Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.
Capítulo beteado por Flor y Yani. Infinitas gracias por toda su ayuda, chicas.
Capítulo 10
—¿Qué está pasando? —preguntó Renée en ese tono desafiante—. ¿Qué haces en la habitación de mi hija?
Me aclaré la garganta. Emmett no dejaba de verme como si quisiera agarrar mi cuerpo como costal de boxeo mientras su madre bien podría aniquilarme con sus ojos. Claro, si se pudiera.
—Renée, yo-yo —tartamudeé. Esperé unos segundos y me aclaré la garganta—. Estoy saliendo con Bella —confesé.
No me había dado cuenta pero Bella acaba de entrelazar sus dedos con los míos.
—¿Saliendo? —inquirió Renée, estrechando sus ojos al ver nuestras manos unidas—. No es lo que estoy pensando, ¿verdad? Además estoy preguntando qué haces en su habitación a esta hora.
Tragué.
—Bella y yo somos novios —terminé diciendo.
Renée sacudió la cabeza como si ese peinado esponjoso pesara.
—¡Quiero saber qué haces aquí, Edward Cullen! —gritó escandalizada—. Isabella, te exijo una explicación, ¿qué hace en tu dormitorio?
Exhalé, mas en ningún momento solté la mano de Bella.
—Edward vino porque… —murmuró Bella nerviosa volteando a verme. Ella estaba asustada y sus ojitos lo gritaban.
—Estoy aquí por…
—Edward durmió en mi habitación —interrumpió Emmett, lo miré y en silencio agradecí que mintiera, aunque no fuera por mí, sino por Bella—. Anoche jugamos videojuegos después de la medianoche y se quedó dormido.
Renée miró a su hijo favorito.
—¿No me estás mintiendo? —lo increpó—. Em, dime la verdad. Sabes bien que confío en ti, cariño.
—Estoy diciendo la verdad, mamá. —Emmett me miró fijamente—. ¿O no, Edward? Mi cuñado solo vino a saludar a su novia después de que despertó.
Renée volteó a verme con desdén.
—Es una broma, ¿no? Isabella no puede ser tan idiota y estar de novia contigo —espetó Renée—. ¿Qué no eras novia de Jake? —Se dirigió a su hija.
—No es ninguna broma, mamá. —La voz de Bella fue clara—. Estoy con Edward. Y sobre Jake, terminamos hace tiempo, incluso lo comenté mientras estábamos de viaje.
—¡Nunca mencionaste que estabas con este! —exclamó Renée, viéndome como si fuera peor que basura—. Esto lo sabrá tu padre, niña. —Señaló a Bella antes de dar media vuelta y salir por la puerta.
Bella salió detrás de ella y cuando di un paso para seguirla Emmett me detuvo poniendo su palma en mi pecho.
—Dame una jodida explicación, Edward. ¿Por qué con mi hermana?
Rasqué mi nuca con desesperación. En verdad no tenía ganas de hablar, pero no me quedaba opción porque Emmett no me dejaría ir tras Bella.
—Fue lo único que te pedí, Edward. ¡Lo único! —continuó—. Ahora entiendo todas tus estúpidas excusas para no salir con nosotros. Todo lo maquinaste a tu favor, eres un jodido cabrón. —Me empujó con sus palmas haciéndome trastabillar.
—¿Acaso crees que ando por la vida buscando de quién enamorarme? Supéralo, Emmett. Quiero a Bella y no la dejaré.
Se acercó sujetándome por la camisa.
—Debería partirte la cara. —Apuntó con su puño cerca de mi rostro.
—Hazlo… —insté—. Aun así no dejaré a tu hermana.
Emmett bufó. Sabía que no me golpearía y si lo hacía respondería, quizá estaba a punto de hacerlo cuando Bella entró y tiró de mi mano.
—Papá quiere hablar contigo —contó emocionada mientras me guiaba fuera de su habitación.
—Buena suerte, idiota —murmuró Emmett caminando detrás de nosotros.
Charlie Swan estaba por salir a su guardia y vestía su bata de hospital, apenas me vio frunció su bigote, mirándome de pies a cabeza.
