A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su última entrega. Por favor, quienes dejan reviews anónimas, dejen un mail de contacto para que pueda responder sus comentarios con más agilidad, dado que no volveré a poner estas respuestas en mi profile.
¡MONTÓN DE GRACIAS A MIS LECTORAS DE PRUEBA¡Gracias Firts Ayanami y Sonomi por el tiempo que se dieron para leer y corregir mis locuras!
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. El personaje de Shiori, de la serie Inuyasha, pertenece a Rumiko Takahashi y ha sufrido modificaciones para el beneficio de la trama. No estoy sacando beneficio económico de este escrito: nada más hago esto para relajarme y entretener a mi imaginación, eso es todo.
ADVERTENCIA.
Del Manual del Villano Para la Malvada Conquista de la Galaxia, Artículo 48: Trataré cualquier bestia que controle mediante magia o tecnología, con sumo respeto y amabilidad. Incluso la mimaré. De tal forma que si el control que tengo sobre la misma es roto, no venga inmediatamente a vengarse de mí persona por el mal trato dado.
Cualquier coincidencia con la realidad, situaciones reales y semejanzas con personas vivas o muertas, es una mera coincidencia. Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
Capítulo 8:
La Guerra de Comida.
Comedor del Colegio.
Hora del Almuerzo.
Si, Tal y como dijo Argol, aquél día apenas comenzaba, para todos en el colegio y por igual, pero al menos las cosas se darían en forma muy tranquila.
Ni tan tranquilas tampoco. Saori estaba teniendo un buen y animado día. María la había integrado a su grupo de amigos, que si bien en un principio desconfiaron, pronto olvidaron cualquier resquemor y estuvieron muy abiertos en hacer amistad con la diosa. Dicho y hecho, Athena, al sentirse más a gusto, decidió ignorar a Bella todo el día, lo cuál hirió un poco el orgullo de la chica.
No tengo idea porqué, pero el haber perdido al blanco de sus más pesadas bromas no le había hecho gracia a Bella… o quizás tenía que ver con el hecho que Saori se negó a prestarle su tarea y tanto ella como sus amigas habían obtenido una mala calificación: esto las había puesto de mal humor y a modo de venganza no dudaron en hacer lo que mejor sabían. Iniciar comentarios malintencionados.
"¡Qué Aburrido!"
Hablando de mal humor. Máscara se apoyó en la pared con una profunda mueca de desagrado. Estaba con turno de comedor, y por lo tanto, debía cuidar que no ocurriesen percances durante a hora de almuerzo. No, no estaba solo, pero sí infinitamente aburrido. Por si fuera poco, esa mañana por fin había podido charlar más de 5 minutos con Shiori sin ofenderla, cosa que disfrutó mucho, pero Melissa había llegado a arruinarle todo y unido a la conversación.
Ya, estaba bien: Máscara sabía que tenía arrastre, pero… ¿Acaso las demás profesoras no se daban cuenta que lo que a él le interesaba era captar la atención de Shiori y nada más? Esta tenía que ser la conquista más difícil de su vida, y para colmo la maestra de Latín no se la ponía fácil.
Tenía consuelos. Al menos Shiori, cuando se lo proponía, era muy simpática y dulce. Incluso detectaba una infinita melancolía parecida a la suya. Claro… eso sí… costaba sacarla de su caparazón, pero una vez que se lograba este objetivo, era fácil hacerla hablar. Eso sí, su estado de ánimo era muy volátil y se ofendía con facilidad. ¡Como le costaba no hacerla rabiar!
¿Qué rayos pasaba con esa mujer? Máscara ni siquiera sabía qué cosa, acción o palabra decía él que lograba ofenderla tanto. Para colmo Shiori ni siquiera reaccionaba como nena, como habría esperado: tan solo fruncía el ceño, le respondía con un agudo sarcasmo e indignada, se alejaba, dejándolo a él en el más completo de las dudas.
Estaba perdiendo el tacto en esto de conquistar mujeres. Mejor así, de ese modo pulía sus habilidades.
"El Profesor de la Muerte está pensando en una chica." El burlón sonsonete de José le retumbó en los oídos.
