A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su última entrega. Por favor, quienes dejan reviews anónimas, dejen un mail de contacto para que pueda responder sus comentarios con más agilidad, dado que no volveré a poner estas respuestas en mi profile.
¡MONTÓN DE GRACIAS A MIS LECTORAS DE PRUEBA¡Gracias Firts Ayanami y Sonomi por el tiempo que se dieron para leer y corregir mis locuras!
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. El personaje de Shiori, pertenece a Rumiko Takahashi y ha sufrido modificaciones para el beneficio de la trama. No estoy sacando beneficio económico de este escrito: nada más hago esto para relajarme y entretener a mi imaginación, eso es todo.
ADVERTENCIA.
Del Manual del Villano Para la Malvada Conquista de la Galaxia, Artículo Noveno: No incluiré un mecanismo de autodestrucción a no ser que sea absolutamente necesario. Si es necesario, no será un gran botón rojo con una etiqueta que diga "PELIGRO: NO PULSAR". Si bien habrá un gran botón rojo, este disparará una ráfaga de balas sobre cualquiera lo bastante estúpido para usarlo. De igual forma, el botón ON/OFF no estará claramente marcado como tal.
Cualquier coincidencia con la realidad, situaciones reales y semejanzas con personas vivas o muertas, es una mera coincidencia. Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
Capítulo 4:
Acto Inaugural.
Oficina del Conserje.
Shura suspiró de lástima. Apenas escuchó el timbre que anunciaba el ingreso a clases. Le dio un ligero tope al pequeño escritorio y ni siquiera se dignó a observar su casillero y el montón de escobas, herramientas y otros utensilios que le serían útiles en su trabajo. Afro tenía una expresión neutra, como si se estuviera convenciendo a sí mismo de que no estaba tan mal como creía. El Señor Tersites en cambio era el más preocupado.
"Señor Shura, Esto es temporal, solo por mientras no encuentro otro conserje." Explicó como quien da excusas. "Es que como el Señor Constantino murió tan de improviso, no tuve tiempo de encontrar a nadie y…"
"Bah. Al menos no perderé el tiempo con un montón de críos insolentes." Gruñó el santo.
"Son buenos niños, muchos incomprendidos, pero buenos al fin de cuentas." Protestó el director resignado. Shura lo miró de reojo. "Pudo ser peor."
"Es verdad, Shura, pudo ser peor." Apoyó Afro mientras observaba hacia el pasillo, que lentamente comenzaba a desocuparse. "¿En cuánto rato más es el acto inaugural?"
"En 15 minutos más. Hay que darle tiempo a los profesores de templar los ánimos." Explicó el Señor Tersites. "¿Tienen claras sus obligaciones?"
"Como el agua." Rezongaron los dorados.
"¿Tienen claro que hay que ser más suaves con estos niños?"
"Sí."
"Claro."
"Entonces los dejo. Espero que se sientan a gusto aquí." Deseó el señor Tersites con gentileza. Shura puso los ojos largos al cielo, fastidiado, mientras que Afro, algo más atinado, asintió con amabilidad.
"Se lo agradecemos, Señor Tersites. No creo que sea tan malo."
"Sí, como no…" Rezongó Shura. Una gota orbitó la cabeza de Tersites.
"Esperemos que todo sea para mejor." Dijo el director. "Señores Shura y Afrodita: recuerden que les vamos a presentar en el acto inaugural." Anunció mientras se retiraba.
Ambos santos quedaron pronto solos. Shura se dejó caer desparramado en la silla, al tiempo que Afro se masajeó las sienes: al parecer aún no se convencía de su suerte. A estas alturas los pasillos ya estaban vacíos, a excepción del ocasional alumno que llegaba tarde a clases. El santo de Piscis se dispuso a salir.
"Te dejo Shura. Tengo que ir a mi puesto… Espero que el Señor Termita recuerde que debe invertir nuestros apellidos."
