.Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.
Capítulo beteado por Flor y Yani. Infinitas gracias por toda su ayuda, chicas.
Capítulo 8
—Jasper… —susurramos al unísono.
Mi buen amigo rodó los ojos dando algunos pasos cerca de nosotros, pensé que iba a saludarme y lo que hizo fue empujarme hacia la pared oscura logrando que las golosinas y palomitas de maíz cayeran al piso. Estaba por reclamarle cuando escuché la voz de Emmett. Así que siendo inteligente, me arrastré a gatas hasta el rincón, y al escuchar la risa disfrazada de tos de Jasper sabía que se estaba burlando de mí.
—¿Bella? —inquirió el grandulón—. ¿Qué haces aquí? ¿Viniste con Jake? ¿Con Tanya? ¿Dónde están?
Bella guardó silencio como si no supiera qué responder. A mi chica le faltaba un poco de maldad para saber mentir.
—No —musito mi Bella después de unos segundos de espera y antes de que su hermano zarandeara su cuerpo, reaccionó—: Vine sola. A meditar.
—¿A meditar qué? —cuestionó Emmett.
Detestaba que no supiera quedarse con una respuesta, no, él siempre quería una cronología de los porqué.
—Pues… porque pensé que era un buen lugar —susurró Bella empezando a golpear contra el piso la punta de su tenis.
—Nadie viene a meditar a un cine, Bella —rezongó Emmett perdiendo la paciencia.
Era fácil detectar que no le creía una palabra, y siendo honesto yo tampoco le creía, es que seguía pensando que a Bella le faltaba ser más maliciosa porque era demasiado inocente y buena.
—¿Bella?
Esa maldita voz se escuchó y mi estómago se revolvió. No podía ser otro que el menos indicado. Dios, ¿por qué me odias? Jake venía con su grupo de amigos y no perdió el tiempo en rodear los hombros de Bella como si fuese de su propiedad.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó él, y yo bufé—. Me dijiste que te dormirías temprano, nena.
Bella carraspeó y dio un gran trago a la soda al verse rodeada por todos.
—Mi hermana dice que vino a meditar —se burló Emmett.
—¿Qué necesitas meditar, bebé? —preguntó Jake en ese tono tan poco varonil. Era detestable.
—Jake, quiero hablar contigo —dijo ella y su voz se notó convincente, sonreí.
Mi sonrisa era amplia y la felicidad que sentía era indescriptible. Bella iba a dejarlo, estaba seguro que lo haría.
—Bien, bebé, pero primero veamos la película.
El imbécil la guio dentro de la sala oscura. De ninguna jodida manera la dejaría sola con él, ese infeliz era capaz de aprovecharse de su inocencia.
Salí de mi escondite cuando Emmett, Jasper y los demás fueron tras Bella y Jake.
—¿Edward? —inquirió Jared al verme aparecer del piso y sacudir mis manos—, ¿qué hacías ahí?
—Tengo trastorno de personalidad múltiple y a veces me da por andar en el piso creyéndome cucaracha —farfullé con todo el sarcasmo, dejándolo con la boca abierta, y fui detrás de los demás.
Subí rápidamente y a zancadas a la parte más alta de la sala. Bella y Jake estaban en una fila antes de Emmett y Jasper, reí con presunción al darme cuenta que me miraba con la boca abierta. Por cierto, los ojos de los demás se abrieron muy amplios al verme llegar tan quitado de la pena.
—Cullen —gruñó Emmett—, ¿qué demonios haces aquí?
No dije nada tan solo arrebaté de sus manos las palomitas y empecé a comer de mala gana sentándome en uno de los lugares al lado de ellos. El lugar perfecto detrás de Bella y el idiota.
—¿Tienes ansiedad? —preguntó Jasper—, comes con demasiada desesperación.
—Es hambre, Jasper —respondí con la boca llena—. ¡Ya que empiece la película! —grité. No entendí la razón de hacerlo pero lo hice y me sentí mejor.