"Si aprecias tu lengua, te callas, José." Máscara ni siquiera se inmutó al decir tal cosa. Permaneció de brazos cruzados, dándose aires de fastidio.
"Rapaces, no molesten al profesor, seguro le volvieron a dar de calabazas." Comentó Shura divertido. "Supe de buena fuente que una chica lo está toreando."
Máscara contó hasta 3 millones. Hacía un buen rato que Shura le hacía compañía, mientras supervisaba que las chicas de la limpieza hicieran su trabajo. Al santo de Cáncer no le habría molestado la compañía de no ser porque el santo de Capricornio era un simpático imán de alumnos, que lo buscaban allí donde estuviera para conversar de cualquier cosa. José, Juan y Antonio, los amigos de Argol, eran el actual dolor de cabeza de Máscara y el tema en cuestión en esos momentos era nada más ni nada menos que chicas.
Shura estaba muy entretenido dando consejos.
"Vamos Profe, no sea tan amargo. Es obvio que piensa en una chica." Se burló Antonio.
"¿Y QUÉ si pienso en una? No es tu problema, sino mío. Además que es lindo pensar en mujeres." Rezongó Máscara.
"¿No nos dirá quién es? Podríamos Ayudar." Comenzó José, pero fue interrumpido.
"Dudo que el profesor necesite ayuda, menos la de ustedes." Atajó Shura en vista que conocía mejor a su compañero y sabía que ya se estaba volviendo inestable en cuanto a paciencia. "Oye José. ¿No me dirás como te fue con Catalina el otro día?" Le preguntó el dorado, sólo para distraer a los chicos del motivo de los desvelos del Profesor de la Muerte.
"Bah." Esta vez José se cruzó de brazos.
"¿Te fue mal, José?" Tentó Máscara. "Merecido te lo tienes por meter las narices donde no te incumbe."
"¿Mal? NO me fue mal. Me fue horrible." Afirmó apenado.
"No pudo invitarla al baile de graduación." Se burló Antonio, palmeando la espalda de su amigo.
"Es raro." Comentó Shura extrañado. "Por lo general las flores ayudan mucho. ¿Seguro se la diste como te aconsejé?"
"Sí… pero no sé… como que no pude decirle nada." José se veía muy complicado. "Le pasé el tulipán y le dije que quería preguntarle algo, pero como que se me paralizó la lengua, se me pegó al paladar y no pude decir ni pío." Se lamentó en verdad compungido. "Me quedó viendo como si fuera un idiota y me dijo que si no tenía nada que decirle, entonces mejor la dejaba tranquila. Me dio la espalda y se fue."
"Lo que se traduce como que no pudiste invitarla." Rió Juan. Tanto Máscara como Shura pusieron cara de circunstancias.
"A las chicas no les gusta el suspenso, a menos que tengan un hombre al lado, cuyo brazo puedan estrujar." Explicó Shura con aires doctorales. "Las sorpresas son válidas cuando ya están a merced de uno."
"¡Pero Estaba Al Lado Suyo! Podía estrujar mi brazo." Protestó José de mal humor. Máscara entonces le dio un buen zape en la nuca.
"¡Idiota! Shura no se refiere a eso." Reclamó sin asco. "La próxima vez que invites a una chica, díselo directo sin rodeos. Ve. Al. Grano. Luego te das el lujo de añadir suspenso." Los tres alumnos se quedaron mirando a Máscara como si este les hubiera revelado un antiguo secreto, exclusivo solo para iniciados.
"Este sujeto sabe lo que dice. Háganle caso." Apoyó Shura con tranquilidad. Entonces Antonio sacudió la cabeza como molesto.
"¡Pero Profesor de la Muerte!" Exclamó con energía. "Lo que usted dice es más fácil decirlo que hacerlo."
"Parece más difícil de lo que es." Dijo Shura, en vista que Máscara se negó a responder. "Aunque admito que la primera vez que invité a una chica, estaba muy nervioso y me parecía una tarea imposible."
"Todos pasamos por lo mismo." Reconoció Máscara relajado.
"Se hace más fácil con la práctica." Añadió Shura.
