La historia de mi hermano con Kate Beckett fue algo curiosa al principio, mi hermano había cometido un error no muy notable su primer día en la estación de policía, tanto él como mi padre eran reconocidos y mi hermano fue el novato del año en la academia, al graduarse todos esperaban que siguiera los pasos de nuestro padre quien por años había servido como un policía destacado y luego como detective de homicidios, pero la suerte que le había acompañado por décadas terminó una noche durante la vigilancia de un edificio donde se suponía que se llevaba a cabo una transacción importante de drogas, mi padre investigaba un homicidio y había sido requerido como apoyo en dicha operación, donde si tenía suerte atraparía al homicida, pero todo había salido mal, yo tenía entonces 15 años y mi hermano 23, el dolor de perderlo fue lo peor que había sentido hasta ese momento y poco a poco la relación con mi hermano se fue deteriorando, lo amaba, era mi hermano pero su tendencia a la sobreprotección me había llevado a cometer toda clase de locuras, mientras mi hermano se esforzaba por mantenerme a salvo, yo insistía en meterme en toda clase de problemas.
Aquel día mi hermano olvidó firmar unos reportes, unos que no eran importantes pero que al final el capitán notó, le llamó a su oficina y lo que parecía ser un regaño termino siendo una deuda, Kate apareció llevando unos documentos, y con total seguridad se adjudicó el error, Kate también había destacado en la academia y aunque ella y mi hermano siempre habían competido, al final se habían enamorado, pero lo habían ocultado por que no era lo correcto, ella era un año menor que Steve, su brillante ascenso en la policía le había colocado en un lugar especial y era respetada por todos, incluso por sus superiores, así un día y sin yo saberlo, me di cuenta de que mi hermano la había llevado a casa para entregarle un anillo de compromiso, esa fue la noche en la que me enteré de aquella historia.
Para mi ella era una desconocida, Steve había hablado de ella un par de veces sin dar detalles, sin mucho interés por decirnos quien era y cual era su historia.
Mi madre los abrazo efusivamente, les deseo lo mejor y luego de hacer las preguntas correspondientes insistió en que los felicitara, me sentí adormecido por el aroma de su piel, de su cabello en el momento que la tuve junto a mi, era hermosa, era inteligente, una mujer increíble, audaz, confiable, amable y todos los adjetivos que pudiese ponerle solo para alabarla, pero tenía un detalle, era la novia de mi hermano y después de decir que si, la vi emocionada luciendo aquel anillo, ella estaba enamorada de mi hermano y yo solo era un mocoso a sus ojos.
Intente por todos los medios deshacerme de ese sentimiento, como podría yo, un muchacho, como todos me llamaban, aspirar al amor de una mujer como ella, de ninguna manera, ese sería un secreto, mi secreto, y me lo llevaría a la tumba de ser necesario, pero ella no dejaba de maravillarme, y esa fue la razón de mi corazón roto, Kate intervino en las peleas que mi hermano y yo sostuvimos a lo largo de un año, antes de que yo huyera de casa.
Steve solía reprenderme por cualquier motivo, aunque debo reconocer que yo no se lo hacía fácil, claro que yo era un chico impetuoso, me moría por ser independiente, ser un hombre y demostrarle a ella que era capaz de todo, sin embargo todos y cada uno de mis intentos resultaban fallidos, era un inepto en el colegio, casi no me graduo y mi intento por entrar a una universidad decente no fue precisamente la mejor, conseguí un empleo pero entonces había conocido a jake Harrison y sus amigos, que habían jurado hacer mi vida imposible, todo por nada, niño bonito era el sobrenombre que jake me había puesto y el resto fue historia.
Aquel fue un año terrible para mi y no solo eso, la ausencia de mi padre lo hacía todo más difícil, mi único alivio eran mi madre y Kate que de alguna manera hacían entrar en razón a mi hermano y por un breve instante conseguía no sentirme como un perdedor.
-Déjalo ya.- dijo Kate aquella noche, la ultima que estuve en casa.
