Basada en hechos ficticios de mi imaginación

Capítulo 1: Intento Fallido

1938, Checoslovaquia.

Se podían escuchar los disparos en todas partes, las balas se veían ir y venir por encima de la cabeza. No se veía nada debido a las explosiones. Solo se escuchaba como los ciudadanos que no tenían nada que ver con esa batalla lloraban a sus muertos, llantos que no duraron mucho, llantos que solo eran reemplazados con el sonido de las balas. Seguidas del silencio.

- Inuyasha! ¡Agáchate! - le indicó su hermano de sangre.

Cuando bajó la cabeza, un civil quien había tomado el valor por el duelo de una niña pequeña cerca de sus piernas tomó un rifle y trató de disparar a lo que fuera. Sin saberlo, sin darse cuenta el silencio comenzó a reinar, eso era peor el silencio era lo peor. No sabía que venía que lo producía, ese silbido en los oídos no los dejaba sin importar lo que hicieran.

1935, Alemania.

Después de mucho entrenamiento militar hoy por fin tomaba su primera misión, fuera de los cambios de entrenamiento, había sido llamado a eliminar a quien había enviado amenazas dentro del país a su nuevo líder. Debía erradicar la amenaza desde la raíz. Llegó a un pequeño pueblo en la frontera con Dinamarca.

Al llegar, lo primero que hizo fue visualizar los niveles de aceptación que tenían con su causa, por las miradas que todos mostraban, no todos estaba a favor del nuevo régimen, sin embargo él no es quien para juzgar a nadie ni su opinión. El solo estaba allí para eliminar a quien diera problemas.

Hacia 2 años que Adolfo Hitler había asumido el poder en Alemania, lo primero que hizo fue reactivar la industria militar, aunque con eso faltó a la palabra con el tratado de Versalles en 1919, ese tratado fue lo que detuvo la última guerra en el mundo. Ahora todo se suma en paz a partir de ese momento.

Se alojó en un pequeño hostal del lugar necesitaba descansar del viaje, por la mañana vigilará la plaza y averiguara quién era el responsable de la mala publicidad contra el gobierno actual.

Al día siguiente, solo se sentó en la plaza a observar a las personas pasar, solo veía como las mujeres hablaban entre ellas, los hombres caminaban rápido para cumplir alguna responsabilidad, los niños corrían de un lugar a otro, Algunas madres venían a regañar a sus hijos.

Al atardecer se dio cuenta que posiblemente que esté sentado observando abrió muchas sospechas, era obvio que el traidor no se mostraría de frente. Debía intentar encontrarlo de otra manera, pero sabía que lo mejor que podía hacer era seguir esperando. Recordaba cuando su padre lo llevaba a cazar venados a él y a su hermano mayor, su padre siempre le decía que lo más importante para cazar a tu presa es esperar calmado y en silencio.

Si algo tenían en común los humanos con los animales era que ambos debían mantenerse en movimiento constante, ningún animal se quedaba en el mismo lugar, pero si dentro de su misma zona de confort, y efectivamente. Al volver a la plaza observo cómo se habían pegado unos carteles en varios postes de luz.

Comenzó a seguir los carteles para observar el recorrido de quien repartía esa mala publicidad sobre su nuevo líder. Y allí lo encontró un hombre mayor de unos 50 años, lo siguió hasta las afueras del pequeño poblado. Y llegó a una enorme mansión. Aunque bastante deteriorada. Posiblemente era el hogar de aquel hombre.

Por el momento debía dejarlo estar primero averiguar quien era, ya después vería si nuevamente seguía distribuyendo esos carteles, solo o si tenía ayuda de alguien.

"Noah Meyer, es propietario de unas tierras, su principal trabajo era agricultor, sembraban cereales y legumbres. Sin embargo tras la gran guerra perdió todo el ingreso ya que sus cosechas se dañaron una noche donde unos saqueadores buscando comida terminaron por quemar su campo y dañando la tierra.

Su hijo mayor murió en la gran guerra, su esposa murió la noche del saqueo y tenía una hija cuyo paradero es desconocido. Fue dado de baja cuando acabó la guerra."

