Disclaimer: Este fanfic no ha sido creado con ánimo de lucro. Los personajes pertenecen a Aoki Takao, excepto los que fueron inventados por mí.
Parejas: Takao/Hiromi
Advertencia: AU y Lemon
–Diálogos.
"Pensamientos"
VACACIONES
–Kaily Hiwatari–
Era el mes de junio, lo que quiere decir que ya casi todos iban a disfrutar de las vacaciones de verano. Hoy era el día en el que se repartían las notas finales de curso, las cuales aclararían quien iba a repetir curso y quién no. Todos estaban muy nerviosos en especial los Bladebreakers, ya que con el campeonato no habían tenido tiempo ni para estudiar, aunque se habían esforzado al máximo.
Kai por ser un año mayor que los demás, iba a un instituto. Max y Rei iban al mismo colegio, situado a diez manzanas del colegio de Hiromi, Kyojyu y Takao.
Estos últimos estaban siendo nombrados por orden de lista por su tutora desde la puerta de su aula para repartir así sus notas. Si conseguían aprobar empezarían en un instituto cerca de la zona, pero sino, deberían repetir curso.
Su tutora empezó a nombrar...
– Kyojyu, entra por favor y cierra la puerta –explicó la tutora. Tras estar un rato dentro de la clase, abrió la puerta y salió con una sonrisa de oreja a oreja.
–¡He aprobado chicos! –anunció emocionado.
–Me alegro por ti –contestó Hiromi.
–Hiromi, entra –nombró la tutora. Así que la chica entró en la clase, cerrando la puerta tras de sí.
–¡Qué alegría! –exclamó el joven de cabellos color castaños.
–Sí, claro –añadió Takao un poco decaído.
–¿Qué te preocupa? –le preguntó al notar que su voz parecía apagada.
–Pues la verdad es que estoy casi convencido de que las matemáticas las voy a suspender y repetiré curso.
–No digas eso, Takao. Lo has hecho lo mejor que has podido. ¿No?
–Lo cierto es que sí, y ese es el problema –en ese momento Hiromi salió de la clase.
–¡He aprobado! –anunció la joven de cabellos castaños con cara de felicidad.
–Enhorabuena –contestó el joven de cabellos azules aún más deprimido.
–¿Y a este que le pasa, Kyojyu? –preguntó la chica.
–Venga Takao, seguro que tu también apruebas –le decía el chico para intentar animarlo.
–Es que si ya lo he hecho lo mejor que he podido y me queda esa asignatura no la aprobaré en la vida y estaré en este curso hasta que muera –explicó el joven de cabellos azules.
–Vamos, no será para tanto. Además en septiembre tendrías otra oportunidad –le explicaba Tachibana.
–Takao, pasa, por favor –lo llamó la tutora
–Bien, allá voy –dijo el joven de cabellos azules metiéndose dentro de la clase, cerrando la puerta tras de sí.
–¿Crees que aprobará, Kyojyu?– preguntó Hiromi.
–Pues ojalá. Jamás lo había visto tan deprimido, excepto aquella vez que se le acabó el pastel de fresas –tras esperar unos minutos, Takao por fin salió, cerrando la puerta tras de sí.
–¿Y bien, Takao? –preguntó la chica esperando su respuesta.
El joven de cabellos azules negó con la cabeza–. Si no os importa chicos, quiero irme a casa.
–Te acompañaremos –se ofreció Kyojyu
–No es necesario Kyojyu, además prefiero estar solo –explicó el joven de cabellos azules.
–Pero... –intentó explicarse, pero Takao no le dejó.
–Mira Kyojyu, estoy muy deprimido como para discutir si me acompañáis o no. Así que por favor, dejadme solo, ¿vale? –le explicó con un tono de molestia.
–Como quieras –sólo pudo añadir.
–¿Tan mal ha ido? –se atrevió a preguntarle Hiromi, después de todo no era normal ver al campeón de Beyblade en ese estado.
–Eso ya no importa. Nos veremos el año que viene si es que consigo pasar el curso, de lo contrario me alegro de haberos conocido –añadió.