-es un idiota, es tan inmaduro.- dijo mi hermano.- te juro que…
-no digas que es por el.- dije molesto.- porque es una mentira.
-el puño de mi hermano se estampó en mi cara.- claro que lo hago por el y por ti.
-Steve por dios, que te pasa , es tu hermano y no ha sido su culpa, fueron aquellos chicos.- su mano se posó en mi hombro.- estas bien?.- pregunto preocupada.
-si.- dije en voz baja.
-mi hermano dio la vuelta dándonos la espalda, suspiró audiblemente y luego me miró.- no es por eso, que va a pasar con él si un día ya no estoy, se mete en problemas todo el tiempo, tiene que madurar, tiene que hacerse un hombre y si sigue por ese camino solo conseguirá que lo maten.
-no te preocupes no te daré más problemas.
Salí de la casa sintiéndome un imbécil, mi hermano tenía razón, yo iba a terminar mal y no había opciones para mi, corrí por la calle, había estado posponiendo mi decisión, la decisión de irme de casa, no quería herir a mi madre pero conforme pasaban los días me daba cuenta de que no había otra manera, tenía que irme, tan lejos como pudiera.
La mañana siguiente, decidido a tomar mi destino en mis manos, me levante determinado a despedirme de mi familia y a marcharme, no quería solo desaparecer, mi madre no lo merecía y aunque sabía que mi hermano no lo entendería estaba listo para dar ese paso.
Durante el desayuno, mi madre nos habló de sus planes aquel día, me preguntó que haría, si necesitaba algo y luego me miró intrigada, ambos lo hicieron, cuando les dije que tenía un anuncio importante que hacer.
-Mi hermano me miro expectante.- que es ahora?.- dijo con sorna.
-me voy… lo he estado pensando, no quiero ser una carga para ustedes, me haré responsable de mi, tengo edad suficiente y creo que es el momento.
-a donde vas?.- preguntó mi madre.
-Me uní al ejército, me enliste y me voy.
-que?.- dijo mi madre sorprendida.
-mi hermano rio a carcajadas.- déjate de estupideces, tu en el ejército, que harás, llorar todas las noches.
-lo mire con furia.- mamá… se que suena estúpido pero lo pensé bien, aquí no tengo futuro y al menos tendré un empleo estable, yo…-Steve me interrumpió.
-no digas tonterías niño, anda, se hace tarde, el autobús te dejará otra vez.
-no me escuchas, nunca lo haces, me voy ahora, madre, lo siento pero esta situación es insostenible y estoy cansado de todo esto.
-pero…- mi madre comprendió entonces.- lo harás bien.- beso mi mejilla y luego se aparto para dejarme pasar.
Caminé hasta mi habitación, tomé mi mochila y me despedí en silencio de papá, mi hermano entró a la habitación unos segundos después.
-déjate ya de estupideces.- lo ignoré y seguí adelante.- Ricky, que haces, podemos resolverlo, hablemos.- tomo mi brazo.
-Hablar de que, de que soy un niño, de que soy inmaduro, un estúpido, un idiota, tengo mierda en la cabeza… estoy harto de todo, solo soy un problema para ti y me cansé.
-vamos Rick, no tienes que irte, se que he sido duro contigo pero la vida es difícil, no quiero que termines como alguno de esos chicos que entra en la comisaría todos los días, vas a madurar, encontrarás un buen empleo, se que eres capaz, tómalo con calma.
-suspiré con cansancio.- hay una razón más… es… una chica.
- estas enamorado, lo sabía, la conozco?
-no, yo, es una tontería y no tengo oportunidad con ella, así que esa es otra razón más para irme, así que hasta aquí… es todo, te escribiré y a mamá.
Caminé hasta la puerta sin mirar atrás, los pasos de mi hermano se escuchaban detrás de mi, de pronto se detuvo.
-es Kate, no?... te he visto observarla, he visto como la miras, es ella verdad?
-Qué?, no, no es ella.