Observó al señor Meyer durante dos semanas se le veía trabajando solo, siempre solo. Preguntó a los residentes que podía decirle sobre él.

- Pobre hombre

- Buen padre

- Lástima

- No merecía lo que le pasó

- Siempre rezamos por él.

Esos eran los comentarios que le decían las personas, solo era un hombre desesperado y triste de haberlo perdido todo. Lastimosamente su trabajo no estaba en sentir empatía por un hombre que estaba fallando a su país. Fue hasta su casa antes que saliera, a repartir los folletos.

- Buenos días, señor Meyer. Puedo hablar con usted un minuto?

Tras un corto silencio observo como el señor Meyer entró en la casa dejando la puerta abierta en una clara invitación para que entrara. Lo primero que visualizo fue como aquella casa que antes solía ser un hogar ahora estaba sumergida en el abandono, llena de polvo y telarañas. Las paredes estaban caídas, debido al incendio que tuvo lugar hace 19 años.

- ¿Qué quieres? - habló Meyer enojado por su presencia.

- Primero déjeme presentarme, mi nombre es Inuyasha Gefühle, soy cabo primero. Me enviaron aquí porque estabas colocando publicidad que va en contra del nuevo régimen de nuestro führer Adolfo Hitler.

Le indico Inuyasha, sentándose en el sofá polvoriento frente al señor Meyer. Una vez se sentó frente a él. El señor Meyer lo miró con ojos de enfado y decepción.

- Supongo sabes ya quién soy

- Si señor, Noah Meyer tiene cargo de General de brigada.

- Entonces por qué me hablas como si fuera inferior a ti?

- Me temo que al renunciar a su puesto, ya no tiene cargo militar. No me parece que le deba "respeto" a un desertor

- No soy un desertor, luche por mi país y me enfrente a innumerables enemigos para proteger a mi nación… y todo para que? Al volver descubrí que mi hijo estaba muerto, mi esposa muerta y mi hija desaparecida… Mis tierras devastadas, mi casa consumida en la ruina. Y que obtuve a cambio de mi esfuerzo? Solo un gracias y ya… - le dijo Meyer, tratando de no desmoronarse más.

- Lamento lo que le ocurrió, pero ir en contra de nuestro nuevo führer no es la respuesta - le dijo Inuyasha calmado, tratando de hacerlo entrar en razón.

- ¿Cómo crees que es este nuevo führer? ¿Crees realmente que será la luz del mañana? No, ya rompió el tratado de Versalles, al restaurar la industria militar. ¿Qué crees que ocurrirá luego?

- La guerra terminó, ahora solo debemos vivir en paz.

- Pequeño niño ingenuo, no sabes nada, no quieres ver la realidad.

- Quizás yo veo la realidad y tú solo te consumirse por el miedo - le dijo Inuyasha,

Ambos sin perder la mirada, eso era un duelo de miradas. Pero fue la risa del señor Meyer lo que impresionó a Inuyasha, una risa burlesca que no sabía cómo interpretar.

- Tu solo eres un niño jugando a ser adulto, no sabes lo que es la guerra, no sabes cómo es el mundo.

Para Inuyasha que resaltará su inexperiencia en el campo de batalla fue un golpe bajo, toda su familia ha pertenecido a la milicia desde hace muchas generaciones, si bien cumplió la mayoría de edad para poder ingresar en la guerra, cuando esta terminó, quitándole la posibilidad de demostrar ser un verdadero guerrero. Su padre y hermano formaron parte de la Gran Guerra, y se les reconoció su mérito en el campo de batalla.

Incluso en su casa, aún era considerado un niño por su madre, mientras que su padre alababa las destrezas mostradas por su hermano mayor en el campo de batalla. El también las aplaudía, ya que apreciaba mucho a su hermano mayor.

- Le aseguro señor que no "soy un niño jugando a ser adulto"

- Ja, claro…

El señor Meyer, recostó su cabeza en el respaldo del sofá mirando el techo, y perdiéndose en sus pensamientos.

- No dejaré de pegar los folletos, no dejaré de expandir la verdad a mis conocidos. Pronto habrá otra guerra.

