Left My Heart
Dejé mi corazón
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Por:
Emma Grant
traducido por:
Perla
Parte 6
Lunes 9 de febrero, 2004.
Harry tuvo que leer el fax dos veces.
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Harry Potter, en su papel de agente de la rama de Servicios de Investigación del Ministerio de Magia, por este medio le es autorizado el uso de cualquier medio que sea necesario (incluida la fuerza que no implique daño permanente) para tomar en custodia y transportar al Reino Unido al sospechoso de ser simpatizante de los Mortífagos y desertor Draco Malfoy. El señor Malfoy será arrestado por las autoridades del Ministerio al llegar al país; por lo que esta orden expirará en ese momento.
Firmado al nueve de febrero del 2004
Arnold Bass
Director de los Servicios de Investigación
Autorizado:
Typhebus Fallin
Ministro de Magia
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Mierda, pensó. Eso era grave. Querían que llevara a Malfoy de regreso, y le acababan de dar carta blanca para hacerlo. En este punto, Malfoy ya no tenía derechos civiles, excepto aquellos que el mismo Harry le otorgara.
Puso el fax en el ya hinchado sobre de papel manila que tenía en su mochila, y se preguntó qué demonios iba a escribir en su reporte. Hermione lo había despertado llamándolo a las seis de la mañana para recordarle que necesitaban tener el reporte antes de la medianoche GMT.
Entonces, él le había dicho que necesitaba más tiempo para escribirlo; cuando en realidad era que todavía no tenía suficiente información como para presentar una descripción coherente.
-Hablé a la oficina de Bass por la mañana, Harry. Quieren que el asunto esté resuelto para el viernes.
Harry casi dejó caer el teléfono. -¿El viernes?. ¡Debes estar bromeando!
-Desearía que fuera así. He hecho una reservación para ti y Malfoy en un traslador que los traerá de regreso a Londres, el jueves al mediodía, tiempo de allá. Habrá aurores esperándolos para tomarlo en custodia en cuanto lleguen.
Entonces Harry se había reído sin poderlo evitar. –Hermione, él no estará de acuerdo con eso.
-No tiene que estar de acuerdo, Harry –Hermione había suspirado, y Harry casi podía ver la arruga que surcaba su frente. –Te estoy mandando un fax justo en este momento. Entenderás de lo que hablo cuando lo leas.
Y sí que lo entendió. De alguna forma, tenía que llevar a Malfoy a la Estación de Trasladores del centro de la ciudad, quizá aún contra su voluntad, trasladarlo a Nueva York y luego a Londres, y entonces quedarse parado y observar cómo era arrestado y llevado por el Ministerio. Cerró sus ojos para evitar el dolor de cabeza que sabía le iba a dar.
No puedo hacer eso, pensó. Significaría traicionar a Malfoy de la peor manera posible. Aún antes de haberlo conocido, Harry no estaba seguro de poder haber hecho una cosa así. Eso le recordaba de nuevo el porqué no había estado dispuesto a tolerar el trabajo de campo requerido a un auror después de la guerra. No podía soportarlo ahora, tampoco. No estaba seguro de pertenecer al Ministerio después de todo, si ésta era la manera en que ellos trataban a la gente.
Trabajó en su reporte las siguientes dos horas, escribiendo a mano los detalles acerca de los días y noches pasadas con Malfoy. Dejó a un lado la información personal, pero fue muy franco sobre el desarrollo de su amistad, y sobre el hecho de que había trabajado muy duro para ganarse la confianza de Malfoy. Escribió que pensaba que Malfoy estaba muy reacio a abrirse a él, y que necesitaba más tiempo para lograrlo.
Había llenado dos páginas con letra pequeña escribiendo lo anterior, encaminándose hacia su petición. Bueno, demanda era un término más apropiado para llamarla. Tomó una tercera hoja de papel y empezó a escribir.
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Director Bass:
Como resultado de la investigación que he realizado en la última semana, tengo que informarle que me encuentro en desacuerdo de entregar a Draco Malfoy al Ministerio de Magia. Por lo tanto, estoy requiriendo lo siguiente: (1) una extensión de mi misión a dos semanas más; (2) la certeza de que el señor Malfoy no será tomado en custodia al llegar al Reino Unido, y que conservará los derechos y privilegios permitidos a un ciudadano británico y a un auror de su rango; y (3) la completa revelación al señor Malfoy de todos y cada uno de los informes elaborados hasta ahora concernientes a su trabajo y vida personal en los Estados Unidos.
Si estas peticiones (o un compromiso razonable) no pueden ser concedidas, no tendré otro recurso que solicitar la renuncia a mi puesto en el Ministerio.
Atentamente:
Harry J. Potter
Asistente en Director de Investigaciones de Hechizos no Comunes.
Oficina de Servicios de Investigación.
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Harry lo leyó varias veces antes de firmar. No estaba seguro del motivo por el que había siquiera pensado en renunciar, pero cuando la idea había surgido en su cabeza, había creído que era lo correcto a realizar. En los últimos días había empezado a darse cuenta de lo mucho que odiaba su trabajo… así que, realmente, no tenía mucho que perder.
Se sentó y observó los papeles en su mano por varios minutos más, y entonces realizó su hechizo de codificación en ellos antes de bajar por las escaleras para mandarlos por fax. Regresó a su habitación diez minutos después, temblando.
¿Realmente acababa de amenazar a la oficina de Servicios de Investigación y poner su carrera en riesgo, todo por el bienestar de Draco Malfoy? Bueno, eso no había sido sólo por Malfoy... ¿o sí?
Decodificó el fax página por página conforme lo iba releyendo y colocando cada hoja en su archivo. Cuando sostuvo su varita sobre la página codificada que contenía su ultimátum, se detuvo. Había algo demasiado familiar en la manera en que estaba cargando ese papel y su varita. Se sentía casi como un déjà vu… como un recuerdo escurridizo que no lograba captar con claridad. Arrojó el papel sin decodificar dentro del archivo, sintiendo mucha ansiedad de repente.
La "Jumpin' Java Coffee House" estaba casi vacía esa tarde de lunes. Malfoy sonrió cuando Harry entró; parecía aliviado de verlo. Harry se sentó en su lugar habitual del rincón más alejado con una copia del San Francisco Chronicle. Malfoy se acercó unos minutos después, poniéndole enfrente un gran vaso de café y un platito con un panecillo.
-Como te lo prometí, un latte doble y con poca espuma –le dijo. –Los panecillos de mora están muy buenos hoy. Sé que te gustan más los biscochos de arándano, pero esos ya se nos acabaron.
Harry le sonrió, y Malfoy le cerró un ojo antes de regresar al mostrador. Rosie le hizo un comentario a Malfoy cuando éste se aproximo a ella, y él se rió y sonrojó antes de mirar tímidamente hacia Harry. Harry sintió un leve cosquilleo en su estómago, el mismo que sentía cada vez que recordaba la manera en que Malfoy lo había besado en el taxi la noche anterior. Había pensado en eso varias ocasiones durante toda la mañana.
Y cada vez que lo hacía, había sido aplastado por una terrible sensación al acordarse de lo que se suponía tenía que hacer en tres días. Se concentró en su latte, tratando de no dejarse invadir por el pánico.
¿Debería sentar a Malfoy con él, y decirle la verdad explicándole la situación? El problema era que Harry no había sido del todo honesto hasta ese momento, y Malfoy no se fiaba de él todavía. Admitir que había habido una buena razón para que no hubiera confiado, posiblemente no arreglaría la situación. Y Harry tampoco confiaba completamente en Malfoy. Éste seguía manteniendo un montón de secretos, entonces. ¿por qué debería ser Harry el único que se tenía que poner en desventaja?
Por otro lado, se aferraba a la esperanza de que Bass le daría más tiempo. Con un par de semanas más, podría llegar a conocer mejor a Malfoy, e irle explicando de manera gradual la situación. Ganarse su confianza.
Y quizá ganarse su cariño, también. Harry cerró sus ojos y suspiró. Deseaba eso más que nada, mucho más de lo que se atrevía a admitir.
Malfoy no tenía mucho que hacer esa tarde con tan pocos clientes, así que atendía a Harry frecuentemente. Harry cambió a café descafeinado después de tomarse varios regulares, para evitar estar despierto por los próximos tres días. Malfoy le llevó unos paquetitos de dulcificante artificial cuando Harry le pidió azúcar.
-¿Qué, piensas que me estoy poniendo gordo o algo así? –bromeó Harry.
Malfoy se rió. –Consumes mucha azúcar, es todo. No es buena para ti.
-Me lo dice el tipo que ha estado bebiendo todas las noches de la última semana –bufó Harry.
Malfoy se encogió de hombros. –No estamos hablando de mí. ¿O sí, Harry?
-Nunca hablamos de ti –contestó Harry, vaciando un paquete de Splenda en su latte. Malfoy sonrió y se alejó de nuevo.