"Si lo hará. Ya invirtió el apellido de Alde en el salón de maestros, no hay razón para pensar que se le olvidarán los demás."
"No invirtió el apellido de Shaina." Puntualizó Afro pensativo. Vaya, de eso sí se acordaba.
"Invierte 'Ophiucus' y verás que Sucuihpo no es muy pronunciable." Gruñó Shura, mientras buscaba su celular entre sus ropas. "¿No te ibas?"
"Ya me voy, me voy. Amargado."
Afro salió de la oficina del conserje y antes de iniciar la marcha, miró en ambas direcciones, como queriendo captar hasta el más mínimo detalle de los pasillos que se supone debería vigilar. ¡Con que estos eran sus nuevos territorios de caza! El santo de Piscis resopló con desgano.
"Espero que a la Princesa le esté yendo mejor."
Salón del 2º B.
Ese hormigueo en la planta de los pies le subió hasta el cuello, tras recorrerle el espinazo con eléctrica rapidez. Saori se sintió observada. Todas las miradas de sus nuevos compañeros estaban fijas en ella, situación que la hizo sentir cohibida. Era extraño, pues por lo general se manejaba muy bien en público y audiencias grandes… claro que era la primera vez que se enfrentaba a un grupo de jóvenes de su edad, a quienes les importaba un pepino quién era ella. Athena tragó saliva y puso la mejor sonrisa 'colgate' que pudo.
"Silencio y todos de pie. Buenos Días, Alumnos." Saludó Romina con gentil firmeza.
"Buenos días, Profesora." Saludaron a coro.
"Espero que hayan tenido unas lindas vacaciones y que hayan llegado con más energía que nunca. Comienzan un nuevo curso, que ya implica más responsabilidades, así que ojalá logren superar este nuevo año con éxito y que ninguno se quede a la cola." Romina miró de reojo a Saori y le sonrió. "Como ven, tienen una compañera nueva. ¿Cómo te llamas? Háblanos un poco de ti, de qué colegio vienes y ese tipo de cosas. Dilo en voz alta y que se te escuche al fondo, para que NIKO PONGA ATENCIÓN." Esto último, Romina sólo lo dijo con la intención de que el aludido alumno dejara de enviar mensajes de texto por su celular. Saori apretó las manos.
"Mi nombre es Saori Kido, tengo 16 años y esta es la primera vez que vengo a un colegio. Me crió mi abuelo, Mitsumasa Kido y regresé hace pocos años a Grecia. Hasta ahora fui educada en casa. ¡Estoy Muy Contenta De Estar Aquí Y Espero Que Seamos Buenos Amigos!"
Como es costumbre entre los japoneses, recuerden que Saori fue criada por uno y que por muchos años vivió en Japón, la diosa hizo una leve reverencia inspirada por la fuerza de la costumbre. Cuando se levantó, al parecer la chica esperaba algún aplauso o reconocimiento de algún tipo, pero su burbujita de felicidad fue reventada por la cruel indiferencia. Apenas dos o tres alumnos parecían prestarle atención, el resto… la miraba sin verla. Su presentación no había causado mucha emoción. Romina, la profesora, carraspeó e intervino en ese momento, sin dejarla mucho tiempo en el aire.
"Señorita Kido, por favor, siéntate en la fila del medio, en aquél puesto vacío."
"Claro." Saori, con los músculos del cuello tensionados, se apresuró en obedecer la orden, pero una fracción de segundo después una molesta voz la detuvo.
"¡Romina! La nueva no puede sentarse allí¡Tengo mi mochila¿Dónde quieres que…?"
"Profesora Braille y la boca te queda donde mismo, Bella." Romina frunció el ceño muy molesta. "No te tomes tanta confianza. Saca tu mochila de allí y déjala en tu casillero, que por algo lo tienes." La profesora se volvió hacia la diosa, que miraba la situación muy quieta. "Saori por favor, toma asiento."
"Claro."