"Al final ya sale natural." Concluyó Máscara. Como ven, de pronto como que se le había hecho divertido dar consejos. "Además ¿Qué es lo peor que te pueden decir?"
"¿Va en serio profesor de la Muerte?" Preguntó José. Es que de pronto había visto a una profesora, a Shiori, entrar despreocupadamente al comedor, para variar leyendo unos papeles, en dirección a ellos. Seguramente estaba acortando camino entre el patio y las oficinas y había querido la coincidencia que tenía que pasar junto a ellos. El muchacho sonrió travieso. "Si es tan fácil como dice¿Por qué no invita a Nikaido–sensei? Allí viene y sé que es soltera. No se le conoce novio alguno."
"Mocoso imberbe. Ya verás trabajar a un experto."
Máscara decidió seguirle el juego a José. Al cabo que no parecía tan mala idea y salir con Shiori se le hacía un pensamiento grato. A ver si de ese modo lograba continuar su interrumpida charla de aquella mañana. Esperó que la chica, que venía muy concentrada en sus papeles, pasara junto a ellos, antes de hacer su movida.
"Nikaido¿Quieres salir a cenar conmigo esta noche?" Preguntó en forma directa, tal y como le había estado enseñando a estos muchachos, con una sonrisa de galán, llena de las mejores intenciones.
"Piérdete, Máscara–san." Respondió Shiori sin siquiera levantar la mirada de sus papeles, y siguió su camino como si nada hubiera pasado. Shura y los muchachos hicieron una mueca de dolor, pero Máscara apenas se encogió de hombros, como si tal respuesta no le hubiera dolido.
"¿Lo ven?" Preguntó el dorado a los alumnos. "Me dijo lo peor y sigo vivo. No es tan malo como parece." Comentó restándole importancia, aunque en su fuero interno, su orgullo estaba dolido. Shura suspiró sonoramente.
"Niños, lo que acaba de hacer el Profesor es justo lo que no deben hacer." Shura dejó caer una severa mirada en su compañero, pero que Máscara optó por ignorar. "Hay algo llamado tacto y elegancia. No se olviden: eso también cuenta."
Mientras Máscara y Shura seguían conversando con los muchachos sobre el método más apto para conocer chicas, al otro lado del comedor, que estaba cada vez más lleno, Bella y sus amigas ocupaban una mesa y cuchicheaban entre sí. Prácticamente en la mesa de al lado, Argol y Sandra compartían el almuerzo con otros alumnos, y al menos en el caso del plateado, estaba muy atento a Saori, que estaba sentada algunas mesas más allá.
A la diosa se la veía bastante integrada al grupito de María y de muy buen humor. Bella frunció el ceño y se sirvió un poco del jugo de frambuesa que había a disposición de los comensales. Teresa la miró de mal modo.
"No puedo creer que la muy inepta no nos haya querido pasar la tarea. ¡Primera vez que me ponen una mala calificación por no presentarla!" Rumió de mal humor.
"No te hagas mala sangre. Ya nos cobraremos. ¿No es que la tipa quiere ser popular? pues no la dejaremos." Comentó Alejandra con fría calma.
"Si Saori quiere ser popular, no lo logrará." Bella, que le dedicaba frías miradas a la diosa, apretó los dientes. "Si se junta con esos perdedores, nunca logrará nada. El chiste es que la aislemos de todos y que nadie se quiera juntar con ella."
"Eso es cruel." Protestó Teresa. "Pero se lo merece. Una niña de tan bajo nivel no merece estar entre la sangre real."
"Jejeje, es una niña criada en casa. Aunque no me lo explico de una becada pobre y mugrosa." Rió Bella, quien de pronto dirigía sus miradas a la jarra con el jugo de frambuesa.
Ajena a lo que estaba pasando, Saori se levantó de su mesa y caminó hasta el mesón de comida en busca de algo que necesitaba o que había olvidado. Pasó cerca de esta mesa, pero apenas le dedicó una mirada, aunque sí se tomó el tiempo de saludar a Argol y Sandra.
"Sin mencionar cursi: saluda a todo el mundo y miren como camina." Teresa levantó la nariz.
