A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su última entrega. Por favor, quienes dejan reviews anónimas, dejen un mail de contacto para que pueda responder sus comentarios con más agilidad, dado que no volveré a poner estas respuestas en mi profile.
¡MONTÓN DE GRACIAS A MIS LECTORAS DE PRUEBA¡Gracias Firts Ayanami y Sonomi por el tiempo que se dieron para leer y corregir mis locuras!
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. El personaje de Shiori, de la serie Inuyasha, pertenece a Rumiko Takahashi y ha sufrido modificaciones para el beneficio de la trama. No estoy sacando beneficio económico de este escrito: nada más hago esto para relajarme y entretener a mi imaginación, eso es todo.
ADVERTENCIA.
Del Manual del Villano Para la Malvada Conquista de la Galaxia, Artículo Vigésimo cuarto: Mantendré un conocimiento realista de mis fuerzas y debilidades. Aunque esto elimina parte de la diversión del trabajo, al menos nunca diré la frase: "Esto NO puede ocurrir¡Soy INVENCIBLE!" (después de lo cual la muerte es casi instantánea)
Cualquier coincidencia con la realidad, situaciones reales y semejanzas con personas vivas o muertas, es una mera coincidencia. Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
Capítulo 7:
El Consejo De La Gordita.
Casa de Escorpión.
18:30 pm.
"Saori¡No te entiendo palabra! Si no dejas de llorar y me dices qué te pasa, no podré ayudarte." Reclamó Alisa con firmeza.
Saori la miró con ojos grandes y desvalidos. Un par de gruesos goterones rodaron por sus mejillas y en seguida la diosa bajó la mirada y se puso a jugar con sus dedos. Frente a ella, una taza de té humeaba tranquila. Alisa suspiró resignada y le alcanzó otro kleenex.
"¿Me dirás que te pasa de una vez o tendré que decirle al Patriarca que estás llorando?"
"¡NO!" Saori pegó un brinco de sorpresa. "Por favor, no le digas nada a Shion ni a nadie. No quiero que me vean así."
"Entonces dime qué te pasa." Alisa se encogió de hombros con tranquilidad.
La joven diosa tomó su taza de té y bebió un cauteloso sorbo. Luego tomó otro kleenex y se limpió las lágrimas. Suspiró profundo y se sumió de nuevo en silencio. Con esa actitud, más que diosa parecía una chiquilla cualquiera que busca algún tipo de consuelo. Alisa no podía sentir sino empatía, pues aunque no sabía exactamente qué pasaba con la diosa, alguna idea tenía y sabía que tenía mucho que ver con como le estaba yendo en el colegio.
"Es que… es que siento que no encajo… y… y…"
"¿Bella te sigue fregando la vida?" Interrumpió Alisa. Saori la miró con ojos grandes.
"¿Cómo supiste?" Preguntó sorprendida. Athena hubiera jurado que lo había ocultado bien y que no muchos sabían de su pequeño problema. Alisa la miró con cara de circunstancias.
"Sandra me ha estado contando que Bella y su amiguitas disfruta haciéndote la vida de a cuadros… y digamos que le conozco un pequeño secreto a Argol, por lo que no me cuesta hacerlo hablar."
Paréntesis. Alisa sabía lo de Argol y Sandra, secreto que había descubierto por accidente… o más bien por enamorado descuido. Argol, que no sabía qué regalarle a Sandra en cierta ocasión, había ido a preguntarle a Alisa por sugerencias, fingiendo que ayudaba a un amigo que no sabía qué regalarle a su novia. Todo habría salido a las mil maravillas, pero Argol cometió un pequeño error de cálculo del cuál no se percató. Esto hizo de Alisa una bombero muy curiosa y antes que hubieran pasado 5 minutos, logró tirar de lengua (como decimos en mi país) al plateado y el mismo terminó, por accidente, revelando que era ÉL quien no sabía qué regalarle a su novia, que no era nada más ni nada menos que su hermana menor.