Athena avanzó hacia su asiento asignado con calma, por mientras la chica llamada Bella retiraba su mochila. La diosa la observó bien: esta chica parecía ser alguien muy popular y dominante en el grupo, aunque tenía un aire extraña arrogancia. Le sonrió con gentileza y procedió a sentarse en su nuevo puesto, cada vez más emocionada y menos nerviosa. La mochila de Bella, que se sentaba detrás de ella, se deslizó debajo de su silla.
"Creo que no tendrás problemas en cuidar mis cosas¿verdad?" Más que un favor, Bella parecía estar ordenándole a Saori para que le cuidara las cosas.
"Err…"
"Bella." Romina, que no le había sacado os ojos de encima a la situación, llamó la atención de Bella con gentileza. "Sé amable con Saori: recuerda que deberás introducirla al grupo." La profesora se dirigió entonces a los demás alumnos. "Espero que hagan sentir a su nueva compañera muy bienvenida y a gusto. No me decepcionen ni me hagan quedar mal."
"¿Tengo que hacer de niñera?" Reclamó Bella, poniéndose de pie.
"Necesitas el puntaje. Ya sabes, eres la única del grupo que no tiene los 6 puntos por compañerismo."
"¡Argh, QUÉ Bodrio!" Protestó la chica al tiempo que se dejaba caer en su silla.
Saori se sintió encoger. Ni siquiera quería darse la media vuelta a ver a Bella. Romina en cambio, observó a su alumna impasible, pero hizo como si nada. Volvió a dirigirse al indiferente grupo.
"Dentro de unos minutos iremos al acto inaugural. Pasaré la lista y luego de eso pueden conversar sin elevar mucho los decibeles en tanto nos llaman. Vamos a ver…"
La profesora abrió el libro de clases y comenzó a pasar el listado a los alumnos. Saori dejó escapar un suspiro. El salón le parecía muy amplio, ordenado y limpio, claro que eso sólo se debía a que era el primer día de clases. No tenía muchos compañeros, y ninguno parecía muy motivado.
"Sandra, baja los pies de la mesa, eso no es de señoritas."
"Ya profe…"
"Guarda esa lima, que ahora no es el momento ni el lugar."
Athena giró sobre su asiento para observar a la alumna a la que habían llamado la atención. Con sorpresa descubrió una cara conocida: allí, con cara de moai aburrido, la hermana menor de Alisa se limaba las uñas y no parecía tener intenciones de obedecer a la profesora de buenas a primeras. Abrió los ojos con sorpresa: no sabía que Sandra asistiera a ese colegio… Quizás podría conversar con ella un…
"Disculpa, Perdona lo de antes, fui muy grosera." Le llamó Bella de pronto. "Es que a veces me emociono. Me llamo Bella Donaldson, soy hija del Embajador de los Estados Unidos."
"Hola. No te preocupes, ya está olvidado." Saori sonrió nerviosa. Antes que se diera cuenta, dos chicas más acercaron sus sillas. "¿Hace mucho que estás en Grecia?"
"Hará unos dos años. Aunque creo que ya nos regresamos el próximo." Explicó la chica con una sonrisa. Al fin y al cabo que no parecía tan mala persona. "Mira, te presento a mis amigas: Alejandra y a Teresa."
"Hola Saori. Ojalá no te sientas muy incómoda aquí. Muchos ladramos, pero no mordemos." Explicó la que se llamaba Alejandra, que también lucía una sonrisa.
"Seremos buenas amigas." Dijo quien se llamaba Teresa, algo somnolienta, pero animada.
"Tengo muchas ganas de tener amigos nuevos. Me alegraría mucho si fuéramos amigas." La joven diosa confesó con entusiasmo.
"Saori… Saori… ¿Saori?" Bella parecía estar pensando. "¿Qué clase de nombre es Saori?"
"Es japonés, verán, mi abue…"
"Pero tú no eres japonesa." Preguntó Alejandra de pronto.
