Capítulo 8: Cerrando un caso


Maui se sintió preocupado cuando escuchó el sonido de un golpe. Lo primero que hizo fue transformarse en Cold Shadow y empezar la búsqueda. El primer lugar que visitó fue la habitación de los trillizos. Ver que dormían tranquilamente lo hicieron sentir aliviado, pero no bajar la guardia.

Encendió la cámara de vigilancia que había instalado en el cuarto de los niños y se llevó la terminal consigo. Buscó en el resto de las habitaciones hasta dar con el origen de aquel sonido. Ver a Della lo hizo sentir aliviado, hasta que se dio cuenta que ella estaba en su estudio y peleando con un fantasma al que había capturado en una de sus misiones pasadas.

Della golpeó al fantasma con una escoba, provocando que momentáneamente se dividiera en dos. Aquella creatura no era especialmente fuerte y su resistencia dejaba mucho que desear, pero su capacidad de regeneración y la habilidad de poseer cuerpos la convertían en una verdadera molestia.

—¡No dejes que te toque! —le gritó Maui y de inmediato comenzó a buscar el sello.

—No es como si planeara hacerlo —Della colocó la escoba frente a ella a modo de escudo.

Cold Shadow le lanzó su bõ, el cual atravesó al fantasma y fue atrapado por Della.

—Esto está mucho mejor —comentó Della, quien comenzó a atacar a la creatura sin descanso.

El fantasma cesó sus ataques y se concentró en defenderse. No fue realmente efectivo, pues los golpes de Della no solo eran veloces.

Cold Shadow localizó el sello a unos pocos centímetros de su armario. Mentalmente se preguntó qué hacía allí, pero descartó ese pensamiento. Se dijo que no era el momento para preocuparse por eso y que debía actuar antes de que los demás habitantes de la casa despertaran.

Volver a sellarlo fue sencillo, tanto que Cold Shadow tuvo la sospecha de que el fantasma lo había hecho intencionalmente. De ser así no lo culparía, Della en ocasiones podía llegar a ser aterradora. Luego lo encerró en su armario, asegurándose de que no volviera a escapar antes de que Herneae regresara.

Della lo abrazó por la espalda y él no pudo hacer nada para evitarlo. Odiaba esa clase de gestos, pero tratándose de Della podía hacer una excepción. La seguridad que ella le provocaba era suficiente para alejar los fantasmas del pasado.

—Te ves muy sexy así —le susurró Della.

Cold Shadow deshizo la transformación y le dedicó una mirada de reproche a Della.

—¿Qué significa esto?

—Quería traerle algo de emoción a tu vida —respondió Della un tanto avergonzada —, extrañó cuando nos íbamos en busca de aventuras.

—Hay un motivo por el que no permito que nadie entre a mi estudio. Ese fantasma es solo uno de los muchos peligros que guardo.

—Aburrido —se quejó Della, su mirada se posó en el escritorio de Maui. No quería hablar del motivo por el que liberó a ese fantasma —. Lo importante es que nos divertimos y que no pasó nada malo.

—Estaba por hacer el desayuno —luego se dirigió a Della —, pondré a cargar eso.

—¿Cómo lo...?

—Tienes cara de no haber dormido en toda la noche y te vi mirar el celular.

—Había olvidado tu ojo para el detalle.

—Como te dije, soy un detective, mi trabajo es ver más de lo evidente.

Ambos se dirigieron a la cocina. Maui se dedicó a cocinar mientras que Della lo observaba distraídamente. El detective la regaló por su imprudencia, pero no fue consciente de que se había quedado dormida hasta que la escuchó roncar. Poco le faltó para reclamarle, pero una idea lo hizo detenerse. Se dijo que una Della dormida era más fácil de manejar que una Della despierta.

Estaba separando la mezcla de panqueques cuando los niños entraron a la cocina. Era tanto el ruido que hicieron que despertaron a su madre.

—¿Qué hacían tan solitos? —preguntó Dewey, su tono de voz indicaba que sospechaba algo.

—Della dormía, antes de eso hablábamos.

