Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.


Capítulo beteado por Flor y Yani. Infinitas gracias por toda su ayuda, chicas.


Capítulo 2

—¿A dónde vas? —preguntó mamá apenas me vio aparecer en la estancia.

Luego de haber discutido con Emmett por dos horas y hacer juramentos hasta por el dedo chiquito de mi pie me pude liberar de él. Gracias a sus estúpidos arranques de hermano celoso tuve que ordenar mi habitación, cambiar sábanas limpias y secas dejándome el mejor humor del jodido planeta. ¡Ja!

Estaba que me llevaba el diablo, pero mi madre no tenía por qué saberlo.

—Pienso arrojarme de un puente —espeté con sarcasmo.

Esme no se percató que mi respuesta era grandiosa, no. Tan solo me vio con cara de por qué no me abortó cuando podía y siguió en lo suyo.

—Ma… —Me senté junto a ella en el sofá. ¿Qué había de grandioso en ver televisión a horas del mediodía? No lo sabía, pero mamá estaba feliz viendo cualquier programa—. ¿Crees que soy capaz de fallar? Es decir, yo no sería capaz de robar nada, solo que Emmett cree…

—Una vez sustrajiste la caja de tesoros de Bella.

—No me refiero a eso…

—También cuando tenías diez años fuiste capaz de robar una pelota de béisbol autografiada que pertenecía a Emmett. Aún recuerdo la vergüenza que pasé en casa de los Swan al devolverla y todas las groserías que soporté de Renée.

—Bueno —resoplé enfadado—, quizá era cleptómano, mamá. Era solo un niño y tenía necesidades de querer tener lo mismo que tenían los demás. Eso no me hace malo ni desleal. Después de dos manotazos no volví a hacerlo, recuerdo bien.

—Fueron tres manotazos —aclaró—, y en cada mano.

Rodé los ojos.

—¿Me dejarás hablar? —indagué.

Mamá asintió volviendo su atención hacia el televisor.

—Emmett cree que estoy interesado en Belly —confesé—, me estuvo haciendo estúpidos cuestionamientos y amenazas por si llego a cruzar la línea con su hermana.

El rostro de mamá estaba totalmente escandalizado, había volteado a verme apenas escuchó el nombre de Belly salir de mis labios y su mueca no era precisamente de felicidad.

—Cariño, mantente alejado de esa chica. No queremos problemas con los vecinos y tú sabes bien cómo es Renée. Aprecio mucho a Bella y te amo con todo mi corazón, pero sabemos que ella es demasiado buena para ti.

—Gracias por tu confianza, mamá.

Salí de ahí sintiéndome más miserable de lo que ya me sentía. Por supuesto que lo primero que vi al salir a la intemperie fue la majestuosa casa de los Swan al lado de la nuestra, sacudí la cabeza y, encabronado aún más por ver esa casa ahí, caminé en sentido contrario y empecé a deambular despacio por las calles del vecindario.

No reflexioné ni hice ningún tipo de drama en mi cabeza, solo fumé un cigarro y me olvidé que era Edward Cullen y que era un fiestero empedernido y mujeriego a mis veintiún años. Jugué billar con unos viejos conocidos y bebí algunas cervezas hasta que la tarde cayó y fue momento de regresar a casa.

Venía caminando con mi andar seguro cuando escuché mi nombre saliendo a gritos.

Al voltear supe quién era. Sandy apresuró su paso hacia mí con un niño anclado en su cadera, fingí no verla y seguí caminando.

—¡Edward Cullen! —exclamó el chico que la acompañaba. No recordaba su nombre pero sabía que lo conocía de algún lugar—. ¡Cullen!

Avergonzado porque Charlie estaba afuera de su casa siendo espectador de los gritos que pegaban hacia mí, rasqué mi frente.

—¡Oye, espera! —insistió la chica.

No era que ella fuera desagradable, al final había sido la chica con la que me gradué y perdí la virginidad a mis dieciséis años, por ella habíamos pasado todos, incluyendo a Jasper el que nunca hablaba. Tal vez no debería portarme como un patán, apelando a ese gesto caballeroso con el que fui criado, me volví hacia Sandy y el chico.

Mis ojos se abrieron.

Estaba totalmente cambiada. El escultural cuerpo que poseía en años pasados ya no existía, posiblemente se debía a su nueva faceta de mamá. Entonces mis ojos se abrieron aún más al reconocerlo a él, era Ben, un gran jugador de americano en mis tiempos de preparatoria. Pero ahora era un hombre robusto con una enorme panza y un exagerado respirar.

—Cullen, supe que volviste a la ciudad —dijo lo obvio—. ¿Te acuerdas de nosotros?

Quise decirle que sí pero mis labios no cooperaron y el escurrimiento nasal del niño, tampoco.