"¿Quién camina así?" Preguntó Bella burlona. "Como la princesa que no es ni será nunca."
"Quizás se cree de la realeza o algo." Comentó Alejandra, que ahora intercambiaba miradas traviesas con Bella y la jarra de jugo.
"Realeza sí, pero de las memas." Añadió Teresa. "Deberíamos bajarle el orgullo."
"Claro que sí. Y se me ocurre la idea perfecta." Bella se puso de pie y tomó la jarra entre sus manos. "Si tanto quiere ser parte del grupo, pues hagamos de ella el centro de atención."
No me voy a meter a analizar los casos, causas y consecuencias de lo que puede provocar el infame acoso escolar, pues este no es el medio ni el momento. Lo que sí voy a decir, que motivada por quizás qué negrura de pensamiento, Bella hizo como que iba a rellenar la jarra, pero en verdad esperó hasta estar junto a Saori y una vez que lo logró, no dudó en voltearle el contenido de la misma en su cara.
"¡KYAAAAAA!" Saori hubiera gritado más fuerte si la impresión no la hubiera detenido. Rápidamente se sacó el exceso de líquido de la cara y observó en rededor suyo. Es que apenas había visto lo que le había pasado. Hace medio segundo estaba seca y contenta y ahora estaba empapada y… ¿Cómo era que se sentía?
"¡JAJAJAJAJA!" Rió Bella con estruendo. "¡Cuánto Lo Lamento! No Te Vi. Pero Vele El Lado Positivo: No Tendrás Que Ducharte Esta Semana Y Así Te Ahorras El Agua. ¡JAJAJAJA!"
Bella es algo ingenua. Alguien le debería enseñar a respetar a los demás… o a cuidar quién observa cuando hace sus bromas. Argol se puso de pie en el acto, Sandra tuvo que sujetarle, pues bien habría sido capaz de lisiar de por vida a Bella de un golpe. Por otro lado, recuerden que Máscara y Shura también estaban en el comedor y se percataron en seguida de este percance… y debido a la alteración del cosmo de Athena, Alde, Shaina y Afro no se tardaron en llegar. En todo caso, a Bella de poco le importaba un probable y doloroso castigo. Se sentía como inmune a éstos, dado que era hija de un embajador, de los influyentes para colmo.
Por eso digo que es ingenua.
"¿Pero Qué Insolencia Es Esta!" Argol se sacudió del agarre de Sandra, y agarrando la jarra que había en su mesa, caminó con decisión hasta Saori. El plateado estaba enfurecido… pero se detuvo a una mirada de su diosa, que parecía rogarle que no hiciera nada.
"¡Argol, Ven Aquí!" Sandra, en vista que no podría detenerlo, decidió salir detrás de su chico, pero en eso reparó en unos cubos con agua sucia que una de las chicas de la limpieza había dejado atrás en lo que guardaba su trapero.
El comedor a su alrededor estalló en risas y violentas carcajadas. Saori se quedó mirando la ropa estupefacta: encima había sido jugo de frambuesa. Esa mancha costaba quitar. Pero lo peor era que todos se estaban riendo de ella. Sofocó un puchero. Unas cuántas mesas más allá, María y sus amigas miraban en silencio y sin saber qué hacer.
"¡JAJAJAJAJAJAJAJA!" Teresa y Alejandra se unieron a las carcajadas.
"¡Mírate Saori! Ese color si te luce bien. Apuesto que se combina con todo. JAJAJAJAJA."
Estupefacta, Saori se quedó viendo a Bella y sus amigas que no paraban de reír. Nuevamente fue incapaz de atajar un sollozo.
"¡Miren todos! La nena quiere llorar." Anunció Teresa a viva voz.
La risa fue general y entusiasta. Sin embargo al menos el 60 por cierto de los comensales se quedaron en silencio cuando notaron que todos los cristales del comedor se trizaron por alguna razón extraña… que nosotros sabemos que se debía al enojo acumulativo que estaban sintiendo ciertas armas de destrucción masiva que había en las cercanías.
