Left My Heart
Dejé mi corazón
----------oOoOoOo----------
Por:
Emma Grant
traducido por:
Perla
Parte 7
Martes 10 de febrero, 2004.
Harry se despertó a las cinco treinta, con la cabeza palpitándole tan fuerte como el corazón. Observaba fijamente al techo, echándole vistazos ocasionales al reloj para cerciorarse de cuántos minutos habían pasado desde la última vez que lo había mirado. Su estómago estaba revuelto por la ansiedad mezclada con resaca.
A las cinco cuarenta y cinco, el teléfono sonó, y se sentó de golpe. Dejó que timbrara tres veces antes de levantarlo.
-¿Diga?
-Harry, soy yo. Sólo quería asegurarme de que estuvieras despierto.
Harry se dejó caer sobre las mantas de la cama. –Claro que estoy despierto, Hermione. Estoy tendido aquí, completamente invadido por el pánico.
Ella bufó. –Y haces bien en estar nervioso. El infierno se desató aquí ayer, cuando Bass recibió tu fax.
-Oh, Dios…
-Y Fallin se puso verdaderamente como energúmeno…
A Harry casi se le cayó el teléfono. -¿Fallin? ¿El Ministro de Magia lo leyó? –se sentó de nuevo y se jaló del cabello con una mano. –Oh, mierda.
-Él es quien te llamará hoy –Hermione hizo una pausa ante una ruidosa aspiración de Harry. Éste la imaginó inclinando su cabeza y dándole esa mirada que siempre le daba cuando ella estaba por decirle que era exactamente lo que debía hacer. –Harry, sólo prométeme que lo escucharás. ¿Está bien? No vas a obtener todo lo que pedías, pero creo que podrás sobrevivir con lo que te darán.
-Está bien –exhaló Harry. Su mente estaba totalmente en blanco. ¿Qué era lo que había pedido? Lo había olvidado.
-¿Te encuentras bien?
-Sí. No. Maldición.
-Cho me dijo que llamaste anoche –sonó como si estuviera tratando de cambiar de tema con el fin de tranquilizarlo.
Harry se concentró en su respiración. –Sí, lo hice. ¿Cómo estuvieron las cosas en La Madriguera?
-Te extrañamos. Les dije que estabas haciendo un trabajo importante fuera del país.
-¿Cómo estuvieron los niños?
-Bien. Todo el camino en el tren estuvieron hablando sobre la visita a su papi –dijo ella y se detuvo.
Harry deseó poder ser más comprensivo, pero su cabeza estaba zumbando. No tenía idea de cómo enfrentaría la llamada de Fallin si se sentía totalmente como mierda. -¿Hay algo más que me quieras decir antes que Fallin me llame?. ¿Algo que deba saber con antelación?
-Lo que yo he oído es que Fallin va a tratar de negociar contigo. Sólo escúchalo... ¿lo harás?
-¿Por qué todo el mundo está tan preocupado? Puedo ser razonable, lo sabes.
Hermione suspiró. –Lo sé, yo sólo… Harry. ¿qué es lo que está pasando entre Malfoy y tú?
La pregunta debería haberlo sorprendido, pero estaba demasiado absorto en ese momento. –Nada –contestó sinceramente. Le dolía tener que admitirlo en voz alta. –Somos amigos, nada más –Hermione se quedó en silencio, y Harry cerró sus ojos. –Me encantaría que fuéramos más que eso, pero…
-Oh, Harry –contestó ella. -¿Estás seguro que puedes ser objetivo en esto?
-Sí –mintió Harry. –Por supuesto. Ése es mi trabajo.
A las seis con cuatro, el teléfono todavía no había sonado, y Harry creía que su estómago no podría aguantar mucho más. Se paseó por toda la extensión de su pequeña habitación, peinándose con las manos su cabello para evitar morderse las uñas. No tenía idea de lo que haría si Fallin se rehusaba a ofrecerle a Malfoy algún tipo de amnistía. Suponía que podría seguir adelante con su amenaza y simplemente renunciar, y entonces, quedarse ahí. Quizá se dedicaría a esconderse también, y trataría de encontrar una manera de ayudar a Malfoy.
Pero estaba ahí con una visa de turista, por lo que realmente no podría hacer nada. No podría obtener un trabajo, ni siquiera en el barrio de los magos. Respiró con profundidad y cerró los ojos, pero su mareo aumentó, así que mejor los abrió de nuevo. Lo que hubiera dado por una taza de poción anti resaca en ese momento. Presionó sus pulgares contra sus sienes, y el dolor de cabeza aminoró.
El teléfono sonó. Harry contó hasta tres, y entonces lo levantó. -¿Diga?
-Hola, Harry.
-Ministro Fallin –sus rodillas temblaron un poco, por lo que se sentó en la cama.
-Ambos sabemos el motivo de mi llamada, por lo tanto iremos al grano. ¿De acuerdo?
-Por supuesto, señor –Harry tomó una profunda aspiración y soltó las palabras que había estado ensayando los últimos quince minutos. –Permítame empezar por recordarle que fui mandado aquí por el Director Bass a realizar un trabajo, sin más parámetros o instrucciones específicas que las de encontrar a Malfoy e investigar el motivo de su abandono a su posición en Nueva York. He hecho lo mejor que he podido, con recursos limitados. Le pido que considere cuidadosamente esta situación.
-La he considerado, hijo, créeme –contestó Fallin con un pesado suspiro. –Lo que hiciste ayer fue una amenaza importante. ¿Te propones llevarla a cabo?
Harry tragó. –Sí, señor. Espero que no sea necesario.
-Igual yo. Pero la situación es más seria de lo que puedes darte cuenta. Necesitamos que regreses con el señor Malfoy esta semana, o las consecuencias para todos nosotros podrían ser terribles.
-¿Consecuencias?
-Serán sometidos a un escrutinio en cuanto lleguen.
-Eso no es suficiente –respondió Harry, armándose de valor. –Necesitaré más que su insistencia para convencerlo de regresar.
-Eso es todo lo que podemos ofrecerte. Lo siento.
-¿Qué tal un asilo? –preguntó Harry, apoyando sus codos en sus rodillas. –Él no regresará si sabe que tiene que ser tomado en custodia.
-Harry, tú podrás confiar en el señor Malfoy, pero el gobierno no lo hace.
Harry hizo un sonido de exasperación. –Con todo respeto, Ministro, creo conocer más sobre la honestidad del señor Malfoy que el mismo gobierno.
