28 Días
(28 Days)
Por Rozefire
Traducido por Inuhanya e IR-CHAN
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Capítulo 15
Un cambio de plan
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"Es esa época del año otra vez…" comentó Kikyo mientras tomaba su soda.
"Eso significa…" Aki inspeccionó la sala del personal. "Que uno de ustedes tiene que ser Santa para el pabellón de los niños."
Noventa y nueve por ciento de todos los doctores y cirujanos en la sala tosieron y de repente escondieron sus narices en su trabajo. Inuyasha fue el único que no se molestó en mantener algún pretexto y continuó observando los dibujos animados en la T.V. "Yo lo haré."
Aki le parpadeó.
"Él no va a hacerlo! Lo hizo el año pasado!" Dijo Kikyo rápidamente. "Alguien más tiene que hacerlo!"
Discretamente todos voltearon otra vez mientras una lenta sonrisa se extendía en el rostro de Inuyasha.
"Por qué Inuyasha no puede hacerlo otra vez?" preguntó Aki. "Obviamente está entusiasmado."
Miroku dio una carcajada. "Oh sí… recuerdo el año pasado. Cuando los niños tocaban su falsa barba él amenazaba que despertarían el día de Navidad con cabezas de renos en sus camas."
Inuyasha sonrió plácidamente ante el inocente recuerdo.
"Y no olviden todas las cartas a Santa que tuvo en sus manos." Suspiró Kikyo. "Las estampó todas con 'sueña niño' y las devolvió."
"Todo en el espíritu de la Navidad, bah tonterías y todo…" Inuyasha cambió el canal con un bostezo.
Kikyo lo miró. "Shippo va a pasar después. Le dije a su madre que otra vez podía pasar el día contigo."
"Qué!" Eso sacó a Inuyasha de su buen humor. "Por qué demonios le dijiste eso!"
"Eres el único además de Kagome a quien Shippo responde!" gritó ella. "Quiere que hable ahora que el padre está fuera de escena."
"Bueno por qué no le dijiste a la mujer que podía ir con Kagome!"
"Porque está enferma y muriendo! No puede cuidar a un niño pequeño!"
"Entonces por qué no podías hacerlo tú!"
"Estás discutiendo conmigo!" Kikyo presionó sus puños contra sus caderas. De repente Inuyasha se dio cuenta que estaba levantándole la voz a una enfermera… y que cada miembro del personal estaba observando.
Él sólo hizo un gesto italiano involucrando su uña pulgar y sus dientes y se desplomó para continuar observando T.V con un frunce en su rostro. Kikyo frunció sus ojos y miró alrededor de la sala, casi como si estuviera preguntando si alguien más quería un poco de ella. Todos los doctores y cirujanos prontamente desviaron la mirada.
"Vamos Aki." Llamó Kikyo mientras se giraba y salía. La enfermera más joven hizo una mueca y la siguió lentamente.
Inuyasha puso una cara e hizo una llorona impresión de la orden de Kikyo. "Vamos Secuaz!"
Miroku levantó la mirada de su revista (saben la revista de la que hablo) y se movió del lado de cirugía de la sala hacia el lado de los doctores para sentarse cerca a Inuyasha. "Así que… soy yo o sentí un poco de frío aquí."
"Háblale al portero, la unidad de aire acondicionado probablemente está rota." Dijo Inuyasha planamente mientras observaba la pantalla.
"Supongo que las cosas han estado un poco tensas desde ese beso, huh."
"En realidad… se volvió tenso al momento que Kikyo se topó conmigo y Kagome en la UCI."
"Ooh…" Miroku hizo una mueca. "Déjame adivinar… ella entró en algún serio momento."
Inuyasha le dio una sucia mirada. "Esa es tu nueva palabra del día?"
"Tengo razón?"
