A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su última entrega. Por Favor, Quienes Dejan Reviews Anónimas, DEJEN UN MAIL DE CONTACTO PARA QUE PUEDA RESPONDER SUS COMENTARIOS CON MÁS AGILIDAD, DADO QUE NO VOLVERÉ A PONER ESTAS RESPUESTAS EN MI PROFILE.
¡MONTÓN DE GRACIAS A MIS LECTORAS DE PRUEBA¡Gracias Firts Ayanami y Sonomi por el tiempo que se dieron para leer y corregir mis locuras!
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. El personaje de Shiori, de la serie Inuyasha, pertenece a Rumiko Takahashi y ha sufrido modificaciones para el beneficio de la trama. El Personaje de Selene pertenece a Fanny Shadow. No estoy sacando beneficio económico de este escrito: nada más hago esto para relajarme y entretener a mi imaginación, eso es todo.
ADVERTENCIA.
Del Manual del Villano Para la Malvada Conquista de la Galaxia, Artículo Trigésimo Sexto: No encerraré a miembros del mismo grupo en el mismo bloque de celdas, y mucho menos en la misma celda. Si son prisioneros importantes, conservaría la única llave de la celda yo mismo en lugar de repartir copias a todos los guardias inútiles de la prisión.
Cualquier coincidencia con la realidad, situaciones reales y semejanzas con personas vivas o muertas, es una mera e increíble coincidencia. Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
Capítulo 12:
Balacera.
Biblioteca de la Secundaria.
Hora de Salida.
Aquél estudiante, del penúltimo año, tenía la vista fija en Shiori. Le miraba taimado y con la insistencia de quien desesperado busca una salida para su actual problema. Lou, el muchacho en cuestión, estaba molesto porque le estaban regañando… bien merecido se lo tenía: Había llegado tarde a clase, entró pateando la puerta e ignoró las protestas de la profesora por el comportamiento exhibido. Esta era la razón por la cuál ahora Shiori lo regañaba.
"¡Eras un buen estudiante! Lou¿Qué te pasa? Hoy te portaste grosero y rudo por nada." Reclamó Shiori muy seria. "Como si tus notas no fueran ya lo bastante bajas, tus actitudes dejan mucho que desear y No Las Voy A Permitir En Mi Clase. ¿Con Quién Te Crees Que Hablas?"
"…" El muchacho ni siquiera movió las pestañas.
"¿No tienes nada qué decir al respecto?"
"…"
"¿Qué te pasa?" Preguntó la chica de pronto, suavizando la voz. Es que ya se había cansado de gritarle a Lou y creyó conveniente cambiar de estrategia. A ver si con eso lograba algún efecto. "Hace días que pareces estar buscando una suspensión o un castigo. ¿Puedo hacer algo para ayudarte?"
"…"
Creo que Shiori habría tenido más efecto al hablar con una pared.
"¡Lou! Te estoy hablando: Mírame cuando te hablo." Y digamos que la chica tampoco tiene mucha paciencia. Más que Máscara, es verdad, pero no mucha más.
"… Lo que me pasa no es problema suyo, ni tampoco mis actitudes. NO me pasa nada." Siseó Lou apretando los puños. "Si le gusta o no, me vale madres."
"Sí te pasa algo y es lo que me preocupa. Feh. Has cambiado mucho el último año." Shiori frunció el ceño. "Estás castigado. Quiero que mañana traigas el cuento de la página 62 del libro traducido al griego y que lo presentes al grupo. Puedes irte."
Dando la discusión por zanjada, Shiori le dio la espalda y se dirigió al mesón de pedidos. La bibliotecaria apenas pareció notar cuando la profesora se inclinó hacia delante en busca de algunas fichas. Lou, arrastrando los pies, se dirigió a la salida de la Biblioteca, pero antes de salir, tomó un grueso libro que estaba apilado encima del mesón de devoluciones y aprovechando que su profesora estaba concentrada en otros asuntos, se lo lanzó sin vergüenza alguna.