Le dijo el señor Meyer a Inuyasha, sin verlo a los ojos. Inuyasha solo se levantó de la silla molestó ante sus ideas, y no había otra forma de salir de ese problema.

- Eso significa entonces que se mantendrá fiel a sus ideas por muy erradas que sean

- No están erradas niño, yo sé de qué hablo.

- Claro, usted cree que habrá otra guerra

- Niño yo sé de qué hablo, y temo que alguien más sufra como yo sufro.

- Simplemente ya no te queda nada

- Busque a mi hija durante tanto tiempo… tanto tiempo - le confesó Meyer antes de relajar su cuerpo y cerrar sus ojos.

Inuyasha estaba cansado de ese lugar, de ese olor, de ese hombre. Se levantó de su asiento, y acomodó su traje. Y se colocó detrás del hombre.

- No habrá guerra, solo eres un hombre traumado por ella.

Inuyasha sacó su pistola y le disparó al hombre, dejándolo muerto en la sala, saliendo de la casa para regresar a la suya.

- Este niño, ahora es un hombre - declaró Inuyasha, en una última mirada hacia la casa en ruinas.

Sin embargo el señor Meyer, no estaba errado en su pensar, después de 4 años estalló una nueva guerra, donde Inuyasha tenía la misión de invadir Checoslovaquia, donde comprobó con sus ojos lo que era la guerra.

Japón e Italia se unieron a la guerra, cada uno atacando un punto estratégico, todo por el dominio político y económico del mundo.

1940, Dinamarca

La radio sonaba de fondo en esa oficina, mientras alguien en el baño se afeitaba la barba para ser más presentable. Debía mostrar buen porte.

" Hoy Junio, la ciudad de París, la capital de Francia cayó ante la poderosa fuerza de Alemania…"

Inuyasha apago la radio ante la noticia, no podía decir que estaba feliz, al fin y al cabo ya no formaba parte del campo, ahora solo hacía trabajo de oficina, atribuirse una gloria donde no participó era simplemente una falla.

Ahora tenía el rango de Comandante mayor, estaba encargado de una prisión de desertores, y prisioneros de guerra. Estando bajo el mandato de Joseph Hess, con el cargo SS-Schütze (soldado raso) dentro de la SS.

La puerta sonó, con el sonido de 3 golpes suaves con intervalos de 2 golpes. Ese era su código para saber quién tocaba la puerta, y por los golpes era su secretaria.

- Adelante - le indico Inuyasha.

- Buenos días señor, debe ir a la entrada a recibir 3 prisioneros nuevos que deben ser interrogados - le indico la mujer, amablemente mientras le daba las notas.

- Gracias señorita Hoffnung. ¿Algo más?

- Para la tarde tiene una cena con el señor Hess, debe informarle sobre lo obtenido con los nuevos prisioneros.

- Bien, algo más?

- El secretario de tu padre volvió a llamar dijo que necesita hablar con usted urgentemente - le indico la mujer, un poco nerviosa.

- Gracias ya puedes irte

La mujer salió de esa oficina, Inuyasha solo podía sentarse en la silla. Colocando su rostro hacia atrás descansando la cabeza. No duró mucho tiempo ya que salió de su oficina para llegar a la entrada del recinto y observar a los prisioneros nuevos que llegaban al lugar.

El camión llegó con dos soldados, y los que se encontraban en su recinto, ayudaron a bajar a los 3 prisioneros. Bueno amenazandolos con pistola para que ellos se movieran. Cada uno fue encerrado en una prisión que solo contaba con un balde para sus necesidades. Los 3 prisioneros estaban separados entre ellos.

Inuyasha tomó la primera orden de llevar a un prisionero al cuarto de interrogación, allí Inuyasha era el encargado de descifrar qué era lo que planeaban y luego tenía que comunicarle las cosas encontradas a su jefe Hess.