Harry estaba justo terminando de leer la sección editorial cuando alguien lo besó en la mejilla. Levantó la vista para encontrarse con un sonriente Colby. –Pensé que podrías estar aquí –dijo Colby y se sentó frente a Harry.
-Ah, este… hola –tartamudeó Harry, sorprendido. -¿Qué haces aquí?
-Buscándote –respondió Colby. –Hoy salí tarde a comer.
-Ah –fue todo lo que Harry pudo pensar en decir.
La sonrisa de Colby se debilitó un poco. -¿Y qué pasó anoche? –ante la expresión vacía de Harry, su sonrisa desapareció completamente. –Dijiste que volverías, y nunca lo hiciste.
-Oh, mierda –gimió Harry, sintiendo un latigazo de culpa. Se había olvidado completamente de Colby después de que encontró a Malfoy en el callejón. –Lo siento, me… -miró de reojo a Colby, tratando de descubrir si estaba enojado, herido o decepcionado.
-Asumí que habías encontrado a Derek –dijo Colby suspirante, mirando hacia sus manos. –Está bien. Sé… No es que yo esperara… -se detuvo y se encogió de hombros, levantando la vista para encarar a Harry.
Harry se sintió terriblemente culpable. Colby había sido muy dulce, y Harry estaba empezando a apreciarlo. Después de todo, habían tenido sexo dos veces… era lo más cercano a una relación que Harry hubiese tenido desde su divorcio. Cerró sus ojos. ¿En qué tipo de persona se había convertido? –Lo siento, Colby.
-No, yo entiendo –respondió Colby. Harry levantó la vista y miró que su sonrisa empezaba a regresar. –Puedes repararlo esta noche, si gustas.
-¿Cómo?
La mano de Colby cruzó por encima de la mesa y tomó la de Harry. –Invítame a salir esta noche –le dijo. La expresión en su cara era tan seria que hizo que Harry se sintiera peor.
-Esta noche no puede –interrumpió Malfoy, mientras ponía un vaso de café en frente de Colby y se unía a ellos en la mesa. Le brindó una sonrisa helada a Colby al decirle: –Hoy es noche de película. ¿Recuerdas?
-No habíamos tenido noche de película desde hace casi un mes –contestó Colby, arrugando la frente.
-La tenemos hoy –dijo Malfoy. Él y Colby se miraron con fijeza el uno al otro por un momento, hasta que Colby retiró sus ojos. –Los lunes, solemos ordenar una pizza y ver una película –le dijo Malfoy a Harry.
-¿Van al cine? –preguntó Harry.
-No, la miramos en mi casa –dijo Malfoy, cortando un pedacito del panecillo de Harry y comiéndolo, lamiéndose después los dedos.
-Sí, Derek tiene un tremendo equipo de entretenimiento –dijo Colby. –Pantalla ancha de plasma de sesenta y ocho pulgadas, sonido envolvente Dolby seis punto dos, parlantes B&W…
Harry se preguntó porqué Colby se sentía obligado a describir el apartamento de Malfoy con tanto detalle. Después de todo, Harry había pasado mucho tiempo ahí. Sonrió y dijo: –Suena divertido.
Nadie dijo nada por un minuto, y la tensión entre Colby y Malfoy se volvía palpable. Pensando que lo mejor era que él no estuviera ahí, Harry se excusó para levantarse de la mesa. Cuando regresó del baño, los dos chicos estaban hablando en voz baja. Harry se escondió detrás de la esquina y trató de escuchar.
-¿Celoso? –preguntó Colby, tomando de su café.
-¿De ti? –replicó Malfoy. –Difícilmente.
-No creas que me haces tonto.
-Como si eso fuera tan complicado –se burló Malfoy, y Colby entrecerró los ojos. –Harry vino desde Inglaterra a visitarme a mí, Colby. El hecho que haya decidido joder de vez en cuando contigo, no cambia el hecho de que es mi amigo. Ni pienses que está surgiendo algo más entre ustedes dos.
-Lo que sea que esté surgiendo entre Harry y yo no es tu maldito asunto, Derek.
Una mujer pasó junto a Harry rumbo al baño de damas, y tanto Colby como Malfoy levantaron la vista cuando vieron que se aproximaba. Malfoy se puso de pie, brindándole a Colby una fría sonrisa. Harry eligió ese momento para salir de su escondite, con las manos metidas en los bolsillos y sonriéndoles a los dos. Malfoy se alejó.
Colby se puso de pie cuando Harry llegó hasta la mesa. –Mira, salgo de trabajar a las cinco. ¿Te gustaría tomar algo conmigo antes de que vayamos a casa de Derek?
-Yo… seguro –contestó Harry. La expresión de Colby resplandeció considerablemente, y Harry se preocupó de haber acabado de cometer otro error.
-Iré a tu hotel cuando salga de la oficina –dijo Colby, y entonces se inclinó hacia delante para darle un rápido beso. Harry lo observó irse, sintiéndose halagado y aterrado al mismo tiempo. No había querido darle a Colby una falsa impresión; le gustaba mucho pero en realidad lo que había pasado entre ellos sólo había sido sexo para él. Se sentó de nuevo y suspiró.
-Entonces. ¿Puedes ir a la casa alrededor de las ocho? –preguntó Malfoy, apareciendo con otra taza de café.
-Sí, por supuesto –dijo Harry. Malfoy lo observaba con una extraña expresión en su rostro, y Harry le esquivó la mirada.
Malfoy se sentó junto a él. –Harry –comenzó, e hizo una pausa, mordiendo su labio, -Colby no es realmente…
Harry lo encaró, mirándolo fijamente. -¿No es qué?
-Tú no lo conoces bien, y yo no creo que debas… involucrarte con él.
-No puedo creer que tú estés dándome consejos sobre relaciones amorosas –bufó Harry.
-Sólo estoy diciendo que él no es… bueno para ti –dijo Malfoy, como si las palabras le dolieran sólo de decirlas.
-Eso es gracioso, viniendo de ti. Al menos él no está rechazándome.
-No, estoy seguro que se habrá puesto a cuatro patas para ti cada vez que has querido –replicó Malfoy.
Harry lo miró boquiabierto. –Y tú... ¿no es eso lo que haces para cualquier otro? –la mandíbula de Malfoy se apretó, pero Harry no paró. –Francamente, Malfoy, si eso no es el burro hablando de orejas…
-Detente, Potter.
-Ésa es la verdad. ¿O no? Tú jodes con quien sea, pero no jodes conmigo.
Malfoy enterró su cara entre sus manos. –Por favor, no hagas esto –su voz sonaba débil y cansada.
Harry miró alrededor de la cafetería y vio que los pocos clientes presentes parecían muy interesados en su conversación. –Lo siento –suspiró. –Es sólo que estoy un poco frustrado.
Malfoy levantó la vista de nuevo, buscando los ojos de Harry con los suyos. –No me importa si te jodes a media ciudad, Potter. De hecho, yo te animaría a que lo hicieras. Sólo que Colby es… complicado. No creo que debas involucrarte con él.
Harry trató de sonreír, pero fracasó. -¿Estás ofreciéndome una alternativa? –Malfoy se mordió los labios y no dijo nada. La sonrisa a medias de Harry vaciló. –Creo que no –se puso de pie y sacó varios billetes de su cartera, dejándolos caer en la mesa. –Por el café. Te veo en la noche.
Al salir de la cafetería miró por encima de su hombro, para ver a Malfoy que continuaba sentado en la mesa, mirándose sus propias manos.
Había un mensaje esperándolo en la posada. –Su madre, otra vez –le dijo el hombre tras el mostrador cuando caminó junto a él. Le pasó a Harry un papelito que decía que debía esperar una llamada telefónica importante al otro día a las seis de la mañana. Harry suspiró y se encaminó a su habitación.
Era medianoche en Londres, pero Hermione usualmente estaba despierta a esa hora. Marcó su número y se sentó en la cama, estaba bastante seguro de que esa "importante llamada telefónica" estaba relacionada con la demanda que había mandado por fax en la mañana. Cualquier adelanto de lo que le esperaba le sería de gran ayuda.
Después de cinco repiqueteos, alguien contestó. Pero no era Hermione.
-Disculpe –dijo Harry. –Debo haberme equivocado de número.
-¿Harry?. ¿Eres tú?
El corazón de Harry dejó de latir por un momento. Abrió su boca, y su voz fue casi como un chillido. -¿Cho?
-Sí, me detuve para echarle un vistazo al gato mientras Hermione y los niños pasan la noche en La Madriguera –contestó ella. Sonaba como si la hubiera despertado. –Volverán mañana.
-Oh, mierda –gimió Harry. La Madriguera, lo había olvidado. –Sólo esperaba alcanzarla antes que se fueran, ya que… Molly sigue sin tener teléfono… creo que calculé mal la diferencia de horario… -dijo avergonzado, sintiéndose tan mal por mentir como por haber olvidado.
-No, está bien, de veras –dijo ella. Sonaba como si estuviera bostezando, y prosiguió: -Estoy segura que te extrañarán este año.
