Los personajes no me pertenecen son de la gran Rumiko Takahashi. Esta historia, sin ánimo de lucro, está basada en la incompleta "Juegos por Internet" de JessMellark99.

.

..

Capítulo 9: El Baile

.

..

Un delicioso olor me saca del mundo de los sueños. ¡Mmmm qué hambre! Me arrastro hasta la cocina y contemplo a mi prometido, sartén en mano, cocinando. Siempre me ha gustado verlo así aunque ahora lo siento diferente. Elimino los pensamientos negativos de la mente y entro en la estancia.

—¡Buenos días!

—Hola amor ¿qué tal has dormido? pensaba despertarte cuando estuviera todo listo.

—He descansado mucho ¿quieres que te eche una mano?

—No te preocupes casi está. Tú siéntate en la mesa como la reina que eres —Me sonríe feliz.

Y, tras servir el maravilloso desayuno, se sienta frente a mí y empezamos a degustarlo.

—Akane —Levanto la vista de mi plato para indicarle que le escucho— Lamento mucho no haber tenido tiempo para dedicarte esta semana…espero que perdones que pase tanto tiempo en el trabajo —Me dedica una mirada triste— Prometo que en cuanto cierre el trato en el que estoy trabajando no haré ni una hora extra más…después de la boda seré todo tuyo.

Una punzada de remordimiento me golpea, ni había notado su ausencia estos días.

—No te preocupes Shinno, entiendo que tienes que hacerte un hueco en la empresa y para eso debes trabajar más de lo habitual.

Él vuelve a sonreírme en respuesta y nos ponemos a hablar de nuestros respectivos trabajos y de cómo nos ha ido la semana. Es bonito pasar un rato así, como cuando estábamos en la universidad y él era todo mi mundo…pero soy consciente de que ahora estamos a kilómetros de distancia y no creo ser capaz de volver a sentir por él lo mismo de antes.

Una hora después, estamos lavando los platos cuando el teléfono fijo comienza a soñar. En un mundo de móviles solo puede significar que alguien quiere vendernos cualquier cosa y por eso me sorprende sobremanera cuando escucho una conocida voz al otro lado de la línea.

—Hola hermanita.

Me congelo con el teléfono en la mano y soy incapaz de responder. Shinno se da cuenta y se aproxima a coger el teléfono para ver qué pasa. Antes de que me arrebate el aparato le hago un gesto con la cabeza para que se detenga.

—Nabiki —Respondo fría.

Shinno alza la ceja sorprendido, me dedica una mirada infundiéndome ánimos y se retira.

—¡Vaya qué entusiasmo! ¿no te alegras de hablar con tu querida hermana?

—¿Cómo me has localizado?

—¿De verdad tienes que preguntar? —responde con sarcasmo. Y se que ha sido una pregunta absurda, a mi hermana siempre se le han dado especialmente bien estas cosas pero, ilusa de mí, después tanto tiempo creí que…

—¿Qué quieres Nabiki? Ambas sabemos que si me llamas después de diez años no es solo para charlar.

—Veo que has madurado…únicamente te llamaba para preguntarte cuándo piensas decirnos que te vas a casar con ese pan sin sal —Eso me toma totalmente desprevenida, aunque no se ni porqué me sorprende. Conociéndola, lo raro es que haya tardado tanto en averiguarlo. Y como si me estuviese leyendo la mente continúa— Hace tiempo que lo sé pero te estaba dando la oportunidad de decírselo tú a papá y a Kasumi.

—No veo por qué deban saberlo. Desde el momento que dejé Ryugenzawa ellos dejaron de ser familia para mí.

—¡Mira que te gusta ser dramática y cabezota! Sinceramente pensaba que con el tiempo tu buen corazón se impondría a tu orgullo… ya veo que no —Ese reproche me saca de mis casillas.

—Mira Nabiki, agradezco mucho tu llamada y sabes que contra ti no tengo nada y si quieres venir a la boda estás invitada. Pero si no tienes nada mas que decir voy a colgar.

—Solo una cosa, serán 10,000 yenes.

—¿Queeeeeé? ¿piensas cobrarme por venir a MI boda?

—No tonta, te voy a cobrar por no decirles a ellos que te casas.

—No pienso pagarte por eso, cuéntaselo si quieres pero yo no voy a volver a hablar con ellos ni ahora, ni nunca.

