Left My Heart
Dejé mi corazón
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Por:
Emma Grant
traducido por:
Perla
Parte 4
Sábado 7 de febrero, 2004.
-No puedo hacer esto, Hermione.
-No seas ridículo.
-Ya no soy auror. Dejé el trabajo de campo hace años, y fue por una buena razón –Harry suspiró y miró hacia el techo. –Por otra parte, es Malfoy. No he podido evitar que mis sentimientos personales estén interfiriendo. Por favor, Hermione, sácame de este caso.
-Eso es imposible y lo sabes –Harry no había esperado que ella dijera que trataría de hacerlo, pero por lo menos había deseado un poco de simpatía de su parte. –Puedes hacer esto, Harry, auror o no. Sólo vas a tener que trabajar enteramente con tu aversión de la niñez.
Harry resopló. No iba a decirle que la enemistad no era el problema. El problema era que Harry no estaba listo para esa misión. Sentía cosas que no había esperado sentir, y estaban interfiriendo con su habilidad para hacer su trabajo… se encontraba tan limitado como cuando empezó con él. –Bien –murmuró. –Pero pensé que tú, de entre toda la gente, entenderías lo difícil que esto es para mí.
-Lo entiendo, Harry. Pero has estado ahí casi una semana, y Malfoy podría sospechar si desapareces y alguien nuevo del Ministerio de Magia llegara a ocupar tu lugar.
-Lo sé, lo sé. Olvídalo –Harry se estiró bajo las sábanas, bostezando. -¿Por qué tienes que llamarme tan horriblemente temprano? No tienes idea de lo tarde que Malfoy se queda despierto.
-Oooh. ¿En serio? –canturreó Hermione. -¿Ha estado orillándote a mucha vida nocturna?. ¿Él es…? –se detuvo.
-Sí, lo es –dijo Harry. –Como la mayoría de los que viven por aquí.
-¿Y estás cómodo con eso?
Demasiado cómodo, pensó Harry. –Por supuesto –contestó. -¿Pensaste que no lo estaría?
-No…
-¿Sabías que Neville era homosexual? –se le ocurrió preguntar, mientras torcía el cable del teléfono con un dedo.
-Claro. Todo el mundo lo sabía.
Harry arrugó la frente. -¿Yo era el único que no?
-Harry, cariño… te adoro, pero a veces eres completamente atolondrado –Harry abrió la boca para protestar. – Debo irme, es la hora de recoger a los gemelos de la guardería. Te voy a mandar un fax antes de salir de la oficina; es muy importante que lo leas todo completo. No puedo decirte más, hay gente por aquí…
-Yo… Está bien –Harry cerró sus ojos. –Gracias… adiós.
Colgó el auricular y se frotó los ojos. Estaba cansado, de mal humor, confundido y endemoniadamente caliente. No había tenido sexo en meses, cosa que no le había importado… hasta ahora. Tenía que ser el resultado de la evidente demostración de sexo y sexualidad a la que se había sometido últimamente, cortesía de Draco Malfoy.
Por supuesto que había estado pensando bastante en Malfoy los últimos días, y no siempre de maneras adecuadas. Pero eso no significaba nada. ¿O sí? Después de todo, el incidente del baño había transcurrido durante una borrachera. Ya estaba excitado aún antes de ver a Malfoy ahí.
Pero no tenía una excusa para su reacción al beso. Había estado sobrio cuando pasó, y Manny ni siquiera le gustaba… aunque no podía negar que el tipo estaba guapísimo. No era difícil darse cuenta que era lo que a Malfoy le gustaba de él. A Harry siempre le habían atraído las chicas que eran agresivas en la cama, y había algo en la manera en la que Manny simplemente le había robado ese beso que despertaba sus instintos como nada lo había hecho en mucho tiempo. Sintió mariposas revoloteando en su estómago sólo de recordarlo.
Cuando se dio cuenta, ya estaba acariciándose y, frustrado, retiró bruscamente su mano. –No vas a hacerte una paja pensando en Manny –se reprendió.
Aunque tenía que admitir que tenía cierta coherencia. Quizá, realmente se sintiera atraído tanto por los hombres como por las mujeres. Habían existido muchas ocasiones en su vida en las que se había sentido interesado por alguno de sus amigos, en una manera en la que percibía, no era correspondido en absoluto. Por eso se había acostumbrado a aislarse de los demás. Casarse con Cho había sido una vía fácil de escapar a esa confusión emocional.
Y también estaba Ron, y el beso que habían compartido siendo adolescentes. Cerró sus ojos ante el recuerdo; no había tenido la intención que pasara aquello. Habían estado alborotando juntos por un rato, e inmediatamente, se estaban sonriendo el uno al otro, demasiado cerca para su comodidad. Harry lo había besado porque pensó que Ron también había sentido las mismas cosquillas en el estómago. Pero no era así, y todo se arruinó. Después de eso, las cosas estuvieron muy embarazosas entre ellos por meses.
Consiguió dormirse de nuevo, pero era invadido por sueños que lo mantenían perpetuamente estimulado. Finalmente, se levantó y se dirigió a la ducha, lavándose los productos que Malfoy le había puesto en el cabello, antes de dejar que sus manos se deslizaran hacia abajo. Mientras el agua caía a presión sobre su pecho y recorría sus muslos, se concentró en la imagen de Malfoy recargado contra la pared y sus pantalones enroscados a la altura de las rodillas. Ése era un recuerdo que se había estado metiendo en sus pensamientos con alarmante frecuencia.
Acarició su miembro hasta endurecerlo, dejando que la imagen invadiera su mente por completo. Malfoy estaba mordiendo sus labios con los ojos cerrados y el hombre a sus pies (que en esa fantasía adquiría cada vez más parecido a Harry) estaba tomándose las cosas con calma, devorando con lentitud la erección de Malfoy y liberándola de nuevo, lamiéndolo en la punta y haciendo ruiditos de placer desde el fondo de su garganta.
Harry recargó su espalda contra el frío azulejo de la regadera, percatándose que estaba añadiendo detalles de una mamada particularmente buena que había recibido una vez por parte de una chica Muggle que había conocido en un bar. Ella había sido una de las pocas aventuras que había tenido y jamás la había vuelto a ver. No había pensado en eso en años, pero en ese momento el recuerdo afloró en su mente, sin que lo buscara. Se concentró en las cosas que ella le había hecho, imaginándose a él haciéndole lo mismo al pene de Malfoy. Sus propias reacciones se mezclaron con las de Malfoy: la imagen en su mente gimió junto con él cuando aceleró el ritmo, acariciándose rudamente su miembro, que estaba resbaladizo por el agua. Estaba cerca, en el punto donde usualmente regresaría y esperaría antes de llevarse de nuevo al límite del orgasmo. El beso de Manny surgió en su mente de la nada, y en su fantasía Harry se ponía de pie y, apoyando una mano en el pecho de Malfoy, lo inmovilizaba contra la pared y lo besaba. Los labios de Malfoy se abrían para él, y Harry profundizaba el beso, sintiendo a Malfoy empezar a estremecerse, cerca de la culminación.
La mano de Harry se movía veloz, y dejó que la imagen se desvaneciera conforme sentía la tensión crecer en su entrepierna. Apretó los dientes y gimió cuando se vino. Y al terminar, se dejó caer en el suelo de la regadera. Jadeaba tembloroso, a pesar de que el agua estaba caliente.
Ese había sido uno de los mejores orgasmos que había tenido fruto de una paja. Quizá no ocupara la ayuda de un compañero, después de todo.
En diez minutos ya estaba limpio, afeitado y sintiéndose significativamente más relajado. Salió del baño… y casi gritó de la sorpresa. Malfoy estaba sentado en la cama, vestido para su trabajo y hojeando la revista para turistas San Francisco! que había estado sobre su mesita de noche.
-¡Malditos demonios, Malfoy!. ¿Qué estás…? –comenzó a preguntar Harry, y entonces recordó que estaba desnudo. Rescató su toalla del piso del baño y se la amarró alrededor de la cintura.
Malfoy ni siquiera levantó los ojos de la revista. -¿Tuviste un buen baño? –preguntó, en un tono que dejaba notar que sabía exactamente lo que Harry había estado haciendo.
-¿Qué quieres? –dijo Harry, sintiendo que la tensión crecía en su cuerpo de nuevo, lenta pero inexorable. -¿Qué haces aquí?