Fallin hizo un ruido que sonó como un bufido. -Te hemos enviado los informes, Potter, y el panorama que nos brindan es claro. Sospecho que tu buen juicio puede estar un poco nublado por tus… sentimientos personales hacia el señor Malfoy.
La mandíbula de Harry cayó hasta el suelo y se sentó derecho otra vez. -¿Disculpe?
-Sabemos que Draco Malfoy ha estado en contacto con su padre, un conocido Mortífago y colaborador de…
-¿Qué quiere decir con "sentimientos personales"? –repitió Harry.
Fallin hizo una pausa. –Leí tu reporte, y he estado viendo los informes de la CIA. No te enviamos ahí a…
-Mis sentimientos no tienen nada que ver con esto –replicó Harry. Si tan sólo eso fuera verdad. –Pienso que ustedes me enviaron a mí porque confían en mi buen juicio. Porque pensaron que lo podría encontrar y…
-Por supuesto que confío en tu buen juicio. Es sólo que… ya debes saber cómo se ve la situación desde aquí.
-No señor, me temo que no lo sé.
Se oyó como si Fallin estuviera tomando una aspiración controlada. –Harry... ¿cuál es, exactamente, la naturaleza de tu relación con Draco Malfoy?
-Yo… supongo que se ha convertido en un amigo para mí. Lo estoy empezando a conocer y…
-¿Estás durmiendo con él, Harry?
Harry se sonrojó, aún cuando no había nadie ahí que lo pudiera ver. –No, señor –contestó. –No duermo con él.
-Nuestros informes parecieran indicar otra cosa.
Harry sintió que su estómago caía. -¿Informes?. ¿Quiere decir que yo he estado bajo vigilancia?
Fallin se quedó en silencio por un momento. –Debes tratar de entender la manera en que se ven las cosas desde aquí. Hemos tenido poca información de tu parte, y tu reporte no coincide con los informes de la CIA; además, hemos empezado a recibir reportes de que tú eres un personaje sospechoso de hacer lo mismo que Malfoy y que posiblemente cooperas con los Mortífagos. ¿Qué podemos pensar de eso?
-No es… -Harry apretó sus dientes. –Hemos permitido que la gente crea que somos amantes, pero no lo somos.
-La CIA parece muy convencida de eso, Harry; lo suficiente como para sospechar de tus motivos. Hasta han estado sugiriendo que tú y él están trabajando juntos.
-¿Para qué propósito? –preguntó Harry, boquiabierto.
-Para varios propósitos, Harry, y ninguno de ellos es terriblemente favorecedor. Tengo que admitir que, hasta para mí, esto me parece sospechoso también, especialmente a la luz de tus recientes demandas. ¿Por qué ustedes dos harían todo por convencer a los demás de que son amantes si no lo son? Yo ni siquiera sabía que tú eras…
-No soy homosexual –lo interrumpió Harry. -Y no estamos trabajando juntos. Casi ni confía en mí, a pesar de todos mis esfuerzos –Harry sentía que sus mejillas ardían. Estaba enojado y avergonzado, y sobresaltado de que el Ministro estuviera haciendo semejante acusación.
-Yo no tengo problemas con eso, Harry. Soy un hombre de mente abierta, tengo un sobrino que es homosexual.
Harry gimió de frustración. –Señor, sé como se ve esto, pero la situación es… compleja. No puedo explicarlo, pero tiene mi palabra que no hay nada que yo quiera más que traer a Malfoy de regreso conmigo, y protegerlo –su cabeza estaba todavía punzando dolorosamente, y colocó la punta de su pulgar haciendo presión sobre su ojo cerrado. Eso ayudó un poco. –Hubo una época en la que mi garantía personal significaba algo para usted. ¿Ha dejado de ser así?
Fallin suspiró. –Permíteme ser honesto contigo, Harry. Tu nombre sigue manteniendo un gran valor en el Ministerio, pero si sigues presionando con este tema de Malfoy, podrías quedarte sin crédito.
Harry exhaló. –Entiendo, y yo…
-Yo no confío en Malfoy, pero confío en ti, a pesar de los reportes de la CIA. Te conozco desde que eres un chico, y no dudo que creas en lo que estás diciendo. Sin embargo, sigo convencido de que tu confianza está mal depositada.
-Señor, yo confío en él –dijo Harry, sintiendo su estómago sacudirse ante sus palabras. Era verdad. Confiaba en Malfoy, a pesar del hecho que tenía pocas razones para hacerlo. Y estaba dispuesto a arriesgar todo en pro de esa confianza. Respiró profundo de nuevo. –Usted podría liberarlo de mi custodia, si lo quisiera así. Yo sería responsable de él.
Fallin no pareció sorprenderse por la sugerencia. -¿Estás seguro, Harry? Estarías corriendo un gran riesgo.
Harry cerró sus ojos. Después de todo, seguía sin estar seguro de poder convencer a Malfoy de regresar con él. ¿Qué haría si Malfoy se negaba?
-Sí –contestó. –Estoy seguro. Y quiero inmunidad para él. No más persecución. Si realmente tiene información valiosa, deberá permitírsele la oportunidad de darla de manera voluntaria –Harry hizo una pausa, preguntándose qué otra cosa podría decir para convencer al hombre. –Es un auror, usted lo sabe. ¿Qué eso no significa nada?
-Sí, Harry, pero también es un sospechoso de ser Mortífago, y un fugitivo en potencia.
-No creo que sea nada de eso, señor. Cualquier contacto que ha tenido con Mortífagos, o con alguien más… ha sido en cumplimiento de su deber. Estaba trabajando de manera encubierta para el FBI en Nueva York.
-Nuestros informes indican que estaba trabajando como agente doble.
Harry cerró sus ojos. –Sí, ya he leído esos informes. Pero no he visto ninguna evidencia que los pruebe. Están basados en el testimonio de un ex amante, alguien que puede o no haber tenido un motivo oculto.
-Fue suficiente evidencia para convencerme a mí, al Director y al Principal del Personal de la Oficina de Investigaciones.
Harry apretó su mandíbula. –De la cual yo continúo siendo un miembro, señor. Y estoy en desacuerdo –tenía en la punta de la lengua un comentario sobre la relativamente pequeña cantidad de evidencia necesaria para convencer a un oficial del gobierno de algo que él o ella deseaba creer que era verdad.
Pero se podría decir que era lo mismo para Harry. ¿No? Él no quería que eso fuera verdad, por lo tanto, estaba viendo a Malfoy como él deseaba verlo.
