Los personajes no me pertenecen son de la gran Rumiko Takahashi. Esta historia, sin ánimo de lucro, está basada en la incompleta "Juegos por Internet" de JessMellark99.
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Capítulo 10: Viaje al pasado
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Estaba deseando que llegase el lunes para distanciarme un poco de Shinno. Aunque el sábado, después de la discusión, llegamos a una tregua y nos pedimos perdón, ninguno de los dos ha olvidado el motivo por el que se originó la misma. No es que nos pasáramos el domingo sin hablarnos o ignorándonos, pero la tensión que había en casa podía cortarse con un cuchillo. Así que estoy feliz de volver a la rutina del trabajo y alejar mi mente de los recuerdos de la maldita fiesta.
Al no haber descansado mucho estos días, el ruido me molesta por lo que decido encerrarme en una de las salas de reuniones con el portátil. La bendita concentración dura poco, Akari ha decido aprovechar mi aislamiento y entrar como un vendaval en mi refugio.
—Yuka me ha contado todo —Cuando le hago un gesto de no saber a qué se refiere continua—, me refiero a tu bronca con Shinnosuke en la fiesta esa a la que fuisteis…que hasta os marchasteis dejándola tirada cuando se suponía que ibais a volver juntos.
—¡Yuka y sus dramas! seguro que consiguió que algún infeliz le acercase a su casa e incluso le hiciese un servicio completo de limpieza de bajos.
—No cambies de tema.
—Está bien. Si, tuvimos una fuerte discusión. Shinno se puso hecho una furia porque bailé con Ranma. De hecho se enojaba cada vez que se acercaba a mí incluso antes de que bailáramos. Parecía un macho celoso marcando territorio ¡totalmente absurdo!
—Esos dos parece que no han superado la pelea de la otra semana —dijo con mirada de hastío—. Pero fue solo un baile, ¿No?
—¡Claro que sí! Pero él lo pintó como si me lo hubiese tirado en medio del salón de fiestas… Me dijo que le había dejado en ridículo y que era evidente que no nos veíamos como "solo amigos".
—Tu prometido siempre tan melodramático y posesivo, sigo sin saber por qué narices estás con él. Aunque supongo que esto te hará replantearte las cosas.
—No hay nada que reconsiderar, tengo suficientes cosas que hacer en estas dos semanas como para meter más problemas a la ecuación.
—¿No estarás pensando seguir adelante con la boda?
Le dirijo una mirada asesina pero no puedo llegar a contestar cuando tocan en la puerta.
—Akane, hay un monumento en la entrada que quiere verte —La cabeza de la recepcionista se asoma por el hueco que deja al abrirla. Creo saber a quién se refiere y por algún motivo su apelativo me irrita.
—Kaori, no creo que esa sea la forma de hablar sobre nadie en el trabajo. Si la Señorita Hinako te oyera te amonestaría seriamente —El rictus de su boca me indica que me mandaría a la mierda si pudiera.
—Disculpe tiene razón. El Señor Saotome está en recepción, ¿Le hago pasar? —Con solo la mención de su nombre mi piel se eriza pero ignoro el sentimiento y le hago un asentimiento de cabeza a la secretaria.
Puedo oír un coro de voces femeninas alzándose a medida que mi amigo camina por la oficina hasta llegar a la sala acristalada en la que me encuentro. De pronto odio a todas esas chicas. Cuando Ranma entra por la puerta, me dedica una radiante sonrisa antes de percatarse de la presencia de Akari.
—Señorita Unryu, qué placer volver a verla —dice cortésmente bajo la atenta mirada de la recepcionista que se ha quedado cotilleando detrás de él en la puerta.
—Por dios Ranma déjate de tonterías, pasa, cierra la puerta y toma asiento. —El vuelve a sonreír y hace lo que le digo pero no se sienta.
—La verdad es que me gustaría que hablásemos a solas, si no te importa Akari.
Mi amiga se levanta rauda me dirige una mirada levantando ambas cejas rápida y repetidamente sin que él la vea, y desaparece. Pongo los ojos en blanco en respuesta.