—Lamento oírte decir eso…espero que recapacites. Mi oferta seguirá en pie hasta finales de semana. Nos vemos, besitos…—Y tan intempestivamente como entró de nuevo en mi vida, mi hermana Nabiki colgó el teléfono.

Vuelvo a la cocina donde mi prometido está terminando de guardar el menaje que hemos usado para el desayuno.

—¿Qué tal ha ido?

—…no sabría decirte, la verdad. Nabiki se ha enterado de que nos casamos y quería chantajearme con contárselo a ellos si no le pagaba.

—Tú hermana nunca cambia —comenta risueño— aunque ya sabes que creo que deberías hablar con tu familia y arreglar las cosas…y, seguramente, es la forma que tiene ella de decirte lo mismo…en el fondo tu hermana es una buena persona.

—Te llamó pan sin sal —le replicó alzando una ceja.

—¡Será zorra! Retiro lo dicho —refunfuña.

Aunque tenga razón, el comentario me enfada. Al fin y al cabo es mi hermana y la quiero…bueno, no solo a ella en el fondo también sigo queriendo a mi padre y a Kasumi. He intentado no hacerlo, centrarme en el rencor y la decepción que sentí al ver que, los que se suponía debería apoyarme, me fallaban. Pero son sentimientos arraigados en los momentos felices de mi infancia, antes de la muerte de mi madre, antes de ir a Ryugenzawa, antes de que todo se torciera.

¿Por qué tuvo Nabiki que volver a aparecer en mi vida? yo estaba bien. Las pesadillas no habían desaparecido del todo pero solo habitaban en mis sueños. Ahora el frío es real y se extiende por mi cuerpo. Siento que me ahogo. Las lágrimas se acumulan al borde de mis ojos.

—De todas maneras da igual, no creo que jamás vuelva a sentirme lo suficientemente cómoda con lo que pasó como para querer perdonarlos.

Shinno se acerca para envolverme en un abrazo protector. Después de un rato me da un ligero beso en la coronilla y se aleja para terminar con lo que estaba.

—Se arreglará, ya lo verás —asegura— ahora relájate y disfruta lo que queda de mañana, antes de que tengamos que empezar a arreglarnos para la fiesta.

—Sinceramente no tengo ganas de ir, me he quedado con muy mal cuerpo. Solo quiero meterme en la cama y evadirme hasta mañana.

Él se gira para mirarme. Sus facciones, antes cariñosas, muestran enojo mal disimulado y me habla usando un tono como quien quiere enseñarle una obviedad de la vida a un niño pequeño.

—Akane la fiesta es importante, ya lo sabes. Necesito ir para hacer contactos y escalar en la empresa. En ella estarán los principales socios de la compañía además de clientes potenciales. No puedo presentarme sin mi prometida ¡haría el ridículo!.

—No entiendo el motivo. No soy una corbata que necesites lucir frente a los demás —Ahora la cabreada soy yo. ¿Acaso no ve lo mal que estoy? No entiendo como el hombre amoroso que me ha consolado hace escasos momentos se enfade en cuanto pasa algo que tenga que ver con su trabajo. ¿Acaso no soy yo más importante? Puedo pasar por alto que llegue tarde día sí día también, que apenas tenga tiempo para mi, que siempre esté agotado, porque entiendo que para él es importante medrar en su empresa. Pero, hasta ahora, cuando he necesitado que me apoye lo ha hecho sin que tuviese que decirle nada. Cuando me hacía falta que me reconfortase tras una de mis pesadillas ha estado ahí para hacerlo. Me duele que de pronto ya no sea yo lo tenga más valor para él.

—No me refería a eso —Trata de apaciguarme— solo que somos un equipo, ¿recuerdas? Y te guste o no, el mundo de los negocios en este país todavía es muy machista y el hecho de verme contigo mejorará mi imagen y ayudará a que medre en la empresa. La señora Nodoka es una mujer muy tradicional y sé que no daría nunca la presidencia a alguien sin familia.

—Porque me pediste matrimonio antes de volver a Tokio que si no pensaría que lo hiciste para prosperar en tu profesión…además ¿de verdad me estás diciendo que aspiras a optar a ese puesto algún día? —Por la mirada de suficiencia que me echa es evidente que sí.

—¿Acaso dudas de mis capacidades?