Sintiéndose molesta, dio unos pasos y agarró del hombro al joven de piel morena, obligándole a darse la vuelta– ¡Pero bueno! ¿¡Tú eres idiota o qué te pasa!? ¿¡Por qué no íbamos a seguir viéndonos?¡Sólo porque vayas a repetir curso no significa que no nos volvamos a ver! –gritó Hiromi enfadada al ver cómo Takao se rendía con esa facilidad.
Frunció el ceño al pensar que aquellas palabras eran fáciles de decir– ¡Oh, claro! ¿¡Y quién demonios va a ayudarme a aprobar, eh listilla!? ¿¡Acaso lo harás tú!?
–¡Pues mira, a lo mejor! –aclaró.
–¡No gracias, creo que me las arreglaré solo, sin tu ayuda! –exclamó cruzándose de brazos.
–¡Basta ya chicos, no os peleéis! –pedía el joven de cabellos color castaños
Intentó relajarse un poco antes de volver a hablar–. Adiós Kyojyu. Ya nos veremos. ¡Me marcho! –fue lo último que dijo antes de comenzar a andar por el pasillo.
–¡Takao, hoy estás insoportable! –Le gritaba, viendo cómo el otro se alejaba de ellos– ¡Hasta luego, Kyojyu! –se despidió la chica enfadada, marchándose en dirección contraria.
Kyojyu se encogió de hombros. Pensaba que su amigo probablemente estaría a la salida del colegio y efectivamente, no se había equivocado.
Ahí estaba, cruzados de brazos y mirando hacia un punto en concreto. Sabía que Hiromi se marcharía en la dirección contraria que él. Así que también sabía que Kyojyu se quedaría solo.
–No sé cómo lo hacéis, pero siempre acabáis igual. ¿Por qué no quieres su ayuda?– le preguntó Kyojyu sin detenerse en su caminar.
El otro rápidamente se incorporó para caminar junto a él–. Porque no –respondió tajante–. Yo tengo mis motivos, créeme.
–Pues tú sabrás lo que haces –le contestó el bajito.
Takao&Hiromi
Takao llegó a su casa con la moral por los suelos.
–Ya estoy aquí –anunció el joven de cabellos azules entrando en el comedor.
–¿Y bien? –preguntó su abuelo saliendo de la cocina.
–Querrás decir y mal –contestó sentándose junto a la mesa con el boletín de las notas en la mano.
–A ver, enséñame las notas –le pidió el anciano, sentándose frente a él.
–Aquí las tienes –le entregó los papeles en la mano.
Tras revisar el boletín, añadió–. Sólo te ha quedado matemáticas. Takao, eso no es tan malo.
–Abuelo, voy a repetir el curso –le aclaró con cierta obviedad.
–¿Y eso qué? –preguntó despreocupado.
–¿Cómo que y eso qué? No estaré más con mis amigos –le explicó, apoyando ambos brazos sobre la mesa.
–Takao, tu eres un chico muy listo, ya verás como saldrás adelante. Por cierto ahora que me acuerdo –dejó el boletín sobre la mesa –Ha llamado Max por teléfono.
Takao fue alegrando su tono de voz, hacía tiempo que no sabía nada acerca de sus otros amigos, más concretamente desde el último campeonato, no había vuelto a saber nada de ellos–. ¿De verdad? ¿Y qué quería?
–Me pidió que te dijera que cuando llegases le llamaras –le informó el hombre.
–De acuerdo, allá voy –se puse de pie y subió a su habitación. Cogió el teléfono inalámbrico de su mesita de noche y empezó a marcar el número. Escuchó cómo desde el otro lado, descolgaban el teléfono.
–¿Diga? –preguntó el rubio al coger el teléfono.
–¿Max? Hola, soy Takao. ¿Cómo te va amigo? –preguntó con una sonrisa.
–Muy bien gracias. Supongo que tu abuelo te lo habrá contado, ¿no?
–No me ha contado nada. ¿De qué se trata?
–Bueno el caso es que he pensado que al equipo nos irían bien unos días en la playa para disfrutar realmente de las vacaciones. Qué, ¿te apetece? No aceptaré un no, como respuesta.
