Capítulo 11: Vinieron de la luna
No era usual que Maui se dedicara a buscar mascotas perdidas, sin embargo eso era lo que hacía en ese momento. La tarántula de la clase se había perdido y sus hijos de inmediato lo sugirieron para que se hiciera cargo de esa tarea. No había aceptado únicamente para que no sospecharan, la tristeza de los niños lo habían conmovido y ese era uno de los principales motivos por los que difícilmente podía rechazar los casos que involucraban mascotas extraviadas.
—Creo que vi algo por allá —señaló Daria.
Maui siguió la sugerencia de Daria y buscó cerca de la caja de arena. No tardó en dar con la araña, aunque quizás sería más apropiado decir que la tarántula no tardó en dar con él pues saltó hasta donde se encontraba y se aferró a su pico.
—Lo siento, Aragne, pero este pato tiene novia —comentó Daria divertida mientras retiraba a la tarántula del pico de su novio.
—Siempre hace lo mismo —se quejó Maui —, bueno, es momento de devolverla al salón de clases.
—No puedes culparla, eres demasiado hermoso.
Daria besó a su novio, gesto que fue respondido. Poco después ambos se dirigieron al salón de clases de los trillizos, lugar en el que fueron recibidos como héroes.
—¡Sabíamos que lo lograrías! —comentó Dewey notablemente orgulloso —, nuestro papá es el mejor en su trabajo.
—Yo también ayudé —Daria fingió estar ofendida.
—Gracias, Daria —le dijeron los más pequeños al unísono.
Huey, Dewey y Louie, especialmente el último, tenían muchas preguntas que hacer y no dudaron en hacerlas.
—¿Cuándo regresaste?
—¿Planeas quedarte?
—¿Nos trajiste regalos?
—Regresé ayer —Daria hablaba con gentileza —, lamentablemente no puedo quedarme mucho tiempo y sí, les traje regalos ¿quieren verlos? Están en el carro de Maui.
Aunque Louie fue el primero en ir por los regalos, Dewey y Huey no se mostraron menos emocionados. Para Maui esto no fue extraño, Daria viajaba mucho por su trabajo y siempre que regresaba lo hacía con obsequios que sus hijos amaban.
Recordó los sucesos de la noche anterior, cuando le confesó que Della había regresado. Pese a que era un buen detective no pudo anticipar la reacción de Herneae y es que muchas veces su novia se comportaba de manera impredecible. Ella, lejos de enojarse por el hecho de que besara a su ex, se mostró comprensiva y no le dio importancia.
Ambos habían estado juntos hasta el amanecer, momento en el que Maui decidió que debía regresar a su casa, pues no quería que sus hijos se preocuparan. Ambos habían acordado verse y estaban en una cita cuando Huey lo llamó para avisarle de la desaparición de la tarántula de la clase.
Los trillizos regresaron al salón de clases cuando escucharon la campana. Ninguno mencionó a Della, pero Maui notó que Dewey quiso hacerlo y es que para él los motivos eran obvios, Dewey era el más apegado a su madre.
—No quisiera que Dewey me viera como a una enemiga —le comentó Herneae mientras que ambos se dirigían a la playa.
—No creo que lo haga —comentó Maui, al ver la expresión de Daria decidió seguir hablando —, tal vez al principio se sienta traicionado, pero deberá entender que las cosas entre Della y yo no funcionan y que es lo mejor para todos. Además sé que te quiere, muy en el fondo y que solo necesita tiempo.
Daria sonrió débilmente. Ambos se habían conocido cuando Donald formaba parte de la marina. Él y sus compañeros fueron enviados a la isla en la que Herneae habitaba con la misión de expulsar a un grupo terrorista. En esa ocasión se habían hospedado en el templo donde Herneae trabajaba como sacerdotisa. En aquel entonces solo eran amigos, el amor surgió tiempo después, cuando Herneae adoptó el nombre de Daria y Donald se convirtió en padre de tres patitos muy inquietos.
Una vez que estuvieron en la playa decidieron que era momento de seguir con la cita. Daria compró helado para los dos y Maui le obsequió un collar de conchas que combinaba con el suyo.
Scrooge estaba terminando las negociaciones para abrir un nuevo hotel cuando fue sorprendido por la visita de Bentina Beakley y Webby. Ver a la pequeña le hizo saber que algo grave debía estar pasando y es que la ama de llaves no solía dejar su trabajo y menos sacar a su nieta de la casa si es que no tenía un buen motivo.
—¿Sabe de un lugar dónde puedan cuidar de Webby?
Webby se mostró inconforme, pero no dijo nada.
—Iremos a la casa de Maui, apuesto a que los niños estarán felices de conocer a Webby.