—No es eso, Ranma es el hijo de la señora Saotome, es evidente que será él a quien deje el puesto.

Su cara de enfado muda a una de rabiosa ira, lo que me sorprende ya que mi razonamiento es más que lógico y no creo que Shinno nunca lo haya contemplado.

—Él, siempre tiene que ser él —estalla— ¡me da igual lo que pienses, solo estate arreglada para la maldita fiesta a la hora acordada! ¡Y NO HAY MÁS QUE HABLAR!

Y con esto Shinno sale de la cocina dando un portazo rumbo a la puerta de casa. Molesta con su actitud me encierro en el cuarto y me meto en la cama. Cederé e iré a la dichosa gala benéfica, pero que no espere que sonría o sea cariñosa porque no me da la gana de hacerlo.


En cuanto llega Yuka los tres partimos rumbo a la fiesta. Durante el trayecto Shinno no para de decirme lo guapa que me veo. Aunque a regañadientes, al final opté por esmerarme al arreglarme. Llevo un precioso vestido negro con la espalda al aire, que me compré para la ocasión, y me he hecho un semi recogido en el pelo. Cuando me miré al espejo me gustó el resultado pero los insistentes piropos de mi prometido en frente de mi mejor amiga me están sacando de quicio. Sinceramente no sé si los dice porque los siente de verdad o porque quiere arreglar la discusión de antes.

Yuka está algo distante, creo que puede sentir la tensión que hay entre nosotros y trata de darnos espacio. Le he cedido en asiento delantero, una cortesía que me enseñó mi madre, lo malo es que ahora no puedo intercambiar miradas con ella para explicarle sin palabras lo que me pasa. En un par de ocasiones he notado que giraba su cabeza para darme ánimos pero sus ojos no han pasado de Shinno. Conociéndola, los piropos melosos de mi prometido deben estar sacándola de quicio y trata de asesinarle con los ojos para que se calle y me deje en paz. Pena que él parezca no darse cuenta.

Dejamos el coche en una zona descubierta acondicionada para la ocasión. Los escasos metros que separan el aparcamiento del acceso al prohibitivo hotel, donde se llevará a cabo el acto, está cuajado de periodistas intentando sacar fotos de las celebrities que asisten. No por nada es uno de los eventos más esperados del año y siempre queda bien que te vean en una gala benéfica.

Una vez dentro del salón Yuka se escabulle rápidamente en busca de alguna presa de negocios o amorosa. Casi ni se despide, lo que no me extraña después del extraño numerito del coche. Shinno ni se inmuta y comienza a saludar a todo el mundo mientras yo cuelgo de su brazo y sonrió de manera educada antes de que se embarquen en conversaciones en las que no me incluyen. Lo bueno de esto es que me permite curiosear discretamente a mi alrededor. Como es un evento en beneficio del oso panda, la etiqueta obligaba a vestir en blanco y negro por lo que el conjunto del tumulto que llena la sala es muy sobrio. No esperaba menos de una fiesta de la alta sociedad tokiota. Luego observo que si que hay pequeños puntos de color colocados estratégicamente en las esquinas, se trata de varas de bambú de un intenso color verde. Tengo ganas de verlas de cerca, aunque solo sea para entretenerme en algo, así que me retiro murmurando que tengo que ir al tocador. Mi prometido ni presta atención.

Camino entre gente que no conozco rumbo a mi objetivo cuando noto una cálida mano que me agarra del brazo.

—¡Eh! marimacho ¿Qué haces merodeando tan solita?

Una sonrisa se extiende por mi rostro al verle. No solo porque me alegro de encontrar una cara conocida si no por la calidez con la que me recibe. Ranma está frente a mi vistiendo un esmoquin a medida que le sienta realmente bien. Lleva el último botón de la camisa desabrochado, dándole ese aire desenfadado tan típico suyo. El pelo recogido en su peculiar trenza mientras el resto escapa desordenado en varias direcciones enmarcando sus preciosos ojos azules.

—Sabes que existe la gomina, ¿no? —suelto nerviosa por el evidente escrutinio que me está haciendo él también.

—Si ¿pero donde estaría la gracia? eso se lo dejo a lameculos que quieren quedar bien como a tu chico —Y volvemos de nuevo a lo que sea que tiene a estos dos tan enfadados entre sí. Pongo los ojos en blanco en respuesta.