—¿Qué tal estás marimacho? Hoy te ves preciosa, esa blusa resalta tus bonitos ojos.
—No me hagas la pelota que no cuela ¿A qué has venido Ranma?
—Uno ya no puede ser amable sin que le tachen de mentiroso. Encima que no viniste a despedirte de mí cuando te marchaste de la fiesta —dice con un cómico puchero, haciéndose el ofendido, para luego guiñarme el ojo y lanzarme una de sus seductoras sonrisas de medio lado.
Bumbum…bumbum. Mi corazón responde a esa sencilla acción pero no puedo dejarme engatusar de nuevo.
—¿De verdad querías hablar conmigo de eso? —Levanto una ceja.
—Vale está bien, he venido por otro motivo, pero antes de sacar el tema espinoso quería tener una charla agradable con mi mejor amiga…aunque ya veo que prefieres que vaya al grano.
Ya no sonríe, se ha quedado mortalmente serio y podría asegurar que hasta nervioso. Pocas veces lo he visto así. Le asiento con la cabeza en respuesta.
—A ver cómo te lo explico…ha estado pasando algo que ha complicado mi vida recientemente y…en realidad hace unos meses descubrí algo que…
—¿Qué? deja de balbucear —tanto rodeo me está poniendo nerviosa.
—Si yo… —Respira hondo y continúa— me enteré de algo malo que sé que te va a hacer daño…he intentado hacerlo de otra manera pero…creo que te mereces saberlo…saberlo todo…
—Ranma me estás asustando ¿qué pasa?
—Antes de decírtelo necesito que me prometas que, pase lo que pase, nunca te irás de mi lado, por favor…tal vez después de lo que te cuente me vas a odiar, pero necesito saber que aun así me perdonarás y no me dejarás de hablar.
—Ranma yo…
—¡Promételo! —Insiste y me sorprende lo desesperado que está porque pase lo que pase no me aleje de él. Mi corazón vuelve a acelerarse.
—Lo prometo, sabes que aunque discutamos siempre estaré para ti. Así ha sido desde que éramos niños ¿No? —Le dedico una sonrisa tranquilizadora.
—Te tomo la palabra. Primero te contaré lo que me enteré sobre tu prometido —Abro la boca para preguntar sorprendida pero él me calla con un movimiento de mano—. Déjame hablar sin interrupciones ¿vale? Necesito soltarlo todo del tirón o no seré capaz. Luego ya podrás preguntarme o increparme a gusto.
—Está bien.
—Hace un par de meses me enteré de algo sobre Shinnosuke y ya no puedo ocultarlo más, él…
No termina la frase porque mi prometido entra por la puerta hecho una furia y se abalanza sobre él. De un derechazo a la mandíbula le tira de la silla y se sube de rodillas sobre su estómago para seguir pegándole. Mi amigo está tan sorprendido que inicialmente no reacciona.
—¡MALNACIDO, TE DIJE QUE TE ALEJARAS DE ELLA! —dice Shinno agarrándole por el cuello de la camisa.
Ranma, ya recompuesto, le hace una compleja llave consiguiendo mandarle lejos e incorporarse rápidamente. Le lanza un par de patadas en la boca del estómago que le deja sin aire momentáneamente. En cuanto veo que Shinno se aproxima a él para devolverle los golpes, me interpongo.
—¡Basta! —Ambos se sobresaltan y me miran como si fuese un monstruo de siete cabezas. Fuera de la sala la mitad de mis compañeros de trabajo se han arremolinado para observar el alboroto a través de los cristales. ¡Qué bochorno!—. ¡Fuera los dos de mi oficina, si queréis pegaros idos a un dojo o a un maldito bar!
Miran al suelo avergonzado y empiezan a farfullar disculpas.
—Bebé, juro que no quería entrar así y molerle a golpes…no aquí.
—Perdona Akane no pretendía que pasara esto…
—Silencio los dos, solo quiero que os vayáis de mi trabajo…ahora.