Algunos cortos empezaron a aparecer en la pantalla. Lo cual no me interesó para nada, mi mirada estaba fija en Bella y su acompañante. El tipo llevó su brazo a los hombros de ella y la rodeó logrando que yo pusiera mi pie justo en ese lugar y aplastara su brazo.
Jake volteó de reojo, no dijo nada, para variar, pero fue suficiente para quitar su brazo y dejar libre los hombros de mi Bella.
Cuando la película empezó estaba tan perdido observando a Bella, apreciando su hermoso rostro, su pequeña nariz que la hacía acreedora del más perfecto perfil que existiera y su labio inferior más regordete y sobresaliente que solo era tentador para ser besado, cuando las manos de Jake acunaron sus mejillas dispuesto a besarla y me tensé. Sin poder evitarlo empecé a toser ruidosamente y empecé a lanzar palomitas hacia todas direcciones.
Bella volteó directamente a verme.
Me estaba muriendo de celos y solo ella podía salvarme de esta agonía.
—¿Estás bien? —murmuró con esa voz dulce y angelical que yo amaba.
Fue mi turno de negar. No podía dejar de toser, necesitaba respiración de boca a boca. Al menos eso creía cuando la palma de Emmett se estrelló en mi espalda con tal fuerza que por poco me hizo arrojar los dos pulmones.
La mayoría de personas en la sala se empezaron a quejar de mis exagerados tosidos, de esa forma dejé de fingir y guardé silencio.
Pero segundos después me distraje al ver a Emmett de pie y bajando las gradas para salir de la sala.
—Eres un idiota —gruñó Jasper dándome un leve empujón en el hombro—, si no te salvo serías hombre muerto. Deberías respetar más a Bella —susurró—, la meterás en problemas si no bajas tu intensidad, y todos terminarán dándose cuenta de que te mueres por ella.
Me recargué en la silla soltando un resoplido.
—Bella no se decide —comenté por lo bajo y sin quitar mis ojos de ella. Se veía inquieta y sin ánimo de ver la película y casi podría jurar que necesitaba voltear a verme—. No puedo dejar de pensar en ella —dije más alto de lo que debería—, la quiero.
Me di cuenta que ella estaba escuchando porque su cuerpo se tensó. No hizo mayor movimiento hasta que se incorporó con torpeza saliendo de la sala y dejando a Jake a su suerte.
Estaba por ponerme de pie, pero Jasper me sujetó del brazo.
—Edward, cálmate. Déjala que decida —dijo mi amigo.
Me puse ansioso al ver a Jake corriendo detrás de Bella. Volteé a ver a Jasper y, sin poder evitarlo, salí también tras de ellos ignorando los gritos de este.
Bella era ágil, por más que corrí ambos me llevaban ventaja, pues cruzaron el área de comida en segundos. Se notaba que ella necesitaba aire fresco porque iba directo al estacionamiento, justo ahí Jake la detuvo del brazo.
Bella sacudió la cabeza, seguramente pedía que la soltara. En cambio él la envolvió en sus brazos para tranquilizarla.
Me acerqué un poco más, porque no era capaz de escuchar lo que hablaban.
—Si me dices qué te ocurre podré ayudarte —prometió Jake sin dejar de agarrar la delicada espalda de Bella.
Ella intentó alejarse de su toque. Estaba llorando y eso fue suficiente para que yo me sintiera mal, no me gustaba verla triste.
—Lo siento tanto, Jake —gimoteó—, no podemos seguir.
Casi podía escuchar el corazón de Jake estrellándose contra el asfalto. Su semblante se entristeció y, aunque no debía alegrarme escuchar que lo dejaba, me hizo sentir bien.
—¿Por qué? ¿Qué hice mal? —preguntó con voz entrecortada.
Bella se alejó de él. Limpió las lágrimas que rodaban por sus mejillas y se tomó su tiempo para poder hablar.
—No hiciste nada mal, solo… —dudó— ya no quiero seguir.
Jake se acercó y sujetó sus manos.