-claro, crees que soy estúpido, es ella, lo sabes bien, yo lo sé, sé lo que sientes por ella, confundes la amabilidad con otra cosa, ella solo es amable contigo, no puede evitarlo, te ve como si fueses su hermanito, me lo ha dicho, te aprecia pero nada más, espero que te vaya bien y que consigas sacártela de la cabeza, por que es conmigo con quien se va a casar.
Me quedé parado en la puerta escuchando sus pasos alejándose y sintiendo el peso de sus palabras, no, no era yo de quien ella se había enamorado, no me había elegido a mi, yo solo era un tonto, un niño soñando con algo inalcanzable.
Me fui sin mirar atrás, sin esperar nada de nadie, ya nada me importaba, los primeros meses fueron difíciles, le escribía a mamá siempre que podía pero me negaba a hablar con mi hermano y no porque lo odiara sino porque me dolía saber que me había tratado de esa manera, yo lo amaba.
Unos seis meses después de mi partida mi madre me llamó, mi hermano y Kate se habían casado en una pequeña ceremonia a la que solo había invitado a unos cuantos, me envió un par de fotografías donde ambos lucían felices y donde ella se veía radiante, hermosa.
Pronto un año pasó y luego dos, mi madre me enviaba mensajes o me llamaba y aunque siempre me preguntaba cuando volvería, yo siempre le decía que cualquier día de esos me aparecería por allí, me daba las noticias y me animaba a volver pero la actitud de mi hermano seguía siendo distante.
Tres años después de haberme ido, volví a casa para una reunión en honor de mi padre, el cuerpo de policía le haría un reconocimiento póstumo pues ese año cumpliría 25 años en servicio, mi madre me había llamado entonces para pedirme que asistiera, no pude negarme, mi padre era una importante razón para volver.
Lo primero que vi al entrar a casa, fue a Kate Beckett, usaba el uniforme de policía, no solo mi padre sería homenajeado, un par de agentes más estaban en el programa, ella sonrió cuando me vio pero no pareció reconocerme, luego cuando me quité la gorra, me miró con sorpresa.
-Ricky?- dijo con suavidad.- creo que has crecido un poco más, te ves bien con ese uniforme, que tal la vida en servicio?
-dura pero reconfortante.
-te has ido sin despedirte, fue muy sorpresivo.
-si, yo, lo lamento, me hubiese despedido pero todo fue muy rápido.
-tu madre está en la cocina.- dijo y camino hacia afuera.
La vi andar con lentitud, le miraba totalmente atontado hasta que una voz me distrajo.
-es mi esposa.- dijo la voz, y reconocí a mi hermano en ese momento, seguía siendo un imbécil.
-voy a ver a mamá.
-no vas a saludarme, hace 3 años que no te veo.
-No creo que me extrañaras.
Caminé hasta la cocina donde mi madre preparaba una taza de café, la abracé y besé su mejilla, ella estaba feliz de verme, si, volver a casa era bueno solo por ella.
Entrelace mis dedos mientras escuchaba las palabras que le dirigían a mi padre, mi hermano estaba allí en primera fila, sería el encargado de recibir el reconocimiento en su nombre, su rostro era serio, mi hermano seguía sus pasos en definitiva, Kate estaba a su lado.
La vuelta a casa fue silenciosa, supuse que romper el silencio era algo que nadie quería, aún nos dolía su ausencia, nos sentamos a la mesa mientras yo evitaba hacer contacto visual con mi hermano.
-Cuanto te quedaras?.- pregunto Kate.
-solo un par de días, debo volver.
-piensas hacer carrera allí?
-no lo sé, aun hay otras opciones que me gustaría probar.
-entiendo, eres joven, tienes un futuro prometedor.
Aun no sabía que haría después del servicio militar, la idea de unirme a la policía rondaba mi cabeza, después de todo, era parte de mi, lo llevaba en la sangre, aunque preferí no hablar al respecto, no lo haría al volver a casa, probaría suerte en otro lugar y después, si todo marchaba bien, buscaría la forma de volver a casa con un empleo en la ciudad, pero eso aun era una idea, una especie de proyecto que no terminaba de tomar forma.