Malfoy lanzó la revista a un lado y le sonrió con complicidad. –Sólo pensé en aparecerme por aquí camino al trabajo, para ver cómo te la estabas pasando.
Harry apretó sus dientes. Realmente necesitaba colocar algunas precauciones. No podía creer que otra vez lo había olvidado. –Estoy bien, de verdad.
-No parecías estar bien anoche. Estaba deseando poder hablar contigo.
-Malfoy, por favor –gimoteó Harry. –Estoy cansado. Estoy desnudo. No estoy de muy buen humor. ¿Podemos hablar en otro momento?
-Oh, por supuesto que en otro momento–dijo Malfoy, poniéndose de pie. –Quería saber si podías venir a cenar a casa esta noche –ante la mirada escéptica de Harry, dijo: -Sé cocinar, lo juro. Sólo tú y yo –la expresión de Harry se iluminó. La idea de pasar algo de tiempo a solas con Malfoy era atrayente después de los desastrosos eventos de las últimas dos noches. –Algunos amigos llegarán más tarde, pero mientras tanto seremos sólo tú y yo.
La expresión de Harry titubeó un poco, pero asintió. -¿A qué hora?
-Hoy salgo a las seis. ¿Por qué no llegas en cuánto estés listo?
Después de que desapareció, Harry se dio cuenta que el último fax codificado de Hermione había sido introducido por debajo de la puerta mientras estaba en el baño; había estado tirado en el piso todo ese tiempo. No era que Malfoy lo pudiera leer, pero si lo hubiera visto, probablemente habría sabido lo que era. Harry lo recogió con un suspiro, tratando de recordar dónde había dejado su varita.
Había estado demasiado distraído la última semana, pero tenía la sensación de que había sido de esa manera desde hacía mucho tiempo. ¿Por qué eso no había sido un problema antes?. ¿La gente, simplemente, lo toleraba?. ¿Lo cuidaban?. ¿Lo protegían?
No era de extrañar que el Ministerio le hubiera dado un trabajo de escritorio tan bien pagado después de la guerra. Tal vez estaban dispuestos a pagar cualquier precio para tenerlo fuera de acción y mantenerlo a salvo. Harry suspiró. Basándose en su desempeño hasta ese momento, no podía culparlos en lo absoluto.
Harry pasó el resto del día visitando lugares turísticos. Finalmente había localizado la copia que Hermione amablemente le había comprado en Heathrow, San Francisco: La Guía del Brujo, enterrada en el fondo de su mochila. Había planeado bajar hasta Haight-Ashbury, pero cambió de idea en el último minuto, pensando que aún podría convencer a Malfoy de acompañarlo en otra ocasión.
Tenía una pequeña suma para gastar en el Barrio Chino y entonces, visitó una famosa tienda cuyo propietario era un mago chino muy anciano. Estaba hábilmente disfrazada como una tienda de cachivaches, llena de camisetas de tres dólares y trastos baratos de porcelana. El sólo número de ingredientes para pociones a la venta, de los cuales nunca había oído hablar, era fantástico, aunque no estaba seguro para qué podrían servir los penes secos de dragón.
Subió por Union Square hasta Nob Hill, pero había tanta niebla que no podía ver nada. Continuó caminando, sacando de vez en cuando su guía de debajo de su abrigo para buscar algo. La guía había sido encantada para que los Muggles que pasaban a su lado vieran sólo una novela de Tom Clancy. Harry supuso que hasta los magos querían pasar desapercibidos cuando eran turistas, si podían evitarlo.
Tropezó con una pequeña plaza llena de tiendas de segunda mano y recordó que había prometido comprar regalos para los niños de Hermione. Se detuvo ante una mesa de juguetes hechos a mano, pensando de nuevo en el fax de la mañana. Lo había leído con una mezcla de emociones, y todavía seguía sintiéndose inquieto. El sumario de la actualización de la CIA había dejado en claro que esa agencia también estaba tras el rastro de Malfoy, y que se estaban preparando para ponerlo bajo custodia si aparentaba ser una amenaza. Basándose en los reportes que había leído recientemente, Harry no estaba seguro de lo que constituía exactamente ser una "amenaza". Esperaba poder convencer a Malfoy de regresar al Reino Unido antes que hiciera, de modo inconsciente, cualquier cosa amenazante que lo pusiera en riesgo de ser arrestado..
Por supuesto, sería difícil que también el Ministerio recibiera a Malfoy con los brazos abiertos. Bass y Fallin lo querían para interrogarlo, y estaban considerando levantar cargos en su contra por conspiración y obstrucción de la justicia. Harry no estaba convencido de porqué el Ministro de Magia había tomado tanto interés en ese caso. Hasta Fallin había requerido que Harry le enviara personalmente por fax, un reporte de todo lo que había averiguado hasta ese momento.
El problema era, que aún no sabía casi nada, y aunque supiera que era lo que estaba pasando, estaba cada vez menos seguro de que simplemente les dejaría saber la historia de Malfoy a las autoridades. Sin embargo, ése día era sábado, así que suponía que podría mandar su reporte hasta el lunes. Tenía tiempo de encontrar una manera para no hacerlo.
Compró algunos trenes de madera pintados a mano para los gemelos (cosas en las que ellos podrían practicar su naciente magia) y decidió buscar algo para Hermione también. Ella tenía afición por la joyería fuera de lo común, y había una gran selección de eso en el mercado. Estaba tratando de decidirse entre dos collares de un estilo fuertemente étnico del que a ella parecía gustarle, cuando una exhibición de joyería de jade llamó su atención. En particular, le atrajo un collar que ostentaba brillantes cuentas de jade.
Toqueteó el anillo de su mano derecha… tenía una piedra de jade en él, y había algo con ese color que siempre le había causado fascinación. Hermione le había sonreído cuando lo atrapó mirándolo un día. Tal vez es por tu madre. ¿Ya sabes, no? Todos dicen que tienes sus ojos.
-Le haré un descuento por ése –le dijo el vendedor, habiendo notado lo que miraba. –Es parte de un conjunto, pero uno de los pendientes se perdió.
-Me lo llevaré –contestó Harry, sin preguntar por el precio. -¿Y cuánto sería por el pendiente?
Más tarde, estaba sentado en su cama observando sus compras, y preguntándose qué se había posesionado de él como para comprarle también un regalo a Malfoy. Realizó un pequeño encantamiento de protección en ambas piezas… en realidad no era muy efectivo, pero se usaba porque era considerado un toque de amabilidad. Entonces, se guardó el pendiente en su bolsillo.
Estaba fuera de práctica en cuanto hechizos de limpieza (al menos, eso era lo que Cho había dicho siempre), por lo que había tenido que dejar que la posada se hiciera cargo de su ropa sucia. La camisa negra de Malfoy había vuelto a estar limpia, para su alivio. Decidió ponérsela otra vez, ya que a Malfoy le había gustado mucho cómo se le veía aquella noche. Presionó el timbre de la puerta del edificio de Malfoy a las seis treinta, habiendo esperado lo más que pudo soportar antes de dirigirse ahí.
-¡Oye tú! –escuchó a sus espaldas, y se volvió para ver a Malfoy subiendo los escalones cargando una bolsa de comestibles. –Las llaves están en mi bolsillo.
Harry pestañeó por un segundo antes de darse cuenta que Malfoy estaba esperando que abriera la puerta. Buscó dentro del bolsillo del abrigo de Malfoy.
-En ese bolsillo no –dijo Malfoy, sonriendo.
-Eres tan predecible –dijo Harry, embutiendo sus dedos dentro del bolsillo delantero de los pantalones de Malfoy. Le regresó la sonrisa de todas maneras, y Malfoy se sonrojó un poco cuando Harry se percató que era el bolsillo equivocado y trató con el otro.
-Tienes las manos frías –dijo Malfoy cuando los dedos de Harry rozaron la descubierta piel de su estómago. Harry presionó sus dedos contra la cálida piel bajo su camisa, y Malfoy gritó.
-¡Y tú estás tan caliente! –dijo Harry, riendo. Malfoy pareció extrañamente trastornado y se retorció para alejarse de él.
-Sólo abre la puta puerta ya. Vengo cargando esta bolsa desde hace ocho cuadras de subida, y está pesada –Harry le quitó la bolsa y le regresó las llaves. –Qué caballero –dijo Malfoy sonriendo, mientras abría la puerta principal.