—Buenos días, señor Swan —le saludé con un apretón de mano que correspondió.
—Edward —dijo—, ¿qué haces aquí tan temprano?
—Ya te lo dije, querido —se entrometió Renée—, aquí el flamante Edward Cullen estaba en la habitación de tu hija.
—Hablemos en la biblioteca —sugirió Charlie.
—¿Por qué? —preguntó Renée—. No tienes que tratarlo con cortesía cuando te dije que estaba en la habitación de Isabella, no podemos tolerarlo.
—Renée, se trata de un adolescente —mencionó Charlie—. Lo hemos visto crecer, Edward es parte de nuestra familia y aunque sea un poco… —movió su bigote— fiestero, no es malo.
Miré a Renée con una sonrisa de suficiencia.
—Vamos, Edward —me indicó que lo siguiera hasta el fondo del pasillo.
Conocía la casa desde siempre, aunque era la primera vez que estaba en la biblioteca de una manera formal. Entonces, me llené de nervios y se me secó la boca mientras un dolor de estómago amenazaba con hacerme devolver.
—Siéntate, hijo —me indicó al tiempo que él se sentaba frente a mí—. Me dijo Bella que son novios. ¿Por qué ocultarlo?
Me removí en el asiento llevando una mano a mi pecho. Mi corazón estaba latiendo muy deprisa, quizá tenía una jodida taquicardia.
—Queríamos esperar —susurré—, pero yo quiero hacerlo oficial, señor.
—¿Oficial? —inquirió—, ¿me estás pidiendo la mano de mi hija?
Abrí mucho los ojos. Me asustó su confusión y empecé a toser bajo su mirada divertida.
—¡No! —negué de inmediato—. No aún. Nosotros somos muy jóvenes —aclaré nervioso—. Estoy hablando de ser novios formales. Quiero su permiso.
En realidad no tenía idea si debía pedirle permiso, pero me sentiría mejor si Charlie me permitía estar con su hija.
—Entiendo, Edward. Creo que mi permiso está de más, mi hija ya te eligió y yo respeto sus decisiones —exhaló—, sabía que tarde o temprano iba a ocurrir. Bella habla de ti todo el tiempo y eso me hizo sospechar.
—Pensé que no era de su agrado —dije tentando mi suerte.
Charlie sonrió. Las arrugas formadas en la orilla de sus ojos se pronunciaron.
—Nunca he creído que seas malo —confesó—. Lo único que quiero es que cuides de mi Bella y respetes la casa, nada de estar en la habitación de mi hija y en la de tu amigo solo será en horas apropiadas, no quiero que de pronto vayas a gatear a la habitación continua —murmuró entre dientes.
Asentí.
Era capaz de cuidar de Bella con mi vida, mas de lo otro no estaba muy convencido. No obstante, trataría de cumplir esa petición.
Charlie se incorporó y me tendió su mano.
—Tienen mi permiso —dijo con una sonrisa—. Te estoy confiando a mi pequeña.
—No voy a fallarle, señor. —Estreché su mano—. Le doy mi palabra.
—¿Puedo entrar? —Bella asomó su cabeza por la puerta.
Charlie asintió y Bella entró caminando sutilmente hasta ponerse al lado de su padre, lo abrazó apoyando su cabeza en el costado de él.
Charlie rápidamente besó ese cabello pesado y castaño. Era notorio el amor que sentía por su hija, un amor de padre que Renée estaba muy lejos de sentir.
—Edward puede entrar a casa siendo tu novio —comentó Charlie, lo que provocó que Bella lo abrazara con fuerza y llenara de besos el rostro de su progenitor.
—¡Gracias, papi!
—A portarse bien —nos pidió.
Bella me dio un guiño que no supe interpretar.
Renée entró sin avisar y volvió a mirarme de mala gana. Tal vez le molestaba mi amplia sonrisa.
—¿Te dijo Charlie que aquí no eres bienvenido? —espetó.
—Edward es novio de Bella y tiene abiertas las puertas de esta casa —explicó Charlie.
—¡De ninguna manera! —se quejó.
—Ya hablé con Edward, así que no tenemos nada que agregar —puntualizó Charlie—. Son novios y prefiero que estén en casa.
