Los personajes no me pertenecen son de la gran Rumiko Takahashi. Esta historia, sin ánimo de lucro, está basada en la incompleta "Juegos por Internet" de JessMellark99.
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Capítulo 8: Disfrutar la vida
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Estoy concentrada rediseñando el hall de un centro comercial cuando la vibración de mi móvil me avisa de un mensaje. Es Yuka, está por la zona por algo de su trabajo y me pregunta si podemos juntarnos a desayunar en media hora. Diría que estoy sorprendida pero conociéndola seguro que quiere cotillear. Desde que empezó todo este rollo de la página de sexo mi vida parece una novela rosa a la que mi amiga está muy enganchada.
Ya en la cafetería nos sentamos cerca de la ventana con una buena taza de café. Akari se sumará más tarde, justo cuando salíamos la Srta. Hinako le ha llamado a su despacho para comentarle algo del proyecto que estaba llevando.
Yuka aprovecha eso y sin rodeos y una sonrisa pícara entra directa al tema.
—¿Y bien?
—Y bien, ¿qué?
—Vamos Akane no te hagas la tonta, ¿cómo van las cosas entre tú y tu sexi desconocido? ¿Habéis quedado más veces? Seguro que siendo un amante tan fantástico debes pensar en él constantemente.
Su efusividad me abruma aunque no puedo evitar darle mentalmente la razón en eso último. Por mucho que intente centrarme de nuevo en la boda y en mi relación con Shinno hay una parte de mi que me impide hacerlo. Necesito tener la mente siempre ocupada en algo para evitar soñar y recordar esa utopía que han sido mis últimos meses.
—No hay nada que contar, he decidido dejarlo —Ella me observa ligeramente sorprendida.
—¿Y eso? ¿no dijiste que había sido el mejor polvo de tu vida?...espera, no me digas que vuelves con tus dudas del principio sobre el bien y el mal —Levanta una ceja y su mirada se vuelve desaprobatoria—. Ya te lo dije, debes disfrutar mientras seas soltera, luego no podrás.
—Pero la vida no es solo sexo, por lo menos no para mi. Se que Shinno y yo hemos tenido altibajos pero ahora estamos bien. Además se está esforzando, ayer me llevó a un restaurante espectacular y me volvió a pedir matrimonio. Si él quiere que lo nuestro funcione no voy a ser yo quien se oponga —Yuka parece sorprendida y un resquicio de ira asoma en sus ojos. Entiendo que no le haya gustado mi negativa a seguir con el juego pero debería apoyarme como lo ha hecho Akari, ¿no?
—A ver, ¿me estás diciendo que vas a olvidarte de lo que ha pasado estos meses solo porque tu prometido se puso sensible? ¿Desde hace cuando no tenías un orgasmo como los que te dio ese tipo? Y no me vengas con que a ti eso no te importa porque se te notaba en la cara lo viva que te sentías.
—Yuka, entiéndeme. Puede que mi relación no sea perfecta pero quiero apostar por ella.
Me mira con hastío —Mírame a los ojos y sé sincera, ¿de verdad no te mueres por pasar otra noche con él?
Me remuevo incómoda en mi asiento y retiro mi mirada. Mi mente vuela a la carta en la que SexyMousse me decía que me esperaría todas las noches en esa misma habitación. Sé que Yuka puede ver la vacilación en mi evasiva y eso es justo lo que necesita para seguir.
—¿No me digas que te ha ofrecido tener mas encuentros de sexo?
—¡No! —contesto seca, pero suena falso hasta para mi.
Su cara se ilumina —Akane tienes que ir, venga invéntate algo. Dile a Shinno que has quedado conmigo o con Akari pero no te quedes con las ganas.
—No es tan sencillo, no quiero seguir haciendo esto. Ayer decidí olvidarlo todo y volver a aceptar su proposición de matrimonio y debo ser consecuente.
—Akane, tal vez quieras a Shinno como para casarte con él y permanecer juntos el resto de tu vida…no te digo que no lo hagas. Solo te recomiendo, como tu mejor amiga que te conoce desde hace mucho y sabe lo que es mejor para ti que, por una vez en tu vida, hagas una locura y te dejes llevar… O repitas esa locura. Es mejor eso a que luego te arrepientas dentro de unos años.