—¿Necesitas tiempo? —inquirió—. Puedo esperar todo el tiempo que quieras, Bella.
Ella sacudió la cabeza, negándose.
—No, Jake. No se trata de tiempo…
—Bella —pronunció él acercándose e intentando besarla, pero mi chica no lo permitió—, dame una oportunidad —pidió.
—No. No puedo, Jake. —Quitó sus manos de su rostro—. Lo siento, hemos terminado.
Bella dio media vuelta y caminó, alejándose.
Instintivamente mis piernas fueron tras de ella sin recibir órdenes mías. Caminé cual hambriento necesitado de una migaja de pan cuando mi hombro se golpeó con el de Jake.
Sus ojos oscuros me escudriñaron de tal forma que seguramente comprendió el porqué iba tras de Bella.
—¿Qué quieres, Cullen? —Su voz sonó fuerte y eso me descolocó. ¿Dónde estaba el aburrido y tímido Jake?
—A ella —confesé sincerándome. Incluso no pude quitar mis ojos de los suyos.
Jake elevó su mentón y yo lo enfrenté del mismo modo. Ahora mismo podría estrellar mi puño en su rostro y no tendría ningún remordimiento.
—No creas que te quedarás con Bella —me advirtió—, no voy a permitirlo.
—Bella me quiere a mí —expresé con presunción—, y si ella me elige no podrás hacer nada.
—Ya veremos —gruñó pasando por un lado de mí y golpeando su hombro con el mío.
—¡No te vuelvas a acercar a ella! —advertí al voltear a verlo.
Jacob apenas se detuvo antes de caminar a zancadas de vuelta al cine mientras yo seguí mí camino en busca de Bella. La busqué en todos lados del estacionamiento, recorrí cada espacio y nada, ella no apareció.
En la noche me asomé por su ventana pero ella no estaba en su habitación.
.
.
Realmente me molestó que Bella se fuera unos días de vacaciones con su familia.
Esa semana fue la más terrible y tediosa de mi vida, la extrañaba y necesitaba verla. Y aunque el tiempo que tuve libre lo ocupé para preparar su sorpresa, no podía dejar de hacerme falta, sus sonrisas, sus miradas y toda ella.
—Listo —gruñó Tanya esparciendo los últimos pétalos color rosa—. Bella no tarda en llegar y cuando entre en su habitación seguro le dará un coma diabetico de tanta cursileria que hiciste y no alcanzará a llegar aquí.
Sonreí. Me sentía esperanzado y sumamente motivado. Había convertido la habitación de Bella en un hermoso lugar romántico con cientos de globos rosas colgando de su techo y distintos ramos de rosas. Le pedí a Tanya que me ayudara a decorar y que hiciera un camino de pétalos que la guiara hasta el bosque, justo donde fue nuestro primer beso.
Teníamos montada una pequeña casa de campaña con sábanas blancas, luces, flores. Una manta sobre el pasto y almohadones para estar cómodos. Todo era especial y pensado solo para mi chica.
—Ve —le dije—, haz que venga.
Tanya rodó los ojos antes de volver de nuevo a la casa de Bella.
Suspiré.
Hoy sería un gran día, me sentía nervioso. Si Bella aceptaba ser mi novia su respuesta sería capaz de cambiar mi vida.
Exhalé de nuevo y me senté a esperar sobre el almohadón. Tenía pensado pasar gran parte de la noche en este lugar y en su compañía.
Impaciente, miré el reloj y los minutos fueron pasando… La tarde había caído y Bella nunca llegó.
Desanimado y con el ego en el suelo, empecé a guardar los libros que había traído para leer, trataban de moda y pensé que para Bella serían interesantes.
—Edward…
Mi corazón saltó al oír su voz. Ella estaba ahí detenida con una sonrisa sincera y muy amplia. Su cabello estaba mojado, así que deduje que se había dado una ducha, estaba usando un corto vestido rosa y sandalias.
—Estás aquí —murmuré al abrazarla—. Pensé que no vendrías.