–Mmm… –comenzó a pensar.
–¿Y bien? –Max estaba impaciente por recibir la respuesta.
–¿Irán Kai, Rei y Kyojyu solamente?
–Irán los Bladebreakers.
–Entonces acepto encantado. –sonrió–. ¿Cuándo nos vamos?
–Dentro de unos días, así que ve haciendo las maletas. Por cierto te recogeremos nosotros, ¿vale? Eso sí, tendrás que madrugar un poco.
–No te preocupes Maxi, sólo dime la hora y estaré listo.
–Antes de que se me olvide, solo llévate ropa, ¿de acuerdo? A donde vamos hay comida y bebida de sobra y también pelotas y colchonetas.
–Está bien. ¿Nos vamos a quedar en un hotel? ¿Una casa de campo? –preguntó curioso.
–Lo siento Takao, tengo que colgar, me llaman por la otra línea...adiós.
–Adiós– colgó el teléfono. "A lo mejor eso es lo que me falta, tener a mis amigos cerca de mí. Distraerme un poco. Además Hiromi no estará allí, así que no tengo de que preocuparme. Intentaré disfrutar al máximo estos días", pensaba el joven de cabellos azules.
–¿Qué haces ahí parado? Yo que tú, me iría preparando las maletas –comentó su abuelo, apontocado en el marco de la puerta de su habitación, sorprendiendo al menor.
–Tienes razón abuelo, enseguida voy –abrió el armario para ir sacando la ropa que necesitaría.
–Takao.
–¿Sí, abuelo? –preguntó, dejando algunas camisetas sobre la cama.
–Que no se te olvide pasártelo en grande y sobre todo que no se te olvide la crema solar.
–Está bien –sonrió.
Takao&Hiromi
Pasaron unos días hasta que Max llamó a Takao y le dijo la hora a la que tenía pensado recogerlo. Al final llegó ese día y Takao estaba ansioso porque lo recogiesen. Seguro que se lo pasarían realmente bien. Esperaba impaciente en el recibidor del dojo cuando tocaron la puerta. Así que sin más la abrió.
–¿Estás listo? –le preguntó el rubio.
–Claro que sí amigo. ¿Ya están todos en el coche? –preguntó saliendo a la calle, cerrando la puerta tras de sí.
–No, aún nos queda Rei por recoger –le contaba mientras caminaban hacia el coche que estaba aparcado en la esquina de la calle. ¿Te ayudo con las maletas?
–No, no hace falta yo puedo solo, gracias–. Tan pronto llegaron hasta donde estaba el coche, subieron en el, encontrándose con que en su interior, ya estaba Kai y Kyojyu.
–Hola Kai, cuánto tiempo sin vernos, ¿eh? ¿Cómo te han ido las cosas? –preguntó Takao.
–...Cállate Takao –ordenó el bicolor, mirando por la ventanilla del coche.
–Jajaja, veo que sigues siendo el mismo de siempre... –miró a su amigo con gafas–. ¿Y tú que tal, Kyojyu?
–Yo bien ¿y tú? –le preguntó preocupado.
–Estoy mejor. Intentaré superarlo –dijo rascándose la cabeza–. Ahora intentaré disfrutar de las vacaciones.
El rubio subió al coche–. Bien chicos, vámonos –les hizo saber, abrochándose el cinturón de seguridad, haciendo un movimiento de cabeza al chofer, indicándole que ya podía seguir.
Recogieron a Rei, el cual se montó en el coche muy entusiasmado. Se saludaron entre ellos y tras tres largas horas de camino por fin llegaron a su destino.
–Guau... ¿esa es la casa? –preguntó el joven de cabellos azules con ambas manos puestas en los cristales. La casa constaba de grandes ventanales, era de dos pisos y de madera blanca con el tejado de color azul. Más que una simple casa, parecía dos juntas, sólo que no lo era. Tenía dos escaleras en el portal y la puerta de color crudo tenía la empuñadura de color dorado. A los lados de la casa se podía ver el mar y parte de la playa.