Nope. Sandra no sabía que su hermana estaba al tanto, pero Alisa, en vista que la relación de estos dos no parecía ser perjudicial, de buena leche guardaba el secreto.
Saori se pasó las manos por la nuca.
"Y… ¿No estás enojada?" Preguntó casi con temor.
"Enojada no. ¡Estoy molesta! Deberías ponerla en su lugar." Gruñó de pronto Alisa, quien se cruzó de brazos. "Pero te comprendo, no es nada fácil. Eso sí, tendrás que explicarme porqué insistes en estar con esas arpías. Es obvio que te tienen arriba del columpio (1)."
"Es que… es que… sob, yo… no es que me estén molestando, o más bien me están probando para ver si puedo…"
"No me vengas con idioteces de ese estilo. Son nada más que excusas." Volvió a gruñir Alisa. Saori se encogió en su asiento.
"Es que son el grupo popular…"
"¿Eso qué tiene que ver?"
"Es que… es que si estoy con ellas… entonces los demás querrán ser mis amigos."
"Hasta ahora y por lo que cuenta Sandra, lo único que has conseguido con esa actitud es ser el hazmerreír de todos." Alisa dijo con firmeza, causando que dos lágrimas rodasen por las mejillas de Saori. "Eres mucho más que ellas, no deberías dejar que te pisoteen así."
La diosa se limpió las lágrimas con el revés de su manga. Lo que Alisa le había dicho era cierto y lo sabía, aunque eso no quería decir que no doliese. Al cabo que no es fácil ser una adolescente.
"¡SOB! Creí que sería distinto." Lloriqueó. "Creí que podría ser una chica normal, que tendría amigos." La diosa se interrumpió unos segundos para soplarse la nariz. "… Que lo pasaría bien, que me querrían…"
"¡Ay, Saori!" Alisa meneó la cabeza muy apenada. "Tienes que pensar que no eres ni normal y que sí te quieren mucho." Le explicó con voz suave y firme. Athena la escuchó al tiempo que se limpiaba la cara. "Eres una diosa, y tienes un ejército de santos que te adora y que se romperían la espalda ellos mismos si se los pides." Alisa le sonrió. "Hasta me hace sentir así tantito celosa a veces." Añadió a modo de broma.
"SOB. Yo sé, yo sé, pero eso no es a lo que voy." Con algo de vergüenza, Saori la miró a los ojos y se pasó las manos por la nuca muy incómoda. "Es que me quería sentir más… no sé… adolescente. Siempre he estado en una burbuja: ni mi abuelito quiso que me educara fuera de casa." La diosa reprimió un largo sollozo. "Quería ver lo que se sentía estar en un colegio… ¡Que caprichosa soy!"
"Por algo sería que te mantuvo en una burbuja: los niños y los adolescentes pueden llegar a ser muy crueles. Sin embargo no lo justifico." Alisa se puso de pie unos segundos y caminó hasta la alacena, de donde extrajo un paquete de galletas. Saori la observó con ojos muy grandes. "Pero es legítimo lo que querías y lo comprendo muy bien. Es obvio que quisieras la amistad y complicidad de tus pares, más aún si has estado tan encerrada. Aunque siendo una diosa, eso es difícil. ¿No tienes más amigos entre los dioses?"
"Sí, claro que los tengo." Saori logró esbozar una sonrisa. "Es que Dionisos aún no encarna y Niké es muy pequeña…" la diosa volvió a bajar la mirada, como con vergüenza. "No es que desprecie a mis santos, que tanto quiero, es… otra cosa…"
"Todos tus santos te quieren, pero no tienen tu edad ¿Te refieres a eso?"
"Sí… y por otro lado… Seiya y los demás… son como mis hermanos, pero no sé. ¡Sé que no piensan de mi como una hermana! Soy su diosa y punto."
"Te sorprenderías: Marin me comentó que los de bronce quieren venir a cuidarte. Algo han intuido que no estás bien y al menos 3 de ellos quieren venir a repartir piñas."