—Nuestro vuelo se retrasó —dijo, rodeándome con sus brazos—. Gracias por mi habitación, me encantó, Edward.
—También esto es para ti. —Sujeté su mano y le señalé lo que había preparado para ella, sus bellos ojitos brillaron de emoción—. ¿Te gusta?
—Es hermoso —murmuró contemplando cada detalle de la carpa.
—Bella —la abracé por la espalda—, te he extrañado mucho. —Escondí mi rostro en su cuello.
—Yo más. —Se dio la vuelta y dejó sus manos en mi pecho—. Quería volver para verte.
Sonreí sintiéndome nervioso, quizá me daría taquicardia y moriría por un defecto cardíaco.
—No puedo esperar más, Bella —musité—, quiero saberlo.
—¿Qué? —preguntó fingiendo inocencia mientras sus ojos brillaban.
Exhalé ruidosamente.
—¿Quieres ser mi novia? —Al fin me había declarado de una manera formal, podía escuchar mi corazón retumbar en mis oídos.
Ella apretó los labios y no comprendí por qué. Luego inclinó su rostro por minutos u horas, no sabía exactamente, pero podía sentir que mis manos sudaban a la espera de su respuesta.
Después solo hizo un asentimiento y me sonrió.
—Sí, sí quiero ser tu novia, Edward.
La abracé con mucha fuerza. Me sentía estúpidamente feliz y ella era la razón. Mi Bella.
Incliné lentamente mi rostro buscando sus labios calentitos y suaves, en un beso tierno y dulce que me hizo suspirar.
Abrí mis ojos de forma lenta tan solo para mirar a mi preciosa novia frente a mí con una tímida sonrisa en sus labios.
—¿Qué sucede? —pregunté nervioso al estar bajo su mirada. Tal vez había hecho algo mal.
—Nada. ¿Puedo besarte yo?
Enarqué las cejas en el momento que ella rodeó mi cuello y, poniéndose de puntillas sobre sus pies, me besó.
Su boca avasalló la mía con demasiada necesidad y salvajismo, incluso tiró de mi camisa para acercarme, tanto, que no fui consciente de en qué momento nos dejamos caer sobre la manta.
Rodamos de un lado a otro buscando la mejor posición mientras lo único que se escuchaba eran nuestros besos y respiración agitadas.
—Bella… —jadeé cuando su boca recorrió mi garganta, mis ojos rodaron hacia atrás y temblé—, nena, no puedes hacerme esto —tragué—, pretendo llevar las cosas con calma.
Eso último lo dije con mis manos en sus caderas, rozando con mis dedos esa curva de su trasero.
—No quiero calma, Edward —suspiró estrellando su boca con la mía.
Oh mierda…
Agradezco cada uno de sus comentarios y el cariño para la historia.
Recuerden que participo en martes de adelantos en el grupo de Élite Fanfiction y para quienes gusten echar una mirada a imágenes alusivas respecto a cada capítulo pueden unirse a mi grupo de Facebook, el link está en mi perfil.
Aquí los nombres de quienes amablemente comentaron el capítulo anterior:Sanveronica, alejandra1987, Lizdayanna, Jade HSos, ALBANIDIA, roberouge, Pepita GY, Diannita Robles, patito feo, BereB, PaolaValencia, Isis Janet, Adriu, Eli, Dulce Carolina, cocoa blizzard, Liz Barraza, NarMaVeg, Ninacara, Noriitha, mrs puff, Verónica, Flor Mcarty, Leah De Call, Car Cullen Stewart Pattinson m Adyel, rociolujan, Adriana Molina, Peerla Salvatore Swan, Lily, Estefania Rivera, Patty, Gabby352, Lili Cullen-Swan, saraipineda44, Ana, Mapi13, Elizabeth Marie Cullen, Antonella Masen, Daniela, EmilyChase, Ale Stewart, Torrespera172, Diana, Rosemarie28, sollpz 1305 y comentarios Guest.
¡Gracias totales por leer!