Siempre he sido bastante firme en mis decisiones pero, desde que Yuka me convenció para entrar en ese juego, me siento débil. Es como si mi fuerza de voluntad hubiera desaparecido y solo fuese un cúmulo de sensaciones y culpa que fluye al son que tocan los demás. Igual no es algo nuevo, seguramente hace tiempo que perdí el control de mi vida sin darme cuenta. Solo sé que estoy agotada mentalmente y al borde del colapso emocional.
—¿En serio crees que no es tan malo hacer esto, engañar a Shinno? —Mi amiga niega con la cabeza—. Es que me siento la peor persona del mundo. Shinno siempre ha sido muy bueno conmigo y yo se lo pago de esta manera. Le estoy traicionado de la peor manera y si se entera…
—Tranquila que eso no va a pasar —me corta Yuka—, además no es como si tú prometido fuese un santo.
—¿A qué te refieres? —No es la primera vez que insinúa algo así y eso me mosquea.
Justo en ese momento Akari aparece frente a nosotras con su café en la mano y mi amiga deriva la conversación discretamente a otro tema.
Cuando ingreso en el portal de nuestro edificio, de vuelta del trabajo, veo una trenza desapareciendo hacia el ascensor. Hace varios días que Ranma parece evitarme y curiosamente nunca hay nadie en su piso cuando llamo. Así que me apresuro y tiro del extremo de su pelo para detenerlo. Él me encara, saludándome con un ligero movimiento de cabeza, mientras vuelve a apretar el botón de llamada del aparato.
—¿Alguna vez te has planteado hacerte otro peinado? —le cuestionó jugando con la punta—. Creo que nunca te he visto de otra forma, si no contamos los primeros meses nada más mudarte a la casa de al lado de la mía, en los que llevabas una pequeña coleta.
Una sonrisa traviesa comienza a aparecer en su rostro y sus ojos me atraviesan como queriendo adentrarse en mis pensamientos.
—¿Qué?
—Nada solo me hace gracia que me plantees eso.
—Bueno, no veo que sea algo raro. Seguramente te lo sueltas para lavarlo o dormir así que tiene sentido que hayas probado a llevarlo así o en un moño, ¿no?
—La trenza es mi seña de identidad y a las mujeres les gusta tocarla —su mirada se centra en mi mano que sigue enganchada en el extremo de la trenza acariciándola inconscientemente.
Me sonrojo y la suelto de golpe. Ranma intenta contener una carcajada y su cuerpo se estremece haciéndome fruncir el ceño, lo que parece divertirle mas.
El ascensor por fin llega y nos subimos a él. Mi vecino, más calmado, aprieta el botón de nuestro piso mientras me mira de reojo.
—Así que, ¿quieres verme con otro peinado marimacho? —El sonrojo se extiende por mis mejillas mientras añade— ¿El pelo suelto quizá?…
No se porqué pero de pronto me falta el aliento, su mirada profunda e inquisitiva remueve una parte de mi que no quiere ser activada, no ahora, no con él. Así que decido cambiar de tema drásticamente.
—Y ¿me vas a contar de que discutiste con Shinno el otro día? —Por un momento mi pregunta le desconcierta, luego veo como la expresión de sus ojos se transforma, haciéndome entender que sabe por qué he cambiado de tema. Finalmente su mirada se vuelve hermética.
—Ya te dije que era una tontería…
Nos quedamos en silencio un rato mientras el ascensor avanza hacia nuestro piso. Estamos a punto de llegar así que reúno valor y, acercándome al panel de control, lo detengo.
—Se puede saber qué haces —dice con cara de agobio—, haz el favor de presionar otra vez ese maldito botón.
—Dime qué pasó entre vosotros y lo haré— respondo mientras bloqueo su intento de acercarse al panel.
Ranma me mira como si estuviera loca, luego suspira y se recarga contra la pared contraria mientras contesta— ¡Está bien! no me quiso contar un par de cosas de la chica que me gusta… cosas importantes… por eso le golpeé.
Nunca entenderé a los tíos, ¿de verdad se pegaron como energúmenos solo por eso? Cuando iba a plantear eso en voz alta caigo en una cosa.
—Espera ¿te gusta una chica? —Ranma enarca una ceja y sonríe de lado.
—¿Por qué te interesa saberlo? —dice acercándose y acorralándome contra la pared. Ese movimiento lento y sensual acaba de mandar una ráfaga de electricidad a todo mi cuerpo.