Los santos no sabían bien como reaccionar. Su primer impulso había sido caerle a golpes a Bella y sus amigas, que seguían riéndose de su diosa, pero a duras penas se contuvieron. Ver a Saori tan a punto de desarmarse los despabiló. Afro y Shaina entrecerraron los ojos, y al igual que los demás, se dispusieron a intervenir.
Ambos estaban enojados y aprehensivos. Aquella prudente distancia que los separaba de su diosa comenzó a acortarse casi sin que lo notaran. No podían ni tolerarían ver como se reían de Saori. Ya, está bien, la joven diosa no era exactamente sociable como las demás chicas de su edad, la habían malcriado y mantenido dentro de una burbuja demasiado tiempo, pero había que reconocer que hacía un honesto esfuerzo por ser más agradable e integrarse en el grupo. Y allí estaban estas crías riéndose a destajo de su travesura, sin pensar en lo mucho que podía dolerle a Saori. ¡No era justo!
"No me voy a quedar quieto viendo como dañan a mi diosa." Gruñó Afro apretando los dientes.
"No pudiste decirlo mejor. Esto se detiene aquí y ahora." Shaina se tronó los nudillos. "¡Espérate no más que llegue la hora de deportes! Las pondré a parir.
Saori inspiró una buena cantidad de aire y se quedó viendo como Bella disfrutaba de su miseria.
"¿Por qué…?" Atinó a preguntar, antes que la voz le fallase. Saori, para ocultar las lágrimas que ahora rodaban por sus mejillas, bajó la mirada.
"¡LA MEMA ESTA LLORANDO!" Anunció Alejandra a viva voz.
SPLAAAASH.
"¡AAAAAY!"
Callando efectivamente la risa de las tres chicas, Un baldazo de agua sucia y una nueva descarga de jugo de frambuesa, las bañó en una fracción de segundo. Argol y Sandra, ni que se hubieran puesto de acuerdo, les dieron un buen baño a las tres. Sandra puso uno de los olvidados cubos de agua sucia a los pies de Saori y enfrentó a Bella. Estupefacto, Argol se quedó de una pieza. No esperaba que su chica atacase.
"¿Por Qué No Mejor Te Dejas De Jorobar Y Te Metes Con Alguien De Tu Tamaño, PUERCA?" Le dijo molesta. Entonces Sandra se volvió a Saori y le señaló el cubo de agua que había dejado a sus pies. "¡Niña Cristal! Enseñémosle A Estas 3 Quien Manda. ¡No Te Dejes Pisotear Así Como Así!" Al borde de las lágrimas, Saori pestañeó un par de veces.
"Pero, pero…" Entonces algo dentro de la diosa se encendió. Saori entrecerró los ojos y como que encendió su cosmo. Los santos tragaron saliva al ver como su querida y atolondrada diosa le dedicaba una gélida mirada a Bella. "¿Sabes Sandra? Tienes toda la razón."
Sin perder un segundo, Pallas Athena Parthenos, diosa de la sabiduría, la estrategia, la guerra justa, las artes manuales y la inventiva, tomó la sartén por el mango, o mejor dicho, el cubo por el asa, y sin perder ni un solo segundo, le arrojó el agua a Bella y sus amigas. Eso le enseñaría a meterse con una diosa de su calibre.
"¡KYAAAAA!" Gritaron Teresa y Alejandra.
"¿Cómo Te Atreves A…!" La furiosa increpación de Bella murió en sus labios cuando Argol le volteó encima su bandeja con comida. "¡KYAAAAAAAA!"
"¡Eso Te Enseñará! Agradece Que No Te Convertí En Piedra."
Entonces los santos decidieron intervenir, o la situación se les saldría de las manos y…
"¡GUERRA DE COMIDA!" A todo pulmón, José y sus amigos gritaron a lo bestia y sin perder más tiempo, comenzaron a lanzar comida a los demás.
5 segundos después el comedor se había convertido en un colorido, caótico, estridente y desesperante campo de batalla. Si hasta hacía unos instantes que los santos (y demás profesores) no sabían como reaccionar, al ver las papas voladoras, los fideos de la muerte, las salsas ardientes, los macarrones del infortunio y demás comestibles que ahora comenzaban a ser parte de la decoración, les dieron algunas luces sobre lo que tenían que hacer.