-Creo que esta situación lo está sobrepasando, y se encuentra huyendo. No ha venido a nosotros porque probablemente no cree que podamos protegerlo –Harry estaba especulando enormemente, pero había tenido poca opción. –Necesitamos darle una razón para volver a casa. Necesita confiar en nosotros, más de lo que nosotros necesitamos confiar en él.
Fallin se quedó en silencio, aunque Harry podía escuchar su respiración. Casi podía visualizar al hombre frotándose de manera ausente su calva, como hacía siempre que estaba pensando. –Está bien. Tendrá inmunidad, y será liberado de tu custodia, con la condición de que llegue contigo el jueves.
Harry trató de no sonar exasperado: -Necesito más tiempo que eso.
-Entre más estés ahí, mayor es el peligro para ti, Harry. Si la CIA cree que estás trabajando con Malfoy, pueden tomar acciones contra ti también. Necesitamos que regreses aquí, lo más pronto posible, con o sin Malfoy –Fallin hizo una pausa, como si esperara que Harry discutiera, pero éste permaneció en silencio. –Y él será tu responsabilidad una vez que esté aquí. Si algo sale mal… si resulta ser de otra manera a la que tú has dicho que él es… te haré completamente responsable de ello.
Harry cerró los ojos, preguntándose si estaba haciendo lo correcto. Confiaba en Malfoy, pero no estaba seguro de poder ganarse su confidencia en tan sólo los próximos dos días. Necesitaba más tiempo con desesperación, pero no podría obtenerlo… por lo menos, no en ese momento.
-Puedo aceptar eso –dijo al fin. –Y lo quiero por escrito. De su propia mano, dos copias en pergamino; firmados por usted y el Director Bass. Déle una copia a Hermione Granger, y mándeme por Fed Ex la otra aquí a San Francisco. No podré convencer a Malfoy sin ese documento en mi mano.
-¿Fed Ex? –preguntó Fallin.
Harry suspiró. –Es un servicio postal muggle. Pídaselo a la asistente de Hermione. Gracias, señor.
-Te enviaré ese documento hoy, Harry, y te quiero ver de regreso el jueves en la noche.
Después de eso, Harry se quedó tendido en la cama por un buen rato, mirando al techo. ¿La CIA lo estaba espiando a él también? Casi no tenía ninguna duda de que era Manny quien estaba detrás de esos reportes. Claramente, estaba celoso de la amistad de Harry con Malfoy, y de la posibilidad de que Harry lo pudiera convencer de regresar a Inglaterra. Pero. ¿Manny estaría trabajando para alguien más?. ¿Manny era el agente doble?
No pudo conciliar el sueño de nuevo, así que se dio una ducha caliente, esperando que lo ayudara a relajarse. Afortunadamente así fue, y se quedó bajo el chorro de agua por largo rato, dejando que éste cayera por su espalda. Sólo le quedaba el remordimiento por usar más de lo que le correspondía del "recurso más valioso de California" (como describía al agua una pequeña tarjeta pegada en el lavamanos), lo que hizo que terminara por cerrarle a la llave.
Abrió la cortina de la regadera, y casi gritó: Malfoy estaba parado a no más de un metro de distancia de él, con el semblante muy pálido.
-Maldita sea, Malfoy... ¿qué tú nunca viste "Psicosis"? –se quitó el agua de los ojos y apuntó hacia el toallero.
Malfoy le pasó una toalla, sonrojándose. –Lo siento, pero toqué la puerta, y cuando no respondiste… -miró hacia otro lado. –La protección aún continuaba, por lo que la quité y entré. Lo siento –se dio media vuelta y salió del baño.
-¡Espera! –lo llamó Harry, envolviéndose la toalla alrededor de la cintura y casi resbalando en su prisa por salir de la tina. Malfoy estaba parado en medio de la habitación, con apariencia nerviosa. –Está bien, de veras. Sólo me diste un susto, es todo.
Malfoy lucía exhausto, como si no hubiera dormido muy bien. –Estoy un poco cansado esta mañana. Disculpa –apuntó a una taza humeante que había dejado en la mesita de noche. –La traje para ti. ¿Vendrás a la cafetería cuando te hayas vestido? –sus ojos recorrieron a Harry en un gesto casi inconciente.
-Seguro –contestó, percibiendo algo desconcertante en la expresión de Malfoy. –Iré enseguida, en quince o veinte minutos.
Malfoy asintió. –Prepararé un latte para ti.
La poción anti resaca actuó rápidamente, para gran alivio de Harry. Pasó varios minutos tratando de decidir cuál de sus tres camisas limpias se iba a poner, y quedándose al final con un suéter azul marino que a Malfoy le había gustado cuando lo vistió en una cena de la semana anterior.
Acababa de poner un pie fuera de la puerta de la posada cuando escuchó que alguien lo llamaba por su nombre. Se giró para ver a Colby agitando una mano al otro lado de la calle; y después correr hacia él, esquivando una rápida Suburban y luciendo una sufrida sonrisa.
-¿Estás bien? –le preguntó Harry.
-Tengo una resaca de todos los demonios –contestó Colby, pasándose una mano por su cabello oscuro. –De hecho, llamé a mi trabajo para reportarme enfermo. No tengo idea de cómo llegué a casa anoche, sólo desperté en mi sofá, sintiéndome como mierda.
-Te pusimos en un taxi –le indicó Harry.
-No me acuerdo de eso –sonrió Colby. Empezaron a caminar con rumbo norte por la calle, hacia la cafetería dónde Malfoy trabajaba. –La última cosa que recuerdo fue a ti desapareciendo después de… -se interrumpió, mordiéndose los labios.
Harry dejó de caminar y suspiró. –Sí, bueno…
-Harry, te estaba buscando porque necesitamos hablar –soltó Colby. –Anoche…
-Espera –lo interrumpió Harry y Colby lo miró con expresión vacía. –Mira… tú me gustas, Colby, y eres un tipo realmente lindo, en serio. Pero me voy el jueves –la frente de Colby se arrugó y Harry hizo una pausa. No había un modo sencillo de decir eso. –Planeo pasar el resto del tiempo que me queda, sólo con Derek.
-Ah –dijo Colby, con una extraña mirada cruzando su rostro. –Dios, estás… ¿Eso es todo, entonces?. ¿Significa que tú estás…? –esquivó sus ojos y Harry se sintió horrible.
-Sólo me quedan dos días más –continuó Harry. –Y vine a visitarlo a él, después de todo.
-Ya veo –contestó Colby, aún con la mirada baja. –¿Y qué fue lo que sucedió conmigo, entonces?. ¿Sólo fui una manera de pasar el tiempo mientras Derek estaba ocupado?
