Ádmani Cerios se asomo a través de la enorme cúpula de cristal que protegía su oficina. Desde la parte más alta del Jardín se podía apreciar todo, desde las nuevas cúpulas de acero, los Jardines recién plantados, la impecable plaza y las múltiples tiendas que acababan de abrir. Entre cada edificio, una manada de nuevos estudiantes se revolvían y saludaban conociendo lo que para muchos seria un nuevo hogar, las miradas en los ojos de todos eran de asombro y maravilla; parecía como si el Jardín hubiese renacido en todo su esplendor. Habían sido dos años y medio de intenso trabajo, construcción, política y demás, pero Ádmani no podía estar mas satisfecho, su sueño, al fin, estaba por realizarse.
Thomas se detuvo frente a la enorme estructura convencido de que se había perdido. Ya era alrededor de la sexta ves que pasaba por la enorme escalera y aun no encontraba a Alejandro. ¿Dónde demonios estaba el puesto de información? Tampoco había vuelto a encontrarse con Katerina después de separarse de ella hacia media hora, y entre tanta gente y conmoción estaba casi seguro que le daría la noche encontrándolos. Corrió de nuevo en dirección a la puerta principal, entre la gente que al igual que él vestían con el típico uniforme del Jardín, muchos cargando armas y otros practicando magia. Había toda clase de caras, expresiones y actitudes, los que estaban a la expectativa, los que buscaban algo, los que solo disfrutaban de lo nuevo, los que gemían por estar encerrados cuando lo único que querían hacer era tirarse en las praderas a ver el cielo…
Thomas reconoció a alguien entre un grupo muchachas a la entrada del Jardín, su amigo Alejandro llevando orgulloso su uniforme y como era su costumbre una boina del mismo color azul con decoraciones militares. En su espalda, ya enfundada estaba su enorme espada de mandoble, arma que desempeñaba muy bien desde hacia año y medio. Thomas se le acerco por detrás un tanto molesto, lo tomo por el hombro y le hizo darse media vuelta. Alejandro vio la expresión en la cara de su amigo mostrando un tanto de sorpresa pero gusto. Puso su brazo alrededor de él y lo acerco al grupo de muchachas.
"Este es Thomas." Lo introdujo. "Es el que me ayudo a salir de mi colegio pasado ¿no es así?" Thomas quito el brazo de Alejandro de encima suyo y acomodándose el cuello de la camisa dijo:
"Thomas Alabardero mucho gusto." Las muchachas saludaron también. "¿No ha visto a Katerina? Se suponía que lo estábamos buscando."
"No la he visto, pero si pasa por acá le aviso donde estas... ¿Donde vas a estar?" Alejandro parecía un tanto distraído con las muchachas, no terminaba las oraciones y tenia un tono soñoliento.
"Buscándola, pero creo que ya la vi aya… ¿Vamos a buscar un dormitorio?" Cada ves le costaba mas hacer que Alejandro le prestase atención mientras fingía escuchar a una de las muchachas contar sobre donde venia y demás.
"Ah… vayan ustedes, yo tengo que ayudarlas a ellas a buscar una habitación, busquen una buena y ahí los veo!" Dijo mientras se alejaba con las demás.
"¡No se distraiga mucho! ¡Lo veo en la tarde!" También salio corriendo pero en dirección contraria mientras trataba de no perder de vista a Katerina. "¡Luego no se queje si le dejamos la peor cama!" Corrió hacia su amiga que parada enfrente del letrero de la Biblioteca trataba inútilmente de pedir direcciones a alguien mientras nadie le prestaba atención. "¡Katerina!" grito, Katerina al verlo se apresuro a encontrarse con él.
"¿Ya encontró a Alejandro?" pregunto.
"Se fue con unas chicas, dijo que buscáramos la habitación nosotros." Dijo Thomas.
