Dedicado a Misha–chan y a Triple G espero que os guste

Continuación…

A la mañana siguiente, Takao despertó a las una y media del día porque escuchó como tocaban la puerta de su habitación.

–Cinco minutos más –pidió, echándose la almohada encima de la cabeza.

Al escuchar aquella respuesta, Kai con un vaso de agua en la mano, abrió la puerta sin miramientos y caminó hasta Kinomiya, quitándole la almohada de un tirón.

–Levántate –le ordenó–. Te estamos esperando para empezar a comer en la cocina.

Con los ojos cerrados cambió su postura, poniéndose boca arriba–. Empezad sin mí. Yo no quiero comer nada. –decía somnoliento–. Estoy demasiado cansado. –confesó–. Anoche no pude pegar ojo por el maldito calor que había en mi habitación.

Aquella respuesta no era válida–. De eso nada –sin contemplaciones, derramó el agua que había en el vaso sobre la cara de Kinomiya.

Al sentir aquella humedad de golpe que casi le hace ahogarse, no pudo evitar levantar su cuerpo de golpe y abrir los ojos, buscando al culpable con la mirada enfadada– ¿Pero qué demonios haces? Casi me ahogas –confesó, intentando regularizar su respiración.

–No tardes, te esperamos impacientes. –Dicho esto se dio la vuelta, dispuesto a irse con sus compañeros, pero cuando dio el primer paso, volvió darse la vuelta para mirar una vez más a Kinomiya–. Ah, por cierto. No intentes volver a quedarte dormido porque te volveré a despertar y esta vez no será con agua. –le advirtió, ahora sí, saliendo de la habitación.

–Está bien –refunfuñó al tiempo que echaba las sábanas hacia atrás y salía de la cama, para con pasos aireados caminar hasta el cuarto de baño.

Takao&Hiromi

En la cocina, todos estaban sentados a la mesa que ya estaba con la comida puesta. El primero en percatarse de la aparición de Takao en la cocina, fue Max. Y no le veía con muy buena cara.

–Takao, ¿te encuentras bien? –le preguntó, llamando la atención de sus otros compañeros que charlaban entre ellos.

El moreno de piel se frotó los ojos para intentar así quitarse el sueño, a pesar de haberse lavado la cara un par de veces con agua bien fría. Dejando de hacer eso, tomó asiento junto a los demás en el único sitio que había libre– No es nada. Es que estoy muy cansado. Anoche no dormir bien.

–¡Vaya ojeras! –Mencionó el chino.

Para Takao eso era más que evidente, ya se había visto él también en el espejo y no le pasaron desapercibidas–. Bueno recuperaré mi sueño a la hora de la siesta. Ya que el señor de las tinieblas me ha despertado tan amablemente –dijo en tono sarcástico a la vez que lo miraba.

Hiwatari le miró desafiante, con lo cual a Kinomiya se le puso la piel de gallina–. De nada, para eso estoy yo.

Al ver que el mayor no paraba de mirarle, se temió lo peor–. Un momento. –tenía una sospecha en mente y esperaba que no se cumpliera–. Esa cara no me gusta ni pizca. No estarás pensando...

–Exacto –contestó con triunfo.

No pudo evitar reflejar en su cara la depresión que sintió en ese momento al saber que le esperaba– ¿Yo que te he hecho a ti? –Miró a los demás, que al parecer estaban dispuestos a empezar a comer–. Chicos ayudadme, por favor.

El chino fue el primero en hablar con rapidez–. Yo no puedo, tengo cosas que hacer y Kyouju viene conmigo. Quizás... Max.

Se apresuró a hablar también–. Mucha suerte, amigo. Además no voy a dejar a Hiromi sola –le hizo ver.

–¿Tu también? –le dijo al ver que su última posibilidad de salir de eso se había esfumado–.Vaya unos amigos que tengo. ¿Es que nadie me va a defender?

Ahora fue el turno de Kai–. No. Y sólo por eso tendrás el doble...y del intensivo. –Aumentó su castigo al ver que intentaba escapar de su entrenamiento–. Además no estarás solo porque no te perderé de vista ni un segundo.

–¿Y eso es un alivio? Vamos Kai, ¿por qué tengo que hacerlo yo solo?

–Porque lo digo yo. Lo único que puedes conseguir es que el entrenamiento sea más duro para ti. Además estás muy gordo. No te hará mal algo de ejercicio.