—¿Cómo te fue con el caso? —preguntó Della y su curiosidad era auténtica.

—Lo he resuelto.

—¿Qué era? —insistió Della.

Maui le dio un vistazo a los niños. Sabía que Della podría sospechar, ella lo había visto como ninja y no dudaba que Scrooge le hubiera hablado de él antes de dejar Duckburg, pero prefería correr el riesgo si quería conservar su mentira.

—Una niña perdió a su mascota y la ayudé a regresar a casa.

—¡Aburrido! —se quejaron Dewey y Della al unísono —. ¿Alguna vez has resuelto un secuestro o un asesinato?

—Aquí no pasan esas cosas —Maui sabía que era cuestión de tiempo para que se supiera lo que pasó con Lorenza, que se dirían muchas cosas, la mayoría mentiras y que dependería de él mantener a su familia en la ignorancia —. Iré a hablar con la niña, debo asegurarme de que sepa cómo cuidar de una mascota.

Maui se dirigió a la alacena y tomó los ingredientes necesarios para terminar los panqueques. No necesitó voltearse para saber que los trillizos y Della se habían ido al comedor, pero la presencia de Scrooge McDuck lo tomó por sorpresa. El detective sabía que había llegado recientemente, pero no podía decir desde cuándo.

—¿Sabes que escuché algo muy interesante?

—¿En serio? —preguntó inseguro. Podía notar lo molesto que estaba y eso lo hizo pensar en la conversación que tuvo con Della.

Su tío había estado molesto cuando supo del embarazo de Della. No había culpado a Della, al contrario, siempre se refirió a ella como la víctima. También le había dejado en claro que no aprobaba su relación con Della y dudaba que su situación mejorara de saber que le mintieron por años.

—No sé de qué habla.

Maui pretendió enfocarse en la preparación de los panqueques.

—Los niños y Della pudieron creerte, pero yo no. Sé que trabajabas en algo más.

—Un secuestro —Maui creyó que no tenía sentido mentirle —, una adolescente desaparecida. Ella está en el hospital y estaba por hablar con los padres.

—Eres un buen mentiroso —la voz de Scrooge denotaba reproche —. ¿Cómo puedo confiar en ti? ¿Qué me garantiza que no lastimaras a mi familia?

—Nunca lastimaría a mi familia.

—No te conozco para saber eso. Lo único que sé es que me ocultaste a mi familia por más de diez años.

—Ya le dije mis motivos...

—Una conspiración en mi contra —lo interrumpió Scrooge, su expresión no se había suavizado en lo más mínimo —. Tendrás que esforzarte mucho si quieres mi confianza.

El que tomara los primeros panqueques que había preparado le quitaban credibilidad a sus palabras. Maui se sintió nostálgico al recordar cuando era Donald y vivía en la mansión. Su tío amaba sus panqueques y solía pelear con Della por ellos. Ambos eran grandes aventureros por lo que esas competencias se convertían en verdaderas batallas campales.

Della siempre ganaba, incluso cuando perdía. Él solía guardarle panqueques, con muchas chispas de chocolate y banano, los cuales eran sus favoritos. Su hermana siempre le agradecía con un beso o con un abrazo. Maui odiaba admitir que pocas veces podía negarle algo a Della, incluso si no podía dejar de pensar que se tratara de una mala idea.

—¿En qué pensabas? —le preguntó Scrooge, su mirada era analítica.

—Trabajo.

Maui solo pensó en el trabajo cuando llamó a los padres de Lorenza. Ellos todavía no habían sido llamados para declarar y Maui sabía que no lo harían hasta que hablarán con él. Después de varios años trabajando con la policía se le había asignado el trabajo de dialogar y orientar a las víctimas.

—Launchpad se quedará con nosotros.

—Mi casa es pequeña.

—Ya se instaló y ni siquiera lo notaste.

Maui sabía que eso no era del todo cierto, pero prefirió no decir nada. Pese a que había interactuado poco con el piloto, este le agradaba y sabía que últimamente había tenido problemas con el hospedaje. Según escuchó se había estado quedando en casa de una ex novia y que esta estaba por mudarse. Lo único que le molestaba era que Scrooge nuevamente lo ignorara. Era algo que también hacía cuando era Donald.