"¡BRUJA y FENÓMENO!" Lou se quedó de una pieza cuando Shiori atajó el libro en el aire sin siquiera voltearse a mirarlo y sin mucho esfuerzo o aspaviento lo dejó encima del mesón. La bibliotecaria miraba de hito en hito.
"¡Lou! Si vas a lanzarle algo a alguien por la espalda, asegúrate que está distraído." Siseó Shiori con fría calma, entrecerrando los ojos y dándose la vuelta para enfrentar al muchacho.
"Y que no hay más maestros mirando." Gruñó Shaina a espaldas de Lou. La amazona justo había entrado a la biblioteca en el momento en que Shiori atajaba aquél libro. "Shiori–san ¿Todo bien?"
"Sí, todo bien, al menos para mi. Gracias, Shaina–san." Respondió Shiori con cara de pocos amigos. "Lou. ¿No tienes nada que explicar?" Le preguntó al muchacho, con las manos en las caderas.
"No." Ladró con orgullo. Shaina le palmeó el hombro.
"Estás en un brete, mocoso."
"¡ME VALE UN CUERNO! Par de VIEJAS Brujas de la C&$#A."
En algo debía tener razón Shiori. Lou hace rato que buscaba un buen castigo… y a juzgar por como Shaina, la bibliotecaria y la profesora de latin lo miraban, seguro que ya lo había conseguido.
"¿VIEJAS Brujas, Lou?" La amazona de Ophiucus se tronó los nudillos. "Ni te imaginas." Gruñó Shaina al momento de darle un zape.
Sip. Definitivamente Lou estaba castigado.
Parque en las afueras de la Secundaria.
Dos semanas después.
Giancarlo se recostó contra aquél árbol y exhaló una gruesa bocanada de humo. Las últimas dos semanas habían sido muy intensas para él y sus amigos. El inspector de disciplina, el conserje, los profesores de física y deportes e incluso el metido de Argol (para efectos prácticos, los santos), no lo habían dejado ni respirar tranquilo. Había tenido que ser demasiado cuidadoso y mantener un perfil bajo, cosa que le había resultado a medias. De pronto parecía ser el centro de atención. ¿Por qué ahora? No lo sabía. ¿Por qué ahora que justo cuando necesitaba pasar más desapercibido, todos parecían notar que existía?
Bah. Como si eso le importase. No dejaría que eso arruinase sus planes de justa venganza que tanto trabajo le había costado hilvanar… ni siquiera la impaciente y hostil torpeza del montón de inútiles que se decían ser amigos suyos.
Tomó otra bocanada de humo. Al ver que su cigarrillo se había acabado, lo dejó caer al piso y apenas se molestó en apagarlo. Bastián y Braulio estaban cerca de él, lo mismo otros 4 muchachos, entre los cuáles se contaba Lou, quien estaba algo más rezagado del grupo. El muchacho se había conseguido una suspensión de 1 semana y media por agredir a una profesora, lo cuál había alterado sus planes.
Ya le habían puesto en su lugar con la debida paliza de rigor. Giancarlo carraspeó.
"Nos vemos mañana." Y sin mayor preámbulo, se alejó. Uno a uno, y siempre en silencio, el grupo se desintegró.
…
Sin embargo, Lou volvió la cabeza en dirección a su colegio. Tenía que hacer algo…
¡Ya Mismo!
Gimnasio.
Vestidores de niñas.
Día Siguiente.
"¿Señor Shura? Venga un momento."
El técnico que había ido a reparar la caldera, llamó muy grave a Shura. El santo de Capricornio, que había pasado una noche mala y amanecido de muy mal humor, apenas hizo una seña con la cabeza y caminó hasta el técnico. El sujeto frunció el ceño.
"¿Pasa algo?"
"Sí. Encontré algo que usted debe ver."