Takao&Hiromi

Después de comer, Kai y Takao se fueron a entrenar, mientras que los demás se quedaron junto a Hiromi. Tras siete horas de duro entrenamiento, Kai y Takao llegaron por fin a la casa.

–Ya estamos aquí– avisó Kai, nada más entrar por la puerta principal, encontrándose a Hiromi en el pasillo.

Esta se sorprendió al ver llegar a Kai solo– ¿Dónde está Takao?

Vio que el resto de sus compañeros salieron también al pasillo para recibirles–. Si miras hacia el suelo, quizás lo veas. –se hizo hacia un lado, dejándoles ver a Kinomiya tirando en el suelo sin apenas poder moverse.

El rubio miró sorprendido a Kinomiya para luego regresar su vista a Hiwatari–. Te has pasado, Kai. –sin perder tiempo caminó hasta el joven que estaba tendido en el suelo.

–Él solito se lo ha buscado. Y si no, que me cuente la verdad. –dicho esto, se cruzó de brazos y miró hacia Kinomiya.

–Sólo quiero darme una ducha, comer un poco e irme a dormir –decía el joven de cabellos azules desde el suelo–. Eso, si puedo levantarme. –confesó, viendo como Max le intentaba ayudar a levantarse.

Rei fue a ayudarles, poniéndose al lado contrario para ayudar a Max a cargar a Kinomiya–. Ayudémoslo a levantarse –le avisó al rubio, pasando el brazo moreno por su cuello y así poder cargarlo más cómodamente, al igual que lo hizo Max.

–Chicos cuando termine de ducharse llevadlo a su habitación. Le subiré allí la cena – aclaró Hiromi.

–De acuerdo –contestó Max, empezando los tres a caminar despacio.

Kai no se iba a rendir ahí, haría más presión en Takao hasta averiguar lo que quería–Quizás mañana me cuentes la verdad, Takao.

–¿Pero qué verdad? –preguntó Takao sin entender a que se refería.

Vio que pretendían subir las escaleras con cuidado–. Tranquilo ya confesarás tarde o temprano –añadió con arrogancia.

–Anda, mejor continuemos –fue la contestación del chino y no lo decía porque se hubiesen detenido en avanzar, sino porque al final esos dos terminarían peleándose.

Takao&Hiromi

Cuando Takao se duchó y se puso el pijama, se fue a su habitación y se tumbó de lado en la cama. Fue entonces cuando Rei bajó a avisar a Hiromi para que le subiera la cena a Kinomiya, mientras Max se quedó con él.

De pie frente a él lo observaba. Entre que no podía andar bien, tenía ojeras y un aspecto deploraba, sólo pudo añadir esto–. Chico, estás hecho un asco –confesó.

–Y que lo digas, me cuesta hasta hablar. –reconoció.

–Pero, ¿por qué te ha hecho entrenar tan duro? ¿Y de qué verdad hablaba?

–Eso es lo peor. Durante las siete horas no ha parado de repetirme lo mismo una y otra vez, pero no sé a lo que se refiere.

–Quizás sea por...–fue interrumpido en el momento en el que tocaron la puerta, así que se vio en la obligación de callarse.

–Adelante –avisó el joven de cabellos azules.

Kyouju entró a la habitación, dejando la puerta abierta y caminó hasta ponerse enfrente de Kinomiya para que lo pudiese ver– ¿Cómo te encuentras?

–La verdad, no muy bien. –confesó.

Kon entró también a la habitación e hizo lo mismo que sus compañeros–. A ver si te animas un poco con la comida.

Casi seguida de Kon, entró Hiromi con una bandeja llena de comida. Caminó hasta la mesita de noche para dejar allí la bandeja y miró a Kinomiya–. Aquí la dejo. Cuando termines de comer déjalo todo otra vez aquí.

Takao intentó sentarse en la cama y vio entrar a Hiwatari–. ¿Qué?, ¿me lo vas a contar o no?

A Kinomiya se le estaba acabando la paciencia– ¡Pero bueno, que pesadito estás hoy! Como te voy a contar algo, si no sé ni qué quieres que te cuente.

Miró al menor con simpleza–. La verdad –volvió a repetir.

Takao frunció el ceño, enfadado–Pero, ¡¿qué verdad?! ¡Kai, me estás volviendo loco! ¡No sé de qué me hablas! –aclaró, hastiado.

–¿Estás seguro? –preguntó, caminando hasta ponerse junto a los demás.

–Claro. –fijó su vista en su capitán.