Por la noche mi madre y yo sentamos en el patio trasero, hablamos por horas de lo que había hecho y aunque ella me preguntaba que planes tenía, preferí seguir guardándome lo que pensaba, ella comprendió y no hizo más preguntas.
Dormí en mi vieja habitación, por la mañana, me senté a la mesa mientras mi madre preparaba el desayuno, me hizo bien aquel ritual, me sentí en casa así como hacía mucho no me sentía.
Tomaba un baño rápido antes de salir cuando escuché la voz de mi hermano en la sala imaginé que era normal que viniera a casa, que visitara a nuestra madre con regularidad, caminé por el pasillo con la camiseta entre mi cabeza y un brazo.
-saldré un momento.-dije sin saber que Kate se encontraba allí.- oh, hola, no sabía que estaban aquí.
- A donde vas?.- escuche a mi madre preguntar.
-Solo daré un paseo, no tardaré, quiero ver que ha cambiado por aquí.
-te acompaño.- dijo Kate ante la sorpresa de mi hermano.
-conozco el camino.- dije sin mirarle.
-Lo sé, solo voy por el mismo camino.- la vi girar sobre sus talones besar los labios de mi hermano y tomar un bolso para luego caminar hacia la calle.- andando.- esperaba a que la siguiera.
Mire entonces a mi hermano, sabía que aquello no le agradaba pero también sabía que el no le había hablado de aquella conversación que tuvimos antes de irme, esperaba que él dijera algo pero para mi sorpresa, no dijo absolutamente nada.
Caminé detrás de Kate, ese característico aroma suyo, llegaba hasta mi nariz, me hacía desear acercarme más a ella, hice un enorme esfuerzo por no hacerlo.
-debes tener un gran numero de admiradoras.
-No
-en verdad, no recuerdo que tuvieses ese cuerpo, en verdad has crecido y te has sonrojado.- dijo riendo.
-yo, he salido con alguna pero no estoy muy interesado.
-Oh vaya… eres gay?
-no, no me refiero a eso, es que… yo…
-Estas interesado en alguien.- afirmó.
-si, bueno algo así.
-Y, que esperas?
-Bueno ella ya tiene una relación y yo no, no…
-Entiendo, tal vez, no es para ti, quizá haya alguien más por allí.
-eso pienso yo también.
-Estarás en casa de tu madre mas tarde?
-si, claro, tu y Steve vendrán?.
-no, yo planeo pasar a dejar un par de cosas, es todo, si te vas de nuevo espero poder despedirme esta vez.
-si, si, allí estaré, adiós.
Seguí mi camino hasta que por inercia detuve mi andar, aún me parecía ridículo que no hubiese podido sacarla de mi cabeza, quizá solo era un capricho, quizá solo era eso.
Tal como lo dijo por la tarde la vi llegar, habló conmigo un par de minutos y luego se fue, aquella noche, soñé con ella, soñé con sus labios dulces, con sus manos suaves y su piel caliente, por la mañana me fui antes de que mi hermano apareciera.
Unos meses más tarde dejé el ejercito, sin decirle a mi familia mis planes, quería que fuese una sorpresa y quería que mi madre estuviese orgullosa de mi, así que con la ayuda de un amigo me uní a la policía en el lugar donde vivía y me esforcé por ganarme mi lugar allí.
Fue justo un par de semanas antes de volver a casa que mi madre llamó, aquella tarde me enteré de que mi hermano había muerto, al parecer hacia un trabajo infiltrado, mi madre no dio más detalles, entre lagrimas me dijo que habían tenido que recurrir a un examen de ADN para poder reconocerlo pues el auto en el que viajaba había explotado dejando su cuerpo irreconocible.
Sentí mi pecho oprimiéndose, sentí que el aire me faltaba, el había muerto sin poder hablar una última ves, sin poder arreglar nuestras diferencias y el remordimiento se hizo presente, era hora de volver a casa.