Esa mañana, y curiosamente, las duchas del vestidor de niñas habían fallado y no tenían agua caliente. Sin perder mucho rato, Shura había decidido llamar al técnico por la sospecha de que las calderas estuvieran fallando, y que por cierto, no sabía reparar, lo cuál no debe sorprendernos. El técnico, que era muy minucioso, antes de comenzar a reparar la caldera como tal, había optado por hacer una revisión de las tuberías, en caso de que el problema estuviera allí y no en la misma fuente del agua caliente. Esto le había llevado a un descubrimiento impactante. En su búsqueda por eventuales fallas, y ocultas a la vista, pero de fácil acceso, el técnico había encontrado…
"Mire esto: lo acabo de encontrar." El sujeto había guiado a Shura hasta unos gruesos tubos, y le señaló una ranura que había justo detrás de ellos. Allí, el santo de Capricornio se inclinó para echar un vistazo. "No me atrevo siquiera a tocarlas."
"¿De Donde Demonios Salió Esto?" Gruñó Shura de mal humor. El santo metió el brazo por la ranura y extrajo en forma consecutiva dos escopetas, una de las cuáles era hechiza. "¿QUÉ Hace Esto En Una Escuela?"
Mejor pregunta. ¿CÓMO Habían llegado allí? El mismo había revisado cuanto hueco y recoveco veía y ahora le salían con este pastel. No había encontrado nada fuera de lugar al día anterior¿Cuándo y qué minuto aparecieron estas excusas de armas?
"No lo sé señor. ¡Debería llamar a la policía! Digo yo…" El técnico se sobó las manos y se rascó la nuca. "Verá, el agua caliente estaba cortada justo aquí, en esta tubería. No es una falla de la caldera. Es como si alguien hubiera saboteado el sistema a propósito, para que las hallasen…"
Shura apretó los dientes y apretó una de las escopetas con tanta fuerza que la rompió. El anonadado técnico retrocedió un paso al ver esto. Algo de razón debería tener el sujeto: si el agua caliente no hubiera fallado, no habría encontrado estas armas. Con premura y sin perder un segundo, Shura elevó su cosmo e hizo un rápido escaneo del establecimiento, y como sabía lo que buscaba, localizó al menos 6 escopetas más ocultas por todo el recinto estudiantil… y una serie de sospechosos movimientos que lo pusieron más nervioso de lo que ya estaba. Obviamente esto alertó al resto de los santos, quienes enseguida se pusieron más que alertas. ¿En qué momento habían llegado esas armas allí? El día anterior había vuelto a revisar el colegio de nuevo y a conciencia. ¿Cómo rayos pudo pasarlas por alto? O… ¿Acaso se habían metido de noche a esconderlas?
"¿Señor Shura?" Le llamó el técnico. "¿Sabe qué significa…?"
"Salga De Aquí, Que Esto Lo Veo Mal." Le ordenó Shura, mientras se dirigía a la salida. "¡Llame a la Policía!"
Sin esperar otra respuesta de parte del técnico, Shura salió a toda carrera del vestidor de niñas, que habían cerrado para poder reparar las duchas, y corrió hacia el gimnasio sin más demora. Shaina y Alde estaban allí y como esperando verle, tenían las miradas fijas en las puertas. También había otros dos profesores dando clase, pero éstos no estaban ni pendientes del conserje.
Al entrar, bastó una mirada del santo de Capricornio a sus dos compañeros para explicarlo todo. Shaina entrecerró los ojos y junto con Alde, también escanearon el establecimiento, encontrando los mismos preocupantes movimientos. Shura tampoco esperó a responder preguntas antes de desaparecer en dirección del edificio principal. La amazona y el santo de Tauro intercambiaron otra preocupada mirada. Mejor lo seguían, no fuera a ser que la cosa se tornase fea.
Entonces inflamaron sus cosmos y sus armaduras, para sorpresa de todos alumnos, les cubrieron por completo. De esta guisa, fueron a hablar con los otros dos estupefactos profesores restantes antes de salir.
"… Son… ¿VIERON ESO?" Preguntó un anonadado alumno. "¡Eran Santos de Verdad!"
Salón del 2º D.
Clase de Física.