Maui terminó de preparar los panqueques mientras que escuchaba a Launchpad conversar con su familia. Escucharlos felices hacía que el también experimentara esa felicidad.

—Panqueques de arándanos para Dewey, de limón para Louie, fresas para Huey, chispas de chocolate y banano para Della y pasas para t... Scrooge y de todos para...

—Launchpad Mcquack —respondió el piloto, se notaba animado.

—Espero que te gusten. No sabía cuáles eran tus favoritos así que te hice uno de cada uno.

—Debes amarme mucho para recordar cuáles son mis favoritos —le dijo Della con voz cantarina. Sus manos se posaron sobre las de Maui y comenzó a trazar pequeños círculos, del mismo modo en que solía hacerlo cuando eran adolescentes y sus manos se encontraban debajo de la mesa, a escondidas de Scrooge McDuck —. Prometo reconpensarte.

—¿Van a besarse? —preguntó Huey, parecía confundido.

—¡Adultos besándose! —se quejó Louie —. ¡Asco!

—Yo creo que es lindo —comentó Dewey —, finalmente papá y mamá estarán juntos.

Della no respondió. Ella le dedicó una mirada significativa al detective, una que este conocía bien.

Cuando Maui notó la mirada de Scrooge, se sintió preocupado. En lo primero en lo que pensó fue en el tío que casi dice. Luego pensó en los panqueques. Donald sabía cuáles eran los panqueques favoritos de Scrooge, Maui no.

—Noté que la mayoría de veces tomaba primero los panqueques de pasas, supongo que me equivoqué al asumir que eran sus favoritos.

—Me quedaré con los de pasas —pese a lo que había dicho, Scrooge tomó la mitad de los panqueques de Maui.

Della imitó a su tío y Maui se felicitó por haber hecho de más. También se alegró de ver que Della seguía siendo la misma. Una parte de él se sentía preocupado por el mismo motivo. Sabía lo obstinada que podía ser y su debilidad cuando se trataba de negarle algo.

—Solo te falta la autorización de tío Scrooge y podremos casarnos —comentó Della de pronto, Maui casi se ahoga al escuchar esas palabras.

No fue el único.

—¿Habrá boda? —preguntaron Launchpad y Dewey al unísono, ambos igual de emocionados.

Della se rió. Maui no supo cómo interpretar esa respuesta.

—Maui no tiene mi autorización —respondió Scrooge un tanto molesto.

—Si lo conocieras, lo verías como a un sobrino.

Maui comenzó a toser cuando escuchó esas palabras.

—Dejemos que el tiempo diga eso.

Donald se consideraba bueno leyendo las expresiones, no tanto como Scrooge McDuck, pero sí lo suficiente para saber cuándo alguien mentía. Siendo padre de tres niños y detective había tenido que desarrollar y perfeccionar esa habilidad. La reacción de Scrooge le resultó confusa. Podía notar la desconfianza en su mirada, pero también algo más, algo que hubiera deseado no ver.

También notó cierta incomodidad en el menor de los trillizos, algo que había notado desde que Della regresó. Maui quiso hablar con Louie pese a que faltaba poco para que se reuniera con los padres de Lorenza. Había notado que no estaba del todo bien y sabía que no podría trabajar si uno de sus patitos lo necesitara.

Lo hizo poco antes del almuerzo. Scrooge estaba trabajando, Della, Huey, Dewey y Launchpad habían salido al mercado a reabastecer la despensa. Maui sabía que se demorarían pues les había dado dinero extra para dulces.

—Louie ¿hay algo de lo que quieras hablar?

—¿Qué te hace pensar eso? —respondió Louie a la defensiva. Eso confirmó las sospechas de Maui.

—Soy tu padre, te conozco —Maui le acarició la cabeza a su hijo —. ¿Es por Della?

—Sí —respondió Louie después de una larga pausa. Se veía culpable y apenado —. Debes pensar que soy horrible.

