UNO Y UNO ES IGUAL A TRES
Feliz Cumpleaños Hermione
Ese 19 de Septiembre había empezado con un sol radiante entrando a raudales por la ventana de su habitación, logrando despertarla de su profundo sueño, aunque sino la despertaban los finos rayos matutinos también lo hubiera hecho el timbre del teléfono, el cual no había parado de sonar desde las doce de la noche en punto y estas interrupciones a su sueño ya le habían provocado fastidio. Y para variar el telefono había vuelto a sonar.
- Sí ya sé, muchas gracias por… - respondió con pereza y luego soltó exasperada - ¿Ron? ¡Pero si ya me felicitaste a las doce!
- ¡Ey! Así agradeces a las personas que nos acordamos de tu cumpleaños
- ¿Sabes cuanto me costó conciliar el sueño? – preguntó enojada - ¿Acaso tienes idea cuantas horas he dormido?
- No, pero eso no es la razón por la que te llame – su mejor amiga al otro lado del artefacto echaba chispas por los ojos – Lo que te quería decir es que esta noche mi mamá te invita a una cena en casa
- Ron no creo que pueda ir porque yo…
- Ok entonces nos vemos en mi casa a las 7
- ¿No me estás escuchando? Te digo que no…
- Mamá dice Hermione que si va a venir así que ya puedes empezar hacer el pastel – gritó su amigo sin piedad
- ¡RONALD BILIUS! – rugió ella sin podérselo creer – ¡TE ESTOY DICIENDO QUE NO PUEDO IR!
- ¿Que dices Hermione? ¿Que quieres comer Spaguettis con albóndigas? – preguntó el chico divertido – Espera ya te paso a mi mamá… – Hermione se puso blanca y la voz de la señora Weasley habló por el teléfono – Querida yo te haré todo lo que tú quieras
- Se… se… Señora Weasley yo no podré ir
- ¿Cómo? Pero sí yo ya compre todo para la fiesta y tú me dices que no vas a venir… - habló Molly con voz agripada
- ¡Pero claro que va a venir! – gritó Ron que le había arranchado la bocina a su mamá – Porque Hermione no te plantaría ¿Verdad Hermione que tú no serias capaz de eso?
- No Ron yo no seria capaz – dijo rechinando los dientes. Ya había captado su juego
- ¿Entonces si vas a venir?
- Si
- Muy bien te esperamos. Que tengas buen día Hermione
Lo quería matar, eso es lo que quería hacer con su mejor amigo. ¡Matarlo! Con toda y su inteligencia y no había podido impedir que la comprometiera a esa fiesta. Pero a pesar de todo pasar su día de cumpleaños en la Madriguera no resultaba una mala idea es más era toda una novedad porque por lo general siempre le caían sus amigos en su departamento con una fiesta sorpresa. El problema es que ella quería pasar más tiempo con su novio, en esos últimos meses casi no se habían visto porque sus trabajos no se lo permitían. Desde que se había graduado de Sanadora se la pasaba el día entero en San Mungo, era tan preciado su tiempo que ya ni se preocupa de su aspecto físico.
Todos los días era la misma rutina: Despertar en la madrugada, lavarse la cara y los dientes, tomar un vaso de leche, sujetarse el pelo con una liga y salir con su uniforme verde al Hospital a hacer sus prácticas de Sanadora. No había nada más, sólo eso y lo único que iluminaba su día era cuando Harry se aparecía en el hospital sin avisar sólo para decirle "Como sé que nunca almuerzas nada, te cocine esto" y sus manos le extendían una rica y reconfortante sopa; otras veces simplemente le daba un fugaz beso en la mejilla y se desaparecía con la misma rapidez que llegaba. Eran esos detalles especiales que le confirmaban la suerte de haber encontrado a un hombre como Harry Potter
Pero lastimosamente 'eran' porque eso pertenecía al ayer. Hace algún tiempo Harry había olvidado hacer sus entradas sorpresas… y ella no lo culpaba. Sabía que su trabajo como Auror lo absorbía, incluso había ocasiones en que se iba de viaje junto a Ron y su hermana en busca de sectas de magos tenebrosos y no regresaban después de un par de semanas.
Sin duda el horario y sus distintos caminos profesionales había creado un abismo, pero no era nada que un buen día juntos no pueda arreglar… ella así lo sentía.