-¿Por qué no fuiste tú? –preguntó Harry. No había hablado con ella en meses, y le parecía muy surrealista que lo estuvieran haciendo ahora.
-No creí que fuera apropiado, sin ti. No lo sé. Nunca conocí a Ron muy bien, de todas maneras. No quería que nadie se sintiera incómodo.
-Claro –contestó Harry, no muy seguro de qué decir. Probablemente, eso había sido lo mejor. Molly seguía sin haber perdonado a Cho por haber engañado a Harry, a pesar del hecho de que Harry le había dicho repetidamente que en ese punto, su relación ya había terminado de todas formas. -¿Cómo estás? –le preguntó.
-Bien, perfecto –contestó. -¿Y tú?
-Bien –hasta ahí, eso no había sido tan difícil.
-Hermione me dijo que estabas trabajando en San Francisco.
-Sí. Es una ciudad hermosa –no tenía idea de que Hermione le había dicho lo que estaba haciendo.
-Aarón ha estado en San Francisco. Dice que es realmente adorable y tremendamente divertido.
Harry tragó para intentar bajar el nudo que sintió en la garganta. -¿Y cómo está Aarón, a propósito?
-Muy bien. Adora enseñar en Cambridge.
Hubo un silencio incómodo, y Harry se exprimió el cerebro por encontrar algo que decir. Algo aparte de: "¿También sigue adorando joder contigo cuando te pones aquel disfraz de enfermera?"
-Qué bueno –contestó al fin, parpadeando ante el recuerdo. Desafortunadamente, la imagen había estado grabándose a fuego en su cerebro. No todos los días se llega temprano de trabajar para encontrarse a la esposa jugando "al doctor" con el jefe de ella. Montándose sobre el tipo, en la propia recámara de Harry…
-Bueno, tengo que levantarme temprano. Le diré a Hermione que llamaste.
-Sí, claro. Disculpa si te molesté –Harry cerró sus ojos y suspiró.
-Mándame una lechuza cuando regreses a Londres. ¿Está bien? Deberíamos almorzar juntos alguna vez.
-Seguro –contestó. –Buenas noches.
Colgó el teléfono y se recostó en la cama, sintiéndose inmensamente triste. Había olvidado cómo se sentía cuando hablaba con ella. Había olvidado que había salido verdaderamente lastimado cuando su matrimonio se rompió, y cómo había creído que probablemente nadie más lo amaría nunca. Si ella no lo amaba... ¿quién lo haría?
Había estado muy entumecido esos últimos años, pero en la última semana había sentido, pensado y recordado más de lo que había hecho en mucho tiempo. Pero ahora, había olvidado mandarle una lechuza a Molly. Hermione se excusaría en su nombre, por supuesto, pero él había estado ahí cada año desde que Ron murió. Él, Hermione, Cho, Ginny, Fred y Bill, si es que podía lograrlo… Todos visitaban el cementerio familiar, y entonces se quedaban despiertos hasta tarde, hablando, llorando y riendo. Molly llevaba a los gemelos a la cama para que Hermione se pudiera relajar, y bebían chocolate caliente alrededor del fuego.
Los Weasley eran lo más parecido a una familia que tenía. De repente, los extrañó terriblemente.
Estaba caminado por un corredor de Hogwarts de nuevo, pero esta vez, algo era diferente: sabía dónde estaba. En ese sueño siempre había vagado sin objetivo aparente, pero ahora miraba alrededor, y le era claro que estaba en el pasillo que conducía a las mazmorras. Una punzada de excitación lo recorrió ante el descubrimiento. Ese sueño lo había hecho sentirse inquieto en el pasado, pero ahora…
Dio vuelta en una esquina, y miró a Ron sentado en el suelo.
-Lo siento –dijo Ron, levantando la vista hacia él.
-Yo no –Harry trató de sonreír, pero descubrió que no podía.
Ron levantó su mano y Harry estiró la suya hacia él. Ron estaba apretando algo en su puño cerrado, y Harry abrió su palma.
-¿Estás seguro? –le preguntó Ron.
El teléfono sonó a las cinco treinta, despertando a Harry de una siesta que ni siquiera se había dado cuenta que estaba tomando. Se sentó con lentitud, y levantó el auricular.
-Tiene un invitado esperando por usted en la recepción –escuchó.
Colby. –Cierto, lo siento. Dígale que enseguida bajo –colgó el teléfono y se estiró. El sueño empezó a desvanecerse de su mente, como volutas de humo que se escaparan entre los dedos. Nunca le había parecido que fuera importante recordar detalles de eso antes, y ahora que quería hacerlo, lo encontraba muy difícil.
Se sacudió su sueño y se metió al baño a cepillarse los dientes y domar su cabello en algo más presentable. Cuando observó su reflejo en el espejo, se le ocurrió que eso que tenía con Colby, era una cita, o más o menos. Se sonrió.
-En realidad Cho, me la estoy pasando fantásticamente bien en San Francisco –le dijo al espejo. –Si tan sólo supieras.
Le cerró un ojo a su reflejo y salió, asegurándose de esconder la varita en su chaqueta. Colby estaba sentado en una silla cerca de la puerta principal del vestíbulo, hojeando una revista. Sonrió cuando vio a Harry aproximarse.
-Hey tú –le dijo Harry, y se inclinó para besarlo como saludo. Colby sonrió de oreja a oreja. -¿Adónde?
-Hay un pequeño pero fenomenal bar sólo bajando por esta calle –dijo Colby y se puso de pie. –Está de camino a la casa de Derek.
El gerente le cerró un ojo a Harry cuando salían de la posada, y Harry no pudo evitar sonreírle como respuesta.
Bajaron por Castro hasta un lugar que Harry había notado casi cada vez que había caminado por ahí. Se llamaba simplemente "The Bar", y siempre parecía estar lleno. Cuando entraron, Harry se quedó atónito momentáneamente. El club estaba lleno de hombres, la mayoría de ellos jóvenes y vestidos elegantemente… el término "mercado de citas" acudió a su mente. Un hombre de cabello oscuro y magníficamente vestido en negro golpeó a Harry cuando pasó junto a él. Iba a empezar a disculparse, pero en vez de eso, sonrió y examinó a Harry de pies a cabeza. Harry le regresó la sonrisa, el tipo estaba guapísimo, y miraba a Harry como si pudiera devorárselo para la cena. Colby pellizcó el brazo de Harry y miró con furia al hombre, y éste se retiró. Harry le sonrió a Colby, incapaz de evitarlo.
-Tú y Derek –suspiró Colby, sacudiendo su cabeza. –Tal vez realmente se merecen el uno al otro.
-Oh, no seas así –contestó Harry, pasando su brazo alrededor de él. –No suelo tener muchas oportunidades de mirar. ¿Sabías?
-¿Por qué no? –preguntó Colby. -¿Tienes novio en casa?
-Eh, no –respondió Harry, y lo dirigió hacia una mesa vacía.
Era la Hora Feliz, por lo que ordenaron martinis a mitad de precio y observaron por el lugar. Harry descubrió qué él y Colby tenían diferentes gustos en hombres.
-Aquel –dijo Harry, apuntando hacia un chico con rayitos verdes en el cabello. –Es adorable.
-Demasiado flacucho -respondió Colby, arrugando su nariz. Era una expresión que Harry encontró extrañamente simpática. –Yo quiero un hombre. ¿Me entiendes? Como… -buscó a través del lugar otra vez. –Ése. El de jeans negros y coleta.
Harry abrió mucho sus ojos. –No, no, no. La verdad, da un poco de miedo.
Colby se tomó de un trago el resto de su martini. –Tal vez me gusta eso en un chico.
-Entonces no tengo idea de lo que viste en mí –replicó Harry. Colby abrió su boca como si fuera a hablar, pero no salieron palabras de ella. Harry se preguntó si había supuesto demasiado. -Bueno, yo no creo que a mí me guste un tipo mucho más grande que yo –continuó.
-Bueno, no tienes mucho de qué preocuparte en ese departamento –bromeó Colby, mirando sugestivamente hacia la entrepierna de Harry.
Harry se sonrojó, aunque era difícil de decir por el tipo de luz roja que había en el bar. –Eso no fue lo que quise decir.
Colby le hizo señas al mesero para que les llevara otra ronda, y entonces lo estudió por un momento. –Creo que te gustan los chicos que te recuerdan a chicas.
Harry casi se ahoga con su bebida. -¿Disculpa?
-Creo que sí. Derek es un buen ejemplo. No es precisamente el tipo macho.
-Yo… -Harry parpadeó, percatándose que eso tenía un tanto de verdad. No había tenido mucha oportunidad de pensar en eso, realmente. –Supongo que sí.
Colby sonrió. -¿Fue una revelación para ti, o algo así?
-No lo sé –dijo Harry. –Lo siento, ha sido un día extraño.
-¿Tanto así? –preguntó Colby, sacando su cartera para pagar las bebidas.