Había sido así, por supuesto. Harry obligó a sus facciones a convertirse en un gesto de comprensión. –Colby, siento haberte dado la impresión equivocada. Es sólo… eres un tipo muy dulce, bastante lindo. Si viviéramos más cercanos, las cosas podrían ser diferentes –mentiroso, se amonestó él mismo.
-No, no lo serían –refunfuñó Colby. –No mientras Derek ande alrededor –empezaron a caminar de nuevo, y un incómodo silencio se extendió entre ellos. Colby parecía inmerso en sus pensamientos; levantó la vista varias veces, como si fuera a decir algo, pero no lo hacía. Finalmente, hizo un sonido que sonó como una risa de disgusto. –No puedo creer que tú sólo me digas adiós con el discurso "Eres un chico muy lindo".
Harry trató de sonreír. –Mejor que el de "No eres tú, sino yo"... ¿o no?
-Supongo –contestó Colby. –Es sólo que estoy cansado de perder a grandes chicos por culpa de hombres como Derek. Nadie quiere a un chico lindo, lo sabes. Todos quieren a alguien como él. Un idiota consentido y costoso que se la pasará jodiendo a su alrededor.
Harry suspiró. Había tenido una conversación similar con Cho, justo antes de que ella lo dejara por primera vez, sólo que él había estado del otro lado de la moneda. Harry, eres un hombre maravilloso, y desearía poder amarte como mereces ser amado. Sólo que no puedo darte lo que necesitas, y ambos sabemos eso. Estarás mejor si terminamos… Ella había estado mejor con Aarón, en cuanto finalizó aquello.
-Es horrible, lo sé –dijo Harry. –No tengo ninguna excusa, y lo siento.
Doblaron en la calle 15 y de nuevo por Noe, y Harry se preguntó si Colby lo iba a seguir hasta dentro de la cafetería. Pero Colby se detuvo frente a la puerta, y lo encaró.
-Bueno –dijo Harry.
-Oh, Dios, esto es todo. ¿Verdad? –murmuró Colby. –No voy a volverte a ver.
Harry suspiró y sacudió su cabeza. Odiaba eso, de veras que sí. No sabía ni que decir. "Gracias" no parecía ser muy apropiado.
-Espera –dijo Colby, y rebuscó por su cartera entre sus bolsillos. La abrió y le pasó a Harry una tarjeta. –Es la dirección de mi casa y está el número de teléfono y mi e-mail a la derecha. Si vuelves a venir a la ciudad, o lo que sea…
Harry tomó la tarjeta y sonrió. –Dalo por hecho –no tenía tarjeta que ofrecerle en respuesta, así que sólo se la guardó en su bolsillo.
-De acuerdo –dijo Colby, mirando alrededor. –Entonces…
-Sí –dijo Harry. –Fue lindo conocerte, Colby –buscó con su mano el picaporte de la puerta.
-Lo mismo digo –dijo Colby, mordiendo su labio. –Adiós –miró a Harry una vez más, y se alejó.
Harry entró en la cafetería para no tener la tentación de volverse atrás. Eso se había sentido completamente horrible, y se juró que nunca se lo volvería a hacer a nadie más si podía evitarlo.
Malfoy estaba ocupado y no levantó la vista cuando Harry entró. Éste caminó hacia el mostrador en vez de sentarse en una mesa, y una mujer que no reconoció le sonrió ampliamente y le preguntó que deseaba ordenar.
-Un capuchino con caramelo –le dijo.
-Y con el doble de expreso –añadió Malfoy. Harry giró su cabeza hacia atrás para ver a Malfoy sonriéndole. -¿O estás tratando de consumir menos cafeína?
-Nunca tengo suficiente –respondió Harry, sonriendo.
Malfoy levantó una ceja. –Ese no es tu pedido usual, lo sabes.
-Siempre ha sido mi favorito –contestó Harry. –Sólo que no te lo había dicho.
-Te lo traeré –dijo Malfoy. Parecía muy feliz de ver a Harry, aún más de lo habitual.
Harry encontró un asiento en su rincón favorito, y había una copia del San Francisco Bay Guardian abandonado en la mesa, para su deleite. Había desarrollado afición por ese peculiar periódico durante la última semana.
Malfoy le trajo su café y se sentó frente a él. -¿Algo de interés?
-La columna de sexo es graciosísima –comentó Harry. Malfoy le devolvió la sonrisa, y se quedaron mirándose el uno al otro por un momento. El sexo oral recibido la noche anterior relampagueó en la mente de Harry, y sintió que sus mejillas ardían. -¿Cómo estás?
Malfoy sonrió. –Bien, en realidad. ¿La poción anti resaca te ayudó?
Harry asintió. –Gracias –los ojos de Malfoy estaban inusualmente brillantes, y estaban fijos en los de Harry. Éste tragó, preguntándose que estaría pensando Malfoy. –Vamos a hablar hoy... ¿verdad? –se aventuró a preguntar.
-Sí –dijo Malfoy, bajando la mirada con repentina timidez. –Pero no aquí. Después, en privado –sus cejas se levantaron una fracción, y Harry sintió un cosquilleo en su abdomen.
-Está bien –contestó, sonriendo.
-Voy a salir de trabajar un poco antes de la hora de siempre –continuó Malfoy. –Tenemos reservación a las seis para cenar.
-Es temprano para cenar –comentó Harry.
-Es porque iremos al teatro en la noche –sonrió Malfoy. –Pienso que será divertido.
-Suena adorable –respondió Harry. -¿Es una cita?
Malfoy se encogió de hombros. -Eso creo –le cerró un ojo a Harry y se alejó.
Harry lo observó ir y venir durante la siguiente hora, maravillado de lo feliz que Malfoy parecía estar. ¿Podía ser que lo que había pasado entre ellos la noche anterior había causado que Malfoy viera a Harry con una nueva luz? Su corazón golpeteó más rápido ante el simple pensamiento. Tal vez eso fuera a funcionar después de todo. Tal vez Malfoy finalmente se abriría a él, finalmente confiaría en él. Tal vez podrían ser honestos el uno con el otro, al fin. Harry podría decirle todo, y tal vez Malfoy aceptaría regresar a Inglaterra con él.
Tal vez.
Harry terminó de leer el periódico y levantó un ejemplar de una revista de noticias que alguien había dejado en una mesa cercana. Justo estaba empezando a interesarse en un artículo sobre Julia Roberts cuando alguien se paró enfrente de su mesa. Levantó la vista para encontrarse con el duro rostro de Manny Padilla mirando con enojo hacia él.