"No estábamos haciendo nada marrullero, cretino…" Inuyasha cruzó sus brazos sobre su pecho. "Sólo estaba revisando mis párpados por agujeros al lado de la cama de Kagome… mientras tomaba su mano…"
"Ah…" Miroku sonrió. "Entonces te perdonó?"
Inuyasha gruñó.
"Por qué no te vez feliz por eso?"
"Sólo cállate y ve a hacer algo serio con Sango." Refunfuñó Inuyasha.
"Estar ahí, hacer eso, y tener la nueva palabra para probarlo." Miroku sacó su pluma y anotó algo en la esquina de su revista, antes de romperla y dársela a Inuyasha. "El número de Sango… en caso de que quieras alguna ayuda profesional después, sí?"
Inuyasha lo miró antes de notar el color de la tinta. Sus ojos se abrieron de golpe ante la pluma que Miroku sostenía. "Esa es mi pluma?"
"Posiblemente." Miroku lo retiró de vista. "Ahora debo irme, muchos pacientes para conversar, tu sabes."
Inuyasha lo observó ir con una mirada perpleja antes de desplomarse de nuevo y lanzar el número de Sango. "Bastardo… robar mi pluma…"
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"Parpadea si puedes escucharme Kagome." Le dijo Kouga gentilmente mientras destellaba una pluma de luz en sus ojos.
Kagome parpadeó en respuesta.
"Puedes hablar?"
Kagome no dijo nada.
"Puedes apretar mi mano?" él tomó su pequeña mano en la suya y esperó. Kagome sólo cerró sus ojos y volteó su cabeza.
"Está bien, puedes descansar." Kouga suspiró profundamente y colocó su estetoscopio alrededor de sus hombros. Dejó la habitación tranquilamente, con otro gran e inquietante suspiro.
"La reina del drama…" murmuró ella antes de sentarse y cruzar la cama. Cuando alcanzó el borde tomó un profundo respiro y se deslizó del borde. Una vez en el suelo se puso a avanzar hacia su silla de ruedas… una tarea difícil cuando no podía usar sus piernas del todo.
Ella escuchó la puerta abrirse, pero ignoró a quien había entrado. "Buena impresión oruga." Comentó Inuyasha antes de sentir fuertes manos agarrar su cintura para levantarla en la silla.
"Gracias, pero podría haberlo logrado sola."
"Dadas o tomadas unas horas." Él sonrió y se acurrucó ante ella para retirar su desordenado cabello de sus ojos. "Cómo te sientes?"
"Aparentemente he alcanzado la fase final de mi vida." Kagome volteó sus ojos. "Parálisis total de cuerpo y pérdida del habla junto con una pérdida del apetito y conciencia de los alrededores. Y encima de todo eso he sido prescrita de nada sino puro oxígeno." Ella gesturizó hacia el tanque al lado de la cama junto con la máscara de gas. "Qué saben ellos…?"
"Estás fingiendo otra vez." Él le dio una reprimente mirada antes de sonreír. "Ahora quién es el doctor basura?"
"Exactamente. Todavía planeo hacer despedir a Kouga antes de irme. Sabes… hacerlo caer conmigo…" Kagome sonrió y tocó su brazo. "Mientras estás aquí te importaría conducirme en dirección de la cafetería - todo este ayuno para Kouga está matándome de hambre."
"Bien por ti." Inuyasha se levantó y tomó las manillas tras ella.
Era bueno que todavía pudiera hablar, aún tener apetito. Era bueno que estuviera abierta y despreocupada de morir… ya había aceptado su destino y estaba aprovechando al máximo el tiempo que le quedaba. Pero aunque su inminente muerte no era una pérdida para ella… era una pérdida para Inuyasha.
Kagome suspiró cuando entraron al elevador y las puertas se cerraron cuando Inuyasha golpeó el botón superior hacia el piso de arriba. "Qué pasa?" preguntó él.
"Sólo aburrida…" Kagome se encogió de hombros.