»Ahora somos papás —continuó Ben demasiado animado—. Sandy y yo nos casamos y ahora tenemos un bebé, ¿y tú?

Exhalé ruidosamente mientras rascaba mi cabeza, realmente no tenía mucho que conversar con ellos, nunca habíamos sido amigos, solo fuimos unos graduados de Sandy y ya. De hecho la generación nuestra había pasado por Sandy, pero suponía que a Ben no le importaba y era respetable.

—¿Aún no te casas? —indagó Sandy.

—Sandy, tengo veintiún años y no estoy interesado en casarme y menos he pensado en tener hijos —sentí un escalofrío solo de pensarlo—, quizá nunca esté listo para dar un paso así.

—¿Por qué? —Fue el turno de Ben—. Los bebés son lindos, Cullen.

—Creo que soy alérgico a los niños —comenté riendo, por supuesto que a ellos no les causó risa solo compartieron miradas.

—Ser padres fue lo mejor que nos pudo pasar a Ben y a mí —aseguró Sandy.

Fruncí los labios.

Había escuchado suficiente, hice un movimiento ligero con mi cabeza y vi un auto desconocido color azul estacionar frente a los Swan, no tuve tiempo de seguir escuchando más porque mi ojos estaban puestos en Bella bajando del coche y caminando muy feliz hacia su padre. Le quedaba bien ese vestido amarillo.

—¿Te gusta Bella Swan? —preguntó Sandy.

Me volví hacia Sandy y la miré visiblemente enfadado. ¿Qué le pasaba a todo el mundo con Bella?

—No quiero ser maleducado —les dije—, pero debo irme. Buena suerte, papás.

Volví a dar media vuelta y mis pies fueron directo hacia los Swan.

—Buenas tardes, doctor Swan —saludé demasiado formal—, ¿qué ha sido de usted todos estos años?

Charlie me miró con pereza. En su rostro reflejaba la duda del porqué invadí su patio y llegué a interrumpir una conversación con su preciada hija, aun así asintió y sonrió amable.

—Hola, Edward… —Rascó su nuca con desesperación, solo que ya no logré concentrarme en él sino en su hija. Bella lucía demasiado hermosa con su cabello suelto, siempre me habían gustado las ondas en su melena, le sonreí y no fui capaz de seguir escuchando lo que decía su padre cuando ella me sonrió en respuesta.

—¿Quién era el del coche azul? —pregunté. Porque así era yo y todo quería saber.

Bella relamió sus labios ocultando la sorpresa que le generaba mi pregunta.

—Era Jake —susurró—, anoche pensé en presentarlo contigo, solo que tu estado no era el mejor.

Avergonzado, asentí.

—¿Por qué no se quedó Jake? —indagó Charlie y quise decirle que volviera dentro de su casa que yo cuidaba de su hija, pero me abstuve de abrir la boca.

—Tenía entrenamiento, papá. Sabes bien que Jake es muy disciplinado —respondió Bella y yo rodé los ojos.

—Sí, es un buen muchacho que no tiene vicios.

Charlie me restregó que el novio de su hija era un dechado de virtudes, incluso lo mencionó mirándome fijo. Mis ganas de fumar un cigarro delante de él se incrementaron.

—¡Oh, papá! —exclamó Bella—. Jake aplicará para una de las mejores universidades del país.

Sintiéndome miserable porque no era un tipo de modelo a seguir me despedí de ellos.

Así pasé la primera semana del verano: recluido en mi habitación y sin asearme. No hablé con absolutamente nadie, ni siquiera cuando Emmett me pidió dejarlo entrar, esa vez lo ignoré, tan solo me dediqué a mirar por la ventana cómo medio vecindario nadaba cada tarde en la piscina de casa, fui espectador de las carcajadas escandalosas entre Bella y mi hermana despertando mi curiosidad por saber por qué reían. También me di cuenta de algo significativo y era que no había dejado de pensar en la hermana de mi mejor amigo.

Incluso, y por muy vergonzoso que fuera, me había masturbado varias veces pensando en ella, eso consideré que fue el colmo. Era un maldito patán, no tendría valor de mirar sus hermosos ojos sin recordar que había imaginado su boca haciéndome una felación.

Pero como nada en la vida es eterno, ni siquiera lo mísero que te puedes sentir, el lunes bajé a desayunar con todos. El silencio que reinó cuando me vieron entrar al comedor fue exagerado, sobre todo cuando mamá me miró con una hermosa sonrisa de esas que se ganan los hijos incomprendidos, mientras papá solo levantó su vista del periódico que leía, mi hermana frunció el entrecejo recorriéndome de pies a cabeza y haciendo una mueca de asco.

—Estamos hablando con Tanya —explicó papá—. Queremos pedirte un favor, hijo. Tu hermana y Bella tienen pensado pasar dos semanas fuera de casa, y confiamos en ti para que puedas cuidar de ellas.