Al ir subiendo las escaleras, Harry trataba de mirar a cualquier lado que no fuera el trasero de Malfoy. Lo cual era difícil, siendo que éste estaba convenientemente colocado justo frente a su cara. Por una razón que no pudo explicar, Harry casi corrió hacia el apartamento cuando Malfoy se detuvo al terminar de subir las escaleras.
Y ahí fue cuando sintió por primera vez las protecciones. No estaba seguro si habían estado ahí antes y simplemente no se había percatado, o si eran nuevas; pero ahí estaban: pulsando suavemente alrededor del perímetro del apartamento de Malfoy, y un poco más fuertes junto a la puerta. Harry arrugó el entrecejo, preguntándose de qué otra cosa no se había dado cuenta.
Una vez dentro del apartamento, Harry no pudo evitar mirar alrededor en busca de cualquier evidencia de lo que pudiera haber pasado después de que se fue, la noche anterior. Pero el apartamento estaba tan inmaculado como siempre; había solo una taza de café abandonada en el tablero de la cocina. Harry apretó sus labios, quizá Manny nunca se quedó a pasar la noche. Pero él tenía una llave, y…
-Pon la bolsa en la mesa –dijo Malfoy mientras colgaba su abrigo. -¿Quieres un poco de vino?
-Por favor –Harry dejó la bolsa junto a una planta de aspecto inusual. La miró por un momento, preguntándose por qué le parecía tan familiar. -¿Es un bonsái? –preguntó, sabiendo que era mejor preguntar que tocar a una planta extraña.
-Es una opercularya decaryi –contestó Malfoy, buscando en la bolsa la botella de vino. –Ya sabes, es buena para pociones antidepresivas y esas cosas –Harry parpadeó y Malfoy lo miró largamente. –Sí obtuviste tu ÉXTASIS en Herbología. ¿Verdad?
-Bueno… sí, pero eso fue hace siglos –tartamudeó Harry. –Sólo estoy sorprendido, es todo –Harry miró por el apartamento y se dio cuenta que Malfoy tenía un gran número de plantas mágicas, colocadas entre los rincones y sobre los estantes. –Nunca habría adivinado que tendrías mano para las plantas –meditó.
-Salía con Neville –declaró Malfoy, como si con eso explicara todo.
A Harry sólo le fue permitido mirar mientras Malfoy se las arreglaba en preparar una sencilla comida. Insistió que la cocina era muy pequeña para dos personas, y que tenía todo bajo control. Harry estaba asombrado de que estuviera cocinando completamente sin magia.
-Me gusta cocinar –dijo cuando se lo señaló. –Sólo uso magia para las cochinadas que odio hacer, como lavar los platos o limpiar el baño.
Harry decidió que su trabajo era mantener la copa de Malfoy llena de vino, y entre los dos se habían terminado la botella entera antes de sentarse a la mesa.
-Si seguimos a este ritmo, tendré que reportarme enfermo mañana –dijo Malfoy cerrando un ojo, mientras servía salsa boloñesa sobre el farfalle y le pasaba los platos servidos a Harry para que los colocara en la mesa.
-¿Qué, te quedaste sin poción anti resaca?
-Sí, desde esta mañana –contestó Malfoy.
Harry luchaba por abrir la botella de Barolo que Malfoy le acababa de pasar. –No creí que estuvieras tan ebrio anoche.
-Te fuiste temprano. ¿Recuerdas? –Malfoy tocó la punta de la botella con su varita, y el corcho saltó medio metro en el aire antes de aterrizar dentro de una canasta llena de corchos que estaba en la esquina.
Harry llenó sus copas con el vino y se sentó. –Entonces... ¿estuviste mucho tiempo con Manny después de que me fui?
Malfoy probó un poco de la pasta y arrugó su nariz. –Ugh. Es jodidamente imposible encontrar buenos jitomates en esta época del año –Harry lo miró hasta que rodó los ojos y suspiró. –Está bien. Estaba molesto después de que te fuiste así tan abruptamente, sin ninguna explicación. Ni siquiera me volteaste a ver –su tono sonaba afectado, y Harry pudo casi imaginar un poco de dolor detrás de sus palabras. –Entonces me tomé varios cosmos, Manny jodió conmigo, y luego se fue.
Harry rodó sus ojos. -¿Por qué sientes la necesidad de dar tantos detalles?
-Era lo que querías saber –contestó Malfoy, levantando una ceja. -¿No era eso en realidad lo que estabas preguntando?
Harry miró hacia su plato. Si era completamente honesto con él mismo, tenía que admitir que era eso exactamente lo que había estado preguntado.
-Y esos no son detalles, Potter. Detalles es decirte que primero me la mamó, y luego me jodió justo aquí en esta misma mesa –Harry dejó caer su tenedor, y la expresión de Malfoy se volvió depredadora. -¿Quieres más detalles? Todo empezó cuando me dijo que te besó, y lo estimulado que se ponía al pensar en nosotros tres haciéndolo juntos. Mientras estaba dentro de mí, me seguía diciendo lo mucho que le gustaría verte jodiéndome –tomó un sorbo de su vino tan casualmente, como si hubiera estado hablando del clima.
Harry seguía sin levantar su tenedor. No estaba seguro si lo que estaba sintiendo era conmoción, o celos, o enojo o excitación, por el pensamiento de Manny jodiendo con Malfoy y hablando… de él. Tomó varios tragos de su vino, incapaz de encontrarse con los ojos de Malfoy.
-Lo siento –dijo Malfoy, con un toque de humor en su tono. –Tal vez no querías ese nivel de detalle.
-Yo… -empezó Harry, pero no sabía que decir. Levantó su mirada y vio que Malfoy lo observaba con expresión pensativa.
-Entonces. ¿te besó? –preguntó Malfoy, y comió un poco de pasta.
-Sí –dijo Harry, tomando su tenedor y empujando el farfalle alrededor de su plato. –Me besó.
-¿Y bien? –cuestionó Malfoy con la boca llena.
-No estuvo mal –dijo Harry, empezando a sonreír aún cuando no quería hacerlo. –Besa bien.
Malfoy sonrió. –¿Por fin el pequeño Harry está saliendo a la luz?
-No soy gay –respondió Harry, moviendo su tenedor en el aire. –Me gustan las mujeres. Me gusta la manera en que se sienten sus cuerpos, suaves y llenos de curvas. Me gustan los senos.
Malfoy hizo gestos. –Los senos son para amamantar a los bebés, lo sabes. Necesitas superar tu complejo de Edipo.
-Me gustan sus coños –dijo Harry, sonriendo. –Me gusta cómo huelen, me gusta su sabor.
-Está bien, detente por favor –dijo Malfoy, levantando una mano. –Eso sí es demasiado detalle para mí.
Harry se rió. -¿No puedes comprobarlo por ti mismo?
-Oh, no –replicó. –No se trata de eso. Verás, a mí no me gustan las mujeres. Soy lo más gay que un hombre puede llegar a ser. Nunca he visto siquiera una vagina, y al menos que alguna de mis amigas tenga un bebé bajo alguna espantosa circunstancia y yo tenga que acompañarla al parto, dudo que alguna vez vea una –se detuvo y levantó su copa de vino, mirando de reojo a Harry sobre la orilla de ésta. –Me parece, por otra parte, que tú sí has encontrado a los hombres un poco atractivos.
-No puedo decirte que me repugne la idea –contestó Harry. Era la verdad, de cualquier forma.
Malfoy levantó una ceja y llenó de nuevo la copa de Harry. –Primeo Weasley y ahora Manny. ¿Dos chicos en los últimos diez años? Prácticamente, eres bisexual.
Harry masticó su pasta y sonrió. Estaba aliviado de que regresaran de nuevo a sus bromas provocativas como si nada hubiera pasado. Pero había pasado mucho en las últimas veinticuatro horas. No estaba seguro cómo serían las cosas cuando llegaran los otros, pero al menos en ese momento estaban hablando de nuevo.
Embriagados por el vino, se les soltó la lengua y recordaron sus días de escuela. No era de sorprenderse que tuvieran grandes diferencias en el modo que percibieron la mayoría de los eventos de su adolescencia.
-¡Oh, por favor! –gimió Harry, gesticulando ampliamente con su copa de vino. -¡Umbridge era una perra malévola!
-Era muy amable si sabías jugar su juego –reveló Malfoy. –Honestamente Harry, te podrías haber ahorrado un enorme montón de problemas en el quinto grado si sólo hubieras sabido mantener la boca cerrada sobre Voldemort. A los que realmente les importaba sabían que estabas diciendo la verdad.