"La profesora Nikaido es japonesa, pero no tú." Comentó Teresa. "Ese apellido que tienes me suena mucho. Kido… creo que se lo oí nombrar a mi papá: él es dueño de una naviera."
"Sí, mi abuelo es Mitsumasa Kido. Lo dije cuando…"
"Es que no estábamos prestando atención." Rió Alejandra nerviosa. "Entonces tienes algo que ver con la Fundación Graude. Es que mi papá trabaja en la UNICEFF y siempre menciona ese apellido y a la fundación esa."
"Sí, verán que…"
"¿De qué colegio vienes?" Preguntó Bella como tratando de aligerar la tensión.
"Nunca he estado en colegio antes." Volvió a decir Saori, algo incómoda. "Este es mi primer día."
"¿Ah no?" Preguntó Bella sin darle mayor importancia. La chica arrugó el ceño con curiosidad. "¿Quiénes son tus padres?"
"¿Mis papás? No tengo mamá, ella tuvo un… hmm… accidente, pero mi papá es…"
"Bella, no seas desubicada¿qué no ves que la crió la Fundación Graude? Es huérfana." Explicó Alejandra dándose aires. "Mi papá dice que esa fundación crió un montón de niños, y que adoptó a la fuerza a muchos otros. Quizás Saori es una de esos huérfanos."
"Eso explica porqué nunca fue a clases antes." Teresa hizo una mueca con la cara. "Este es mi segundo año de clases. A mi también me educó una institutriz. ¿Estás segura que Mitsumasa Kido es tu abuelo?"
"Sí, es mi abuelito." Saori se mordió el labio inferior: no, al menos en la genética, Mitsumasa no era su abuelo, pero sí lo era en los afectos. "Y respecto de la Fundación Graude…"
"Pero no pareces japonesa: tienes un aspecto más bien occidental." La interrumpió Bella.
"Dejen que termine de…"
"¿Cuánto dinero tiene tu padre?" Al parecer Bella tenía un pequeño problema interrumpiendo gente. Saori resopló.
"¿Tiene algún puesto importante?" Le preguntó Teresa.
Athena no supo qué responder. No podía mentir, pero tampoco decir la verdad, porque aunque se las dijera, dudaba que este trío le creyera que su papá era nada más ni nada menos que Zeus, rey del Olimpo, padre de los dioses, señor del cielo, el rayo y los fenómenos atmosféricos entre tantas otras denominaciones. Menos si consideraba que entre el grupo había una estadounidense: Shion le había comentado alguna vez que en el país del norte eran un poco descreídos y que por conveniencia política, no reconocían ni la existencia del Santuario o de la diosa.
"No sean desatinadas¡Las preguntas tontas que hacen!" Exclamó Alejandra de mal humor. "¿Qué no oyeron que la crió su abuelo? Es obvio que su padre no tenía dinero: seguro es una becada pobre de la Fundación Graude."
"Si eso fuera así¿Tienen algún problema con eso?" Preguntó Saori frunciendo el ceño.
"Ninguno, Saori. Por favor, disculpa nuestros desatinos, a veces nos emocionamos." Bella le sonrió de oreja a oreja. "Seremos buenas amigas, aunque seas una snob."
"¿Yo una snob?"
"Como diría la profesora Nikaido, Snob, abreviación del latín Sine Nobile. Sin Nobleza." Explicó Teresa con aires doctos. "Estás de suerte, porque este año queríamos tener una amiga snob."
Con tanta habladuría, Saori estaba algo mareada. Arqueó una ceja y no supo interpretar eso como algo bueno o malo. Abrió la boca para emitir algún comentario, pero en ese momento sonó el timbre una sola vez y por los altavoces se dio a conocer el llamado del director, citando a todos los alumnos en el patio para el acto inaugural.
"Niños, de pie y dejen sus cosas aquí. Andando." Les conminó Romina mientras se ponía de pie. "Tenemos que ir al Patio Principal."
Patio Principal.