—Pero Akane tenemos que hablar —dice Ranma angustiado.
—Tú no tienes nada que decirle a mi prometida…
—¡HE DICHO QUE BASTA! ¡LARGAOS DE UNA VEZ!
Ante mi grito desesperado se dan media vuelta y, cruzando entre el público que les observa, desaparecen rumbo a la salida. Cuando por fin los pierdo de vista suspiro aliviada. Mis piernas tiemblan por los nervios acumulados y he de apoyarme en la mesa para no caer. Noto las miradas cotillas taladrándome así que les devuelvo una de advertencia que hace que se dispersen rápidamente.
Me dejo caer en la silla tratando de controlar mis emociones. Siento que de un momento a otro me derrumbaré poniéndome a llorar de enojo y frustración. Agacho la cabeza entre las piernas para dar respiraciones profundas y calmarme. Al rato escucho la puerta abrirse y se que no puede significar nada bueno. Me incorporo, la señorita Hinako está frente a mi.
—¿Qué escándalo fue ese? Esta es una oficina respetable —dice con su tono de maestra de escuela.
—Lo siento mucho, sé que no debió suceder y ni siquiera sé por qué pasó. No se volverá a repetir.
Ella me observa como si me fuese a castigar a sujetar un cubo lleno de agua para que aprenda.
—Más le vale señorita Tendo. Entiendo que tiene mucho estrés por su boda y, si quiere, puede cogerse unos días para preparar lo que le falte. Pero si decide no hacerlo y venir a trabajar, exijo profesionalidad. ¿Queda claro?
—Sí señorita —Quizá sería mejor general que arquitecto.
—Está bien, puede regresar a su tarea —Y se da media vuelta dejándome sola.
Consigo concentrarme un par de horas antes de que mi teléfono suene con un mensaje:
"Necesito verte hoy, a las 8 donde siempre. S"
El texto me sorprende, no esperaba tener noticias de él. La última vez quedó claro que, si me animaba a volver a verle, sería yo quien le mandase un mensaje. Ni siquiera estaba segura de querer repetir, de seguir engañando a mi prometido…Pero ya me da igual todo, mi vida es un completo desastre y estoy deseando volver a estar en sus brazos. ¿Qué más dará que volvamos a follar otra vez?. El daño ya está hecho
Llego a la hora acordada. Como siempre todo está en penumbra. Me deslizo por la sala de la suite rumbo al dormitorio y observo como, a un lado de la puerta, hay varias prendas de ropa masculina amontonada mientras que en picaporte cuelga el pañuelo de seda. ¡Mensaje captado!
Una vez desnuda y con los ojos cubiertos tanteo el picaporte y entro en la habitación.
—Te he echado de menos —Una voz ronca me llama desde donde está la cama. Doy unos vacilantes pasos en esa dirección hasta que su mano envuelve la mía— Adoró verte desnuda…Eres lo más sexy que he visto en la vida.
Tira de mí y me abraza. Siento su cálido aliento haciendo cosquillas en mi cuello. Su torso duro contra mis sensibles senos. Sus piernas rodeando las mías y esa estimulante entrepierna que se presiona contra mi estómago feliz de volver a verme. Sin más dilación su ardiente boca encuentra la mía y nos fundimos en una batalla de saliva y moriscos. La temperatura de la habitación aumenta enseguida.
El beso me consume y me dejo llevar mientras sus hábiles manos destierran cualquier pensamiento lógico. Cuando se acomoda entre mis piernas y me reclama, nada más importa, vuelvo a sentirme completa.
Después nos quedamos un rato disfrutando del silencio mientras recuperamos el aliento. Tengo el cuerpo recostado sobre su fornido pecho mientras su cálida mano traza deliciosos círculos en mi espalda baja. Cuando estoy a punto de quedarme dormida me detiene.
—¿Todavía estás pensado en casarte?
—Ajá —contestó sin pensarlo siquiera.
—Pero ¿por qué te casas si es evidente que no le quieres? —susurra mientras me presiona contra su cuerpo.
—¿Quién dice que no lo quiera? Por supuesto que lo hago.