-Ella estaba regando mentiras y propaganda falsa –contestó Harry. –No podía quedarme sin responder. Se hubieran salvado muchas vidas si la verdad se hubiera dado a conocer pronto.
-¿Estás seguro? –Malfoy levantó una ceja. –Dudo que las cosas hubiesen sido diferentes si las noticias se sabían ese año o al siguiente –hizo una pausa, mientras estudiaba su copa vacía. –La negación es un sentimiento poderoso, especialmente cuando es alimentada por el miedo.
Harry lo miró por unos momentos, preguntándose si Draco estaba refiriéndose al mismo Harry. –Tal vez –respondió, incómodo por la posibilidad. Ambos se quedaron en silencio por largo rato.
-Una vez, te miré hacerlo con Ginny Weasley –dijo Malfoy al fin, pronunciando un poco mal las palabras.
-Bromeas –Harry se sintió enrojecer, aunque estaba agradecido por el cambio de tema.
-Estaban en el Salón de los Menesteres.
-Oh, Dios –contestó Harry. Recordaba ese día muy bien. Ginny y él habían estado saliendo juntos por ese año, y ella había estado tratando de acostarse con él durante meses. Era justo después de que hubiera tenido su desacuerdo con Ron, y no creía que joderse a la hermana menor de su amigo fuera a ayudar a sanar las diferencias. Ese día de marzo Ginny finalmente lo había acorralado y convencido que necesitaba de su ayuda para practicar un hechizo de Defensa contra las Artes Oscuras. Lo atrapó en el Salón de los Menesteres y le coqueteó cerca de media hora antes de empujarlo al piso y besarlo. Y antes que se hubiera dado cuenta que era lo que estaba pasando, le había bajado los pantalones y puesto su mano en su pene. Ella no traía nada bajo su falda escolar, y simplemente se empaló sobre él, justo ahí en el suelo.
Harry exhaló. –De hecho, esa fue mi primera vez.
Malfoy bufó. –Sí, claro –Ante la expresión seria de Harry, abrió la boca incrédulo. -¡Estás bromeando!
-No –contestó Harry, y entonces se sonrojó. –Bueno, mi primera vez haciendo eso, por lo menos. De cualquier forma. ¿cómo fue que te metiste ahí?
-No eras la única persona en la escuela con una capa de invisibilidad –Malfoy realizó un encantamiento sobre los trastos y ambos miraron como flotaban por la cocina y vaciaban su contenido en el cesto de basura, para después depositarse ellos mismos en el lavaplatos. –Te dije que había visto un montón.
Los ojos de Harry se entrecerraron. -¿Qué más viste?
Malfoy se levantó, sonriendo, pero no contestó.
Se arrellanaron en el sofá, bebiendo calmadamente su vino y medio viendo el episodio de "Survivor" que Malfoy tenía en su TiVo. Harry se quejó sobre las porquerías que Malfoy consideraba como entretenimiento, pero de todas maneras lo miró.
Aunque a lo que más miraba era a Malfoy. Vio su rostro ir de la confusión a la risa, a la sorpresa, al regocijo, y aún más. Vio la manera en que los ojos de Malfoy lo observaban de reojo cuando pensaba que Harry no estaba mirando. Vio el modo en que Malfoy bajaba la mirada cuando Harry lo embromaba. Harry se descubrió anhelando tocar a Malfoy de cualquier manera: tomar su mano, tocar su cabello, presionar su pierna contra la suya… lo que fuera.
Se sentía como en cualquier de las otras torpes citas que había tenido antes; sabía que le gustaba la otra persona, pero estaba temeroso de hacer un movimiento. A pesar del hecho que había sido perseguido por mujeres en toda su vida adulta, nunca había creído que fuera particularmente guapo. Siempre había sentido temor de ser rechazado. Por otro lado, las chicas que lo querían siempre habían llegado hasta él.
Quizá los hombres fueran diferentes. Quizá Harry, con los hombres, fuera diferente. Tragó saliva, mientras miraba a Malfoy. ¿Podría de verdad hacer eso? Una cosa era que encontrara a un hombre atractivo, pero otra muy diferente era tener sexo con uno. Malfoy parecía abordar el sexo con mucha informalidad, y aunque eso no era algo con lo que Harry estuviera enteramente confortable, quizá el hecho de dormir con él, acercaría a Harry a su meta por ganarse la confianza de Malfoy.
Buscó en su bolsillo y sacó el pendiente. –Abre tu mano.
-¿Qué? –preguntó Malfoy, suspicaz.
-Tengo algo para ti, estúpido. Ábrela –Malfoy lo hizo, y Harry dejó caer el arete con el jade justo en su palma.
Malfoy lo observó por un momento. -¿Compraste esto para mí? –Harry asintió. -¿Por qué?
-Me recordó a ti –Harry se encogió de hombros, súbitamente avergonzado.
Malfoy estudió el pendiente. –Es hermoso. Qué dulce, hasta le pusiste un encantamiento protector. –Harry se sonrojó con violencia, percatándose de lo que una pequeña cosita había logrado hacer.
-Disculpas aceptadas –dijo Malfoy sonriendo, cambiándose su arracada de plata por la de jade.
No me disculpé, pensó Harry, apretando su mandíbula, pero sabía que lo mejor era no decir eso en voz alta.
Entonces, Malfoy le sonrió, ocasionando que la respiración de Harry se quedara atrapada en su garganta. Malfoy se veía radiante, aunque que esa palabra sonara extraña para aplicarse en un hombre. En ese momento, sus ojos eran más plata que gris y su cabello caía suelto alrededor de su rostro. Inclinó un poco su cabeza y un mechón con rayos castaños le cubrió los ojos. Harry levantó su mano para alcanzar el mechón rebelde y llevarlo hacia atrás de su oreja, y luego cubrió la mejilla de Malfoy con esa misma mano. Los ojos de Malfoy se abrieron más y su expresión se suavizó… con un gesto que era casi una invitación. Malfoy pasó saliva, y sus labios se abrieron apenas perceptiblemente.
Parecía tanto ser el momento perfecto para besarlo, y Harry lo hizo, presionando tentativamente sus labios contra los de Malfoy. Esperaba encontrar resistencia, y al no encontrarla, oprimió un poco más fuerte, peinando el cabello de Malfoy con sus dedos y tomándolo por la nuca. Deslizó su lengua sobre los labios de Malfoy y sintió, más que escuchó, cómo gemía por ello. Abrió su boca y sintió en sus labios cómo Malfoy lo hacía también. Después de eso, fue una borrosa pelea de lenguas lamiendo juntas, y un poco de dientes, y calor, y sabor a vino. No se había dado cuenta de que Malfoy estaba temblando hasta que se detuvo y los brazos de éste lo envolvieron, jalando a Harry por encima de él mientras se recostaba en el sillón.
Oh, Dios, pensó Harry, sintiendo cómo se ponía duro. Presionó a Malfoy contra el sofá, deslizando automáticamente una rodilla entre los muslos de Malfoy para que los abriera.
Un sonido zumbante ocasionó que Malfoy se pudiera rígido debajo de él. –Mierda –murmuró, dejándolo de besar. –Ya llegaron.
Harry se sentó, tratando de controlar su respiración. Se miraron el uno al otro por un incómodo momento, antes de que Malfoy se acomodara su ropa y caminara hacia la puerta a presionar el botón del intercomunicador. -¿Diga?
-¡Tío, apura esta mierda! Nos estamos congelando aquí afuera –escucharon. Malfoy presionó otro botón y respiró profundamente antes de volverse hacia Harry. Ninguno de los dos dijo nada.
Harry tuvo un destello en su memoria del terrible momento después de que había besado a Ron: la expresión atónita en su cara, la manera en que sus ojos se habían abierto como platos y adquirido una mirada dura antes de empujar a Harry lejos y decir: "¿Por qué demonios hiciste eso?" Harry había tartamudeado una disculpa, pero Ron lo dejó con la palabra en la boca, y lo había evitado hasta después de Navidad. Eso había aplastado a Harry, y se había jurado que no lo volvería a hacer nunca más.
Pero lo había hecho de nuevo. Maldición, pensó.
Malfoy le sonrió y se encogió de hombros. –Hora equivocada. De todos modos, piensan que estamos jodiendo juntos, así que...