Acto Inaugural.
Sandra se pasó las manos por la cara. Aunque hubiera querido, Saori no habría podido separarse del grupito de Bella. Ella y sus amigas la habían adoptado de mascota y de momento, pese a que se divertían tomándole el pelo, parecían tratarla bien y la diosa hasta parecía reír. Sin embargo a ella no la engañaban: las conocía demasiado bien y sabía que ese trato no iba a durar para siempre.
De momento, Saori se sentía bien, no cómoda del todo, pero no mal. Algo le hacía desconfiar de Bella, pero atribuyó esa corazonada a los nervios de su primer día de clases. Quizás la chica era difícil al principio, pero no parecía tan mala persona, ni ella ni sus amigas.
"¡SHHH! Silencio en la fila, y pongan atención." Les advirtió Romina, que se estaba dando vueltas, cuidando del grupo.
"Profesora Braille…" Llamó de pronto Bella. "¿Quiénes son esos de allá?"
"Son los profesores nuevos. Ahora, silencio, que estamos a mitad del discurso."
En efecto. Hacía unos 10 minutos que el acto inaugural del nuevo año escolar había dado inicio. El Señor Tersites estaba totalmente ensimismado en su aburrido discurso de bienvenida, el mismo del año anterior y al cuál solo le había cambiado las fechas, gesticulando como era su costumbre, casi sin darse cuenta que el 99 de quienes le escuchaban mantenían una seria lucha de voluntades contra el sueño. Muchos bostezaban como leones somnolientos.
"Si esto es todos los lunes, me encerraré a mi misma en Cabo Sunión y me negaré a salir de allí." Se lamentó Shaina, con cara de tragedia.
"Primita, llevaré naipes, pero no me dejes fuera de esa celda." Se quejó Máscara.
"¿Primita?" Preguntó Afro de improviso. "Máscara ¿Llamaste 'prima' a Shaina o es idea mía?"
"No fue idea tuya. Sí somos primos." Explicó la amazona, cruzándose de brazos, restándole importancia. "Máscara es hijo de la hermana mayor de mi mamá."
"Mi maestra es nuestra tía. Ella es la mayor de las tres hermanas." Aclaró Máscara a desgano, como que no quiere la cosa.
"Eso no lo sabía." Afirmó Afro pestañeando curioso y explicándose muchas cosas.
"… Ahora, alumnos, como podrán haber visto y escuchado, contamos con nuevos profesores en el plantel docente." La somnolencia del público fue levemente sacudida, dado que esta parte del discurso era nueva. "Dos de ellos no quisieron ser presentados justo ahora, pero lo importante es que les damos la bienvenida." Anunció de pronto Tersites, por primera vez despertando a los oyentes.
Atrás, entre las filas de alumnos, el anuncio de que dos profesores no querían ser presentados (por si las dudas, ni Shaina ni Máscara quisieron que se les nombrara en el discurso ni por si acaso), causó más curiosidad de la que los santos hubieran querido. Bella giró sobre sus talones y miró a Teresa, quien se encogió de hombros.
"¿Qué onda con esos tipos?" Le preguntó en voz baja.
"Ni idea. Quizás son tímidos."
"Entonces que se larguen, que este lugar no es para tímidos."
"Srta. Donaldson, silencio y ponga atención." Gruñó Romina una vez más.
"… No obstante, los demás sí. En primer lugar quisiera presentarles al nuevo conserje, que nos acompañará por lo menos por este semestre, en tanto hallamos un reemplazo definitivo. El señor Shura ¿Oinrocirpac?" Tersites arqueó una ceja y puso una mueca al leer sus notas.