—Estás pasando por alto mis reglas —agregó Renée—, no estoy de acuerdo con que Edward esté con Isabella. No es bueno para ella.
—¡Ya basta, Renée! —gruñó Charlie provocando una discusión entre ellos.
Bella y yo salimos de la biblioteca y los dejamos con sus problemas. Caminamos tomados de las manos, ya éramos libres para dejarnos ver.
Nos detuvimos cuando vimos a Emmett en la estancia. Su mueca seguía siendo de enfado.
—Solo dime que la vas a cuidar —articuló extendiendo la mano hacia mí.
Sonreí y me acerqué para estrechar su mano.
—La cuidaré con mi vida —prometí.
Emmett no sonrió, solo hizo una mueca. Sabía que seguía dudando de mí. Dejaría que pensara lo que quisiera, no iba a gastar mi voz en palabras que nunca creería.
Bella nos abrazó a los dos.
—Necesito que vuelvan a ser amigos —dijo.
Emmett siguió mirándome de esa manera tan hostil.
Posiblemente se había formado una brecha en nuestra amistad.
.
.
No hubo ningún beneficio y mucho menos tranquilidad desde que los Swan se enteraron de nuestro noviazgo, al contrario, parecía que cada uno estaba dedicado a arruinarnos los días del verano.
Cada día Renée buscaba un pretexto para retener a su hija en casa y por la noche entraba a la habitación y revisaba cada rincón, inclusive debajo de la cama, me alegré enormemente de que nunca se asomara por la ventana que era donde estaba escondido. Ni hablar de Emmett que era quien pasaba más tiempo conmigo que su hermana.
Por ese motivo cuando teníamos un poco de privacidad lo aprovechábamos al máximo y no importaba lo incómodo del lugar. Mi coche era suficiente para entrar en calor y compartir un par de besos.
—Bella… —susurré entre besos mientras mis manos iban subiendo peligrosamente por sus costados.
No lo pensé, tan solo observé su rostro subyugado por el deseo y supe que ella también lo quería, suspiró audiblemente antes de que por primera vez mis manos descansaran en sus pequeños pechos.
Mi respiración se volvió irregular en el momento en que empecé a tocarlos por encima de su blusa, los amasé con ternura, maravillado por la suavidad. Tenía una necesidad imperiosa de arrancarle la blusa y sentir su piel.
Así fue que se me ocurrió hundir mi rostro entre ellos, desde hacía tiempo eran mi lugar favorito de su cuerpo, besé su piel expuesta al tiempo que mis manos seguían amasando sus pechos y ella suspiraba satisfecha.
Estábamos tan entregados a nuestro momento. Yo en el asiento echado hacia atrás y Bella sentada a horcajadas sobre mi cadera, restregándose, necesitando un poco de fricción entre nuestros cuerpos.
Era la noche perfecta para nosotros, no había ruido dentro en la cabina que no fueran nuestros besos y jadeos.
Fue cuando otro ruido ajeno en la ventana nos asustó, Bella rápidamente se abrazó con fuerza a mí y escondió su rostro en mi pecho. Los vidrios estaban empañados y no se podía ver de quién se trataba.
Otro suave golpe en el vidrio. Me armé de valor y bajé la ventana, tan solo para ver a Jasper frente a la puerta con las manos en los bolsillos de su pantalón, nos observó y de pronto agitó su mano, sonriendo.
—Hombre, ¡qué bueno que seas tú! —articuló alegremente—. Mi coche se quedó averiado y necesito ayuda ¿crees qué me puedas pasar corriente? —Inclinó la cabeza—. Hola, Bella.
—¿Por qué, Jasper? —cuestioné enfadado—. ¿Por qué precisamente yo? De todos los habitantes de la ciudad, ¿por qué buscarme a mí? Te mandó Emmett, ¿verdad?
—¿Qué demonios tiene que ver Emmett? —gruñó—. Estaba tomando unas cervezas con unos viejos conocidos, cada quien tomó su camino y como vine solo —se encogió de hombros—, simplemente iba de regreso a casa y el coche se apagó. Bajé y reconocí tu auto, así que me acerqué.
Resoplé.