"No hay mucho que hacer aquí que ir a la cafetería, ir a hablar con Sango o ir a hablar con los pensionados de edad." Kagome ladeó su cabeza. "Bueno… los ancianos no son tan malos… son muy interesantes…"
Ella ignoró su despectiva sonrisa. "Oye, tú serás viejo algún día. Así que cierra la boca." Ella lo reprendió. "Llegará el momento cuando hables sin parar de los viejos días y de cómo cien yenes solían valer mucho más ahora que en el futuro."
Inuyasha habría sonreído… excepto por la fugaz idea de que Kagome nunca envejecería como él… Daría cualquier cosa por envejecer con Kagome… pero no parecía que el destino fuera a ser de esa forma.
"Pero entonces… yo no envejeceré." Dijo Kagome tranquilamente, casi diciendo en voz alta los pensamientos de Inuyasha.
"No es tan malo." Dijo él de repente, yendo contra sus propias preocupaciones mientras se agachaba ante ella y descansaba sus manos en sus rodillas. "Al menos de esa forma todos te recordarán como la hermosa joven Kagome. Aún cuando tu hermano pequeño tenga cincuenta, tú siempre serás joven y hermosa para él… y para mi…"
Kagome lo miró intensamente por un momento antes de irrumpir en una pequeña sonrisa y alcanzar para tocar su mejilla. "Siempre sabes qué decir."
"Sé como complacer a una mujer." Él sonrió y se inclinó para dejar un corto beso en la comisura de su boca. Kagome volteó su cabeza mientras hacía eso, así que la besó por completo en los labios.
Las puertas del elevador se abrieron con un timbre y la voz de la madre de Inuyasha irrumpió el momento. "Oh hola, hijo!"
"Esa maldita pestaña!" Inuyasha se levantó rápidamente y pretendió tirar la pestaña imaginaria que había retirado del rostro de Kagome, sólo entonces se dio cuenta que su madre estaba ahí. "Oh hola, Fei!"
Kagome tragó levemente. Así que esta era la mujer que había saludado en el teléfono cuando había estado en el apartamento de Inuyasha.
"Subo." Le dijo la Doctora Fei a Inuyasha quien otra vez presionó el botón de arriba en el panel. Ella le sonrió al par. "Que bueno verte Kagome, cómo te sientes hoy?"
"Rechazada… por el Doctor Kouga." Kagome dio un dramático suspiro con una débil sonrisa. "Es tan afortunado que Inuyasha estuviera por ahí para cuidarme. Si no hubiera pasado, quien sabe cuánto tiempo habría estado luchando en el piso para encontrar mi silla de ruedas."
Sólo por dos minutos hasta que la enfermera llegara a revisarla otra vez, pero la Doctora Fei no necesitaba saber eso.
"Aw… eso es tan amable de ti Inuyasha." Su madre le sonrió mientras las puertas se abrían otra vez. "Te veo después."
Inuyasha hizo la señal de la cruz en su espalda en retirada.
"Vas a comer conmigo?" Preguntó Kagome mientras él la sacaba del elevador hacia las puertas de la cafetería.
"Seguro…" Él miró su reloj. "Aunque tengo que ir a recoger a Shippo en un rato."
"Cómo está él?" preguntó Kagome de repente. "No he escuchado de él en un tiempo."
"Oh… tú sabes… fue golpeado por su padre adoptivo, tuvo rota la mandíbula y regresó a la mudez." Inuyasha asintió. "Pero aparte de eso está genial."
"Oh dios…" Kagome mordió su labio. "Está bien?"
"Mejor. Bueno, lo estará una vez que lo deje contigo." Inuyasha la descargó en la mesa antes de que tuviera tiempo de protestar. No era que hubiera protestado de todas maneras.
Cuando Inuyasha regresó a la mesa con dos cafés, se dio cuenta que Kagome estaba escribiendo en una servilleta. "Qué es eso?"
"Mi lista." Respondió ella.