—¿Algún día me contarás el motivo real de la pelea? Y me refiero a esas cosas que no te quiso decir de la chica que supuestamente te gusta. ¡Tuvo que ser algo grave para que terminasteis a golpes en el pasillo y ahora no paréis de insultaros!

Él me sonríe triste y noto la duda bailar en sus ojos, está valorando si abrirse a mi o no. Finalmente agacha la mirada y suspira. Cuando vuelve a dirigir sus oceanos hacia mi, el breve instante de vulnerabilidad ha pasado y ha vuelto a guardar bajo llave su secreto. El galán de dorama ha regresado.

—Akane te ves espectacular —Comenta cambiado de tema. No puedo evitar ruborizarme aunque más que sentirme incómoda en el fondo me gusta—…de verdad creo que eres la mujer mas hermosa de la fiesta…y no por lo que veo no soy el único que piensa así —Eso llama mi atención y me giro discretamente. Hay varios hombres observándome con una expresión entre la admiración y el deseo. De pronto me siento incómoda por lo que me encojo devolviéndole la mirada a mi amigo— La verdad es que no puedo decir que los culpe por mirarte así, pero como no dejen de hacerlo van a conseguir que los muela a golpes.

Le sonrío en respuesta. Siempre me ha parecido muy tierno su lado protector. En el colegio era igual, se peleaba con cualquiera que me dijera algo salido de tono o me observarse más de la cuenta. Supongo que era parte de la función de "hermano mayor" que se había adjudicado, cuando realmente solo me lleva un día.

—Ranma-sama mi amor, al fin te encuentro —dice una chica esbelta con un sofisticado y costoso vestido de encaje negro, con rosas bordadas, y el cabello recogido en una coleta ladeada.

—Lo siento Kodachi he estado con clientes y amigos toda la noche —Ranma se remueve incómodo. Acaso será ella la famosa chica que conoció en internet.

Ella se cuelga de su brazo lanzándole una mirada coqueta mientras ignora mi existencia.

—Anoche prometiste que me sacarías a bailar —y no puedo evitar que algo dentro de mi se retuerza.

—Lo se Kodachi, pero ahora estoy con Akane.

Es entonces cuando la morena se digna a mirarme. Puedo notar una ligera expresión inicial de asco, como si fuese una cucaracha, pero rápidamente muta en una sonrisa falsa y altiva.

—Lo siento, que descortés por mi parte no haberme presentado, soy Kodachi Kuno, hija de uno de los mayores inversores de la compañía de la familia de Ranma…aunque seguramente ya sabrás quién soy por la prensa —¡Como si yo me alimentase a base de prensa rosa! aunque ahora que lo dice si recuerdo haberla visto. Luego me extiende la mano hacia arriba como si pensase que tengo que besarla igual que en película de época europea. ¡Qué mujer más ridícula!

—Encantada, yo soy Akane Tendo —Le respondo haciendo una educada reverencia tradicional. Puede que no sea rica pero no estoy por debajo de esa.

—Claro, eres la prometida del atractivo Shinnosuke —Y ahora su sonrisa es menos falsa, parece que me ha descartado como competencia y eso me molesta.

—La misma —Le sonrío de vuelta— y ahora si me disculpas voy a buscarlo que… —No termino la frase porque veo a Shinno acercándose rápidamente a nosotros. Su mirada fija en Ranma.

En cuanto llega posa su mano en mi cadera y me acerca a él de manera posesiva mientras saluda.

—Ranma —asiente con la cabeza hacia mi amigo— Señorita Kuno encantado de volver a verla.

—Querido, el placer es mío…sobre todo por que por fin pude conocer a tu flamante prometida —¡Pero cómo puede ser tan cínica! si hace apenas unos minutos me miraba como si fuese un repugnante insecto.

—Es preciosa ¿verdad? —Le responde mi prometido posando un beso en mi mejilla. Ranma frunce el ceño ante esa acción.

—Realmente encantadora, si —responde condescendiente mientras vuelve a centrar su atención en mi amigo— Y ahora que la Señorita Tendo está en buenas manos, qué te parece si bailamos.

Ranma me mira queriendo transmitirme algo que no entiendo y asiente hacia Kodachi desapareciendo en dirección a la pista.