Era más fácil decir 'Capricornio' y habría resultado igual de bien. Dudaba mucho que sus alumnos hicieran la relación con el Santuario, pero si los dorados habían optado por invertir sus 'apellidos' para pasar de incógnito, allá ellos. Shura se puso de pie y forzó la mejor de sus sonrisas, aunque de poco le sirvió. De mala gana recibió el micrófono cuando Tersites se lo pasó y tan solo se limitó a decir…
"Que hubo…"
… Antes de regresárselo al director. Una gran gota resbaló por la cabeza de Tersites. Alde negó con la cabeza… pero la asamblea de alumnos tuvo una reacción bastante… peculiar…
"Woaaah…" Exclamaciones de admiración se escucharon por lo bajo, y durante un minuto, Tersites no supo como retomar el hilo. Pronto comenzaron a oírse silbidos de diversa clase. Shura se pasó la mano por la nuca, y sintió como se le enrojecían un poco las mejillas.
"Bien, El señor Oinrocirpac está muy…"
"¡GUAPÍSIMO!" Una femenina voz se elevó desde el fondo del patio con entusiasmo, causando una enorme pena al santo de Capricornio, y las risas de los demás profesores. Shura no tardó tiempo en saludar con timidez, antes de salir del campo visual de los alumnos.
"¡Eso Es, Toreador, Estás Matando!" Se burló Máscara una vez que Shura se hubo alejado del escenario.
"¡Cállate, Cangrejo!" Gruñó el aludido. Tersites carraspeó.
"Continuemos con las presentaciones. Como recordarán, a finales del año pasado, El señor Hunter nos dejó para ir en busca de nuevos horizontes, dejándonos sin Inspector de Pasillos y Disciplina. Por lo tanto, me enorgullezco en presentarles a su reemplazo, err… el señor Afrodita Sicsip."
…
¡Error de sistema, Error de sistema!
Como que es un poco evidente la falla en el discurso de Tersites. Hay cierto tipo de cosas y juegos de palabras que NO DEBEN ser dichas frente a adolescentes, a menos que se quiera sufrir una larga vida de burlas. Amablemente, Máscara y Shaina le dieron un buen incentivo a Afro en las posaderas, para que saliera a enfrentar a su público. El santo de Piscis trastabilló un par de pasos y apenas tuvo tiempo de recibir el micrófono que Tersites le ofrecía.
"Err… buenos días… ¡PÓRTENSE BIEN!" Exclamó Afro con decisión, tratando de salvar las apariencias.
Silencio. Todo el alumnado se quedó estupefacto y no pocos comenzaron a hacer muecas de curiosidad. Algunos niños que estaban al frente retrocedieron un paso al verlo. Es que se veía como mujer, tenía nombre de mujer, pero… tenía voz de hombre. ¿Era eso un hombre o una mujer? Como que eso no les cuadraba. Afro, sin estar muy seguro de cómo debía reaccionar, levantó la mano derecha y la agitó en actitud de saludo, pero provocó el mismo efecto que un grano de arena azotado contra una montaña. La frialdad de su público era impenetrable. Lo único que faltaba era que comenzaran a sonar grillos.
Entonces, al fondo, se oyó el sentir general del colegio, cuando un alumno anónimo dejó oír su voz.
"¿QUÉ es ESO?"
"¿Por Qué Tiene Nombre De Mujer?" Dijo otro anónimo alumno. Afro se puso colorado como tomate, le dio la espalda a la asamblea y lanzó el micrófono hacia atrás… lo cuál provocó la reacción natural en este tipo de casos.
"¡JAJAJAJAJA, JAJAJAJA, JAJAJAJA!" Se rieron muchos en el medio.
"¡Quiere llorar, Quiere Llorar!" Corearon no pocos al principio y muchos al fondo.
"¡A Ver, A Ver, Jóvenes, Silencio Y Mantengan El Orden!" Les regañó muy molesto Tersites tras recoger el micrófono.
Afro, con cara de querer mandar a todos los alumnos al séptimo infierno, rojo de rabia, apretó los puños y siguió caminando. Esta vez ningún santo hizo comentario, pese a que algunos profesores hicieron sus propios comentarios burlescos entre sí.