"¡Ay que pereza! ¡No le he podido preguntar a nadie donde están los dormitorios! ¡Ni me vuelven a ver!" comenzaron a caminar en dirección a la Biblioteca nuevamente, esta ves buscando los dormitorios. "Y aun no me ubico acá, ahorita entré al estacionamiento creyendo que era el centro de entrenamiento y casi le pego a un carro que entraba…" se sonrojo por vergüenza y Thomas dejo salir una carcajada. "No es gracioso el dueño se bajo del carro y era un maestro y estaba todo furioso! Hey mira los dormitorios."
"Hasta que por fin le pone atención a los carteles" se mofo Thomas, "vamos a ver que encontramos." Entraron por el pasillo pintado de gris, en donde se podían ver los Jardines bellamente decorados y las ventanas de los dormitorios siendo adornadas por algunos de los nuevos huéspedes, dentro se desplegaba un gran salón que tanto a lo largo como lo alto estaba forrado con puertas que llevaban a los dormitorios comunales, dormitorios dobles, y dormitorios privados de los SeeD en el ultimo piso. Por razones obvias los dormitorios individuales estaban desocupados, Thomas y Katerina se decidieron a tomar uno comunal de cuatro habitaciones siendo este el mas pequeño luego de los dobles. El dormitorio estaba pintado de color azul claro y tenia una mesa de vidrio con cuatro sillas en la parte común que llevaba a cada cuarto individual. Katerina tomo el primer cuarto y Thomas el que estaba al lado de este; no tardo en desempacar y echar su ropa y pertenencias en un armario antes de echarse en su cama a esperar, aun faltaba que el personal trajese su computadora y su equipo de sonido, tendría que esperar hasta entonces.
Se levanto de su cama y husmeo dentro del cuarto de Katerina. Como era usual ni siquiera había desempacado y ya estaba arreglándose. Sentada sobre un taburete cepillaba su largo cabello rubio y miraba a Thomas por el espejo.
"¿Pasa algo?" pregunto dibujando delicadamente una sonrisa en su boca. Thomas negó con la cabeza mientras se perdía viéndola arreglar su cabello, ella no dijo nada por el momento, luego, mientras terminaba con el cepillo y buscaba una prensa en su maleta le dijo: "Mi bisabuelo fue estudiante en un Jardín ¿sabes? Era de Galbadia, muy famoso por cierto. Siempre me contaba historias de cómo ninguna mujer en el Jardín se le podía resistir. Eso fue, según se, lo que le gusto de mi bisabuela, que no fue tan fácil de seducir, y que según él, fue lo mas difícil logro de su vida." Se detuvo frente a Thomas un momento mientras se veían el uno al otro, luego desvió su mirada a la puerta. "Nos buscan."
En la puerta había un hombre vestido con un uniforme color bronce sosteniendo una libreta y llevando al hombro una gran maleta. Uno de los de el personal del Jardín definitivamente. "¡Hey! no se permiten escenas amorosas en los espacios públicos." Les dijo con tono de amenaza.
"¡¿Quien dice que estábamos haciendo una escena amorosa!" Exclamo Katerina muy molesta.
"¡Cierto!" reclamo Thomas. "Además, ¿donde están el resto de mis cosas?"
"Se las pasaran a dejar después, primero ocupan su pase de identificación." Dijo el encargado. "Sus nombres por favor."
"Thomas Alabardero."
"Katerina Kineas." El encargado busco en su maleta dos pequeñas tarjetas plásticas con los nombres, números de identificación y fotografías de Katerina y Thomas y se los entrego.
"No pierdan esos, son los pases para muchas cosas en el Jardín, incluyendo su dormitorio y el pago por el desayuno, almuerzo y cena. Por cierto además de la cafetería pueden acceder a cualquiera de los restaurantes en el área del mercado y usarlos pero tendrá que ser con su propio dinero. También tenemos tiendas con medicinas, armas, librerías, tiendas de ropa y demás. El desayuno se sirve de nueve a once, el almuerzo de una a tres y la cena de siete a diez. No se permite el uso de magias, armas o invocaciones dentro del área del Jardín ni tampoco fuera del mismo a no ser que sea por razones de protección o demás, si quieren pelear esta el área del centro de entrenamiento. Después de hoy deberán decidir cuales clases tomaran además de las obligatorias y la inasistencia a las mismas será penalizada. Para demás instrucciones en el reglamento por favor vean el Tutorial en el tablero de su dormitorio (O en el menú jajá jajá!). Por favor avisen de esto a sus otros compañeros de cuarto, gracias." Se retiro rápidamente, Kat y Thomas se sentaron en la mesa de vidrio a esperar a Alejandro mientras preparaban una taza de café con el poco equipo proveía el Jardín a los dormitorios y un par de bolsas de café de cortesía.