Harry consideró las cosas por un momento. No estaba seguro de cuánta información personal debería revelar, pero ya había decido tratar de ganarse la confianza de Colby. Era uno de los amigos de Malfoy, después de todo, y podía ser una buena fuente de información. –Es que hoy hablé con mi ex esposa.
La mandíbula de Colby casi cayó hasta el piso, igual que la del mesero, que en ese momento estaba colocando sus copas en la mesa. -¿Ex esposa?
-Aja –dijo Harry, deseando que el mesero le diera su cambio a Colby y se fuera antes que tuviera que continuar. –Fue un matrimonio piadosamente corto, pero aún así, el divorcio no es divertido.
-¿Ex esposa? –repitió Colby.
-Exacto. Lo que me convierte en bisexual –se dio cuenta que era la primera vez que decía eso en voz alta, y se sintió bien. –Entonces. ¿Derek no te lo mencionó?
Colby empujo una copa de martini hacia Harry, con los ojos como platos. –No habla mucho sobre ti, para ser honestos. ¿De verdad jodes con chicas?
Harry sonrió. –Sí, jodo con chicas, Colby –tomó un sorbo de su martini y levantó una ceja. –Con chicos también, si la memoria no me falla.
-Vaya –dijo Colby.
-Sí –contestó Harry. La conversación no estaba tomando el rumbo que había esperado. Quizá tenía que ser más directo al preguntarle alguna información útil a Colby. Éste estaba ya terminando su tercer martini, y siendo más pequeño que Harry, tal vez el alcohol podría trabajar a su favor. Puso su propia copa en la mesa y le sonrió tímidamente. -¿Y cómo fue que conociste a Derek?
Colby pestañeó. –Ummm… en un club, creo. Ambos andábamos ligando una noche, y terminamos persiguiéndonos el uno al otro. Tuvimos una pequeña aventura, muy intensa, hasta que tú-sabes-quién terminó con uno de sus juicios y regresó a reclamar su juguetito –rodó los ojos, y lo miró pensativo. -¿Y qué se siente joder con una chica?
Harry se rió. –Quizá deberías probarlo algún día. Sólo por diversión.
Colby bufó. –Escuché que las chicas son realmente difíciles de ligar en los bares. Los chicos son más fáciles –le cerró un ojo a Harry. –Lo sé muy bien.
-¿Y entonces, tú y Derek tuvieron algo? –preguntó Harry, determinado a mantener ese tema.
-Dos gloriosas semanas –dijo Colby, suspirando dramáticamente. – Lo hacíamos tres veces al día –se inclinó hacia delante y susurró: -A veces me jodía tan duro, que después de hacerlo casi no podía ni caminar.
Harry abrió mucho los ojos. Nunca había pensado en Malfoy como el dominante, siempre lo había visualizado en el otro lado de la situación.
Colby le sonrió. -¿Qué hay sobre ustedes?. ¿Cómo empezaron?
-Ya escuchaste esa historia antes –contestó Harry, dando un pequeño trago de su martini. No estaba seguro de poder recordar el cuento que Malfoy había relatado.
Colby apretó sus labios. –Bueno. ¿Cómo fue entonces que terminaste aquí, visitándolo?
-Necesitaba alejarme de todo –dijo Harry, mientras estudiaba la aceituna que flotaba en su copa. –Del divorcio, del trabajo. Nunca había estado en los Estados Unidos antes, y había escuchado cosas muy buenas de San Francisco –levantó la vista hacia Colby para descubrir que éste lo estaba mirando intensamente. -¿Qué?
Su expresión se rompió y Colby sonrió. –Eres tan jodidamente lindo. ¿Sabías eso?
-No, no lo soy –contestó Harry, sonriendo. –Pero gracias. ¿Qué pasó contigo y Derek, al final? Siguieron siendo amigos, no como los otros miles de tipos con los que él jode y luego olvida.
-No es amargura lo que detecto en ti ahora... ¿o sí? –Colby sonrió y Harry se encogió de hombros. –Creo que sólo fui persistente, y él decidió mantenerme cerca por alguna razón.
-Eso no suena como amistad –replicó Harry.
-Derek es una de esas personas que son bastantes divertidas como amigos –contestó Colby. –Aceptas lo que te ofrezca, porque al final algo es mejor que nada.
-¿Y eres feliz con eso?
-Nunca he dicho que lo sea –respondió Colby. Se quedaron en silencio un momento, ambos con la mirada perdida en sus copas de martini. Harry pescó la aceituna de la suya y se la arrojó a la boca. Levantó la vista para notar que Colby lo estaba observando de nuevo, con la misma expresión intensa en su rostro.
-¿Pasa algo malo? –preguntó Harry.
Colby sacudió su cabeza en un gesto negativo y bajó la mirada. –Harry –empezó y se detuvo, como si tomara valor. Levantó sus ojos y buscó los de Harry. –Tengo que decirte…
-¿Otra ronda chicos? –preguntó el mesero, casi volcando las muchas bebidas que traía en su charola. –La Hora Feliz ya se termina. ¡Aprovechen mientras estamos a la mitad!
-No necesitamos otra ronda –gimió Harry. –Ya es difícil caminar como estamos ahora –ya había bebido lo suficiente, y necesitaba poder enfocarse en su trabajo esa noche.
-Claro que sí –contestó Colby, y asintió hacia el mesero. Le pasó el dinero, y las bebidas fueron colocadas en la mesa. Harry le tomó a su martini y espero que Colby continuara hablando, pero no lo hizo. Le sonrió a Harry y cambió de tema completamente, como si hubiera perdido el coraje.
Eran las siete treinta cuando se terminaron sus bebidas, por lo que decidieron encaminarse al apartamento de Malfoy. Habían ingerido varios martines cada uno, y pronto se encontraron riendo tonta e incontrolablemente afuera del edificio de Malfoy.
-¿Sabías que Manny tiene una llave? –se le escapó a Harry.
-Por supuesto que la tiene –resopló Colby. –Date prisa. Tengo que ir al baño.
-Maldita llave –murmuró Harry, y presionó el timbre del apartamento de Malfoy.
-¿Diga? –escuchó después de un momento.
-Holita, ábrenos –dijo Harry, y Colby soltó una risita.
-¡Harry! –contestó Malfoy. –Gracias a Dios. ¡Sube enseguida!
Harry y Colby intercambiaron una mirada extrañada; habían llegado casi media hora temprano. El seguro de la puerta se abrió y entraron por ella. Colby subió tambaleante por las escaleras delante de Harry, y éste se encontró de repente hipnotizado por la vista del trasero de Colby moviéndose enfrente de él. Deslizó un brazo alrededor de la cintura de Colby, deteniendo su marcha, y le dio una mordida juguetona en una de sus nalgas.
Colby gritó, pero no se alejó. –Dios, Harry… -Harry lo mordió de nuevo, más duro y Colby se rió. –Vas a ser muy divertido esta noche.
Escucharon un carraspeo arriba, al final de las escaleras, y ambos levantaron la vista para ver a Malfoy parado en la puerta abierta de su apartamento, de brazos cruzados sobre su pecho. -¿Vienen adentro? –les preguntó. -¿O se van a venir aquí afuera?
Colby y Harry se rieron disimuladamente ante su broma, pero Malfoy no pareció encontrar la gracia de la situación. Su rostro estaba pálido y sin expresión, y lucía casi enojado. Harry y Colby terminaron de recorrer tambaleantes el resto de las escaleras, y Malfoy permitió que Colby entrara, pero le bloqueó el paso a Harry con su brazo estirado cuando éste trató de entrar.
-¿Dónde diablos has estado? –siseó. –He estado tratando de localizarte por dos horas.
-Dijiste que a las ocho en punto –respondió Harry. –Salimos fuera –se encogió de hombros, confundido. ¿Por qué Malfoy estaba tan enojado?
-Estaba preocupado, y… -hizo una pausa. -¿Estás ebrio?
-Quizá –contestó Harry, inclinándose hacia Malfoy. –Me tomé algunas copas con Colby, es todo.
-Harry… -empezó a decir Malfoy.
Harry se acercó aún más, hasta que sus labios casi rozaron los de Malfoy. -¿Estabas preocupado por mí? Qué tierno.
Malfoy exhaló, y las esquinas de su boca se curvearon hacia arriba, apenas perceptiblemente. Si alguno de ellos se hubiera movido hacia adelante la distancia de un pelo, sus labios se hubieran tocado. Malfoy cerró los ojos.
-Derek. ¿Quieres que me adelante a pedir la pizza?
Harry se congeló. Levantó la vista para descubrir a Manny parado en el pasillo de la puerta, justo detrás de Malfoy.
-Claro –dijo Malfoy, bajando su brazo para permitirle la entrada a Harry.
Harry y Manny se miraron fijamente el uno al otro por un momento. Casi no habían hablado nada entre ellos desde que Harry lo había descubierto en el mercado de Haight el otro día. Manny no había parecido estar muy contento de verlo aquella vez, y ahora tampoco se veía muy feliz con la presencia de Harry. Éste empezó a sentir cómo se tensaba su cuerpo.