"No lo había visto así… al menos no desde que Alsacia le confundió con mujer en la boda de Milo y Alisa." Comentó Shaina.
"Esa vez fue diferente." Gruñó Máscara. "Bah. Afro debería considerar cambiarse el nombre. Llevo años diciéndole lo mismo."
"Toda la razón, Máscara." Admitió Alde. "Hace rato me lo habría cambiado, si me hubieran puesto así."
En otro lado, y en tanto los alumnos dejaban de reír, Josefa se acercó a Melissa y a Shiori. Ellas también tenían sus propios comentarios que hacer.
"¡Este será un año muy interesante!" Exclamó conteniendo su entusiasmo. "Con los nuevos cerca, me late que no nos aburriremos."
"¡Más que cuando llegó Shiori!" Respondió Melissa.
"Si no fui tan mala." Se quejó Shiori, con voz calma y neutral.
"No, nunca has sido mala, pero sí fuiste toda una revolución. Fuiste la primera que se puso a Bella en orden y no tuviste miedo de cantarle las cuarenta a su padre, el embajador, sin mencionar que eres la única a la que Eusebio respeta, y a quien Giancarlo tiene miedo." Explicó Josefa con los ojos muy abiertos. Shiori se cruzó de brazos e hizo una mueca como de disgusto.
"Pasa que Eusebio y Giancarlo son inteligentes y saben lo que hacen." La chica les dio la espalda. "Si me disculpan. ¡Manuel! Allá Atrás, Deja De Hacerte El Payaso Y Cállate."
Josefa y Melissa se miraron y se encogieron de hombros. Ambas maestras regresaron su atención a sus alumnos. Shiori era peculiar y siempre parecía restarle importancia a todo lo que ocurría a su alrededor. Por fin Tersites había retomado el control de la situación y tras darles a los alumnos la cantinela de ser tolerantes con los que parecen diferentes, prosiguió con las presentaciones.
"Ahora que nos hemos callado, aún tengo que presentarles al nuevo profesor de Gimnasia para los muchachos, el señor Aldebarán Oraut, que…"
Este era el momento que Alde esperaba desde que se había enterado de su misión. De un manotazo empujó a Tersites fuera de la tarima, y por poco no lo encestó en un basurero cercano. El santo de Tauro, con una sonrisa capaz de romper cráneos, puso ambas manos en sus caderas y tomó aire. Despedía un aura de alegría y el alumnado respondió a ella en forma positiva.
"¡A VER MONTÓN DE FLACOS! ESTE AÑO SABRÁN LO QUE ES HACER EJERCICIO Y SUDARÁN TODO LO QUE NO HAN SUDADO EN AÑOS. ME VOY A ASEGURAR QUE SE EJERCITEN BIEN. MENTE SANA EN CUERPO SANO Y VERÉ PORQUE TODOS USTEDES MEJOREN SU ESTADO FÍSICO. ¡JAJAJA! NOS LLEVAREMOS MUY BIEN." Dijo todo esto de un hilo y sin necesidad de micrófono.
Por lo general, cuando los adolescentes se les trata a gritos, se obtienen muy pocos resultados, pero en este caso, y debido a la más pura alegría que irradiaba el santo, todos los alumnos que lo escucharon simpatizaron enseguida con el gigante que tendrían como profesor y ni bien terminó de hablar, rompieron en aplausos, tal como si les hubiera prometido semanas de 3 días hábiles.
Pobrecitos de ellos, que no sabían que lo que Alde les había dicho, no eran amenazas… porque cumpliría todo lo que les había prometido. Pero de momento, aún no tienen que saber eso.
Shaina se hubiera desparramado en su silla feliz de la vida si hubiera estado sentada, pero como estaba de pie, no pudo hacerlo. Se apoyó en a pared y emitió un quejumbroso suspiro.
"Feh. Al menos uno de nosotros disfruta de todo este desastre."
Continuará.
Por
Manquehuito (Misao–CG)
Próximo Episodio: Una Clase de Miedo.