—¿Quién es ella? —pregunto tratando de sacar un pensamiento coherente de mi ahora embotada cabeza. Empiezo a sentirme acalorada, ¿es que al parar se cortó el aire de esta máquina?. Mis ojos vagan por la cabina mientras intento despejar la mente y cuando vuelvo a fijarme en él no puedo evitar un deseo intenso de besarle. Nuestros alientos se rozan a pesar de la distancia que nos separa. Tal vez Ranma ha leído mis pensamientos porque baja su vista a mis labios.
—Eso no es de tu incumbencia —comenta alejándose y permitiéndome respirar de nuevo—. Ahora sé amable y reanuda la marcha. Ya sabes que soy un poco claustrofóbico.
Hago lo que me pide mientras intento dilucidar qué fue lo que pasó. Quise besar a mi amigo y eso solo puede significar una cosa, estoy necesitada de sexo y es evidente que Ranma, de algún modo, me recordó a mi amante misterioso. Suspiro frustrada.
—Perdona por meterme en tus asuntos. No quería cotillear…solo me sorprendió que os pelearais.
—No te preocupes. Algunas veces se disfruta de la vida moliendo a palos a un amigo.
—…disfrutar de la vida —repito como en un mantra recordando la conversación de esta mañana con Yuka. Tal vez sea una de las mayores locuras de mi vida pero…
—¿Estás bien? —El ascensor se ha detenido sin darme cuenta y Ranma me mira desde fuera del mismo tapando el haz de luz para mantener la puerta abierta. Salgo algo avergonzada pero me detengo tras avanzar un par de pasos.
—Si, solo me acordé de algo. ¿Qué hora es?
—Las siete y media, ¿por?
—¡Bien! Puedo llegar a tiempo —digo más para mi que para que él lo escuche.
—¿A dónde?
—Perdona, es que acabo de darme cuenta de que había quedado con alguien a las 8 —respondo apresurada mientras presiono el botón para que el ascensor vuelva a abrirse.
Espera Akane —La voz alterada de Ranma hace que me gire a verlo—. ¿Con quién te vas a ver?
—Con…con…¿Yuka y Akari? —Eso ha sonado francamente mal y me alegro que no fuese Shinno el que me preguntase.
Ranma me mira interrogante y agradezco cuando por fin se cierran las puertas de la cabina y me evitan el bochorno de cualquier comentario mordaz que estuviese a punto de hacer por mi evidente mentira.
Tras mandarle un mensaje a Shinno avisándole de que llegaría tarde, otro a mis amigas por si les llamaba él y pasar por los baños públicos para recuperar la peluca morada de la taquilla que alquilé para dejarla hace poco más de una semana, me dirijo al hotel.
Cuando entro, la despampanante recepcionista está hablando por teléfono. Sus ojos se fijan en mí y asiente mientras cuelga la llamada.
—Señorita Tendo, qué placer tenerla de vuelta —Su voz aduladora me molesta un poco, sobre todo porque todavía no olvido su amenaza de la vez pasada, pero entiendo que es su trabajo y que en el fondo solo es una mandada, así que le muestro mi mejor sonrisa.
—Gracias y buenas tardes, ¿me podría dar la tarjeta de la habitación 161, por favor?
—Como no, pero antes si me permite, me gustaría enseñarle el hotel.
—Perdón ¿qué?…no, no, yo solo quiero subir a la habitación.
Ella hace caso omiso de mi petición, rodea el mostrador y me indica que la siga. Suspiro frustrada y avanzo detrás. Recorremos todas las instalaciones mientras Kiema me suelta un aburrido discurso sobre el diseño de cada sala y el uso de la misma. Como arquitecto debería estar más interesada en lo que cuenta pero ahora mismo mi mente solo puede centrarse en que estoy a escasos pisos de ese hombre que me vuelve loca de placer. Mi cuerpo vibra con pensarlo y solo espero que no se refleje todo esto en mi rostro. Me moriría de vergüenza.
—Y este es nuestro Dojo. Poca gente sabe que tenemos uno pero es una de las estancias más importantes y exclusivas del hotel —Ver el magnífico trabajo de la madera me saca de mis pensamientos trayendo cálidos recuerdos de la infancia. La verdad es que es magnífico—. ¿Le gusta? El dueño del hotel se implicó personalmente en la construcción.