Bentina no se mostró sorprendida y es que Scrooge le había notificado sobre lo que ocurrió durante su visita a la isla y de sus planes. Webby se mostró emocionada e hizo varias preguntas sobre los patitos.
—Podrás preguntárselo cuando se conozcan —la voz de Scrooge era suave —, estoy seguro de que serán buenos amigos.
—¿En serio? ¿Y podemos ir por una hamburguesa?
—No veo por qué no. Llamaré a Launchpad.
Launchpad acudió al llamado de inmediato, chocando contra un poste en el proceso. Afortunadamente nadie resultó herido. Scrooge no dijo nada, el vehículo era rentado y contaba con un seguro por lo que no debía preocuparse por gastos adicionales.
—Es hora de ir a casa —le dijo a Launchpad en cuanto lo vio, ignorando el poste caído, necesitaba quitarlo por lo que realmente no le molestaba.
—¿Qué las trae por aquí? —preguntó Scrooge poco después de que subieran al vehículo.
—¡Extraterrestres! —Webby fue la primera en responder —. Dijeron que querían ver a Scrooge McDuck y atraparon a muchas personas.
—Eso es terrible. Debemos hacer algo de inmediato.
—Lo sé, es por eso que vinimos. Darkwing Duck y Gizmoduck están peleando, pero la situación es complicada.
Launchpad chocó contra un buzón por lo que Scrooge decidió que era el momento de intervenir.
—Launchpad, los ojos en la carretera.
—Sí, señor McDee.
Launchpad no volvió a chocar, pero su manera de conducir no mejoró realmente. Tuvo varios problemas con otros conductores y se saltó varias señales de tránsito. No se demoraron demasiado en llegar por lo que Scrooge no tenía ninguna queja.
Scrooge encontró a Della en la sala, su rostro estaba sonrojado y en usted manos tenía un teléfono celular que le pareció demasiado parecido al que Maui usaba.
—¡Hola, tío Scrooge! ¡Hola, Agente 22! ¡Hola Webby!
—Della ¿Dónde están los trillizos?
—En clases. Maui me dijo que pasara por ellos en dos horas.
—¿Puedes cuidar de Webby? Necesito hablar con Bentina.
—Claro —Della se dirigió a Webby —. Ven, nos vamos a divertir mucho.
Scrooge se dirigió a la oficina de Maui. El detective no le había dicho que podía usarla, pero estaba seguro de que era el mejor lugar para conversar con la señora Beakley.
—Lo que Webby dijo es verdad —Beakley fue la primera en hablar —, ellos llegaron sin previo aviso y comenzaron a esclavizar a todos los habitantes. No pudimos hacer mucho para contrarrestar el ataque. Unos compañeros de S.H.U.S.H me dejarno frente a su oficina, yo volveré a la zona de batalla, pero necesito estar segura de que Webby estará a salvo.
—Entiendo —comentó Scrooge —. Necesitaré todos los detalles que pueda darme.
Bentina Beakley estaba aspirando el salón principal cuando notó que algo estaba mal. Lo primero que pensó al escuchar una explosión fue que Launchpad había chocado nuevamente contra el portón, luego recordó que el chófer, Della y Scrooge se encontraban en Harmony, pasando tiempo con los trillizos y con el padre de los pequeños. Salió a verificar de que de trataba el ruido, encontrándose con un grupo de extraterrestres armados.
—¿Dónde está Scrooge? —preguntó uno de ellos, el de menor estatura.
La señora Beakley sabía que el alíen quería verse intimidante, pero no podía tomárselo en serio cuando le parecía tan adorable. Su apariencia delgada y contextura robusta le recordaba a un niño pidiendo dulces, no a un invasor, que era lo que pretendía ser.
—Trabajando —respondió —. Gusta dejarle un mensaje.
Normalmente odiaba que se le tomara como a una secretaria, pero estaba dispuesta a hacer una excepción.
—Dígale que el planeta Luna tiene asuntos pendientes con él.
—La luna no es un planeta.
—¡Sí lo es! —respondieron ambos alíens al unísono.
Beakley creyó que todo terminaría cuando los alíens se marcharon y continuó con la limpieza de la mansión. No fue hasta que recibió la visita de Gyro que supo que la situación era más complicada de lo que imaginó y que fue un error subestimar a los alíens.
—Gizmoduck y un pato vestido de morado se están encargando de la situación —le dijo Gyro —, pero no sé por cuánto tiempo más puedan hacerlo. Necesitamos localizar a Scrooge McDuck cuanto antes.
Bentina no entendió la gravedad de la situación hasta que dejó la mansión. Fue consciente de que muchos fueron tomados como prisioneros en sus propias casas y que las autoridades fueron las primeras en caer. Esto último le hizo sospechar que no se trataba de un ataque improvisado y que debían de dar con el o la líder cuanto antes.