¡Qué DESASTRE! Y para colmo ese día era el día de pastas.
De todas las batallas que habían presenciado, esta tenía que ser la más sucia. Literal, nunca en su vida habían visto tal magnitud de chiquero. El suelo del comedor no tardó ni 3 minutos en convertirse en una pista de patinaje, y todo el estudiantado se aventaba comida unos a otros. Los maestros resbalaban, algunos se protegían bajo las mesas. No faltaban los que imitaban a William Wallace y tras dar gritos de guerra (Freedom!), se lanzaban hasta los platos (afortunadamente no mostraron las posaderas). Quizás los cumpleaños de los dorados eran un poco más sucios, pero eso no viene al caso. Entre los gritos, resbalones, risas, las histéricas órdenes de los alumnos y las llamadas de atención, los adultos presentes intentaban controlar en vano la crisis. A más de uno se le vio defendiéndose y arrojando comida. Es que una vez lanzado el ataque, es muy difícil detenerlo, sin sufrir pérdidas cuantiosas.
… Sin mencionar que la salvaje horda de hunos en la que se habían transformado los estudiantes, lo estaba pasando de lujo, pese a la angustia de los maestros. ¡Adivinen qué! Allí, en medio del comedor¡Llevando el Pandero, podía verse a Saori en gloria y majestad lanzando comida a diestro y siniestro, llena de fideos, jugo de frambuesa y salsa de tomates.
Aldebarán tenía que ser el único adulto que no movía ni un solo dedo por detener la guerra, sino que se limitaba a observar, de brazos cruzados y con infinita seriedad, toda la situación. Algunos trozos de comida y vasos de plástico rebotaban contra su cuerpo y no pocos fideos decoraban su cabeza. Finalmente suspiró y puso las manos en las caderas, con los ojos cerrados. Hora de hacer acto de presencia. Encendió su cosmo así tantito, sólo para lograr un efecto más acabado.
"¡SILENCIO Y QUIETOS TODOS!" Bramó de improviso con autoridad. El edificio pareció vibrar con el grito.
Santo Remedio. Dicen que a buen entendedor…
Oficina del Director.
10 minutos después.
"¡QUE NOS SUELTES, BICHO RARO!" Exhortó Teresa embravecida, sin dejar de agitarse.
"¡SUÉLTAME, SUÉLTAME! NO QUIERO QUE ME TOQUES." Bramó Alejandra, mientras le daba con los puños en la espalda del santo que la llevaba a cuestas.
Afro, que cargaba con Teresa y Alejandra a los hombros, pateó la puerta y la abrió de golpe. La secretaria del Director se lo quedó viendo de hito en hito cuando le vio entrar, cubierto de salsa de tomate, fideos y bolas de carne, cargando a dos alumnas en iguales condiciones, seguido de Shaina, Shura, Saori, Sandra, Argol y Bella. Todo el lote estaba cubierto en comida lanzada. De hecho, Athena aún tenía varios fideos enredados en el cabello. El santo de Piscis dejó a las chicas en el suelo, al tiempo que Shaina las obligaba a quedarse en un rincón con los demás.
"¡Qué Vergüenza Debería Darles A Todos!" Le increpó Afro al grupo. "Entiendo Este Comportamiento De Un Tarugo Como Argol, Pero ¿Las Señoritas?"
"¡OYE!" protestó Argol en defensa propia, pero una fiera mirada de Shura le hizo callar. Afro le dio la espalda y se dirigió a la secretaria.
"No sé si será evidente, pero tenemos que hablar con el señor Tersites." Le dijo con amabilidad. Con la salsa chorreándole por los cabellos, se veía divertido. La mujer asintió.
"Claro, Está en la biblioteca, pero en seguida le llamo." Se apresuró a decir mientras tomaba el teléfono, mientras una enorme gota le orbitaba la cabeza.
"¡Esto No Se Va A Quedar Así! Arruinaron Mi Uniforme. ¡Mi Padre Los Demandará!" Bella agitó los brazos molesta. La chica estaba convertida en un desastre culinario y estético… sin mencionar que tenía un ojo en tinta.