Una risa profunda escapa de su pecho— Si realmente sintieras eso por él no estarías aquí conmigo.
¡Touche desconocido! Su aseveración me duele y me enoja. Ya no trato de engañarme a mi misma pensando que está equivocado pero escucharlo en sus labios me ha molestado todavía más. No quiero darle la razón, no quiero pensar en esto, no ahora. Se que lo que me une a Shinno ya no es amor pero…las lágrimas empiezan a acumularse en el borde de mis ojos.
Trato de liberarme de su abrazo para alejarme pero me retiene con fuerza. Antes de que pueda evitarlo una gota rueda por mi mejilla y cae contra su perfecto torso. Me limpio rápidamente la cara para evitar que las demás sigan ese camino.
—¡Shhh! Tranquila princesa no pasa nada, no te estoy cuestionando. Aunque ayudaría saber porque sientes que debes estar con él —Susurra de manera pausada tratando de apoyarme y calmarme, pero hay una nota de desesperación al fondo— Igual si te abres a un extraño te sentirás mejor…y no me refiero a lo que has hecho antes —continúa en tono socarrón para aligerar la repentina tensión que nos ha envuelto.
Medito sus palabras, hace mucho que evito este tema. En realidad jamás lo he hablado con nadie. Su mano vuelve a hacer suaves caricias sobre mi espalda y, como si fuese la cura de una maldición milenaria, mi boca cobra vida y empiezo.
—Cuando era pequeña vivía con mi padre y mis hermanas mayores en la prefectura de Nerima. Mi madre nos dejó muy pronto, apenas la recuerdo, por lo que Kasumi asumió su rol y me crió como a una hija, ayudando a mi desconsolado padre a llevar la casa. Por aquel entonces Tofu Ono era el médico de la familia. Como era una niña muy rebelde, y me encantaba practicar artes marciales con mi vecino y mejor amigo, siempre acaba magullada así que me pasaba le mayor parte del tiempo en su consulta mientras me curaba. Mi hermana venía a recogerme y el doctor se ponía como loco cada vez que la veía. Je, je, era muy divertido —comento con nostalgia—, después de un par de años comenzaron a salir. Recuerdo que mi padre se opuso al principio, pues Kasumi apenas tenía dieciséis mientras que Tofu superaba la veintena. Pero él le demostró que iba en serio y mi protector padre acabó aceptándolo.
Era muy normal que, cuando cerraba su consulta, Tofu viniese a cenar a casa. En esa época conmigo siempre fue muy cariñoso y me trataba como si fuese su hermana pequeña. Todos le adorábamos ...bueno no todos, a Ranma (qué es el amigo del que te hablé antes), nunca le cayó demasiado bien, aunque nunca supe por qué.
Cuando yo tenía 14 años al doctor le ofrecieron una gran oportunidad profesional como director del hospital de Ryugenzawa. Fueron momentos duros para mi hermana, la oí llorar muchas veces. Él aceptó el puesto y se marchó. Al principio todos creímos que su relación se acabaría, por eso nos sorprendió tanto cuando un par de años después anunciaron que se casaban.
Yo ya estaba en plena adolescencia, luchando con una vorágine de sentimientos que no entendía, por lo que presté poca atención al asunto hasta que mi padre anunció que nos mudábamos a Ryugenzawa con la feliz pareja. Mi mundo se vino abajo en ese instante. Lloré, pataleé, pedí quedarme hasta que terminase el instituto pero nadie pareció escucharme. Mi padre consideró que era el momento de cerrar la casa y empezar una nueva vida en otra ciudad. Mi hermana Nabiki iba a empezar la universidad y se marcharía a estudiar fuera y era evidente que no quería quedarse solo conmigo en un sitio tan grande…y menos sin la persona que había soportado casi todo el peso de la casa desde la muerte de mi madre. Así que antes de que me quisiera dar cuenta, había abandonado mi hogar y a mis amigos y estaba viviendo en una ciudad totalmente desconocida en casa de mi nuevo cuñado.