—Es precioso —susurro.
El inalámbrico que Kiema lleva en la oreja suena y se aleja para atenderlo mientras yo recorro espacio y me detengo frente a un pequeño altar. Está bastante alto pero hay algo en él que me resulta vagamente familiar. Antes de que mi mente dé con la respuesta, Kiema regresa y me indica que volvamos a recepción.
—Que tenga una bonita noche —dice mientras me entrega la ansiosa llave. Asiento con la cabeza y me despido rumbo a los ascensores.
Minutos después observo la puerta frente a mi, recordando lo que viví hace al otro lado ¡Qué tonta fui al pensar que no volvería aquí!
Nada más entrar me engulle de nuevo la oscuridad. Escucho su voz áspera y sensual a mi espalda pidiéndome que cierre los ojos y coloca la venda sobre ellos.
—Creí que no volverías.
—Sinceramente yo también —admito—, pero no podía dejar de pensar en esa noche.
—Yo tampoco —susurra ansioso a mi oído—. ¿Estás segura de que quieres estar conmigo esta noche?
A pesar de la clara lujuria reinante, su pregunta me parece muy tierna. Me está dando la oportunidad de irme pero yo ya tomé la decisión —Estoy segura.
Tan pronto como esas palabras salen de mi boca, me empuja contra la pared con gesto brusco, atrapando mi cuerpo con el suyo. Sus labios buscan los míos cargados de deseo y nuestras lenguas se enredan en una lucha sin cuartel. ¡Me vuelvo a sentir viva!
Puedo notar su excitación aumentar rápidamente contra mi estómago. Sin romper el contacto comienza a desvestirme. Sus grandes y cálidas manos siguen el movimiento de la ropa en una sensual caricia. No queriendo quedarme atrás intento desabotonar su camisa pero la falta de visión me vuelve torpe.
—Déjame ayudarte —murmura mientras roza mi oreja. Luego su lengua se desliza a lo largo del borde exterior hasta el lóbulo. Lo rodea, lo atrapa entre sus labios y cuando lo chupa, lo siento directamente entre mis piernas. Después suelta mi oreja y exhalo. Su camisa cae al suelo y su boca vuelve a apoderarse de la mía.
Mientras, mis dedos se deslizan por su pelo largo y ensortijado. ¡Me encanta enredarme en él! Tiene algo salvaje y primitivo que me excita sobremanera. ¿Lo llevará recogido fuera de estas cuatro paredes? Me gustaría divagar más sobre si irá con moño, trenza o coleta pero un sensual movimiento de su pelvis lleva mi atención a otros lares.
Cuando la temperatura de la habitación ha aumentado un par de grados y mis labios empiezan a notarse amoratados, mi amante se detiene. Agarra mi mano gentilmente y avanzamos un par de pasos hasta que la apoya sobre una superficie vertical lisa y fría. Hace lo mismo con la otra y me indica que abra ligeramente las piernas y curve un poco mi espalda para que mi trasero resalte hacia atrás.
—Te voy a quitar el pañuelo de los ojos pero no los abras hasta que yo te diga, ¿de acuerdo? —asiento en silencio.
Mientras la seda resbala por mi cara sus manos lo hacen por mi cuerpo. Noto cómo se va agachando lentamente a mi espalda. Su aliento crea pequeñas corrientes a su paso hasta que se detiene a la altura de mi entrepierna.
—Ya puedes mirar —susurra al momento de empezar a beber de mi centro.
El placer me golpea al sentirlo y me cuesta seguir su orden. Cuando mi cerebro reacciona y abro los ojos, la imagen más sensual que jamás han capturado me golpea. Estoy colocada desnuda frente al espejo y puedo ver claramente como su lengua me come entera mientras sus dedos se dedican a pellizcar mis pezones.
Ha colocado las luces de manera que solo puedo ver reflejados dos cosas, mi cara de placer y su lengua enredada en mi clítoris. Ni siquiera alcanzo a vislumbrar sus manos que han descendido hasta agarrar mis caderas en la penumbra. No se si es que, además de colocar estratégicamente las luces le ha puesto algo al espejo, pero sinceramente me da igual.
