Capítulo 3: Las Mujeres Son Postres

Nota: antes de comenzar, debo recordarles que esto en un Fanfiction, yo no pienso así pero debo acoplar la historia a lo que se pensaba en esa época, lamento si hay alguien aquí que se enfado por el comentario, que leeran mas adelante.

Salió del recinto, cuando el reloj comenzó a sonar indicandole que debía ir a almorzar antes que Kagome intentara bajar para decirle que era hora de comer. Aún así los soldados de arriba tenían órdenes estrictas de no dejarla bajar. Inuyasha se cambió la chaqueta plástica por la del traje, no deseaba que Kagome viera la sangre en sus ropas. Inuyasha subió y entró en su oficina, justo cuando Kagome le había traído la bandeja con la cena.

- Ya está la comida - aseguró Kagome amablemente

Inuyasha no dijo nada solo, se sentó en el escritorio y observo como ella tomaba el primer bocado, la verdad no había razón para hacerla probar la comida, muchas personas eran inmunes a ciertos venenos. Pero simplemente le gustaba probar la lealtad de las personas, o eso se repetía a sí mismo.

- Que tenga buen provecho

Kagome salió de la oficina y lo dejó solo con la comida. Inuyasha cortó un trozo de carne, y observó el tenedor con el cual Kagome le había probado la carne. Cuando se dio cuenta que tenía unos minutos observando inmóvil el tenedor.

Comió sin pensarlo más, descartando aquel pensamiento de su mente, cuando Inuyasha llamó a Kagome con la orden de retirar su plato de la mesa. No pudo evitar pensar en las palabras que ella pudiera confesarle.

- ¿Qué diría tu dios de los homosexuales? - aquella pregunta escapó de su boca sin poder detenerla.

- Si alguien se acuesta con un hombre como si se acostara con una mujer, se condenará a muerte a los dos, y serán responsables de su propia muerte, pues cometieron un acto infame. (Levítico 20:13)

- Creí que tu Dios era piadoso, eso suena muy cruel.

- Dios creó al hombre y a la mujer, siendo ella un complemento del hombre.

- Entonces ustedes no son más que un mero accesorio para nosotros los hombres?

- Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra. (Génesis 1:28) - le recitó Kagome el versículo de memoria - nosotras somos quienes lideraremos a su lado, no como unos accesorios sino sus compañeras, su complemento, ningún hombre es hombre sino tiene una mujer a su lado - aseguró Kagome.

Kagome se fue un poco molesta por su comentario, los homosexuales son una abominación en el mundo. Pero no dejan de ser personas, hermosos corderos de dios descarriados del mundo.

- Pobrecito - dijo Kagome.

Kagome pensó en ese momento, porque Inuyasha le había hecho esa pregunta, comenzó a pensar que en ese recinto solo había puros hombres y ella era la única mujer. ¿Acaso Inuyasha estaba sintiendo algo por un hombre? Y quería saber si podía confiar en ella para confesarlo? Kagome solo podía pensar que arruinó la oportunidad de llevar por el buen camino a un cordero perdido, no tenía tan buen habla como la hermana Bertha.

- ¿Qué puedo hacer?

Kagome decidió volver a la oficina de Inuyasha, con un té y un pequeño postre. Tratando de mantener el equilibrio del té, lo sostuvo la bandeja con una mano y tocó la puerta de Inuyasha 5 golpes con intervalo de 1. Cuando escucho el "adelante" abrió la puerta y entró cerrando la puerta con el pie.

- ¿Qué es eso? - preguntó Inuyasha asombrado de ver algo blanco esponjoso con una fresa encima en la bandeja con el té.

- Yo quería pedirle perdón - comenzó hablando Kagome.

- Perdón? - Inuyasha no comprendió sus palabras

- Si, quería disculparme. Por no ser más receptiva

Inuyasha solo la escuchaba sin entender lo que ella decía, necesitaba encontrar en sus palabras una pista sobre qué hizo y por lo que se siente culpable.

- Prometo que la próxima vez que confíe en mí para contarme algo personal trataré de comprender sus sentimientos, perdóneme si soy muy atrevida pero me gustaría volverlo a llevar por el camino del señor.

Kagome terminó de hablar, e Inuyasha aún estaba preguntándose ¿qué es lo que está diciendo? ¿Acaso Kagome quería hablarle de su Dios? Acaso ella había descubierto que hacía en el sótano?