Bien, el flujo de cosmo mensajería comenzaba a molestarlo. Más aún sus alumnos que no dejaban de cuchichear entre sí. ¿Acaso llovería que estaban todos tan inquietos? (1) No les culpaba: él mismo estaba comenzando a ponerse nervioso. Desde que Shura diera la alerta estaba a la expectativa y desconcentrado de su clase. No dejaba de escanear el piso en busca de irregularidades y lo que estaba percibiendo no le gustaba en lo más mínimo. Incluso hasta ya había localizado a Saori en la biblioteca y ubicado el camino más rápido hasta ella por cualquier cosa.
¡Pero No Podía Dejar A Este Montón De Vándalos Solos! O sea, los críos eran exasperantes, pero tampoco les deseaba daño. Apretó los dientes y dejó a un lado los apuntes que Camus le había preparado y con los que daba clase. ¡Argh! Si en esto consistía 'preocuparse por el prójimo', la idea ya no le estaba gustando. Menos aún porque sabía que estaba preocupado por voluntad propia sin que nadie lo obligase.
Dos zancadas se tardó en llegar al puesto de Pellejo, quién con sus amigos planeaban la siguiente paliza que le darían a la víctima de turno de esa semana. Como los demás alumnos, éstos chicos apenas le dieron importancia al hecho que su psicópata profesor caminase al fondo del salón, total, siempre lo hacía en algún momento de su clase. Seguro colgaría a Pellejo ventana abajo otra vez y solo por sospecha, le gritaría un par de veces al grupo, les daría un muy señor susto de porquería e implantaría silencio por el resto de la clase. No les extrañaría para nada: Máscara todavía no perdía la paciencia desde el toque del timbre y había sido bastante generoso ese día: aún no ponía en práctica su extraño ritual de acercamiento profesor–alumno.
Sin embargo eso no fue lo que pasó. Tomó a Pellejo por la solapa y lo levantó en el aire.
"¡Mocoso De Porquería! Necesito Que Te Quedes En Silencio Y Que Obedezcas."
"¿QUÉ P&#O MOSCO TE PICÓ? NO ESTABA HACIENDO…"
"Mantén al grupo CALLADO." Máscara lo miró con tanta fuerza e intensidad, que Pellejo se tragó sus palabras. "Si llego a oír auque sea un suspiro de sobra, daremos un lARGo paseo: tengo una pala y dudo que alguien te extrañe." Entonces el santo de Cáncer dejó caer a un estupefacto Pellejo al suelo. "¡Delincuentes! Saldré un segundo y no quiero que ni respiren sin permiso." Gruñó el dorado.
Acto seguido, Máscara regresó sobre sus pasos y salió del salón. Una vez fuera, miró en ambas direcciones. Elevó su cosmo lo bastante como para revisar el lugar sin necesidad de moverse. Shaina, Alde, Afro, Shura y Argol estaban impacientes y no sin justa razón. Él también percibía aquello sospechosos movimientos.
"¿Pero qué se han creído estos F#$&s d$ l P#$&e?" Esto último lo siseó en italiano, pero no lo traduciré por decencia y recato. El santo apretó los puños y los dientes. "Al TÁRTARO con estos críos."
En el intertanto, y al interior de su salón, los angelitos que Máscara tenía por alumnos, se miraban llenos de sana curiosidad. Sabían que su profesor era el ser más extraño y menos pedagógico que les pudo haber tocado, del que muchas veces dudaban que fuera en verdad un profesor titulado, y que tenía actitudes que los hacía temer por su integridad mental y física, pero esto ya era como mucho, incluso para él.
"¿Alguien Sabe Qué pasa?" Preguntó de pronto uno de los alumnos que se sentaba en la primera fila, rompiendo así el silencio.
"Ni idea." Le respondió otro que se sentaba a la mitad.
"Ya saben, locuras del…" Comenzó a decir una de las 3 chicas del grupo, pero fue interrumpida.
"¡Hagan Silencio! No Hagan Ruido O Yo Me Las Veré Color De Hormiga." Ordenó Pellejo más temeroso por su propio pescuezo que por sus compañeros.