El tiempo transcurrió más rápido entre llamadas, ramos de flores, tarjetas de cumpleaños, una que otras mañanitas cantadas por teléfono y algunas improvisadas por sus amigas, un poco desafinadas pero bueno la intención es lo que contaba. Quizás uno de los mejores regalos fue el de sus padres, que le habían enviado un par de boletos de avión al lugar que elija con un acompañante.
Y así llegó la hora de ir a su fiesta. Ron y su familia en verdad se habían esmerado con los arreglos. Hermione se sentía profundamente agradecida y feliz del brazo de Harry. Pronto el lugar se lleno de risas y charlas triviales, hasta que llego el momento de partir el pastel pero antes de hacerlo Hermione pidió algunas velitas para realizar la mundialmente conocida tradición muggle del deseo. Y mientras apagaba las velas de un solo soplo, cerró los ojos con la misma intensidad que apretaba la mano de Harry.
- Ya está – dijo Hermione con una sonrisa sincera viendo cada una de las velas apagadas, pero tuvo que reprimir su expresión porque Harry se desasió gentilmente de su mano alegando que tenia demasiada sed
Después que todos tenían su ración de pastel los regalos se fueron abriendo y las sorpresas no paraban de llegar para Hermione. Y así ella se sentía más feliz que nunca, estaba con sus amigos, junto a la persona que amaba, todos reunidos en su honor celebrando el día en que nació ¿Qué más podía pedir? Seguramente nada porque sentía que a lado de Harry estaba completa, nada le podía faltar.
Ella siempre había pensado que lo material no significaba mucho, apreciaba la esencia de las cosas que la rodeaban es por eso que los regalos, el pastel, la fiesta tenían una mínima importancia si lo comparaba a la compañía y el cariño desinteresado que le ofrecían. Eso no tenía precio.
- Luna sabes donde está Harry – dijo Hermione que llevaba un trozo de pastel en las manos – No quiero que se quede sin comer
- Se le antojaba jugo de calabaza y le dije que en la cocina había una jarra – le dijo la rubia - Pero si te vas a buscarlo no te demores porque los gemelos te darán tú regalo a las doce de la noche – consultó su reloj de muñeca – Y eso será dentro de poco. Si no vuelves rápido yo te iré a ver ¿entendido?
Luna dijo sus últimas palabras en un grito porque la castaña ya corría rumbo a la Madriguera. Minutos después los fantásticos fuegos artificiales de los gemelos Weasley iluminaron el cielo nocturno y al finalizar su día de cumpleaños recibió la más grande de las sorpresas, pero que fuera la más grande no significaba que fuera la mejor. La realidad había quebrado la magia de un día perfecto y basto sólo unos cuantos minutos para acabar con su felicidad. Su día soñado pronto se transformó en un cumpleaños digno de olvidar.
- Hermione… Hermione – llamaba Luna mientras la buscaba – Te estás perdiendo los fuegos artificiales ¿Pero que te pasó mujer? – preguntó preocupada al verla caminar con la mirada perdida saliendo del cobertizo de la casa de los Weasley
- Nada – respondió sin mirar a la rubia – Ten, esto les va a servir a ti y a Ron – deposito en las manos de Luna un par de boletos de avión
- Pero Hermy… - dijo sin entender la rubia
No logró seguir escuchándola porque ya se había transformado en una voluta de humo gris. Había desaparecido.
La fiesta llegó a su fin y ahora su departamento la recibía. Nunca lo había visto tan lúgubre como esa noche. Se dejo caer sobre su cama, y después de una hora de tratar inútilmente de dormir, el teléfono sonó nuevamente y ella sin ánimo lo contesto ¿De donde sacaba las fuerzas…? ¿De donde?
- ¿Alo?
- Hermione… ¿Por qué te has ido así de la fiesta? Todos estamos preocupados
- Me dolía mucho la cabeza. Lo siento… – enmudeció, iba a decirle "mi amor"- Harry
- ¿Ya no te duele? ¿Estás bien? – preguntó preocupado
- Sí. Estoy mucho mejor ahora – mintió
- Bueno. ¿Quieres que vaya tu departamento para acompañarte?
- No, no vengas – su voz comenzó a quebrarse y un temblor repentino recorrió su cuerpo - Harry tienes algo que decirme…
Sus ojos marrones se dirigieron a la ventana por donde se veían las negras nubes acechando con una oscuridad impenetrable. Esperaba que él en esos últimos momentos tenga un poco de sinceridad con ella
- Al… al… algo que de… decirte – titubeó nervioso - ¿Por qué lo preguntas?