Las primeras semanas fueron muy duras para mí, apenas salía de mi dormitorio. Poco antes de marcharnos me había dado cuenta de que lo que sentía por mi mejor amigo era mucho más profundo que una amistad y eso me había devastado —mi amante suelta una pequeña exhalación pero estoy demasiado concentrada para valorar el motivo. Una vez que he empezado con esto necesito soltarlo todo—. Esos días fueron como una bruma, fríos y confusos. Kasumi preocupada intentó consolarme, se sentía mal porque consideraba que era su culpa. Que había antepuesto su felicidad a la mía. Yo no quería ser una carga más para ella ahora que tenía que desempeñar un papel nuevo como esposa y miembro importante de esa comunidad, por lo que intenté disimular cuando la tenía cerca. Así fue como me empecé a dar cuenta de las miradas que me dirigía Tofu. Era evidente que ya no era la niña pequeña que iba con las rodillas raspadas a su consulta, me había desarrollado, y él parecía apreciarlo. No es que me dirigiese miradas lascivas pero había algo en ellas que definitivamente antes no estaba. Esa sensación aumentaba cada vez que salía de usar el ofuro, envuelta en mi albornoz de baño, para ir a mi habitación a cambiarme. Era rara la ocasión en la que él no estuviera merodeando por el pasillo y eso me inquietaba.
En una ocasión me pilló llorando escondida debajo de un cedro que había en el jardín y se sentó a mi lado para intentar animarme. Me desahogue en su hombro contándole cómo cada vez recibía menos cartas de mi mejor amigo, lo que me dolía en el alma. Tofu fue muy cariñoso y comprensivo. Cuando nos levantamos para entrar a comer en casa me abrazó como último consuelo y noté como su cuerpo se pegaba demasiado al mío, aplastando mis pechos y la mano que acariciaba mi espalda bajaba más de lo que me hubiese gustado. Opté por no darle importancia, al fin y al cabo era una especie de hermano mayor y, como médico, de pequeña me había examinado sin problema. ¡Tenían que ser imaginaciones mías!
Pero a lo largo de los meses esos abrazos fueron aumentando así como menguó la distancia entre su mano y mi trasero. Llegué incluso a sentir que se restregaba ligeramente con mi pecho cuando iniciaba el movimiento de separarse. Eran siempre unos instantes muy breves, casi imperceptibles, pero era evidente que no eran normales por lo que decidí hablarlo con mi padre. Él no me hizo mucho caso, supongo que creyó que, como adolescente, estaba fabulando. Y como por arte de magia la cosa se calmó.
Llevaba poco más de un año viviendo ahí y no tenía apenas amigos. Había visto a Shinnosuke en clase, era un chico callado que se sentaba al fondo del aula y que vivía con su abuelo unas manzanas al norte de nuestra casa, pero nunca habíamos intercambiado más de dos o tres palabras. Él no era una persona muy comunicativa. Mientras yo prefería centrarme en mis estudios, Shinno se pasaba las tardes en el campo cuidando a los animales…la gente con malicia le llamaba guardabosques.
Cuando llegó la navidad recibí un christmas de Ranma, era bastante parca como si fuese por compromiso, eso me hizo darme cuenta de que hacía mucho que no recibía nada suyo. Bien es verdad que yo también había dejado de escribirle en respuesta, pero esas cuatro palabras impersonales en la felicitación navideña me hundieron. Y en ese momento de vulnerabilidad sentí unos labios contra los míos, una boca que no tenía permiso de estar ahí, un aliento que no quería. Me encerré en mi habitación asustada y aturdida. Luego, aprovechando una noche en que mi cuñado tenía guardia en el hospital, hablé con mi padre y Kasumi. Nabiki estaba de vuelta en la universidad tras las fiestas. No me creyeron dijeron que sentía celos de hermana. Me hicieron sentir como una pequeña niña mimada y mentirosa con un berrinche porque ya no era el centro de atención.