"No sabía nada de eso…" Ya menos llorona, Athena miró con mucha atención a Alisa. "Eso me sube el ánimo." El rostro de la diosa se ensombreció, aunque de pena. "… ¡Argh! Es que Bella es tan… TAN…" Un largo sollozo la interrumpió.
"¡Aléjate de Bella, que no te hace bien!" Exclamó Alisa muy molesta. "Dame un segundo."
Sin esperar una respuesta de la diosa, la esposa de Milo desapareció tras la puerta de la cocina y al cabo de unos 4 o 5 minutos, reapareció con un desgastado álbum de fotos. Una vez que se sentó de nuevo a la mesa, abrió el libro en una página en específico y le enseñó una foto.
"¿Ves a esta chica?" Le preguntó Alisa a Saori, al tiempo que le señalaba la foto de una obesa niña de 14 años. "Cuando se la mostré a Milo, el muy mugre estuvo doblado de risa un mes entero y todavía se ríe a carcajadas cuando se acuerda."
"¿Quién es ella?" Preguntó la diosa con curiosidad. Alisa se puso como tomate.
"Soy yo… a los 14." Reconoció incómoda. "Es la última foto que me saqué pesando todo eso. Fue el día que me puse a dieta… 6 meses después pesaba mucho menos de la mitad, aunque solo me estabilicé en mi peso ideal cuando cumplí los 17. Me costó mucho…"
"¡ERAS TÚ! No me lo creo." Exclamó Saori sorprendida, mirando a Alisa de hito en hito. Sus ojos fueron de la foto a la chica más de una vez. "Disculpa que sea directa, pero ¡Eras Gordísima!"
"No me lo recuerdes." Gruñó Alisa de mal humor. "Ese peso fue el origen de todos mis problemas: aunque luego bajé y MUCHO, siempre fui la Gorda. Me dijeron de todo. No hubo sobrenombre que NO me pusieran." Alisa parecía resignada a aquellos recuerdos, pero algo hizo sospechar a Saori que aún le dolían. "No lo pasé nada bien en la secundaria. Feh. Yo era el blanco de todas las bromas… y… la peor de todas… fue la noche de graduación." Un escalofrío le recorrió la espalda a Alisa. "Estaba entrando a la fiesta y este maldito grupo de mal paridos me voltearon un cubo lleno de bichos encima."
"¡Pero eres fóbica!" Saori volvió a abrir mucho los ojos.
"¡Pues Claro! Desde que tengo uso de razón no soporto los bichos. ¡Casi Me Mataron De Susto! Literal." Alisa comenzó a rascarse los brazos, como parte de una reacción psicológica. "Me dio un ataque de pánico y terminé en el hospital con una violenta crisis nerviosa." Saori tragó saliva tan sonoramente que no pasó desapercibido. Alisa la miró compungida. "No quiero asustarte Saori, lo que quiero decir es que tienes dos opciones…"
"Ya me asustaste, así que mejor me dices las opciones."
"O lo disfrutas o lo sufres. Si eliges lo primero… pues, encárgate de tu situación y aléjate de Bella."
"Pero… pero… ¡Pero es el grupo…!"
"¡PATRAÑAS! Nunca te guíes por esa necedad. En una de esas y hasta tu grupo resulta siendo el mejor." Le exhortó con energía. "No te vuelvas a echar abajo ni a dejar pisotear por nadie. Aunque lo mantengas en secreto, tú eres una diosa y eso no se te puede olvidar. Incluso si dejas todo eso de la divinidad de lado, de igual modo, por ser persona, mereces respeto."
"Pero si no tengo amigos populares, yo…"
"Has visto muchas películas. Aterriza un poco: lo popular no necesariamente es lo mejor. Si no puedes tener amigos populares… tendrás que buscarlos en la periferia."
Alisa cerró el álbum de fotos y tomó un sorbo de su propio té, antes de meterse una galleta a la boca. Saori la imitó y se quedó pensativa.
Quizás Alisa tenía razón. Quizás sí debía buscarse mejores amigos.