Hiwatari cogió de la mano a Hiromi. Ella le miró confundida y Takao se sintió en alerta con aquello–. ¿De verdad? –volvió a preguntar, agarrando esta vez a la chica de la cintura y acercándola de repente a su cuerpo sin delicadeza.

La chica se sonrojó al ver el atrevimiento de su capitán–. Kai, ¿qué estás haciendo? ¡Suéltame! –ordenó.

Takao se puso en alerta al ver aquello, pero aún así, intentaría guardar la calma–. Será mejor que le hagas caso, suéltala.

Desafiante, miró al joven de cabellos azules– ¿Ah sí? Pues soy muy desobediente –acercó más a la chica contra él.

La chica intentó soltarse, pero que no podía, así que se estaba enfadando– ¡Kai suéltame! ¡Esto no tiene ninguna gracia!

El capitán dejó de mirar al que estaba en la cama, para mirar a la chica–. Hoy estás muy guapa Hiromi. Me pregunto, ¿qué sabor tendrán tus labios? –sin muchos miramientos, fue acortando la distancia entre él y la chica, mientras los demás no eran capaces de actuar porque estaban atónicos ante lo que veían.

Kinomiya vio que de seguir así, la besaría, así no pudo soportarlo más– ¡Ya está bien, Kai! –Dio un salto de la cama– ¡Suéltala ahora mismo! –Max al verlo tan sobresaltado, se puso delante de él para poder agarrarlo e impedir que fuese a pegar a Hiwatari– ¡Espera a que te coja! ¡Te voy a matar! ¡Aléjate de Hiromi, es mi chica! ¡Como la beses te mato! ¡Espera a que llegue hasta ti! –Decía atropelladamente, y al ver que aunque intentaba llegar hasta él no podía, notó entonces que el rubio lo estaba reteniendo– ¡Max suéltame! –Miró de nuevo a su capitán–. ¡Kai eres hombre muerto! ¡Aparta tus manos de ella! –exigió.

Max al ver que no lo podía contener él sólo, decidió pedir ayuda– ¡Ayúdame Rei, que me lleva a rastras!

Se había quedado tan atónito con lo que estaba viendo, que no había sido capaz de reaccionar, hasta el mismo momento en el que el rubio le pidió su ayuda– ¡Ya voy! –dicho esto, agarró también a Takao.

–¡Maldita sea, soltadme! –pidió colérico, el joven de cabellos azules.

Kai se apartó de Hiromi, mostrándole una sonrisa triunfadora a Kinomiya–. ¿Lo ves, Takao? No cuesta nada decir la verdad. Ah, por cierto, hacéis buena pareja. Bueno, ¿quién se viene conmigo a cenar? –preguntó al tiempo que empezaba a caminar para salir del dormitorio.

Kyouju no había entendido mucho de lo que había pasado ahí, pero lo que le quedó claro es que seguramente había sido un plan de Kai–. Yo voy –comentó, empezando a caminar también.

Rei soltó al joven de cabellos azules, ya que estaba más calmado–. Yo también –él si estaba al tanto del plan de Kai, lo que nunca imaginó es que Takao se pusiese tan celoso. Dio un par de pasos e invitó al rubio– ¿Vienes Max? Hay que dejar a solas a la parejita, jajaja –comentó esto último con gracia.

Max soltó a Takao –Claro –le respondió, empezando también a caminar–. Hasta luego chicos –siendo el último en salir, cerró la puerta para dejarle un poco de intimidad a la pareja.

Kinomiya retrocedió un paso y se sentó en la cama–. Será idiota. Si sólo quería saber eso, que me lo hubiese preguntado –Hiromi se acercó a él.

Tachibana se acercó a él y sonrió en su interior–.Vamos, Takao. Métete en la cama, descansa y tranquilízate. Jamás te había visto tan alterado –decía al tiempo que le fue ayudando a meterse en la cama.

–Maldito Kai –masculló, tumbándose boca arriba–. Casi se atreve a besarte.

–Takao, ¿no me digas que estás celoso? –le preguntó, aunque era demasiado obvio.

–Qué va.

–¿Ni siquiera un poquito?

– En absoluto –volvió a negar.

–Está bien. Voy a preguntarle a Kai que opina sobre tu reacción –sólo pudo dar un paso, cuando Kinomiya la agarró con rapidez de la mano, tirando hacia él con fuerza, haciendo que Tachibana perdiese el equilibrio y cayese sobre él en la cama. El sonrojo de Hiromi en sus mejillas fue instantáneo al verse en aquella postura, que a Kinomiya pareció importarle poco.

–Está bien. Estoy muy, muy celoso –reconoció.