–Sí, ¿os gusta, chicos? –preguntó el rubio.
–¡Sí, y además es grandísima! –observó Rei.
–Oye, Max. ¿Y de quién es esta casa? –preguntó Kyojyu.
–Bueno pues lo cierto es que... –se rascó la cabeza–. No es mía.
–¿Ah, no? ¿Y entonces de quién es, si se puede saber? –preguntó Takao sin dejar de mirar ese lugar.
Max siguió rascándose la cabeza–. Bueno lo veréis en cuanto lleguemos a la casa, ¿de acuerdo, chicos? –intentó restarle importancia al asunto.
El coche se detuvo frente a la casa. Salieron del coche y sacaron las maletas del maletero. Caminaron hasta la entrada, escuchando cómo el coche a sus espaldas se iba. Max tocó el timbre.
–Parece que no hay nadie, abriré con la llave– sacó una llave del bolsillo trasero de su pantalón.
–¿También tienes llave? –preguntó Rei.
–Sí, me avisó que probablemente no estaría aquí, pero me dijo cuales serían nuestras habitaciones y que nos encontraríamos en la playa... –explicaba el rubio, abriendo la puerta, cuando fue interrumpido por Takao.
Al escuchar aquella última palabra no pudo evitar llenarse de vida– ¿La playa? ¿Y a qué esperamos Maxi? Estoy impaciente por darme un chapuzón para refrescarme un poco –decía entrando al igual que los demás en la casa.
–Está bien, os diré cuales son vuestras habitaciones. Seguidme –pidió el rubio. Subieron unas escaleras que estaban en el recibidor. En la planta de arriba había seis dormitorios y un cuarto de baño–. Bien. Rei, primera puerta a la derecha. Kai primera puerta a la izquierda. Takao segunda puerta a la derecha, Kyojyu segunda puerta a la izquierda, y para mí la tercera puerta a la derecha. Por cierto la puerta que esta junto a la mía es un cuarto de baño. Y la de enfrente otra habitación más. Abajo está el comedor, la cocina, un trastero, y un cuarto de baño. La puerta trasera de la casa está en el comedor, da al patio y a la playa. En cuanto os instaléis nos iremos a la playa y por cierto, hay comida y bebida de sobra en la nevera. Me llevaré un balón por si queremos jugar.
–Pero, harán falta sombrillas y toallas para tomar el sol, ¿no? –preguntó Rei.
–Que va, allí ya hay sombrillas y también hamacas –contestó el rubio.
–Entonces, ¿a que esperamos? ¡Vamos a divertirnos chicos! –gritó el joven de cabellos azules.
–Estoy contigo, ¡vamos! –respondió el chino.
Takao&Hiromi
Sin lugar a dudas aquello era un paisaje digno de admirar. Hacía sol, estaba despejado, el agua de la playa estaba calmada y la arena era fina y blanca. Tenían sombrillas las cuales contaban con un soporte para las bebidas y también sus correspondientes hamacas. Y la mejor parte era que todo aquello era para ellos solos, sin nadie que los pudiese molestar. Ya estaban todos con sus bañadores puestos. Kai decidió jugar a golpear la pelota con las manos con Rei y Kyojyu. Por otro lado Takao y Max estaban haciendo una competición entre ellos haber quien llegaba antes nadando a la orilla.
–¡Voy a volver a ganarte Takao! –decía Max, dándolo todo de sí.
–¡No te dejaré! –le contestó, viendo cómo a pesar de su gran esfuerzo el rubio se mantenía en cabeza, llegando a la orilla.
–¡Sí! ¡Te he vuelto a ganar! ¿Hacemos otra? –preguntó intentando recuperar el aliento, mientras miraba a su cansado amigo.
Takao negó con la cabeza–. Voy a echarme crema y a tumbarme un poco en la hamaca. Estoy agotado –reconoció.
–De acuerdo, yo daré otra vuelta y después jugaré con los chicos –le avisó, viendo cómo el otro salía del agua y se dirigía a las hamacas.