Casa de Géminis.
En esos momentos.
Digamos que el malestar de la diosa por su falta de amigos no había pasado en lo absoluto desapercibido. Los dorados estaban reunidos en Géminis en una de sus reuniones semanales secretas, a la que habían invitado a Shaina y a Argol para comentar de los últimos avances o retrocesos de la extraña misión que debían llevar a cabo. Los santos en general estaban muy aprehensivos respecto de lo que ocurría con su diosa, aunque algunos lo disimulaban mejor que otros. El tema en cuestión en esos momentos, era buscar una solución apropiada que le permitiera a Saori tener más amigos. Saga emitió un gruñido de molestia.
"No me gusta que la Princesa esté tan sola." Reclamó por enésima vez esa noche. "¿Qué tal si hacemos una transferencia y nos traemos a los bronceados de Japón? Son más o menos de su edad."
"Me opongo y no porque los niños me caigan mal." Se apresuró en decir Aioros. "Ellos mismos necesitan estar en Japón más que nunca: necesitan nivelarse en sus estudios."
"Es verdad: El otro día le llegó a Marin el informe de notas de Seiya y se los digo, por primera vez el burro subió sus calificaciones. Cambiarlo de escuela sería un desastre en estos momentos." Comentó Aioria.
"No solo para Seiya." Admitió Camus. "También sería contraproducente para la Princesa. Sin mencionar que Hyoga está bajando las notas y eso no me está gustando nada."
"Hagamos lo que hagamos, y de cualquier manera, no podemos hacer mucho más por Athena, más que darle nuestro apoyo." Dijo Shaina por primera vez en toda la noche. Aunque ambos habían sido invitados y tenían tanto derecho a hablar como los dorados, tanto ella como Argol se habían mantenido en silencio. "Esto es algo que la Princesa debe sufrir y superar sola." Añadió la amazona. Luego se encogió de hombros. "Quienes hacemos clases, podemos tomar venganza a la hora de calificar."
"Mucho muy cierto." Asintió Máscara.
"Me muero por estrenar mis rositas pirañitas." Gruñó de pronto Afro, con el rostro ensombrecido y un tic en el ojo. Todos le miraron con cara de circunstancias y se limitaron a ignorarle.
"La falta de amigos de la Princesa no es la prioridad." Dijo de pronto Argol con timidez. "Hay algo… que me molesta y no tiene que ver directamente con ella…"
Argol hubiera preferido pasar inadvertido, pero al decir eso, ocurrió todo lo contrario: se convirtió en el centro de atención.
"¿Qué te molesta, Argol?" Preguntó Milo casual.
"Actitudes que he visto en… algunos alumnos." Reconoció sin querer levantar mucho la voz. Shura prestó atención. "Llámenme paranoico, pero hay algo que me molesta y preocupa."
"¡Paranoico!" Exclamó Máscara no más por el gusto de fastidiar. Shura le hizo callar con energía.
"Vas a tener que ser más específico Argol." Dijo Kanon. "Dinos exactamente qué es lo que te quita el sueño."
"Habla claro, que puede que yo también tenga sospechas extrañas." Apoyo Shura.
"Esta bien… es un alumno de un grupo paralelo al mío. Se llama Giancarlo…"
Secundaria.
Día siguiente.
Dispuesta a seguir el consejo de Alisa, Saori llegó a clases al día siguiente con una actitud totalmente nueva. De hecho hasta se la vio caminar con un poco más de seguridad. Incluso Shaina, que la había acompañado todo el camino, se lo comentó con alivio y hasta se dio el lujo de azuzar aún más a la diosa para que se alejara del grupo de Bella. Tal cosa no debía costarle mucho trabajo… menos si consideramos su puntualidad y que bien podía comenzar el día por su lado y sin Bella, Teresa o Alejandra que la estorbasen.
"Bien…" Saori inspiró una buena cantidad de aire en cuanto estuvo frente a la puerta de su salón. "Es ahora o nunca."