Manny era muy atractivo, pero tenía el tipo de cara que podía lucir temible cuando estaba molesto. Jaló una silla y se sentó, sin dejar de mirar fijamente a Harry. Malfoy notó el movimiento desde el otro lado del lugar y miró a Harry con ojos preocupados. Éste esperó que Malfoy se acercara con una taza de café para su novio, pero no fue así. Sólo los observó, con una expresión desconfiada en su rostro.
-¿Te divertiste anoche? –preguntó Manny. No sonó como si en realidad deseara que hubiera sido así.
-Sí –respondió Harry, e intentó sonreír con malicia. –Derek da unas mamadas increíbles. ¿Verdad?
-¿Crees que estoy celoso de ti? –la sonrisa de Manny era mucho más maligna que la de Harry.
-De hecho, sí. Eso creo.
-No lo estoy, Harry. Yo sé quién eres, y sé porqué estás aquí – extraordinariamente, su expresión se oscureció aún más. –Y no lo vas a conseguir. Me aseguraré personalmente de eso.
-No sé de qué estás hablando –contestó Harry mientras tomaba de su café (un gesto que esperaba denotara tranquilidad). –Vine a visitarlo. Eso es todo.
-Tal vez eso es lo que te gustaría que él creyera –respondió Manny. –Pero mis fuentes me indican otra cosa diferente.
-Tus fuentes son sorprendentemente inexactas –bufó Harry, aunque su estómago estaba revolviéndose en un gran nudo. La conversación telefónica de la mañana relampagueó en su mente, y se preguntó quiénes eran las "fuentes" de Manny. Quizá sólo estaba tratando de sonsacarle información. –Ahora que hablamos de eso, yo sé que tú no eres abogado. Sé también porqué estás aquí.
Manny entrecerró sus ojos, y su voz se disminuyó tanto que parecía un susurro. –Si realmente te importa él, Harry, lárgate de aquí. Déjalo en paz. Deja de joder con sus sentimientos. Cada día que tú permaneces aquí, él está en más peligro.
La frente de Harry se arrugó. –No tengo idea de que estás hablando.
Manny sonrió con afectación. –Pues yo creo que sí. Déjalo en paz.
-Tal vez quiero protegerlo.
-No puedes, Harry.
Harry apretó su mandíbula. -¿Estás tan seguro?
Manny lo miró con furia. –Quizá él confíe en ti, pero yo no. Y te estoy vigilando.
-¿Eso es una amenaza? –preguntó Harry, tratando de ser insolente.
-Así es –respondió Manny. Se puso de pie y, echándole un breve vistazo a Malfoy, salió de la cafetería.
Malfoy lo vio irse, y miró de nuevo hacia Harry. Éste consiguió brindarle una sonrisa.
Unos minutos después, Malfoy le trajo otro capuchino, aunque Harry todavía tenía medio vaso del último. -¿Qué fue eso? –preguntó Malfoy, sentándose en la silla recientemente desocupada por Manny.
-No lo sé –respondió Harry. –Dímelo tú.
Malfoy se encogió de hombros e inclinó su cabeza. –Estará celoso, creo.
-¿Tiene alguna razón para estarlo? –cuestionó Harry.
Malfoy hizo una pausa momentánea, mientras buscaba los ojos de Harry con los suyos. –Sí, creo que sí –exhaló y sonrió.
El corazón de Harry estaba palpitando con fuerza en su pecho. ¿Eso significaba lo que pensaba que significaba?
-Y estaba pensando –empezó a decir Malfoy, trazando con su dedo en un charquito de agua derramada sobre la mesa, -que podríamos ir a Napa el jueves. Como estoy libre jueves y viernes, podríamos alquilar un auto y pasar un par de días de ocio –levantó la vista hacia Harry de nuevo, con una expresión radiante en su cara.
El alma de Harry cayó hasta sus pies. –Oh, Draco, yo… -se detuvo, incierto de lo que debía hacer. La expresión de Malfoy se desvaneció, y Harry tomó un profundo respiro. Debía empezar a ser honesto, justo ahora, pero no podía resignarse a hacerlo ya. –Me voy el jueves al mediodía. Recibí una llamada esta mañana, y necesito estar en la oficina el viernes.
La cara de Malfoy había empalidecido, y miraba fijamente la mesa frente a él. Parecía como si estuviera pensando febrilmente en algo. -¿Te vas? –dijo al fin. Su voz era inusualmente baja.
Harry lo tomó de la mano a través de la mesa. –Sí, lo siento. Traté de que me dejaran quedarme más tiempo, pero…
-Entonces... ¿se acabó?. ¿Terminaron tus vacaciones?
-Sí –respondió Harry.
La sonrisa de Malfoy era débil, y apretó la mano de Harry antes de retirar la suya. –Bueno, pues sólo nos queda tratar que divertirnos los últimos días, supongo –se levantó y regresó al mostrador.
Harry deseaba ir tras él, para tomarlo en sus brazos, para besarlo… hacer lo que fuera para que volviera a sonreír. En silencio maldijo al Ministro Fallin. Necesitaba más tiempo ahí, y justo eso es lo que tenía que decirle a Fallin. De hecho, le llamaría al otro día en la mañana, y se lo demandaría así.
Sin embargo, la actitud de Malfoy fue diferente después de eso. Las siguientes horas regresó a ser el mismo de siempre… introvertido, sarcástico e indescifrable. Harry también tenía la extraña impresión de que parecía estar aliviado por algo.
Malfoy le había asegurado que su vestimenta casual era perfectamente aceptable para ir al teatro, lo que fue buena noticia para Harry, pues no tenía nada mejor que ponerse. Tomaron un taxi para ir al restaurante, un bistró con fusiones asiáticas llamado "Ponzu", cerca de Union Square. Charlaron amistosamente durante la comida, la cual pareció consistir enteramente de pato, y tomaron varias botellas de un sake llamado Bishonen. La conversación nunca derivó hacia un tópico serio, sin importar qué tan duramente Harry tratara de conducirla hacia él. Malfoy estaba bien preparado para evitar temas de los cuales no quería hablar.
Después de que sus platos fueron retirados, Harry suspiró y sirvió el resto del sake en sus vasos. –Realmente voy a extrañar esto –dijo, levantando sus ojos hacia Malfoy. –Voy a extrañarte a ti.
-No lo harás –dijo Malfoy sonriendo con afectación. –Te irás a Soho al minuto de haber llegado y te llenarás el cerebro de mierda ahí. Te envidio eso.
