Capítulo 5: Una Muñeca Para Vestir

Izayoi se llevó a Kagome arrastrada a comprarle un vestido para mostrar en la gala, junto a un peinado que la hiciera lucir en el lugar. Inuyasha se vistió con su traje de oficial militar con el cargo de comandante mayor. Sería una gala complicada, ya que posiblemente todos los invitados serían de la SS y sus esposas e hijos. Su cargo resaltaría sobre todos por ser el más bajo por sobre los niños y las mujeres.

Llegando a la gala, con su padre y tras los saludos correspondientes, entro en el recinto buscando en todas partes a su madre, aunque le gustaba que estuviera alejada de su padre le preocupaba que estuviera sola por allí y aún más con Kagome. Ambas eran mujeres indefensas en ese mundo.

- Inuyasha! - Esa era la voz de su padre.

Inuyasha volteo a mirar a su padre con otro hombre, aunque más joven ambos con cargo máximo de la SS, conocía la fama de Heinrich Himmler, patriota muy patriota. Tanto que fundó una organización llamada SA, todos los subordinados de esa organización trabajan como guardaespaldas de todos los integrantes de la SS.

- Así que tú eres el hijo menor, tu fama te precede. Escuché que has logrado doblegar hasta el más rudo y que lograste hacer hablar hasta un mudo - le hablo Heinrich Himmler

- Rumores exagerados señor - aseguró Inuyasha

- Y modesto… debo admitir que me hubiera encantado tener un hombre que pueda servir a mi país, pero el mundo me bendigo con dos hermosas hijas - le aseguro Heinrich Himmler.

- ¡En buena hora para Alemania! - brindaron los tres.

- Me sorprende que no seas parte de la SS, aunque tu padre y hermano si lo son - aunque se escucho como una plática en realidad Heinrich Himmler le estaba interrogando.

- Cuando estuve en la guerra de Checoslovaquia, de no ser por mi hermano yo no estaría aquí, nunca me sentí merecedor del cargo - le aseguro Inuyasha

- Escuché rumores que, mataste a más de 20 personas con tus propias manos, dijeron que parecías un animal - le dijo Heinrich Himmler viéndolo a los ojos.

- Si, señor…

- Mataste a nuestros enemigos y no te sientes merecedor? Que muchacho tan modesto. Eres el mejor en lo que haces. - Heinrich Himmler no podía estar más orgulloso de Inuyasha

- Gracias, señor

- Eres un hijo de Alemania, un poderoso guerrero, y trabajas para que Alemania triunfe - Heinrich Himmler solo le daba méritos a Inuyasha.

- Escuché que tu hija mayor se casó - se integró a la conversación Toga.

- Si, mi nuevo yerno forma parte de la familia de Alemania, espero que mi otra hija se case con un hijo de Alemania - le pidió Heinrich Himmler a Toga

- Mi hijo está soltero, no hay nadie mas digno que él - dijo Toga refiriéndose a Inuyasha.

- Supongo que es un buen partido, al fin y al cabo eres un hijo de Alemania.

Inuyasha sabía que su padre había mentido sobre el nacimiento de su madre, creando registros donde dictaban que ella era alemana igual que él. Los primeros años que Inuyasha llegó a vivir con su padre le dio un instructor privado que le enseñará la idioma.

Con castigos y clases las 24 horas, logro manejar el idioma en un año, fue allí donde lo inscribió en la escuela. Donde paso una infancia de golpes en insultos con sus compañeros de clase. Y el instructor para que no hablara lo eliminaron junto a su familia haciéndolo ver como un robo desafortunado.

- Llamaré a mi hija, para que se conoscan. Con buena suerte ambos se llevarán bien - le dijo Heinrich Himmler para buscar a su hija.

Heinrich Himmler se perdió en el público, buscando a su hija. Dejando a Inuyasha y Toga solos para que conversarán.

- No lo arruines. - le ordenó Toga

- No puedo asegurarte nada

Inuyasha solo quería saber dónde estaban su madre y Kagome, le preocuparía si ambas no están allí. Acaso su padre las aprisionó? Para usarlas como rehenes? Definitivamente lo mataría si ellas llegan a sufrir de alguna forma.

- Aquí está mi hija, su nombre es Kikyō.

Inuyasha volteo a verla, era realmente hermosa, su cabello negro suelto le caía como una cascada negra, su tes blanca señal de falta de trabajos en el sol, aquel vestido rojo sensual expresándose como una mujer adulta madura experta. Simplemente perfecta.