Athena cruzó el umbral y entró en el salón, que hasta le pareció diferente. Caminó hasta su puesto, dejó su mochila con sus cosas y se sentó en su puesto. Miró a su alrededor, sólo para ver unos 8 o 9 alumnos más, que conversaban entre sí en bloques pequeños y en apariencia infranqueables. Esto la desanimó por momentos. Se sopló el flequillo y se dejó encoger en su silla. Entonces notó a una chica que se sentaba sola junto a la puerta, que estaba sumergida en su propio mundo, mientras escuchaba música y terminaba los ajustes de alguna tarea olvidada.
Quizás tenía suerte. Se puso de pie y caminó hasta ella. ¿Qué hacer? Conocer a alguien no podía ser tan difícil. Tan solo se necesitaba de un saludo, una sonrisa e intercambiar algunas palabras…
"Hola." Saludó Saori nerviosa. La chica la quedó mirando con ojos muy grandes.
"Hola." La chica le devolvió una curiosa mirada y pestañeó un par de veces. "¿Necesitas algo?" Le preguntó como resignada a que le pidieran favores.
"Este… no. Tan solo… yo… quería charlar un rato."
"¿Charlar de qué?"
"Este… ¿Hiciste la tarea de Geografía?"
"La estoy terminando. Olvidé hacerla ayer, así que no puedo pasarte las respuestas." Respondió la chica algo fastidiada.
"No las necesito. La tengo lista… este… pregunté eso por preguntar algo."
"¿Sólo por preguntar?" La chica arqueó una ceja.
"Es que… estaba aburrida y como todos parecen conversar entre sí y…" Saori se quedó mirando a la chica, que le devolvió una extrañada mirada. "Disculpa, no creí escuchar tu nombre…"
"Mi nombre es María." Respondió la chica, quien esbozó una amable sonrisa tras mirar a su alrededor. "Has de haber estado muy aburrida como para querer hablar conmigo. Bella ya debe estar por llegar." Le recordó con un suspiro y una débil sonrisa. Saori sintió una gota en la cabeza.
"Digamos que ella es la que más me aburre…"
"…"
"Este… ¿Tienes más hermanos?"
"…"
"¿No responderás?" El silencio de María la puso aún más nerviosa. Saori la quedó mirando fijo, devolviendo la misma mirada que la chica le dedicaba. Entonces María se sopló el flequillo y relajó los hombros.
"Vaya. En verdad quieres hablar con otra gente. ¡Ya era hora!" Le dijo con una sonrisa más cálida. "Y la respuesta es sí. Soy la mayor de 6… y la única mujer."
Con tal sencilla acción comenzó una animada conversación entre las dos chicas. Por primera vez desde que había entrado a la secundaria, que Saori comenzaba a sentir entusiasmo. Al cabo que lo que Alisa le había dicho no resultó ser tan mala idea después de todo. BAH. Tampoco era ciencia espacial: cualquiera con dos dedos de frente se habría alejado de alguien nocivo, pero bueno, no nos vamos a meter en esos temas. Se dice que por muy inteligente que sea una persona, a veces necesita que le digan lo que resulta obvio.
Sandra puso un pie dentro del salón y al ver a Saori conversando con otra chica por primera vez, se sorprendió. Sin perder tiempo volvió a salir, con esa actitud suya que transpiraba indiferencia, y dado que Argol la había acompañado a su salón y no se había alejado mucho, trotó tras él hasta que le sujetó del brazo.
"¡Oye! Ya sé que me quieres mucho, y que me extrañas, pero no es para tanto. Estoy justo en el piso de arriba." Bromeó Argol de buena gana.
"¡Cabeza de Piedra! Nunca adivinarás esto: la Niña Cristal está haciendo nuevos amigos." Le comunicó de buena gana. Si bien Sandra no saltaba de gusto, sí se la veía aliviada. Argol pestañeó un par de veces.