—Nunca haría algo así. Ambos tienen que aprender a conocerse y quererse. Como detective puedo decirte que no siempre se puede querer a la familia y que a veces es mejor no hacerlo.

—¿Por qué lo dices?

Maui pensó en Lorenzo. Le preguntaría por sus motivos cuando hablara con él, pero dudaba que algo de lo que dijera pudiera justificar el que intentara asesinar a su hermana y que la secuestrara. Maui creía que no era lo único que le había hecho.

No era algo de lo que quería hablar con su hijo menor.

—A veces trabajo con personas que quieren saber si su pareja le es infiel. He visto casos en los que personas no temen lastimar y mentir a sus seres queridos. No está bien aferrarse a alguien que solo te hace daño.

—Sé que mamá lo intenta.

—Dale una oportunidad. No te aseguro que la quieras, pero al menos no te quedará la duda ni arrepentimientos —. ¿Recuerdas cuando conociste a Daria?

Louie asintió un tanto incómodo.

—Ahora te agrada, cierto.

Louie asintió, en esa ocasión menos incómodo. Herneae solía darle muchos obsequios, pero ese no era el único motivo por el que la quería.

—Puedes apostar a que lo mismo pasará con Della.

—¿Qué pasará con Daria? ¿terminarás con ella?

Maui no supo qué responder. No quería terminar esa relación, pero estaba dispuesto a hacerlo si Herneae lo quería de ese modo.

—¿Te gustaría que eso pasara?

Louie no respondió, pero Maui lo conocía lo suficiente para interpretar ese silencio. Eso lo hizo preocuparse, odiaba saber que, sin importar la decisión que tomara, alguien saldría lastimado.

—Falta poco para que regrese Daria, no sé qué pasara con nosotros, pero te aseguro que ella no te sacará de su vida.

Maui sabía lo mucho que Herneae quería a los trillizos y lo que había hecho por ganarse el cariño de los tres, era por eso que estaba seguro de que no los haría un lado, incluso si las cosas entre ellos no funcionaban.

La conversación terminó con la llegada de Scrooge y de Launchpad. Maui creyó que Scrooge estaba allí para escoger el menú del almuerzo. No era su único motivo.

—Ve a hablar con Launchpad —le dijo a Louie —, seguro que se divertirán mucho.

Louie obedeció, aunque no se veía del todo convencido. Maui estaba por cocinar cuando fue interrumpido por el pato más rico del mundo.

—Quiero curry para almorzar.

—Sabe que esto no es un restaurante ¿cierto?

—Con un servicio tan malo no podría serlo.

—¿Qué le hace pensar que no quería cocinar algo diferente? ¿o que tengo los ingredientes para preparar curry?

Scrooge señaló la cocina. No había nada que pudiera indicar que estuviera cocinando algo.

—Es lo menos que puede hacer después de que lo ayudara con las compras.

—Con mi dinero.

—Detalles sin importancia. Además eso lo ayudaría a ganar puntos. Puede hablarme de Donald en lo que prepara el curry ¿Ha descubierto algo?

—No he podido trabajar en el caso —Maui prefirió no mentir —, hubo un secuestro en la isla y preferí salvar una vida antes que perseguir fantasmas.

—¿Por qué está seguro de que Donald no vive?

Maui comenzó a preparar el curry, convencido de que podría distraerlo de ese modo. Mentalmente se reclamó por haberse olvidado de ese caso.

—Tome la custodia de los niños cuando él murió, creí haberlo dicho. Si tomé la investigación fue por insistencia de Della.

—Habla con ella, tal vez te escuche.

—¿Cómo si alguna vez me escuchara? —comentó Donald con amargura. No fue consciente de sus palabras hasta que era demasiado tarde.

—¿Algún motivo?