Aunque hubiera sido la mar de divertido ver al profesor de la Muerte colgando a Pellejo por la ventana, con todo y calzón chino, sobre todo con el frío que estaba haciendo, el grupo extrañamente solidarizó con su compañero y se quedaron callados, aunque aguantando la risa. Máscara regresó al salón serio como pared de tribunal: se puso al frente del grupo con los ojos entrecerrados.
"A ver montón de delincuentes, necesito que me hagan caso o lo lamentarán de verdad." Comenzó el dorado, marcando cada palabra para mayor énfasis. Al ver a su profesor en ese plan, los alumnos se intrigaron y prestaron más atención. "EN ORDEN Y SILENCIO, tomarán sus cosas, saldremos del salón, los llevaré a la escalera de emergencia y una vez allí, SALDRÁN DEL COLEGIO. Harán lo que les diga Pellejo." Explicó con brevedad. Los alumnos se miraron sin saber qué pensar. Pellejo casi escupió sus amígdalas.
"¿Lo que Yo diga?" El muchacho miró incrédulo a su profesor. ¿Qué clase de chalado lo ponía a ÉL al mando? Pellejo no lo sabía, aunque comenzaba a sospechar una respuesta.
"Sí. Tú." Le ladró Máscara como respuesta. El dorado se dirigió al grupo. "¿QUÉ ESTÁN ESPERANDO¿Un Memo Con Los Detalles¡HAGAN lo que les dije!"
Máscara se cruzó de brazos y observó impaciente como sus alumnos, intimidados por la tajante actitud de su profesor, guardaba sus cosas en sus mochilas. Al menos no hubo que incentivarlos a que lo hicieran rápido: estos niños ya conocían bastante bien el carácter de Máscara como para querer desobedecerlo o hacerle impacientar. Una vez listos, el dorado abrió la puerta y uno a uno comenzaron a salir. Ya fuera del salón, siguieron en silencio al Profesor de la Muerte a la salida de emergencia, sin entender ni papa de lo que estaba pasando. Justo cuando Pellejo se disponía a entrar a las escaleras, Máscara lo sujetó del pescuezo, levantándolo en el aire de tal modo que el muchacho quedó a su nivel.
"Escúchame bien, inepto: Necesito que tú y tus amigotes demuestren ser útiles por una maldita vez." Comenzó con seriedad. "No quiero oír protestas de ningún tipo: Sacarás a tus compañeros del colegio EN SILENCIO…"
"¿Qué haga qué cosa? Profe ¿Qué C&$o está pasando?" Reclamó Pellejo comenzando a asustarse.
"Dije que evacues a tus compañeros del colegio EN SILENCIO y lo más RÁPIDO posible. ¿Me oyes? NO QUIERO que se separen. Una vez fuera, se van a quedar en un mismo sitio, y si me llego a enterar que se han separado, Te Daré Una Paliza TAN FUERTE Que La Ropa Te Quedará Ajustada Un Mes Entero." Máscara se veía tan serio, que lo único que hizo Pellejo fue tragar saliva. Sea lo que sea que estaba pasando, no era una broma. "Estás a cargo, Ahora… ¡MUEVETE Y HAZ LO QUE TE DIJE!"
Sin dar derecho a réplica de ningún tipo, y logrando inquietar a sus alumnos, Máscara empujó, o más bien arrojó, a Pellejo dentro de las escaleras de escape y cerró la puerta tras de ellos con estrépito. Todos estaban en silencio y miraban a su inesperado líder a cargo, como en espera de respuestas. Asustado, nunca antes había tenido una responsabilidad de esa calaña (ni siquiera una pequeña), Pellejo se rascó la cabeza.
"Oye Pellejo ¿sabes qué mosco le picó al Profe de la Muerte?" Preguntó Cuervo, uno de sus amigos.
"No lo sé… pero… mejor le hacemos caso. Me dio mucho miedo¡GENTE! Tenemos que salir del colegio. ¡Andando!"
A regañadientes, Pellejo asumió su papel y sus compañeros a hacerle caso. ¿Acaso Máscara se había drogado esa mañana? Si era así, entonces había fumado algo muy raro. Ni modo, mejor no se le cruzaban en su camino.