"¿Lo dices en serio?" Le preguntó desconfiado, pero no más le bastó ver la furibunda mirada que le devolvió Sandra, para convencerse que su chica decía la verdad. Entonces hinchó el pecho. "Eso me pone muy contento."
"¿Qué?" Fingiendo celos, Sandra se cruzó de brazos. "El que la Niña Cristal esté haciendo otros amigos te pone contento. Hmpf. ¡A mi que me parta un rayo!" Argol le pellizcó la mejilla.
"No te me pongas celosa, ni finjas tampoco, que no te sale." El plateado le llevó ambas manos detrás de la nuca. "Sí, eso me pone contento."
"No me pongo celosa." Sandra le sonrió. "Debo reconocer que también me pone contenta."
"¿En serio? No me digas." Comentó Argol algo desconfiado. Sandra era muy buena enmascarando sus emociones, tanto que hasta a él mismo le costaba descifrar sus momentos de alegría. Eso le gustaba: era parte del desafío.
"Va en serio. Bella y sus amigotas son mala leche." La chica frunció el ceño. "Me hicieron la vida de a cuadros hasta que les caí a golpes. Fue la primera vez que me suspendieron."
"Ahora más mal me caen." Gruñó el plateado de mal humor. "¿Les caíste a golpes? Esa Es Mi Chica." Añadió inflando el pecho de orgullo, aunque pronto adoptó una actitud más bien pensativa. "En serio te ves contenta por la Princesa… No me había dado cuenta que…"
"¿Qué estaba preocupada? La verdad sí. No me subestimes tanto."
"Si estabas tan preocupada… ¿por qué no te has acercado a ella? En estos 3 meses, ni siquiera te he visto hablarle."
"Me espanta verla tan aislada y maltratada. Me preocupa: no cualquiera aguanta el acoso de Bella… Sabes muy bien que mi estilo no es ir rescatando gente. Soy una chica, no hago milagros. Deja que la Niña Cristal aprenda a valerse por sí sola. Si quiere amigos, que se los busque sola."
"Eso no responde mi pregunta." Insistió Argol muy serio. Sandra se puso un poco roja.
"Es que… puede parecer ridículo." Dijo al cabo de un rato. "Pero… no sé tratar con una diosa y temo meter las patas. Podría perjudicarte a ti y a Milo y no me gusta la idea." Sandra se puso a jugar con sus dedos. "Además… como que ella no querría estar conmigo, que soy tan rara."
"No eres rara, Ratoncita." Le dijo Argol con cariño. "La Princesa no es como tú crees: fue muy caprichosa, pero tuvo un cambio bien drástico. Te aseguro que lo único que necesita son amigos."
"Feh. Eso es cierto." En esos momentos, el timbre que señalaba el ingreso a clases hizo acto de presencia. Ambos suspiraron. "Al menos la Niña Cristal está haciendo un esfuerzo. ¿Argol?"
"Dime."
"Ahí te ves. Toca clase."
"Lástima. ¡No hagas maldades!"
"No necesitas decírmelo." Sandra le dio la espalda y comenzó a alejarse. Argol, al ver que su chica avanzaba una buena distancia, no dudó el emitir un largo silbido coqueto, que fue ignorado, antes de ponerse en marcha a su propio salón.
Aún quedaba el resto del día.
Continuará.
Por
Manquehuito (Misao–CG)
Próximo Episodio: Guerra de Comida.
…
"¿Por qué no mejor te dejas de jorobar y te metes con alguien de tu tamaño, PUERCA?" Le dijo molesta. Entonces Sandra se volvió a Saori y le señaló el cubo de agua que había dejado a sus pies. "¡Niña Cristal! Enseñémosle a estas 3 quien manda. ¡No Te Dejes Pisotear Así Como Así!" Al borde de las lágrimas, Saori pestañeó un par de veces.