-Podrías venir conmigo, lo sabes –aventuró Harry.
Malfoy bufó. –Claro. Yo podría ser tu hermoso acompañante, y trabajaríamos juntos para atraer chicos lindos.
-Realmente lo digo en serio –respondió Harry, sonriendo.
Malfoy lo estudió por un minuto. Una tonada amortiguada empezó a sonar y Malfoy pestañeó, como si su mente anduviera por algún otro sitio, y buscó en el bolsillo de su abrigo. Sacó su teléfono celular, arrugando su frente mientras lo hacía.
-¿Diga?... Comiendo… Sí –rodó sus ojos. –No, te dije… -escuchó por un momento. Harry no tuvo ninguna duda de quién era el que estaba al otro lado de la línea. –Está bien, está bien. Lo haré –golpeó el teléfono para apagarlo mientras suspiraba y le sonrió a Harry.
-¿Quién era? –preguntó Harry, tan casual como le fue posible.
-¿Quién crees? –bufó Malfoy.
-¿Todo está bien?
Malfoy sacudió su cabeza. –Eso creo. Él sólo está… -se encogió de hombros. El mesero colocó la cuenta en la mesa y Malfoy la atrapó antes que Harry pudiera hacerlo. Malfoy sonrió con presunción. –Qué buen buscador eres. Yo invito esta noche.
Harry sonrió con amplitud. –Por fin.
Caminaron hacia el Teatro Marines, el cual estaba a sólo unas calles de distancia. Era de subida, y ambos estaban jadeando cuando llegaron ahí. La casa todavía no había abierto, por lo que permanecieron afuera junto al resto de la gente. Malfoy parecía nervioso, y jaló a Harry hacia un lado del edificio. Buscó torpemente un paquete de cigarros y finalmente logró encender uno.
-Me gustaría que no fumaras –comentó Harry.
-A mí también –dijo Malfoy, y dio una gran fumada. Inclinó su cabeza contra el muro, mirando hacia el cielo mientras exhalaba.
-¿Estás bien? –le preguntó Harry.
El celular empezó a sonar de nuevo. Malfoy gimió y lo sacó de su bolsillo. -¿Qué?... ¡Oh, por el amor de Dios! Estoy en el teatro, y voy a apagar esta maldita cosa en el mismo instante que entre por la puerta –Harry levantó una ceja y Malfoy rodó los ojos. –No ahora. ¿Está bien? Te llamaré después, lo juro –escuchó por un momento y entonces comenzó a sonreír. –A veinte, pendejo. Cuídate -apagó el teléfono y lo deslizó dentro de su bolsillo. –Disculpa –le dijo a Harry.
Harry lo miró fijamente por un momento. -¿Tú hablas español?
Malfoy le dirigió una extraña mirada. –No. Sólo sé algunas maldiciones y unas cuantas frases prácticas. Manny habla en español cuando de verdad está enojado conmigo. Tuve que aprender lo suficiente para imaginar que era lo que estaba diciendo –se alzó de hombros y regresó su atención al cigarro que se consumía con rapidez.
Los siguientes veinte minutos, Harry intentó cada gesto romántico que se le pudo ocurrir… lo que fuera por hacer sonreír a Malfoy de nuevo. Lo tomó de la mano hasta que Malfoy la retiró. Lo besó en la mejilla delante de toda la multitud que esperaba para entrar. Bromeó a Malfoy cuando éste hizo un mohín por haber conseguido una mancha de salsa de soya en su camisa durante la cena.
-Pero adoro esta camisa –farfulló Malfoy, arrugando el entrecejo.
Harry deslizó sus brazos alrededor de él y lo abrazó por la espalda, presionando su barbilla sobre el hombro de Malfoy. Alcanzó a mirar los boletos que Malfoy tenía en la mano. –"Noises Off". ¿Y de qué trata esa obra?
Malfoy se inclinó contra de él, y Harry le besó en el cabello. –Es sobre un grupo de actores que están tratando de montar una obra, pero todo les sale mal. Se supone que es muy divertida.
La obra efectivamente fue divertida, aunque Harry pasó más tiempo observando a Malfoy que al escenario. Después que terminó, se encaminaron hacia la calle, todavía riéndose.
-¿Sabes? No creo que los norteamericanos tengan el humor británico –dijo Malfoy.
-Todos se estaban riendo –apuntó Harry.
-Pero no tan fuerte como nosotros. Y los acentos eran terribles.
-Bueno, he escuchado peores –sonrió Harry. –Estás teniendo dificultades para disfrutar la noche. ¿Verdad?
-No puedo evitarlo si tengo grandes expectativas –Malfoy pestañeó y Harry sintió que su estómago daba un vuelco. -¿Te gustaría tomar algo?
Harry lo agarró de una mano. –En realidad, me gustaría tomar un taxi.
Malfoy esquivó su mirada. –Nunca podremos tomar un taxi con tanta gente alrededor.
-Entonces caminemos algunas calles hacia arriba –Harry miró la inclinación de la colina y lo reconsideró. –O tal vez hacia abajo, ahora que lo pienso –sonrió y jaló a Malfoy de la mano, pero éste se quedó con los pies pegados al suelo. Harry suspiró. –Me prometiste que hablaríamos hoy. ¿Recuerdas? Si vamos a un bar… -volteó hacia otro lado, frustrado.
-Está bien –respondió Malfoy, con la voz tan baja que parecía un susurro. –Pero vamos a aparecernos –caminaron hacia abajo por la calle, y Malfoy llevó a Harry dentro de un callejón. Miró hacia ambos lados antes de hacerle gestos a Harry para que se acercara más hacia él. Harry deslizó sus brazos alrededor de Malfoy y bajó la vista para mirarlo a la cara. A la débil luz de las lámparas de la calle, Malfoy casi parecía frágil.
Malfoy levantó su vista hacia Harry, y tenía los ojos oscuros y muy abiertos. -¿Qué?
-Dios, eres hermoso –dijo Harry, percatándose que había sonado demasiado sentimental, pero no le importó.
Malfoy sólo lo miró en respuesta, respirando mucho más rápidamente que lo que una persona que sólo está de pie lo haría. Era un momento maravilloso, y Harry no pudo resistir inclinarse hacia delante y besarlo. Los labios de Malfoy eran sorpresivamente suaves, y se abrieron cuando presionó la punta de su lengua entre ellos. La boca de Malfoy estaba tibia y Harry no le dio mucha importancia al sabor a cigarro. Con cada segundo que pasaba, se sentía un poco más perdido en el momento. Se recargaron contra el mugriento muro, Harry apretándose estrechamente contra Malfoy.