Un caluroso día de primavera, pasado mi decimoctavo cumpleaños, estaba dando un paseo por el bosque cercano a la casa cuando unos fuertes brazos me empujaron contra un tronco. El golpe me dejó ligeramente aturdida. Cuando mi cerebro se despejó su cuerpo estaba pegado al mío bloqueándome, tenía una mano en mi boca para impedir que gritara. De alguna manera me las apañé para morderle y salir corriendo pero la angustiosa persecución no duró mucho. En seguida estaba tendida en el suelo con él encima meciéndose como un maniaco. Volvía a tener su asquerosa mano tapando mis labios mientras la otra subía por mi pierna levantando el vestido. Me había desgarrado la parte superior y el frío lamía mis pezones. No me podía mover, estaba paralizada. Solo podía notar su viscosa lengua recorriendo mi cuello, su aliento en mi oído y su dureza golpeando contra mi entrada. Patalee, lloré pero eso sólo pareció excitarlo más. Sentí náuseas. Y, cuando creí que ya no había esperanza y que mi primera vez sería así, con mi cuñado, tirada en el suelo polvoriento y forzada, unos fuertes brazos me lo quitaron de encima. Mi reservado compañero de clase había oído algo extraño mientras cuidaba a sus animales y había acudido en mi auxilio. Estaba furioso. Le dio tal paliza que casi lo deja paralítico. Luego la policía se hizo cargo y, gracias a su declaración, Tofu fue a prisión. No quise volver con mi familia, en vez de eso Shinnosuke y su abuelo me acogieron en su casa los escasos meses que me restaban antes de ir a la universidad. Se que ellos trataron de verme, de hablar conmigo. Pero yo ya era mayor de edad(1), no podía perdonarles su falta de apoyo y el tener que haber llegado a un intento de violación para que por fin me creyeran. Estuve mucho tiempo con pesadillas…todavía esporádicamente las tengo. Shinno se convirtió en un gran apoyo para mí, mi paño de lágrimas, mi héroe y fiel amigo… y, al cabo de los meses, mi novio y prometido.
—…así que esa es la historia —Casi me había olvidado de que estaba aquí— ¡No puedo creer que tu familia no te creyera! Que tuvieras que aguantar todo sola durante casi dos años, que casi… —su voz enojada se convierte en un susurro estrangulado— …me hubiese gustado estar allí para protegerte —termina con pesar.
—Es muy amable de tu parte decir eso pero a penas hace siete meses que nos conocemos…no es tu deber protegerme.
—¿Y el de alguien con el que habías cruzado tres palabras en clase, si?
—Tampoco lo era, debí haber sido más fuerte, debí haberme salvado a mi misma como la artista marcial que era pero la situación me superó…
—Nadie está preparado para que le traicione una persona cercana en la que confías. No fue tu culpa.
—Se que no lo fue —suspiro— y también puedo entender que mi familia no me creyese en un principio…pero aun así no puedo perdonar que no lo hicieran…no puedo borrar el recuerdo de su cuerpo sobre el mío, de su mano sobre…lo que hubiera pasado si Shinno no hubiese llegado a tiempo… —Un escalofrío me recorre entera y tengo que concentrarme en mi respiración para mantener la calma—. De todos modos, todo eso ya no importa. Ahora vivo feliz con mi prometido con el que me casaré en unos días.
—Pero no le amas —voy a protestar cuando continúa—, por lo menos no de la misma forma que lo hacía esa chica de 18 años. Ahora solo estás con él por gratitud. Probablemente ni tú sabes en qué momento dejaste de quererle pero sí que estoy seguro de que fue hace tiempo…y de que estás intentando engañarte a ti misma al no reconocerlo.
Mi orgullo se siente herido, que un desconocido pueda ver tan bien a través de mí me asombra y asusta…bueno, no se puede decir que sea un desconocido al uso ya que conoce cosas de mi que no le he contado a nadie. Pero siempre han sido temas sexuales, esta es la primera vez que hablamos de algo tan personal. Empiezo a sentirme incómoda, no debí contarle nada.