- Buenas tardes, mi nombre es Inuyasha Gefühle. Seré con quién hable sobre todo lo que sabe

- Realmente crees que te diré algo, mátame y ya. No voy a traicionar a mi compañero

- La verdad es que no quiero saber cómo traicionaste al país, quiero saber es el porqué

Aquel prisionero lo veía con duda en su mirada, Inuyasha lo observó aquel hombre, Zimmermann, ocupación (Carpintero) fue reclutado para trabajar en la fábrica de armas. Pero colocó varios explosivos en la fábrica y destruyó gran parte de la estructura.

- No diré nada - aseguró Zimmermann.

- Vamos a hacer algo primero le cuento mi historia y después la suya, ¿le parece?

- ¿Qué intentas hacer?

- Verás soy hijo de Toga y Izayoi Gefühle. Mi familia ha estado durante generaciones en el ejército siempre defendiendo a su país, mi hermano mayor también está en el ejército. Personalmente creo que me metí en el ejército porque no conocía otra cosa - le confesó Inuyasha.

- ¿Qué planeas?

- Ya te dije, quiero conocer el, porqué? Cuéntame tú historia, un papel me dice de manera superficial quién eres, pero quiero saber quién eres tú. Si quieres puedes contarme cuando eras niño.

- No me vas a doblegar, ya no… ya no tengo miedo… He estado sufriendo desde hace dos años. Me dijeron que podía servir a mi país en lugar de ir a la guerra como soldado y tener que abandonar a mi familia - comenzó a narrar Zimmermann, mientras contenía las lágrimas.

" Vivía con mi familia, aunque la jornada laboral era pesada, podía soportarlo por el dinero y mi familia. Al inicio estaba feliz de poder ayudar en algo, con mis años de experiencia sabía que madera utilizar, mi mejor amigo Schmidt, era Herrero. Ambos éramos los jefes de la fábrica. No fue hasta hace un año que todo cambio, comenzaron a traer prisioneros, los obligaron a trabajar cuando ya no podían más los mataban, pero "no desperdiciaban balas" los metían en los hornos, incluso nos pidieron hacer grandes contendores y comenzaron a meterlos allí, durante un año escuche sus gritos, escuche el fuego rompiendo su huesos, olía la carne quemada"

- Debió ser duro para ti - le dijo Inuyasha, sin inmutarse.

- Lo fue, le dije a los soldados que ya no deseaba escuchar esos gritos, pero mis palabras no fueron escuchadas. Simplemente me canse de escucharlos. Ya no quiero escuchar nada - le dijo Zimmermann rompiendo en llanto.

Inuyasha lo veía sin demostrar ninguna pista de empatía, solo estaba cansado sobre cómo todos sufrían por la guerra, estaba cansado de ese trabajo. Y de esas personas.

- Entonces hiciste explotar la fábrica para no escuchar los cuerpos quemados? - le preguntó Inuyasha.

- Tu no sabes lo que es vivir esa experiencia diariamente durante un año. Ya no podía ni ver a mi familia sin escuchar los cuerpos quemados.

- Está bien… Dejemos la conversación hasta aquí.

Inuyasha se levantó de la silla y salió de la habitación de interrogación, le indico a los dos guardias afuera que llevarán al prisionero a su celda, y salió del sótano donde estaba ubicado. Cuando llegó al final de las escaleras Hoffnung.

- ¿Ocurrió algo?

- Si, la reunión con el SS-Schütze Hess, debe salir en este momento para reunirse con él a tiempo.

- Bien, saldré inmediatamente. Hazme un favor y averigua dónde está la familia del prisionero Zimmermann.

- Si señor…

Inuyasha se subió al auto, con dirección a reunirse con SS-Schütze Hess. Mientras su secretaria fue a la oficina a buscar información sobre Zimmermann, de camino a la oficina no podía evitar toparse siempre con soldados que no sabían mantener la boca cerrada.

- Aquí está la sucia - hablo un soldado

- Acaso hoy tampoco cumplirás con tu trabajo?

- Les pido por favor que me dejen entrar - les pedía Hoffnung un poco asustada.