- ¿Tu sabes lo que hago en el sótano? - le pregunto Inuyasha, sería la única explicación coherente que había.

- Sótano?

Kagome solo pudo pensar en ese momento que desde que llegó, ella nunca bajó al sótano una vez lo intento y los soldados de la entrada le prohibieron el paso. Acaso en el sótano se reunían todos los amantes? No pudo evitar sonrojarse por pensar cosas indecorosas.

- Entonces usted hace sus "cosas" en el sótano? - le preguntó Kagome pensando que allí se besaba con otros hombres.

- Es mi trabajo Kagome, lamento que te enterarás de esa forma - le confesó Inuyasha, si ella descubrió que él es un torturador ya no había nada que hacer.

- No, no quiero que usted esté por el mal camino, yo deseo salvarlo de ese infierno - le pedía Kagome.

- Me temo que yo no tengo salvación, el cielo me cerró las puertas hace mucho tiempo

- No hables así, aún hay esperanza. Puedo llevarte por el buen camino, solo déjame intentarlo. - Kagome le suplicaba con la mirada.

- Si deseas intentar rezar por mi alma no te detendré, aunque es algo inútil me temo - le dijo Inuyasha, para beber su té.

- No eres malo… - le susurró Kagome, esas palabras impresionaron a Inuyasha.

- Como sabes que no soy malo, conoces mi trabajo en el sótano. Y aún crees que soy bueno?

- Trabajo?

Kagome pensó que Inuyasha estaba allí por trabajo, que podía obtener de ese "trabajo" no veía sentido de hacer que un hombre esté con otro hombre. Que podía obtener de esa unión?

- Lo siento Kagome, pero no puedo ir al mismo lugar al que vas tú.

Le confesó Inuyasha acabándose su té, dejando sin probar el postre que Kagome le había traído, para levantarse del escritorio arreglar su uniforme y salir al sótano, debía interrogar a Schmidt y con eso determinar qué información dar en su reporte, sobre la explosión de la fábrica de armas.

Kagome se quedó sola en la oficina, triste de haber fallado en expresar las palabras de Dios. Definitivamente falló en su primera misión impuesta por Dios.

Schmidt solo permaneció en silencio, sabía que no era una persona de voluntad fuerte sabía que podía quebrarse de nada y confesar todo. Pero si quería salvar a Zimmermann debía dejar su cobardía atrás y ser fiel a esa determinación.

Por alguna razón Inuyasha recordó a Meyer, su recuerdo era tan vivo. Que podía ver su espíritu, lograba ver su fantasma en cada esquina que cruzaba. En esos pocos minutos que recuerda de su conversación con él, tenía razón simplemente Meyer tenía razón en todo, no importaba lo que hiciera ni el cargo que tenía, aún se sentía que no sabía nada.

Inuyasha llegó a la puerta de Schmidt, debía eliminar el problema por lo que inició todo este problema, Kagome tenía razón en algo, y es que era anti natural el amor entre dos hombres, y ahora por culpa de ese amor la fábrica más grande de armas que tenían quedó destruida dejando sin armas a su ejército.

- Zimmermann murió sin decir nada, tendré que ser más suave contigo hasta que me digas lo que necesito - le mintió Inuyasha, quería saber cómo le afectaría su muerte

- No… mientes, no puede estar muerto no puede! - le gritaba en súplica Schmidt, mientras derramaba lágrimas.

- Ahora necesito que me digas con quién estuviste en la fábrica. ¿Quién te ayudó a explotar la fábrica?

- Nadie maldito idiota, Zimmermann lo hizo solo para salvarme, el quería que yo dejara de sufrir. Yo fui quién le arruinó la vida. - lloraba Schmidt.

- ¿Me estás diciendo que Zimmermann lo hizo todo solo? - le pregunto Inuyasha

- Mátame, por mi culpa perdió a su esposa, a su hijo, su casa, su trabajo y ahora su vida. No le traje más que desgracias. Por favor mátame - lloraba en súplica Schmidt

- ¿Realmente lo amas? - le pregunto Inuyasha.

- Si, y entiendo que lo nuestro no es natural, que está mal visto que así me siento, así se sentía él

Ante la confesión de Schmidt, Inuyasha tenía claro que todo fue solo un deseo de proteger al ser amado aún en contra de tus propios ideales.

- El ser amado? - se preguntó Inuyasha.