Salón del 1º B.
En esos momentos.
La cosmo mensajería era fuerte y clara para cualquiera en condiciones de escuchar los preocupantes mensajes que se llevaban. La teoría dice que una persona normal no podría sentir las ondas de energía que conformaban el sistema, por lo que los demás profesores y alumnos no se daban ni por enterados. En todo caso, Eso es lo que dice la teoría.
Digamos que siempre hay excepciones a la regla. Shiori ha probado ser una persona bastante peculiar a lo largo del fic… y si bien no sabía interpretar los mensajes, sí había detectado que la cosmonet comenzaba a saturarse y que sus emisores estaban preocupados. Por otro lado, ella misma tenía algunas habilidades e instintos que la habían alertado que la situación no era del todo normal en el plantel.
La chica había dejado de escribir por instantes en la pizarra, pero con diplomacia, y tras soplarse el flequillo, reanudó su tarea. Discretamente miró hacia la puerta y luego hacia las ventanas, antes de volverse al grupo. Ese día estaba con los pequeños.
"Timeo danaos et dona ferentes; De minimis non curat praetor e In articulo mortis." Recitó la chica ni bien giró sobre sus talones. "Niños, quiero que identifiquen en qué declinación, caso, número y género están las palabras subrayadas. Si han estudiado bien, están en perfectas condiciones de resolver estos simples ejercicios. Cualquier duda me la dicen. Tienen 15 minutos."
Tras un largo lamento de los alumnos, a los que Shiori no prestó atención, la chica les sonrió y se dirigió a la puerta. Salió del salón y al igual que Máscara, miró en ambas direcciones con atención. Tenía un mal presentimiento: algo le decía que las cosas se iban a poner muy movidas.
Cerró los ojos y prestó oídos a todos los sonidos posibles que pudiera captar. Detectó pasos en la escalera de emergencia (los alumnos de Máscara que bajaban con prisa por ella), así como oyó el frenético ir y venir de Afro, Shura y Shaina en los pisos superiores. Pudo percibir pasos fuera de lugar en los últimos pisos del edificio y sonidos metálicos inquietantes. Shiori levantó la nariz y olfateó el aire… lo que olfateó, no le gustó para nada. ¡Algo se dirigía a su salón y no era precisamente bueno! Tenía una fea corazonada, que se vio agravada tras darse cuenta de estos síntomas. Le olía a problema serio. Shiori regresó al salón.
El 90 por ciento de sus alumnos intentaban hacer el ejercicio encargado, mientras que el otro tan solo buscaba aprovecharse de los buenos resultados y voluntad de sus compañeros. Shiori caminó hasta las ventanas, que abrió de par en par. Una fuerte corriente de frío inundó el salón, pero la chica tenía que aprovechar que el salón estaba en el primer nivel y que de la ventana al suelo no más había poco más medio metro.
"¡Profesora! Hace frío, por favor¡las ventanas!"
"¡Estoy resfriado!"
"Niños, silencio." Pidió Shiori con una sonrisa. "Una pregunta. ¿Se acuerdan del simulacro de evacuación del mes pasado?"
"Un poco." Respondió una alumna del frente. Una gota orbitó la cabeza de Shiori.
"Esto es lo que ocurre. Necesito que me pongan atención. Vamos a hacer exactamente eso mismo, pero no saldremos del salón por las puertas, sino por las ventanas." Explicó la chica como si fuera la cosa más obvia del mundo. Sus alumnos la miraron intrigados. "Van a dejar sus cosas en orden en sus pupitres. Si gustan, aprovechen para llevarse sus objetos de valor, ya saben, billeteras, identificaciones y celulares. En orden y en silencio, saldremos uno a uno y, caminando rápido, sin mirar atrás, saldrán del colegio. Una vez fuera, se mantendrán juntos en su zona de seguridad, SIN SEPARARSE del grupo." Aunque Shiori les explicó esto con mucha claridad y énfasis en los conceptos, los niños ni siquiera parecieron comprenderla. "¡Vamos! Recojan sus cosas y…"
Entonces, en los pisos superiores, se oyeron de 3 a 4 balazos antes que se dispararan varias descargas más, junto con los gritos generalizados de los alumnos mayores. Los chicos de Shiori pegaron 3 brincos de susto y se pusieron de pie, mas no se movieron ni un centímetro. Shiori apretó los dientes.