- Buenas noches! - hablo Kikyō.

- Vaya que es hermosa! - expreso Toga.

- Muchas gracias - hablo Kikyō.

Inuyasha simplemente permaneció callado, observándola, Inuyasha conocía esa mirada. La mujer frente a él escondía algo.

- Inuyasha, simplemente se quedó sin habla. - se burló Toga al ver la mirada de Inuyasha fija en Kikyō.

- Tienes razón - le siguió el juego Heinrich Himmler.

- Vamos, invitala a bailar - le ordenó Toga a Inuyasha

Inuyasha solo extendió su mano, sin decir una palabra, y ella la acepto sin hablarlo solo con verse a los ojos ya sabían que ambos que el otro quería salir de ese lugar.

Ambos comenzaron a bailar al ritmo de la música, sin hablar pero sin romper la mirada. Simplemente se entendían por la mirada, ambos sabían lo que el otro pensaba, pero habían preguntas que ninguna mirada podía responder.

- Mi nombre es Inuyasha Gefühle - se presentó Inuyasha

- Lo sé, conosco por foto y nombre a todos los integrantes de la SS y la SA.

- Pero yo no formó parte de la SS.

- No pero cuando vi el registro de tu hermano y padre allí te vi

- Debo sentirme intimidado tú sabes quién soy, pero yo solo se tu nombre

- Preguntame lo que quieras

Inuyasha solo la miro a los ojos unos segundos, ambos continuaban bailando al ritmo de la música. Al término de la música, la tomó de la mano y ante la ignorancia que le dieron las personas, la llevó aún balcón donde ambos podían estar solos sin interrupciones.

- Debo decirle señor Gefühle, que soy una dama y estar a solas con un hombre que no es mi esposo sería mal visto - le hablo Kikyō para hacerlo entrar en razón.

- Tranquila, aquí nadie hablará además no estamos haciendo nada - le aseguró Inuyasha.

- Puedo saber porque me has traído aquí?

- Quiero saber quién eres realmente

Aquella respuesta dejó a Kikyō impresionada, no se esperaba que alguien le dijera tal cosa.

- Y según tú quién soy realmente.

- No lo sé, en tu mirada veo que has vivido toda tu vida encerrada, actuando siempre como la mujer perfecta que tu padre espera de ti, Pero hay algo allí en el fondo que quiere salir y simplemente no sabes cómo dejarlo salir.

Kikyo permaneció callada ante las palabras de Inuyasha, realmente ese hombre era capaz de leer a una persona como si fuera un libro abierto? Debía tener miedo de esa habilidad.

- Quizás está en lo correcto… quizás está equivocado - le aseguró Kikyō confundiendo a Inuyasha.

Inuyasha iba a hablar para confirmar si realmente Kikyo no comprendía sobre sus propias emociones consecuencia de tener que reprimirse siempre.

Sin embargo un ruido producto del interior del recinto los hizo entrar sin terminar esa conversación, cuando Inuyasha le preguntó a uno de los hombres que trabajaba allí repartiendo las copas de champagne, que ocurría? aquel chico le confesó que un comunicado les indicó que las bombas lanzadas en Londres durante semanas. No lograron obtener la rendición del país.

La posible rendición de Inglaterra, era el motivo por el cual estaban celebrando los del alto mando, la falla solo provocó que todos perdieran el ánimo. Cuando Inuyasha buscó con la mirada el lugar donde Kikyō debía estar se dio cuenta que ella desapareció.

Inuyasha volvió su mirada al frente, observó como los invitados se dividían en dos grupos, unos se lamentaban por la falta de rendición de Londres, y el otro grupo cuchicheaban algo inaudible para él.

Se acercó poco a poco, apartando a las personas, hasta que alcanzó a ver a su madre. Se desesperó aún más para llegar a ella, y cuando la tuvo en sus brazos solo pudo examinarla para saber si estaba bien.

- Estoy bien, me preocupa Kagome - le aseguró su madre.

Inuyasha volteo la mirada, y podía ver como Kagome daba vueltas bailando incómoda con un hombre, que debido a las vueltas mal dadas. Y el intento de Kagome de irse de sus brazos. Hizo que Inuyasha se abriera paso entre la multitud. Hasta llegar a ella para tomarla en brazos y cubrirla con ellos.

- Oye, estoy bailando con la señorita - le aseguró el hombre en tono sarcástico.

- Me temo, que ella difiera de lo dictado por usted - alegó Inuyasha molesto.