"De qué?"
"De personas con las que me gustaría tener sexo antes de morir." Kagome sonrió traviesa.
"Estoy en ella?"
"Um… sí…" ella frunció. "Pero cerca al final. Tenía que ubicar a Superman, Elijah Woods y Orlando Bloom en el top tres."
"Así que esto es lo que hacen las vírgenes en sus tiempos libres?" Inuyasha rió.
"Shh!" ella miró alrededor. "No tan fuerte!"
"Ahora qué estás haciendo?"
"Encerrando con los que me arrepentiría de tener sexo a la mañana siguiente." Canturreó ella.
Inuyasha le quitó su pluma y encerró toda la lista.
"Por qué fue eso?" ella le parpadeó.
"Sólo encerrando los que se arrepentirán contigo también."
"Oh bien…" ella le dio una mirada burlona. "Una forma muy madura de tratar con tus celos."
Él sonrió y estuvo por decir algo más cuando notó que su mano, sujetando la pluma en sus dedos estaba temblando. Miró su rostro para ver si estaba enojada o perturbada, pero se veía plácida y normal. "Qué pasa?"
"Nada." Ella le parpadeó.
Inuyasha miró su mano otra vez, la cual aún estaba temblando en rápidos y pequeños espasmos. "Estás temblando…"
Kagome miró su mano y de repente apretó su puño alrededor de la pluma para detener el temblor. Ella le dio una débil sonrisa. "Lo siento… ha estado haciendo eso últimamente…"
Ella había movido su otra mano para agarrar su puño, pero aún así, el temblor aún era notable. Inuyasha sintió algo tirar en su pecho y alcanzó para tomar sus manos en las suyas. "Tus nervios están…"
Kagome se tragó su falsa sonrisa y asintió. "Bueno hay un tapón en la conversación…" ella parecía avergonzada. "No te preocupes por eso, estoy bien."
Ella no estaba bien… daño nervioso, parálisis… Los síntomas eran típicos de un cuerpo decadente. Pronto perdería sus sentidos, su mente, y el control sobre todo en su cuerpo… incluso respirar sería muy difícil para ella. Y no sería necesario dar una orden particular.
No pasaría mucho tiempo…
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"Oye, Kikyo, has visto a Miroku por ahí?" preguntó Sango distraídamente mientras se recostaba contra el escritorio de la recepción.
"Intenta en la sala del personal."
Sango asintió… aunque no se movió de su lugar. Después de unos momentos de silencio Kikyo levantó la vista hacia ella para ver a Sango inspeccionando sus uñas. "Quieres algo?"
"Hm? Oh - no!" Sango sonrió recostada contra el escritorio. "Sólo quería algo de compañía femenina por una vez."
Kikyo asintió estoicamente. "De acuerdo… por qué no vas a casa, estoy segura que encontrarás mejor compañía femenina ahí."
"Nah… Miroku quiere que me quede en el hospital para observación." Sango se encogió. "Además… mi casa está dominada por hombres, me siento más segura aquí."
Kikyo sólo dijo 'hm' y regresó a firmar algunas formas más. Sango suspiró tan levemente… hacer hablar a Kikyo era como intentar hacer sangrar un canto. No era una chica muy conversadora.
"Y…" Sango golpeó sus dedos contra el mesón con leve impaciencia. "Qué hay de nuevo en tu vida amorosa?"
Kikyo tiró su pluma y parecía furiosa. "Él te lo dijo no es así?"
Sango luchó por ser completamente inconsciente. "Quién me dijo?"
"Inuyasha! Sobre el beso!" Kikyo resopló. "Soy tan tonta…"
"No lo eres…" Sango la consoló sin entusiasmo. "Estoy segura que sólo fue… en el calor del momento…"
"Sí… pero también estaba esperando que resolviera todo." Kikyo suspiró miserablemente.
El interés de Sango destelló. "En verdad? Cómo…?"