-Ahora, la pizza –dijo Malfoy, jalando la manga de Manny, y éste miró hacia otro lado. –Harry. ¿qué quieres tomar?
-¿Tienes vodka? –preguntó Harry. Una vocecilla en el fondo de su cabeza le advirtió que eso sería una mala idea. Él le respondió que se fuera al diablo.
-Sí, pero no para ti –replicó Malfoy, cerrando la puerta del apartamento. –Estarás ahogado de borracho si continúas a ese ritmo –caminó hasta la cocina y le sacó una cerveza del refrigerador.
-Amstel Light –suspiró Harry, tomando la botella. Le dio un trago y pestañeó. -¿Tienes que mantenerlas tan jodidamente frías? –Malfoy lo ignoró.
Manny estaba llamando por teléfono para ordenar la pizza, y Colby salió del baño y se dejó caer en el sofá. Manny colgó y le murmuró algo a Malfoy, y éste hizo un sonido exasperado en respuesta, sacudiendo su cabeza. Harry se preguntó cuánto tiempo habría estado Manny ahí durante la tarde.
-Sentimos si interrumpimos algo, chicos –les dijo Colby, como si pensara lo mismo que Harry.
-No tanto como yo lo siento –masculló Manny. Él y Malfoy intercambiaron una rápida mirada.
Harry apretó sus dientes; estaba celoso y frustrado, pero ahora, además, estaba preocupado de que Malfoy aparentemente hubiera arreglado sus diferencias con Manny. ¿A qué hora había sucedido?. ¿Fue por la discusión que Harry y Malfoy habían tenido durante la tarde?. ¿Había mandado él mismo a Malfoy derechito a Manny de nuevo?. ¿Lo había mandado de regreso al agente de la CIA que tal vez sólo estaba esperando la oportunidad para entregarlo al gobierno de los Estados Unidos? Harry podía sentir la fuerza de las protecciones alrededor del apartamento de Malfoy; sabía que sería casi imposible para Manny hacerle daño a Malfoy ahí. Pero Manny era mucho más robusto que Malfoy… aún más que Harry. No necesariamente tendría que necesitar hacer uso de la magia para dañarlo.
Afortunadamente, Malfoy mandó a Manny a recoger la pizza unos minutos después, y Harry pudo descansar de las miradas que le lanzaba a través de la habitación. Estaba abriendo su tercera cerveza cuando Malfoy le quitó la botella de la mano.
-Harry, tendremos vino para la pizza –le dijo, torciendo las cejas.
-¿Y? –renegó Harry. El maternalisimo de Malfoy hacia él estaba resultando irritante, especialmente desde que parecía que esa era la única atención que le brindaría esa noche.
Malfoy contempló la expresión de Harry por unos segundos antes de jalarlo hacia él y besarlo. Harry hizo un sonido amortiguado de la sorpresa, mezclado con algo parecido a un gemido. Malfoy lo empujó después de un momento, succionando ligeramente su labio inferior mientras se separaban. –Sabes bien –le susurró Malfoy. –No te embriagues demasiado esta noche. ¿De acuerdo?
Pellizcó la nariz de Harry antes de alejarse, dejándolo con el corazón a punto de salírsele del pecho. Harry se giró para ver a Colby que estaba sentado en el sofá, y éste le sonrió débilmente, provocando que Harry se sintiera culpable por quinceava vez en el día. ¿Qué demonios estaba haciendo?. ¿Y qué era lo que Malfoy estaba haciendo? Parecía alejar a Harry hasta que éste estaba listo para darse por vencido, y entonces lo traía de vuelta de nuevo. Era casi como si estuviera jugando con él.
No estoy aquí para jugar, se recordó. Tengo un trabajo qué hacer. Aunque no tenía ni una pista por dónde comenzar.
Harry miró a Malfoy cruzar la habitación para darle a Colby la cerveza que le acababa de confiscar. Los dos se sonrieron con frialdad el uno al otro.
-¿Te diviertes? –preguntó Malfoy.
-Siempre –respondió Colby.
-Tómatela –le dijo.
Harry observó a Colby mirar con enojo la nuca de Malfoy mientras se alejaba de él. Había estado tan ocupado mirando a Manny que no se había percatado de la tensión entre Malfoy y Colby hasta ahora. ¿Era realmente por él? No pudo sofocar una sonrisa ante el pensamiento. Los ojos de Colby regresaron a Harry, y la expresión en su rostro cambió a una debilucha sonrisa.
Manny regresó con la pizza unos minutos después, lo que pareció relajar inmensamente a Malfoy. Le pasó a Harry una botella de vino para que lo abriera y lo mandó a hacerlo a la cocina. Harry rebuscó en un cajón un rato hasta que encontró el sacacorchos, sólo para descubrir que no era un sacacorchos después de todo: era un jalador de corchos, el cual no tenía una mínima idea de cómo se usaba.
Miró de un lado a otro entre la botella en su mano izquierda y el jalador de corchos a su derecha, pensando. Una sombra cayó sobre la botella… Manny estaba parado atrás de él, mirándolo furioso. Le quitó la botella a Harry, y sin dejar de verlo a los ojos, pasó su mano sobre la punta de la botella. El corcho salió disparado.
Magia sin varita, pensó Harry. Era claro lo que Manny estaba intentando hacer, y Harry podía jugar ese juego también. Había estado practicando hacer magia sin varita los últimos años, aunque no la dominaba por completo todavía.
Estos pensamientos relampaguearon en la mente de Harry antes que el corcho empezara a caer en su trayectoria. Levantó la mano y enfocando al corcho, detuvo su caída justo a la altura de su pecho. Con un giro de su muñeca, el corcho empezó a girar lentamente en el aire. Le sonrió con malicia a Manny.
-¿Dónde está el vino?
Harry atrapó el corcho. Ambos voltearon a ver a Malfoy que se asomaba por la esquina. Él los miró de cabo a rabo, como si le sorprendiera verlos a tal cercanía y que no estuvieran sacudiéndose el uno al otro. –Vamos, es hora de comer.
Manny le dirigió a Harry una mirada escrutadora antes de dejar la cocina con la botella de vino en mano. Harry se recargó contra la pared y cerró los ojos. La magia sin varita exigía una gran cantidad de concentración, pero Manny la había hecho fácilmente. Harry tragó, dándose cuenta de que él (y Malfoy) podían estar en más peligro del que había creído. Lo mejor era que mantuviera sus ojos muy abiertos y la mente clara.
Se apretujaron en el sofá con sus copas de vino en una mano y sus platos cuidadosamente equilibrados sobre sus rodillas. Harry se sentó entre Malfoy y Colby, para la gran desilusión de cada uno de ellos. Manny se sentó del otro lado de Malfoy, y se mantuvo lanzándole miradas perspicaces a Harry.
-¿Y qué presenta el cinema gay esta noche? –preguntó Colby, justo antes de darle una mordida a su rebanada de pizza.
-¿Cinema gay? –preguntó Harry, codeando a Malfoy casi imperceptiblemente.
-Es el tema –le dijo Malfoy.
-¿Qué, porno? –preguntó Harry. Colby se rió disimuladamente.
-¿Tú preferirías porno? –dijo Malfoy sonriendo ampliamente.
-Sólo que no sabía que hubiera muchos filmes gay –analizó Harry, tomando de su vino.
-Te sorprenderías –replicó Colby. –Derek encuentra homosexualismo en los lugares más extraños.
-¿Cómo cual? –preguntó Harry.
-Aquí vamos –murmuró Manny, rodando sus ojos.
Malfoy lo fulminó con una disimulada mirada de enojo antes de volverse hacia Harry. –Lo que sucede es que hay una tremenda cantidad de contenido homoerótico implícito en los filmes modernos. Sólo tienes que encontrarlo.
-Ponlo a prueba –dijo Colby, mientras picaba distraídamente una aceituna de su pizza. –Dale una película y él te dirá su contenido gay –Colby y Manny se arrellanaron en el sofá. Claramente, ellos ya habían tenido esa plática antes.
-Bueno, denme un minuto –dijo Harry a través de un bocado de pizza. Por alguna razón, no podía pensar en alguna película que hubiera visto recientemente. –Oh –dijo, y tragó. –"La Guerra de las Galaxias" –Manny y Colby gimieron al unísono.
-Qué fácil –replicó Malfoy, recargándose de espaldas en el sofá. –Qui-Gon y Obi-Wan lo hacían.
-¿Qué? –se rió Harry.
-Era obvio –dijo Malfoy, gesticulando casualmente con su copa de vino. –Todas esas intensas y breves miradas, la manera en que se tocaban el uno al otro. El único personaje de "La Guerra de las Galaxias" más gay que Obi-Wan Kenobi es C-3PO.
-Por favor –farfulló Harry. –Obi-Wan Kenobi no es gay.
Malfoy alzó una ceja. –Estuvo atrapado por días en una nave con un montón de chicas adolescentes, y pasaba su tiempo completo gimoteando por el regreso de Qui-Gon.