Camino saliendo del sótano, y observo como Kagome lo esperaba en una silla. Tenía en su mano aquel objeto blanco esponjoso. Cuando ella levantó la mirada para verlo lo primero que le ofreció fue aquel plato.

- Yo, le pido perdón - fue lo que dijo Kagome ofreciéndole aquel objeto.

Inuyasha solo observó a los dos soldados que vigilaban la entrada y devolvió su mirada hacia Kagome, y se fue dejándola con las manos extendidas.

Kagome presentía que la confianza que se logró forjar en todos esos meses se perdio, decidió seguirlo para pedirle a si fuera de rodillas pedirle perdón. Observó como Inuyasha entraba en su oficina, cuando cerró la puerta casi en su nariz, le tocó 5 golpes con 1 intervalo.

- Adelante - le dijo Inuyasha

Kagome entró en la oficina, con el corazón a mil latidos por hora, sentía que perdería ese buen trabajo, y la posibilidad de restaurar el convento. Pero lo peor era perder la oportunidad de llevar a Inuyasha por el buen camino. Todo era su culpa por no saber distribuir la palabra de Dios.

- Yo… - Kagome no sabía qué decir

- Dame eso…

Kagome lo observó cómo extendía su mano, pero no comprendía que le pedía, hasta que observó sus manos y vio el postre que deseaba darle desde hace unas horas. Lo colocó frente a él, Inuyasha tomó el tenedor tomó un pequeño trozo de aquel objeto blanco esponjoso y lo comió.

- Es dulce - le confesó Inuyasha ya que era su primera vez comiendo un postre.

- Acaso me pase con el azúcar? - le pregunto Kagome

- Esta… rico - le confesó Inuyasha.

Inuyasha solo podía pensar en el sabor que estaba probando, ese dulzor. De niño no recuerda haber probado nada igual. Y ahora de adulto no podía darse el lujo de comer esas cosas, simplemente sentía que mostrarían… que mostraría? Debilidad? Delicadeza? ¿Qué era lo que lo hacía ser hombre?

- Es como una mujer

Inuyasha simplemente comparó el postre con la mujer que tenía frente a él, podía decir que ambos eran iguales, las mujeres al igual que ese dulce. Eran puras como el color blanco, suaves como esa textura, acaso también eran deliciosas?

- Disculpe, que es como una mujer? - le pregunto Kagome

- Olvídalo… Gracias, me gustaría degustar estas cosas dulces, espero que mañana hagas más.

Para Kagome eso fue una aceptación, estaba feliz que Inuyasha aceptará su disculpa quizás, solo se estaba apresurado a sacar conclusiones que no corresponden.

Inuyasha llamó al Joseh Hess SS-Schütze, para declarar su descubrimiento. Cuando contó los motivos de Zimmermann para hacer explotar la fábrica de armas. Joseh Hess SS-Schütze, no pudo evitar expresar sus "síntomas" ante la confesión de Inuyasha sobre los sentimientos de ambos hombres.

- Que asco, son una abominación. - volvía a resaltar Joseh Hess SS-Schütze

- ¿Qué debo hacer señor? - le pregunto Inuyasha haciendo caso omiso de los "síntomas" de Joseh Hess SS-Schütze

- Mátalos, sus vidas ya no valen nada, traicionaron nuestra causa, además no los quiero por allí - le ordenó Joseh Hess SS-Schütze

- Los mato solo por amarse? - sintió la duda Inuyasha.

- Si, esconde sus cuerpos donde nadie los encuentre.

Inuyasha debía obedecer las órdenes de su superior sin rechistar, sin hacer preguntas, sin dudar. Tras aceptar la orden colgó el teléfono, tomó su arma y se fue con la intención de hacer obedecer las órdenes que le dieron.

- Kagome! - llamó a su secretaria.

- Si? Dime qué necesitas - le preguntó ella amablemente.

- Necesito los registros de Zimmermann y Schmidt

- Ya los busco

Kagome buscó en el archivero todos los datos que encontró sobre las dos personas que le pidió Inuyasha. Y le entregó sus registros.

- Necesito que llames, al banco para eliminar sus cuentas, y necesito que llames al registro para que me envíen todo de ellos

- Si señor!

Kagome tenía curiosidad sobre el pedido de Inuyasha, pero sabía que no debía preguntar mucho, llamar directo al banco donde ambos hombres tenían cuentas y bajo la orden de Inuyasha más la de Joseh Hess SS-Schütze.

