.

"En realidad… probablemente lo habría hecho de todas formas…"

Kagome parpadeó sorprendida. "Porque no querías apegarte?"

Él no quería mentir… pero tampoco podía permitirse dejarla apegarse. "No… te entregué a Kouga porque… porque… um…"

"Inuyasha… eres claustrofóbico?"

"No!" respondió él rápidamente antes de doblarse. "De acuerdo - sí - pero no le digas a nadie!"

"Oh… entonces eres un claustrofóbico del CLOSET." Kagome sonrió.

"Ho, ho, ho…" Inuyasha movió su cabeza. "De cualquier forma… de qué estábamos hablando?"

"Por qué me entregaste?"

"Oh sí… porque yo… no quería animarte…" Dijo Inuyasha lentamente. "Estuvo mal besarte… no debí haber hecho eso, te engañé… lo siento."

La sonrisa lentamente desapareció del rostro de Kagome. "Quieres decir…"

"No quise mentirte…"

Kagome se echó un poco para atrás… "Oh… ya veo…"

"Kagome, mira, realmente lo siento, nunca quise ir tan lejos y lastimarte así-"

"La gente me dijo que eras un idiota." Kagome lo interrumpió. "Pero ahora puedo ver que no lo eres… sólo eres un completo idiota sadista."

"Bueno eso fue un poco - espera!" él intentó sostenerla cuando se lanzó a la puerta con un inestable tambaleo. Kagome sólo lo alejó.

"Puedo hacerlo sola - no te necesito!" Espetó Kagome, saliendo del depósito hacia su silla de ruedas.

Lo último que escuchó él fue el rechinar de sus ruedas mientras se alejaba. Inuyasha se pateó mentalmente y golpeó su cabeza contra la pared. Por supuesto que ella tenía razón… era un completo idiota…

------

Continuará…

------