Harry bajó la mirada hacia su evidente erección y entró en pánico. –Voy a… eh… estar en el baño, entonces –masculló, haciendo tan graciosa su salida como le fue posible. Estaba tan impactado que controlar su erección fue relativamente fácil, y entonces se miró en el espejo por un largo momento. -¿Qué coños estás haciendo? –le susurró a su reflejo. Cómo no era un espejo mágico, éste no pudo darle ningún consejo.
Regresó a la sala de estar para descubrir que Colby había llegado con un par de chicos que Harry nunca había visto antes. -¡Oh, y éste es Harry! –dijo Colby, a manera de presentación. Los chicos nuevos le sonrieron.
Malfoy fue a la cocina por bebidas, llevándose a los chicos con él para que le dijeran que era lo que les apetecía tomar. Colby pasó un brazo alrededor de Harry y le sonrió. –Los dos se ven un poco despeinados. Perdón si les interrumpimos algo –sonrió aún más cuando Harry se sonrojó.
Diez minutos después, Jeremy llegó con otro hombre; Colby le dijo a Harry que tenían un par de meses saliendo juntos. Malfoy sintonizó el radio satelital en un canal que tocaba música suave, y todos se sentaron alrededor a conversar. Harry estuvo levemente entretenido por un buen rato… la conversación giró, en su mayoría, en torno de la política local, y los dos chicos más jóvenes dijeron ser estudiantes de la Universidad Estatal de San Francisco. Contaron una historia particularmente graciosa sobre un altercado reciente en la ciudad universitaria, entre los Jóvenes Republicanos y la Alianza de Estudiantes Homosexuales, Lésbicos, Bisexuales y Transgenéricos, que había terminado con el presidente de los Jóvenes Republicanos obligado a escribir una carta pública en disculpa por su insensibilidad demostrada al usar la palabra "fenómenos".
-Por lo menos ustedes tienen semejantes organizaciones… -bufó Malfoy. Harry se perdió del resto de su frase, porque Malfoy se había sentado muy cerca de uno de los estudiantes y estaba sonriéndole al chico de una manera demasiado familiar. La mandíbula de Harry se apretó.
Jeremy y su amigo estaban muy ocupados trabajando con algo que Harry pronto se dio cuenta era una pipa. La pasaron alrededor conforme continuaba la conversación, y Harry dudó un momento antes de encenderla para él. Había fumado un montón de hierba los meses después de la Guerra, y Cho y él habían jurado dejar las drogas cuando se dieron cuenta que ella estaba embarazada.
Miró a Malfoy besuquear el cuello del estudiante, y se obligó a voltear a otro lado. Malfoy no estaba siendo nada cuidadoso frente a los extraños, y Harry estaba empezando a preguntarse si su comportamiento era intencionalmente autodestructivo. Por supuesto, las protecciones alrededor del apartamento eran fuertes. Harry dudaba que alguien estuviera dispuesto a dañar a Malfoy mientras las protecciones se mantuvieran funcionando.
Colby tosió y lo codeó, y Harry bajó la mirada hacia la pipa en su mano. Sería mejor hacer lo que los demás, por el bien de la misión. Por otro lado, siempre podría deshacerse de la intoxicación con un hechizo, si es que tenía que hacerlo. Tendría que ir al baño para hacerlo, pero…
Malfoy rió al otro lado de la habitación, y el sonido de su risa hizo a Harry torcer su cara en una mueca. Estaba más irritado que celoso por esa situación. Probablemente necesitaría de una fumada, si quería mantenerse sereno esa noche. Prendió el encendedor y llevó la pipa a sus labios.
El golpe se sintió tan fuerte como lo recordaba, pero no lo hizo toser. Como montar en bicicleta, pensó mientras le pasaba la pipa a Colby. Miró a través de la habitación hacia Malfoy y su chico-del-día. Se tragó su frustración, tratando de convencerse que no estaba celoso. Después de todo, ese chico no era nada más que un potencial acostón para Malfoy, y las probabilidades de que fuera peligroso eran bajas. Sin embargo, podía no hacer daño recordarle a Malfoy lo que había pasado entre ellos hacía un rato.
Se levantó del sillón y cruzó la habitación, deteniéndose ante Malfoy. -¿Podemos hablar un minuto?
Malfoy levantó la mirada. -¿Qué, ahora?
Harry cruzó los brazos sobre su pecho, avergonzado. No había tenido la intención de hacer un papelón. –Sí, ahora.
Malfoy gesticuló muy ligeramente con su cabeza hacia el chico junto a él, quien estaba dándole el golpe a la pipa. –Estoy un poco ocupado por el momento.
Fue todo un logro para Harry no mirarlo con furia. -¿Por favor? -dijo, deseando no haber sonado demasiado patético.
Después de varios gestos de fastidio y una promesa de regresar rápidamente, Malfoy siguió a Harry a duras penas hacia la recámara.
-¿Qué pasa? –preguntó, claramente molesto.
Harry no pudo evitar resoplar por eso. -¿Realmente no tienes idea de por qué quiero hablar contigo?
-No –contestó Malfoy. –No la tengo.
-Me estabas besando no hace ni veinte minutos, y ahora estás…
-Oh, por el amor de Dios –gimió Malfoy. –Sabía que eso sería un error. Mira, Harry… ya deberías saber cómo soy yo.
-¿Cómo eres tú, Draco? –preguntó Harry. – Dime por favor, y entonces no malinterpretaré lo que sea que está pasando entre nosotros.
Malfoy abrió mucho la boca. –Harry, no está pasando nada entre nosotros.
-¿Entonces por qué me besaste así?. ¿Por qué me has estado mirando como…?
-¡Hago eso con todo el mundo!. ¿Te crees que eres especial?
-Yo… no –respondió Harry, sintiendo más dolor del que estaba dispuesto a admitir. De alguna manera esa conversación se había convertido en algo muy real, y lo tomó por sorpresa.
-No, yo creo que sí lo eres –replicó Malfoy, sacudiendo su cabeza. –Siempre lo has sido. Bien, yo no voy a ser parte de tu pequeña aventura de curiosidad bisexual post divorcio. Puedes encontrar alguien más a quien joderte antes de regresar a Inglaterra, de vuelta a tu mundo real. Ésta es mi maldita vida, Harry, no algún tipo de página de Internet a la que puedes acceder cuando sientas ganas, sólo porque crees que pueden gustarte los chicos.
-No estoy… esto no es sólo… -Harry hizo una pausa, frustrado. –Draco, me gustas –y se percató de que hablaba muy en serio. Le gustaba Malfoy, y mucho. ¿Cuándo había pasado eso?
Malfoy respiró profundo y miró hacia otro lado. –Mira, Harry, tú también me gustas. De verdad, pero… no puedo… -exhaló, como si intentara obtener valor. –Mi vida es un poco complicada ahora. Sigamos siendo amigos, nada más. Lo siento –salió del cuarto con rapidez, sin volver a mirar a Harry para nada.
Harry sintió como si lo hubieran golpeado en el estómago. Se sentó en la cama por un momento, completamente aturdido. ¿Qué diablos estaba pasando? Malfoy lo acababa de mirar como si realmente sintiera algo por él, como si involucrarse con él fuera un riesgo que no se atreviera a tomar. Y el beso había sido auténtico, estaba seguro de eso. Su estómago dio un vuelco sólo de recordarlo.
Restregó su cara con sus manos. Todo estaba pasando muy rápido, y no tuvo tiempo de resolverlo con propiedad. Había pensado que podría tener a Malfoy si simplemente lo deseaba así… después de todo, el tío no era nada quisquilloso a la hora de elegir con quién dormir. Pero seducir a Malfoy no parecía ser ya más una cautelosa estrategia, pero en cambio sí algo real y peligroso. ¿Y qué había con Harry mismo?. ¿Qué era lo que realmente quería él? No estaba seguro de nada en ese momento.
Abrió la puerta y el aroma de la hierba lo envolvió, junto con el sonido de las risas de los demás. Regresó a su lugar en el sofá junto a Colby, notando que Malfoy había reanudado con el estudiante lo que había dejado inconcluso. Draco no volvió a mirar ya más en su dirección.
Harry rechinó sus dientes y dejó caer su cabeza en el respaldo del sofá. No sabía cómo iba a soportar estar en la misma habitación con Malfoy esa noche. Sintió una mano en su muslo, y luego a alguien que se inclinaba contra él hasta quedar muy cerca. Abrió sus ojos para descubrir a un sonriente Colby.