Estaba confirmado, él no se lo iba a decir y ella no estaba segura de querer escucharlo pero los seres humanos tenemos un defecto en común, nos inclinamos estúpidamente al incoherente masoquismo. Escuchó un 'tlin' como el sonido de un cristal roto y supo con certeza que correspondía al sonido de la confianza perdida depositada en el único ser que amó. Y no existe pegamento alguno que reconstruya eso.
- Porque hoy estabas muy distante – cerró los ojos con fuerza y gruesas lágrimas se escaparon de sus ambarinos ojos -Si tienes algo que decirme este es el momento…
- Yo… Yo… Yo… De que hablas… No se… - ella seguía en silencio – La verdad es que no sé lo que me tratas de decir…
- Quiero terminar nuestra relación – dijo interrumpiéndolo
- ¿Qué? – respondió aturdido
- Lo que oíste. Lo mejor será que terminemos – habló rápido sin permitir que él le dijera lo que ella ya sabia.
Flashback
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- Hasta que por fin te escapaste. Pensé que estaríamos separados toda la noche
- No Ginny en realidad yo vine por un poco de jugo…
Pero los labios de Harry quedaron mudos al recibir un apasionado beso de parte de la pelirroja. Él se dejo llevar y acarició su sedoso cabello. Después de un par de minutos se separaron para coger aire
- Quieres ir al cobertizo para estar más a gusto – pronunció ella jalándolo de su túnica
Harry la rodeó por la cintura y se la llevó a paso veloz no sin antes plantarle un suave beso en los labios. Escondidos en medio de la oscuridad sus besos subieron de intensidad y las caricias también hasta que sus respiraciones se volvieron agitadas y sintieron que ya no podían parar
- Espera… espera… – repitió Ginny con su pelo revuelto y abotonándose la camisa que minutos antes Harry había querido despojar - ¿Cuándo se lo dirás?
- Hoy no por supuesto – respondió él cabizbajo pero podía sentir la iracunda mirada de Ginny en su nuca
- ¿POR QUÉ HARRY? – chilló ella
- Shhhhhh – recriminó Harry casi histérico
– ¡Tienes que decírselo! – dijo rechinando sus dientes, intentando controlar su voz
- Hoy es su cumpleaños Ginny. No creo que sea el mejor día para hacerlo
- Y cuando será el día perfecto ¿AH? – replicó furibunda – Mira Harry esto ya se salió de control hace varios meses. Te he dado el tiempo suficiente pero si no lo vas hacer entonces es mejor que te olvides de mí para siempre
- Pero Ginny… Por favor no me puedes decir eso – contestó Harry triste – No me pidas que lo haga hoy…
- No alargues más el asunto – espetó ácidamente interrumpiéndolo – Es mejor que cortes con ella lo más pronto posible.
- No lo sé… No estoy seguro…
- Harry ¿tú me quieres? – intervino ella deteniendo sus titubeos
- Sí – respondió como un autómata
- Entonces porque no terminas con ella, nosotros tenemos derecho a ser felices y tú no eres feliz con ella – dijo con crueldad
- Pero ella me ama y le haría mucho daño si le digo…
- Muy bien… Muy bien… Entonces ¡LO NUESTRO SE ACABO! – dio su ultimátum y se dio media vuelta
- ¡No espera! – la cogió del brazo – Esta bien. Hoy mismo se lo diré
Ginny sonrió y se acercó a él, lo beso sutilmente pero se separo al instante con un sobresalto. Una potente explosión de fuegos artificiales la asusto
- ¡AY! Esos deben ser Fred y George – dijo con fastidio. Rodeó el cuello de Harry - ¿En que estábamos?
Acto seguido se besaron con la misma pasión desenfrenada tal como lo habían hecho en la cocina
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Fin del Flashback
- Pero Hermione… - dijo Harry con la voz quebrada. Aunque eso era lo que quería hacer porque se lo había prometido a Ginny, nunca pensó que cuando llegara el momento esa extraña opresión embargara su pecho
- Lo siento Harry – dijo ella con voz al cuello - Siento que esto no funcionara pero ya sabes nuestros… horarios. Ya no es lo mismo…
Sí, no actuó de la forma más normal. No entro al cobertizo y le gritó sus cuatro verdades a Harry, ni tampoco se llevó cogida de los pelos a Ginny trapeando el suelo con su cuerpo. No, no hizo nada de eso, pero nunca se arrepentiría porque no debemos redimirnos de nuestras decisiones, ya que sea cuales sean las que tomemos, siempre tendrás la seguridad de que fueron tuyas y nadie influyó en ellas.