Las manos de Malfoy se metieron dentro de la camisa de Harry, cruzando por su espalda, y entonces volteó su cabeza lo suficiente como para zafarse del beso. Encajó su frente contra el hombro de Harry jadeando, y abrazándolo fuertemente. Harry lo abrazó también, cerrando los ojos.
-¿Listo? -escuchó que Malfoy susurraba. Asintió en respuesta, sabiendo que Malfoy lo podría sentir, y después percibiendo el extraño cambio que implicaba la aparición conjunta. Justo después de que sintió a sus pies golpear el pavimento de nuevo, escuchó un ruido metálico de algo que caía. Voltearon a ver a un vagabundo mirándolos con la boca abierta, y una bolsa de plástico llena de latas de aluminio a sus pies.
-Uups –murmuró Malfoy, soltando a Harry. –Vamos –dirigió a Harry fuera del callejón dónde se habían aparecido, mirando cuidadosamente alrededor. Harry se dio cuenta que estaban a una calle del apartamento de Malfoy. –No puedo arriesgarme a aparecerme en el corredor de mi edificio –explicó Malfoy. –Los vecinos ya son suficiente chismosos. Puedo imaginar la manera en que me mirarían si apareciera de la nada en sus narices.
Malfoy pareció muy aliviado una vez que habían traspasado la puerta principal del edificio, y soltó un suspiro cuando la puerta de su apartamento se cerró tras ellos. Harry, instantáneamente, lo atrapó contra la puerta, besándolo. Pero el cuerpo de Malfoy estaba tenso, y sus brazos sólo colgaron a los lados. No correspondió el beso mucho más que lo toleró, y Harry se alejó de él y suspiró. Estaba lastimado y frustrado, y no sabía porqué lo estaba rechazando de nuevo. O porqué esto parecía importarle tanto. Eso era sólo para conseguir que Malfoy se fuera con él. ¿O no?
Harry se sentó en el sofá mientras Malfoy iba a traer bebidas. Regresó con dos botellas de cerveza y se sentó en el sofá frente a Harry, escondiendo sus pies debajo de él.
-¿Entonces? –dijo Harry.
-¿Entonces? –repitió Malfoy, aparentemente muy incómodo.
-Me dijiste que hablaríamos, y lo has evitado todo el día –suspiró Harry. –Y ahora, estás evitándome a mí. ¿Qué está pasando?
-No pasa nada –respondió Malfoy, picando la etiqueta de su Amstel Light. –Es sólo que… Harry, te vas a ir pasado mañana.
-¿Qué tiene que ver eso con nosotros ahora?
-No obstante, es lo mejor –continuó Malfoy. –Te irás a casa y eso será todo. Por lo tanto no hay nada de qué hablar –concluyó sin mirarlo todavía a los ojos.
-Draco –empezó Harry e hizo una pausa. No estaba muy seguro de qué decir. –Si yo no me fuera a ir... ¿sería diferente?
Malfoy se alzó de hombros sin levantar la vista. –No lo sé. Anoche pensaba que sí. En la mañana lo seguía pensando, y… me importas mucho, Harry. Pero mi vida está de cabeza justo ahora. No puedo tener una relación, ni siquiera con alguien que viva aquí. Tú vives en Londres.
Ante la palabra relación su estómago dio una sacudida. Respiro con profundidad y dijo: -Llamaré mañana a la oficina y les diré que quiero quedarme más tiempo.
-No –dijo Malfoy, junto con un sonido que pareció una risa triste. –No estás escuchando, Harry. No puedo hacer esto. Eventualmente, tú te irías, y eso sería mucho peor. Estaremos mejor si no lo intentamos después de todo.
Harry se exprimía su cerebro tratando de pensar en algo que decir. No había otro recurso más que arrojar sus cartas a la mesa. O algo así. –Hablaba en serio cuando te dije que deberías regresar conmigo.
Malfoy levantó la vista hacia él. –Harry, esa es una idea horrible.
-¿Por qué?. ¿Qué te mantiene aquí? Estás huyendo de algo; eso es bastante claro. Si regresas conmigo, te puedo ayudar.
Malfoy bufó. –No puedes ayudarme, Harry. Y no voy a ir a ningún lado.
-¿Por qué no?
-Es una larga historia, y no tengo ganas de contarla –el tono de Malfoy había cambiado a uno de advertencia.
-Está bien, correcto –contestó Harry. –No tienes que contarme. Pero prométeme que lo pensarás –Malfoy miró fijamente a su botella y no dijo nada. Harry se deslizó por el sofá hasta que su muslo presionó la rodilla de Malfoy. –Draco, realmente me importas. Creo que no me había dado cuenta que tanto hasta que supe que tenía que irme. No quiero alejarme de esto, sin ni siquiera haber intentado…
-¿Intentado qué? –lo interrumpió Malfoy, buscando los ojos de Harry de nuevo. -¡Dame un maldito descanso, Harry! Te has creído que eres bisexual desde... ¿qué, hace apenas una semana? –Harry tragó y Malfoy continuó antes de que pudiera contestar. –No tienes idea de cómo es ser gay. Tú has estado de vacaciones aquí, jugando un juego. ¿Qué es lo que va a pasar cuando regreses a Londres, y la gran historia en los tabloides sea la maldita: "El niño que vivió" está jodiendo con chicos?. ¿No tienes idea cuánto va a afectar eso tu vida, y me quieres tener ahí, echándome la culpa cuando decidas que estabas equivocado?
-Draco, yo no voy a decidir…
-Harry, acabas de pasar por un divorcio. ¿Cómo puedes saber que no estás solamente enojado con las mujeres y por eso estás probando con los hombres?
-¡Sé muy bien lo que siento! –replicó Harry.
-No puedes negar que estás emocionalmente dañado. Yo sería tu aventura curativa, y estaría fuera de escena en el momento que tú empieces a extrañar el sabor del coño otra vez.
-¡Eso no es justo! –soltó Harry.
-Sé que no lo es –dijo Malfoy, poniéndose de pie. –La vida no es justa, y tengo que cuidar mis propios intereses. Hace mucho tiempo que aprendí que nadie más lo va hacer.
-Tal vez yo lo haría, si me dieras la oportunidad –respondió Harry, parándose también. Tomó a Malfoy de la mano y lo jaló hacia él. -¿Por qué no me dejas hacerlo?