Apoyando las manos en la cama, intentaba mantenerse levantada para no caer en peso sobre él–. Pues no tienes porqué, ¿es que no confías en mí?

–Claro que sí, en quien no confío es en Kai –confesó preocupado.

Sonrió al escuchar aquello–. Tranquilo, no soy su tipo. A él le gustan las rubias. No te preocupes más y descansa. Venga –intentó levantarse, pero se encontró con que su novio la agarró de la cintura y no la dejaba escapar–. Suéltame –pidió avergonzada.

Comenzó a hablar con un tono juguetón –. No tengo intención de hacerlo. Coge una de tus manos e intenta soltarte tu misma.

Hiromi se sonrojó–. No seas tonto, si hago eso pierdo el equilibrio y...–fue interrumpida por el chico.

–Y a mí no me importaría –le contestó.

–Pero a mí sí. Y me estoy empezando a poner nerviosa. –confesó.

–¿Cómo de nerviosa?

–Pues bastante.

Dejó de mirar a la chica y miró hacia su izquierda y su cara cambió–. Oye, ¿qué es eso de ahí?

Miró hacia la misma dirección que él– ¿El qué? –Casi no finalizó su pregunta, cuando Takao aprovechó su despiste y giró su cuerpo, cambiando sus posiciones, quedando él encima de ella– ¿Pero qué haces? –preguntó confundida–. Está bien, estoy muy, muy nerviosa –confesó al verse atrapa ahora más que antes. ¿Y si Takao había decidido ir un paso más allá?

Takao le dio un beso rápido y corto–. Escucha, Hiromi. No hay motivo para que te pongas así. Aunque pasase cincuenta noches junto a ti en esta posición y durmiéramos en la misma cama, yo no te tocaría jamás sin tu consentimiento. Además, si he podido esperar tanto tiempo un solo beso tuyo, ¿por qué no iba a seguir esperando? Eso ya vendrá solo, con el paso del tiempo, no hay que forzarlo. Tu eres una chica muy especial, Hiromi –al decirle esas palabras, llevó su mano derecha a la mejilla femenina para acariciarla–. No quiero hacerte daño, ni tampoco presionarte. Tú serás la que decida, ¿de acuerdo? Sólo tienes que confiar en mí, como yo lo hago en ti.

–Gracias. –rodeó su cuello con las manos y lo obligó a bajarse más para poder abrazarlo–. Eres un cielo– lo abrazó mientras lo besaba.

Takao&Hiromi

A partir de ahí, el tiempo comenzó a pasar muy deprisa. Hiromi ayudó a Takao a aprobar el curso. Pasaron al mismo instituto, pero a distintas clases.

Pasaron tres años y todos estaban haciendo bachillerato. Hiromi estudiaba jardín de infancia, Max quería ser médico, Kyouju profesor de informática, Kai Profesor de gimnasia, Rei farmacéutico y Takao monitor de deportes. Cuando llevaron dos años de noviazgo, Hiromi y Takao decidieron vivir en un piso juntos, así que ya llevaban un año viviendo bajo el mismo techo. Eso sí, cada uno dormía en su propio dormitorio. En cuanto a los demás encontraron también pareja. Max a Vanesa, Kai a Vicky, Rei a Catherine y Kyouju a Aurora.

Todos los días se reunían en los recreos y hablaban sobre cómo les iba yendo en los exámenes. Estaban reunidos en una mesa en la cafetería, cada uno sentados al lado de sus parejas, cuando un chico desconocido se acercó hacia ellos con una nota en la mano.

–Perdonad –les llamó la atención–, ¿cuál de vosotros es Takao Kinomiya?

–Soy yo –levantó la mano para llamar la atención del otro.

Alargó la mano y le enseñó una nota–. Esto es para ti –le avisó, viendo al joven de cabellos azules aceptarla al cogerla–. Hasta luego –les despidió sin más, dándose la vuelta para empezar a caminar.

–Adiós –le despidió, viéndole marchar. Miró la nota doblada y la abrió, leyendo su mensaje.

Max que estaba frente a él, estaba curioso por saber que pondría– ¿Un reto para un combate?

–Pues no lo sé –fue su contestación.

Hiwatari que estaba sentado al lado de Max, le extrañó esa respuesta– ¿Cómo que no lo sabes?

–Sólo pone. –procedió a leer–. Te espero mañana a las doce y media en el pasillo junto al aula diez, no faltes, te estaré esperando. Ven tú solo –miró de nuevo a Kai por si él había podido descifrar algo.