Donald pensó que tenía muchos motivos. Recordó cuando eran pequeños y Della solía meterse en problemas. Solía hacer cualquier cosa para evitar el aburrimiento y la mayoría eran peligrosas. Recordó cuando eran adolescentes y las veces en que lo besó por sorpresa. Su entrenamiento ninja no había ayudado a que pudiera predecir cuando quería besarlo. Recordó la primera vez de ambos, ella prácticamente lo había arrastrado en aquel templo, lejos de la vista de su tío y durante meses, quizás años, Donald no estaba seguro, le hizo olvidarse de la incomodidad que le provocaba todo lo relacionado con el acto sexual.

Recordar la primera vez de ambos hizo que pensara en algo que había tratado de ignorar, algo que durante años marcó su vida y que seguía haciéndolo, aunque en menor medida.

—¿En qué pensabas? Por tu cara no creo que sea nada bueno.

—En un caso que tuve hace poco, pero no tiene nada que ver con Della o los niños. Ya sabes cómo es ella, siempre hace lo que quiere.

Scrooge río al escuchar esas palabras. Todo rastro de enojo o sospecha desapareció de su voz.

—Recuerdo la primera vez que ella y Donald me acompañaron en una aventura. Quería mantenerlos seguros, pero Della tomó el mapa sin que me enterara y cambio la ruta. Creo que debí sospechar cuando entramos a la cueva del oso, en vez de rodearla.

Donald recordaba perfectamente esa aventura. Había sido divertido internarse en un bosque y ver toda clase de animales, hasta que chocó contra el trasero de un oso y estuvo a punto de ser tragado por el enorme animal. Ese día también descubrió lo rápido que podía correr cuando su vida estaba en riesgo.

—Recuerdo cuando se enteró de mi entrenamiento como ninja. No dejó de insistir hasta que la llevara y mi sensei no tuvo la oportunidad de negarse.

—Puedo imaginarlo.

Ambos callaron. Maui pensó en lo incómodo que era ese silencio.

—¿D... Maui sigue vivo? —preguntó Della mientras entraba a la cocina.

—Sí y estoy por terminar el almuerzo.

—¡Sabía que mi olfato no me engañaba! ¡El famoso curry de Donald!

—Qué bueno que lo reconociste, pase por muchos problemas para que me diera la receta —respondió Maui, haciendo grandes esfuerzos por no delatarse. Varias veces se había dicho que no debía usar las recetas de su abuela, pero le era inevitable no hacerlo. La cocina era muy importante para él.

—¿Cómo lo hiciste? Donald era muy receloso con las recetas de su abuela.

—Solo recuerdo que fue algo difícil...

—Y que no lo habrías hecho sin mí —Della se colgó de la espalda de Maui.

Maui quiso hablar primero con Lorenzo. Consideraba que necesitaba entender sus motivos si es que deseaba hablar con los padres del adolescente. Escuchar el resultado de los exámenes que le hicieron a Lorenza no hizo que cambiara de opinión.

—¿Por qué lo hiciste?

Lorenzo le dedicó una mirada cargada de reproche que no logró ablandarlo.

—Tus padres me dijeron que querías a tu hermana y aun así intentaste asesinarla. No te importó ver a tus padres sufriendo, tú la querías solo para ti.

Maui notó que la expresión en el rostro de Lorenzo cambió. Eso confirmó lo que ya sospechaba. La mirada de Lorenzo le recordaba la de Della porque era la de alguien que estaba enamorado. "Della jamás haría algo así", se dijo Maui mentalmente. Sabía lo obstinada que podía llegar a ser su hermana, pero dudaba que ella pudiera lastimarlo de esa forma.

—Debió ser doloroso, vivir junto a alguien que solo te veía como a un hermano sin importar cuanto la amas.

—¡Ella me amaba! —gritó Lorenzo —, ambos estábamos de acuerdo en escapar ¡pero usted lo arruinó! ¡No tuvimos otra opción que morir para estar juntos y usted no me dejó hacerlo! ¡Es su culpa que no pueda estar con Lorenza!

Maui sabía que eso no era cierto. Si bien era cierto que Lorenza no estaba atada cuando la encontró también lo era que su cuerpo estaba lleno de somníferos y tenía varias heridas que evidenciaba su cautiverio. Pero también sabía que Lorenzo realmente creía en lo que decía.