"Ah sí, la pobrecita hijita de papi está molesta porque la pusieron en su lugar." Se mofó Sandra, que además de tener el cabello convertido en engrudo, lucía arañazos en la cara y le sangraba la nariz.
Es que durante el tumulto, Sandra había aprovechado para pegarle a Bella con los puños, y la chica se había defendido con las uñas. Hacía tiempo que ambas tenían ganas de pegarse. Esta situación que se había agravado cuando algún gracioso les arrojó más jugo de frambuesa encima y salsa de tomates. Argol tuvo problemas para separarlas: es que el piso se había tornado resbaloso y tenía que esquivar no solos los golpes de ambas, sino evitar que Teresa y Alejandra se metieran a la pelea, sin que le pegaran a él y sin dejar de vigilar que no le pasara nada a Athena.
No es fácil ser un santo plateado.
"¡Basta las dos! Ya tienen bastantes problemas como para que os destrocéis ahora." Shaina sujetó a Bella y a Sandra con firmeza del brazo. "No Quiero Volver A Oír Ni Media Protesta De Ninguna De Las Dos."
"¡Tu A Mi No Me Das Órdenes!" Exclamó Bella. Shaina aplicó más presión en su brazo. "¡AAAAY, Me lastimas!"
"Dije que no quiero oír ni medio sonido o ¿me expresé mal?" Shaina se quedó viendo con frialdad a Bella. Sandra se sopló el flequillo: sabía cuando estaba en un lío y sabía muy bien lo que NO debía hacer.
Saori se apoyó contra la pared. Aún estaba agitada y el golpe de adrenalina que había provocado tan guarra pelea aún circulaba por sus venas. Shura le jaló de la oreja.
"¿Dónde se ha visto? Una señorita como usted en esos desmanes. ¡Va a tener que limpiar todo!" La regañó muy molesto. La diosa le miró con ojos de borrego a medio morir. "Usted debe aprender una mejor técnica para lanzar agua." Añadió el dorado por medio del cosmos.
"Estoy en problemas." Se lamentó la diosa por medio de su cosmo, mientras se quitaba algunos macarrones de su ropa. "A Shion le dará un yeyo." Sus santos le dedicaron una fugaz y disimulada mirada.
"Princesa." Oyó a Argol por medio del cosmo. "Mírelo del lado positivo: al menos puso a esta niñata en su sitio y lo pasó bien."
"El tarugo tiene razón." Añadió Afro.
"Es verdad… pero… Shion me regañará." Se quejó de nuevo la diosa. Los santos asintieron.
"Podría ser peor." Añadió Shaina.
Santuario de Athena.
Despacho del Patriarca.
Ajeno a cualquier tipo de crisis que involucrase un OCVNI (Objeto Comestible Volador No Identificado), Shion había pasado un buen día. Como no tenía que darle lecciones a la diosa, sus mañanas resultaban bastante productivas. No solo terminaba su trabajo más temprano, sino que además podía adelantar otros asuntos y tener más tiempo libre para ocupar en lo que quisiera. Sin mencionar que contaba con algo de ayuda extra que le alivianaba bastante la carga laboral.
La ayuda extra tenía un nombre. Desde hacía un par de meses Idril le estaba ayudando con el papeleo. Esto les daba la oportunidad a ambos de acompañarse un poco más. Justo en esos momentos, Shion terminaba de leer unos documentos en su despacho. Estaba sentado en su escritorio y tenía un aspecto concienzudo mientras leía. Sentada frente a él, Idril también terminaba de leer otros papeles. Parecía que se ignoraban, pero no. Por debajo del escritorio, ambos estaban bien ocupados jugueteando con sus pies, que tenían descalzos.
En el suelo, no lejos de ellos, Niké jugaba con unas hojas de papel en blanco y unos crayones de colores. El trío estaba tranquilo, sosegado. Casi aburrido.
RIIIIIIIIIIIIIIIING. RIIIIIIIIIING.
Sonó el teléfono. Shion dejó el documento a un lado, se quitó los anteojos y levantó el auricular sin prisa.