–No creo que sea para un combate –agregó Hiwatari.

Rei que estaba frente a Kai y al lado de Hiromi, fue el siguiente en preguntar– ¿Por qué lo dices?

Kyouju sentado junto a Takao, fue el que le dio la contestación al saber porque su capitán le había dicho aquello–. Porque no ha nombrado a Dragón.

Sintiéndose confundido, Rei miró a Takao– ¿No tienes ni idea de quién puede ser?

–No –volvió a mirar la nota, más concretamente las letras–, pero esta letra me suena de algo.

El rubio extendió la mano–. Déjame ver –le pidió, recibiendo la nota. Una vez vista, añadió–. A mí no me suena. ¿Te suena a ti Vanesa? –le preguntó a su novia.

Miró la letra–. No. –Miró a sus amigas–. Chicas echadle un vistazo vosotras.

Vicky, Aurora, Catherine e Hiromi se fueron pasando la nota para ver si alguna conocía aquella caligrafía, pero no hubo suerte.

Hiromi se la devolvió a Takao–. Parece que es letra de chica.

Rei miró a Hiromi– ¿Pero para que una chica iba a querer citar a Takao?

–Quizás para que le firme un autógrafo –contestó Max.

–No creo que sea para eso –dijo Kyouju.

–Si fuera para eso no le pediría que fuera solo, ¿no creéis? –dedujo Kai.

–Quizás la chica es tímida –comentó Aurora.

–O misteriosa –dijo Catherine.

–¿Y si no es una chica? Preguntó Vanesa.

–¿A qué te refieres? –le preguntó su chico

–Pues que la nota la habrá podido escribir una chica, pero con el que queda realmente es un chico y lo ha hecho para despistar.

–Bueno esa es otra posibilidad –dijo Rei.

Kinomiya al ver que de ahí sólo sacarían especulaciones, decidió dejarlo estar–. Bueno chicos, mañana nos enteraremos. ¿Vale? –guardó la nota en el bolsillo de su pantalón y en ese momento, tocó la campana, indicando que los alumnos debían regresar a clases. Besó a su chica y la despidió–. Te espero en la salida, hasta luego –finalizó la frase, poniéndose en pie.

–Vale. Hasta luego –respondió, imitándole en el gesto.

Takao&Hiromi

Antes de llegar a la salida del instituto...

Vanesa la acompañaba, ya que estaban en la misma clase. Llevaba rato observándola y no pasaba desapercibida para ella el hecho de que la otra estaba muy pensativa–. Hiromi, ¿te pasa algo?

–No. No es nada.

A pesar de recibir esa respuesta, sabía que algo le preocupaba a su amiga–. Te he estado observando durante estas tres horas en clase y estás como distraída. Es por esa nota, ¿verdad?

Miró a su amiga y no pudo ocultarlo más–. Bueno, sí. Es que me preocupa que tenga que ir él solo. No sé. No lo encuentro normal. ¿Y si alguien quiere hacerle daño?

Miró a Tachibana con compresión–. Ey, tranquila. Ya verás cómo no va a pasar nada –intentó serenarla. Miró hacia delante y vio Max y a Takao fuera del recinto, esperándolas como siempre hacían–. Mira, ahí están los chicos. Vamos sonríe –le aconsejó, ya que si Takao la veía preocupada, seguramente él también se preocuparía. Al avanzar unos pasos más, quedó enfrente de su novio.

Max sonrió al verla– ¿Nos vamos ya? –le preguntó, poniéndose a su lado

–Claro –fue su contestación, con una sonrisa.

Los cuatro comenzaron a caminar y Max recordó algo– ¿Os gustaría venir esta tarde al cine conmigo y con Vanesa? –les invitó.

Hiromi les miró, sintiéndose culpable–. Lo siento, pero tengo un examen mañana.

Kinomiya fue el siguiente en contestar–. Yo me quedo a estudiar.

Al procesar la respuesta de Tachibana, cayó en la cuenta de que entonces su novia también tenía que hacerlo al ser compañeras de clase–. Tú también tienes entonces un examen, ¿no vas a estudiar?

–Sí, pero estudiaré antes y después de ir al cine contigo –le aclaró.

Si su novia lo tenía tan claro, él no era quien para ponerle trabas–. Bueno tú sabrás lo que haces. –Se detuvo en sus pasos al llegar a una calle con bifurcación que los separaba de sus amigos–. Bueno chicos, hasta mañana.

–Hasta mañana –fue la respuesta unísona de la pareja, que continuó caminando hasta llegar a su piso.