- Ya estaría, la eliminación de los registros? - le preguntó Inuyasha a Kagome

- Si, tendrás todo el dinero mañana junto a los registros, solo debo ir a firmar la autorización.

- Bien, ya no tendrás problemas, la mayoría conoce más tu rostro que el mío.

- Si

Cuando Kagome comenzó a trabajar allí, la mayoría de las personas no conocían a Inuyasha más que de los rumores que se extendían de él. Cuando Kagome tuvo que cumplir su primera orden de ir al registro a buscar información sobre uno de sus prisioneros. Le negaron los registros por no tener rango militar además de ser una mujer. Sin embargo, el mismo Inuyasha fue junto con Joseh Hess SS-Schütze, y le crearon a Kagome una credencial especial para poder hacer su trabajo.

Las personas en los registros y bancos de la zona saben que ella tiene rango y permiso de dos peces gordos, sin mencionar que la familia de Inuyasha, los Gefühle son una familia de alto poder militar. El padre de Inuyasha, el señor Toga tenía cargo de Reichsführer-SS (comandante en jefe de las SS) cargo político nombrado directamente por Adolf Hitler. Mientras que Sesshomaru, su hermano mayor es SS-Oberführer (coronel mayor con mando de general)

Inuyasha era el único que no estaba integrado en la SS, varias veces su padre le ordenó integrarse dentro de la organización lastimosamente Inuyasha no se sentía merecedor de tal cargo y menos cuando fue Sesshomaru quien lo salvó aquel día que invadieron Checoslovaquia.

No se sentía bien, después de aquella invasión. Aquel padre que sostenía el arma con dolor tras la pérdida de su hija en Checoslovaquia aún le dolía. Sesshomaru mató a aquel hombre para protegerlo a él.

Inicio de flash back

Cuando bajó la cabeza, un civil quien había tomado el valor por el duelo de una niña pequeña cerca de sus piernas tomó un rifle y trató de disparar a lo que fuera. Sin saberlo, sin darse cuenta el silencio comenzó a reinar, eso era peor el silencio era lo peor. No sabía que venía que lo producía, ese silbido en los oídos no los dejaba sin importar lo que hicieran.

- Reacciona idiota! - le pedía Sesshomaru a gritos

Inuyasha solo podía observar el cadáver de quien una vez fue padre de una hermosa niña. ¿Por qué peleaba? Se suponía que por la libertad y la gloria de Alemania, para demostrar que ellos eran los mejores en el mundo. Pero y si estaba errado?

Allí estaba Meyer, viéndolo juzgandolo con la mirada, porque ahora lo veía como alguien que sabía y conocía del mundo? ¿Que tenía ese fantasma que lo seguía a todos lados?

- Vámonos! - le gritó Sesshomaru a Inuyasha

Continuaban pasando los aviones lanzando bombas, y Sesshomaru le ordenaba caminar y disparar. Inuyasha solo obedecía lo que le ordenaba su mente estaba nublada por el fantasma que lo seguía incluso cuando intentaba dispararle un cuerpo caía y al observar quién era siempre cambiaba al rostro de un civil.

Sesshomaru, solo pudo detener a su propio hermano cuando observó que mataba a amigos y aliados como si estuviera ciego y solo el deseo de matar fuera lo único en su mirada.

Cuando Inuyasha logró calmarse, estaba bañado en sangre. Y detrás de él no había espacio sin cuerpos muertos ni escombros. Todos muertos aliados y enemigos.

Fin del flash back

Volvió a reaccionar en el mundo real, volvió al mundo real. Perderse en su mente nunca era bueno. Allí estaba en su oficina, la noche se asomaba por la ventana, se sirvió otro vaso de whisky, y lo bebió de un solo paso.

Mañana debía llevar a cabo la orden de ejecutar a Zimmermann y Schmidt, debía encontrar la manera que sus cuerpos no sean encontrados nunca.

Detrás del recinto, justo detrás de aquel lugar había un abismo que durante la noche, se podían escuchar las voces de los muertos y durante el día se veían como la entrada al infierno. No se lograba divisar nada hacia abajo.

Al amanecer, Kagome comenzó su camino hacia el banco y el registro para buscar todo sobre los hombres que debía. Su llegada al banco alertó a los empleados, sabían que su presencia se debía a algo importante.