Ciertamente, Colby era lindo. Harry le sonrió a modo experimental, y Colby ensanchó aún más su sonrisa. Harry no estaba seguro de que estuviera listo para un acostón sin compromiso con alguien, pero Malfoy tenía mucho de conocer a Colby. Quizá acercarse a éste pudiera ser de utilidad, y podría darle alguna información importante del pasado de Malfoy. Y tal vez si Harry aparentaba no tomar el sexo demasiado en serio, Malfoy reconsideraría su decisión. Harry no sabía si estaba ya preparado para tener sexo con un hombre, pero cuando lo estuviera, Colby probablemente sería complaciente.
Harry puso un brazo alrededor de Colby y lo jaló más cerca. Colby parecía tan contento como si se hubiera adelantado la Navidad.
La pipa fue rellenada y pasada alrededor varias veces más, y más rondas de bebidas fueron apareciendo. Harry no tenía idea de quien las estaba preparando; éstas sólo parecían surgir delante de él. Envalentonado por la falta de resistencia de Harry, Colby había empezado a besarlo en el cuello. Era muy agradable, y le recordó una vez más el largo tiempo que había pasado sin tener sexo con otro que no fuera él mismo.
-¿Divirtiéndote? –le habló una voz familiar justo en su oído. Era Manny… Harry no se había dado cuenta a qué hora había entrado; y reprimió un gemido. Había fumado y tomado demasiado, y estaba bajando la guardia peligrosamente. Era tiempo de considerar hacerse el hechizo desembriagante.
-Claro –dijo, sobresaltándose cuando Colby se subió sobre su regazo para que Manny pudiera sentarse junto a ellos.
Manny comenzó a hablar sobre algo, pero Harry tenía problemas para ponerle atención. Colby estaba retorciéndose muy a propósito contra su entrepierna, y eso lo estaba distrayendo. Pellizcó el trasero de Colby en un esfuerzo por detenerlo. Pero en vez de eso, Colby volvió a besarlo en el cuello.
Manny parecía ni darse cuenta de toda esa actividad ocurrida durante su conversación. -¿Dónde está Derek? –preguntó, mirando alrededor.
Harry parpadeó. –No lo sé. Estaba… -empujó un poco a Colby y buscó por toda la habitación. –Estaba justo ahí hace un momento -¿Cómo le había perdido también el rastro a Malfoy? Definitivamente era tiempo del hechizo desembriagante.
Manny se encogió de hombros. –Probablemente está en el baño –Harry volvió a echar un vistazo por el lugar. El chico con el que Malfoy estaba haciendo arrumacos tampoco estaba a la vista.
-Quizá salió a fumar –dijo Harry y se quitó a Colby de encima. –En realidad, yo necesito ir al baño –los ojos de Colby se iluminaron, y Harry le arrojó una mirada de advertencia. –No, es en serio. Quédate aquí, como buen chico –Colby le sonrió perezosamente e hizo lo que le dijo, para alivio de Harry.
El baño de visitas estaba ocupado, por lo que Harry tuvo una excusa para dirigirse hacia el que estaba en la recámara de Malfoy. Empujó la puerta del cuarto para abrirla.
En realidad, no se sorprendió por lo que vio. Malfoy estaba ahí, desnudo de la cintura para abajo y sentado a horcajadas sobre el estudiante, ambos en la cama; su camisa blanca apenas le llegaba a sus caderas. Harry observó con fijeza, hasta que se dio cuenta que podía ver perfectamente al miembro del estudiante entrando en el trasero de Malfoy, que podía ver como Malfoy se ensanchaba y se dejaba tomar cuando bajaba sobre el chico, se elevaba y volvía a descender de nuevo. El movimiento era sorpresivamente rápido, y las caderas del muchacho eran jaladas en un intento por seguir el ritmo de Malfoy.
Harry miraba, no muy consciente sobre lo que estaba sintiendo por ver aquello. Extrañamente, no estaba enojado. Lo que sintió fue mucho más que eso.
-¡Fuera de aquí! –gritó Malfoy, sin voltear a ver quien era. Harry dio un paso atrás y cerró la puerta, entonces se recargó en ella y cerró los ojos.
Una parte de él quería llorar. Otra parte quería hacerle un Cruciatus al chico que estaba tirándose a Malfoy. Otra parte quería arrastrar a Malfoy lejos de ahí hasta alguna esquina oscura y golpearlo hasta hacerlo entrar en razón. Y otra parte quería demostrarle a Malfoy que no le importaba.
-¿Estás bien?
Era Colby, parado detrás de él.
Harry encogió sus hombros, mirando alrededor en busca de una respuesta apropiada.
-Ya debería saber cómo es él.
Colby sonrió y, entonces lo besó. Fue dulce al principio, y gradualmente se volvió más intenso. Colby estaba muy lejos de ser tan bueno besando como lo era Malfoy; pues estaba demasiado entusiasmado en usar su lengua y parecía querer lamer las amígdalas de Harry. Pero no era tan malo, por sí mismo. Colby lo aprisionó contra la puerta, y Harry fue consciente de una erección contra su muslo.
-Dios, cómo te deseo –susurró Colby. –Quiero chupártela. Quiero joder contigo... desde la primera vez que te vi.
Harry tuvo que hacer un gran esfuerzo para no reír ante lo que le sonó como el diálogo de una mala película pornográfica. –Está bien –masculló, preguntándose si no estaría cometiendo un error.
Ambos casi se caen hacia adentro de la recámara cuando la puerta de abrió de repente.
-¡Por fin! –murmuró Colby, jalando a Harry a través del umbral. Harry no pudo evitar sonreírse ante la expresión de sorpresa en el rostro de Malfoy. Éste atrapó su mano cuando pasó junto a él, y le lanzó una curiosa mirada. Harry se detuvo; tenía en la punta de la lengua la pregunta: "¿Ves? Yo también puedo ser como tú. ¿Cómo se siente eso?"
-Oh, no; no lo harás –dijo Colby, dirigiéndose a Malfoy. –No puedes estar jodiendo con todos los que te gustan y esperar que el resto de los mortales no hagamos lo mismo –Malfoy sonrió apretadamente y soltó la mano de Harry.
Fue hasta que la puerta se cerró cuando Harry empezó a entrar en pánico. ¿De verdad estaba a punto de tener sexo con un hombre?
-Joder –susurró, recordando lo que Colby le había dicho que quería hacerle. No estaba muy convencido de querer nada dentro de su culo, y mucho menos… eso.
Antes de que pudiera pensar en un modo de escapar de la situación, Colby había empujado a Harry hasta sentarlo en la cama y desabrochado sus jeans. Se los bajó hasta sus rodillas con algo de brusquedad, y entonces la boca de Colby devoró su pene medio erecto.
Harry jadeó ante la sensación… hacía tanto que nadie le hacía eso. No era la mejor mamada que hubiera recibido, pero estaba realmente por encima del término medio; así que trató de relajarse y disfrutarla. Colby era entusiasta y minucioso, y no pasó mucho tiempo cuando Harry se dio cuenta que estaba por venirse.
Con una mano, empujó a Colby por su frente, murmurando: -Voy a… Me voy a… -pero Colby no paró, y Harry se vino en su boca. Un momento después se percató de que Colby había tragado, y se quedó tan halagado como sorprendido. Harry no estaba seguro de que él fuera capaz de tragar semen. En ese punto, ni siquiera estaba seguro de ser capaz de chupar un pene.
Cuando Harry empezó a hacer muecas por la sobre-estimulación, Colby liberó su erección, se levantó y lo besó. Harry trató de no impactarse ante el hecho de que, eran sus propios fluidos lo que estaba saboreando. Cho había odiado siempre que la besara después de haberse bajado hacia ella, y hasta ahora, nunca había entendido muy bien el porqué.
-Dios, esto es ardiente –susurró Colby sobre sus labios. El frenético ritmo de sus besos había empezado a disminuir, y Harry estaba comenzando a reevaluar su primera impresión. La lengua de Colby lo lamía alrededor de su boca y lo tentaba a abrirla para que pudiera sorberla. El cerebro de Harry estaba derritiéndose. ¿Por qué había creído que Colby besaba mal?
Colby se acercó y Harry sintió la punta húmeda de su erección oprimiendo su muslo desnudo. ¿A qué hora se había quitado sus pantalones? Harry trató de no aterrorizarse; se dio cuenta que debía pensar en algo qué hacer, antes de que Colby sugiriera algo que no quería hacer. Harry no tenía experiencia en sexo con hombres, pero había una cosa en la que él sabía era muy bueno. Tomó el pene de Colby con su mano y lo oprimió.