- Acaso solo cumples las órdenes del Comandante mayor Gefühle - alegaba el soldado con doble sentido

- Ahora entiendo que hace una mujer en este lugar

- Por favor, les pido por favor que me dejen entrar - les pidió Hoffnung temblando como un pobre conejo asustado

No le gustaba la manera en la que hablaban esos soldados, debía hacer su trabajo antes que el Comandante mayor Gefühle volviera de su reunión con Hess SS-Schütze.

Por su lado Inuyasha entró en el restaurante, y con la mirada busco al Hess SS-Schütze, cuando lo observo degustando su plato en la mesa, conocía su carácter y sabía que interrumpirlo en su comida solo haría que se molestará. Así que espero a que acabará su plato y cuando el camarero le traía el postre, Inuyasha hizo acto de presencia.

- Buenas tardes, señor - lo saludo Inuyasha.

- Ah, Taisho… dime buenas noticias, ¿llegaron los prisioneros? - cuando Hess terminó de comprobar que era Inuyasha con quien hablaba, volteo su mirada hacia el hombre que tocaba el piano, y su mente se perdió en la melodía de Beethoven con moonlight sonata, 1er movimiento.

- Si, señor.

- Bien, quiero que inicies los interrogatorios lo antes posible.

- Si señor, hay alguna información en particular que deba buscar?

- Uno de tus prisioneros es un judío, averigua sobre su resistencia. Usa tu mejores métodos para conseguirlo en el menor tiempo posible.

- Si, señor…

- Bien, puedes retirarte

Inuyasha se levantó de la mesa, en cuanto comenzó a degustar el postre, siempre era igual. El señor Hess lo convocaba a la hora de la comida y nunca lo esperaba para comer. Y siempre lo hecha para comer solo. Así que tenía que pasar hambre hasta volver al recinto y poder comer algo decente.

Al llegar nuevamente al edificio de interrogatorios, lo primero que noto Inuyasha es que Hoffnung no salió para recibirlo. Eso le pareció raro desde que comenzó a trabajar hace 1 año nunca lo dejó solo en la entrada, debía saber qué ocurrió y reprenderla por ello. Fue a buscarla en su habitación donde no la encontró tampoco estaba en la oficina, ni en la entrada del sótano donde tenían a los presos.

- Acaso salió a buscar información? - se preguntó Inuyasha.

No, ella siempre le notifica lo más pequeño y cuando él salía y ella necesitaba salir esperaba que él llegará para tomar el auto y su permiso. Eso significaba que ella debía estar en el recinto.

- ¡Quédate quieta! - escucho Inuyasha al otro lado del muro, mientras caminaba.

- No ¡Suéltame! - la escucho Inuyasha.

Fue corriendo para cruzar el muro, y cuando llego observo como dos soldados la tenían sujeta de las manos, le habían abierto la ropa de arriba, y estaba sacándole la parte de abajo, trataban de violarla, la única acción que pudo hacer Inuyasha en ese momento fue dispararle a uno de sus soldados matándolo en el instante frente a Hoffnung, donde ella observo de frente como el hombre caía muerto y la sangre salía de su cuerpo. Mientras que el otro soldado la suelta para pedirle perdón a Inuyasha para que no lo matara.

El sonido del disparo, alertó a los demás soldados del recinto junto a los perros, y llegaron viendo la escena del crimen.

- El soldado Klein, junto al soldado Neumann. Intentaron violentar a la señorita Hoffnung. - les aclaro Inuyasha a sus soldados del recinto.

- Si, señor…

Aseguraron los soldados para apresar a uno y retirar el cuerpo del otro. En todo ese tiempo Hoffnung no podía quitar la vista de la sangre frente a ella. Era la primera vez que veía un muerto.

- ¿Estás bien? - le preguntó Inuyasha.

Pero ella no le contestó parecía sumergida en la muerte como para volver al mundo real. Inuyasha le pasó sus manos por frente y por esa interrupción de vista, fue en ese momento que ella lo miró a los ojos, y los ojos de ella se llenaron de lágrimas, sus ojos lloraban pero ella no emitía ningún sonido, tampoco se movía.

Inuyasha solo pudo suspirar, la tomó del antebrazo y la levantó. De esa forma la llevó a su habitación, la lanzó en la cama y allí la dejó. Inuyasha fue a la sala de interrogación y pidió que le trajeran a Neumann.