—Sí, pero no de la manera en que tú querías. Ella solo te ve como a su hermano. No me extrañaría que te odie por lo que le hiciste.

—¡Cállese! —le gritó —. ¡Usted nunca entendería cómo me siento!

Donald pensó en Della. Él sabía lo que se sentía amar a a alguien que no debería, conocía el remordimiento de tener sentimientos que no deberían existir y el auto desprecio que sintió cuando las cosas llegaron a un punto del que no había retorno.

—Sé que duele, el querer guardar esos sentimientos solo para ti sin poder lograrlo. El desprecio por sentir lo que no deberías, pero esa no es excusa para lastimar a alguien.

—¿Cómo...? —preguntó Lorenzo. El enojo seguía percibiéndose en su voz, pero había algo más, confusión.

—Eso no importa —Donald se sintió como un hipócrita. Si bien era cierto que no había abusado de Della, consideraba que no eran demasiado diferentes.

—¡Claro que sí importa! ¡Usted sabe que no hice nada malo! ¡Estaba enamorado!

—Sigue repitiéndolo hasta que te lo creas. Podías guardarte esos sentimientos, pero preferiste no hacerlo.

—¡Como si fuera posible deshacerse de ese sentimiento!

Donald pensó en sus intentos por alejarse de Della, en los momentos que compartieron pese a su determinación por terminar con todo y nuevamente se sintió como un hipócrita. Decidió que era el momento para terminar con aquella conversación. Consideraba que ya tenía todo lo que necesitaba para cerrar el caso y que lo único que lograría si insistía era mortificarse.

Maui esperó un largo rato antes de hablar con los padres de Lorenza. La conversación con Lorenzo le había afectado más de lo que le gustaría admitir. Era poco usual que se involucrara emocionalmente en sus casos, sin embargo algo en este había despertado ideas contra las que había luchado por un largo tiempo.

—¿Puede decirnos que pasó con nuestros hijos? —preguntó Claudia notablemente molesta.

—Los doctores nos dicen que Lorenza se recuperara—continuó Claudia —, pero se niegan a darnos más información y la policía no ayuda mucho. De Lorenzo no sabemos nada.

Era evidente que ambos estaban destrozados y lo mucho que sufrían por la falta de información. Odiaba no poder hacer nada para aliviar el dolor que sentían.

—Encontré a su hija en una cabaña en el bosque, ella se encontraba bajo el efecto de varios somníferos, necesitará de tiempo para desintoxicar su cuerpo y terapia para superar la situación.

—Nuestra hija no padecía de depresión.

—Nunca afirmé lo contrario —Maui trató de buscar las palabras adecuadas, pero dudaba que estas existieran dada la naturaleza de la información que estaba por revelarles —. Les pido que se tranquilicen porque lo que tengo que decirles no será fácil.

—¡Hable de una vez! —le ordenó Claudia —, es que no entiende que la incertidumbre nos está matando.

Maui sintió pena por los adultos frente a él. No le extrañaría si ellos llegaran a verlo como a un villano. Si bien era cierto que les devolvió a una hija también lo era que les había quitado a un hijo al reunir las pruebas necesarias para encarcelarlo.

—Lorenza estuvo secuestrada y Lorenzo es el culpable.

—¿Cómo está tan seguro?

—Lorenzo nunca lastimaría a su hermana.

—Él sabía dónde estaba su hermana y cuando lo encontré estaba intentando asesinarla. Hablé con él y necesita de ayuda psicológica. Tiene una visión distorsionada de la realidad y se ha creado un mundo en el que él y Lorenza son víctimas de las circunstancias.

—¿Cómo puede decir algo así? —poco le faltó a Claudia para golpear a Maui —. ¡Usted no conoce a mis hijos!

—Me guío por la evidencia —Maui se puso de pie —. Lamento que las cosas terminaran de este modo y sé que es probable que me odien, pero quisiera decirles unas últimas palabras. Sus hijos los necesitan, Lorenza ha pasado por una experiencia traumática y Lorenzo necesita entender la gravedad de sus acciones.