–¡Está bien! –cogió la crema y empezó a echarse por la cara. Después por el pecho, los brazos y las piernas. Se tumbó boca arriba y cerró los ojos–. Creo que se me olvida algo –hizo memoria– ¡Claro! La espalda. Pero no llego yo solo –se dijo a sí mismo al sentarse sobre la hamaca. Se llevó el bote de crema hasta el hombro y allí apretó el bote, sintiendo como algo frío le escurría por la espalda. Intentó llevarse su otra mano tras la espalda, para extenderse la crema, pero le era imposible. De pronto sintió como otras manos le extendían la crema por la espalda. Sin darse la vuelta y mirando hacia sus compañeros, vio que Max no se veía entre los demás. Empezó a relajarse y cerró los ojos–. Vaya Max, no sabía que hicieras tan bien los masajes –volvió a abrir los ojos y se dio cuenta de que Max estaba caminando hacia los demás– ¿Qué? Pero, ¿entonces quién?... –se dio la vuelta para ver quién era el dueño de esas manos y quedo estupefacto al ver la persona que tenía ahora frente a él–. No puede ser, ¿qué haces tú aquí? –preguntó empezándose a sonrojar.
–Hola, Takao. Bonita forma de saludar –dijo Hiromi.
–¿Es que Max te ha invitado a ti también? –preguntó nervioso.
–Todo lo contrario. He sido yo la que os ha invitado a todos.
–¿¡Qué!? Entonces, ¿esta casa es tuya? –silenció unos segundos y ahora comprendió por que el rubio no le había contestado cuando le preguntó por teléfono a casa de quién irían. Max sabía que de habérselo contado, él no hubiese aceptado la invitación–. Este Max... –se quejó, poniéndose de nuevo en la misma posición de antes.
–Yo le dije a Max que no le dijera nada a nadie y menos a ti –le explicó, terminando de extenderle la crema y poniéndose frente a él.
–¿Y por qué menos a mí? –preguntó a la defensiva, aunque él mismo sabía de sobra la respuesta.
–Takao, si te lo hubiera dicho no habrías venido –explicó la joven de cabellos castaños.
Max se acercó corriendo hasta ellos–. Hola chicos. Venid, vamos a jugar un poco.
–Ahora mismo, espera primero voy a cambiarme de ropa –contestó Hiromi.
–¡Vale! –Miró de nuevo a Kinomiya–. Venga, Takao –esperaba la respuesta de su amigo, mientras Tachibana caminaba dirección hacia la casa.
–Yo no voy. Me acabo de echar la crema y prefiero estar aquí tranquilamente, observándoos –aclaró el joven de cabellos azules volviéndose a tumbar.
–Como quieras –se encogió de hombros y caminó de nuevo hacia sus amigos.
Takao&Hiromi
Pasaron unos diez minutos. Takao no paraba de observar a los demás, viendo como se divertían. En ese momento Hiromi salió de su casa. Él no se enteró hasta que Hiromi cruzó casi delante de él. Llevaba puesto un bikini rojo que le definía muy bien sus curvas.
–¡Madre mía! –gritó Takao y todos miraron hacia él, preguntándose qué le había pasado.
–¿¡Te pasa algo!? ¿¡Qué has visto!? –le preguntó Rei desde la distancia.
–"¿Yo he gritado?", pensó Takao–. ¡Es que...pues...yo, es que he visto una gaviota volar y me he sorprendido, eso es todo! Jajaja –reía nerviosamente. Todos se quedaron perplejos ante la respuesta del joven de cabellos azules, así que le restaron importancia al asunto y siguieron jugando ya con Hiromi.
"¡Guau! Jamás había visto algo tan bonito. Me arde la cara y el corazón me va a mil por hora. Debe ser del sol. Me echaré un poco más de crema" –cogió el bote de crema y aún así no pudo evitar volverla a mirar de nuevo– "¿Por qué no puedo desviar mi vista de ella?" –la chica en aquel momento sonrió avergonzada al devolverle la pelota a Rei con un lanzamiento algo desviado–. "Realmente es guapa cuando sonríe". –Hiromi se sintió sofocada así que le pidió una tregua a sus compañeros y caminó hasta el agua, empezando a refrescarse los brazos, mientras observaba a sus amigos. Un mal lanzamiento de Max provocó que el balón fuese a caer dentro del agua, más lejos de donde se encontraba ella. La chica permaneció inmóvil observando cómo se metía mar adentro. Kinomiya vio al rubio correr hacia el agua, mientras se iba metiendo cada vez más. "¿Por qué no coge ella la pelota? Está más cerca"
–Tranquila, ya lo cojo yo –le avisó Max al pasar por su lado.