Y aunque tuvo unas ganas irresistibles de decirle que lo sabía todo, prefirió no hacerlo ¿De que serviría? ¿Acaso eso aliviaría su dolor? No, eso no ayudaría en nada. Los enormes cuernos en su cabeza ya pesaban lo suficiente ¿Para que hacerlos mas pesados de lo que ya eran? Admitir el engaño de Harry la haría sentir mas miserable, así que prefirió hacer lo que el valiente de Harry Potter nunca se atrevió. Terminar su relación.
- Hermione esperó que esto… Que lo nuestro acabara no significa que también nuestra amistad deba ser igual – dijo como si ese discurso lo hubiera ensayado hace mucho tiempo – Yo pienso que debemos seguir siendo amigos. Claro si así tú lo quieres ¿Quieres seguir siendo mi amiga?
Apretó con exagerada fuerza una de los extremos de su almohada mientras varias manchas en su falda evidenciaban las gotas salinas de dolor que rodaban por sus mejillas y caían libres al termino de su barbilla. Un viento helado sopló desde la ventana y ella ya no sabia si temblaba de frío o sencillamente su cuerpo se estremecía a causa del dolor.
- ¿Hermione estas ahí? – preguntó él al no recibir respuesta de ella
- Sí, estoy aquí. No te preocupes seguiremos siendo amigos – respondió ella en un susurro inaudible. Harry se tuvo que pegar bien el teléfono para escucharla
- Que bien… Bueno fue lindo mientras duró ¿No crees? – otra vez el poco tacto de Harry se hacia de manifiesto y ella sólo logro asentir con la cabeza pero pronto recordó que estaba al teléfono así que se dio cuenta que había caído otra vez en el silencio - ¿Hermione estas ahí?
- Sí, aun sigo aquí – sus mejillas eran un mar de lágrimas y sus susurros disfrazaban su voz quebrada pero el dolor seguía tan fuerte que por ratos pensaba que le iba a impedir la respiración – Tienes razón. Fue bonito…
- Por cierto se me olvido decirte – no estaba seguro si decirlo; la frase en aquellos momentos no podía ser más inoportuna y era tan fuera de lugar que aún pensarla le causaba repulsión pero debía decirlo ya que en toda la fiesta no lo había hecho. Esa extraña opresión en su pecho se intensificaba cada vez más y Harry no entendía el porque – Feliz Cumpleaños Hermione
- Gracias… – sintió que el mundo se hundía bajo sus pies y no pudo reprimir un sollozo al hablar
- Adiós y buenas noches – pronunció con simplicidad Harry
- Buenas… - Hermione se detuvo. El sonido intermitente del teléfono sonaba: Pi…pi…pi
Las horas pasaron lentas y la noche se le hizo eterna mientras que la única compañía que tenía era su almohada y ese temblor en su cuerpo que no desaparecía, seguía estando con ella, muy latente, como un demonio del cual uno se quiere exorcizar pero que nunca lo puede lograr. Las lágrimas siguieron rodando más redondas y grandes que antes. El dolor en su pecho pronto se transformo en un asfixiante nudo en su garganta tan intenso y penetrante que le helaba la sangre
Y muy lejos de ella, se podría decir más lejos que nunca, Harry murmuraba dos palabras que ella nunca llegaría a oír. "Perdóname Hermione…"
Harry pensó que algún día no muy lejano se las diría, así como la verdad que traía como yugo en su espalda, pero todo culpable tiene que pagar un precio caro por su bajeza. Y su castigo se lo dio el tiempo y la ausencia de la única mujer que lo amo verdaderamente en esta vida y que él tan cobardemente dejo escapar.
Nota de Autora: Aunque no lo parezca pero juro enfáticamente que este fic es H/Hr. Muy triste me salió ¿No? Bueno esa era la idea porque salió de una canción triste, además estaba depre el día que lo hice jeje! Por suerte ya me pasó. Por favor manden ¡Reviews! ¡No sean gachos pues!
Besitos y no se pierdan
Att mayiyapotter