"Pensé… pensé que tal vez si alejaba el interés de Inuyasha de Kagome… entonces se lastimaría menos cuando muriera." Kikyo frunció el ceño. "Supongo… que también estaba actuando por algún deseo egoísta de besarlo… pero realmente estaba intentando ayudarlo."
"Muy mal que Inuyasha no esté interesado más en ti." Dijo Sango planamente.
Kikyo permaneció en silencio.
"Alguna vez lo estuvo… recuerdas?"
"Sí…"
"Pero estabas saliendo con ese hombre Naraku… y echaste a Inuyasha." Sango hizo una mueca. "No es de extrañar que no sienta por ti tanto como aquellos días. Perdiste tu oportunidad niña."
"Lo sé… y sé que lastimé a Kagome más de lo que debí… casi la mato." Kikyo mordió su labio. "Eso no era lo que quería."
Ellas quedaron en silencio, mientras Sango esperaba a que Kikyo continuara. "No sé qué hacer… Inuyasha me odia… No quiero arruinar las cosas como lo hice…"
"Entonces mi consejo sería olvidar lo que pasó." Dijo Sango sabiamente. "No espetar a nadie, bueno… no espetar a nadie más de lo que normalmente espetas… qué? No me mires… De cualquier manera, no evites a Inuyasha, tampoco te le pegues, sólo… actúa normal. Estoy segura que si actúas normal entonces las cosas regresarán a como eran antes. Y tal vez con el tiempo acabarás tu enamoramiento por Inuyasha… igual como él terminó con el suyo."
Kikyo asintió levemente. "Supongo que tienes razón…"
"Bien…" Sango miró alrededor. "Y dónde está Miroku?"
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"Y esto es?"
"Un escalpelo…"
"Y esto es…?"
"Una jeringa…"
"Y esto…?"
"Probablemente algo peligroso también… pero no puedo molestarme en mirar." Dijo Inuyasha desde donde estaba recostado en su silla balanceando dos bolas de papel en sus ojos.
Shippo bajó los electrodos del desfibrilador y miró alrededor. "Estoy aburrido…" dijo él con voz cantada.
Inuyasha respondió en el mismo tono cantado. "Oh cielos…"
"Dame algo que hacer!" Shippo saltó sobre la banca al lado de Inuyasha.
El joven doctor suspiró mientras las esferas rodaban de sus ojos sobre el piso. "Bien… nombra los siete enanos."
"Oh eso es fácil…" Shippo arrugó su nariz. "Dormilón, Tontín, Doc, Gruñón, Estornudo, Tímido y… Marihuana."
Inuyasha le levantó una ceja.
"Bueno… todos parecen haber sido nombrados como drogas… y no pude recordar el último así que tuve que suponer."
"Tiene sentido…" Inuyasha suspiró. "Está bien… nombra las cuatro fases de la división biológica de la célula, o mitosis."
"Uh… profase, metafase, anafase… y telifase…?"
"Error! Es telOfase." Lo corrigió Inuyasha.
"Cielos… qué tengo que hacer para impresionarte?"
"Nombra a los Ciento un Dálmatas, listo."
"Bien… Patch… Nibbles… Spike…"
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"… Dipstick… y Podgy."
Inuyasha lo miró, medio dormido. "Sólo estás inventándolo…"
"No completamente." Resopló Shippo. "He visto esa película muchas veces."
De repente Aki llegó a la puerta del laboratorio. "Doctor Inu - pensé que debería saber - Kagome ha colapsado - está en coma! Creemos que le han dado sedantes!"
Inuyasha se paró en un destello y corrió tras ella.
"Oye! Espera! Qué debo hacer ahora!" gritó Shippo tras él.
Inuyasha pausó impaciente. "Sólo - quédate aquí hasta que lamas tu codo!"
"Mi codo?"
"Sólo hazlo!" espetó él mientras desaparecía por la puerta.