"¿Es esa tu excusa para conversar conmigo?" Le preguntó con picardía, como para querer subsanar su metida de pata. Shiori Nikaido le intrigaba, había algo en ella muy extraño y no quería incordiarla. Cosa rara en él, debo añadir. Además como acababa de decidir que la chica le caía bien, quería arreglar el entuerto. Sin embargo Shiori puso cara de pared.
"No se haga de ideas. Ese grupo al que va ahora es muy complicado, Máscara–san, creí que le gustaría saber eso." Shiori dejó caer los hombros y nuevamente acomodó en sus brazos los libros que llevaba. "La mayoría de los niños tiene problemas: en casa, de conducta, con la autoridad, con la policía…"
PS: :Misao está bebiendo una limonada caliente con miel y está cubierta de mantas: Hola chicos… no se acerquen mucho que un resfriado me atacó y no quiero contagiarles. Uno no sabe como pueden ser de malditos estos bichos de la gripe. Espero que el capítulo les haya gustado. Personalmente no es uno de mis favoritos, pero podría ser peor: es el típico capítulo aburrido que se necesita para continuar en la trama. Pobre de Afro. Concuerdo con Máscara, debería cambiarse el nombre el pobre. Bien… pueden encontrar imágenes de Moais en mi blog, junto con una pequeñita referencia a las mismas. Faltas de tipeo, ortografía, de gramática y redacción no son intencionales (excepto en el caso de los diálogos de Niké) y si descubren alguna, por favor, sean buena leche y avisen para poder corregir, lo mismo si tienen quejas o críticas respecto de la historia, para ver como lo soluciono (en tanto sean constructivas y no destructivas) ¡GRACIAS POR HABER LEÍDO EL CAPÍTULO!
Brújula Cultural.
Metis: Mitología griega. La madre de Athena. Metis (en griego Μήτις, literalmente 'consejo', 'truco') era la titánide que personificaba la prudencia o, en el mal sentido, la perfidia. También se la considera la diosa del pensamiento astuto. Al mismo tiempo, era una oceánide, hija de Océano y de Tetis.
Fue ella quien, a instancias de Zeus, dio al padre de éste, Crono, el emético que le hizo vomitar a los hijos que previamente había devorado. Fue la primera amante y esposa de Zeus, de quien al principio se esforzó en apartarse metamorfoseándose de diversas formas, pues la chica no quería enredarse con este dios.
En el panteón olímpico, Athena era la hija favorita de Zeus, nacida de su frente. La historia de su nacimiento aparece en varias versiones. En la más comúnmente citada, Zeus yació con Metis, pero temió inmediatamente las consecuencias. Metis profetizó a Zeus que daría a luz una hija y después un hijo que estaría destinado a gobernar el mundo (Hesíodo afirma que fueron Urano y Gea quienes le hicieron esta revelación). Por esto Zeus la desdeño de inmediato y comenzó a urdir un plan para evitar que este vaticinio se cumpliese (o sea, no quería que le quitaran el trono). Para lograr esto, Zeus transformó a Metis en una mosca y se la tragó inmediatamente después de yacer con ella… aunque la chica ya estaba embarazada de Athena. Lastimosamente para Zeus, Metis había comenzado a fabricar un casco y una túnica para su hija nonata y el martilleo que provocaba mientras hacía el casco causó a Zeus mucho dolor de cabeza… que no se compararía al que tendría 9 meses después, cuando le llegó el momento a Athena para nacer… pues le vino una jaqueca de miedo, tan grande que Hefesto (en otras versiones es Prometeo, Hermes o Palemón) tuvo que partir en dos la cabeza de Zeus con un hacha minoica de doble hoja (labrys). Athena saltó de la cabeza de Zeus, adulta y armada… tras este nacimiento, Zeus adquiere las atribuciones de Metis. Según Homero, Athena sigue en jerarquía a Zeus, de quien fue hija predilecta, y a Hera.