—Me tengo que ir, mi prometido debe estar esperándome —comento alejándome de él e incorporándome. Pero antes de que pueda abandonar la cama me agarra del brazo y gira mi rostro. El pañuelo se ha desprendido con el movimiento pero está lo suficientemente oscuro como para solo alcanzar a ver su fuerte mandíbula antes de desviar la mirada rápidamente, asustada de poder averiguar quién es.
—Akane —Su voz cargada de sentimiento me estremece— Deja a tu prometido por favor, déjalo por mi.
¿Abandonar a Shinno por él, un hombre al que ni siquiera conozco? No puedo negar que se ha colado muy dentro de mi, ganándose de algún modo parte de mi corazón. Pero el resto sí que estoy cada vez más segura de a quién pertenece y no es a él…lo que sea que tengamos no tiene futuro y no quiero que se haga ilusiones.
—Lo siento, para mi esto es solo sexo…uno muy bueno, pero nada mas —Su agarre pierde firmeza, he sonado más fría de lo que pretendía pero tengo que terminar con sus esperanzas y con las mias—. En cuanto me casé no volveré a ponerme en contacto contigo y te agradecería que hicieras lo mismo. Lamento si te he dado la sensación de que podía haber algo más.
Con esas palabras termina de soltarme. Se que le he herido, que igual he sido innecesariamente cruel, pero es mejor así. Huyo en dirección a la puerta donde al otro lado espera mi ropa. Cuando abandonó la habitación noto que parte de mi corazón se queda dentro de ella. Las lágrimas vuelven a surcar mis mejillas, el dolor se agudiza y debo centrarme para poder vestirme y salir de ahí.
Sé que he hecho lo correcto pero cuanto más me alejo de ese hotel rumbo a mi casa más me arrepiento.
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(1) Desde principios de abril de 2022 la mayoría de edad en Japón se ha reducido de los 20 a los 18 años en cuanto a emancipación parental y responsabilidad penal. Aunque técnicamente cuando la Akane de mi historia tenía esa edad no había cambiado la ley he preferido acogerme a esta modificación ya que es igual a la de mi país y me resultaba más lógica.
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¡Feliz domingo a todos! Si alguno os queréis sumar a mis dos maravillosas betas SakuraSaotome y LumLumLove para darle de tortas a Akane para que espabile, levantad la mano.
Ya con el capítulo anterior me llegó algún comentario poniendo a nuestra protagonista a caer de un burro (espero que esta expresión no sea exclusiva de mi país), pero tened en cuenta que está confusa. Todavía no tiene muy claros sus sentimientos por los tres hombres que hay en su vida y, evidentemente, no sabe que dos de ellos son el mismo. Además Akane siempre ha sido un poco "cortita" al darse cuenta de las señales, no solo en mi historia si no también en la de Rumiko, por lo que se le hace muy duro desligarse de Shinnosuke. Le debe mucho, ha forjado un vinculo con él muy fuerte a partir de un momento de necesidad y, aunque sabe que lo que siente ya no es amor, se resiste a dejarlo marchar. Por lo menos al desvelar su pasado podéis entenderla un poco mejor.
Otro punto es porqué Ranma no le dice de una vez la verdad en sus encuentros en el hotel. Bueno, en el anime él siempre fue muy valiente salvo cuando se trataba de sus sentimientos con las mujeres y en especial con Akane, y eso es algo que he querido mantener aquí...además de que sabe que, cuando ella descubra su doble identidad, se va a enfadar mucho por lo que va a dejarlo como último recurso.
Lamentablemente el momento de la verdad se está acercando y alguien va a sufrir...pero no os preocupéis que, al igual que por lo general no me gusta leer historias que no sean RxA y no tengan final feliz, no tengo intención de escribirlas.
Si en alguno momento no entendéis alguna expresión decídmelo por favor. Estoy intentando emplear un español lo mas neutro posible y explicar las palabras que no lo son, pero sé que con las palabrotas me emociono.
Muchas gracias de nuevo por los preciosos y divertidos reviews, me hace mucha ilusión recibirlos.
Un abrazo desde España. Luz