Malfoy estaba temblando contra él, pero parecía que no podía alejar sus ojos. –No puedo permitir que me lastimes, Harry –Harry iba a empezar a protestar, pero Malfoy presionó sus dedos contra los labios de Harry. –Escúchame. Has sido parte de mi vida aún desde antes que nos encontráramos. No creo que tengas idea del enorme papel que has jugado en todo esto. Cuando te apareciste aquí la semana pasada… -dio un paso atrás, poniendo espacio entre los dos, y se pasó una mano por su cabello con mechones rojos. –Realmente deseaba hacer el amor contigo esta noche. Pero no puedo soportar el pensamiento de tenerte y después perderte.
El corazón de Harry latía fuertemente en su pecho, y se adelantó hacia Malfoy otra vez, pero él lo empujó para alejarlo.
-Dios, Harry… podría enamorarme de ti, y esa sería la peor cosa que podría sucederme. Puedes creer que me corresponderías, pero… te conozco. Tú quieres casarte y tener una familia, y todas esas cosas que no tuviste de niño.
Harry tragó y bajó la mirada para concentrarse en sus zapatos. Eso era verdad, por supuesto. Antes de la semana pasada, no hubiera podido imaginar su vida siendo de otra manera.
-No puedes tener esas cosas conmigo –susurró Malfoy, -y un día te darás cuenta que yo no era suficiente. Y entonces... ¿dónde quedaría yo?
-Draco, por favor… -pero no podía pensar en algo que decir. Se sentía horrible, y su estómago estaba revuelto. No sabía que era lo que quería, excepto que lo que quería, no era esto. No quería que eso se terminara. –No sé que es lo que va a pasar, pero no me quiero ir sin ti. No puedo soportar el pensamiento de ni siquiera haberlo intentado.
-Yo sería el único que se estaría arriesgando –dijo Malfoy. –Dios, Harry... ¿puedes ser más egoísta?. ¿Quieres que yo deje todo atrás… mi vida aquí, mis amigos… y sólo correr tras de ti?
-¡Estoy tratando de ayudarte! –chilló Harry. –Sé que te estás escondiendo aquí. Sé que estás en peligro. Si te quedas aquí…
-Tú no sabes nada de mí –el tono de Malfoy volvía a ser agresivo de nuevo.
La frustración de Harry estaba cerca de llegar al límite. -¿Quieres terminar con esta mierda, por favor? Sé mucho más de lo que te das cuenta –se acercó un paso más, y Malfoy retrocedió. –Confías demasiado en Manny, pero yo sé quien es. Sé que es mago, y agente de la CIA también.
Malfoy abrió los ojos como platos. –Tú… ¿qué demonios?
-Van a arrestarte. Sólo están esperando una oportunidad, y tú…
-¡No sabes de qué demonios estás hablando! –Malfoy caminó varios pasos atrás. Lucía bastante agitado.
-Draco, por favor escúchame.
-Creo que debes irte –respondió Malfoy, endureciendo la mirada. –Antes de que alguno de nosotros diga algo que lamente después.
Harry miraba fijamente a Malfoy, sintiéndose casi desesperado. No había nada que pudiera pensar en decir que aliviara la tensión entre ellos. Tal vez todo sería más fácil por la mañana, después de que Malfoy tuviera oportunidad de pensar.
-Mira, mañana iremos a comer sushi o algo... ¿está bien? –suspiró Malfoy. –Y no volveremos a tocar este tema ya más. Sólo pasaremos una tarde divertida, y entonces tú volverás a Inglaterra. Es mejor de ese modo –miraba directo al piso, pareciendo de repente muy cansado y caminó hacia la puerta y la abrió. –Puedes desaparecerte justo afuera de la puerta, si es que los vecinos no andan espiando –levantó la vista hacia Harry, y no había emoción alguna en sus ojos.
Harry se pasó una mano por su cabello, intentando ganar tiempo, pero no se le ocurría nada que decir. Se dirigió a la puerta, deteniéndose para besar a Malfoy. Éste volteó su cara y Harry sólo alcanzó a tocar su mejilla con los labios.
-Buenas noches, Harry –dijo con voz tensa.
Harry se quedó parado en el pasillo y la puerta se cerró detrás de él. Permaneció ahí cerca de un minuto antes de aparecerse en su habitación de la posada. Se desvistió de sus ropas, se colocó un pantalón de pijamas y se tumbó en la cama.
Sólo entonces fue que se permitió pensar y sentir. Cerró sus ojos y el cuarto pareció dar vueltas, aunque él no había bebido nada en horas. Se preguntó qué pasaría si no se presentaba en la Estación de Trasladores el jueves, si no volvía a Inglaterra. No había razón para volver. Ahí no había nada para él. Ahí no había nadie para él. La única persona quien parecía importarle ahora, era Draco Malfoy.
Notas de traducción:
Soho: área de Londres famosa por ser el corazón de la industria sexual por los últimos 200 años (Sex shops, clubes stripers y prostitución).
La frase "A veinte, pendejo. Cuídate" dicha por Malfoy a Manny por el celular, está escrita originalmente en español
"Noises Off" (ruidos fuera) Fue traducida al español en algunos países como "Al derecho y al revés".
Bueno, pues aquí está, un capítulo más... sé que la tensión sexual entre nuestros dos guapos está al límite, pero cómo ya se habrán dado cuenta, no es que a Draco no le guste Harry... Y noten como Draco emplea la frase "hacer el amor" en vez de decir sólo: "joder"... ¿Alguien notó eso?. ¿Se imaginan lo que eso significa?
Tengo una mala noticia, probablemente me vaya a tardar un poco en actualizar porque quizá salga de vacaciones esta semana. Pero en cuanto me sea posible, les colocaré la parte siguiente, que... ¡por Dios! no se deben perder... En serio, no les adelantaré nada, pero sólo les diré:. ¡No se la pueden perder! Si ya llegaron hasta aquí, el próximo capítulo recompensara todo su sufrimiento, jiji... No debí decirles eso.
Gracias a Elisa Evans (por todo lo que me dices, es un gusto que creas que hago bien la traducción... Tienes muchas preguntas, y casi todas serán contestadas hasta la segunda parte! jaja, cómo ves? Gracias por tu review!), Bollito Malfoy (gracias por la dedicatoria y la publicidad, jiji), Niku Black, Aikoss, Isobo y Sarahí (gracias por escribir, a mí también me encantaría traducir la segunda parte pues creo que ése fic es todavía mejor que éste, pero necesito platicar con Emma para ver si me da su autorización, pues ella dice que todavía es un borrador... pero ya les contaré en cuanto tenga una respuesta de ella, ok?).
Besitos y gracias por su compañía!
Perla