Harry hizo una pausa. Eso era extraño, tenía que admitirlo. –Pero… ellos son Jedi. El Jedi es como un sacerdote, o algo parecido. No tienen relaciones sexuales.
-¿Entonces como vinieron al mundo Luke y Leia? –replicó Malfoy.
-Bueno, Anakin Skywalker no es un buen ejemplo. ¿O sí? –se mofó Harry. –Por otro lado… ¿Natalie Portman? Ni siquiera un Jedi se puede resistir a eso.
-Puedo decir lo mismo de Ewan McGregor –contestó Malfoy, sonriendo ampliamente.
-¿Podemos empezar a ver la maldita película ya? –gimió Manny.
-¿Natalie Portman? –preguntó Colby haciendo gestos. –Ni siquiera sabe actuar.
-¿A quién le importa cuando ella luce cómo lo hace? –cuestionó Harry. –Me tomó tres horas ver el DVD completo de "¿Dónde quedó el amor?" porque me la pasaba poniéndole pausa –hizo un gesto crudamente universal, y la habitación completa quedó en silencio.
-Tío. ¿no estuvo embarazada la mitad de esa película? –preguntó Colby.
Harry se puso tan rojo como una remolacha.
Malfoy se echó a reír. –En ese caso, creo que les presentaré el largometraje a exhibirse esta noche –levantó una caja de DVD de la mesita de café y se los mostró.
Harry miró de reojo la portada, que mostraba una foto de dos hombres vestidos de mujer bajo las palabras "Party Monster". -¿Ése es Macaulay Culkin? –preguntó. Malfoy asintió, sonriendo alegre.
-Esto va a ser interesante –analizó Manny. –¿Esta vez veremos chicos realmente gay, y no solamente a ti tratando de retorcer las cosas?
-Chicos realmente gay, así es –contestó Malfoy, y tomó el control remoto.
Diez minutos después, Harry se preguntó si estaba obligado a ver el filme completo. Echó un vistazo de lado hacia Malfoy para observarlo mirar fijamente la pantalla con expresión vacía. Miró a su otra dirección justo cuando Colby estaba suprimiendo un bostezo.
-No es precisamente un buen actor. ¿O sí? –meditó Harry en voz alta.
-No, pero es lindo –contestó Malfoy.
-Está demasiado delgado –apuntó Harry, mirando con los ojos entrecerrados a la pantalla. –Se parece a ti, de hecho.
-Como lo dije, es lindo.
Colby sofocó una risita. –Lo siento, pero esta película apesta –Se levantó del sofá y volvió unos minutos después con una botella conteniendo un líquido claro y algunos vasitos. Sirvió con cuidado cuatro vasitos y le pasó uno a cada quién. –Esto ayudará, lo juro –le dijo a Harry, cerrándole un ojo. –No recuerdo la mitad de las malditas películas que he visto aquí, pero siempre ha sido divertido.
Harry copeó su vaso contra el de Colby y cada uno empinó su contenido. Vodka, pensó Harry, temblando ligeramente. Le quemó al bajar por su garganta, pero le brindó una sensación placentera. Colby sirvió de nuevo los vasos con presteza, y Malfoy codeó a Harry otra vez. Harry lo volteó a ver para observar que él se estaba tomando su bebida muy despacio, al igual que Manny.
¿Qué no acababa de prometerse que tendría más cuidado esa noche? Harry respingó y se sentó recargando su espalda en el sofá. No estaba seguro si debía sentirse halagado o irritado de que Malfoy no aprobara su creciente amistad con Colby. De hecho, Malfoy parecía estar haciendo su mejor esfuerzo para ocultarlo, a pesar del hecho que su propio novio estaba presente.
Colby tiró de la manta que cubría el respaldo del sofá, cubriéndose él y a Harry, y se acurrucó más cerca. Harry sonrió… hacía mucho tiempo que no se abrazaba así con nadie. No le importó cuando la cabeza de Colby se recargó contra su hombro, o cuando la mano de éste se deslizó hasta su muslo.
Pero después, la mano de Colby se arrastró más hacia arriba, y empezó a acariciar el miembro de Harry a través de sus jeans. Harry tragó fuerte y echó un vistazo hacia Colby, pero sus ojos estaban fijos en la pantalla, como si no estuviera pasando nada bajo la manta. Harry no tenía idea de cuales eran las intenciones de Colby… ¿Sólo lo estaría provocando?
Los dedos de Colby presionaron más firmemente y Harry pudo percibir como empezaba a ponerse duro. Se deslizó un poco hacia abajo en el sofá y separó sus piernas en un esfuerzo por estar más cómodo. Colby tomó eso como una señal para continuar, y movió sus dedos hacia la cintura de los jeans de Harry.
Le tomó casi un minuto desabrochar el botón y bajar la cremallera sin hacer ningún ruido. Harry mordió sus labios cuando los dedos de Colby se deslizaron bajo su ropa interior y tocó su piel. Miró rápidamente hacia abajo, pero la manta había sido expertamente tendida, por lo que no era obvio lo que ellos estaban haciendo.
Colby movió sus dedos en lentas y provocativas caricias; no serían suficientes como para hacerlo terminar, pero se sentían bien. Harry sabía que probablemente debía reciprocar, aunque realmente en ese instante no podía ni mover sus manos. Quizá podría hacer algo por Colby más tarde; por ahora, se concentró en seguir respirando.
Los dedos de Colby trazaron suavemente sobre su piel, provocándole un escalofrío. Por el rabillo del ojo, vio que Malfoy volteaba a observarlos a ambos. No se atrevió a girar su cabeza. Si Malfoy veía su rostro, lo sabría; Harry estaba seguro de eso. Justo en ese momento, la mano de Colby rodeó su pene por completo y lo oprimió. Harry se mordió el labio.
Malfoy hizo un sonido que sonó como un carraspeo, y Harry no pudo ignorarlo. Volteó su cabeza apenas lo suficiente como para mirarlo de lado.
Malfoy jaló un poco la manta. –Me imagino que esto está más interesante que la película.
Harry aspiró fuerte, preparándose para protestar, pero Malfoy terminó de jalar completamente la manta. Colby se rió disimuladamente y Manny silbó cuando se asomó por detrás de Malfoy para mirar.
Los ojos de Malfoy se ensancharon, y Harry se dio cuenta que Malfoy realmente nunca lo había visto erecto antes… por lo menos, no tan cerca. Se permitió una sonrisa engreída justo cuando los ojos de Malfoy se levantaron para encontrarse con los suyos. Las cejas de Malfoy se levantaron un poco, sólo lo suficiente para contestar la expresión de Harry, y una sonrisa difuminada cruzó su rostro.
Malfoy se recargó contra el pecho de Manny. –Bueno, continúa con eso, Colby –Colby miró de reojo a Harry (quién estaba seguro que se estaba poniendo rojo) y empezó a mover su mano de nuevo.
Harry estaba lo suficientemente borracho como para no sentirse completamente mortificado, pero seguía estando endemoniadamente avergonzado. Dudaba que pudiera venirse en frente de una audiencia, y eso lo hacía sentir todavía peor.
-Chúpasela –dijo Malfoy. La cabeza de Harry se giró de golpe hacia Malfoy justo cuando Colby se inclinaba hacia abajo y se tragaba su miembro. Su intento de protesta se convirtió en un gruñido de sorpresa.
Colby estaba mamando con mucho entusiasmo, como era su costumbre. Harry miró a la oscura cabeza que se mecía sobre su regazo y pensó que debía estar soñando. Eso era demasiado ridículo como para estar pasando de verdad.
-Dios, Colby, siempre has dado unas mamadas terribles –dijo Malfoy ahogando una risita.
-¿Existe tal cosa? –preguntó Manny y regresó su atención a la televisión.
Harry enredó sus dedos en el cabello de Colby y dejó caer su cabeza contra el respaldo del sofá. –Que conste, Colby, que yo no me estoy quejando.
-No, no, detente –dijo Malfoy. Colby levantó la vista, tenía los labios húmedos e hinchados. –Hazlo con propiedad. Empieza sólo lamiendo. Lentamente.
Colby lo dudó por un momento, y entonces empezó a hacer justo eso.
-Lame alrededor de la cabeza… bien. Ahora una lamida larga por la parte de abajo. Usa la parte plana de tu lengua.
Harry se estremeció ante la sensación de la lengua de Colby recorrer su pene, eso era mucho mejor.
-Desliza la punta de tu lengua bajo la piel del prepucio –dijo Malfoy, cuya voz ahora sonaba áspera. Harry gimoteó al sentir la caliente y mojada lengua examinando la punta de su pene. –Golpetéalo con tu lengua… -Harry cerró los ojos y se mordió las mejillas para no hacer ningún ruido. –Levemente –continuó Malfoy. –Él es muy sensible.