- Soy su superior y debe obedecerme, ahora deme a la dama.

Inuyasha observó en las solapas y el hombro de aquel hombre, observó que era un teniente coronel, un rango mayor que el suyo. Solo uno.

- ¡Se acabó la fiesta! - aseguró Toga separando al público.

Toga no necesitaba que las personas hablaran sobre una insubordinación por parte de su hijo, debía impedir causar una revuelta. Y de regalo posiblemente su hijo le deba un favor y lo usé para que esté con la hija de Heinrich Himmler.

El público se dispersó, incluso aquel hombre se fue para evitar problemas con un oficial de la SS. Izayoi solo observaba a su hijo con una muestra de dolor en el rostro al ver la expresión de satisfacción de su marido.

Inuyasha por su parte, aún no se daba cuenta que tenía a Kagome en brazos, y cuando recuperó la conciencia su cuerpo se negaba a soltarla, simplemente sentía que si la soltaba en ese momento perdería algo que no sabía que tenía.

- Inuyasha, me estás apretando mucho - le dijo Kagome.

Cuando Inuyasha bajo su mirada, observó el rostro de Kagome se mostraba asustada, su cuerpo bajo sus brazos le indicaba que ella tenía miedo mucho miedo. Temblaba como si el diablo se le hubiera aparecido en la cara.

Volvieron a la mansión Gefühle sin decir nada, Inuyasha sabía que su padre le cobraría esa interrupción, Izayoi sabía que su hijo se estaba metiendo en un problema serio, y Kagome solo podía ver una sombra negra seguirla de cerca, y simplemente estaba asustada de ella.

Cada quien entró en una habitación, la noche fue larga, simplemente el ambiente no estaba cómodo. Inuyasha pensó en lo ocurrido en la fiesta, volvió a sentir esa irá en su sangre, esa misma irá que sintió en Checoslovaquia, la que le hizo matar a 20 personas solo con sus puños. Para aquel entonces el único que logró calmarlo fue Sesshomaru, pero ahora volvió a sentirlo.

Inuyasha estaba cansado de dar vueltas en la cama y se levantó para caminar, salió de su habitación fue directo al jardín, y observó una figura esbelta en medio del jardín.

Cuando se fue acercando, reconoció la figura de Kagome. Por primera vez se dio cuenta que ella estaba con un vestido verde que se ajustaba a sus curvas, tenía una hermosa vista de su espalda. Su cabello estaba recogido para tener esa vista, pero los reflejos de la luna hacían que pudiera observar los reflejos azules de su cabello, además de las cuevas que tomaban las puntas.

El viento sopló suavemente, y aún hala distancia observo como Kagome temblaba por el frío, observó como llevo sus brazos para abrazarse a sí misma, cuando Inuyasha deseo acercarse para colocarle la chaqueta con el propósito de eliminar la corriente de aire.

Pero Kagome solo se desplomó en el suelo abrazándose para llorar, era un llanto con gritos ahogados. Simplemente quería estar sola y sin que ella lo supiera tenía un testigo

- Maldito idiota, idiota! - hablaba desesperada Kagome.

Inuyasha solo podía verla abrazarse y llorar sin un fin cercano. Pero el frío de la noche no perdona y temía que ella pudiera enfermar si seguía así. Se terminó de acercar a ella y le colocó la chaqueta encima, provocando que ella la rechace automáticamente con miedo.

Inuyasha por un momento la vio, observo como ella lo veía solo con miedo en sus ojos, su cuerpo temblaba ya no sabía si por el frío o el miedo.

- Kagome, tranquila… no te haré daño - le aseguró Inuyasha en voz baja.

Kagome pareció escuchar sus palabras, y pudo relajar un poco el cuerpo. En su mente Kagome sabía que Inuyasha nunca le haría daño, él no es este tipo de persona. Bajo su mirada y observo como Inuyasha le ofrecía su chaqueta posiblemente para que se cubra del frío. Lo cual aceptó y se colocó. Inuyasha se sentó frente a ella y así permanecieron en silencio.

- Deberías entrar aquí está muy fresco - le dijo Inuyasha.

Inuyasha observó el rostro de Kagome, sus ojos escondidos a través del flequillo. Como si se debatiera en decirle o no.

- No, tienes que decirme nada si no quieres.

- Yo… tenía miedo…

- Kagome que ocurrió en la fiesta?