…
PS: :Misao bebe una última limonada: No sé qué es peor: si la mugre gripe o si el mugre final de la gripe. Ya no me siento mal, pero estoy muy congestionada. ¡El que descubra la cura de la gripe debería ser canonizado! Si llego a ver otro limón, me pondré a llorar TToTT. Supongo que nadie esperaba que Alisa hubiera sido un poco obesa. Cosas que pasan: la chica al menos pudo bajar, controlar y mantener su peso luego. Lástima que no tuvo buenas experiencias de su secundaria (conoció a Alsacia ya siendo bombero). Al menos ahora está muy contenta y en los brazos de un dorado que la quiere mucho. En fin: todos deberíamos aprender de ella. Saori… la pobrecita lo ha pasado mal, pero espero que pronto su situación se revierta: Jejeje, hay que ver como le va a la diosa. Faltas de ortografía, de gramática, tipeo y redacción (excepto en los diálogos de Niké) no son intencionales y si descubren alguna, por favor, sean buena leche y avisen para poder corregir, lo mismo si tienen quejas o críticas respecto de la historia, para ver como lo soluciono (en tanto sean constructivas y no destructivas) ¡GRACIAS POR HABER LEÍDO EL CAPÍTULO!
Brújula Cultural.
Estar arriba del columpio: Un dicho de mi país. Alude a una persona que es el blanco de bromas y chistes, buenas o malas, de un grupo de amigos o enemigos.
Dionisos ó Dionisio: (en griego Διώνυσος o Διόνυσος) es el dios del vino, representando no sólo su poder tóxico sino también sus influencias sociales y beneficiosas. Es considerado promotor de la civilización, legislador y amante de la paz, así como dios protector de la agricultura y el teatro, y el que mejor conocía a las mujeres. Es un dios de fertilidad y al igual que Démeter, Perséfone y Hades, es venerado en los misterios eleusinos. Está estrechamente asociado con sátiros, centauros y silenos. Siempre porta un tirso (bastón que está todo forrado de vid o de hiedra y a veces de lazos, rematado por una piña de pino: esto es un símbolo fálico que representa fuerza vital). Dionisos era también conocido como Baco (en griego Βακχος), nombre con el que fue asimilado en la mitología romana. Es un dios que llegó del exterior a Grecia y que fue asimilado a la tradición olímpica en forma tardía.
Dionisos tuvo un nacimiento inusual y hay dos versiones que narran el hecho. En lo personal, la versión que más me gusta es la siguiente. Su madre fue Sémele (hija de Cadmo), una mujer mortal, y su padre Zeus. Hera descubrió la aventura de su marido cuando Sémele estaba encinta y obviamente montó en cólera. Con el aspecto de una vieja, Hera se ganó la amistad de Sémele, quien le dijo que el padre de la criatura era Zeus. Hera pretendió no creerlo, y le dijo a Sémele que le pidiera a Zeus una prueba de que él era el dios y no un impostor. La chica, curiosa, le pidió a Zeus que se revelara en toda su gloria como prueba de su divinidad. Zeus le rogó que no le pidiese eso, pero la chica insistió y como el dios le había jurado por el río Estigia que le cumpliría cualquier deseo, accedió de mala gana. He ahí el truco de Hera: los mortales no podían mirar a un dios en toda su gloria sin morir abrasados, y Sémele, por ende, pereció. Zeus logró rescatar al fetal Dionisos plantándolo en su muslo. Unos meses después, el pequeño nació (otra versión dice que fue Hefestos quien lo cosió a su muslo). Sea la versión que más les guste, lo esencial es esta doble gestación. Su rito y ceremonial de adoración son de corte secreto: su muerte y resurrección eran sucesos de reverencia mística.
Este dios es bastante leal y un gran amigo de las mujeres. Se dice que es el que mejor comprende al género femenino. Tuvo un romance con Afrodita que no duró mucho. Es en virtud de esta amistad, la diosa del amor y la belleza le presenta a Ariadna, quien se convertiría en la esposa de Dionisos, por la que guardó un enorme amor: es verdad, el dios quedó viudo, pero no se volvió a casar. Es gran amigo además de Rea, su abuela, que le curó de su locura. Athena, Démeter y Perséfone son otras de sus grandes amigas.