—Perdón por haberte desatendido nada más llegar —Iba a contestarle que no se preocupase, que lo entiendo, cuando continúa— la Señora Nodoka nos está esperando para presentarnos, vamos —Es una orden más que una pregunta y me siento arrastrada hacia una de las esquinas, donde hay una inquietante estatua de un panda gigante con anteojos y un pañuelo en la cabeza.

Cuando llegamos una señora, vestida con un elegante kimono con detalles en rojo y oro, conversa rodeada de un grupo de aduladores. Sus ojos son del mismo color océano que los de su hijo y su sonrisa es muy cálida.

—Buenas noches Señora Nodoka, permítame presentarle a mi prometida la Señorita Akane Tendo —El grupo cesa su intrascendente conversación mientras ella centra su atención en mí y les hace una elegante seña para que se dispersen. La única que no parece hacerle caso es Yuka, en la que no había reparado hasta ahora. Shinno le echa una mirada asesina, pidiéndole implícitamente que desaparezca, pero mi amiga se mantiene firme en su sitio otorgándome su apoyo silencioso.

—Es un gusto conocerla señora.

—El gusto es mío pequeña, mi hijo me ha hablado mucho de tí —Alzo los ojos sorprendida mientras mi prometido intenta controlar su molestia. Ella sonríe sin dar muestras de notarlo. Cuando éramos pequeños Ranma siempre echó en falta a su madre así que supongo que, cuando se reencontraron hace unos años, él le contó todo lo que había vivido hasta el momento y yo fui una parte importante de eso— La verdad es que eres muy afortunado Shinnosuke, tu prometida es preciosa y se nota que también encantadora, ojalá Ranma encuentre alguna vez una chica tan maravillosa como ella —Noto un brillo de picardía cuando dice esto último.

El hombre a mi lado se tensa mientras el color de mis mejillas torna a un intenso rubí. Ya se de donde ha sacado Ranma ese descaro del que hace gala en los últimos años. Luego se enfrascan en una conversación de negocios y yo me desconecto hasta que oigo mencionar mi nombre.

Miro confusa a mi prometido para que me ayude y él me dirige una mirada de reproche mientras comenta.

—La Señora Nodoka preguntaba si ya tienes todo listo para la boda.

Me giro hacia ella que me mira con una sonrisa condescendiente.

—Seguro que estabas repasando mentalmente todo lo que te falta por hacer, ¿verdad cariño? Yo también estuve nerviosa y dispersa las últimas semanas antes de casarme, parecía que no me iba a dar tiempo a dejarlo todo listo…pero tu tranquila, seguro que va a salir todo perfecto.

Le asiento en respuesta, la verdad es que he estado tan imbuida en mi drama personal que ni cuenta me he dado de que quedan solo dos semanas para el gran día. Siento una sensación de vacío que me oprime el estómago pero procuro que no se refleje en mi cara.

La Señora Nodoka prosigue diciéndole a Shinno que está deseando asistir para ver como su mejor empleado se casa cuando su expresión cambia a una de frustración al mirar a un punto detrás de mí. Por el rabillo del ojo observo como Ranma se acerca con Kodachi colgando nuevamente de su brazo.

—Mamá, te estaba buscando —Mi prometido desliza nuevamente su mano hacia mi cadera para acercarme a él mientras mi amigo, que no puede evitar seguir el sutil movimiento, tuerce el gesto y Yuka pone cara de hastío.

—Perdona cariño, estaba hablando con Shinnosuke y tu amiga Akane, a la que por fin conozco, sobre su boda.

—¡Ah! Por supuesto, el feliz evento —Hay cierto retintín en su voz—, espero que tengáis todo controlado para que no os sorprenda ningún imprevisto —comenta con una sonrisa que no llega a sus ojos. Noto como Shinno se tensa nuevamente y el relajado ambiente de hace unos minutos cambia drásticamente.

—No te preocupes, nada impedirá que Akane y yo nos casemos —responde ácido mientras me coge la mano que lleva el anillo de compromiso, y la aprieta.

Miro nerviosa a la madre de Ranma, no se si está al tanto de la reciente animadversión que hay entre ellos tras la pelea. Pero si sabe algo, no lo demuestra abiertamente y, como buena anfitriona, opta por un cambio de tema.

—Creo que todavía no os he visto bailar chicos, Shinnosuke ¿Porque no sacas a la pista a tu preciosa prometida? Seguro que os vendrá muy bien para practicar de cara a la boda.