Inicio de flash back

Izayoi y Kagome, estaban en el salón de belleza, ya habían comprado el vestido que usarían en la fiesta. Mientras Izayoi usaría un vestido color rosado, elegante y de alta clase. Izayoi le pidió a Kagome un vestido más revelador debido a que ella era más joven y soltera. Izayoi solo deseaba que ella fuera el centro de atención.

- Ya lo verás, incluso puedo apostar que mi hijo caerá a tus pies - aseguro Izayoi

- En verdad? - Kagome solo podía sentir vergüenza por las palabras de Izayoi.

Kagome no podía dejar de sentir como su corazón latía fuertemente, acaso estaría faltando al respeto a Dios si usaba ese vestido? ¿Acaso a Inuyasha le gustaría que usará ese vestido tan revelador? ¿Le diría que le queda bien? ¿Le diría que está hermosa?

- No, no… que estoy pensando - hablo Kagome avergonzada en voz alta sin darse cuenta.

Izayoi solo podía reírse de su inocencia, y sentir lástima por ser tan inocente en ese mundo contaminado y sucio.

Al terminar de arreglarse y vestirse Kagome se encontraba muy cohibida de irse a la fiesta temiendo si estaba fallando a Dios al dejarse ver la espalda.

- No me siento muy segura - le hablo con vergüenza Kagome a Izayoi.

- Escúchame Kagome, Dios le dio a la mujer la belleza y el poder de tener el mundo a sus pies, pero cuando el hombre se dio cuenta de nuestro poder, busco someternos y separarnos. Unidas las mujeres podemos dominar este mundo separadas solo somos sus sombras

- Se equivoca "Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos; sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad. (1 Timoteo 2:9-10)" - le recitó Kagome.

- Mi niña…

- Dios, no quiere que nosotras nos llenemos los ojos de cosas banales y sin sentido, nosotros valemos más con nuestras acciones y buenas obras

- Entonces déjame hacer esto por ti, por mí… ayúdame a ayudarte - le dijo Izayoi.

Aunque Kagome no comprendía lo que Izayoi le quería decir, se dejó consentir y llevar por ella. Sabía que ella quería ayudarla a verse bien para la fiesta y ella dejaría que fuera feliz.

Cuando acabó por vestirse con Izayoi colándose un poco de maquillaje y con el peinado ya hecho se miró en el espejo. Para Kagome era como no poder reconocerse en un espejo, era como si fuera la primera vez que se miraba. Era como si otra persona ocupará su lugar.

- Lo ves, eres hermosa. ¿Crees que la mujer que está al frente pueda tener todo lo que quiera? - le dijo Izayoi como un susurro en el oído.

- Yo… no lo sé…

Si bien la iglesia ayudaba de manera espiritual, a nivel emocional simplemente la destruía, haciendo ver que no podía tener nada. Haciéndole ver que debía permanecer callada y sumisa ante los hombres. Izayoi solo deseaba que en el futuro las mujeres y las personas tengan la libertad de poder expresarse como son realmente, ella solo deseaba que nadie fuera esclavo de nadie. Simplemente de sus propios ideales. Como anhelaba ese mundo.

- Vamos a la fiesta, confía en mí.

Aun con sus dudas Kagome aceptó las palabras de Izayoi y ambas se montaron en el auto y fueron de camino a la fiesta. Al llegar el corazón de Kagome no podía dejar de latir. Izayoi caminó hasta la entrada pero se percató que Kagome se detuvo al inicio de las escaleras, bajó nuevamente para tratar de disipar las dudas que azotaban los pensamientos de Kagome.

- Confía en mí - le dijo Izayoi tomando la mano de Kagome.

- Y si, no es suficiente? Hay mujeres mucho más bonitas que yo - le dijo Kagome mirando alrededor y posar su mirada en una hermosa mujer de tez blanca y vestido rojo.

- Kagome, escúchame. Nunca sientas celos ni envidia de otra mujer. Cada una de nosotras debemos ayudarnos a mejorar, recuerda que divididas somos débiles unidas somos fuertes - la animó Izayoi

- Y si, a Inuyasha no le gusta? - aquella duda, aquella pregunta escapó de sus labios sin que ella se diera cuenta.

- Ya verás que Inuyasha te dirá lo hermosa que eres - le aseguro Izayoi amablemente.

Tomadas de la mano para darle apoyo, las dos mujeres subieron las escaleras de la entrada llegando a la fiesta. Donde el guardia de entrada les permitió el paso tras reconocer a la señora de Gefühle.