La descarga de sensaciones nubla mis sentidos y me vengo de manera violenta. Mis piernas tiemblan y ceden pero él me sostiene rápidamente. Antes de que pueda abrir los ojos, que cerré durante el clímax, la venda vuelve a sitio.
—Me gustaría devolverte el favor —le digo mientras intento recuperar el control de mi cuerpo y me doy la vuelta para encararlo. Mi mano se desliza por su estómago hasta dar con la cremallera del pantalón que aún lleva puesto.
—Gracias princesa —murmura agarrando mi muñeca—, me encantaría ver tus sensuales labios rodeando mi polla pero prefiero reservarlo para cuando puedas mirarme con tus preciosos ojos a la vez que me la comes.
Me sonrojo furiosamente ante ese comentario. Nunca me ha gustado el lenguaje sucio, Yuka dice que soy algo mojigata, pero él hace que suene de tal manera que entro en ebullición. Incluso cuando solo lo leía en el portátil, en nuestras sesiones de sexting, mi cuerpo se inflamaba.
Mi amante me coge en brazos y me deposita delicadamente en la cama. Luego escucho como se despoja de lo que le queda de ropa, se abre paso entre mis piernas y se tumba encima.
Retomamos la sesión de besos mientras mueve su pelvis de manera rítmica, creando una deliciosa fricción entre nuestros sexos. Su punta todavía ronda en mi entrada y no puedo esperar a sentirla entera.
—¿Estás segura de esto? —vuelve a preguntar.
—Completamente segura —Y, tras esa confirmación, me embiste con fuerza.
Yo grito extasiada dividida entre el dolor y el placer, aunque lo segundo gana terreno a lo primero rápidamente y de manera arrolladora. Él no se detiene y empieza a marcar un ritmo duro y sensual. Sus labios abandonan los míos para succionar mis pezones y un dedo travieso baja al sur de mi cuerpo. Pronto las olas de calor y el hormigueo se extienden desde mi centro a cada terminación nerviosa de mi cuerpo.
—Déjate llevar princesa —susurra con voz errática y sensual…y yo estallo en mi segundo orgasmo.
Él sale de mí, me acomoda boca abajo y se vuelve a introducir. Las penetraciones son más profundas en esta postura. El vaivén se acelera rápidamente y cuanto más fuerte me embiste más altos son mis gemidos. Él parece disfrutarlo también, sus jadeos son más profundos.
Cambia ligeramente el ángulo y su miembro comienza a golpear una zona en mi interior de la que siempre oí hablar pero nunca creí tener. Eso hace que mi excitación vuelva a formarse rápidamente y otro orgasmo abrasador me envuelva. Pocos segundos después noto como él se tensa detrás de mí y se libera con un gemido ronco.
Después se separa de mí y me arrastra hacia el colchón abrazándome por la espalda. Su mano empieza a trazar círculos en mi estómago suave y cariñosamente mientras normalizamos la respiración.
—Tengo que contarte una cosa —No sé porqué pero necesito ser franca con él—. Me voy a casar.
—Lo sé — me dice con un un deje de tristeza en su voz…las caricias cesan.
—¿Ya lo sabías? ¿Cómo? —Ya no me asombra ni me asusta que sepa tantas cosas sobre mí, pero no puedo evitar la curiosidad.
—Tengo mis medios…además llevas una sortija de compromiso en el dedo —Me siento estúpida por no haberme dado cuenta de eso, tanto lío poniéndome una peluca y me olvido de quitarme el anillo.
Ninguno de los dos dice más y la situación empieza a resultar incómoda. No sé qué hacer. La vez pasada me quedé dormida, momento en el que él aprovechó para irse, pero ahora estoy muy despierta. Normalmente me quedaría abrazada a mi pareja disfrutando de la relajación post sexo pero a penas nos conocemos como para eso.
Noto un dedo acariciar mi ceño fruncido.
—Si sigues haciendo eso te arrugarás más rápido —murmura—, no le des más vueltas, si quieres puedo irme.
Asiento avergonzada. Él se levanta para vestirse y pasan unos minutos antes de que vuelva a hablar.
—¿Vas a volver? —pregunta sorprendiéndome. No había pensado en eso, no consideré otra noche además de esta…bueno, ni siquiera había considerado ésta hasta hace unas horas.
—No lo sé.