Directamente entró a hablar con el banquero quien luego de un silencio hacia ella le entregó toda la información y papeleo que ella quería junto al dinero guardado a nombre de esas cuentas.

Cuando salió del banco y fue al registro, allí el proceso fue igual. El director del recinto le entregó todo el papeleo sin preguntar nada "solo obedeciendo órdenes de quienes estaban detrás de ella".

Al volver al recinto, Kagome le entregó toda la información de los sujetos más el poco dinero que había en las cuentas.

- Bien, toma este sobre y envíalo por el correo, llévalo tú directamente a la oficina de correo.

- Si señor…

- Podrías prepararme un poco de café antes de irte?

- Si señor…

Kagome salió de la oficina, a prepararle el café, al volver tomó el sobre y volvió a salir con el chófer a llevarlo a la oficina de correo. Con el documento enviado volvió al recinto. Donde le notifico a Inuyasha que su trabajo había sido cumplido con éxito.

Mientras tanto Inuyasha se encargó de quemar todo rastro de Zimmermann y Schmidt, toda su información había sido borrada de los registros tampoco había cuentas bancarias para pensar que alguna vez existieron simplemente se esfumaron en el aire. Era lo mejor que podía hacer por ellos, tal y como ordenó Joseh Hess SS-Schütze.

Ahora debía encargarse de ellos, tomó a ambos prisioneros y les tapo la ojos ató sus manos y les vendo la boca para que no hablaran. Todo eso a media noche entre menos personas los vieran era más fácil hacer que ellos no existieron nunca.

Colocó a ambos hombres sin que ellos supieran uno al lado del otro, justo frente a un precipicio que estaba detrás del recinto.

Tanto Kagome como algunos guardias escucharon una serie de disparos que los pusieron en alerta, cuando los soldados fueron a revisar el lugar del origen del sonido. Observaron a Inuyasha frente al precipicio con el arma en la mano, y pequeños rastros de sangre en el suelo.

- Aquel que hable sobre esto, será considerado un desertor - les dijo Inuyasha a los testigos allí presentes.

Kagome llegó luego de la orden de Inuyasha, y observo como todos le daban pasó asustados, Kagome miro la mano de Inuyasha y veía un arma. Podía asegurar que era la misma que emitió el sonido que los despertó a los presentes que estaban allí.

Inuyasha le pasó por un lado pero se detuvo a su espalda.

- Kagome, vete a dormir mañana debes despertar temprano - le ordenó Inuyasha

Pero Kagome solo podía respirar de manera entre cortada, su mente le hizo recordar aquel día que Inuyasha mató al soldado que intentó sobrepasarse con ella. Recordó la sangre sobre su cuerpo, el frío del lugar solo hizo que le doliera la cabeza, se sentía sucia se sentía asquerosa, podía sentir que el cuerpo le dolía, un sin quererlo una sombra comenzó a envolverla ya no podía ver nada ni a nadie.

Cuando una mano se posó en su hombro, no pudo hacer más que apartarlo asqueada y asustada, cuando busco con su mirada quien le había tocado el hombro y miro que se trataba de Inuyasha. El simplemente no expresaba ninguna pizca de sentimientos en su rostro, pero aún así él le extendió su mano en señal de ayuda.

Kagome observó su mano y luego su rostro, para volver a ver su mano. Si algo había aprendido en ese tiempo con Inuyasha era que su mirada nunca expresaba lo que sentía siempre sabía mantener sus emociones encerradas. Pero aún así él no era mala persona. No podía considerarlo malo, la muerte que lleva en su mano fue su culpa, fue solo por ella.

Kagome tomó su mano e Inuyasha la acompañó hasta su habitación. Los demás soldados solo podían ver la escena en silencio, con temor y duda, sobre a quién había matado Inuyasha.

Inuyasha dejó a Kagome en su habitación, sabía que le había agarrado trauma a la sangre desde aquel día que mató al soldado frente a ella, para protegerla.

Después de dejar a Kagome en su habitación, Inuyasha volvió a su oficina, y se sirvió un vaso de whisky el cual bebió de un solo trago. Bebió hasta terminarse la botella. Su mente rodaba en Zimmermann y Schmidt ambos murieron, y solo esperaba que en el nuevo mundo ambos pudieran obtener lo que sea que estuvieran buscando.