Cuando ambos quedaron en la habitación, Neumann solo observaba una mesa frente a él una pequeña lámpara sobre su cabeza, y él sentado en una silla, con las manos sujetas con los grilletes.

- No me gusta mucho, maltratar a un compatriota sabes - le dijo Inuyasha entrando en la habitación

- Por favor, no lo volveré a hacer

- No lo creo, verás si te dejo ir aún con una advertencia volverías hacerlo porque pensarás que soy blando

- No, señor… le juro que no lo volveré hacer - le pedía Neumann asustado, terriblemente asustado.

- ¿Por qué lo hiciste? - le preguntó Inuyasha en tono calmado.

- Klein dijo que ella era una mujer sucia. Solo queríamos un poco de diversión señor

- Una mujer sucia? Explicate.

- No es virgen señor y tampoco está casada.

- Eso la hace una mujer sucia?

- Si señor, significa que dio su cuerpo a cambio de dinero.

- Le ofreciste algún acuerdo, entonces?

- Señor? - Neumann no comprendió su pregunta

- Dices que ella vende su cuerpo por dinero, cuánto le ofrecieron?

- Nada, señor.

- Y le pareció mala la oferta? - se burló Inuyasha.

- Señor nosotros sólo queríamos… - Neumann no tenía palabras que lo sacarán de allí, sabía y conocía la reputación de su superior.

- Violarla, eso querían hacer?

- Por favor, piedad

Inuyasha tomó a Neumann y lo desató de la silla para acostarlo en la mesa boca abajo, dejando los pies fuera de la mesa, amarró sus manos a las patas de la mesa una a cada pata, con el cuchillo le cortó toda la ropa, sin importarle si le cortaba la piel o no.

- Ella es una hija de nuestro amado país, no es una cualquiera que se vende por las calles. No crees que la investigue antes de comenzar a trabajar aquí?

- Lo siento! Por favor perdóname - le suplicaba Neumann.

- Ella ha estado toda su vida encerrada en un convento, así que me temo que te equivocaste de persona - le aseguro Inuyasha.

Inuyasha tomó un pequeño tubo de metal, y se lo colocó a Neumann de frente.

- Sabes cuando era niño y me portaba mal, mi madre siempre me daba nalgadas, me bajaba los pantalones y me pegaba - comenzó a narrar Inuyasha - en su momento me molestaba con mi madre por el dolor pero ahora que soy grande se lo agradezco por encaminarme por el buen camino.

- Por favor…

- Neumann quiero que mires este tubo, lo voy a marcar justo aquí - le dijo Inuyasha haciéndole una línea a unos 10 centímetros de la punta. - ahora sentirás en carne viva lo que planeaban hacerle a Hoffnung

Aseguró Inuyasha, para ingresar el tubo en el recto de Neumann, teniendo como tope la marca de 10 centímetros que había hecho. Ante los gritos de dolor y desesperación de Neumann. Inuyasha continuó el movimiento de entrada y salida por unos minutos más, hasta que la sangre que salía por el recto de Neumann se comenzaba a ver. Sacó el tubo y lo lanzó al suelo, Neumann estaba llorando de dolor y agonía. Pero Inuyasha tenía muchos planes, muchos más.

Cuando la puerta de la sala de interrogación se abrió solo salió Inuyasha limpiándose las manos llenas de sangre. Y se fue por el pasillo tranquilamente.

Unos soldados valientes se acercaron para saber que le había hecho al soldado Neumann, sus sorpresas fueron grandes al verlo en el suelo acostado en posición fetal con todo el rostro destruido y con una mano cortada en el suelo, sin mencionar que estaba desnudo y llorando como si no hubiera un mañana.

Inuyasha tenía una reputación de ser un sicópata al momento de torturar a la persona, siempre encontraba la información que quería y una vez obtenida elimina al sujeto en cuestión. No le gustaba mucho la intervención de terceros. Y el sótano era un lugar insonoro. Por lo que nadie más que él sabía sobre la información que allí salía.