"¡HALA! Todos Fuera Y Hagan Lo Que Les Dije." Ordenó mientras aplaudía con las manos. Sin embargo sus niños de miedo no se movieron… menos al escuchar balazos en su mismo piso. "No Pasará Nada Si Hacen Lo Que Les Digo. Fuera Y No Se Demoren."
"Nikaido–sensei… ¿Estará con nosotros?" Preguntó una asustada chica, con la voz en un hilo.
"Vamos Rosita: En serio tienen que salir." Le instó Shiori mientras tomaba en viandas a un desprevenido alumno suyo y lo sacaba por la ventana.
Al ver esto, los demás comenzaron a salir por sus propios medios y una vez fuera, corrieron a lugar seguro, tal y como se les había ordenado. Rápidamente desocuparon el salón, y aunque los balazos parecían acercarse cada vez más, ver a su profesora en control de la situación evitó que entrasen en pánico.
Entonces Shiori erizó la espalda de pronto.
… Alguien estaba en la puerta…
Continuará.
Por
Manquehuito (Misao–CG)
Próximo Episodio: Balas van, Balas vienen.
… oyeron los balazos, los alumnos de Máscara, que estaban ya en el primer nivel y a punto de salir de donde su profesor les había metido, cayeron todos al suelo, cubriéndose las cabezas. TODO el 2º D cayó sentado en los escalones ni bien oyeron esos estallidos. El tubo de las escaleras de emergencia parecía ampliar los balazos y los pobrecitos estaban casi paralizados de miedo. Sí, los mismos que se creían tan rudos, apenas se movían: no se atrevían ni a respirar. ¿Qué estaba pasando?
…
PS: Jejejeje… JUASJUASJUAS… No es por nada, pero creo que se me pegaron algunas mañas de Máscara. Sí, les dejé en suspenso y para colmo, los tendré así bastante rato, sobre todo con la última escena en particular. ¿Quién está en la puerta del salón de Shiori? Jejeje… ¿Será algún santo o…? Jejejeje. Como ven, ya comenzó la balacera y los santos metidos al medio. Deséenles mucha suerte. Faltas de ortografía, de gramática, tipeo y redacción no son intencionales y si descubren alguna, por favor, sean buena leche y avisen para poder corregir, lo mismo si tienen quejas o críticas respecto de la historia, para ver como lo soluciono (en tanto sean constructivas y no destructivas) ¡GRACIAS POR HABER LEÍDO EL CAPÍTULO!
Brújula Cultural.
¿Acaso llovería que estaban todos tan inquietos? (1): Les habla la voz de la experiencia, porque esto es algo que he visto y vivido. Los grupos de niños y adolescentes son barómetros bastante certeros. Cuando se notan más inquietos de lo normal, es porque la presión atmosférica cambió de tal modo que se anuncian lluvias fuertes. Lo mismo pasa cuando va a temblar. ¡ES VERDAD! Lo he visto… y no es bonito vivirlo, menos cuando se debe imponer orden.
Tártaro: En la mitología griega, el Tártaro o Tártaros (en griego Ταρταρος; en latín Tartarus) es tanto una deidad como el lugar más profundo del inframundo. En antiguas fuentes órficas y en las escuelas misteriosas es también la "cosa" ilimitada que existió primero, de la que nacieron la Luz y el Cosmos. También se la asocia con el infierno y es aquí donde los criminales más malos de entre los malos llegaban a parar. Fue además la prisión de los titanes.
Timeo danaos et dona ferentes: Del latín, 'Temo a los griegos si ofrecen regalos.'
De minimis non curat praetor: Del Latín, 'De lo pequeño no se preocupa el pretor.'
In articulo mortis: Del Latín, 'En el artículo de la muerte.'