Shippo se sentó en el piso y levantó su brazo y sacó su lengua… sólo para descubrir el problema. "Ah…"
(Apuesto a que ahora están lamiendo sus codos, jeje)
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El continuo pito del monitor cardíaco era el único sonido en la habitación. Inuyasha miró a cada enfermera individualmente, junto a ellas estaban Aki y Kikyo.
"Y bien?" espetó él y señaló a Kagome en su cama, inconsciente.
Las enfermeras se miraron mutuamente, cada una viéndose confundidas e inocentes.
"QUIÉN le dio los sedantes!" gritó él, haciendo saltar nerviosas a las enfermeras más jóvenes.
"Doctor Inu…" dijo una de ellas calmada. "Ninguna de nosotras estuvo aquí para administrar la droga…"
"Bueno entonces quién lo hizo!" Le espetó Inuyasha, haciéndola callar. Kikyo estaba frunciéndole, golpeando sus dedos contra su brazo. No tenía la autoridad para aterrorizar así a las nuevas reclutas.
La puerta se abrió y todos miraron alrededor para ver entrar a Kouga. Él le dio un vistazo a su paciente y luego otro a Inuyasha y a las enfermeras. "Qué carajo está pasando aquí?"
"Tú!" Inuyasha se le lanzó y lo tiró contra la puerta, haciéndola saltar. Varias enfermeras quedaron boquiabiertas y rápidamente se abalanzaron para agarrar los brazos de Inuyasha para detenerlo de atacar al otro doctor.
"Qué demonios estás haciendo aquí?" Kouga se recuperó rápidamente, caminando hacia la cama de Kagome. "Qué le hiciste?"
"Nada! TÚ fuiste quien le dio sus sedantes!" Siseó Inuyasha, soltándose de los agarres de las chicas.
"Sedantes?" Kouga le frunció. "Qué soy, estúpido? Ella es alérgica a los sedantes - SÉ que el virus reacciona violentamente contra los sedantes! No le daría sedantes en un millón de años!"
"Entonces quién lo hizo?"
Kouga fue a los pies de la cama y miró la gráfica. "Aquí dice… no administrar sedantes o morfina… por qué una enfermera no lo notaría?"
"NOSOTRAS no hicimos nada!" irrumpió Kikyo. "No estábamos aquí! Ninguna de nosotras está autorizada a dar sedantes sin su permiso, Doctor Kouga! No nos atribuya esto!"
La mano de Inuyasha se extendió y golpeó un jarrón de flores para romperlo en el piso, ganando rápidamente la atención de todos. "No sé quién le dio las drogas… pero sé que, como su doctor Kouga, eres responsable por esto."
El labio de Kouga se curvó. "Esto no es mi culpa!"
"Sí lo es! Es tu paciente - tienes responsabilidad! Espera hasta que el consejo escuche de esto!" Inuyasha se movió hacia la puerta. "Voy a recuperarla."
"No puedes hacer eso! No tienes el derecho a recuperarla!" Kouga se precipitó tras él.
Inuyasha se detuvo y volteó abruptamente tan repentino que Kouga frenó en seco nariz con nariz. Inuyasha sólo frunció sus ojos. "Mírame… Kagome estaba más segura conmigo… y va a volver a ser de esa forma."
Él se fue, tirando la puerta tras él. Kouga humeó silenciosamente.
Kikyo llegó tranquilamente tras él, aplaudiendo lenta y sarcásticamente. "Bien hecho genio… podrías perder tu trabajo por esto."
"Cállate!" Le espetó Kouga.
Los puños de Kikyo chocaron contra su cintura. "Qué!" espetó ella.
Kouga saltó ante el tono de su voz. "Nada…"
"Bien." Kikyo lo empujó pasándolo. "Mantengan chequeos cada cinco minutos… infórmenle al Doctor Inu de cualquier cambio en su condición."
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Continuará…
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