- Debemos buscar a Inuyasha - le dijo Izayoi a Kagome.

- Si…

Caminaron por el lugar, pero era muy grande para encontrar a alguien. Estuvieron varios minutos dando vueltas revisando en el jardín, el comedor, el balcón y por último en la pista de baile.

En todo ese tiempo Izayoi sujetaba a Kagome de la mano, como si de su propia hija se tratara. Estaba feliz de saber que ella era exactamente lo que siempre deseó para su hijo, una mujer que fuera buena persona, y que se expresará emocionalmente, pero había algo en la mente de Kagome que se mantenía oculto.

Sin darse cuenta, Kagome chocó contra un hombre, lo que provocó que Izayoi soltará su mano sin querer.

- Lo siento, perdone mi torpeza - hablaba Kagome nerviosa.

- Tranquila podría perdonarte si aceptas bailar conmigo

- Es que yo… no sé bailar, lo siento.

No era mentira, en el convento nunca le dieron importancia de saber bailar en una fiesta de gala, simplemente le debían su cuerpo y alma a Dios, lo demás no era necesario.

- Vamos si sabes bailar - le dijo el hombre, tomándola a la fuerza por las muñecas

- Me hace daño, por favor suéltenme - le pedía Kagome desesperadamente.

- Vaya que eres muy delicada, no estoy usando la fuerza contigo.

Mentía, cuando sentía que ella se quería ir le apretaba la mano para que no se fuera. Las personas observaban las súplicas de Kagome y el forcejeo del hombre con ella. Todos se estaban acumulando para saber que pasaría. E Izayoi no sabía qué hacer para sacarla de ese problema.

- Por favor, déjeme ir - le suplicaba Kagome en voz baja para no crear otro escándalo.

Se sentía aprisionada, todos la veían sufriendo allí, pero nadie se acercaba para ayudarla, porque nadie la ayudaba? Se sentía pequeña e insignificante y como si un dolor pasado volviera a su cuerpo. Observó como una sombra demoníaca aparecía de la espalda de ese hombre, esa sombra le dio miedo, algo en su mente le pedía correr, pero su cuerpo se quedó inmovilizado por el miedo.

Su respiración se volvió entrecortada, él la guiaba por la pista de baile, simplemente sentía que daba vueltas y estás comenzaron a marearla, si no se detenía pronto le vomitaria encima a ese demonio.

No fue hasta que se dio cuenta que se encontraba en el pecho de otra persona, estaba en unos brazos que la sujetaban fuertemente, también le tenía miedo, que deseaba? ¿Qué le iba a hacer? Tenía miedo y no encontraba la manera de pedir ayuda, las personas seguían viendo sin hacer nada, la impotencia provocó que comenzará a llorar en silencio. Solo quería irse de allí, quería desaparecer.

Cuando abrió los ojos nuevamente observó, que las personas comenzaron a disiparse, y logro observar a Izayoi nuevamente, al verla suspirar de manera repetida, comenzó a suspirar también. Fue allí que logró subir la mirada y se impresionó de ver a Inuyasha.

Temía que fuera otro hombre, que se quería sobrepasar con ella, pero se pudo relajar un poco al ver que fue Inuyasha quien la sacó de las manos de aquel hombre que no la soltaba.

Volvieron a la mansión Gefühle sin decir nada, Kagome solo podía ver una sombra negra seguirla de cerca, asustada de ella. Intento ir a su habitación y encender todas las luces para hacerla desaparecer pero esta sombra simplemente no se iba, en cada rincón oscuro aparecía. Se abrazó a sí misma intentando darse consuelo.

Pero no podía calmarse, la imagen de Neumann, Klein y varias sombras aparecían en su mente mirándola con ojos extraños, se sentía desnuda ante la mirada de todos esos fantasmas. Tenía miedo, tenía que salir de allí y correr, quizás así deje a esos demonios atrás.

Fue al jardín a tratar de disipar sus pensamientos pero continuaba viendo aquellas sombras, aún veía esas manos, aún sentía aquel aliento helado en la nuca, simplemente no soporto más y se desplomó en el pasto abrazándose a sí misma, tratando de apartar el dolor, tratando de apartar el recuerdo que azotaba su mente, tratando de eliminar el dolor que estaba sintiendo entre sus piernas, tratando de no sentirse tan asquerosa.

Pero como si las sombras la alcanzarán de verdad sintió algo en los hombros que terminó de asustarla aún más y como si le quemará el tacto la apartó inmediatamente. Y fue allí que observó a Inuyasha y en el suelo entre ambos una chaqueta.