Colby jadeó, y Harry trató de no hacer un sonido de sorpresa. El pene de Colby era… bueno, pequeño. Entonces se sintió un poco más confiado, y empezó a acariciarlo despacio. Colby apoyó su frente en la cavidad del cuello de Harry y gimió.
Un leve movimiento al otro lado del cuarto llamó la atención de Harry. Entrecerró los ojos, y lentamente, pudo enfocar una figura.
Malfoy estaba sentado en el suelo y recargado contra la pared. Estaba usando un hechizo de encubrimiento de los más corrientes, uno de los cuales habían aprendido a descubrir en su entrenamiento como aurores. Era casi como si Draco quisiera que Harry viera que estaba ahí. Harry frunció el ceño y Malfoy sonrió.
Harry no tenía claro si se sentía enojado, avergonzado o halagado de que Malfoy estuviera observando. De todas formas, no había mucho que pudiera hacer al respecto. Los ojos de Malfoy estaban siguiendo el movimiento de la mano de Harry, y estaba sentado de tal manera que Harry no podía decir si Draco estaba estimulado o no por lo que estaba viendo.
Había un tubo de lubricante en la mesita de noche. Harry lo alcanzó y entonces tomó a Colby de la barbilla, levantando su rostro. –Voltéate –le dijo. Los ojos de Colby se ensancharon, pero Harry sólo sonrió y lo giró, abrazándolo por la espalda apretadamente contra su pecho.
Se sirvió un poco de lubricante en la palma de su mano derecha y envolvió la erección de Colby con sus dedos. Colby tembló cuando su mano empezó a moverse, despacio al principio… con caricias prolongadas y largas y permitiendo a sus dedos quedarse en la punta. Se dio cuenta que Colby estaba circuncindado, aunque Harry todavía no lo había visto de cerca. Palpó con sus dedos la zona debajo de sus testículos, y miró de nuevo a Malfoy.
Malfoy sólo sonrió.
Harry le sostuvo la mirada, aún cuando besaba el cuello de Colby, o cuando mordisqueaba su oreja y movía lentamente su mano por todo su miembro. Aceleraba sus movimientos cuando Colby se lo pedía, y luego bajaba la intensidad de nuevo cuando Colby parecía estar cerca de terminar.
-Todavía no –le dijo Harry, y arrastró sus labios hasta el cuello de Colby. Éste gimió y se oprimió contra él, inclinado a un lado su cabeza para exponer más su garganta. Harry dejó de mirar a Malfoy, enfocándose ahora en el modo en el que el pecho de Colby subía y bajaba; en la manera en que abría y cerraba la boca, y en el sonido de su respiración. Notó que tenía pequeñas pecas en su nariz, y que sus pestañas eran largas y oscuras.
Harry añadió un poco más de lubricante e incrementó la velocidad de su mano. Colby jadeó. Harry lamió el canal de la oreja de Colby con la punta de su lengua, y descubrió que su propia respiración se estaba acelerando. Besó la mejilla de Colby y entonces éste volvió su cabeza hacia Harry lo suficiente como para poder besarlo en la boca.
Harry descubrió que era increíblemente erótico saber que era él quien le estaba provocando eso a Colby. Éste estaba gimiendo suavemente sobre su boca, tanto que le volvía el difícil el acto de besar, y entonces Harry regresó a su oreja.
-Eso es, vamos –susurró Harry, acariciando fuerte y girando su mano sobre el glande, deslizando con facilidad los dedos contra la piel lubricada. Colby empezó a murmurar "Oh, Dios" una y otra vez, apoyándose contra Harry cuando finalmente se vino. Entonces se relajó, casi resbalando hasta el suelo. Harry lo sostuvo por debajo de los brazos y riéndose, lo ayudó a levantarse.
-Eso sonaba bien –le dijo, sin resistir la tentación de morder el cuello de Colby.
-Joder –contestó Colby, colapsando en Harry. –Eso fue… ah, mierda –estaba mirando hacia el piso. –Derek va a matarme por venirme en esta alfombra. Será mejor que la limpie –se empujó hasta quedar de pie y se volteó para besar a Harry antes de subirse sus jeans y dirigirse hacia el baño.
Harry miró hacia Malfoy para descubrirlo riéndose y sacudiendo su cabeza. Harry sonrió, y Malfoy aplaudió en silencio. Señaló con sus ojos hacia el pene expuesto de Harry y levantó una ceja. Harry se sentía curiosamente desinhibido en cuanto estar mostrándose así y le sonrió de nuevo.
Colby reapareció con una toallita húmeda y comenzó a tallar furiosamente la alfombra. Harry lo observaba, echando un vistazo hacia Malfoy de vez en cuando. Malfoy no parecía tan preocupado por la mancha.
-Me imagino que así está bien –dijo Harry por fin.
Colby se sentó sobre sus talones. –Creo que sí. Es sólo que odiaría verlo enojado. ¿Sabes?
Al otro lado de la habitación, Malfoy levantó una ceja.
-Aja –contestó Harry. Esa hubiera sido una buena oportunidad para cuestionar a Colby sobre su relación con Malfoy, sino hubiera estado éste presente.
Colby le sonrió y gateó hasta Harry para descansar su cabeza sobre su regazo, echándole una mirada interesada a su aún hinchado miembro. -¿Listo para el siguiente asalto?
Harry lo estaba, la verdad sea dicha. –No –le dijo, levantando a Colby para besarlo. El beso fue dulce y largo, y Harry tuvo que empujar a Colby antes de que su mentira se volviera evidente. –Tal vez más tarde.
-Mmmhh –respondió Colby. –Probablemente sólo quieres ahorrar energía para joder con Derek al rato. Bastardo suertudo.
-Si es que puedo arrancarlo de las garras de los otros chicos –replicó Harry. Lo que haría sería no mirar a Malfoy.
-Ese es el problema. ¿No? Bueno, yo necesito otra bebida –Colby se retiró con una sonrisa, cerrando la puerta detrás de él.
Harry se giró hacia dónde Malfoy estaba sentado, pero ya no estaba ahí. Harry echó una mirada a todo el cuarto, pero no había señales de él: se había ido. Harry suspiró.
El sexo había sido divertido, y no se arrepentía de ello… por lo menos, no mucho. Colby era dulce y entusiasta, y Harry no podía negar que lo encontraba atractivo. Malfoy había llamado a Harry un curioso bisexual, pero entre más pensaba Harry en eso, más dudaba que fuera verdad. No era sólo curiosidad por saber cómo era tener sexo con hombres. De hecho, podía visualizarse a él mismo en una relación seria con un hombre, y esa parecía ser la gran diferencia.
Le tomó varios minutos vestirse y limpiarse antes de regresar a la fiesta. Malfoy seguía sin verse por ningún lado, Colby estaba inmerso en una conversación con los estudiantes universitarios, y Jeremy y su amigo estaban besuqueándose en una esquina de la habitación.
Harry sacó una Amstel Light del refrigerador y se sentó en el sofá, solo. Colby volteó para cerrarle un ojo, pero después de eso, lo ignoró. Harry no pudo evitar sentir un pequeño vacío. ¿Colby estaría buscando alguien más con quien joder? Le tomó a su cerveza, tratando de no parecer malhumorado.
Un ruido a sus espaldas atrajo la atención de todos en la habitación… Malfoy y Manny estaban saliendo del baño de visitas, ambos sugerentemente despeinados y sonrientes. Harry se mordió su mejilla y miró hacia otro lado.
-¿Un poco incómodo ahí dentro? –dijo sarcástico Jeremy, quien se había levantado para respirar.
-Bueno, alguien estaba acaparando la recámara –replicó Malfoy, dejándose caer en el sofá junto a Harry.
-Como si tú no lo hubieras hecho antes –dijo Manny, sentándose al otro lado de Harry.
Harry se tensó y le dio un trago a su cerveza.
-Uf, no seas así –canturreó Malfoy en el oído de Harry, besándolo en su mejilla. Estaba demasiado ebrio, mucho más de lo que parecía en la recámara. Malfoy se inclinó por encima de él para besar a Manny, y Harry cerró sus ojos. Deseó estar en cualquier otro lado en ese momento, en cualquier lado que no fuera ahí.
