Abrió un ojo, luego el otro, la luz y una brisa calida entraban por la ventana agitando suavemente las cortinas blancas. De pronto se dio cuenta que estaba desnuda y que unos brazos la rodeaban suavemente por la cintura desde atrás. Sintió su respiración, pausada. Se dio vuelta suavemente y sonrió al ver a Ron, dormido, en su cama. Las memorias de la noche anterior volvieron a su mente y sintió que su corazón palpitaba mas fuerte al sentir la desnudez del chico que dormía a su lado.

Lenta y suavemente intento levantarse, pero una presión le impedía moverse. Lo intento de vuelta, y nuevamente los brazos del chico se ajustaron alrededor de su cintura.

Ron murmuro suavemente, parecía casi un ronroneo, y Hermione divertida, lo callo con un beso. El chico abrió sus grandes ojos azules para encontrarse con la mirada intensa de su novia. Sonrió dulcemente, la atrajo hacia el, logrando que sus cuerpos encajaran perfectamente y comenzó a peinarle el pelo con los dedos, suavemente, hasta que ella volvió a quedar dormida en sus brazos.

El muchacho recordó las épocas de colegio, cuando ella llevaba el pelo enmarañado y desprolijo, no como ahora que le caía suavemente sobre los hombros formando unos rizos envidiables. Había pasado tanto tiempo desde ese primer año que la conoció, como una sabelotodo y desde ese momento en que su corazón comenzó a latir por ella. Miro por la ventana, soñoliento, y vio como las olas del mar se deslizaban por la arena blanca mientras que niños corrían de acá para allá jugando y mojándose. Vio a Harry y a Ginny, sentados en la playa, besándose tiernamente mientras que los pequeños los burlaban por detrás. Suspiro complacido, al fin esos dos habían admitido su amor, o mas bien Harry, porque su hermana siempre lo había amado. Aunque claro, después de la muerte de Dumbeldore y la persecución y muerte de Voldemort, había sido difícil retornar a la vida corriente.

Miro al paraíso que lo rodeaba, la mujer que amaba en sus brazos, su hermana y mejor amigo juntos al fin, en una playa fantástica, con un cielo azul despejado, su casa sobre el mar, el mundo de los magos al fin en paz. Tal vez ya era momento para pensar en su propia vida un poco. Hace tiempo que Harry le había dicho que ya seria un buen momento para formalizarse con Hermione, el sabia que ella aceptaría, se amaban y lo sabían. Pero tendría que hacerlo un momento inolvidable para la chica, tal vez en un restaurante, pero no, era demasiado común, quería algo original, algo con lo que ella se sintiera identificada. Se rió imaginándose proponiéndole casamiento a Hermione en una biblioteca, pero no, algo se le ocurriría. Pero mientras tanto la iba a llevar de viaje como le había prometido, tal vez, proponerle casamiento en el caribe seria una buena idea. Pero en fin, tenia tiempo todavía.