—La verdad es que no nos gusta bailar señora —le miro sorprendida, ¿porque narices habla por mi?

—Pues mucho debe haber cambiado mi amiga para que no le apetezca mover el esqueleto…pero ya que tú no quieres, supongo que no te importará que la saque yo a bailar, ¿verdad? —Alza una ceja desafiante, sabiendo que no puede mandarle al infierno delante de su madre, mientras extiende su mano hacia mí reforzando su propuesta.

—Por supuesto, siempre que ella quiera —Las miradas se dirigen ahora hacia mí mientras Shinno afianza su agarre en mi cintura.

No me gusta el cariz que están tomando las cosas entre estos dos y no quiero que me usen como excusa para volver a enzarzarse. Miro con reproche a mi prometido mientras me suelto y acepto la mano de mi amigo.

—Solo es un baile Shinno —Le aclaro cuando veo la decepción y la ira en su rostro. Parece que va a replicar cuando es Yuka quien habla.

—No seas anticuado y déjala ir. ¿Tiene derecho a divertirse, no? —Shinno le dirige una mirada indescifrable que ella aguanta estoicamente. El silencioso duelo se ve roto por la voz engolada de Kodachi Kuno.

—La única que va a bailar con mi Ranma-sama soy yo —dice ofendida poniéndose en medio.

—Kodachi ya no se como decirte de manera educada que NO eres mi cita, así que si nos disculpas…y tu tranquilo que no voy a hacerle nada que ella no quiera.

No sé qué expresión es peor si la de la loca de coleta o la de mi prometido pero, antes de que se desencadene el apocalipsis, aprieto el agarre de la mano que me sujeta y le arrastro a la pista.

Nos abrimos paso entre las parejas que están terminando de bailar algo movido y nos posicionamos en el centro. Ranma hace una seña a la orquesta y comienza a sonar una melodía suave. Una canción que me ha acompañado durante mucho tiempo. Que me ha alegrado mis días grises y me llena de preciosos recuerdos.

Por eso, en cuanto su mano derecha coge la mía y la otra roza mi espalda me siento transportada. Ya no estamos en un lujoso hotel rodeados de la alta sociedad si no en el gimnasio del instituto, ostentosamente decorado para el baile de primavera. Me siento flotar y, al igual que entonces, sus ojos me atrapan y mi corazón se acelera. Vuelvo a tener 16 años y vuelvo a sentirme enamorada de mi mejor amigo. De ese chico dulce, terco y divertido que peleaba conmigo y por mi. Ese compañero de aventuras y noches en vela hablando de tonterías. De mi protector…mi alma gemela.

Nunca estuve segura de cuán profundos eran mis sentimientos hasta ese momento, hasta esa canción. Ranma me pidió que fuéramos como amigos para despedirnos, ya que yo me iba a vivir a Ryugenzawa al día siguiente. Fue un momento agridulce el descubrir que no solo tenía que decir adiós a mi mejor amigo si no también al que entonces creí el amor de mi vida. Pero aun así fue perfecto. Días después, cuando lloraba encerrada en mi nuevo dormitorio y me arrepentía de no haber sido más valiente, de no haberle dicho cuanto significaba realmente para mi, el rememorar ese mágico instante me consolaba.

El sutil descenso de la mano de mi acompañante me saca de mis recuerdos. Enfoco la mirada y noto emoción en la suya, él también se acuerda. Me vuelvo a centrar en su mano que ha dejado lo suficientemente baja para que no sea del todo indecoroso…aun así sé que debería subirla, pero no quiero pedírselo. Su pulgar traza delicados círculos sobre mi piel descubierta y mi respiración se entrecorta. Mi cuerpo reacciona involuntariamente a su toque, me siento febril. Hay algo natural en todo esto, como si no fuese la primera vez que hace algo por el estilo, pero no puede ser. En el instituto era demasiado tímido y ni siquiera se permitió bailar tan cerca. Mi mente divaga mientras mi ojos se cierran para poder sentirlo mejor. Una luz se abre paso en la oscuridad, el recuerdo de una venda de seda en los ojos, una espalda fuerte y ancha y el pelo largo de mi amante entre mis dedos…estoy delirando, ¡No tiene sentido! Tengo que recuperar el control y nada mejor que iniciar una conversación banal para conseguirlo.