Malfoy se volvió y recostó su cabeza en el regazo de Harry, sonriéndole. –No te estás divirtiendo.
-Lo deberías saber –gruño Harry.
-Necesito un trago –anunció Malfoy, y se puso torpemente de pie. Fue entretenido por los estudiantes en la cocina, y terminó sentado en el regazo del chico con el que aún no había tenido sexo. Harry sintió como su mandíbula se apretaba.
Manny deslizó un brazo alrededor de Harry. –De verdad, no deberías dejar que eso te afecte tanto –le dijo.
Harry movió sus ojos hacia Manny, pero no volvió su cabeza. –Para ti es fácil decirlo. Tienes su atención cada vez que quieres.
-¿Y tú no? –replicó Manny. –Todo lo que oigo es "Harry esto" y "Harry aquello". Y me doy cuenta la manera en que te mira.
Harry giró todo su cuerpo hacia él. -¿Qué quieres decir?
Manny sacudió su cabeza. –Y la manera en que tú lo miras a él. La única razón por la que continúo aquí es porque sabe que te irás.
Harry tragó fuerte, sin saber qué pensar de ese comentario. Iba a irse, eso era cierto. También estaba esperanzado de convencer a Malfoy de irse con él. -¿Crees que algún día regresará a Inglaterra?
Los ojos de Manny se cerraron un poco. -¿Contigo, tal vez?
Harry volvió a pasar saliva. –Posiblemente.
-Lo dudo. Es muy feliz aquí.
Se miraron el uno al otro por un momento; Manny parecía estar haciendo un gran esfuerzo para controlar sus emociones. –Dime, Harry. ¿Qué es exactamente lo que haces en Inglaterra?
Harry sonrió apretadamente. –Trabajo para el gobierno.
-Por supuesto –contestó Manny. -¿Haciendo qué?
Harry se encogió de hombros. –Papeleo –era la verdad, por supuesto. Manny podría pensar lo que quisiera de eso.
-Muy bien –dijo Manny, mirándolo largamente. Harry tomó un trago de su cerveza y continuó sonriéndole.
-Ustedes dos están demasiado serios –dijo Malfoy, dejándose caer en el suelo frente a ellos.
Manny sacudió su cabeza, divertido. –Derek, estás totalmente borracho.
Malfoy sonrió. -¡Sí, lo estoy!. ¿Quién quiere joder conmigo?
Harry se atragantó con su cerveza.
-Esa es señal de que la noche se acabó –murmuró Manny y Harry asintió.
Afortunadamente, todos parecieron estar de acuerdo. Jeremy y su amigo habían alcanzado el punto de "busquemos una cama" y emprendieron graciosa huida. Colby anunció que quería ir a bailar, y los chicos universitarios apoyaron la idea.
-Ya saben que los clubes están cerrados –dijo Manny.
-Oh, entonces supongo que tendremos que regresar a mi casa. ¿Mmmhh? –dijo Colby sonriendo y Manny les pidió un taxi.
Diez minutos después, Harry estaba ayudando a Colby y compañía a abordar el taxi, ya que todos ellos estaban demasiado tomados como para poder hablar con claridad. Harry le pasó un billete de veinte al taxista y le repitió la dirección de Colby. El chofer (cuya lengua nativa no era el inglés, y mucho menos el inglés de los norteamericanos borrachos) pareció entender todo a la primera.
Harry miró hacia ambos lados de la calle antes de sacar la varita de su chaqueta y hacerse el hechizo desembriagante. Estaba un poco fuera de práctica, por lo que no se despejó completamente la cabeza, pero sí le sirvió de mucho. La ráfaga de sensaciones en su cerebro le recordaban a una gran dosis de cafeína.
Se encaminó de regreso al apartamento para encontrar a Malfoy y Manny mirándose con rabia el uno al otro.
-Sólo estoy tratando de ayudarte –siseó Manny, y volteó hacia otro lado cuando se percató que Harry lo había escuchado.
-¡No necesito tu ayuda! –exclamó Malfoy. -¡Piensas que puedes controlar mi vida y ya estoy harto de eso!
Harry se aclaró sonoramente la garganta. No había tenido la intención de meterse en una pelea, aunque tenía que admitir que no estaba completamente disgustado de que ellos tuvieran una.
-Bien –replicó Manny. –De todas maneras, tengo mejores cosas que hacer con mi tiempo –le brindó a Harry una rencorosa mirada y salió, azotando la puerta detrás de él.
Harry se giró hacia Malfoy, sin saber qué decirle.
Malfoy se desplomó en el sofá. -¿Qué demonios estoy haciendo, Harry?
-Te estás yendo a la cama –dijo Harry, caminando hacia el sofá y jalándolo para que se pusiera de pie. –Y mañana te sentirás como mierda, y entonces empezarás a resolver las cosas como se debe.
-Pero he arruinado todo –Malfoy gimió mientras Harry lo dirigía al dormitorio. –Me odio. Odio todo esto. ¡Maldita sea! –se retorció para liberarse de Harry y sacó el cobertor de la cama, tan violentamente como pudo hacerlo.
-Cálmate –le dijo Harry, empujándolo suave hacia la cama. –Todo estará bien por la mañana –tiró de la camisa de Malfoy, y éste levantó sus brazos sobre su cabeza. Harry se la sacó, sonriendo ante el cabello despeinado de Malfoy.
-¿Lo prometes? –preguntó Malfoy, cayendo sobre la cama.
-Claro –dijo Harry, sintiendo la seguridad de que Malfoy no recordaría nada de eso en la mañana. Debería tratar de hacerle el hechizo desembriagante a Malfoy, pero… el tío se merecía una buena resaca, después de la manera en que se había comportado. Quizá eso le enseñaría una lección. Desabrochó los pantalones de Malfoy y se los quitó, y entonces subió sus piernas a la cama y recuperó el cobertor para cubrirlo con él.
-¿Puedo confiar en ti, Harry? –cuestionó Malfoy, con los ojos cerrados.
Harry hizo una pausa y acarició la frente de Malfoy. –Por supuesto.
-Quiero confiar en ti. De verdad quiero. Pero Manny dice que no debo.
-Manny es un patán egoísta –susurró Harry, besando su frente.
-Oooh, eso fue muy lindo –murmuró Malfoy. –Hazlo de nuevo.
Harry besó su frente otra vez, y golpeó leve su mejilla, considerando sus opciones. No podía haber pedido una mejor oportunidad que esa para preguntarle a Malfoy sobre el motivo por el cual estaba ahí y lo que estaba haciendo. Al parecer, Malfoy quería confiar en Harry. Harry quería que confiara en él. ¿Debería presionarlo ahora, o esperar hasta que realmente le tuviera confianza, estando sobrio?
-Oh, Draco –suspiró, obligándose a pararse y caminar hacia atrás. –Te vas a odiar en la mañana.
-Quédate conmigo –masculló Malfoy, empujando el cobertor como si le hiciera lugar a Harry. –Por favor.
Harry mordió sus labios. Sería tan fácil quitarse la ropa y acurrucarse bajo el cobertor. No tenía dudas de lo qué pasaría si lo hacía. Pero por mucho que estuviera empezando a desear a Malfoy, no era ese el modo en el que lo quería. Hacía apenas un par de horas que Malfoy le había dicho que nunca serían algo más que amigos; y un acostón de borrachera no era exactamente lo que Harry deseaba.
No, quería que Malfoy llegara a él voluntariamente… como un amigo, un confidente, un amante. Y sabía que eso tomaría tiempo.
-Buenas noches –susurró Harry. Cerró la puerta detrás de él y se tumbó en el sofá. Encendió la televisión en el canal de la CNN y bajando todo el volumen, trató de dormir.
Notas de traducción:
Cosmo: bebida alcohólica hecha con vodka y jugo de frutas.
TiVo: Es una popular marca de grabación de video digital (DVR, por sus siglas en inglés). Es un aparato de video que permite grabar los programas de televisión en un disco duro interno para poder verlos más tarde.
¡Uf! Este capítulo sí que estuvo largo... pero súper emocionante, a poco no?
Espero que les haya gustado y les agradezco su preferencia al leer esta historia.
Muchas gracias a las personitas que me dejaron review el cap. anterior, son bastante atentas... Aikoss, Bollito Malfoy, Niku Black, Dernhelm de la Marca y Elisa Evans... Qué bueno que la historia les está gustando, y sobre todo, gracias por decírmelo!
Entonces, nos vemos la próx. semana!
Saludos!