Harry abrió los ojos, preguntándose cómo Malfoy era capaz de leer sus reacciones tan bien si su mirada estaba fija en su erección. Las mejillas de Malfoy estaban enrojecidas y su cabello caía sobre sus ojos. Levantó una mano para llevarlo hacia atrás, y se mordisqueo su labio inferior. Harry se sintió que se paralizaba.
-Ahora toma la cabeza con tu boca y succiona ligeramente –Colby ya no realizaba ningún movimiento sin la instrucción de Malfoy, y estaba haciendo exactamente lo que él le decía. –Gira tu lengua alrededor de la cabeza, y entonces… -Malfoy tragó y se detuvo un momento antes de continuar. –Suéltalo de nuevo. Lámelo.
Harry cerró los ojos y se aferró de los descansabrazos del sofá.
-Presiona sólo la punta de tu lengua dentro de su hendidura –dijo Malfoy. Harry se mordió el labio, y Malfoy dijo: -Le gusta eso. Hazlo más duro –Colby lo hizo, y Harry apretó el sofá todavía más firme. –Mételo en tu boca otra vez –el húmedo calor de la boca de Colby fue increíble después de todas esas lamidas, y Harry tuvo que concentrarse en no gemir. –Tómalo dentro de ti, lentamente –los labios de Colby se deslizaron por su erección, y Harry lo sintió cambiarse de lugar para quedar hincado en el suelo, frente a él. Sus labios resbalaron más abajo, hasta que Harry pudo sentir el fondo de la garganta de Colby. Esa tenía que ser, sin duda, una de las mejores mamadas que nunca le habían dado.
-Cuidado con eso. Los trabajos de garganta profunda no son para principiantes –dijo Malfoy, con un toque de humor en su tono. –Sácalo un poco antes que te ahogues –La boca de Colby se retiró succionando ligeramente. -Usa la parte plana de tu lengua cuando te lo metas –dijo Malfoy. –Mantén tu lengua en movimiento, y continúa succionando tan fuerte como puedas –la boca de Colby descendió de nuevo, tan lejos como pudo llegar.
-Usa tu mano para cubrir la base –dijo Malfoy. Su voz sonaba más cerca, como si se hubiera inclinado hacia Harry para ver mejor. –Sí, así. Ahora, con tu mano empújalo hacia abajo cuando lo saques de tu boca, y jálalo hacia arriba cuando tu boca lo devore de nuevo.
Colby logró coordinar el movimiento, con un efecto grandioso: Harry gimió ruidosamente antes de que pudiera evitarlo. Después de varias caricias similares a esas, estuvo demasiado cerca de terminar, y puso su mano en la cabeza de Colby, jadeando: -¡Espera!
Colby se detuvo. –Buen chico –susurró Malfoy, y Harry lo sintió recargarse contra su lado y pasarle un brazo por entre su espalda y el sofá.
Harry abrió sus ojos y descubrió a Colby mirándolo, esperando. Asintió, y Colby regresó al trabajo. Ahora coordinaba perfectamente la mano con la boca; su pene estaba empapado en saliva y la mano de Colby se resbalaba con facilidad sobre su piel.
-Ahora gira tu mano también –dijo Malfoy, tan cerca de Harry podía sentir su aliento contra su mejilla cuando habló. –Mantén tu lengua en movimiento, si tu quijada no te duele, es porque no estás trabajando lo suficientemente duro –y entonces, Malfoy acarició la mejilla de Harry con su nariz.
Colby dejó escapar un sonido ahogado, el cual pudo haber sido de dolor o de regodeo. El placer de Harry estaba creciendo en espiral, remolineando en su vientre y regándose por todo su cuerpo, empezando a llevarlo al límite. Todo lo que podía oír era la voz de Malfoy describiendo explícitamente lo que aquella boca ardiente estaba haciendo en su miembro, y eso lo estaba volviendo loco.
Movió su mano y rozó el muslo de Malfoy. Buscó hasta que encontró la erección de Malfoy y la oprimió por sobre sus pantalones, desesperado por tocarlo. Malfoy emitió un jadeo ahogado y alejó la mano de Harry, sujetándola por la muñeca contra el sofá.
Harry gimoteó otra vez, sintiendo una bizarra combinación de frustración y placer. Estaba al límite, pero tan consumido por no poder pedir lo que realmente deseaba, o decir qué era lo que necesitaba. Sólo podía quedarse sentado ahí, despatarrado en el sofá, devorado y sintiendo.
Sintió los labios de Malfoy rozar su oreja, y su cálido aliento cosquillear contra su piel antes de que pudiera procesar las palabras que le susurró: -¿Pensando en mí, Harry?
Harry levantó su mano libre y cerró el puño atrapando un mechón del cabello de Malfoy, tirando su cabeza hacia abajo. Con un chillido ahogado, Malfoy cayó hacia adelante, casi encima de Colby. Harry lo besó con rudeza, probablemente lastimándolo… pero no le importó. Necesitaba tomar a Malfoy como fuera, pero hacer algo con él.
Y entonces se vino, tan duro que casi muerde la lengua de Malfoy. Su mano apretujo más su cabello, y gimió ruidosamente dentro de su boca. Malfoy lo empujó para zafarse, y Harry fue apenas conciente de las maldiciones que pronunció en voz baja cuando se quitó de encima la mano de Harry, quien le había arrancado varios cabellos. Harry se hundió en el sofá, jadeando. Se obligó a abrir los ojos, aún cuando continuaba temblando por su reciente orgasmo. Colby liberó su miembro y levantó la vista hacia él.
Malfoy tomó con una mano a Colby por su camisa, jalándolo para levantarlo con una fuerza sorprendente, y entonces lo besó. Fue un beso brutal, peor que el que Harry le acababa de dar a él mismo. Colby trató de empujar a Malfoy, pero no pudo hacerlo.
Malfoy lo dejó ir después de un momento, mirando fijamente a Colby y relamiéndose con gula. Colby se limpió su cara con una de las mangas de su camisa, lucía anonadado.
-Dios, Derek. Estás demente –le dijo, con una voz que sonaba más sorprendida que otra cosa. Malfoy le sonrió de manera maniática.
Manny agarró a Malfoy de la camisa y lo jaló hacia atrás, hasta sentarlo en su regazo. –Es que le gusta el sabor del semen –comentó Manny, con un toque de humor en su voz.
Harry miraba de Colby a Malfoy, mientras ellos se miraban el uno al otro con furiosa intensidad. Malfoy sonreía, pero tenía algo en su expresión que en definitiva era malicia, y Colby pareció reconocerla también.
De repente, Harry sintió que el aire le abandonaba los pulmones. Después de todo, eso no había sido por él. Había sido por la naciente rivalidad entre Malfoy y Colby. Esa era la manera en que Malfoy delimitaba su propiedad, aunque en realidad no tuviera la intención de reclamar a Harry para él. Simplemente le había recordado a Colby que tenía en poder de hacerlo, y que Harry acudiría cuando él lo llamara.
En su propia manera retorcida, Malfoy sólo había usado a Harry para joderse a Colby.
Colby alejó la vista de Malfoy, y se levantó del suelo. Se sirvió otro vasito de vodka; y entonces Harry se inclinó hacia delante y le quitó el vaso de la mano, empinándose el contenido de un trago. –Disculpa –murmuró, y le devolvió el vaso vacío a Colby. Se puso de pie tambaleante, y subiéndose sus jeans, caminó directo al baño de visitas.
Se sentía enfermo, por lo que se agachó frente a la taza del inodoro por varios minutos. No parecía que fuera vomitar, así que mejor se sentó en el suelo, recargando la espalda en la pared. Cerró sus ojos y luchó por contener sus emociones.
Había perdido por completo el control en esa maldita situación. Malfoy había aprendido a jugar con Harry como un instrumento, mientras Harry no estaba más cerca de entender qué estaba haciendo Malfoy ahora, que el día que fueron a cenar sushi una semana antes.
Hacía una semana, pensaba que era heterosexual. Hacía una semana, pensaba que su falta de interés en salir con chicas era una reacción natural por el divorcio. Hacía una semana, había estado seguro que sería cuestión de un par de días antes de que resolviera ese misterio y poder trasladarse a casa de nuevo.
Pero una semana después, su vida entera se había volteado de cabeza. Era consciente de cosas de las que antes no se había dado cuenta; y muchas cosas además, tantas que casi era desbordante. ¿Qué estaba pasando con él?. ¿Estaban usando algún tipo de magia contra él de la que no supiera nada?. ¿Estaba él en peligro?
No podía seguir haciendo esto más. Y la peor parte de todo era lo que estaba empezando a sentir. Si no tenía cuidado, podría llegar a enamorarse de Malfoy… y eso sería un completo desastre.
Escuchó que alguien tocó la puerta. No contestó.
-¿Harry? –oyó que Malfoy lo llamaba.
-Lárgate –gimió. –Déjame en paz de una maldita vez.
El seguro de la puerta hizo clic, a pesar del hecho que Harry había cerrado con llave, y Malfoy la abrió, asomándose por ella. -¿Estás decente? –le preguntó, aunque ya había entrado sin esperar una respuesta. Cerró la puerta a sus espaldas y se sentó en la taza del inodoro, encarando a Harry. -¿Estás bien?