—¿Estás segura de que son de la luna? —preguntó Della confundida.
Webby asintió.
—Estaba con mi abuelita cuando dijeron que eran de la luna y que querían que Scrooge McDuck se rindiera.
—Debe tratarse de un error. Yo estuve en la luna y sé que son muy amables.
Si bien era cierto que para Della fue doloroso estar tanto tiempo lejos de los hijos, también lo era que llegó a encariñarse con la gente de la luna, especialmente con Penumbra y que había esperado que la visitaran.
—Tengo una idea, hablaré con Penny y estoy segura de que nos reiremos de todo esto.
—No estoy tan segura, mi abuelita dijo que eran peligrosos y atraparon a muchos.
—Un mal entendido, llamaré a Do... Maui y él aclarará todo, es detective.
—¿Quién es Maui? —preguntó Webby curiosa.
—Maui Mallard, el padre de los trillizos y mi pareja, aunque él no lo sabe —lo último lo dijo como quien cuenta un secreto.
—¡Maui Mallard, el famoso detective! ¡el que recuperó el legendario ídolo Shabuhm Shabuhm! ¿el que resolvió el caso de la Dalia Negra, el que resolvió el caso de la joven que desapareció en el hotel Latimore y encontró a los treinta niños que fueron secuestrados durante un falso concurso, el que capturó a los fantasmas del templo de las muñecas? ¿ese Maui Mallard?
—Creo que hablamos de otro Maui Mallard —Della no sabía que era lo que más le confundía, el hecho de que Webby pudiera hablar tan rápido sin tener problemas para respirar o que Donald le hubiera mentido cuando afirmaba ser un detective que trataba con casos pequeños.
Webby se mostró un poco decepcionada.
—Pero no creo que mi Maui sea tan malo, tiene fantasmas en su estudio.
Eso animó a Webby por lo que Della estaba dispuesta a mostrarle el lugar del que le había hablado. Encontrar a Maui cargando varias bolsas hizo que cambiara de opinión.
—No te esperaba tan temprano —le dijo Della, no iba reclamo en su voz, pero sí felicidad.
—Resolví el caso antes y decidí llenar la despensa. También vine por mi celular, no intentes engañarme, sé que lo tomaste, Della —la mirada de Maui se posó en Webby —. Hola, pequeñita ¿nos conocemos?
—¡Hola, soy Webby! Soy su fan, he estudiado todos tus casos y soy tu fantástico ¿cómo fue que te convertiste en Cold Shadow? ¿Es un giro de transformación especial? ¿Puedes hacer magia? ¿Dónde creciste? ¿Por qué no hay nada de información antes de tus veinticinco años? ¿Cuál ha sido tu caso más difícil? ¿Eres un espía?
—¡Hey! ¡Relájate un poco, pequeñita! —Maui sonaba preocupado —, respira profundo y dime tus preguntas con más calma.
Webby obedeció y se mostró más calmada. Della le dedicó una mirada cargada de reproche, sabía que Donald era bueno mintiendo, pero no había esperado que le mintiera a ella.
Webby repitió sus preguntas con más calma.
—Entrené durante años —le dijo Maui —, desde que era un adolescente, supongo que por eso no se sabe mucho de mí, también porque estuve viajando constantemente y solo soy un detective, nada excepcional.
—Es el mejor detective del mundo —comentó Webby un tanto ofendida —, he estudiado todos sus casos y sus hazañas están a la altura de Scrooge McDuck, el aventurero más grande del mundo.
—Me siento muy alagado —respondió Maui, su sonrisa seguía siendo amable —, espero que no te moleste que guarde estas cosas en la cocina —luego se dirigió a Della —. ¿Recordaste alimentar a Fafnir?
—Estaba dormido y no pude despertarlo.
—Típico de Fafnir, pon la comida en su tazón, eso bastará para despertarlo.
—Estaba por hacerlo —se quejó Della, luego se dirigió a Webby —. ¿Alguna vez has visto a un dragón de verdad?
Webby negó con la cabeza.
—Pues estás por conocer a uno.
Della estaba sirviendo la comida de Fafnir cuando el dragón se acercó a ella. Fafnir se restregó contra su brazo como si fuera un gato e hizo lo mismo con Webby.
—Fafnir no suele ser muy afectuoso con los extraños —comentó Della pensativa —, apuesto a que le caíste bien.
—Es tan lindo —Webby comenzó a acariciar al pequeño dragón y a hacerle cosquillas. Siempre había querido conocer a un dragón y Fafnir le pareció mejor de lo que había imaginado.