—Papá —intervino Tan—, no es necesario.

—Lo es, Tanya —respondió autoritario—. O va Edward con ustedes o no vas, tú decides.

Tanya se cruzó de brazos mostrando un puchero infantil para sus dieciocho años.

—Carlisle —dijo mamá—, no sabemos si Edward quiere o puede asistir con ellas. Emmett se fue de vacaciones y tal vez Edward lo alcanzará.

Ah, ¿así que se largó a Las Vegas sin mí? Pues que se joda entonces.

—Está bien, ¿a qué playa iremos? —pregunté más animado.

—No es a ninguna playa y tampoco es necesario que vayas —espetó Tanya.

—Iré —respondí con sorna sabiendo que mi hermana haría un nuevo berrinche.

No me equivoqué cuando soltó un chillido, azotando sus puños en la mesa arrastró la silla hacia atrás y se incorporó echándose a correr escaleras arriba.

Carlisle y Esme cruzaron miradas antes de verme a mí, les sonreí dándoles entender que me haría cargo.

No había prisa, así que me hice cargo hasta que terminé de degustar el último panqueque con sirope de maple. Una vez terminé, y mis padres estaban exasperados al verme comer, caminé lo más lento posible hasta la habitación de Tanya, dando tres golpes fuertes con mis nudillos en su puerta. Noté que el feo letrero que le prohibía la entrada a niños ya no estaba y eso no fue lo único que me sorprendió, sino que al abrir la puerta las paredes no estuvieran decoradas con el personaje de Hello Kitty como siempre estuvieron y que el color rosa ya no estuviera por doquier.

—¿Qué le pasó a tu habitación? —pregunté mientras empezaba a husmear entre las distintas fragancias que estaban en su tocador.

—Crecí.

Volteé a mirarla. Tanya estaba tumbada en la cama aún en pijama, su cabello rubio estaba recogido en dos graciosas trenzas y tenía entre sus manos una revista de People que leía con interés.

Me acerqué, sentándome en el borde de la cama, y observé la puerta de su armario y sonreí al verla tapizada de fotos de ella y Bella de diferentes edades.

—Nosotros nunca hemos sido amigos —susurró.

—La mayoría de los hermanos nunca lo son.

—No nos soportamos.

—Lo sé.

—¿Por qué volviste?

—Porque es mi casa.

—Ser el hermano mayor no funcionará.

—No puedo cambiarlo.

Exhaló.

Miré sus orbes verdes, una línea vertical en su entrecejo estaba marcada, era obvio que estaba enojada.

—Edward, nunca te he pedido nada, pero este viaje es importante para nosotras.

Entre Tanya y yo nunca había existido complicidad, tal vez no era tarde para llegar ahí.

—Promete que no dirás nada —susurró—, y al llegar ahí te vas a desaparecer y nos dejarás en paz.

Enarqué las cejas.

—No van solas, ¿verdad?

Movió ligeramente su cabeza dándome la razón. De pronto se arrodilló y se puso a mi lado. Su sonrisa había vuelto a sus labios rosas y parecía que su ilusión también.

—Jake y Jared nos alcanzarán ahí, ¿entiendes? —Trató de modular el tono de voz para no gritar—. Es nuestro primer viaje de novios. —Sus mejillas se sonrojaron al confesarse.

La amargura recorrió mi cuerpo al instante, claramente sentí como el mal humor se apoderó de mí. Estaba analizando el porqué cuando sus delgados brazos rodearon mi cuello, era extraño y quizá el primer acercamiento físico entre nosotros desde nuestra niñez.

—Por favor, Eddie —pidió con voz melosa—, ayúdanos.

¿Que les ayudara? De ninguna manera lo haría, pero eso ellas no tienen por qué saberlo.


Hola, aquí vamos con otro capítulo más, espero sea de su agrado. ¿Opiniones?

Les agradaezco sus favoritos, Follows y la oportunidad para la historia.

Aquí los nombres de quienes comentaron el capítulo anterior: Lizzie Masen, patito feo, Ana, Liz Barraza, Moni Belmudes, Pepita GY, Dulce Carolina, Nenita, Lore562, ALBANIDIA, Lily, alejandra1987, PaolaValencia, Car Cullen Stewart Pattinson, Smedina, Isis Janet, Flor Mcarty, Cassandra Cantu, Diannita Robles, Noriitha, Elizabeth Marie Cullen, Torrespera172, Estefania Rivera, NarMaVeg, Adriana Molina, Daniela, Mapi13, EmilyChase, cocoa blizzard, Gabby352, Patty, Antonella Masen, Cinthyvillalobo, Maiisa, Rosemarie28, Laura Arvizu, Lizdayanna, saraipineda44, Wenday14, mrs puff rociolujan, Lili Cullen-Swan y comentarios Guest.

¡Gracias totales por leer!