—Si te animas avísame, tienes mi número —Escucho que camina lejos pero sus pasos se detienen—. ¿No quieres saber quien soy?
—Sinceramente hoy no.
—Está bien.
Nos quedamos en silencio un rato. Luego siento como regresa a la cama, me atrae hacia él y me besa hasta dejarme sin respiración. Es un beso cargado de sentimiento y promesas. Un beso en el que me encantaría perderme.
—Adiós Akane, por favor vuelve a mi.
Y diciendo esto se levanta de la cama, y oigo sus pasos alejarse y el sonido de la puerta al cerrarse. En ese momento me quito la venda y me permito quedarme un rato tumbada mirando el techo mientras calmo mi desbocado corazón y repaso lo que ha ocurrido.
Nada más salir del hotel recibo un cariñoso mensaje de Shinno, me pregunta qué tal me ha ido la quedada de amigas. Chateamos un rato y me dice que va a llegar tarde porque todavía tiene trabajo en la oficina.
En el fondo me alegro porque eso me da tiempo a llegar a casa tranquilamente, ducharme y reflexionar sobre lo que ha pasado hoy.
Cuando ya estoy en pijama y a punto de meterme en la cama suena mi teléfono, es Yuka.
—Akane ¿ya estás en casa? Por tu mensaje deduje que habías decido hacerme caso.
—Hola Yuka, la verdad es que ahora mismo no quiero hablar, solo irme a la cama… estoy cansada.
—¿Tan movida resultó tu sesión de sexo salvaje que ni fuerzas tienes para hablar con tu mejor amiga? —pregunta sarcástica. Cuando ve que no le respondo continúa—. Anda, solo dime si te lo pasaste bien con tu chico misterioso.
—Estuvo bien, si —contesto escueta—. ¿Contenta?
—No del todo, eso no es suficiente como para saciar mi curiosidad, pero me rindo y te dejo dormir. Nos vemos mañana…
—¿Mañana? —Estaba a punto de colgar cuando dijo eso. ¡No recuerdo haber quedado con ella!.
—Si ¿no te acuerdas de la fiesta benéfica de la empresa de Shinnosuke? —dice Yuka y maldigo por haberme olvidado la maldita fiesta.
—Mierda, y yo que quería aprovechar el sábado para quedarme en casa y dormir.
—No creo que a tu prometido le siente bien que hagas eso en vez de lucirte por ahí. Nos vemos en tu casa para vestirnos juntas y compartir coche, ¿no? —Ella también está invitada ya que su bufete de abogados trabaja para la compañía. Lo de quedar antes fue idea de Shinno, así no tenía que llegar sola a un evento en el que no conoceré a nadie salvo a él…y a Ranma por supuesto.
—Si, hasta mañana entonces.
Nada más colgarle oigo la cerradura de la entrada, mi prometido por fin está en casa.
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¡Feliz domingo a todos!
Espero que este capitulo os guste mas que el anterior que, visto el número de reviews que tuvo, no os debió hacer mucha gracia. Pero era algo que tenía que pasar. Shinnosuke no la va a dejar escapar tan fácilmente y Akane siempre ha sido una persona muy recta a la que le gusta cumplir con sus deudas de gratitud (p.e. el capitulo del Orochi del anime o manga)...aunque puede que su rectitud empiece a flaquear con estas sesiones de sexo tan maravillosas que le da su sexy desconocido.
Para los que, como mi beta andaluza, no entendáis la postura del cunilingus frente al espejo podes buscarlo en en Google (usando una pestaña de incógnito) hay una sensual imagen del blog "piensa en verde 69" que lo escenifica bastante bien. Y me diréis que porqué he escogido esa postura tan complicada en vez de la mas normal desde delante. Pues muy sencillo, en ese momento ella está sin la venda y no puede ver su cara. Por muy oscura que esté la habitación es un riesgo que su amante no piensa correr...por lo menos hasta haberla saciado de placer je, je. Luego es Akane la que elige no querer saber quién es.
En el capitulo que viene llega el baile y con él mas revelaciones...
Doy gracias nuevamente a todos aquellos que se molestan en dejarme un comentario, que se que cuesta mucho porque yo soy funesta para eso. También agradezco a todas las personas anónimas que me leéis, a las páginas que avisan de mis actualizaciones en las RRSS y a mis queridas y locas betas (sois estupendas)
Con cariño
Luz