El sol salió, y la luz pegó de frente a los ojos de Inuyasha irritandolos en consecuencia, salió de la oficina y busco a dos soldados para que limpiarán las alas de interrogación. Los nuevos siempre vomitan, la primera vez que ven extremidades cortadas, olor a sangre descompuesta, los gusanos en el suelo, los cadáveres hinchados, sus ojos grises.

Inuyasha además de pedirles la limpieza les ordena mantener vigilado a los otros prisioneros, además de evitar que mueran por deshidratación, hambre, o que busquen suicidarse. Si algo pasaba con los prisioneros que no fuera Inuyasha, los soldados eran sometidos a la interrogación que debían sufrir esos prisioneros.

Inuyasha fue a mediodía como era la costumbre de Hess SS-Schütze, de decirle que se vean a la hora de la comida pero nunca para dejar que se quede.

- Te deshiciste de los homosexuales - le hablo Hess SS-Schütze en voz baja a Inuyasha.

- Ya no existen en este mundo señor Hess - le confesó Inuyasha.

- Bien, quiero que averigues con quién tuvieron más contacto - le ordenó Hess SS-Schütze.

- Si señor…

- También pídele a un médico que te revise, puede que te contagiaran - le dijo Hess SS-Schütze, tapándose la nariz con una servilleta de tela.

- Si señor.

Nota: en Alemania, se creía que la homosexualidad era una enfermedad que se transmitía. Aunque Adolfo Hitler expresó abiertamente que no tenía problemas con los homosexuales, sus subordinados comúnmente castigaban este comportamiento. Pero en si, Alemania permitía la homosexualidad mientras las muestras de afecto fueran expresadas en privado.

Inuyasha salió del restaurante y llegó al recinto. Entró a su oficina y durante el almuerzo le pidió a Kagome que llamara a un médico que fuera discreto. Orden que Kagome tomó rápidamente y consiguió quien mantuviera cerrada la boca al terminar.

El médico llegó y le hizo un chequeo a Inuyasha en el cuerpo entero para luego pasar a unas pruebas psicológicas.

- ¿Siente atracción hacia algún hombre?

- No, mi único interés es trabajar

- Ya veo… tal parece que no fue contagiado con el virus, sin embargo llamame si comienza a sentir ese tipo de "emoción" - le dijo el doctor haciendo énfasis en la palabra.

- Si…

- Otra cosa, debería dormir. Aunque se vea saludable su cuerpo está rígido, y sus ojos se muestran cansados.

- Me temo que no puedo dormir

- Puedo recomendarle que fumase opio

- No me gustaría ser dependiente de alguna droga, ya descubriré qué hacer con respecto al sueño

Le dijo Inuyasha, para terminar de vestirse y decirle al médico que se fuera y no dijera palabra alguna sobre lo allí mencionado. Tras una buena suma de dinero que le dio Kagome a pedido de Inuyasha el médico se fue por la puerta.

- El médico dijo que estaba todo bien? - le preguntó Kagome entrando en la oficina.

- Si, no tengo el virus de la homosexualidad - le confesó Inuyasha

- En serio? ¡Qué alegría! - Kagome no podía estar más eufórica ante la noticia - hay que celebrar, te prepararé un enorme pastel de chocolate y fruta - le dijo animada

Inuyasha solo podía observar a esa mujer que se alegraba de que no tuviera aquella "enfermedad", cuando ella salió de la oficina, pudo volver a su trabajo y revisar los papeles que tenía en la mesa, todavía había un prisionero en una sala de interrogación y aún no le hace ni la primera visita.

- Creo que debería presentarme - se dijo Inuyasha a sí mismo para ir con el prisionero.

Salió de la oficina, y observo como Kagome estaba preparando sus cosas para ir a prepararle la cena junto aquel postre que menciono.

- Kagome, dame el informe del prisionero que queda.

- El señor Weis? A ver… aquí esta - le dijo Kagome para pasarle la carpeta.

Mientras caminaba leyó el expediente del prisionero.

" Jonas Weis, abogado. Su familia ha vivido por generaciones en Alemania. Tiene una esposa y dos hijos. Los cuales se fueron a Estados Unidos hace unos años. Se descubrió que mintió sobre su apellido, se llama Jonas Weisz, judío. Ha falsificado varios documentos, averigua quién ha solicitado sus servicios "


Hasta aqui el capitulo de hoy, esperen hasta mañan por mas.

Los personajes no son míos son creación de Rumiko Takahashi solo la historia me pertenece