—Ayudaré a Jasper —le dije a Bella antes de besar su cabeza y ayudarla a pasarse al asiento del copiloto.
Cuando bajé le hice una mala cara a Jasper logrando que él encogiera sus hombros.
—No sabía que estabas con Bella. —Caminó junto a mí y me dio un suave golpe en el costado—. No lo hice con intención de interrumpir lo que estaban haciendo.
—Mejor no digas nada —gruñí.
—Vamos, Edward, sabes que no soy así. Nunca haría nada para perjudicarte, suficiente hace Emmett.
Volteé a verlo.
—¿Te ha dicho algo?
—No confía en ti —murmuró—, dice que solo te quieres aprovechar de la inocencia de su hermana. —Sus ojos viajaron hacia mi auto estacionado en la oscuridad—. Bueno, Bella y tú están juntos y confío en que no buscas solo sexo con ella.
—Tenemos más de un mes juntos, las vacaciones se acaban y sabes bien que volveré a la universidad. Solo queremos un poco de tiempo para nosotros, ¿es mucho pedir?
—Lamentablemente nosotros conocemos la peor parte de tu historia, yo comprendo a Emmett.
Bufé.
Jasper abrió el capó mostrándome que posiblemente era la batería que no funcionaba.
—¿Puedes ayudarme? —pregunté.
—Si me vas a pedir la casa para tener un encuentro con Bella la respuesta es no.
—No te pediría algo así —aclaré—. Necesito que distraigas a Emmett, los Swan no estarán el fin de semana y dejarán a nuestro amigo a cargo de su hermana —sonreí de lado—, pretendo pasar ese fin de semana con ella.
Jasper no rio. Me miró fijamente y no respondió.
—Ya eché a andar un plan, tan solo necesito de tu ayuda. Por favor, Jasper, es el último favor que te pido.
—Quiere decir —carraspeó—, que tú y Bella ya lo hicieron.
—Aún no —respondí sin querer ahondar en el tema—. Ella y yo nunca tenemos tiempo suficiente para siquiera conversar.
—Hace un rato no estaban precisamente conversando.
Estreché mis ojos, mirándolo. La voz de Jasper había sonado a reclamo y me molestó.
—¿A ti qué te importa? Bella es mi novia y lo que suceda entre nosotros es parte de nuestra intimidad.
Jasper levantó sus palmas en un señalamiento de rendición.
—Bien, no te enojes. No quería saber nada sobre su intimidad, es solo que… —Sacudió la cabeza—. Cambiemos de tema, ¿cómo te ayudo?
Sonreí. Siempre solía aprovecharme del lado noble de Jasper.
El plan estaba trazado solo debía salir perfecto.
Bueno, Edward ejecutará otro plan para tener una noche especial con Bella, esperemos que el universo y todo lo místico estén de su lado 😂
Recuerden que participo en martes de adelantos en el grupo de Élite Fanfiction y para quienes gusten echar una mirada a imágenes alusivas respecto a cada capítulo pueden unirse a mi grupo de Facebook, el link está en mi perfil.
Aquí los nombres de quienes amablemente comentaron el capítulo anterior, DISCULPEN si me faltó un nombre, por el momento no son visibles quienes comentan: Smedina, Flor Mcarty, Torrespera172, patito feo, kaja0507, Ale Stewart, ALBANIDIA, Jade HSos, PaolaValencia, alejandra 1987, Car Cullen Stewart Pattinson, Ninacara, Dulce Carolina, BereB, Daniela, Gabby352, Isis Janet, Patty, Adriu, Iza, Estefania Rivera, NarMaVeg, Vane, Elizabeth Marie Cullen, Cassandra Cantu, roberouge, Veronica, Adyel, cocoa blizzard, Diannita Robles, Peerla Salvatore Swan, Pepita GY, Maribel 1925, mrs puff, Lizdayanna, Franciscab25, Noriitha, Adriana Ruiz, Mapi13, interesadas no, Antonella Masen, Lily, Ana, saraipineda44, Lili Cullen-Swan, Ale Stewart, Rosemarie28, Diana , rociolujan y comentarios Guest
¡Gracias totales por leer!🌻