"¿Hey que hay?" Dijo Alejandro entrando un rato después muy satisfecho y un tanto despeinado con una sonrisa insufrible en el rostro y aun soñando despierto. "acá su casanova favorito, llegando de un largo día de jornada laboral." Los otros dos tardaron un momento en reaccionar a tanta arrogancia, pero finalmente Kat dijo:
"De verdad que serias un orgulloso descendiente de mi bisabuelo…" riendo melancólicamente.
"Lo estábamos esperando, ¿vamos a almorzar?" le dijo Thomas, dejando su taza vacía de café sobre la mesa.
"¡¿Almorzar!" exclamo Alejandro saliendo de su trance. "¿Que hora es? No tengo reloj."
"La una. Digamos que se fue de caballero muy rápido." Dijo Thomas. Alejandro hizo camino y tomo el tercer cuarto vació, tiro su maleta en la cama, volvió a salir al pequeño comedor y dijo.
"¡Pues vamos mis bravos compañeros a tomar un almuerzo de reyes!" y como por quien toma la batuta de la campaña salio por la puerta. Kat y Thomas dejaron sus tazas vacías sobre la mesa y lo siguieron.
"Se le están subiendo las hormonas a la cabeza" dijo Kat.
"¿A la cabeza? Yo veo que se le salen por los ojos." Corrigió Thomas.
Hiendo por la parte oeste del Jardín, y pasando por una puerta nueva entre la enfermería y la cafetería, llegaron a la nueva calle comercial que para esa hora estaba atestada con los cientos de estudiantes, maestros, y visitantes deslumbrados con la elegancia y brillante simplicidad del lugar. De algún modo recordaba al propio pueblo de Balamb, ahora convertido en una pequeña ciudad por el comercio; los edificios tenían en su totalidad colores celestes y grisáceos que le daban un ambiente relajado, había varias tiendas ya abiertas, y casi todos los restaurantes estaban llenos de clientela. Los tres amigos se dirigieron a un café situado cerca del centro del lugar, en cuyo frente había varios bailarines y actores representando una obra sobre la cautividad de la sacerdotisa Tivel. Pudieron encontrar una mesa cerca del improvisado escenario, y se quedaron viendo el espectáculo mientras esperaban a ser atendidos. Alejandro aun divagaba su mirada entre la multitud para tratar de encontrar alguna otra muchacha que "ayudar" pero entonces sus ojos tropezaron con algo inesperado; abrió sus ojos enormemente en sorpresa y jalo de la chaqueta de Thomas para llamar su atención.
"¡Mira! ¿Qué no es ese el maestro del café en Dolet? ¿El de la chaqueta de dragón azul?" Tom no tardo en localizarlo, en verdad era el mismo sujeto de cabello rubio y largo, vestido esta vez con un traje militar muy elegante y charlando con una anciana mientras miraban el espectáculo callejero.
"¡Maldita sea! ¡Si es!" Exclamo Tom tratando a la vez de llamar la atención de un mesero. "¿será maestro aquí?"
"Es el director." Dijo Kat sin dejar de ver el espectáculo en donde estaban por sacrificar a la sacerdotisa. "Ádmani Cerios. Me lo dijeron en la biblioteca."
"¡¿El director!" exclamaron Tom y Alejandro al mismo tiempo.
"¿Pero que edad tiene? ¿Como treinta?" pregunto Tom ahora muy interesado viendo a su nuevo director.