"¿Diga…? Sí con él. ¿Ocurrió algo?" El Patriarca se irguió un poco en su sillón y adoptó una actitud adusta. Idril levantó la mirada del papel que había estado leyendo y se quedó viendo a su marido. "… Sí… ¿QUÉ!" Shion se puso de pie sin poder creer lo que oía. "Debe ser un error, La Princesa… ¿Qué Hizo Qué Cosa?" El Patriarca se sobó una sien con su mano libre, incrédulo ¿le estaban hablando de la misma Saori que él conocía? Tan temprano y ya empezaban los problemas. "Seguro hay una explicación para eso, debe ser un malentendido y… ¿Una Guerra de Comida?" Shion frunció el ceño. Ahora sí estaba enojado. "¿Cómo es eso posible?"
Idril, quien con calma le observaba, dejó los papeles a un lado y se sopló el flequillo. Pasó su mirada desde su molesto marido hacia Niké, que también había interrumpido su dibujo. La pequeña diosa cruzó miradas con su tutora.
"Creo que tendré que salir con Papi Shion." Le dijo muy divertida. La elfa le sonrió. "Ranita¿Quieres quedarte con el tío Camus o con el tío Aioria?" Sin dudarlo ni un segundo, Niké agitó sus alas con entusiasmo.
"¡Kon Tío Kamuz!"
"Sí, como no. En seguida estoy allá." Shion colgó el teléfono. Tan tranquilo que había pasado la mañana y ahora sentía todo lo contrario. Se pasó las manos por el rostro y se despeinó un poco el cabello. Se cruzó de brazos unos segundos y cerró los ojos.
"¿Pasó algo con la Princesa?" Le preguntó Idril con atención.
"Sí. Le hicieron pasar una vergüenza a la hora de almuerzo y se defendió." Gruñó Shion sin saber si estar de mal o buen humor. "¡Inició Una Guerra De Comida! Ahora está en la oficina del director."
"¡Ya era hora que se defendiera!" Idril frunció el ceño. "Me molestaba que no lo hubiera hecho antes." Shion la miró muy serio.
"No te digo lo contrario, pero hay otras formas de tomar venganza, como poner estricnina o belladona en algunos desayunos, pero ¿Una Guerra de Comida?" Shion se pasó una mano por el rostro. "Este… Cáncer¿Me… acompañas?"
"Claro que voy. Quiero asegurarme que no te enojes mucho." Idril se puso de pie y caminó hacia Niké, a quien tomó en brazos. "Aunque quisiera dejar a la pequeña en Acuario."
Shion asintió y caminó hasta la elfa, a quien le ofreció el brazo. Idril aceptó y segundos después, ambos se teletransportaron. El despacho quedó en silencio…
…
A ver qué pasaba luego de esto.
Continuará.
Por
Manquehuito (Misao–CG)
Próximo Episodio: Sospechas.
…
"No te pongas tan pedagógico, que no vinimos a salvar marginados." Gruñó Máscara de mal humor. "Si no son capaces de defenderse de sus pares, ni de adaptarse a su entorno, eso es problema del loquero a cargo."
"Tienes razón, pero NO es eso." Shura se cruzó de brazos preocupado y con el ceño bien fruncido. "No me gusta verlos cerca de la Princesa. Me dan mala leche."
…
PS: Jejeje, nada como una guerra de comida para liberar tensiones. Creo que toda generación de estudiantes debe tener un episodio legendario de este tipo para reírse después. Al menos Saori ya arregló cuentas, aunque no en la forma más limpia que digamos… Ojalá que no la regañen demasiado. Estén atentos al Omake que pondré dentro de unas horas. Faltas de ortografía, de gramática, tipeo y redacción no son intencionales (excepto en el caso de los diálogos de Niké) y si descubren alguna, por favor, sean buena leche y avisen para poder corregir, lo mismo si tienen quejas o críticas respecto de la historia, para ver como lo soluciono (en tanto sean constructivas y no destructivas) ¡GRACIAS POR HABER LEÍDO EL CAPÍTULO!
Brújula Cultural.
William Wallace: No me digan que no han visto la película 'Corazón Valiente' de Mel Gibson. Si le echan un ojo, sabrán a lo que me refiero.