Fue allí que Kagome asumió que fue Inuyasha quien le colocó la chaqueta por el frío de la noche. Ambos se veían cara a cara.

- Kagome, tranquila… no te haré daño - le aseguró Inuyasha en voz baja.

Por alguna razón la voz de Inuyasha lograba calmarla un poco, y sin que ella se diera cuenta las sombras desaparecieron de su vista. Inuyasha recogió su chaqueta del suelo y volvió a ofrecérsela. La cual acepto al darse cuenta del frío que corría en el lugar. Inuyasha se sentó frente a ella.

- Deberías entrar aquí está muy fresco - le dijo Inuyasha.

Kagome solo pudo esconder su mirada en el flequillo, ni ella sabía lo que sentía. Solo sabía que tenía miedo a una sombra. Y esta no la dejaba sola.

- No, tienes que decirme nada si no quieres. - le dijo Inuyasha, pero ella no sabía qué decirle. Cómo podía decirle que un demonio la estaba acosando?

- Yo… tenía miedo…

- Kagome que ocurrió en la fiesta?

Fin del flash back

Kagome terminó de contarle todo a Inuyasha, le confesó lo que siente. Le confesó sobre el demonio que no la deja sola.

- Kagome, quiero que me escuches. - le ordenó Inuyasha.

Ella levantó la mirada para verlo a los ojos, ella sabía que Inuyasha no le haría daño. El siempre cuido de ella.

- Tienes un trauma reprimido

- Trauma reprimido? - lo dijo sin comprender esas palabras.

- Los "demonios" que te persiguen solo están en tu cabeza, no existen en la realidad.

- Traumas - Kagome solo podía pensar en esa palabra.

- Kagome, dime cómo fue tu vida en el convento? - le preguntó Inuyasha queriendo llegar al fondo de su pensar.

- Pues bien, las hermanas me trataban bien, nunca tuve problemas allí

- Segura

- Si, desde que llegué al convento, recuerdo que me costó entender los rezos de las hermanas pero fue solo en el inicio.

- Kagome según los informes tú estuviste en el convento desde que eras una niña pequeña casi una bebé, es imposible que recuerdes el día que llegaste por muy buena memoria que tengas.

- Sabes siempre estoy soñando con una casa grande, donde alrededor hay un campo de cereales y legumbres. Recuerdo que había un hombre grande y fuerte, seguido de una mujer alegre y cariñosa y un joven sobreprotector.

Inuyasha escuchaba atento a la historia que Kagome le estaba confesando

- Habían más personas pero ellos eran a quieres más me acercaba, no recuerdo sus rostros, estos están borrados de mi cabeza, Pienso que eran mi familia.

Inuyasha simplemente escuchaba la confesión de Kagome, ella lo veía a los ojos o cambiaba su vista en puntos indeterminados como si estuviera concentrada en describir lo que ve en su mente.

- Pero veo que el hombre grande y el joven sobreprotector, deben irse. Ambos empacaron una maleta grande y los vi perderse en la distancia. Recuerdo que comencé a sentirme triste pero la señora me abrazó y… recuerdo que me dijo que volverían. Ellos prometieron volver…

Inuyasha solo podía pensar que Kagome verdaderamente recordaba a su familia y que su padre y hermano de quieres piensa que habla, fueron reclutados en la primera guerra.

- Ambas trabajamos en el campo y de repente… Ella me estaba llevando al convento, no dejaba de llorar. Estaba cubierta de cenizas, y estaba cubierta de sangre… simplemente me dejó allí y se fue…

Inuyasha se dio cuenta que hay un agujero en la historia de Kagome, hay un vacío en su memoria que ella no recuerda o quizás no desea hacerlo.

- En el convento me costó adaptarme pero con el tiempo lo hice.

- Creo que tienes un recuerdo bloqueado - le confesó Inuyasha.

- Si, yo también lo pienso. Pero ahora solo puedo pensar en el miedo de estar sola, tampoco quiero estar con alguien desconocido.


Hasta aquí el capítulo de hoy, espero les esté interesado la historia, aún faltan muchas cosas por contar y confesiones que declarar

Nota: Heinrich Himmler existió en el mundo real fue el fundador de la SA, que al igual en el Fanfiction, la diferencia es que el solo tuvo una hija y aquí tuvo dos.

Los personajes no son míos son creación de Rumiko Takahashi solo la historia me pertenece