Takao&Hiromi

Llegó la noche y Hiromi aún no salía de su habitación. Takao tocó la puerta de su habitación, esperando su respuesta.

–Adelante –le invitó ella.

Abrió la puerta y la vio sentada al escritorio, con un libro en las manos– ¿Cómo lo llevas? –dio unos pasos, hasta ponerse al lado de ella.

Dejó de mirar el libro y miró a su pareja–. Pues bien, o eso creo –le contestó con una sonrisa.

Le puso una mano sobre el hombro–. Tómate un respiro. Tantas horas seguidas estudiando no puede ser bueno. Anda, vamos a cenar. No has comido casi nada al mediodía. –retiró la mano del hombro.

–¿Sabes? Tienes razón. –Se puso de pie y cerró el libro–. Seguiré estudiando más tarde. Ahora preparare la cena.

–De eso nada, la cena ya está lista. No tienes de qué preocuparte. Venga, vamos –la animó a seguirle.

Takao&Hiromi

Una vez que los dos terminaron de cenar en el comedor...

–Estaba todo muy bueno –felicitó a Takao con una sonrisa y se levantó de la silla–. Seguiré estudiando un poco más y después me iré a la cama.

–Un momento, casi se me olvida. –le dijo atropelladamente–. Cierra los ojos –le pidió, poniéndose de pie–. En seguida vuelvo. –le avisó, saliendo de la habitación. Ella cerró los ojos y espero a escuchar de nuevo la voz de Takao. Volvió a entrar en la habitación y cogió a la chica de las manos–. Ya puedes abrirlos. –le pidió, viendo que así lo hacía–. Ven conmigo. –tiró de ella para guiarla en su camino.

–¿A dónde? –preguntó curiosa, caminando a su lado.

–Es una sorpresa –la guió hasta la puerta cerrada de su habitación–. Cierra los ojos otra vez –volvió a pedirle.

Hiromi cerró los ojos–Takao, ¿qué has hecho en mi habitación?

–Nada de lo que debas preocuparte – abrió la puerta y la guió hasta su cama–. Bien, ya puedes abrirlos.

Hiromi abrió los ojos y lo primero que encontró encima de su cama fue una rosa roja con una nota y una cajita pequeña. Cogió la rosa y empezó a olerla, para a continuación coger con la otra mano la nota y leer lo que había escrito en ella. Al leerla, se la cambió de mano para que aquella mano quedase libre y poder así coger la cajita. Abrió la cajita y dentro había un colgante en forma de corazón en el cual estaba inscrita la palabra "te amo". Lo sacó de la caja y lo sujetó en su mano.

–Takao, es precioso –le dijo sorprendida–. Me encanta –confesó con una sonrisa.

–¿De verdad? –le preguntó, aunque era más que evidente al ver la cara de felicidad de su novia.

Miró al chico–. Por favor, ayúdame a ponérmelo –le pidió, dándole el colgante que Takao aceptó, para después darse la vuelta.

Pasó el colgante por el cuello de Tachibana y le cerró el broche–. Ya está –le avisó.

Emocionada se dio la vuelta para mirarle y le abrazó sin soltar las cosas de las manos–. Gracias, muchas gracias. Cariño, me encanta. Te quiero mucho, no me lo quitaré nunca –le decía, sintiendo que su abrazo era correspondido también.

–Me alegro de que te guste. Pero – la separó un poco de su lado para poder mirarla–, el colgante no se puede comparar con tu belleza.

Hiromi se acercó a su oído y le susurró–. Si no fuese por el examen de mañana me tiraría la noche entera besándote.

–¡Jo!, maldito examen –se quejó.

–Jajaja, tendrás que conformarte con el beso de las buenas noches –se acercó a la mejilla morena y empezó a darle pequeños besos, haciendo un recorrido hasta su boca, donde ahí profundizó el beso.

En cuanto se separaron, Takao le acarició la mejilla, dándole el beso final–. No te agobies, ¿vale? –Hizo referencia al estudio–. Hasta mañana, preciosa.

–Hasta mañana –le despidió, viéndole salir de la habitación.

Continuará...

Takao&Hiromi

Parece que a estos dos les va de maravilla. ¿Les durará para siempre? Espero que os haya gustado el capi en especial a Misha–chan y a Triple G. El próximo capi va a estar interesante. Recomiendo que si es posible lo leáis, en especial Takaita Hiwatari. No olvidéis dejarme vuestros reviews si leéis esta historia. Bye n.n