–Lo siento chicos –se disculpó ella.
–No pasa nada –le restó importancia Rei.
–Ya lo tengo –avisó Max cogiéndolo– ¿¡Seguimos jugando!? –preguntó.
–¡Sí! –fue la respuesta unísona de todos.
Kinomiya dejó escapar un suspiro desde su posición. "Si tan solo se comportase así conmigo, quizás nos llevaríamos mejor. –miró hacia el sol brillante–. Si que quema hoy el sol. Me echaré bastante crema en la cara", pensaba, regresando su vista a la mano que todavía sujetaba el bote. Se echó un poco en las manos para poder aplicárselo en la cara.
Takao&Hiromi
Una hora y media después…
–¿Que os parece si vamos a comer? –preguntó Max.
–De acuerdo –contestó el chino.
–Me parece bien –dijo Hiromi.
Kai asintió con la cabeza.
–Sí, claro –comentó Kyojyu.
Todos caminaron hacia donde estaba el joven de cabellos azules.
–Takao, vamos a comer. ¿Vienes? –le preguntó Max
–Si claro ahora voy, primero quiero darme un pequeño chapuzón –le explicaba, sentándose en la hamaca.
–Yo voy al baño –avisó Kyojyu a sus amigos.
Rei miró hacia Takao. No pudo evitar el hecho de dejar escapar una pequeña carcajada.
–Takao, así estás muy gracioso –comentó Hiromi, intentando aguantarse la risa.
Ante ese comentario, el joven de cabellos azules se puso a la defensiva– ¿Ah, sí y por qué?
Ella se acercó muy despacio hacía él, llevando su mano hasta la mejilla. Lo que ocasionó que él se sonrojara y que ella sonriese–. Porque tienes un poco de crema en la mejilla –se la acarició para poder extendérsela–. No tardes mucho, ¿vale? –dicho esto, caminó junto a los demás para entrar en la casa.
Takao se puso rígido como la pared–. Vale –contestó. "Ahora me quema todo el cuerpo. ¡Ya sé! Nadaré un poco". Se levantó y se fue corriendo hacia el agua, sumergiendo todo su cuerpo en ella en cuanto pudo.
Hiromi lo observaba desde la ventana de su casa, más concretamente la de su comedor. "Espero haber hecho lo correcto invitando aquí a Takao. No me gusta verle deprimido, me encanta cuando me contagia su alegría. Pero, es tan cabezota. Si se comportase bien conmigo igual que lo hace con los demás..."
–¿Dónde tienes la fruta, Hiromi? –le preguntó Rei desde la cocina.
–Están en el cajón de la nevera –contestó, dedicándole unos segundos al chino. Volvió a mirar a Kinomiya, el cual salía del agua todo mojado. Hiromi se sonrojó sobre todo cuando sus miradas chocaron o eso creyó. Ella rápidamente se alejó de la ventana. El joven de cabellos azules no decidió entrar a la casa hasta que se secó un poco en el sol.
–Ya estamos todos. Bien, vamos a comer! –anunció Max.
–Sí, empecemos –continuó Hiromi.
Estas eran sus posiciones en la mesa: Takao frente a Max. Kai frente a Rei y Kyojyu frente a Hiromi.
Tanto el joven de cabellos azules como la joven de cabellos castaños no paraban de mirarse el uno al otro y eso que estaban cada uno en una esquina de la mesa, eso sí, sin que le otro se diera cuenta.
–Oye, Takao –le susurró Max– ¿Qué te pasa?
–A mi nada, ¿por? –le respondió en el mismo tono.
–O el sol te ha dado demasiado en la cara o estás rojo como un tomate.