—¿Qué recuerdos, eh? —Vale, muy trivial no ha sido pero por lo menos he conseguido salir de mi ensoñación y abrir los ojos.

—Si —suspira. Nos volvemos a sumir en un silencio cómodo que por algún extraño motivo tengo la necesidad de romper.

—Me ha sorprendido que le dijeses a esa tal Kodachi que no era tu cita. Me parece recordar haberte visto con ella en alguna revista.

—Ahora te crees todos los cotilleos —comenta con sorna.

—Bueno, realmente he conocido a muchas "novias" tuyas —digo entrecomillado lo último con la mano que no tiene agarrada— no veo porque esto es distinto.

Su expresión cambia y su voz se vuelve sedosa.

—Igual es que todavía no he encontrado a la chica perfecta —responde para añadir más bajo, como para sí mismo— aunque puede que hace tiempo que lo hiciera.

¿Se referirá a la chica que conoció en internet? ¿Eso no fue hace unas semanas? Pero su actitud me indica otra cosa. Mi corazón se desboca, mi mente sobre estimulada empieza a imaginarse cosas…pero es imposible.

Su mano se desliza de la mía para afianzarse junto a la otra en mi espalda mientras las mías se cruzan tras su cuello. Nuestros cuerpos se juntan un poco más y siento su aliento rozándome. Me estremezco. Estoy cada vez más confundida. Debo estar proyectando en Ranma lo vivido estos días con mi amante secreto. ¡No puede ser que vuelva a gustarme!

Respiro hondo y trato de entender el embrollo de sentimientos que tengo hacia tres hombres diferentes: el que estuvo a mi lado en el peor momento de mi vida ofreciéndome su apoyo y rescatándome; el que me ha hecho desear cosas inimaginables y sentirme viva; y el que conozco de toda la vida y me hace feliz cada vez que lo veo.

¡Kami series una locura! No debí haber venido. Tendría que haberme mantenido firme en mí decisión de quedarme en casa. Es evidente que todo lo que removió la llamada de Nabiki me ha dejado muy sensible e inestable. Se me han juntado demasiadas cosas…no pienso con claridad…no puedo…no quiero…

Empiezo a hiperventilar, me estoy agobiando. Me detengo abruptamente, necesito salir de aquí.

—¿Te encuentras bien? —pregunta preocupado.

—Lo siento Ranma…te-tengo que regresar con Shinno…le-le dije que una canción… —Y huyo de sus brazos y su rostro confundido. Escapo de lo que sea que acabe de ocurrir intentando no mirar atrás.

Enseguida encuentro a mi prometido en una esquina de la pista. Yuka está a su lado diciéndole algo pero no parece hacerle caso, ni la mira, sus ojos están fijos en mí y se ve realmente enojado.

—Si lo que pretendías era dejarme en ridículo para vengarte por lo de esta mañana, enhorabuena lo has conseguido.

—Yo no quería… —pero no tengo tiempo a seguir ya que me agarra del brazo y me arrastra hacia la salida sin siquiera despedirnos de Yuka.

Cuando por fin estamos fuera, lejos de miradas ajenas, me suelto de manera brusca y le encaro.

—¡NO HACÍA FALTA QUE FUERAS TAN RUDO! Bastaba con que me dijeses que querías irte y con gusto habría aceptado que volviésemos a casa.

Hay fuego en su mirada, uno que hacía mucho que no veía y menos dirigido hacia mi. Noto como trata de calmarse con respiraciones lentas y profundas pero falla estrepitosamente cuando por fin grita.

—¡¿POR QUÉ BAILASTE CON ÉL AKANE?! ¡Necesito saber por qué!.

—Sabes que me encanta bailar. Además solo fue un baile ¡no es para tanto!.

—¡¿QUE NO ES PARA TANTO?! Tú no has visto cómo te miraba, para él era más que un baile… y para ti…

—¡Por Kami los celos te ciegan! ¡Ranma y yo SOLO somos amigos! — exclamo al borde de la desesperación.

—Si te quieres engañar a ti misma adelante pero ¡no me trates como si fuera estúpido! —responde escupiendo las palabras y entrecerrando los ojos. No estoy del todo segura de a qué se refiere—. Me avergonzaste delante de todo el mundo que no paraba de preguntarse porque MI prometida bailaba de esa forma con un reconocido mujeriego.