- ¿Algún problema caballeros?- les dijo Inuyasha a la espalda de aquellos dos soldados chismosos que vinieron a ver su trabajo.

- ¡No señor!

Aseguraron los soldados para irse corriendo del lugar. Inuyasha volvió a entrar en la habitación de interrogación.

- Entonces en que estábamos?

- Por… favor… piedad - le pedía Neumann con dificultad para hablar debido a su mandíbula rota.

- Dime una cosa, cuando Hoffnung les pidió que se detuvieran, lo hicieron? - le preguntó Inuyasha. Mientras comía una manzana con la ayuda de una navaja.

- Por… favor…

- Creo que ya no hay mas nada que pueda sacarte, además tengo mucho trabajo que hacer y hay otros 2 prisioneros que necesitan mi atención - le aseguro Inuyasha.

- Qué… pasa… Ra… conmigo?

- Vendré más tarde a entretenerme contigo

Le aseguro Inuyasha, para salir de la habitación y dejarlo allí agonizando de dolor, le ordenó a dos soldados que ataran y lo amordazaran hasta su regreso. Inuyasha subió a la habitación de Hoffnung debía preguntarle si logró obtener la información que le pidió, sino entonces no sabría qué información sacarle a los prisioneros. Cuando llegó a su habitación le dio 3 golpes suaves a la puerta con un intervalo de dos.

No espero el entre, aún así abrió la puerta pensando que quizás aún estaba en estado de shock en la cama, pero esta estaba vacía, observó una puerta entreabierta y al abrirla observó a Hoffnung de espaldas a él bañándose en una tina pequeña, era la primera vez que veía una mujer desnuda.

Pero la veía desesperada por limpiar su cuerpo, estaba pasando la esponja con tanta fuerza que su piel, ya estaba roja. Posiblemente se había traumado al ver a un hombre morir.

Hoffnung fue la única persona que se presentó para el puesto de secretaria, por supuesto sabía que nadie se atrevería a trabajar para él con los rumores que se escuchan a su espalda, la sangre que corre por sus manos, la pila de cadáveres que se suman a sus pies.

Aún así la investigó cuando ella llegó, vivió toda su vida en un convento, luego de ser abandonada cuando era una niña pequeña. Por eso no conocía su reputación. Ni la guerra que se libraba en el mundo exterior, recién había salido del convento y pidió trabajar. Las personas del centro de trabajo la mandaron con él cuando ella aseguró que podía estar en cualquier lugar.

Inicio de flash back

- ¿Debo conformarme con una mujer inexperta?

- Es ella o nada… - fueron las opciones que le dieron a Inuyasha, estaba cansado de lidiar con el papeleo él solo.

Hoffnung resultó ser muy buena aprendiendo sobre sus gustos y como le gustaba tener arreglada las cosas. Además aprendía rápido las instrucciones que él le daba. Era la única mujer en el recinto, y la mayoría está allí encerrado desde hace un año, sin tener contacto con el sexo opuesto.

- Disculpe señor, llegó una caja fuerte para su uso. - le notifico Hoffnung.

- Por el momento guarda la información importante allí. Ya después buscaré que meter en la caja fuerte.

- Esta bien

Hoffnung guardó los documentos personales junto con el dinero. Y la cerró sin saber cuál era la clave para abrirla.

- Cuando te dé la clave de la caja fuerte. Quiero que de los cuatro dígitos que te dé, al primero le restes uno, al segundo le sumes 2, al tercero le restes 3 y al cuarto le sumes 4.

Fin del flash back

Regresó nuevamente al presente, aún estaba ella dándole la espalda, mientras limpiaba su cuerpo. Inuyasha salió de su habitación sin hacer ruido, no quería asustarla más de lo que ya estaba.


Hasta aquí el primer capítulo, igual que siempre será un capítulo por día hasta terminar la historia. la verdad pensé que nunca la terminaría y me disgustan los Fanfiction incompletos.

De antemano voy a dictar que esto es un Fanfiction, pero debo acoplar la historia a como se pensaba en esa época pido disculpas si alguien se ofende.

Los personajes no son míos son creación de Rumiko Takahashi solo la historia me pertenece