"Treinta y dos, creo." Dijo Katerina. "me contaron que esta obsesionado con los SeeD, y por eso volvió a construir este Jardín."
"Un pastel de manzana y un café expreso." Le dijo Alejandro al mesero que por fin se había dignado a pasar por su mesa. "De verdad que hay que estar loco para trabajar de maestro."
"¿Son solo ideas mías o también es el invocador padre?" dijo Thomas. "A mi tráigame, una hamburguesa y un té frío." El mesero apunto rápidamente.
"Son ideas suyas, el invocador padre murió hace ciento cincuenta años." Corrigió Alejandro mientras Katerina pedía lo suyo.
"Es que me lo recordó no se por que." Aunque fuese imposible que los oyese a través del salón y entre el barullo, Ádmani Cerios se volteo hacia ellos como si los hubiese escuchado, los miro con sorpresa y disculpándose con su compañera se levanto y camino hacia ellos. "¡Puta viene hacia acá!" Thomas y los otros dos volvieron a su comida como si no supieran que Cerios venia hacia ellos.
"Buen día." Les dijo cuando se detuvo justo entre Thomas y Katerina. Los tres fingieron estar sorprendidos y de algún modo contentos de verlo.
"Buen día." Respondieron mecánicamente. "¿Usted trabaja aquí?" pregunto Thomas tratando de sonar lo mas convincente posible.
"Jajaja, si, soy el director y su profesor de invocación." parecía muy contento con todo aunque un poco hipócrita en cuanto a ellos. "Espero verlos en mi clase."
"Ah si nosotros también." Dijo Katerina que no parecía ni siquiera un poco más convincente que Thomas.
"Nos encanta la invocación ¿sabe?" agrego Alejandro.
"¿En serio?" dijo Cerios, sonando incluso menos convincente que los tres juntos y el triple de sarcástico que antes. "Lo que si se es que tienen fascinación por la magia. No crean que ya me olvide de Dolet." Los tres estudiantes hicieron una morisqueta de incomodidad idéntica. "En ese caso déjenme apartarles un lugar de adelantado en mi clase. Bueno, me tengo que ir, ojalá los vea en clase, ¡no me gustaría tener que afectar su nota tan pronto en el año!" Se retiro de nuevo con la señora mayor y se fueron de vuelta al Jardín.
"Mierda…" dijo Alejandro dejando su cabeza caer sobre la mesa mientras el mesero dejaba a su lado una rebanada de pastel de manzana y su café.
"¡será culpa tuya!" le reprocho Katerina. "No tenias por que decir que "nos encanta la invocación" Yo que no pensaba tomar el curso…"
"Que linda esa niña" comento la señora Trepe cuando ya habían pasado por la entrada al Jardín. "¿Es la bisnieta de Irvine no? Si, debió sacar su encanto de algún otro lugar."
"Bueno, tengo que irme a mi oficina a arreglar todo, la veré luego..." Hizo una reverencia y se arreglo el saco. "…profesora." La señora Trepe lo despidió también y ambos tomaron rumbos opuestos, la profesora Trepe hacia el auditorio y Ádmani hacia el elevador a su oficina.
"La prensa ya llego, quieren saber donde será la reunión." Le aviso su secretaria apenas cruzo la puerta.
"Dígales que vayan al auditorio y que acomoden el equipo cerca de la tarima, mande a alguien de personal para que los guíe." Sin decir mas se dirigió dentro de su oficina y se sentó en su escritorio, acomodo unos papeles de inscripción tardía y muy entusiasmado tomo el micrófono.
"ATENCION-ESTUDIANTES,-PROFESORES-E-INVITADOS." Se escucho en el altavoz. "POR-FAVOR-PASEN-AL-AUDITORIO-SITUADO-AL-NOROESTE-DEL-JARDIN-CON-TAL-DE-INAUGURAR-EL-PERIODO-LECTIVO. ESTO-ES-OBLIGATORIO-PARA-LOS-ESTUDIANTES. GRACIAS." Luego tomo de una gaveta las hojas de su discurso y se disparo de vuelta al elevador.