—¡Esto es el colmo! —le increpo— TU prometida estaba bailando con el hijo de TU jefa que también es un alto cargo de TU empresa.

—Pero ese baile NO era por cortesía u obligación. ¡No podíais estar más pegados!

—¿Y qué quieres? ¡que estemos separados como en el siglo XIX! ¡Ahora el ridículo eres tú!

—¡NO pongas palabras en mi boca que NO he dicho! Seguro que si hubiese sido yo el que bailase con una mujer así de cerca, comiéndomela con la mirada y acariciando su espalda como él ha hecho, me habrías pateado los huevos y te habrías ido muy indignada.

Noto un nudo en el estómago, me siento estúpida…no se me había ocurrido verlo desde esa perspectiva. Y, aunque para mí no es lo mismo, puedo entender su crítica. Suspiro. Llevamos un rato chillando en el aparcamiento y empiezo a tener frío. Me duele el orgullo pero tengo que ceder y darle la razón, es la única forma de parar estoy y regresar a casa.

—Disculpa Shinno, no lo pensé. Solo me apetecía bailar, como cuando íbamos al colegio, no pretendía hacerte daño ni quedar mal con tus clientes —Espero que no suene tan falsa como me siento…creo que cada vez se me da mejor mentir.

Él suspira —Está bien, yo también me he excedido al gritarte, lo siento…no me ha gustado que la gente insinuase esas cosas sobre ti.

Le sonrío en respuesta, agradeciendo su constante preocupación por mi. Aunque sigo enfadada por cómo me ha tratado y lo que ha insinuado, no puedo evitar sentirme culpable porque en el fondo es cierto…pero decido bloquear ese malestar y la culpa. Ha sido un día muy largo, con muchas emociones, y estoy mentalmente agotada. Solo quiero volver al apartamento y meterme en la cama. Mañana será otro día.

.

..


.

..

¡Hola de nuevo!

En primer lugar quería disculparme por la tardanza pero entramos en una fase en la que no tengo los capítulos pre escritos. Además me he visto abducida por un "Dramione" titulado "La Subasta" y, hasta que no lo he terminado de leer, no he sido persona...si hasta mi marido se cabreaba conmigo de los obsesionada que estaba hasta el punto de llegar a leer a escondidas. Y a eso le sumamos que me cuesta mucho escribir en primera persona del presente y que mis betas consideraban que este capitulo lo había dejado demasiado plano para lo importante que era.

Dicho esto, estamos entrando en la recta final de la historia, a partir de ahora se van a ir desenmarañando las cosas. De momento ya hemos visto que Akane empieza a desarrollar sentimientos hacia Ranma o, mejor dicho, a darse cuenta de que los tiene y que seguramente llevan tiempo ahí. También tenemos a un trenzudo que está peleando por ella de manera cada vez menos discreta ya que le quedan solo 2 semanas para conseguir que no se lleve a cabo esa boda...y Shinno no se lo va a poner nada fácil.

En el próximo capitulo descubriremos que fue lo que pasó para que Akane se sienta en deuda con su prometido y para que no quiera volver a ver a su padre y a Kasumi.

Respecto al anterior capitulo, alguien me comentó si me había inspirado en la película de "9 semanas y media" para escribir el lemon (no se si el de ese cap o el de la primera noche juntos). Sinceramente no la he visto, cuando la sacaron en el cine era demasiado pequeña y luego nunca me he animado a hacerlo cuando la han pasado por televisión...aunque siempre he tenido curiosidad.

Empieza la temporada alta en uno de mis dos trabajos así que no se cuando podré sacar un hueco para actualizar. Me encantaría que fuese en dos semanas pero lo veo muy complicado por lo que pido paciencia.

Por ultimo quería agradecer vuestros reviews, que como la vez pasada han aumentado con el sabroso lemon. Que no los responda no significa que no los lea todos y me haga mucha ilusión recibirlos. Es solo que me resulta muy incomodo utilizar esta plataforma para contestar y me lleva un tiempo que no tengo.

También doy las gracias a mis queridas Betas SakuraSaotome y LumLumLove por sus consejos y nuestras divertidas mesas redondas que me ayudan a dar lo mejor de mi y afinar la historia...y a no perder a Yuka en mitad del capitulo y olvidarme de su existencia je, je.

Nos leemos pronto. Besos

Luz