Ante esa declaración se tocó la cara. "¿Tanto se nota? Me iré a refrescarme, creo que será lo mejor". Em... Hiromi.
–¿Sí? ¿Qué pasa? –preguntó mirándole.
–¿Puedes decirme dónde está el cuarto de baño? Por favor. –se puso de pie.
–Claro, sígueme... –dijo poniéndose de pie. Caminó unos pasos y el joven no tardó en estar a su lado esperando a que le guiara. No tardó en hacerlo, dejándole justo en la puerta–. Bien, aquí es. –le indicó. No sabía cómo se tomaría Kinomiya lo que le iba a decir, pero esperaba que no fuera a mal–. Oye, Takao.
Dio un paso pero se detuvo al ver que la chica quería decirle algo–. Dime –respondió algo nervioso.
Hiromi se sonrojó levemente al mirarlo a los ojos–. Creo que no deberías ponerte tanto al sol –comentó apartando la mirada–. O puede darte fiebre.
–Ah, está bien.
–Voy con los chicos –avisó antes de darse la vuelta para irse.
–Sí, claro –entró al cuarto de baño. "¿Tanto se me nota?" –Se puso frente al espejo y se sorprendió al verse de aquel modo. "¡Vaya, parezco un cangrejo! No sé cuánto tiempo voy a seguir así. Esto no puede ser del calor. Siempre he llegado a ponerme muy moreno, pero esto no es normal. Además mi piel no es tan sensible. Tiene que haber algo más y creo saber lo que estoy sintiendo, pero...". Tocaron la puerta haciendo que el joven de cabellos azules saliera de sus pensamientos– ¿Sí? Un momento, ya salgo –avisó refrescándose la cara con el agua del grifo y secándosela con una toalla. Tras eso abrió la puerta para salir y dejar aquello libre, encontrándose con Mizuhara–. Ya puedes pasar.
–Tranquilo, sólo venía a avisarte de que nos vamos al pueblo de al lado a comprar helados, ¿vienes? –le preguntó Max.
–¿Y sólo vais a eso?
–Bueno, podemos si quieres ir al cine, de compras, dar un paseo...
–¿Y quién va?
–Supongo que todos, excepto Hiromi. Es que los chicos están acostumbrados al ruido y como esta casa esta tan apartada de todo...
–Prefiero quedarme a echar la siesta. La verdad estoy bastante cansado, pero si me podéis traer mi pastel de fresas favorito os lo agradecería mucho.
–Ok, nos vemos. Aunque no sé a qué hora regresaremos, Rei ya ha llamado para que nos recoja un taxi.
–Yo ya me voy a mi habitación, hasta luego –Takao se dirigió a su habitación, abrió la puerta, caminó hasta su cama y se recostó sobre ella. Las habitaciones no estaban muy amuebladas ya que los dueños sólo las usaban algunos veranos y eran más bien habitaciones para huéspedes. Tenían una ventana, un armario, una mesita de noche, la cama y un escritorio con su silla. Lo único que cambiaba en cada una de ellas era la posición de los muebles. Dirigió su mirada hacia el techo e intentó dormirse pero... sintió como le resbalaban las gotas de sudor por la frente. Abrió los ojos–. Que calor hace –se dijo a sí mismo–. Ya sé. Abriré la ventana –cuando la abrió se dio cuenta de que su ventana daba vista al mar. El mar estaba muy tranquilo y se veía un barco a lo lejos. Recorrió con su vista lentamente toda la playa y... ¡allí estaba ella! Recostada en una hamaca, tomando el sol tranquilamente. Se quedó observándola un rato, parecía que dormía profundamente–. Vaya, espero que no se haya dormido, podría quemarse. Ya sé, bajaré y le pondré la sombrilla de manera que la sombra le dé en el cuerpo, así aunque esté dormida no llegará a quemarse –bajó las escaleras corriendo y silenciosamente abrió la puerta que conducía a la parte trasera de la casa, es decir, a la playa.
Continuará...
Takao&Hiromi
Eso es todo por ahora, cuidaos mucho, xao.