Harry bufó. –Oh, sí. Es por eso que me he encerrado en tu baño –dijo mientras miraba fijamente al azulejo entre sus muslos.
-Harry… -empezó Malfoy.
-No –lo interrumpió Harry. –Por favor, no.
-¿No qué?
Harry levantó su vista hacia él y suspiró. –Sólo… deja de jugar lo que sea que estés jugando conmigo. ¿De acuerdo?
Malfoy abrió la boca muy grande. -¿De qué estás…?
-O jodes conmigo y acabamos con esto, o deja este juego de provocarme y alejarme. No puedo soportarlo más –Harry hizo una pausa, y Malfoy sólo lo miró. –Creo que preferiría la segunda opción, si todo te da lo mismo a ti. No soy como tú, lo sabes. No puedo tener solamente sexo casual con la gente.
-Justamente eso parece ser lo que estás haciendo con Colby –replicó Malfoy.
-Sí, pero… -Harry sacudió su cabeza. –No más. Se acabó.
-No me engañas. Él acaba de chupártela por veinte minutos, e hiciste un horrible montón de ruido.
-Oh, deja eso, Malfoy. Era por ti. Y lo sabes –Malfoy arrugó su frente y esquivó su mirada. –Por lo que veo, no tendrás sexo conmigo, excepto a través de otra persona. Puedo aceptar el hecho de que no estés interesado en mí. ¿De acuerdo? Sólo… deja de coquetearme. Deja de besarme. Deja de mirarme como… -se detuvo e inspeccionó una mancha en sus jeans.
-Harry, no es que no esté interesado. Es sólo… es complicado.
-Es sexo, Draco. No es complicado. Mi pene, tu trasero. O alguna variación de eso.
Malfoy se mordió el labio inferior, como si tratara de no sonreír. –No es eso lo que quiero decir.
Harry resopló. –Mira, yo no te he ocultado mis sentimientos. Obviamente, tú no los correspondes –hizo una pausa, en caso de que Malfoy lo quisiera corregir. Pero no lo hizo, y Harry sintió que su alma se le caía a los pies aún más. ¿Cuándo habíaempezado eso a importarle tanto? En ese momento, le tenía sin cuidado su misión de llevar a Malfoy de regreso al Reino Unido. Todo lo que quería era que Malfoy sintiera algo por él… lo que fuera. –Debo irme. Lo siento.
-Estás ebrio, Harry. No vas a ir a ningún lado.
-¿Piensas que quiero quedarme aquí y ser atormentado por ti? Sentarme de nuevo en ese sofá y mirar el resto de esa horrible película, contigo sentado a un lado mío, recordándome… -presionó su cara entre sus manos y se rió. Se sentía extrañamente mejor de poder decir esas cosas en voz alta, para ser honestos. –Soy tan jodidamente patético.
-No, no lo eres –suspiró Malfoy. –Harry…
-De todas formas, no creo que podría soportar ser sólo la aventura de una noche para ti –farfulló Harry. –No estoy hecho para el sexo casual. Finalmente me he dado cuenta que me gustan los hombres, pero aparentemente sigo siendo del tipo que le gustan los noviazgos. Qué gracioso –bajó sus manos y se percató que Malfoy lo observaba, con una rara mirada en su rostro. -¿Qué? –preguntó Harry.
Malfoy le extendió una mano. –Hablaremos de esto por la mañana... ¿está bien? Vamos, te llevaré a la cama.
Harry le permitió que lo ayudara a ponerse de pie, y entonces recordó la llamada telefónica que tendría por la mañana. Parpadeó. –Debo regresar a la posada –le dijo. No le podía explicar el motivo, y tenía la esperanza de que Malfoy no le preguntaría.
-Tonterías –contestó Malfoy. –Está demasiado lejos para que camines a esta hora de la noche.
Harry lo miró entrecerrando los ojos. Había logrado llegar a la posada cada noche por más de una semana, y hasta ese momento Malfoy nunca había expresado que le preocupara su seguridad. –Me apareceré, entonces.
-Has bebido demasiado –dijo Malfoy, jalándolo hacia la puerta. –Te puedes despartir.
Harry lo empujó para soltarse. –Draco, no. No voy a dormir aquí.
Malfoy pareció molestarse, y se cruzó de brazos. –Está bien, te llevaré de regreso, entonces –abrió la puerta y salió, ignorando la mirada de incredulidad en la cara de Harry.
Le tomó algunos minutos el controlarse antes de salir a la sala de estar. Colby estaba desparramado en el sofá, mirando la película, y Malfoy y Manny parecían tener una callada discusión en el rincón. Harry se acercó sigilosamente, pero no pudo escuchar nada de lo que estaban diciendo. Manny lucía enojado, eso era bastante claro. Malfoy se dio cuenta de la presencia de Harry y lo volteó a ver. Manny liberó aire lentamente, como si tratara de mantener la calma.
-¿Listo? –preguntó Malfoy y Harry asintió.
-¿Te vas ya? –dijo Colby arrastrando las palabras. Harry notó que la botella de vodka estaba casi vacía.
-Sí –le contestó. No pudo pensar en una buena excusa, por lo que mejor no dijo nada.
Colby se encogió de hombros y se dejó caer en el sofá de nuevo.
Manny agarró el brazo de Malfoy cuando éste se encaminaba hacia la puerta. –Quince minutos –le susurró.
Malfoy asintió. –Está bien. Correcto –volteó hacia Harry y rodó los ojos. Descolgó su abrigo del gancho que estaba detrás de la puerta y la abrió, haciéndole señas a Harry para que lo siguiera.
-¿Qué pasará con Colby? –preguntó Harry.
-Manny le pedirá un taxi, no te preocupes.
Una vez que la puerta se cerró detrás de ellos, Malfoy abrió su abrigo y le sonrió a Harry. Éste caminó directo a sus brazos, presionando su cuerpo contra el de Malfoy. El calor del abrigo sherpa lo envolvió un momento antes de sentir que el mundo giraba a su alrededor. Escuchó un estallido y abrió sus ojos. Estaban en su habitación de la posada.
Malfoy lo soltó y dio un paso atrás. -¿Te gustaría que te arropara en la cama? –preguntó, sonriendo travieso.
Harry sonrió ampliamente. –No, está bien –se sentó pesadamente en la cama y se sacó los zapatos. –El mundo sólo está girando un poco.
-Me apareceré con un poco de poción anti resaca antes de ir al trabajo –dijo Malfoy.
-Está bien –contestó Harry, y jaló su camisa sobre su cabeza. La arrojó al suelo y desabrochó sus jeans.
-Quizá mañana en la noche podamos hacer algo –continuó Malfoy. –Sólo tú y yo.
-Suena bien –dijo Harry, quitándose los jeans. Se dejó caer en la cama, y gimió. –De verdad que estoy tomado. Maldición.
-Vamos –dijo Malfoy, y lo ayudó a meterse bajo las sábanas. Harry se estiró con un bostezo, y luego miró adormilado a Malfoy.
-Hablaremos de todo esto mañana. ¿De acuerdo? –Malfoy le acarició su frente, y Harry cerró sus ojos.
-Es-bien –susurró. Sintió a Malfoy trazar con la punta de un dedo la trayectoria de su cicatriz, y sonrió. Casi nadie lo tocaba ahí nunca. Hasta Cho lo había evitado.
-Voy a ponerte una protección. Será temporal, hasta que abras la puerta por la mañana. Llámame si necesitas algo. ¿Está bien? –los labios de Malfoy presionaron suavemente contra su frente, y un momento después Harry escuchó a la puerta abrirse y cerrarse de nuevo.
La última cosa de la que fue consciente antes de que cayera dormido, fueron las ligeras hebras de la protección a su alrededor, acunando la habitación con magia.
¡Hola a todos! Hoy no hay notas de traducción, raro... jeje. Pero si tienen alguna duda de lo que sea sobre este fic, no duden en preguntarme.
Mi agradecimiento eterno a los que le dan una oportunidad a este fic de leerlo, a pesar de verlo tan largo. Espero que les siga gustando.
Y todavía más agradecimientos a Bollito Malfoy (quién por cierto acaba de empezar un fic que está muy simpático y sensual, muchas felicidades y mucha suerte con él!), Niku Black, Elisa Evans (no tienes nada que agradecer, y como ya habrás leído en este cap, Ron ha muerto... pero ¿cómo? Es el gran misterio de la secuela, como lo verás), Aikoss, Dernhelm de la Marca, Elise (no tienes que agradecer nada, al contrario, gracias a tí por escribir y por leer) y Sarahí (gracias por tu review y por lo que comentas de los OC, sí que están muy bien desarrollados, verdad? Son 10 caps en total de esta parte y 30 de la segunda, la cual espero poder traducir también.).
Saludos a todos y gracias por leer.
Besos:
Perla.
